Tú, Mi Obsesión (+18)

Autor: AmyWelch
Género: + 18
Fecha Creación: 03/08/2012
Fecha Actualización: 27/11/2014
Finalizado: SI
Votos: 19
Comentarios: 72
Visitas: 104653
Capítulos: 29

Edward es un millonario obsesionado con Isabella Swan. Cuando ambos mantienen una relación Isabella se ve sumida por la vigilancia extrema, celos enfermos, el dinero infinito y la megalomanía de Edward Cullen, está dispuesta a soportarlo todo, hasta que se da cuenta de que Edward es el culpable de la muerte de su novio. Pero ella no sabe, que el último plan de Edward es dejarla ir.

Las y los invito a leer mi otra historia:

De Los Bosques De Noruega:

http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=3402

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 2: Viendote Por Primera Vez

Los personajes pertencecen a Stephenie Meyer, la historia es mía.

*Hay un tamborileo dentro de mi cabeza
Y empieza cuando tú estás cerca Más fuerte que las sirenas
Más fuerte que las campanas
Más dulce que el cielo
Y más caliente que el infierno
Mientras muevo mis pies hasta tu cuerpo
Puedo oír este latido que llena mi cabeza
Y se vuelve fuerte y más fuerte
Y se vuelve fuerte y más fuerte

 

Capítulo 2: Viéndote por primera vez

Narrator POV


La charla con Emmet había sido algo amena pero reconfortante. El había escuchado con atención
-¿Qué pasa hermano? Estoy preocupado por ti y nuestros padres también lo están- inquirió Emmet que era el hermano menor de Edward y que más bien tenía el aspecto de un enorme oso. Era de cabello negro, alto, blanco y tremendamente musculoso.
-Nada- contestó el secamente
-¡No me vengas con tus tonterías! Todos los días llegas tarde a la casa, todo el tiempo estás enojado y te la pasas maldiciendo por todos lados. Eso sin contar que has despilfarrado una enorme cantidad de dinero en tonterías y tomas alcohol como un loco
-¿Acaso eres mi madre o mi esposa para reclamarme así? Además qué importa el dinero que he gastado. Tú sabes bien Emmet que tenemos dinero como para gastar millones en un sólo día durante mil años o más
-Pero tú nunca has trabajado por ése dinero Edward así que no tienes derecho a gastarlo así- reclamaba el chico-¿Acaso es un problema de faldas?- preguntó
-Si supieras...- suspiró
-No te creo. A ti apenas te ven las mujeres y ya te están aventando las bragas- decía el grandulón entre risas - Edward- le palmeó la espalda- Sé que va a sonar muy gay que te lo diga pero... la verdad eres muy atractivo. No tienes necesidad de sufrir por una chica
-Pues...-suspiró-Yo las tengo. Emmet, voy a contarte algo que nadie sabe, ¿puedo confiar en ti?- preguntó Edward, y Emmet, preocupado por primera vez en su vida asintió de forma grave
Edward tomó un trago de whisky
-Hace tiempo conocí a una chica y...- miró a los ojos a su hermano- me obsesioné con ella- susurró despacio y en voz baja como si estuviera confesando algún pecado
-¿Y qué? ¿Eso es... malo?- preguntó Emmet otra vez juguetón
-No comprendes- dijo -me obsesioné con ella de una manera... insana
Emmet se carcajeó -Estás de broma- dijo
Edward le mandó una mirada de furia -¿Te parece?
Emmet estaba asustado
-Y entonces qué harás- preguntó
-No lo sé Emmet- dijo mientras revolvía su cobrizo cabello, signo de su desesperación -Me he planteado pararme frente a ella y empezar a conocerla, no creas. Pero no puedo. Es como si...- pero no terminó la frase. Suspiró y miró a su hermano con una sonrisa amarga -no lo entenderías
-A ti lo que te hace falta es una novia. Llevas mucho tiempo sin tener ninguna y no entiendo el por qué- musitó Emmet -¿Por qué Edward?
-¿Y para que me serviría una novia? Las chicas sólo me ven por el dinero- hizo un gesto amargo mientras se acordaba de... ¡Cállate, no quiero recordarla! Pensó
-Oh no Edward, entonces ¿qué? ¿Te vas a quedar soltero de por vida obsesionado por... ¿Cómo es que se llama?
Edward sonrió – Se llama Bella. Bella Swan- Emmet se sorprendió
-¿La novia de James Witherdale?-
-¿Cómo lo sabes?- preguntó Edward
-Papá ha tenido algunos negocios con su padre. El tipo es rico.-
Edward apretó los labios y se puso de pie.
-¿A dónde vas?- preguntó Emmet
-Sólo te pido un favor Emm- dijo mientras se acercaba a él –No se lo digas a nadie. Ni a mamá, es más, ni siquiera a tu querida Rosalie ¿Entendido?
-Te lo prometo- contestó -Pero...
-Pero nada...- le cortó Edward -Te veo luego, tengo un plan- dijo mientras tiraba unos cuántos billetes sobre la barra y se iba.

OoO

James había llevado a Bella a su casa. Dentro del auto iban entre besos y sonrisas.
-Entonces princesa- tomó su mano -¿Cuándo nos casaremos?
-No lo sé Jimmy. No estoy segura. Tal vez dentro de unos... ¿cuatro años?
-¡Por Dios! Eso es mucho tiempo- dijo James
-Te lo advertí- contestó ella mientras se encogía de hombros. Él suspiró
-Está bien, pero entonces ¿Cuándo le diremos a Charlie?- Bella frunció los labios
-Es un hecho que no será hoy- dijo ella -Ni mañana- advirtió
-¿Te parece bien un día después de la graduación?- preguntó James
-Me parece perfecto- sonrió Bella
Llegaron a la casa y Bella se despidió
-Fue una hermosa noche Jimmy
-Igual princesa. No puedo esperar para ese día que te vea frente a mí con un vestido blanco
Los ojos de Isabella desbordaron algunas lágrimas
-Me haces una chica muy feliz Jimmy. Muy, muy feliz
-Esa es mi misión princesa. Lo único importante para mí es que tú seas feliz- le dijo James para luego besarla
-Hasta luego Jimmy. Te quiero- Y bajó del auto
-Y yo a ti corazón- le contestó él para luego arrancar el carro. La patrulla de Charlie no estaba.
Isabella se quedó unos cuantos segundos más sobre la acera mirando hacia donde el auto de James había desaparecido. ¡Estoy comprometida! Pensó emocionada mientras acariciaba el anillo.
Justo cuando se dio la vuelta para meterse a su casa un crujido se oyó desde el bosque. Parecían pasos.
-¿Hola?- llamó Bella, no tuvo contestación -¿Hola?- llamó otra vez y otro crujido se escuchó. Caminó unos pasos para el inicio del bosque. Sin saber por qué, no tenía miedo aunque ya fuera de noche.
Los crujidos continuaban.
-¡Hey! ¿Hay alguien ahí?- de pronto Isabella creyó que sólo se trataba una ardilla.
Escuchó unos pasos aproximarse.
-Hola- una voz grave y suave como el terciopelo dijo e Isabella se dio la vuelta asustada
-Perdón no quería asustarle- le dijo él. Isabella, a pesar de la oscuridad vio la cara de aquel hombre y pensó que era lo más hermoso que ella había visto.
-No se...preocupe- respondió ella -¿Le puedo ayudar en algo?
-No. Estaba perdido pero al parecer ya encontré la salida- dijo pero Isabella seguía absorta en su rostro ¡Espabila tonta! Le dijo una vocecilla desde su cabeza
-Si, estos bosques son algo extensos- dijo
-Lo siento. No me he presentado, mi nombre es Edward Cullen- y extendió su mano. Isabella agitó suavemente su cabeza
-Isabella Swan. Prefiero que me digan Bella- contestó ella mientras estrechaba su mano contra la de él e inmediatamente una corriente eléctrica los recorrió a ambos
-Isabella- pronunció él lentamente -Bonito nombre- Bella casi se derrite ¡Oh Dios mío! ¡Vas a casarte! ¡Deja de ser tan fácil!
-Me parece que no te he visto en el pueblo- dijo ella
-Emm... La verdad es que sólo estoy de paso. En realidad yo vivo en Nueva York- contestó
-Ya me parecía. Bueno Edward, se hace tarde. Hasta luego- Bella se dio la vuelta y emprendió camino
-¡No!- gritó él -Quiero decir, ¿no puedo verte otro día?- Por favor, por favor di que sí... Di que sí pensó
Isabella se moría por decirle que sí pero ¡Vamos! ¡Apenas lo conocía!
-La verdad es que estoy ocupada en estos días. Pero no te preocupes... algún día- respondió Isabella para luego irse prácticamente corriendo
Edward se quedó ahí en el bosque ¡Diablos! Estuviste tan pero tan cerca de ella, tocaste su mano... Su piel es tan suave... Su voz tan dulce... Y esos labios... tan apetecibles... ¡Me muero por morderlos! ¡Me muero por besarlos! pensaba Edward ¡Oh Bella! ¿Por qué no te quedaste? ¿Por qué no te quedaste?
Edward a esas alturas ya estaba desesperado. Saludar a Bella no era lo que él pensaba hacer. Estaba vigilándola desde el bosque pero hizo mucho ruido al caminar sobre las hojas y ramas secas, cuando vio a Isabella tan cerca de él no pudo evitar hablarle.
-Necesitas un plan Edward. Tienes que hacer algo. Ese idiota ya le propuso matrimonio. Tienes que hacer algo- se dijo a sí mismo
Matarlo le susurró al oído el ser oscuro que habitaba en su cabeza
-¡No! ¡No! ¡No!- gritó Si. Hazlo y Bella será nuestra. Hazlo le decía su monstruo

OoO

Isabella entró a su casa. La patrulla de Charlie ya estaba ahí ¡Cielos! ¿Cuánto tiempo ha pasado?
Entró a la casa tratando de no hacer ruido. Pasó por la sala y vio a su papá de frente al televisor
-¿Qué horas son esta señorita?- reclamó Charlie
Bella miró el reloj: ¡11:30! -Papá, lo siento. No ocurrirá otra vez. Lo prometo- dijo mientras escondía su mano para que Charlie no viera el anillo
-Vale- dijo Charlie -¿Cómo te ha ido?-
¡Estupendo! Quiso contestar
-Bien. Bastante bien- se limitó -Estoy un poco cansada así que... hasta mañana papá- musitó
-Hasta mañana Cielo-
Subió casi corriendo. Cerró rápidamente su puerta y se asomó por la ventana con la vaga esperanza de que él siguiera ahí pero no, ya no estaba
Regresó a su cama y se acostó Bella, no puedes seguir así, Ahora estás comprometida Sí, está tremendamente guapo pero no, eso se acabó le dijo su conciencia
Se puso la pijama y se lavó los dientes. Sin poderlo evitar volvió a asomarse por la ventana. Obvio él no estaba. Sonrió para sí misma y negó con la cabeza.
Se acostó a dormir no sin antes ver al techo y contemplar las miles de fotografías de Nueva York que ahí tenía pegadas. Todos sus sueños se estaban haciendo realidad.
Estudiaría en la universidad, trabajaría haciendo lo que más le gustaba, se casaría y tendría muchos, muchos niños con su amor... James y tal vez... sólo tal vez tendría, como las princesas, un felices por siempre...
El rostro de Edward Cullen fue su último pensamiento.

OoO

Edward esa noche no se había quedado a vigilar el sueño de su amada. En cambio, había ido a seguir el coche de James. Vio que el coche se estacionaba frente a un bar. Edward también lo hizo.
James se bajó del auto y entró. Edward lo siguió.
Se sentó en una mesa mientras que James se había sentado en la barra y pidió whisky.
-¿Va a tomar algo?- se le acercó una mesera regordeta y bajita
-Una cerveza por favor- contestó
James no estuvo ahí por mucho tiempo pero había bebido como un poseso.
-¿Celebrando algo amigo?- preguntó Edward con falso interés
-Me caso con la mujer de mi vida- contestó él arrastrando las palabras -¿Hay algo mejor que eso? ¡No!- gritó James y salió por la puerta
Edward segundos después también lo hizo. Espero a que James se subiera al auto para seguirlo.
Tomó rumbo por la carretera. Edward iba varios metros detrás de él. James condujo por más de media hora y en la carretera no había más autos más que el de ellos dos.
Edward se percató que James iba a exceso de velocidad y de repente una cegante luz que venía desde el frente mareó los ojos de Edward y cuando se acostumbraron a la luz se percató de que era un tráiler.
Edward alarmado orilló su auto pero al parecer James no frenaba y el tráiler tampoco parecía hacerlo. Tocó su claxon varias veces pero no, nada.
Justo cuando iba a llamar a la policía un estruendo catastrófico estalló, Edward miró hacia el frente y vio lo que más temía. El tráiler había impactado el auto y lo había deshecho. Echaban una cantidad de humo impresionante.
-¡Maldición!- gritó y se llevó las manos a su cabeza. Agarró su celular
-Necesito una ambulancia. Ha ocurrido un accidente...- -Si sobre la carretera, kilómetro 200- y colgó
¡Maldición! ¡No podría quedarse ahí! ¡Pensarían que él había ocasionado el accidente!
Edward subió al auto y huyó
Llegó a su enorme casa y azotó la puerta
-¿Edward?- preguntó Esme, su madre
-¿Dónde estabas cariño?- preguntó ella con su tierna voz maternal. Sus ojos eran color verde y su cabello caramelo.
-Por ahí mamá, no te preocupes- Edward besó su frente y subió a su habitación
Esme esperó a que Edward se fuera a su cuarto.
Negó con la cabeza y las lágrimas la inundaron ¿Qué le pasaba a su muchacho? ¿Otra vez estaría sufriendo en silencio como aquella vez? ¿¡Estaría sufriendo lo mismo!
¿Cómo saberlo? Pensó Esme. Su muchacho, su niño, que siempre sufría en silencio. Que no mostraba sus sentimientos. Esos días se había comportado como aquella vez en la que había sufrido tanto. Su rostro tenía aquella rara mezcla entre dolor, enojo e ilusión. Así como aquella vez.
Esme, una mujer fuerte y que había criado a dos hermosos varones y que se había casado con Carlisle, el mejor hombre y padre del mundo, esperaba de todo corazón que su niño no estuviera pasando por lo de la última vez.
Por el bien de todos. Por el de Edward, su bebé...

                                                  OoO

Canción: Drumming Song

Artista: Florence + The Machine

Dejen sus comentarios.

Un beso

Amy W.

Capítulo 1: El Comienzo Capítulo 3: Dolor

 
14437724 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10756 usuarios