Bella POV

-Bella por favor-suplico, yo intenté soltar su agarre, esto no estaba bien, esto no era correcto, esto era un error.

-¿que quieres?-dije con la mirada en otro lado, lejos de la suya, porque por alguna maldita extraña razon su mirada me derretia.

-No me rechaces... no lo soportaría de nuevo-dijo suplicante.

-Yo.... no... puedo..-respondí y después mi autocontrol flaqueó y lo vi a los ojos.

-No puedes.... o ¿no quieres?-y con eso fue suficiente la verdad su mirada revelaba todo, un calor que provenia de lo mas hondo de su ser y que la verdad me llenaba por completo.

Nuevamente tomo mi rostro entre sus hermosas manos níveas y de nuevo me besó, esta vez el beso comenzo tierno, despacio, como con cautela, tal vez estaba esperando que nuevamente lo rechazara pero Edward tontamente sobrevaloraba mi autocontrol, esta vez fui yo la que lo atrajo más a mi cuerpo, entrelace mis dedos entre su cabello y con fuerza, casi con dolor intenté hacernos uno a lo que el entendío y sus manos viajaron a mi cintura y me levantaron en el aire, yo entrelacé mis piernas en sus caderas y el beso cambio, su lengua pedía permiso para entrar junto a la mía y la verdad no tenía objeción ante eso asi que la deje entrar y Oh por Dios, el sabor de él era exquisito.  Mientras que nuestras lenguas empezaban una batalla en la que ninguna daba tregua a la otra el empezó a bajarme, por un momento sentí miedo y me tensé, pero el comprendio y empezó a acariciar mis piernas y mis caderas, toco mi trasero y lo pinchó levemente.

Después me poco a poco empezo a recostarme en la grama, mojada por supuesto debido a las lluvias, y mi cuerpo nuevamente temblaba ante el contacto con el suyo y un calor infernal pero placentero se posicionaba en mi vientre.  Mi centro palpitaba y yo no podía hacer nada más que desearlo, como tantas veces en mi habitacíon lo había hecho.

-E-Edward-dije con voz temblorosa.

-Dime Bella-dijo besando mi cuello.

-Hazlo ya...-súplique.

-Dime Bella, ¿que quieres que haga?-preguntó seductoramente.

-Hazme tuya...-súplique una vez más y fue suficiente, un segundo después estaba intentado quitarme la ropa pero no conseguía ningun resultado.

-Rompela¡-le ordené.

-¿estas segura?-preguntó divertido.

-Si¡¡¡-dije al borde de un colapso de placer.

-¿y no te importa lo que Alice diga?-preguntó aún más divertido.Me levante un poco y tome su rostro en mis manos.

-Mira Edward Cullen, no me importa lo que tu hermana tenga que decir, y si no lo haces tú lo hago yo...-y emprece a desgarrar mi blusa sin mucho éxito. Entonces unas hermosas manos me sustituyeron en la acción.

-Permiteme princesa-dijo y un escalofrío me lleno, Edward me decía princesa de niña, pero hacía una eternidad desde que esa palabra había salido de su labios. Los labios de mi perdición.

Empezó a acariciar mis pechos por encima de los restos de mi blusa, había sido bastante exitoso con el trabajo, entonces empezamos a jugar, rodamos por encima de la grama, y quedé sobre el.  Desabroche los botones de su camisa que poco a poco iban dando paso a su glorioso y escultural pecho que tantas beces me había pertenecido en cada abrazo que Edward me brindaba de niños.  Lo acaricíe casi con devoción, porque me perdonaran pero el pecho de mi Edward Cullen merece devoción.  Besé desde el lobulo de su oido hasta uno de sus pezones, acaricie cada parte de su cuerpo que estaba convirtiendose en mío.  Bajé mi mano para sentir su miembro que ya estaba listo para mí y abrí el cierre de su pantalón  y por encima de sus boxers grises acricie su masculinidad.  Estaba en el cielo y sus gemidos de placer, un placer que yo le producís, salían de su labios los cuales ya me estaban mandando al borde del colapso.

-Bella...¡¡¡¡-Gimió y me agarró de las muñecas para nuevamente posicionarme debajo se su cuerpo que nuevamente mandaba sensaciones extremadamente enloquecesoras a cada una de mis terminaciones nerviosas. Metío su mano en mis jeans y acarició mi centro por encima de mis panties mojadas de tanta excitación.  Empecé a soltar alaridos al momento en que mi cuerpo empezaba a sufrir una serie de espasmos, estaba dandome el mejor orgasmo de mi vida, aunque subconcientemente lo comparaba con el que había sufrido una noche un año atras.  Pero eso no era importante en estos momentos, ahorita solo importaba el y yo y lo que sentiamos el uno por el otro, amor.

Después de que mi cuerpo dejo de sufrir esos espasmos tan seguidos siguío jugueteando con mi entrada y dandome besos demasiado húmedos cuando...

-Mmmm Buenas Noches....-Una voz masculina nos interrumpió en lo que era el mejor momento de mi vida,  y después nos alumbró con un reflector.

-Buenas Noches oficial-saludo Edwrd quien se había posicionado sobre mí para cubrirme lo mejor posible.

-Joven, ¿le importaría levantarse y levantar a su novia por favor?-dijo el oficial algo exasperado.

-Claro-respondío Edward quien se quito la camisa y me cubrio con ella. Me ayudo a levantarme y se posiciono delante de mí nuevamente cubriendome lo más que se pudiera.

-¿se puede saber que estaban haciendo?-preguntó el oficial golpeteando con la punta de su zapato derecho y una mano en la cintura esperando por una respuesta convincente.  (Nota mental: "la próxima vez que desee hacer este tipo de encuentros.... QUE SEA EN UNA HABITACION¡¡¡")

-Lo siento oficial pero eso es un tema privado entre ella y yo-dijo haciendo un movimiento con la cabeza en mi dirección.

-¿joven sabe usted que este es un parque público al que las familias norteamericanas vienen a acampar  para pasar un bonito momento en familia?-dijo nuevamente con su posicion de enojado.

-No no lo sabía-respondío Edward con aire divertido.  ¿Eres estúpido? por favor Edward solo pídele que nos deje ir..... rogué mentalmente.

-Si, figurese usted que lo declararon parque nacional por esas actividades que divierten a grandes y chicos y no para que uustedes adolescentes calenturientos vengan aquí a hacer sus cochinadas-ahora si el oficial estaba molesto de verdad.

-Lo lamento oficial le aseguro que no volvera a pasar.-dijo Edward ahora sí serio.

-Sabe que esto es considerado una falta a la moral y que necesito llevarlos a la comisaría mas cercana.-dijo el oficial en tono solemne.

-Si lo comprendo, pero por favor le ruego que deje ir a la joven-dijo Edward...¿qué?¡¡¡¡.

-¿Y por que haría eso?-preguntó el oficial.

-Por que todo esto es mi responsabilidad.... ¿usted sabe como es esto?-Edward se alejo de mí y se acercó al oficial en tono casual para hablarle más de cerca.  y Aunque se alejaba de mí le entendía perfectamente lo que decía.

-No joven, no lo sé, por favor ¿explíquemelo?.-pidió el oficial.

-Bueno esta es la historia, ella es la mejor amiga de mi hermana y la verdad esto fue solo la pasión del momento, ella estaba alterada y la verdad yo intenté calmarla pero usted entenderá una cosa lleva ala otra y la verdad fue muy difícil que parara....-djo Edward intentando explicar lo sucedido y en ese momento quise ir  y propinarle un buen golpe en su zona baja, ¿cómo era posible que yo haya sucumbido ante este imbecil?, ¿que diablos pasaba conmigo?.  Me sentía sucia y no era por el lodo que me cubría entera sino por haber dejado que Edward Cullen me utilizara bajo una "pasión de momento", esto era pasarse de la línea.

-Joven, por favor que no se repita, la verdad es que yo soy el guardabosques de esta regíon y esta es mi propiedad y la verdad nome gusta estar interrumpiendo estos momentos tan "intimos"-dijo con sarcasmo-pero por favor tengan un poco de descencia para eso existe tanto hotel a la orilla de la carretera.-dijo el oficial.

-Lo entindo y le prometo que jamás.....-Edward seguía pidiendo disculpas pero la verdad no me interesaba escucharlas.  El muy inbecil me había lastimado y esta vez era demasiado profunda la herida, jamás volvería a confiar en Edwrd Cullen, nunca más en mi vida.

Después de alejarme lo suficiente comence a corresr hacia la casa que la pidía ver a la lejanía frente a mí.  Me costaba correr, primeramente porque desde niña había sido bien patosa y mis ojos estaban desbordados por las lágrimas, sentía un hoyo en mi estómago, y el aire me faltaba, alguien llamaba a mis espaldas pero estaba demasiado a la lejanía para que me alcanzara entonces, de un golpe abrí la puerta y entre a mi casa, no quería ir a mi habitacíon porque sabía perfectamente que ese sería el primer lugar en el que Edward me buscaría y lo último que quería era verle.  Lo único que deseaba era que esa noche se borrará de mi vida, de mi alma y de mis pensamientos para siempre.

Entonces decidí pasar la noche con Alice, entre a su habitación y mi duendecilla amiga estaba profundamente dormida pero no me importo necesitaba verla y encontrar en sus ojos ese apoyo que siempre me había ayudado a salir adelante o por lo menos a superficie porque sentía estar en un hoyo a mil kilometros en lo profundo. 

-¿Alice?-con voz preocupada  y asustada la desperte.