Love Me (+18)

Autor: Lily_cullen
Género: + 18
Fecha Creación: 07/08/2015
Fecha Actualización: 25/10/2015
Finalizado: SI
Votos: 2
Comentarios: 45
Visitas: 82990
Capítulos: 47

 

Edward Cullen: modelo profesional con un status muy alto y maravillosamente guapo.

Isabella Swan: asistente personal de Tanya Denali de Status Model Management. Y como no enamorada de Edward Cullen.

Edward Cullen tiene una vida muy complicada tanto por sus constantes viajes de trabajo como por su vida personal. Por eso y por otros motivos no está dispuesto a complicarse más la vida empezando una relación con nadie. No está dispuesto a estar en una relación ni a comprometerse. Pero cuando se encuentra con Isabella Swan instantáneamente siente una atracción hacia ella, pero con el tiempo se convierte en algo más. ¿Se dará la oportunidad de amar y de ser amado?  

Isabella Swan ama y odia su trabajo, lo ama porque siempre se puede recrear la vista con los exquisitos especímenes con los que trabaja. Y lo odia porque le toco una jefa de lo más irritante, difícil, y aparte criticona. Pero aparte de eso, cuando conoce a Edward Cullen se siente inevitablemente atraída por él, pero ella sabe que no es conveniente sentirse atraída por un modelo y mucho menos enamorarse, y menos especialmente de él, pero la atracción entre ambos es simplemente inevitable.

 

 

Lo persoajes le pertenecen a Stephanie Meyer, esta historia esta adaptada en el libro Working it de kendall Ryan, yo solo lo adapte con los prsonajes de Edward & Bella 

Espero les guste :)

           

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 16: Dejandote Entrar

 

 



Bella

 

 

 

Eran las ocho cuando regresé al hotel, y estaba agotada. Mi cuerpo estaba luchando contra el horario europeo, y las ridículas demandas de Tanya que me mantuvieron corriendo. Pero el texto de Edward dijo que fuera directamente a su habitación, y que fuera con hambre.

Cuando llegué a su puerta, me plantó un tierno beso en los labios y me llevó dentro.

— Escuché el CD que me hiciste. 

— ¿Y? 

— Me encantó. Gracias. —Me dio un suave beso en la frente, con una expresión muy agradecida.

Sentí que esto era un nuevo lado de él, un suave y dulce Edward, y me gustó. Yo no sabía lo que había cambiado entre nosotros, pero él estaba claramente dejándome entrar en su mundo.

Me di cuenta de que un carrito de servicio con varios platos cubiertos con cúpulas de plata estaba situado cerca de la cama. 

— ¿Está bien un desayuno en la cama? —preguntó.

— ¿Desayuno? ¿Para la cena? —Me encantó la idea, pero era un poco raro.

— Es porque no pude llevarte a desayunar como querías esta mañana. 

No me di cuenta antes, pero ahora que podía oler la comida, estaba hambrienta. Edward levantó las tapas de plata, y mi boca se hizo agua. Doradas galletas espolvoreadas con azúcar y cubiertas con jalea de bayas mixtas, suaves tortillas con queso de cabra y champiñones rociados con aceite de trufa, cortes gruesos de jamón y una ensalada verde al lado. Era algo más que un desayuno campestre, casi demasiado bonito y elegante para comer, pero era perfecto.

— Esto es precioso, gracias. 

— Agarra lo que quieras.

— No tenías que hacer todo esto. . . —Quería recordarle que él había dicho que esto era sólo sexo entre nosotros, pero no lo hice. No podía.

— Necesito que recargues combustible para lo que quiero hacerte esta noche. —Sus ojos se detuvieron en mí y se escurecieron por el deseo.

Oh. Así que no era un gesto romántico. Se trataba de sexo. Me serví a mí misma. Yo también podría disfrutar así de la comida.

Tomamos nuestros platos, cogiendo un poco de todo, y luego nos acomodamos en la cama. Edward encendió la TV en algún programa de noticias francesas para hacer ruido de fondo mientras comíamos. Era relajante y tan ordinario. Y perfecto.

Charlamos casualmente durante toda la comida, y Edward me hizo preguntas acerca de la universidad. Parecía genuinamente interesado y admitió que siempre había querido ir a la universidad, pero que Tanya pensó que lo haría frenar su carrera. El dinero y la exposición ahora, la universidad más tarde. Incluso si podía ver el razonamiento de ella, me hizo sentir triste por él.

La conversación que yo realmente quería tener ―sobre sus prescripciones― permaneció fuera del alcance. Yo ya había preguntado por ellas una vez, no quería presionarlo. Él me lo diría cuando estuviera listo. Tenía que creer eso.

Edward limpió los platos y luego se tendió en la cama junto a mí. Me sentí cómoda, llena y relajada en la cama blanca y esponjosa. Edward levantó mis pies descalzos en su regazo y comenzó a frotarlos perezosamente. Se sentía increíble. Dejé que mis ojos se deslizaran cerrados, permitiendo que el coma por comida se estableciera.

— Gracias por el desayuno. No es nada comparado con la comida casera de donde soy, pero. . . —Sonreí—. Estuvo deliciosa. Tal vez deberías venir alguna vez conmigo a Tennessee.

Su frente se arrugó. 

 

 

 

 

 

Edward

 

 

 

 

— Quiero ser sincero contigo.

Sus ojos se elevaron a los míos. Dios, era tan dulce, que casi me hizo sentir mal. Casi. Pero yo sabía lo que quería y los placeres que podía mostrarle. Yo no dejaría que nada complicara eso. Si ella estaba hablando de llevarme a su casa en Tennessee, claramente no estábamos en la misma página sobre de lo que se trataba esto.

— Bella, yo no estoy buscando una relación. He estado solo demasiado tiempo; me he mantenido muy bien así.

— Eso no quiere decir que sea así como tiene que ser. —Su voz era pequeña y ella miró hacia abajo. Ella quería retarme en esto, pero parecía renuente a empujarme. Ella quería que fuera mi elección. Pero yo sabía lo que quería.

Usando dos dedos, levanté su barbilla, forzando sus ojos hasta los míos. 

— Lo sé. Pero es lo que me gusta. Tener sólo que preocuparme de mí mismo.

Bella esperó, sus ojos en los míos, esperando a ver qué más diría yo.

Si fuera inteligente, la empujaría lejos en estos momentos. Derramaría mi historia, mi retorcido pasado, todas las muchas maneras en que la cagué. Eso la haría salir corriendo. Pero algo en mí no lo hizo. Se negó. Yo la deseaba demasiado. La quería conmigo. Esta dulce chica, de voz suave que era demasiado normal y agradable para mí. La quería. Y no se trataba sólo de sexo, tampoco. No podía mentir, pero por el momento no quería analizar más allá de esto que teníamos, enterrar las bolas profundamente en su dulce cuerpo sonaba jodidamente increíble, aunque eso no era todo lo que quería si estaba siendo honesto. Pero, poco dispuesto a dejar que yo jodiera tanto su cuerpo como su mente, tenía que recordarle que esto era sólo sobre el sexo.

Seguí adelante, teniendo que matar su esperanza de algo más.

— ¿Lo que tenemos ahora mismo es tan malo? —pregunté, un lado de mi boca elevándose en una sonrisa juguetona.

Ella simplemente parpadeó hacia mí, como si quisiera estar en desacuerdo, para decirme que yo estaba equivocado, que esto podría funcionar si yo lo intentase. Pero ella se merecía algo mejor, un novio adecuado que la apreciara, sin ocultarla del mundo en una habitación de hotel.

— Edward. . . —comenzó ella.

Mi dedo sobre sus labios la hizo callar. —Simplemente no soy capaz de darte todo lo que necesitas.

Ella tomó mi mano y la apretó entre las suyas, como diciendo—: Te equivocas.

Mi pecho palpitó. Me miró como si yo fuera bueno y alguien de quien ella quisiera cuidar. No pude apartarla, aún si ella sabía qué era lo que estaba y no estaba consiguiendo.

— No sé dónde estaré viviendo en unos meses a partir de ahora. Hay constante tentación en este negocio. No lo hagas difícil Bella, no lo pienses tanto. En estos dos meses y medio. Permíteme tenerte nena.

Ella vaciló.

— Nena, estás en mi mente constantemente. No hay nadie más, te lo aseguro. Vamos. . . compláceme. Te prometo que no te arrepentirás.

Necesitaba que me dijera que sí, necesitaba tenerla conmigo mientras estuviéramos en París.  Si me decía que no, sabía que encontraría la manera de convencerla.

Pero aun así no quería forzarla si decía que no.

¿Y después de esos tres meses? Me pregunto una voz en mi cabeza, no lo sabía, en realidad no quería pensar en eso ahora, solo quería vivir el aquí y el ahora con ella. Sé que sonaba mal. Pero realmente ahora no estaba buscando una relación a largo plazo, eso me traería problemas, lo sabía, sin embargo, si me lo planteaba. . . ella sería la chica ideal. Si al menos estuviera libre de tantas mierdas. . . 

Lo había dicho ella era diferente, especial, y yo deseaba darle más, por supuesto, pero no quería joderla con ella si algo salía mal. No podía darle una relación, porque ni si quiera yo sabía si quería una. . .        

 

 

 

 

Bella

 

 

Permíteme tenerte. Las palabras de Edward resonaron en mi cabeza mientras sus conmovedores ojos permanecían fijos en los míos. ¿Podría hacer eso? ¿Podría entregarle las llaves de mi cuerpo y no de mi corazón? Me di cuenta con una claridad impactante que éste era él ―Así había crecido―. Él había visto a su madre en un desfile constante de hombres, y esa era la norma. Moverse todo el tiempo, confiar sólo en sí mismo. Aprendió a satisfacer sus necesidades físicas con quien estuviera allí con él, nunca llegando a ser demasiado cariñoso, sabiendo que finalmente se mudaría.

Por el contrario, mis padres habían sido novios en el instituto. Estaba bastante segura de que sólo habían intimado entre ellos, sin embargo, sabía que no se lamentaban de nada. Todavía estaban profundamente enamorados después de todos estos años.

La resuelta mirada en sus ojos, su creencia de que era mejor estar solo, me rompió el corazón.

Traté de no leer demasiado dentro de ello. Dijo que serían dos meses y medio más ―sólo sexo. Pero cada vez que él decía o hacía algo dulce, como este desayuno, o abrirse a mí, o insistir en pasar la noche en su cama, mi corazón se confundía. Sabía que eso era una estupidez, una ilusión ridícula, pero tal vez podría ser algo más. Tal vez él podría cambiar de opinión sobre el compromiso. Probablemente yo era una estúpida, pero mi cerebro se trabó en eso de todos modos. ¿No querían todas las chicas un romance de cuento de hadas con un príncipe azul? Tal vez ésta era mi oportunidad. No podía renunciar a él.

— Gracias por la cena —murmuré, decidida a relajarme y disfrutar de mí misma, a pesar de su decepcionante actitud con las relaciones.

— En cualquier momento, hermosa. 

Cada vez que me llamaba hermosa mi corazón daba un vuelco. Me hacía sentir toda intranquila, como si tuviera quince años de nuevo, tratando de llamar la atención del chico guapo. Por suerte, yo parecía haber capturado de alguna manera su completa atención y adoración.

Sus pulgares acariciaron mi empeine y sus ojos se quedaron fijos en los míos.

— ¿Se siente bien? —preguntó, apretando sus nudillos con fuerza en la parte inferior de mí pie.

Bien no era una palabra lo suficientemente fuerte. Después de caminar todo el día en zapatos planos poco solidarios, que pellizcaron pies, esto era el cielo.

— Jodidamente me encanta. En realidad, lo adorfo⁵.

Él levantó una ceja. — ¿Inventándose palabras nuevas, señorita Swan? 

Sonreí y asentí con la cabeza tímidamente.

— Voy a llamar a Webster’s⁶ —dijo—. Habrá que añadirlo al diccionario.

Su alegría debió haberle aligerado el tono, pero me di cuenta de que había algo más en su mente.

Continuó frotando mis pies durante varios minutos en silencio, antes de colocarlos con cuidado al final de la cama para unirse a mí, apoyándose contra la cabecera. Él no se encontró con mis ojos, sólo continuó mirando fijamente en línea recta.

— Tomo medicamentos para la ansiedad y el insomnio, y un par de pastillas diferentes para dormir con prescripción médica. He tenido problemas para dormir desde que era un niño. Y los medicamentos para la ansiedad ayudan con eso. No me gusta tomar nada para ayudarme a dormir. Me hacen sentir como un zombi.

Esperé, asintiendo ligeramente, instándolo a continuar.

— Yo no tuve la educación más tradicional.

Ese era el eufemismo del año. Su madre era una celebridad y había vivido por todo el mundo. Sabía que en vez de ir a la escuela, él había tenido un profesor particular que viajaba con ellos.

— Solía quedarme hasta tarde en las noches, cuidando de mi madre mientras ella estaba de fiesta. Acostumbraba a forzar mis párpados a permanecer abiertos, intentando con todas mis fuerzas mantenerme despierto. Yo estaba convencido de que algo malo iba a pasar si caía dormido. Había sido un miedo estúpido de infancia, la verdad. Pero solía encontrarla por las mañanas y no me arrepiento de haberme quedado despierto para cuidar de ella.

Su infancia había sido muy diferente a la mía. En lugar de días llenos de trepar por los árboles y capturar ranas, y pasar las noches haciendo pijamadas, Edward veló por su mamá. Eso me rompió el corazón. Ahora entendía que la intensidad de sus ojos se debía en parte a sus experiencias de vida, la cautela al abrirse a sí mismo en una relación. Pero algo tenía que significar el hecho de que él estuviera compartiendo esto conmigo.

Edward respiró hondo y lo soltó lentamente. Le di a su mano un suave apretón, instándolo a seguir.

— Me la encontraba por las mañana, enferma, con resaca, con vómito en su pelo, con el rímel corrido bajo sus ojos, o peor, inconsciente en el suelo. El sueño era el enemigo. E incluso ahora, no sé por qué eso se quedó conmigo todos estos años, la agitada agenda de viajes, cambios de zona horaria, el estrés del trabajo, tú nómbralo. Supongo que los viejos hábitos tardan en morir, porque todavía no puedo dormir una mierda.

Pensé en las veces que había visto a Edward en el set, la intensidad endureciendo sus ojos. Su mirada de acero no tenía nada que ver con horas de práctica delante de un espejo, en su lugar tenía todo que ver con una triste, solitaria vida llena de amor. ¿Cómo nadie había hecho que este hermoso hombre se sintiera amado y cuidado?

Él se encogió de hombros, mirando hacia abajo. —Probablemente no soy el tipo que pensabas que era.

Agarré sus manos y les di un apretón. —No. —Sus ojos se levantaron para encontrarse con los míos—. Eres mejor. Eres dulce y detallista e increíblemente bueno con los mensajes sucios.    —Y un niño que amaba a su mamá era algo con lo que yo podía relacionarlo.

Se echó a reír, una profunda y retumbante carcajada que fue como música para mis oídos.       —Lo más loco es que ayer por la noche, me acurruqué a tu lado y me quede dormido. Yo nunca hago eso. Todas las noches me despierto durante horas. Eres como una cura mágica.

Me acordé de la forma en que me había sostenido contra su pecho, su respiración cada vez más profunda y como había quedado profundamente dormido. Era dulce pensar que yo era algún tipo de cura para su insomnio.

Se inclinó hacia mí y me besó suavemente. —Gracias.

 

 

 

Edward

 

 

Su mirada era tan sincera, tan humilde, tan cariñosa, que no tuve más remedio que abrirme y decirle toda la sórdida verdad. Incluso si esto fuese demasiado para que ella pudiera manejarlo, y si se hubiera levantado y huido de la habitación, eso habría estado bien, también. Yo le había dicho en repetidas ocasiones que esto no era nada más que dos personas que gozan la una de la otra. Pero la idea de su partida envió un dolor corriendo a través de mi pecho. No quería verla alejarse de nuevo.

Me alegré de que no lo hubiese hecho. Ella simplemente agarró mi mano y la apretó.

Bella era cariñosa y cálida. Ella era del tipo que te hace una sopa cuando estás enfermo. Ella te traería un calmante para el dolor y pasaría su palma por tu frente para ver si tienes fiebre. Tenía un natural instinto maternal. No es que yo supiera mucho sobre eso. No, yo no tuve ese tipo de madre. Yo tuve del tipo de madre de fiesta-hasta-las 4 a. m y-salir-con-un-elegante-actor-de-alfombra-roja-avión-y-yate, una madre que apenas logró mantenerse al margen de la prensa rosa.

La dulzura de Bella, el simple estilo de vida y el punto de vista de Bella eran un buen cambio de ritmo. Eso era sorprendentemente normal, y lo encontraba tan refrescante. A veces yo anhelaba ser normal. Sobre todo porque mi vida era todo lo contrario.

Yo había envidiado a esas familias de telecomedia que vi al crecer, con una madre y un padre que iban a sus puestos de trabajo y volvían a casa cada noche, y jugaban con una pelota en el patio. Nunca conocí nada de eso mientras crecí. Yo estaba dispuesto a apostar a que Bella sí lo había hecho.

Ella me escuchó hablar de mí sin interrumpir, una pequeña línea se arrugó en su frente. Ella no me juzgó, no me vio como si yo fuera un idiota dañado. Luego, después de que hubiéramos intimado, se cambió en una de mis camisetas, mientras nos preparábamos para la cama. Me encantaba verla llevando una de mis camisas viejas.

Se veía un infierno mucho mejor en ellas de lo que lo hacían en mí. Su suave cuerpo, con curvas y pechos llenando la parte frontal deliciosamente.

Escalando en la cama, Bella se volvió hacia mí, mirándome. La forma en que me miraba no era a la que yo estaba acostumbrado. Ella me miraba fijamente a los ojos de una manera hipnotizante mientras yo cepillaba los largos mechones de pelo fuera de su cara. El momento significaba algo. Yo le había dicho que era sólo algo físico, sin embargo, incluso yo no podía negar que esto se sentía más profundo que dos personas que comparten un momento de dichoso post-sexo. Era algo mucho más fuerte. No lo entendía muy bien, pero no pude apartar la mirada, tampoco. Sus bonitos ojos chocolate estaban muy abiertos y continuaron mirando los míos. Su piel era de color rosa y brillante, y una relajante calma se extendió por su rostro. Me gustó saber que había sido yo quien puso esa mirada allí.

Simplemente me gustaba estar cerca de ella, incluso sin el sexo. Fue una realización extraña. Yo no tenía novias. Mierda, yo rara vez salía con amigos, punto. Mi agenda de viajes no lo permitía. Tuve compañeros modelos con los que salía y chicas con las que follé. Pero Bella era más que eso; yo no sabía ni siquiera cómo o lo que quería decir; ella simplemente era maravillosa.

Todo en ella era especial y hermoso. No sabía lo que estaba pasando entre nosotros, pero esto era sin duda algún tipo de momento. La forma en que sus ojos lo veían todo ―miraron directamente dentro de mí― era demasiado. La atraje hacia mi pecho, sintiendo su corazón golpeando salvajemente contra el mío. 

— Descansa, nena. —Sólo quería abrazarla. Normalmente quería que las chicas se fueran tan pronto como llegaban. Pero no Bella. Ella podía quedarse. Ella era totalmente opuesta a todas esas chicas. Era cálida y suave, y olía tan bien. Y ella no sentía necesidad de llenar el silencio con charla sin sentido, una cualidad que sin duda yo apreciaba. Esto era muy agradable. Sólo los latidos de nuestros corazones y su suave respiración. Era el telón de fondo perfecto para dormirse.

Algo que nunca pensé que diría. Pero esta chica pareció ser una cura para mi insomnio.

 

 

 

Bella

 

 

 

Me desperté en la noche, demasiado caliente, con un peso presionando contra mí. El brazo de Edward estaba arrojado sobre mí, bloqueándome en el lugar a su lado. Quité las sabanas de mis piernas, separándome del abrazo de muerte en el que Edward me tenía sujeta y rodé lejos de él, sintiendo las frías sábanas como el cielo en contra de mi recalentada piel.

Despertándose ligeramente, Edward susurró mi nombre y me di cuenta de que algo le estaba molestando. El tono angustiado en su voz era como un cuchillo en mi corazón. Él llevaba alguna gran clase de carga y yo era la clave para liberarlo. Me acerqué, y olvidándome de lo caliente que había estado, lo mantuve cerca, corriendo mis manos de arriba a abajo por su espalda para calmarlo y que se durmiera de nuevo. Si él me necesitaba, yo iba a estar ahí.

Respiró mi nombre una vez más antes de quedarse dormido de nuevo. Quería que él se sintiera seguro y confortado. Para que no tuviera que tomar de nuevo esas pastillas.

Su historia sobre su madre había roto mi corazón. Edward era como nadie que yo hubiera conocido. Podía sentir algo tirando de nosotros juntos en mi alma. Nosotros éramos lo mismo: Este hombre que quería había tratado desesperadamente de ganarse el amor y la aprobación de su madre. Yo quería más ―mejor― para mí, también. Yo quería que mis padres se sintieran orgullosos. Yo no estaba tratando de ganar su aprobación, pero quería demostrarles que todo su duro trabajo había sido por una razón, que yo podía hacer algo con mi vida. Éramos impulsados con la básica necesidad de complacer a nuestros padres. Supongo que era verdad lo que decían, que en realidad nunca escapas de tu infancia. El deseo de calmar sus temores era una urgencia abrumadora. Envolví mis brazos alrededor de él y lo sostuve con fuerza.

 

 

* * * *

 

 

Después de anoche, estaba ansiosa por llegar al hotel para ver a Edward. Se sentía como si nos estuviéramos moviendo en la dirección correcta. Él se había abierto a mí y podía vernos pasar apasionadas noches juntos en su cama, convirtiéndose en una cosa regular. Algo que estaría bien conmigo.

Una vez dentro de mi habitación, me quité los zapatos y tiré mi bolso en la silla y luego recuperé mi teléfono para llamar a Edward. Echando un vistazo al reloj, me di cuenta de que debería estar de regreso de su rodaje.

Él contestó al tercer timbre, sonando sin aliento. — ¿Hola?

— Hola sexy. Soy yo.

— Uh… Hola. —Su tono era bajo y ligeramente frustrado.

— ¿Ahora es un mal momento?

— Un segundo. —Le oí decir algo a alguien en el fondo y una voz femenina contestó.

La voz tenía un acento británico.

Mi estómago se anudó. — ¿Dónde estás?

— En mi habitación. ¿Puedo llamarte en un rato?

— Claro. —Colgué el teléfono con manos temblorosas. Dijo que me llamaría más tarde, pero él estaba en su habitación con Tanya y algo acerca de eso no se sentía bien conmigo. No confiaba en Tanya, no sabía si confiaba en ellos dos solos.

Me dirigí a su habitación, una fuerza desconocida propulsándome hacia adelante. Llamé a la puerta, mi corazón latiendo con fuerza, y mi expresión determinada.

Unos momentos más tarde, Edward respondió con el rostro enrojecido, y su pulso zumbando en su cuello.

— Bella. . .

___________________________________________________________________

⁵ N.T.  En el Original:  “Actually I Flove it”                                                                                                     

⁶Diccionario famoso.

Hola chicas, como están!? Aquí tienen un nuevo capítulo!! ^_^ más abajo encontraran una sorpresa, espero les guste. =D

Ya descubrimos un poco más de los sentimientos e inseguridades de Ed!! :D que les ha parecido?

Jijiji soy mala por dejarlo ahí no es cierto ^^; pero no se preocupen chicas ya verán lo que pasa en el próximo capítulo, ustedes creen que paso entre Edward y Tanya? Como que le contesto muy raro la llamada, no? Bueno, a veces dicen que las cosas no son lo que parece. ^^ Ustedes que creen? Una advertencia: el próximo capítulo estará muy, muy, muy Hot. ;)    

 

Matuu2014: como pediste. Aquí tienes dos pedacitos desde la perspectiva de Edward, no son de los anteriores capítulos perooo. . . :P explica cómo se siente con todo esto, explica un poco que es lo que quiere con ella, y lo que no quiere, así que definitivamente Edward se está debatiendo entre sí y no. . . Pero al parecer de verdad no quiere una relación estable con ella, pero no te preocupes, come he dicho se va a definir su situación, llegados a un punto con o sin retorno. ;P       

Musa77: Uffff si tu estas así, imagínate yo jajajaja ;P y de verdad que me gustaría que Edward mandara a Tanya a la porra, :D pero bueno, ella tiene mucho que ver en esta historia así que no va a ser tan fácil deshacerse de ella. Se va a comportar como una verdadera arpía.

 

Bueno chicas, no las entretengo más. Y espero les guste el adelanto.      

 

Adelanto

 

— Hay alguien que quiero presentarte —dijo Edward, quitándose los zapatos.

Había visualizado una romántica cena a la luz de las velas en el corazón de Milán, pero asentí.

— De acuerdo.

— Carmen y Eliot poseen una bodega a las afueras de la ciudad. No los he visto en años. Haremos un tour y cenaremos, si eso suena bien para ti.

— Sí. Por supuesto. Solo necesito una ducha.

Él asintió.

— ¿Bastará una hora? Avisaré más adelante.

— Una hora está bien. —Tendría que darme prisa; también necesitaba depilarme.

Cincuenta minutos más tarde, salí del cuarto de baño de mármol, me maquillé, me vestí en una falda de tubo negra, tacones con tiras, y un plateado top con cuentas. Edward estaba recostado en la cama, leyendo una novela que había cogido en el aeropuerto. Cogí los pendientes adornados por pequeños diamantes que me quedaron de mi abuela y me puse de pie frente el espejo de la cómoda para ponérmelos. Edward se levantó de la cama, acercándose por detrás para ponerme el pelo sobre un hombro, y plantó delicados besos contra la parte posterior de mi cuello.

— Mmm, eso se siente genial. —Dejé caer la cabeza para apoyarla en su hombro y sus brazos me rodearon.

— Te ves preciosa.

Nuestros reflejos mirándome eran un estudio en contrastes. Edward era un pie más alto que yo he impresionantemente guapo. La simple morena a la que vi con él no era preciosa para mí, pero estaba contenta de que él pensase eso.

Edward se deslizó en el mocasín. Su ritual de dos minutos para prepararse lo dejo viéndose increíble, como siempre.

Estaba vestido en unos oscuros chinos y una camiseta de polo con las mangas arremangadas. Se veía normal además de maravilloso.

Llamamos a un taxi y estuvimos en la ruta hasta la campiña sosteniéndonos las manos en el asiento de atrás. Casas y edificios se desperdigaban por las onduladas colinas, las cuales pronto se convirtieron en una expansión de frondosos árboles verdes diferentes a cualquiera de los que teníamos de regreso a casa.

— Entonces, ¿cómo conoces a Carmen y Eliot? pregunté

— Carmen es una amiga de mi madre desde hace tiempo. Solían modelar juntas durante la Semana de la Moda de Milán. Y ahora dirige una bodega con su hermano. Suelo intentar visitarla cuando estoy en la ciudad.

Me giré para enfrentarlo.

— ¿No es con la que. . . perdiste la virginidad, verdad?

 

Hasta mañana. Chicas :D

P.D. si no puedo mañana, el jueves ;)

Besos y cuídense chicas.

Capítulo 15: Dulce Depertar Capítulo 17: Una Noche En Italia

 


 


 
14438707 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10756 usuarios