Love Me (+18)

Autor: Lily_cullen
Género: + 18
Fecha Creación: 07/08/2015
Fecha Actualización: 25/10/2015
Finalizado: SI
Votos: 2
Comentarios: 45
Visitas: 82954
Capítulos: 47

 

Edward Cullen: modelo profesional con un status muy alto y maravillosamente guapo.

Isabella Swan: asistente personal de Tanya Denali de Status Model Management. Y como no enamorada de Edward Cullen.

Edward Cullen tiene una vida muy complicada tanto por sus constantes viajes de trabajo como por su vida personal. Por eso y por otros motivos no está dispuesto a complicarse más la vida empezando una relación con nadie. No está dispuesto a estar en una relación ni a comprometerse. Pero cuando se encuentra con Isabella Swan instantáneamente siente una atracción hacia ella, pero con el tiempo se convierte en algo más. ¿Se dará la oportunidad de amar y de ser amado?  

Isabella Swan ama y odia su trabajo, lo ama porque siempre se puede recrear la vista con los exquisitos especímenes con los que trabaja. Y lo odia porque le toco una jefa de lo más irritante, difícil, y aparte criticona. Pero aparte de eso, cuando conoce a Edward Cullen se siente inevitablemente atraída por él, pero ella sabe que no es conveniente sentirse atraída por un modelo y mucho menos enamorarse, y menos especialmente de él, pero la atracción entre ambos es simplemente inevitable.

 

 

Lo persoajes le pertenecen a Stephanie Meyer, esta historia esta adaptada en el libro Working it de kendall Ryan, yo solo lo adapte con los prsonajes de Edward & Bella 

Espero les guste :)

           

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Capítulo 18: Pasarela

 

Hola chicas aquí les dejo el otro capítulo!! :P  mas abajo les explico como esta la cosa entre estos tres ;P 

 

 

 

 

 

 

 

La Semana de la Moda estaba en su pleno apogeo en París. El aire zumbaba con la energía y el entusiasmo y había una intensa actividad. Me dirigí al backstage del espectáculo de Versace para ver si podía encontrar a Edward. Los chicos estaban por todas partes en diversos grados de desnudez. Algunos estaban sentados en los sitios de maquillaje, sus cabellos pasando a nuevos estilos y siendo sostenidos con clips para dejar establecida la creación; otros cambiándose detrás de los tabiques, modestia aparte. 

Edward era fácil de detectar. Sobresalía por varios centímetros por encima de todos a su alrededor. Mi perfecto dios griego. Mi hombre sexy. Me sentí orgullosa mirándolo. El artista de maquillaje utilizó un cepillo de base para dar unos toques de corrector, iluminando su tono de piel. Las ojeras que una vez tuvo bajo sus ojos habían desaparecido.

Quizá dormir a mi lado anoche fue lo que realmente había hecho el trabajo.

Tanya estaba a su lado, con una copa de champagne y charlando informalmente con el estilista, mientras que el artista de maquillaje hacia su magia. Edward caminaría en varios shows el día de hoy, pero actualmente estaba con un par de jeans desgastados que hacían que su trasero se viera adorable y una camiseta blanca.

Sus ojos se encontraron con los míos y una sonrisa fácil floreció a través de su boca enfurruñada. Él realmente era precioso. Le devolví la sonrisa, enviándole un deseo silencioso de buena suerte, y luego me dirigí de vuelta a la zona de asientos. Necesitaba asegurarme de que el asiento reservado para Tanya en la primera fila estuviera listo. Yo estaría sentada varias filas atrás, pero me sentí afortunada de haber sido capaz de conseguir un asiento en absoluto. Ángelo estaba viendo online el espectáculo desde el hotel.

Encontré mi asiento y me acomodé en el sitio. Me pregunté si se me permitiría tomar fotos con la cámara de mi teléfono. Pero supuse que podría encontrar las fotos de Edward más tarde en la red. Había un millón de fotógrafos aquí, sus flashes ya parpadeaban como locos.

Vi a Tanya caer en su asiento en la parte delantera y supe que el espectáculo iba a comenzar. Pequeñas mariposas bailaban en mi vientre con la anticipación.

Luces calientes y flashes inundaron el escenario. La música alta golpeó a través del sistema de sonido. No sabía el orden o cuando vería a Edward. Algunos shows sólo duraron siete u ocho minutos, mientras que otros estaban más cerca de los veinte años. Eso dependió de cuantos looks tuvieran que mostrar, y no supe cuántas salidas tuvo él. 

El primero de los modelos comenzó a caminar y una sonrisa lenta se extendió por mi cara. Yo estaba aquí, en París, en mi primer desfile de moda. La sensación era surrealista. Observé fascinada, paralizada, como el desfile de hombres hermosos marchaban confiadamente por la pasarela. Esta temporada era todo sobre colores fuertes, sólidos, negros y blancos, y el menos utilizado estampado de animales. . . Aparentemente la piel de serpiente iba a ser la bomba el próximo año.

De repente, Edward estaba allí, pavoneándose bellamente hacia mí en la pista. Él era la perfección absoluta. Confiado, seguro, y sexy como el infierno. Su piel estaba lisa, la barbilla y su oscura mirada al frente. Mis ojos recorrieron el largo de su cuerpo, metido en el traje gris marengo y corbata rojo oscuro. Una cartera de cuero colgaba de su hombro. Nunca antes un slim-cut⁷  y un murse⁸ se vieron tan sexy.

Yo sabía que él conservaría la ropa, pero maldita sea, no me importaría desnudarlo lentamente más tarde, desenvolverlo como un regalo. Mi pulso se elevó ante la idea. Con todas las fiestas que seguirían después, sólo esperaba poder conseguir un poco de tiempo a solas con él.

 

 

***

 

 

Una vez que terminaron los shows del día, fui al backstage para buscarlo. Era una locura: fotógrafos, diseñadores y modelos de todo el mundo. Y todo el mundo estaba en un ambiente de celebración. Drogas, alcohol y gente desnuda. Wow. Renunciando a toda esperanza de encontrarlo, le envié un texto diciéndole que lo vería en la fiesta de después y salí.

Después de pasarme por el hotel para cambiarme en algo más apropiado para la noche ―unos pantalones negros de pitillo, emparejado con una camisa sin mangas de gasa azul turquesa y sandalias de tiras plateadas― fui hacia el Metro que había encontrado tan cómodo durante las últimas semanas.

Cuando llegué al hotel donde se celebraba la fiesta de después del desfile, me sentí fuera de lugar y torpe cuando entré al interior del elegante hotel. Al detenerme en recepción, el personal me dirigió para tomar el ascensor hasta el salón de baile en el tercer piso.

No estaba en absoluto preparada para la escena que me saludó. Suave música house golpeaba desde los altavoces, y junto a una tenue luz, crearon un estado de ánimo evocador. Lujosos sofás blancos estaban dispuestos en forma de U y estaban llenos de mujeres modelos delgadas como palos charlando amigablemente. Seguí más allá de ellas, sintiéndome como si estuviera en la cafetería de la escuela, pasando por la mesa de los chicos populares para sentarme sola en un rincón.

Necesitando un poco de coraje líquido, me acerqué a la barra antes de buscar a Edward. O incluso a Ángelo. Cualquier cara amable serviría. Pero primero quería una bebida en la mano. Yo prefería una cerveza bien fría como el hielo, pero opté por una copa de champán, que parecía ser la bebida de elección esta noche.

Tomé un sorbo del semidulce champán helado y cerré los ojos. Odiaba lo fuera de lugar que me sentía. Era evidente quiénes eran los modelos y quiénes eran las personas normales. Yo era demasiado baja, demasiado curvilínea.

Nunca había estado más consciente de mi cuerpo que estando de pie en esa habitación llena de mujeres con una talla cero. Me dirigí más abajo en la barra en un taburete vacío, donde podría sentarme y alejar la presión de mis pies. Malditos sujeta talones. Sentándome fácilmente en el asiento moderno en forma de media luna, me di cuenta del hombre a mi lado, con la cabeza abajo, bebiendo su cerveza en silencio.

Él debió de haber notado la manera en que yo anhelaba su botella de cerveza, ya que, apenas unos segundos más tarde, hizo una seña y asintió con la cabeza al camarero y una cerveza estaba destapada y puesta delante de mí.

Me volví hacia él, toda sonrisas, por primera vez en esta noche. 

— ¿Fui tan obvia?

Sonrió con facilidad, sus rasgos eran abiertos y amistosos. —Emmett McCarty. Extendió una mano hacia mí.

— Bella Swan. Puse mi palma contra la suya—. Y gracias por la cerveza. 

— Cuando quieras. — Era obvio que era un modelo. Era alto, por lo menos un par de pulgadas más de seis pies, y su cuerpo, aunque apoyado, era tonificado y de musculo grandes. Sus hombros eran anchos, todo él era grande, casi como un oso. Su cabello era de una mezcla de marrón claro y rubio― y sus ojos eran de un azul llamativo.

Emmett se giró completamente en mi dirección, sin dejar de mirarme cuando incliné la botella en los labios y tomé un largo sorbo. No estaba de mucho humor para conversar, pero algo en él me hizo estar a gusto, más de lo que probablemente debería estar.

Tomando el trago helado, me volví hacia él. — ¿Estuviste en alguno de los desfiles de hoy?

Dio un trago de su propia cerveza, su amplia garganta trabajando mientras tragaba. Era difícil no verse afectada por este hombre físicamente. Él realmente era precioso. 

— Armani, Prada, Iceberg, Jil Sander, y Calvin Klein. Cosas divertidas.

— Oh, ahora lo recuerdo. Fuiste tú el que abrió el desfile de Jil Sander. Eras tú el que llevaba esos calientes pantalones color rosa.

Él sonrió, con los ojos brillantes hacia los míos. —Me has pillado. Estaban dando ejemplares después del desfile, pero no creo que yo vaya a usar uno de esos nunca más. Me gustaría mantener mi tarjeta de hombre, muchas gracias.

Me eché a reír fácilmente, instantáneamente cómoda a su alrededor a pesar de sólo conocerlo unos minutos.

— Así que, ¿tú qué haces? —preguntó. Lo había dicho de una forma cortes, pero era obvio que sabía que yo no era una modelo.

— Yo trabajo para Tanya Denali. 

— Ah, ya veo. —La sonrisa de complicidad que tiró de esta boca me dijo que estaba familiarizado con ella, pero yo no iba a indagar más. La mayoría de la gente había oído hablar de ella o de Status Model Management. Eso no era una sorpresa. Pero yo no tenía ganas de intercambiar historias de terror de Tanya, así que lo dejé pasar.

— Y creo que hay que sentirse orgulloso de vestir de rosa hoy en día. Se necesita un hombre jodidamente confiado para lograr eso —le dije, cambiando de tema lejos de mí.

Él negó con la cabeza. —Sí, estoy seguro de que mis padres estarían muy orgullosos. Tuve una manicura hoy y me pavoneaba por la pasarela en color rosa. El sueño de todo padre justo allí.

Me reí, pero me preguntaba si había algo de verdad en sus palabras y si su padre aprobaba su profesión elegida.

— ¿De dónde eres? —La mención de su familia me hizo preguntar en dónde había crecido. Su acento era definitivamente americano.

— Ohio. ¿Qué hay de ti? 

— Tennessee.

— Debí haber adivinado. 

— ¿Por qué? ¿Por mi acento? —Estaba acostumbrada a que la gente comentara sobre lo mismo.

— Sí. —Sonrió. La charla me relajó. Cada uno tomó un sorbo de cerveza y dejamos que el cómodo silencio impregnara el aire que nos rodeaba.

Las rodillas de Emmett rozaron las mías y no pude dejar de notar la oscuridad esperando en su mirada azul profundo. Esto hizo que mi piel hormigueara.

— Debo ir a buscar a mis amigos. —Mi voz se había vuelto toda ronca y baja así que me aclaré la garganta—. Gracias por la cerveza. 

Emmett me levantó la mano de mi lado y se la llevó a los labios. —En cualquier momento, gominola⁹. —Sus juguetonas palabras, el brillo en sus ojos y la suave presión de sus labios contra mi piel enviaron una postal de calor corriendo a través de mi núcleo.

Tragué más o menos, mis ojos demorándose en los de él. Cuando finalmente me trasladé lejos, tenía las piernas temblorosas.

Cruzando la habitación, me dirigí directamente a la zona del salón VIP iluminado más débilmente. Con espejos como paredes y bolas de discoteca arrojando pequeñas manchas de color que rebotaban por la habitación. El efecto era desorientador.

Vi a Edward en el extremo opuesto de la habitación sentado con un grupo de chicos y chicas en uno de los blancos sofás de cuero. Aún no me había notado, y cuando me acerqué vi líneas finas de polvo blanco dibujado en la mesa delante de ellos. Aunque Edward y yo nunca habíamos discutido el uso de las drogas, yo había asumido que él no las consumía. Ahora ya no estaba tan segura.

Sostenía un vaso de licor de color ámbar y tenía los ojos un poco vidriosos. El pánico se apoderó de mí y mi estomagó cayó a mis pies. Tal vez yo no lo conocía en absoluto. Cuando sus ojos se encontraron con los míos, el reconocimiento cruzó sus rasgos. Se enderezó en su asiento, alejándose ligeramente de la chica esquelética escondida a su lado.

— Nena. Ven acompáñame. —Extendió una mano hacia mí y la tomé, metiéndome entre él y la modelo junto él. No sabía su nombre, pero su rostro me era familiar. Estaba bastante segura de que la había visto en el show de Prada de antes. En lugar de apretarme entre ellos yo misma, me quedé de pie, encajada entre el sofá y la mesa baja de café cerca de las rodillas de Edward. Él me miró, su sonrisa un tanto sombría.

De repente, no quería estar allí. Yo no era parte de esa escena. Las drogas no estaban bien conmigo, y sentarme y disfrutar de una bebida se sentía como que estuviera justificando el consumo de cocaína llevándose a cabo a nuestro alrededor. Y ciertamente yo no lo hacía. Llámenme aguafiestas, mojigata o lo que quieras, pero volver a mi habitación y tomar un baño de espuma parecía mucho más atractivo que salir con esa gente.

— Creo que me voy a ir. 

Edward se levantó, inestable sobre sus pies. —Entonces te llevaré de regreso.

Lo agarré de su bíceps, manteniéndolo estable. Parecía que sería yo quien lo llevaría de vuelta a él. Nunca lo había visto estando borracho. Y algo en mí no le gustaba. Me preocupaba por él. ¿Cuánto había bebido? ¿Y él podía estar bebiendo si estaba consumiendo medicamentos? Le ayudé a maniobrar desde donde estábamos en el espacio entre la mesa y sofá.

A medida que nos abrimos paso por el centro de la habitación, enrosqué uno de mis brazos alrededor de su cintura para mantenerlo caminando recto. Nunca lo había visto tan destrozado, y no podía decir que era una fan. Yo sabía, por experiencia, que no había nada divertido sobre cuidar de alguien borracho, y que era propenso a enfermarse más tarde.

Edward se tambaleó hacia la puerta, apretando una mano alrededor de mi cadera. —Gracias, bebé. 

Estaba dispuesta a adivinar que no había comido nada en todo el día. Lo juro, nadie alimentaba a estos modelos. Por lo menos yo esperaba que eso fuera todo, demasiado alcohol para un estómago vacío. Luché por mantenernos a ambos encabezados en la dirección correcta, manteniendo mi agarre sobre Edward, mi bolso y tratando de mantener el equilibrio sobre mis tacones de aguja.

Sentí una gran mano cerrarse alrededor de mi codo.

— Ya lo tengo. —La profunda voz familiar de Emmett dijo detrás de mí.

Solté mi dominio sobre Emmett y le permití el paso entre nosotros. Arrojó un brazo por debajo del  hombro de Edward, guiándolo con facilidad hasta el ascensor.

Me arrastré detrás de ellos, un poco avergonzada.

— ¿Demasiada bebida, Eddie? —le preguntó Emmett una vez estuvimos todos dentro del ascensor.

Edward asintió, el reconocimiento parpadeando en sus ojos mientras observaba al hombre de pie delante de él.

— Emm.

Emmett se acercó, tirando de mí dentro de las puertas, manteniendo su control sobre Edward.

La mano de Emmett permaneció pegada a mi cadera, sosteniéndome cerca de él. El calor de su mano estaba a fuego lento a mi lado, empujando mis pezones contra el encaje de mi sujetador. Mi cuerpo sentía curiosidad por él, incluso si mi mente estaba envuelta con Edward.

— ¿Vas a compartirla conmigo? —le preguntó Emmett a Edward, con los ojos todavía en los míos.

Edward empujó una descoordinada mano en el hombro de Emmett. — Claro que no, idiota. —Su voz fue plana, sin diversión.

¿Habían compartido las mujeres antes? ¿Y por qué esa información fue como una inyección de adrenalina para mi sistema? ¿Estos dos hermosos hombres adorando a la misma mujer? Mierda santa. Me sentí débil.

Me incliné hacia abajo para ajustar la correa de mi sandalia clavándose en mi tobillo. Manteniendo una mano sobre el hombro de Edward para sostenerlo, Emmett llegó a mí, recogiendo el bolso que colgaba torpemente de mi brazo. Él pasó la correa por encima de su muñeca y me guiñó un ojo.

— Deja que te ayude. 

Lo miré a sus ojos amables y sonreí, al parecer con una pérdida de palabras en torno a este alto, fuerte, rubio y magnífico hombre. Un hombre que ahora mismo tenía un brazalete de color rosa que colgaba de su grueso antebrazo.

— ¿En qué Hotel están?

Le di el nombre, todavía preguntándome cómo conocía a Edward y por qué estaba siendo tan amable conmigo.

— Voy a buscar un coche. 

Yo había tomado el metro hasta aquí, pero me imaginé que tratar de llevar a un borracho Edward y salir del metro no era una aventura que yo particularmente quisiera experimentar en estos momentos. O nunca. Por no hablar de que él no necesitaba paparazzis. No queríamos que alguien se diera cuenta de quién era y empezara a tomar fotos, especialmente dado que París estaba lleno de fotógrafos durante la Semana de la Moda.

Me senté en la parte trasera del coche, encajada entre los dos hombres. Edward me tomó la mano y la sostuvo en su regazo.

Apoyó la cabeza contra el asiento y murmuró unas disculpas hacia mí.

— ¿Emmett? 

— ¿Hmm? 

Yo era demasiado consciente de su calor corporal junto a mí, de su pierna ocasionalmente chocando con mi muslo. —Tú no piensas que él. . . Haya tomado algo, ¿verdad?

— ¿Drogas? Nah. Edward no toca esa mierda. Nunca lo hizo.

Yo no estaba segura de cómo Emmett sabía eso, o el alcance de su relación, pero su confianza alivió mi mente.

Cuando llegamos al hotel, desperté a Edward y parecía habérsele pasado un poco la borrachera en el viaje de regreso de veinte minutos. Una vez dentro de la habitación, cayó pesadamente sobre la cama, dejándonos a Emmett y a mí de pie torpemente a los pies del colchón, mirándonos el uno al otro.

— Bells, ven aquí. . . te necesito —Edward me tiró sobre la cama con él y me acarició en el cuello, respirando el aroma de mi pelo. Su mano se movió de mi cintura hasta mi trasero, ahuecando mi parte inferior y dándole un suave apretón.

Él se dio la vuelta para hacer frente a Emmett. —Gracias por traerme, pero es tiempo de que te vayas, Emm.

Emmett rió suavemente. —Yo creo que no, hombre. Estas muy tomado Ed. Tú no conseguirás tener mucha acción esta noche que digamos. Además, yo creo que el Eddie Junior no sería de mucha utilidad de todos modos. Nop, definitivamente, no serías de mucha utilidad para ella. —La mirada azul marino de Emmett se encontró con la mía y yo me estremecí. Y él me sonrió moviendo las cejas sugestivamente. 

El agarre de Edward se apretó. —Siempre hago que Bella se corra.

¡Pfff!

— Está bien, la hora del cuento se acabó. —Me excusé de las manos de Edward con mis mejillas calientes.

Aparentemente Edward necesitaba un bozal cuando estaba borracho. Crucé la habitación y cogí el teléfono. —Creo que voy a pedir el servicio de habitaciones. A ver si darle algo de comer ayuda. —Miré a Emmett—. ¿Quieres algo? 

Emmett sonrió levemente, quitando el bolso de su brazo y entregándomelo. —Claro. Podría quedarme un poco.

Pedí bocadillos y botellas de agua y nos sentamos en la cama y yo comí. Edward mordisqueó el suyo, pero yo estaba feliz de verlo beberse una botella entera de agua. Luego se desnudó hasta quedar en sus boxer y se acostó en la cama. Obviamente, no era tímido sobre de desnudarse delante de otro hombre. Emmett y yo intercambiamos una sonrisa. Estaba aliviada de tener compañía, y de tener a Edward a buen recaudo en la cama.

El sonido estridente de un teléfono celular quitó mis ojos del camino de Emmett. Edward se inclinó hacia el lado de la cama y arrastró el teléfono del bolsillo del pantalón que se había quitado antes gimiendo y lanzando el teléfono en la cama junto a él.

Emmett cogió el teléfono que seguía sonando y miró la pantalla. —Es Tanya.

— Es más de medianoche. ¿Qué puede querer? —No pude evitar el desdén en  mi voz.

Edward intercambió una mirada de complicidad con Emmett. Había algo grande, y sin embargo completamente silencioso, siendo comunicado entre ellos. —No le cuentes a Bella sobre Tanya —masculló Edward en voz baja.

— Creo que tú lo acabas de hacer. ―Los ojos de Emmett se encontraron con los míos, estudiando, observando mi reacción, pero no le di ninguna—. Llámame si necesitas algo. Edward tiene mi número en su teléfono —dijo, por fin.

Asentí con la cabeza, demasiado aturdida para hablar.

Quería ir a mi cuarto, a la ducha, para cambiarme. Tal vez dar un buen grito. Pero Edward tiró de mí hacia la cama sólo unos segundos después de que la puerta se cerrara detrás de Emmett y dobló su cuerpo alrededor del mío.

— Te sientes tan bien —murmuró, sus labios rozando la piel de la parte de atrás de mi cuello. Dejé que me sostuviera, no pudiendo o no queriendo, decirle que me dejara ir.

 

 

 

 

 

Edward

 

 

 

Tuve los próximos días de descanso, y ahora que la locura de la Semana de la Moda estaba detrás de nosotros, Bella y yo disfrutamos de un poco de turismo en París. Me sentí mal por terminar tan borracho en la fiesta de después del desfile. Bella había cuidado muy bien de mí, y yo quería hacer las paces con ella.

Nos quedamos sobre una manta tendida en el césped frente a la Torre Eiffel, con ella extendida en el cálido sol y conmigo leyendo tranquilamente a su lado. La sentí mirarme mientras yo leía. Yo estaba acostumbrado a que me miraran, criticaran. . . pero la forma en que Bella me miraba era diferente. Leí las páginas, sintiendo su mirada fijarse en la forma en que mis labios se movían mientras leía, mirando mis dedos pasando de página. Ella levantó sus gafas de sol, queriendo una vista sin obstáculos.

— ¿Qué? 

— ¿Tú y Emmett realmente han compartido una mujer? —preguntó ella, entrecerrando sus ojos hacía mí.

Dejé el libro a mi lado. —Sí.

— ¿Más de una?

Yo quería ser honesto con ella. —Un par. ¿Eso te molesta? 

— No. —Sus ojos se movieron en los míos, mirando con nostalgia las gafas de sol que se había quitado. Había algo que no quería que yo supiera.

— ¿Es algo que te gustaría probar? —le pregunté.

Ella tragó con dificultad. —No lo sé. 

Individualmente, Emmett y yo no éramos rivales para una mujer. Pero juntos, los dos éramos devastadores. Habíamos atraído a algunas de las supermodelos más populares del mundo. Era todo por diversión, pero algo acerca de hacer eso con Bella se sintió mal. Ella hizo que el macho alfa en mí quisiera marcar mi territorio. Ella estaba fuera de los límites, no era para ser compartida. Pero a menos que la hubiera leído mal, me di cuenta de que la idea de Emmett y yo moviéndonos contra ella, dos pollas duras como una piedra para acariciar y chupar, estaba consiguiendo ponerla caliente. Yo catalogué su reacción. Su pulso se aceleró, aleteando salvajemente contra su cuello, y sus pezones como guijarros contra la delantera de su camiseta sin mangas.

— Interesante. Yo no te habría tomado por el tipo de chica de tríos.

— No lo soy. —Su voz era muy pequeña, un murmullo un poco roto de incertidumbre. Se mordió el labio inferior, sus ojos parpadeando hacia los míos en completa entrega. Ella nunca pudo haberlo pensado antes, pero era obvio que lo hacía ahora. Yo estaba dispuesto a apostar que si llevaba una mano dentro de sus bragas, iba a encontrarlas mojadas.

No estaba seguro de lo que sentía por eso. Ella no era mía. Yo lo había dejado claro. Y ahora estaba teniendo un pinchazo de egoísmo. Si eso era algo que ella quería, yo se lo daría. Aunque sólo fuera para demostrarme a mí mismo que podía.

— ¿Edward?

— ¿Hm? 

— Tanya llamó anoche después de medianoche. Y Emmett no parecía sorprendido de que estuviera llamando.

Mi mirada pasó de la de ella a la manta. Mierda.

— Ella no es una de las mujeres de las que han compartido, ¿verdad? 

Mi corazón latió en mi pecho. Mierda, mierda, mierda. Ella me estaba preguntando directamente sobre Tanya y yo no vi ninguna manera de evitarlo. Sabía que no iba a estar feliz, sin embargo, y no disfrutaba de la idea de hacerle daño. ¿Le diría o le mentiría? La pregunta del millón. ¡Genial!

— ¿Tú y Emmett han dormido con Tanya? —preguntó ella.

— ¿Eso te incomodaría? 

— ¿Saber que has tenido relaciones sexuales con Tanya? Sí. —Su voz era firme y yo sólo podía imaginar los muchos pensamientos que se arremolinaban en su cabeza, joder, como le diría que sí. — ¿Fue sólo una vez? —Sus grandes ojos de color chocolate parpadearon dos veces, encontrando los míos.

— ¿Con Emmett? Sí. —Yo sabía que no estaba siendo del todo sincero, pero mi respuesta a su pregunta era honesta. Era lo mejor que podía hacer.

Ella retorció las manos sobre el regazo.

No pude evitar llegar a ella, ahuecando su mandíbula para levantar su barbilla. —Hey. No quiero que pienses en eso, ¿de acuerdo? Eso ya pasó, —eso era cierto, estaba tratando de ver como arreglaba las cosas con Tanya, pero lo veía sinceramente muy difícil, no había modo de que esto acabara bien.

— ¿Estás bien? —le susurré.

Ella asintió con la cabeza. —Supongo que sí. 

Sonreí y me incliné para besar suavemente su boca. —No fue gran cosa. ¿De acuerdo? 

Bella se quedó tranquila. Recé para que pudiéramos dejar atrás esto. Yo no quería que mi pasado con Tanya jodiera mi presente con Bella. Ella enderezó su postura, pero no pude dejar de notar el movimiento de ella desplazándose más lejos de mí en la manta. 

 

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7 Se refiere a un traje que está hecho a su medida.              

8 Bolso de hombre.                                

9 Apodo cariñoso que usa Emmett con Bella.

 

Bueno, al menos Edward ya le dijo que si estuvo con Tanya sexualmente. ¬_¬ :D  

 

A ver chicas. En cuanto a la tormenta mental :D Les explico cómo funciona la cosa.                       

1º: No, Edward no le explica nada a Bella sobre el secreto de Tanya, y Bella tampoco le pide explicaciones a Edward, (lo cual no está bien, por supuesto, ya que debería haberle pedido una explicación) y ya ven que por lo general Edward no le explica nada a Bella hasta que no se ve totalmente involucrado en el problema.  (Bueno así ha sido en las historias que he leído :P) O hasta que no sea totalmente necesario. :D O ya de perdis nunca. . . ¬_¬

2º: Edward cree que Tanya tiene buenas intenciones para con él, lo cual no es así, y cuando Tanya se entere de que Edward y Bella son novios, va a ser algo para separarlos, o sea va intentar separar a Bella de Edward.

3º: Ahora imagínense esto chicas, Tanya mandando de regreso a Bella a nueva york, no despidiéndola sino “promoviéndola” y Edward y Tanya quedándose en París. Que creen que va a hacer Tanya teniendo a Edward solo para ella, una vez que Bella este de regreso en nueva york?          

Imaginen esto:

Una trampa

Una manipulación

Una llamada

Y una noticia. . .

Y un Edward muy, muy tonto. . . ¬_¬

Me pude explicar, chicas?  A ver si no las deje hechas más bolas. :P

 

Hasta mañana chicas!!

Besos y cuidense ^_^ 

 

 

 

 

  

Capítulo 17: Una Noche En Italia Capítulo 19: Estás Segura? Y Tú?

 


 


 
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