La Otra (+18)

Autor: BkPattz
Género: + 18
Fecha Creación: 19/12/2010
Fecha Actualización: 18/02/2011
Finalizado: SI
Votos: 43
Comentarios: 112
Visitas: 152654
Capítulos: 27

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan. Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante? porque mientras Bella Swan estaba en las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

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Capítulo 4: Te Amo!

Capitulo 4: Te Amo

 

Golpeaba incesantemente mi bolígrafo contra la libreta, mientras daba una calada tras otra de mi tercer cigarro de la mañana… Termine haciendo círculos sobre círculos alrededor de la ultima palabra que había añadido a mis pistas, y la cual extrañamente escribí en la mitad de la hoja… Italia… Italia… Italia… en que lugar de Italia podrían estar mi princesa y mis hijos… fije mi vista en las otras pistas, primero la Fundación Marie Alice Swan, eso estaba parcialmente cubierto, sabía que estaba en Londres, seguramente Jasper tenía la dirección, tenía que verificar mi agenda y programaría un viaje a Londres, solo tendría que esperar la presentación para la licitación en el ayuntamiento para el diseño y construcción del nuevo hospital de Chicago; pero al menos ya sabía que Bella era la presidenta de la fundación, y lo más importante sabía que solía visitarla al menos dos veces al mes, para presidir las sesiones de apoyo a padres, así que tendría que averiguar cuando serían las próximas sesiones… no tendría precisamente que mentir para poder participar en la sesión… a la final yo también soy un padre que perdió a su preciosa bebe por una enfermedad coronaria congénita. Por otro lado estoy seguro que de aquí a que pueda hablar con Jasper detenidamente tendrá información interesante acerca de la fundación. 

 

La siguiente pista… un nombre… Jacob Black, el amigo de Londres de mi Ángel, su “puerto seguro”… me parece que así lo ha llamado… supongo que algo así como su punto de apoyo… Era además el director general de la fundación. Estaba también ese Paul Simmons… del que no tengo ni idea. Y por último Italia… siento que falta algo y no sé que… Termine mi cigarro mientras pensaba… uhm… la Editorial, de pronto si consigo hablar con alguien y soy lo suficientemente persuasivo pueda conseguir alguna información. Saque mi teléfono y llame de nuevo a Jasper…

 

- Jasper habla.- me respondió.-

 

- Jasper soy Edward.- le dije.-

 

- Edward, otra cosa en la que pueda ayudarte?.- 

 

- Si Jazz, recuerdas la Editorial que te mencione?.- le pregunte.-

 

- Si… Twilight Producciones, ya estoy en ello Edward… pensé que era una buena opción, si esta en Londres, podemos concertar una cita y …

 

- Buscar la manera de hacernos información.- lo interrumpí.- yo también lo pensé…

 

- Pero… si la editorial esta en Italia, podemos empezar a cerrar el círculo de búsqueda, de la misma forma que podremos buscar la forma de encontrar información también allí. Así que no te preocupes Edward, ya estoy trabajando en ello, solo que quería terminar primero con lo de la fundación, pensé que dada su naturaleza, te interesaba saber  de ella primero.

 

- Perfecto Jasper, gracias, te lo agradezco en verdad.- le dije con toda la sinceridad que pude.-

 

- No te preocupes hermano.- me respondió.-

 

- Jasper.- dije antes que me colgará la llamada.- cuando buscaste la información de la Fundación encontraste algo sobre un tal Paul Simmons.

 

- No nada. Quién es?.- preguntó con curiosidad.-

 

- Según lo que he podido descifrar de la historia, Bella, tenía dos muy buenos amigos en Londres.- le respondí.- uno es Paul Simmons, el otro… Jacob Black.

 

- Jacob Black, el director de la fundación… entiendo, si se puso en contacto con Jacob Black, lo más lógico es que también lo hiciera con ese Paul Simmons. Voy a estar al pendiente por si veo ese nombre en algún lugar.

 

- Perfecto hermano, muchas gracias.- le dije.-

 

- Tranquilo, me avisas cualquier cosa, si sé algo importante, te llamo.- y tras eso me colgó.

 

Termine acostado en  el sofá, deje la libreta en el suelo, junto con el bolígrafo y la botella de agua y me sumergí en mi libro de nuevo.

 

… allí con el beso de Robert aún ardiendo en la comisura de mis labios, allí con mi dedos entrelazados con los suyos… allí con mi corazón latiendo a mil por hora, entendí mi verdad… allí a su lado, allí con su mano entrelazada en la mía, había encontrado al fin mi lugar… había encontrado mi destino.

 

- Bienvenida a casa Kris, ahora voy a llevarte a  cenar.- me dijo.

 

Nos dirigimos a su auto, su preciado auto, era divertida la forma en la que Rob veneraba su carro, durante al camino a donde quiera que me llevara, entrelazo su mano con la mía y la mantenía sobre su pierna mientras no necesitaba cambiar las velocidades, y siempre que podía le daba pequeños besos a mi mano, era como si no pudiera creer que estaba allí a su lado, y estábamos en un perfecto y cómodo silencio, era tan natural estar así juntos, con esa proximidad tan confortante, era como la muda confirmación de que estábamos en lugar donde teníamos que estar. Llegamos a este pequeño restaurante de comida italiana, al que siempre íbamos antes de mi viaje de Londres… “La Bella Italia”…

 

- Extrañaba la pasta con setas de este lugar.- dije.-

 

- Más de lo que me extrañabas a mí.- dijo haciéndose el ofendido. Mientras me hacía ese gesto tan suyo, y que se veía tan sexy en él, ese que combinaba esa mirada picara y perfecta con esa sonrisa torcida que antes me gustaba, pero he de reconocerlo, ahora me enloquecía,  me confundía y me quitaba el aliento.

 

- Pues la verdad es que sí.- le dije queriendo jugar con él.-

 

- No puedes estar hablando en serio.- me dijo mientras besaba mi mano y así ese adorable puchero made by Ashley.-

 

- Eres un manipulador Pattinson.- le replique.-

 

- Y tú eres adorable Stewart.- me dijo al tiempo que con su otra mano acariciaba tiernamente mi mejilla… Dios que estamos haciendo, estamos coqueteando!!!!… esto definitivamente no es correcto, esto esta tan mal en tantas formas…. Pero Dios… se siente tan bien… por que se caso?… por que no me espero?… por que se caso con ella?.  No sabía muy bien de donde salían esos reclamos ahora, pero era lo que sentía, aunque no se si me atrevería a decírselo.

 

- Hey pequeña, que paso.- me pregunto preocupado.- Por que te entristeciste de ese modo?… lo veo en esos ojitos tuyos. Es que acaso de verdad no estas feliz de haber regresado… no estas feliz por estar aquí conmigo.- me dijo él con algo de tristeza impregnada en esa hermosa voz.

 

- No es eso Rob, por supuesto que estoy feliz de estar aquí, y soy aún más feliz por estar aquí contigo.- le dije, queriendo dejar zanjado el tema, al menos por el momento.

 

- Algo te pasa y no quieres decírmelo.- afirmó, había olvidado que nadie parecía conocerme tan bien como me conocía Rob, no había absolutamente necesidad de hablar entre nosotros para poder entender lo más básico de nuestras emociones y nuestros sentimientos. Estábamos… estamos conectados de una forma difícil de describir.- Acaso es que ya no confías en mi?.

 

- Claro que confío en ti y lo sabes, pero no quiero hablar de eso, aún no, porque mejor no entramos y vamos a cenar?.- le pregunte.

 

Entramos en el restaurante y solo para no desentonar, la anfitriona no perdió su oportunidad de coquetear con el… claro está que se trataba de una rubia oxigenada, con pechos de silicona, a punto de salir en estampida por el pronunciado escote, que lejos de parecer sutilmente sensual o sexy, terminaba dando una imagen vulgar… y porque no decirlo, barata. Sin saber porque mis celos empezaron a hacer ebullición, aunque no tendría porque… a la final Robert le pertenecía a una mujer, y esa no era yo.

 

- Bienvenido a la Bella Italia.- le dijo a Robert, ignorándome olímpicamente.- En que puedo servirte.-

 

- Una mesa para dos, en un lugar apartado y romántico, para mi y para mi chica.- dijo pasando su brazo por mi cintura en un gesto posesivo y protector, conociéndolo le molestó la actitud de la oxigenada hacia mi persona, sin embargo, cuando dijo “para mi y para mi chica” un escalofrío recorrió mi cuerpo y una opresión enorme se instaló en mi corazón, porque si bien es cierto, habíamos jugado muchísimas veces a eso de “mi chico”/ “mi chica” en el pasado y en muchas situaciones similares a esta, lo cierto es que nunca anhele tanto que fuera cierto como lo anhele en este momento.

 

Yo también lo anhelaba cariño, quise responderle, fue tan real, el decirle mi chica, se sintió también reclamarla como mía delante de la anfitriona y luego delante del mesero, que sentí que estaba en una burbuja y que no existía momento más perfecto que ese… con mi mejor amiga a mi lado, y con mi brazo rodeando su cintura, demostrando que era más que su amistad lo que quería, mi mente estaba echa un desastre en ese momento, no podía distinguir que tanto necesitaba a la Bella amiga y que tanto deseaba a la Bella mujer, lo cierto es que en ese momento, aun cuando mi mente era un verdadero desastre mi corazón y mi cuerpo reconocían a Bella no como mi amiga, sino como mi dueña, porque es ahora en estos días de reflexión, es ahora después de tantos años de sufrimiento, en el que me doy cuenta que ella no era solo mi amiga, ella no fue la otra, no fue mi amante… ella siempre fue mi dueña, yo siempre fui suyo, y lo fui desde que llego con esa tímida sonrisa y revoloteando alrededor de sus primas como una mariposa en primavera, cuando cruzamos por primera vez nuestras miradas a los trece años… solo que a los trece… nos amamos como amigos, que era la única forma en la que podíamos amarnos, y nos quedamos pensando que nos amábamos como amigos, cuando la verdad era que lo que sentíamos era amor, ese amor verdadero, puro y pasional, que solo puede sentir un hombre por la mujer de su vida.

 

Y ese sentimiento de posesión fue tan increíblemente poderoso en ese momento, que logro que olvidara el miedo y la tristeza de sentirme olvidado y quizás hasta reemplazado cuando estábamos en el carro antes de entrar al restaurante. Porque en ese momento yo ya estaba perfectamente claro que estaba completa e irrevocablemente enamorado de mi mejor amiga, para ese momento yo ya estaba completamente claro que casarme había sido la estupidez más grande que había cometido, aunque esa estupidez me iba a regalar un hijo al que desde el momento que supe de su existencia amaba con locura, pero que pudo ser hijo de Bella, de mi amor. Desde que estábamos en el carro, ya esta completamente claro que había arruinado todo con Bella, y estaba como loco tratando de encontrar una solución… el problema es que la única solución que se nos ocurrió termino arrastrándonos y envolviéndonos en un autentico sufrimiento.

 

No muy de acuerdo, y asesinándome con la mirada, la rubia oxigenada nos dirigió a una mesa, poco minutos después llego el mesero que no se porque pero me devoraba con la mirada, me sentí muy incómoda, como un pedazo de carne en un mercado de carniceros, me removí incómoda en mi asiento y mire a Robert buscando apoyo y tranquilidad en su mirada, pero el estaba concentrado en las reacciones del mesero, con una mirada de querer desollarlo vivo. El mesero se dirigió a mi.

 

- Buenas noches, soy Dean, y estoy aquí para cumplir tus deseos y ordenes.- dijo él, muy pagado de si mismo, e intentando una sonrisa sexy que me provocaba escalofríos.-

 

- En realidad estas aquí para servirle su comida, es la única orden que podrás recibir de parte de ella, en cuanto a sus deseos… - le replicó Robert visiblemente molesto.- para cumplir sus deseos estoy yo.- dijo al tiempo que clavaba su mirada en mis ojos, y acariciaba mi mano sobre la mesa. En ese momento lo perdí todo, si… estaba perdida e irrevocablemente enamorada de mi amigo. Estaba enamorada de mi mejor amigo…. Aun cuando el descubrimiento hizo sentirme reconfortada, se vio empañado inmediatamente por un sincero sentimiento de angustia… estaba perdida e irrevocablemente enamorada de mi mejora amigo casado. Porque por más que pudiera morir de amor por él, lo cierto es que el era de otra y nunca sería mío.

 

- Disculpen.- dijo el chico, pero para nada apenado, sino más bien en una especie de actitud desafiante hacia Robert.- Que es lo que van a querer?.- me preguntó nuevamente el mesero, ignorando a Rob.

 

- Mi novia va a querer la pasta con seta, yo…- le respondió Rob, pero yo en ese momento lo perdí todo de nuevo, en el momento que dijo “mi novia”… lo perdí todo, me perdí en un mundo de sueños donde existía una posibilidad en la que pudiéramos estar juntos.- Kris????.... Kristen…????.- me di cuenta que me llamaba, y al darme cuenta de que ya el mesero se había retirado y que sabe Dios cuanto tiempo me perdí divagando en mis pensamientos… me sonroje.  El aprovecho mi sonrojo para acariciar allí mi mejilla, dejando ardiendo mi piel ahí donde rozaban sus dedos, su mirada se enterneció al verme.- Kris cariño, en que piensas?.- su mirada se entristeció.-

 

- Nada no te preocupes.- le replique.- me perdí en mis pensamientos, me decías.

 

- Te decía que había pedido vino, que espero no te importe.- me dijo.- si quieres otra cosa podemos pedirle a tu amigo que venga a cambiar la orden.- dijo eso un poco molesto.-

 

- Que amigo ni que amigo Rob, estas loco.- le dije un poco sorprendida por su actitud.-

 

- Pensé que de pronto querías ficharlo como tu amigo, porque como te coqueteo tan descaradamente, y te miraba como un trofeo a conseguir y no le dijiste nada.- me reclamo.-

 

- Para que tendría que reclamarle Rob, para eso estás tu, que te comportas como un gorila espanta hombres cada vez que estas conmigo.- quise jugarme con el, pero estaba tan molesta por su tono, que más que una broma sonó a reclamo.-

 

- Eso quieres ahora… conseguir hombres.- me dijo a tono de reclamo, pero con un dejo de tristeza filtrándose en su voz.- Para eso regresaste?.

 

- No Robert, no regrese por eso.- le dije, de pronto me pareció ver una chispa de alivio en sus ojos, pero que disimulo perfectamente bien, se paso la mano por la cara en un gesto de frustración, y fue cuando la realidad me golpeo intensamente, allí en su mano izquierda, brillaba descaradamente la alianza de matrimonio, en la que no había prestado atención… era como si después de descubrir que amaba a mi mejor amigo, solo como una mujer puede amar al amor de su vida, a su alma gemela; la realidad venía a burlarse en mi cara, recordándome podía desearlo todo lo que me diera la gana, pero ese hombre sentado frente a mi, ese hombre al que me di cuenta amaba con locura desde hacia mucho tiempo, no era ni sería mío, porque ya le pertenecía a otra.  Y casi sin poder evitarlo el dolor y la rabia hablaron por mí.- No regrese por eso ni para eso Robert, pero ya que traes el tema a colación, es eso precisamente lo que debería hacer, lo cierto es que tengo 23 años, y creo que no estaría de más encontrar un hombre, que me quiera, con el que pueda compartir mi tiempo, mis alegrías, mis tristezas y emociones… que se yo.

 

- No necesitas a un hombre para eso.- me replicó apretando los dientes, intentando contener su rabia.- para eso me tienes a mí, yo te quiero, yo puedo compartir contigo todo mi tiempo, puedo compartir tus alegrías, tus tristezas, tus emociones… todo lo que quieras.- me dijo casi en tono de suplica.-

 

- Y mi cama?. puedes compartir conmigo la cama Robert?.- le pregunte….

 

En un pestañeo mi mente regreso unos ocho años atrás a la “Bella Italia”…

 

- Y mi cama?, puedes compartir conmigo la cama Edward?.- me pregunto Bella, dejándome completamente anonadado.-

 

- Bells… yo … yo….- intente responderle pero las palabra… no podía encontrarlas.-

 

- La respuesta es no Edward… no puedes.- me dijo con una enorme tristeza en su mirada, solo comparable con la que seguramente reflejaba la mía.- porque por más que a mi me gustaría tenerte en mi cama…- al darse cuenta de lo que dijo se sonrojo como nunca la había visto sonrojarse… desvió un momento la mirada, y suspiró… creo que en un intento de encontrar las palabras…o ver como podía echarse para atrás en lo que había dicho… sin embargo se mantuvo firme sorprendiéndome una vez más.- por más que yo quiera tenerte en mi cama, no podemos, porque la tuya le pertenece a alguien más.- me dijo señalando la alianza de matrimonio que adornaba mi dedo, al tiempo que contraía su cara en un gesto de dolor… si mientras estábamos en mi auto me arrepentía de mi estupidez… ahora en este momento, mi arrepentimiento era mil veces superior porque le había hecho daño a Bella, y Bella era un Ángel que ya había sufrido suficiente en la vida.       

 

- De verdad eso quieres Bella?.- Me encontré a mi mismo preguntándole, no pude evitarlo.- De verdad quieres tenerme en tu cama?.-

 

Por un instante intentó desviar su ojos de los míos, pero tome su barbilla entre mis dedos, obligándola a mirarme.- Quiero… claro que quiero.- me respondió en un susurro apenas audible.- hoy me di cuenta de todo lo que quiero de verdad a tu lado… pero también me di cuenta que lo perdí todo sin nunca haberlo tenido.- una lágrima rodó por su mejilla, y me apresuré a quitarla con el pulgar de la mano que aún sostenía su quijada. Me incline hacia ella, necesitaba besarla, necesitaba darle consuelo, necesitaba demostrarle que también yo la quería, la anhelaba y la necesitaba. Pero justo en ese momento llegó el impertinente del mesero.

 

- Aquí esta su comida, señorita.- le dijo al tiempo que le guiñaba el ojo, no pude más que bufar de frustración y apretar mis manos en puños sobre la mesa para no romperle la cara al imbécil. Bella noto mi estado de animo y colocó sus manos sobre la mía intentando reconfortarme… Esta mujer era absolutamente maravillosa, con toda la tensión del momento, con todo el dolor y la tristeza que había provocado en su vida… ella estaba tratando de salvarme de un mal rato, mi corazón se enterneció por completo… Dios que iba a pasar ahora.

 

- Ya cálmate, no le hagas caso, no me interesa.- me dijo para tratar de quitarle hierro al asunto.-

 

- Bella, este meserito de quinta no te interesa… pero va a llegar el momento en el que alguien te interese.- mientras hablaba iba disminuyendo cada vez más el tono de mi voz hasta convertirlo en un susurro plagado de dolor, desesperanza e incertidumbre.- y el día que  eso pase…- le dije apretando su mano, que aún se encontraba junto a la mía.- el día que eso pase voy a morirme de dolor, porque voy a perderte para siempre.- le dije con toda la sinceridad que pudo, con los ojos anegados de lágrimas.-

 

- Como yo te perdí a ti.- me replicó- por que Edward?.- me dijo mientras las lagrimas escurrían por su rostros, yo sabía a que se refería… por que te casaste Edward?, por que no me dijiste que ibas hacerlo?... por que te casaste con ella?... yo conocí sus porques y los conocía perfectamente, porque las mismas preguntas me las repetía una y mil veces, mientras pasaba mi noche de bodas en la terraza de la suite nupcial del Hotel Elysian con una botella medio vacía en la mano, esa noche de bodas que no pude pasarla en la cama con mi esposa, simplemente porque no siento absolutamente nada por ella… aun cuando compartimos la cama todas las malditas noches de los últimos cinco meses, solo hemos tenido sexo en sus días fértiles, esperando a que quedara embarazada… así que si todas las noches me hacía las mismas preguntas, aunque claro todas las noches le agregaba otra, que era… porque pienso en estas cosas?, no hay nada de lo que tenga que arrepentirme o nada que haga que esto de verdad importe… solo cuando tuve de nuevo a Bella entre mis brazos cuando nos reencontramos en el aeropuerto, fue que esa preguntas tuvieron sentido, todo  mi arrepentimiento, todas mis dudas eran por ella, por Bella… pero la verdad espero poder arreglarlo de alguna manera.

 

- Bella, cariño… te propongo algo.- le dije, esperando poder ganar un poco de tiempo, y esperando sinceramente que aceptara mi propuesta.- porque no terminamos de cenar, y vamos a ese parque al que siempre íbamos cuando queríamos escapar de los demás y te juro que voy a abrirte mi alma, y vas a saberlo todo.- asintió, no muy de acuerdo con mi propuesta, pero lo hizo.-  

 

Hice mi mayor esfuerzo para regresar del pasado, lo más importante aquí era encontrar pistas para tener a mi princesa y a mis pequeños junto a mí, mis recuerdos los tenía conmigo y podía hacerme de ellos cada vez que quisiera.  

 

- Y mi cama?. puedes compartir conmigo la cama Robert?.- le pregunte…. Pestaño incómodo ante mi pregunta.-

 

-Kris… yo … yo…- se trabó buscando las palabras, era evidente que no iba a encontrarlas.-

 

- La respuesta es no Robert… no puedes.- le dije sin poder ocultarle mi tristeza, ni mi dolor, podía ver dolor también en sus ojos, pero no podía compararse con el mío… Maldita sea … yo lo había perdido, el dolor siguió hablando por mi, sin que pudiera contenerlo de forma alguna.- porque por más que a mi me gustaría tenerte  en mi cama…- Maldición, maldición, maldición, que mierda me pasa, como pude confirmarle eso en voz alta, me sonroje violentamente, como nunca lo había echo… tuve que desviar mi mirada, porque no sabía como mirarle a  la cara. Le había admitido lo terriblemente desesperada que estaba por él, cuando era obvio que él no sentía lo mismo… Seamos sinceros, Emely era quien calentaba su cama, y no es desconocido para nadie que es una mujer sumamente hermosa… aunque conociendo lo que conocía de Emely, no lograba entender aún como era que dormía con Robert, al punto de estar embarazada, sería que había cambiado?, pero este no era el momento de pensar en ella… ya que había hablado de más … ahora tocaba enfrentarme  a las consecuencias de las palabras que salieron de mi boca.- por más que yo quiera tenerte en mi cama.- le repetí.- no podemos, porque la tuya le pertenece a alguien más.- le dije señalando la alianza en su dedo, que lo unía inequívocamente a una mujer que no era yo, ese pensamiento logro que mi corazón se contrajera de dolor.

 

- De verdad eso quieres Kris?.- me preguntó con algo de emoción… de esperanza quizás- De verdad quieres tenerme en tu cama?.- Quise escapar de su mirada, pero tomo mi barbilla entre sus dedos obligándome a mirarlo. No pude responderle más que con la verdad cuando me perdí en su mirada.-

 

- Quiero… claro que quiero.- le respondí en  un susurro, apenas audible, mientras las lágrimas se escapaban por mis ojos y escurrían por mis mejillas. Y parte de la verdad que había descubierto mientras cruzábamos el aeropuerto con nuestras manos entrelazadas.- hoy me di cuenta de tolo lo que quiero de verdad a tu lado.- Quise decirle… “Te Amo Rob”… de verdad te amo… y te sigo amando, pero en aquel momento… respire profundo y continué.-  … pero también me di cuenta que lo perdí todo sin haberlo tenido.- más lágrimas escurrieron por mis mejillas, y en un gesto increíblemente tierno y conmovedor, seco mis lágrimas con el pulgar de la mano que aún sostenía mi barbilla, de pronto se inclinaba hacia mi, y en ese momento fantaseaba en que ese era el momento del beso que ambos nos moríamos por tener… en ese momento necesitaba… anhelaba tanto tener sus labios sobre los míos, casi termino yo con el espacio que nos separaba y me arrojaba a probar esos labios que me moría por probar. Pero justo en ese momento llegó nuestro muy inoportuno mesero, a echarlo a perder.-

 

- Aquí esta su comida, señorita.- me dijo al tiempo que me guiñaba el ojo… Dios que imbécil es este tipo… acaso no se da cuenta que no me interesa… que estoy acompañada… Es verdad que Rob es solo mi amigo, pero él no lo sabía, Robert le dijo que era mi novio, luche con mis ganas de poner mis ojos en blanco y desvié mi mirada a Robert para restarle importancia a la tonta actitud del mesero, al ver que Rob, quería saltarle encima y cortarle el cuello con el cuchillo de la mantequilla, coloque mis manos sobre las suyas, intentando reconfórtalo.-  

 

- Ya cálmate, no le hagas caso, no me interesa.- le dije para tranquilizarlo… pero el efecto fue todo lo contrario, porque me regreso una mirada llena de desesperación, de dolor y de tristeza.-

 

- Kris, este meserito de quinta no te interesa… pero va a llegar el momento en el que alguien te interese.- mientras hablaba el volumen de su voz iba convirtiéndose paulatinamente en un susurro, y el dolor de su voz, incrementaba en millones de veces el mío propio.- y el día que  eso pase…- me dijo apretando mi mano.- el día que eso pase voy a morirme de dolor, porque voy a perderte para siempre.- me confesó con los ojos llenos de lágrimas.

 

- Como yo te perdí a ti.- le reclame sin poder evitarlo… sin querer evitarlo… era la hora de las respuestas… la verdad las necesitaba - por que Robert?.- le pregunté con la certeza absoluta de que sabía perfectamente que le preguntaba. Necesitaba mis respuestas, para poder pasar la página, poder sacarlo de mi mente y mi corazón, y empezar a vivir mi vida.

 

- Kris, cariño… te propongo algo.- me dijo… supongo que quería evitar el tema.- porque no terminamos de cenar, y vamos a ese parque al que siempre íbamos cuando queríamos escapar de los demás y te juro que voy a abrirte mi alma, y vas a saberlo todo.- OK… solo quiere ganar tiempo, no estaba muy de acuerdo, aún así acepte. Mal terminamos la cena en un silencio, nada cómodo y tan diferente al que disfrutamos en el auto… Rob pidió la cuenta y nos fuimos… no sin antes tener que soportar los estúpidos coqueteos… tanto por parte del mesero, como la estúpida la anfitriona.

 

Paramos por un “Starbucks” para comprarnos nuestro acostumbrado “White Chocolat Mocca” y nos encaminamos rumbo al paseo marítimo del “Millenium Park”, y nos sentamos en la banca de siempre, viendo a la gente pasar, le di el último sorbo a mi café y decidí que era el momento de romper el silencio.

 

- Creo que llegó la hora Robert.- le dije con mi mirada fija  en un punto cualquiera delante de mi.-

 

- Tienes razón pequeña.- me respondió a su vez, pero sin  agregar nada más

 

- Por qué te casaste?.- Le pregunte.-

 

- Por imbécil.- me respondió.-

 

- Estoy de acuerdo.- le  dije, y el río, pero no era una risa de felicidad, sino un lamento amargo.- Por que no me lo contaste?... Por Dios Robert… hablamos por teléfono el día antes de tu boda y no me los dijiste… Maldita sea… Mi mejor amigo se casa, con mi más abierta y declarada enemiga y me tengo que enterar por otros… por eso no me lo dijiste… porque te enamoraste de mi enemiga y no querías que te dijera nada que pusiera en riego tu matrimonio.- le reclame.-

 

- No Kris, no te lo dije porque soy un imbécil, no te lo dije porque sabía que iba a poner en riesgo nuestra amistad, no te lo dije porque sabía que Emely le iba a poner pegas a que siguiéramos siendo amigos y no me atrevía a decírtelo…. Pero sobre todo no te lo dije, porque estoy terriblemente avergonzado de las razones por las que se llevó a cabo este matrimonio… y sinceramente no soportaría que pienses mal de mí y no quería decepcionarte.- me dijo con toda la sinceridad que pudo sacar de su alma.-

 

- Pues me decepcionaste genio.- le replique.- cómo crees que me sentí cuando me enteré que te casaste y no me lo contaste, sentía que ya no era importante para ti, sentía que me habías sacado de tu vida, sentía que ya no confiabas en mi, sentía que de algún modo me habías cambiado, me sentí herida y traicionada.- le reclamaba mientras por sus ojos comenzaban a escurrir las lagrimas que acompañaban las mías.- como crees que me sentí al saber que te casabas precisamente con Emely… el sentimiento de abandono y traición se multiplicó en mí en ese momento.- seguía diciéndole, una parte de mi quería parar, no quería que el siguiera sintiendo dolor… pero otra parte necesitaba respuestas y tendría mis respuestas.- acaso no crees que me siento dolida y decepcionada, al darme cuenta que Te Amo y saber que te casaste con otra… que te casaste con ella.- de repente un brillo de esperanza iluminó su rostro y una sonrisa embelleció aún más su hermoso rostro, se irguió porque durante mi pequeño monólogo fue encorvándose poco a poco quizás como un demostración física de la culpa, por el dolor que claramente reflejaban mis palabras.-

 

- Kris… tu… me amas?.- preguntó vacilante.- de verdad me amas?.-

 

- Claro que te amo tonto, no entendía porque estaba tan dolida, porque me sentía tan traicionada, hasta que te abrace en el aeropuerto, cuando me besaste en la comisura de los labios, cuando caminamos por el aeropuerto con las manos entrelazadas… en ese momento me di cuenta que te amo, que te amo, que siempre te he amado y no me había dado cuenta.- confesé de una vez por todas, sintiéndome verdaderamente estúpida, a la final no tenía nada que perder, a la final tenía todo perdido.- te amo y no puedo hacer nada contra eso.-

 

- Yo no quiero que hagas nada contra eso.- dijo tomando mi rostro entre sus manos, y mirándome con todo el amor, la ternura y el deseo con el que yo también lo miraba en este momento.- Yo también te amo, hoy cuando te estreche entre mis brazos, cuando deje ese beso en la comisura de tus labios, cuando en el auto llevaba tu mano entrelazada con la mía… en ese momento tuve la certeza absoluta de que te amo, de que te pertenezco, de que no puedo… y que sobre todo no quiero hacer nada contra eso.- en ese instante puso sus labios sobre los míos, y nos vimos sumergidos en el beso más maravilloso que me hallan dado jamás, sus suaves y sensuales labios se amoldaban perfectamente a los míos, me sentí viva, me sentí libre, me sentí en el cielo, sentí en casa, sentí que había llegado a mi hogar, al lugar donde pertenecía, nos separamos por la falta de aire… estúpida necesidad de respirar…. Y mientras jadeábamos por la intensidad del beso, con mi frente apoyada en la suya, la culpa de lo que estaba haciendo me golpeo con una fuerza abrumadora.-

 

- Rob no podemos hacer esto.- le dije con mi voz cargada de culpa.-

 

- Shhhhh….- intento callarme, dejando un pequeño y suave beso sobre mis labios.- no me digas que te arrepientes.- me dijo con un dejo de decepción en su voz.-

 

- No me arrepentiría nunca Rob… este beso ha sido increíblemente maravilloso, pero no podemos mi amor… recuerda que tu estas casado.- le dije, permitiendo que mis ojos se llenaran de tristeza.-

 

- No estés triste mi ángel… tenemos que encontrar una manera de estar juntos…. No se cual pero tiene que haberla… - decía con desesperación.- pero como puedo dejarlo, como puedo pensar que esta mal cuando fue la experiencia más maravillosa  del mundo.

 

- Por que Rob… porque te casaste?... Se que ella no te ama, se que ella no puede amarte ni te amará jamás.- le dije, me miro extrañado, como esperando que le explicará el poder de mi afirmación, pero no podía, no podía decirle lo que sabía de Emely, no podía decirle las razones de su odio hacia mí, porque si bien era cierto que ella me odiaba y me despreciaba de forma abominable, también lo era el hecho de que era su secreto y yo no soy nadie para revelarlo. Aún con su desconcierto y sin darle ninguna respuesta al respecto seguí hablando.- Se que tampoco tu la amas, ni podrás amarla… así que sigo sin entender… necesito saber porque te casaste con ella Robert.- antes de que replicará, añadí.- y no me digas que por imbécil, que eso ya lo sé… Tampoco me digas que te avergüenzas y que tienes miedo a decepcionarme, porque no va a servir de nada, ya me has decepcionado. Así que dímelo de una maldita vez Robert, por nuestra amistad, por el amor que te tengo, dime de una maldita vez porque te casaste con ella.-

 

- Porque cometí una estupidez.- me dijo, lo mire sin entender nada.- cometí un estúpido error en unos cálculos, en uno de mis proyectos, ese error comprometería mi nombre, el nombre y el dinero de mi familia, además de acabar mi carrera para siempre.- me contó.-

 

- No entiendo.- le dije.-

 

- Shhhh… .- me calló nuevamente con un beso, parece que se le estaba haciendo costumbre callarme de esa manera, y no es que me este quejando, pero Dios sabe que esto no esta bien.- Déjame terminar Kristen, querías tus respuestas, entonces déjame terminar.- me dijo.- Estaba desesperado, iba a perderlo todo, iba a perder todo por lo que había trabajado e iba a arrastrar a mi familia con ello, estaba un día divagando desesperado, buscando una solución y me encontré a Emely, y ella me propuso una solución, una especie de negocio.- suspiró intentando encontrar valor para continuar.- Así que ella se ofreció a ayudarme, yo me casaba con ella, y su apellido y la muy renombrada firma de construcción de su padre salvaría mi nombre, y me adoptaría bajo su protección… Al principio pensé que era una broma, hasta que ella me contó sus motivos para casarse.- hizo una pausa para ver si yo estaba bien, pero al ver mi mutismo continuó.- No se porque puñetera razón el abuelo de Emely la había sacado de su testamento, la había desheredado, y si ella quería recibir ese dinero debía cumplir dos condiciones, con el cumplimiento de la primera condición ganaría cincuenta millones de dólares, con la segunda, ganaría cincuenta millones de dólares más.-

 

- Cuales eran las condiciones?.- pregunté recelosa.-

 

- La primera, tenía que casarse, con alguien contemporáneo con ella, de su misma posición y de apellido rimbombante… la segunda, tener un hijo. - Definitivamente empezaba a entender las razones de Emely, y yo si sabía perfectamente porque su Abuelo la había desheredado, de hecho yo estaba tan involucrada en el problema de Emely con su Abuelo, que me imagino que la elección de Robert como esposo, era precisamente para hacerme daño de alguna manera, porque a pesar de que yo no era el problema, estoy segura de que Emely me culpaba por la pelea con su abuelo, que me culpaba que este la desheredara y sobre todo me culpaba por tener que casarse y tener que tener un hijo, dos cosas que estoy segura no habían entrado jamás en sus planes. Robert ajeno a mis reflexiones continuó.- Por supuesto endulzó el negocio, con un matrimonio sin capitulaciones matrimoniales, o lo que es lo mismo sin separación de bienes, y pasaría a un fideicomiso a nombre de nuestro hijo cuando este naciera cincuenta millones de dólares. Por su puesto que Emely se hizo de la mejor aliada que pudo conseguir, puesto que encontró el apoyo irrevocable e incondicional de mi madre.- me dijo.-

 

Cerré por un momento el libro, mientras tomaba un poco de agua, y agregaba una anotación a mi libreta, solo que esta anotación tenia un matiz y una necesidad diferente, puesto que no era una pista, sino más bien una interrogante, cuál fue el problema entre Heidi y Bella, y porque demonios mi princesa dice que ella era en parte la razón por la que Heidi y Aro Volturi terminaron peleados, al punto de desheredar a su nieta… Otra razón más para encontrar a Tanya. Ella… Tanya, la prima de mi ángel estaba casada con Félix Volturi, quien era primo de Heidi… quizás el pudiera tener una idea de lo que había pasado, aunque las posibilidades son remotas… ya que ninguna de las dos quiso nunca revelar el motivo de su antipatía, en el caso de mi ángel, o de su odio en el caso de Heidi.  Lo cierto es que yo siempre pensé que Heidi, en el nombre de la amistad que nos había unido en  la adolescencia, que en el nombre de la amistad y del cariño que la unían a mi madre, se había  conmovido con mi problema, y me había ofrecido esa asociación que nos beneficiaba a ambos. Pero ahora veo que no… ella solo buscaba su beneficio propio, se hacía  de la herencia cumpliendo las estúpidas exigencias de su abuelo, y se vengada de mi princesa por eso que ella creía que Bella le había hecho… pero a la final todo le salió horriblemente mal… ni tan mal… si ella murió y, yo y nuestra hija heredamos el dinero que consiguió con nuestro matrimonio y el nacimiento de Jane, pero termino por separarnos a Bella y a mí, haciéndonos  muy infelices a los dos y a nuestros hijos, así que de alguna forma consiguió al menos su venganza… Dios… cuantas intrigas se ciñeron a nuestro alrededor y nunca las vimos.

 

Regrese al libro para terminar el capítulo…

 

 - Kris me moría de vergüenza confesarte mi fracaso, me moría de vergüenza admitirte que de alguna forma me vendí a tu enemiga… temía tanto que no me hablaras de nuevo, que te avergonzaras de mi y dejaras de quererme, temía tanto verte a los ojos y ver que te había decepcionado… temía tanto que no quisieras saber de mi.- me dijo con vehemencia.- es por ello que te lo oculte, es por ello que no quería decírtelo, estaba lo suficientemente mal por sentirme fracaso y atrapado, que no podía soportar encima el dolor de perderte.- me dijo con lagrimas cayendo por su rostro, fue mi turno de hacerlo callar y lo bese.-

 

- No pienses esas cosas, yo no me avergonzaría de ti nunca, no podría juzgarte jamás.- me beso, fue un beso, intenso, apasionado y profundo, si había pensado que sus labios eran indescriptiblemente sensuales y deliciosos, pues me había equivocado y mucho, porque no había mejor sensación que su lengua luchando con la mía en un intenso y pasional beso, era lo más deliciosamente sensual que había experimentado nunca… ya me imaginaba lo magnifico que sería que me hiciera el amor…. Para Kristen… para… sabes que eso no puede ser. Saque fuerzas no se de donde y rompí el beso.- Robert no… no podemos hacer esto… sea cuales sean las razones por las que te casaste, aun cuando no ames a tu esposa, aún cuando ella no te ame y no la ames a ella…. No podemos hacer esto Rob….

 

- No me pidas eso mi amor, no me pidas que me separe de ti…- me suplicó.-

 

- No podemos Rob… No es correcto, y lo sabes.- le replique.-

 

- Se que no es correcto mi ángel, pero que vamos a hacer con esto que sentimos?... – me preguntó.-

 

- No lo sé cariño… no lo sé, pero solo sé que no puede ser.-

 

- No digas eso… no me separes de ti.- me pidió.-

 

- Sabes que no puedo.- le dije mirándolo a los ojos.- “ya no tengo la fuerza para estar lejos de ti”.- le dije con sinceridad.-

 

- “Entonces no lo estés”.- me respondió, nos quedamos en silencio unos minutos, mirándonos, volvía a ser ese silencio cómo en el que ambos entendíamos que estábamos en casa, que estábamos hechos el uno para el otro. Luego de un tiempo que pareció infinito, pero que aún así no era suficiente.- Rob, necesito que me lleves a un hotel. Ya es hora que descansemos, y supongo que debes volver a casa.- le dije con tristeza.-

 

- No tengo que ir ninguna parte.- me dijo.- y en cuanto a lo del hotel, quería proponerte algo… no me sentiría cómodo sabiéndote en un lugar como ese, tan frío, tan impersonal, en donde puedes correr montones de peligros, aunque me creas exagerado.- se defendió en una clara táctica evasiva, para que no pudiera burlarme de su exagerado instinto sobreprotector.- y antes de que me digas que es temporal, eso ya lo sé, me lo dijo Ashley.- me dijo.- Se que solo será hasta que consigas tu propio lugar.

 

- Al grano Pattinson, no tengo toda la noche.- quise bromearle, era tan natural estar con él.- estas divagando.

 

- Cierto… perdón.- se disculpó.- Quería ofrecerte que te quedaras en mi antiguo departamento, no creas que es ninguna oferta indecorosa, ni con doble propósito, ni mucho menos, solo que me sentiría más tranquilo si te quedarás allí en lugar de en un hotel.- En un principio pensé negarme vehementemente … pero la verdad su preocupación me reconfortó, y estar en su departamento era en cierta forma estar cerca de él… así que antes de darme cuenta, ya lo estaba despidiendo en la puerta del departamento después de que ayudara a instalarme.-

 

- Bueno princesa me voy, vengo mañana temprano con el desayuno.- me dijo parado en contra el marco de la puerta.

 

- No es necesario Rob.- le replique.-

 

- No, no es necesario.- me respondió.- pero déjame hacerlo… por favor.- me pidió dándome esa sonrisa que me enloquece.-

 

- Si me sonríes así no puedo negarte nada.- le dije sinceramente.-

 

- Es bueno saberlo.- me contesto.-

 

Es bueno recordarlo, pensé yo de regreso a la realidad.

 

- Ahora me marcho, hasta mañana princesa.- se inclinó hacia a mi y me beso de nuevo. Antes de que pudiera replicar algo o decirle que eso no era correcto y no podíamos, me dijo.- Te Amo, no lo olvides.- y se marcho.  Yo cerré la puerta y me volví hacia ese departamento que sería nuestro refugio por dos años. Dos increíbles años donde con altos y bajos viviríamos juntos nuestro amor, en una relación clandestina, en una relación donde había encontrado mi destino, pero que me había convertido en La Otra.

 

Así terminé el primer capítulo, obviando las últimas palabras que en el escribió mi ángel para no añadirle más dolor a mí maltratado corazón. Pero a pesar de las tristezas, pude rememorar la felicidad inmensa que sentí con ese primer Te Amo, el sabor dulce y maravilloso de nuestro primer beso. Ese primer capítulo del libro me había dejado buenas pistas. Una fundación, una dirección, un amigo a cual buscar, un país de residencia… Tenía algunas pistas inconclusas sobre las que investigar… como Twiligth Producciones… como Paul Simmons… Como que pintaba mi Bella en la batalla Heidi – Aro Volturi. Mi teléfono comenzó a vibrar sobre la mesa, vi el identificador, era Jasper….

 

- Dime Hermano.- le respondí.-

 

- Tengo dos buenas noticias Edward.- me respondió.-

 

- Dime que no tengo paciencia.- le replique.-

 

- La primera se que papel juega Paul Simmons en la vida de Arizona.- hizo una pausa y finalmente agrego.- Es su  representante, fue el quien la ayudo a publicar su obra, es el quien promociona su carrera y sus conferencias.- Conferencias?????.... otra interrogante más… mi cabeza iba a estallar… mejor dejaba esa para después.-

 

- Eso es perfecto, quizás podríamos contactar a ese Paul Simmons y contratar alguna presentación de Bella aquí en Chicago… si es que lo permite. – se me ocurrió de pronto.-

 

- Esa es una excelente idea Edward, y creo que sé quien puede ser la persona perfecta para lograrlo.- me dijo.-

 

- Alice.- dijimos ambos a la vez.-

 

- En fin… la otra noticia, es que revise esa Twiligth Producciones, intente comunicarme con ellos, pero no fue posible y no lo será hasta el lunes.- cierto era fin de semana, seguro no trabajarían estos días.- pero tengo una dirección y un número de teléfono hermano.- me dijo Jasper al otro lado de la línea y mi corazón latía desbocado ante la expectativa, presentía que esto sería algo bueno.-

 

- Dime Jasper… me vas a provocar un infarto.- le dije.-

 

- Calmate Edward, tienes que tomarte esto con calma. Necesitas estas bien para cuando los encuentres.- me dijo, y la verdad tenía toda la razón.-

 

- Tienes razón Jasper, pero dima ya de una vez.- le suplique.-

 

- A diferencia de la Fundación, la Editorial no está en Londres, sino en Italia.- Sentí mi corazón a punto de salir de mi pecho.-

 

- En que parte de Italia Jasper.- pregunte, ahora un poco más desesperado.-

 

- Esta en Florencia, así que presiento que Bella y los pequeños están viviendo en algún lugar de la Toscana.

 

- Gracias hermano, la verdad no sabes como te agradezco todo lo que estas haciendo por mi.- le dije con sinceridad.-

 

- No tienes que agradecer Edward, no solo lo hago por ti, Rosalie, Alice y yo queremos muchísimo a Arizona, y también la extrañamos, también nosotros necesitamos de alguna forma su perdón y tenerla cerca.-  yo sabía perfectamente que todo cuanto decía era verdad, ellos tres querían mucho a mi ángel, y sé que también la había extrañando terriblemente y que de algún modo se sentía culpables.- Hablamos luego Ed… si Alice me ve hablando contigo me va ir muy mal.- ambos reímos y cortamos la llamada.-

 

Estaba increíblemente feliz,  tenía un montón de pistas buenas, el lunes llamaría a Twilight Producciones con la esperanza de conseguir algo más, le pediría a Alice contactar a Paul Simmons… Contrataría nuevamente a los investigados para buscarlos, pero ahora en Florencia, todavía esperaba por la revista, y en cualquiera de los casos, investigaría cuando eran las próximas sesiones de apoyo en la fundación, y luego de presentar mi proyecto para la licitación viajaría a Londres, e intentaría participar en esas sesiones de apoyo. No estoy muy seguro del como pero hablaría con mi ángel como fuera… Cada página del libro que pasaba, conseguía que me sintiera más cerca de ella.

 

Podría finalmente ver a mi Bella, pedirle perdón y decirle cuanto la extraño, decirle y demostrarle todo lo que aún la amo. Podría ver a mis hijos, a mi gatita y a mi campeón… conocerlos, estrecharlos entre mis brazos y demostrarles mi amor. Podría ir a visitar el lugar del eterno descanso de mi mariposita, rogarle su perdón, llorar sobre su tumba, y decirle cuanto la amo y que estará siempre en mi corazón.  Abrí el libro y busque la foto de mi Bella, y me quede observando unos minutos esa imagen de mi ángel, de la mujer de mi vida… Te Amo mi amor… le dije, mientras acariciaba suavemente su imagen… Te Amo y te voy a encontrar, voy a ganarme tu perdón… ya pasamos por demasiadas cosas, nos merecemos ser felices…

Capítulo 3: Reencontrando mi Destino Capítulo 5: Posibilidades

 
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