La Otra (+18)

Autor: BkPattz
Género: + 18
Fecha Creación: 19/12/2010
Fecha Actualización: 18/02/2011
Finalizado: SI
Votos: 43
Comentarios: 112
Visitas: 152657
Capítulos: 27

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan. Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante? porque mientras Bella Swan estaba en las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

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Capítulo 18: Celos

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos regalan fantasías en este y otros muchos sites.

 

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan. Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

 

…….

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La Otra” podrán leerlo en subrayado. Hay unas frases entre comillas y en negritas que pertencen a la película Twilight, por lo tanto son propiedad de Summit.-

 

……

 

Capítulo 17: Celos...

 

Todos los ojos estaban puestos sobre mi hermosa y al parecer muy famosa prometida, la verdad me sentía sumamente orgulloso de la repercusión del trabajo de mi princesa y su alcance.  Los murmullos en la sala era atormentadores pero de pronto cuando una segura, hermosa y profesional Rosalie tomó lugar frente al podio las voces se fueron acallando quedando solo el murmullo de los flashes de las cámaras.

 

- Buenas Tardes. – dijo Rosalie a los presente. – The Chicago In Fashion, les da la bienvenida a esta rueda de prensa que marcará la presentación de “La Otra” en la ciudad de Chicago y en los Estados Unidos, la formidable Marie Swan autora del Best Seller y una muy querida amiga nos honra hoy con su presencia, su historia se ha convertido en la favorita de incontables lectores a lo largo del mundo, sus letras apasionadas, sus crudas emociones llegan al corazón del lector inundando su espíritu con cada una de los sentimientos plasmados en el papel, haciéndonos reír, llorar, sufrir y enamorarnos con y de sus protagonistas. Esta historia que ha hecho las delicias del mundo y nos ha dejado vagando entre el amor y la desesperanza, y en la búsqueda de un final feliz. Es que con mucho orgullo y placer, que les presento a Marie Swan, para quien pido un fuerte aplauso. – dijo Rosalie, todos aplaudimos a mi ángel, quien se levanto de su silla, pero manteniéndose en su lugar con el micrófono en la mano, me miró tímidamente con esos ojos que no eran mis ojos, los ojos llenos de luz de  mi princesa. -  

 

- Buenas tardes, gracias a todos por estar aquí, es para mi un placer acompañarlos, y poder presentar ante ustedes y ante su destacadísimo público mi primera obra la historia de “La Otra”, la cual me ha resultado maravillosamente terapéutica y que a nivel profesional me ha brindado innumerables satisfacciones, empezando por la posibilidad de trabajar en algo que me apasiona. – dijo dirigiéndose a la audiencia y regalándome una mirada en la que pude interpretar sin lugar a dudas que otra de las cosas que le apasionaba era precisamente yo… o más bien nosotros.  Le sonreí, ganándome una hermosa sonrisa de retorno que no logró más que tatuarme de forma casi permanente una sonrisa de tonto enamorado en el rostro. – Ahora vamos a empezar las preguntas de su parte, mi representante el Sr. Paul Simmons tiene una lista que hicieron previamente y todos podrán hacer sus preguntas, y sobre si responderé o no a todas, ya veremos como va sucediendo la cosa. – les dijo mi princesa con una risa de niña traviesa que nos hizo reír a todos. -

 

- Buenas tardes a todos. – dijo Paul con su perfecto acento inglés. – Marie va a continuar respondiendo sus preguntas desde su lugar mientras yo los voy presentando, la acústica es bastante buena, sin embargo las chicas de protocolo que nos acompañan hoy y que están haciendo un maravilloso trabajo los irán ayudando con los micrófonos, así podremos estar todos cómodos, y los fotógrafos que los acompañan, además de los fotógrafos independientes podrán seguir haciendo su trabajo y todos felices. – dijo. – en primer lugar tenemos a Lina Metz del Chicago Tribune. – presentó Paul a la periodista. -

 

- Buenas Tardes Marie. – le dijo la chica, y mi Bella la saludo con un asentimiento de cabeza. – Cómo se pasa de ser una heredera famosa, a una empresaria y finalmente a escritora de un libro tan reconocido como el tuyo?. – le dijo la Chica del Tribune a mi princesa. -

- Hola Lina, la verdad es que lo de heredera famosa, no es algo que me gustaría en mi biografía. – le dijo con sincera humildad. – mis abuelos, y mi padre trabajaron mucho por formar el imperio que lograron,  y siendo sinceros habría cambiado eso por tener a mis padres a mi lado, o por lo menos no haberlos perdido tan temprano en mi vida, sin embargo la vida me regalo a mis tíos que están aquí acompañándome. – dijo mi diosa señalando a Carmen y Eleazar Denali sentados a mi lado. – quienes fueron unos segundos padres para mi y me dieron amor y comprensión, además de unas hermanas maravillosas. Lo de empresaria fue solo una consecuencia de la pérdida de mis padres, no podía permitirme perder todo lo que había resultado del enorme esfuerzo de ellos, mis abuelos y sus antepasados, tengo un legado que debo mantener y sobre el que debo trabajar, educando además a mis hijos para que puedan seguir nuestra labor, pero mi tío Eleazar y muchos más me han ayudado, así que el mérito no es solo mío… En cuanto a “La Otra”, pues es el resultado de mi pasión. – dijo mirándome y entendí que no hablaba precisamente de la escritura o del libro. – Fue un camino largo donde recorrí montones de cosas, dolores, alegrías  y experiencias. – dijo mirando por un segundo la mesa, para luego levantar su mirada y con una sonrisa radiante mirándome de nuevo, agrego. – Pero a pesar de todo no cambiaría ni un solo segundo si el resultado es el que tengo ahora. – dijo mi hermosa y yo no pude estar más que feliz por eso. Dirigió su mirada a la Chica y añadió. – Gracias. –

 

- Ahora es el turno de Graciela Orozco del Diario Hoy de Chicago. – dijo Paul. -

 

- Hola Buenas Tardes. – saludo la reportera de Hoy. – Si Isabella Swan Denali, era ya una figura de la alta sociedad, no solo de Chicago sino del país, porque firmar como Marie Swan, porque deslindarte de tu nombre verdadero, durante los años en Chicago fuiste fotografiada innumerables veces en discotecas, galas benéficas, y también sabemos que apoyas muchísimas causas sociales. – le dijo. – no era más sencillo continuar o más bien empezar con el nombre que heredaste de tu familia.

 

- Mi interés primordial era dar a conocer mi talento, o en tal caso de no ser tan buena que se me criticará por ser yo o se me felicitará por mi trabajo, no por el apellido Swan… o por el apellido Denali, la verdad es que yo no he hecho nada por engrandecer a ninguno de los dos, por tanto, no considero justo hacerme un nombre a costillas de eso. – dijo Bella con convicción. – por otro lado, mi segundo nombre es Marie, y… - de pronto la vi respirar profundo, yo también sabía que venía. – Marie es el nombre de una de mis bebés, ella murió días después de nacer… así que es una especie de tributo a mi pequeñita. – dijo ofreciéndonos una triste sonrisa, mientras yo me secaba una traicionera lágrima que se escapaba por mi rostro. -

 

- Es en honor a ella que se creo la Fundación Marie Swan?. – preguntó la misma periodista. -

 

- La verdad es que si, la fundación se encarga de apoyar las investigaciones sobre enfermedades cardíacas congénitas, la cual fue la causa de la muerte de mi mariposita. – dijo con una sonrisa nerviosa y mordiéndose el labio, al darse cuenta que fue demasiado personal al usar el apodo de nuestra bebé. – además tenemos grupos de apoyo, donde nos dirigimos a padres que han perdido a sus hijos por esta causa, tenemos también un programa de apoyo a padres que están pasando por la experiencia, así como apoyo a los niños, tenemos un programa y planes muy complejos, hemos trabajado en montones de proyectos para preparar doctores capacitados y salas de pediatría más preparadas para atender a recién nacidos y poder detectar problemas en la salud de niños muy pequeñitos.  – le respondió mi princesa orgullosa de su trabajo en la fundación. -

 

- Robert Elbert del Chicago Sun. – anunció Paul, tras agradecer la intervención de la chica de Hoy. -

 

- Es también en honor de tu hija Marie que escondes esos hermosos ojos chocolates, dándonos esos fríos ojos verdes que aparecen en todas tus fotos promocionales. – en seguida me tensé en mi silla, que le pasaba a ese imbécil para estar hablándole a si a mi prometida… porque ella era mi mujer, y el único que tenía derecho a perderse en esos pozos chocolates era yo, mi princesa me miró y sonrío divertida al verme celoso. -

 

- Pues lo cierto es que mi pequeña Marie tenía los ojos chocolates, así que aunque me encanta honrarla en todo lo que puedo, el uso de los lentes de contacto para las fotos referentes a todo lo de “publico” que tiene mi vida debido al éxito del libro, no tiene nada que ver con eso. – sonrío divertida, pero me miro directamente al contestar, no sabía si porque la respuesta tenía que ver conmigo o si porque quería evitar que me sintiera celoso, con el filtreo del periodista que no hacía más que sonreírle coquetamente. -  una vez una persona… que es una de las cuatro personas más importantes de mi vida, me dijo que amaba mis ojos, que amaba profundamente mi mirada, que en ella podía leerse cada una de mis emociones, cada uno de mis pensamientos, cada uno de mis sentimientos, que podría pasarse la vida perdido en ellos. – de pronto una emoción indescifrable hacia sus palabras se hacía espacio en mi alma. – él y yo estuvimos mucho tiempo separados, y esa era una forma de mantener mis emociones y mis sentimientos solo para él, para mis  hijos, solo para aquellos que me son verdaderamente cercanos, todo lo que soy yo de verdad… Toda Bella Swan es por y para él y nuestros hijos, para aquellos que se ganan mi cariño sincero. Para el resto del mundo tengo mis respetos, mi talento y mi capacidad de despertar sus propias emociones a través de las palabras, y para hacerlos vivir alegrías, tristezas y sentimientos a través de mis historias. – en ese momento mi corazón explotaba de alegría… por Dios, justo cuando pensaba que no podía ser más perfecta mi princesa me encuentro con esto… inmediatamente me conecte con su mirada, y le dije un mudo “Te Amo”, con la sonrisa que me regalo me dijo también un te amo. -

 

- Eso quiere decir que pierdo todo mi tiempo si te invitó unas copas. – dijo el imbécil del reportero y yo me removí en mi silla, ganándome una pequeña risa de burla de parte de Eleazar. -

 

- Completamente. – le dijo mi princesa. - Mi corazón tiene mucho tiempo ocupado al igual que mi vida. – le dijo, y el imbécil regreso a su sitio. – 

 

- Por E! Entertainment. – dijo Paul. – Tenemos dos pesos pesados… Giuliana de Pandi y Ted Casablanca. – luego dirigiéndose a Giuliana dijo. -   Buon pomeriggio, il primo Giuliana bella.

 

- Grazie, buon pomeriggio a tutti. – contestó Giuliana. – la intervención anterior de mi compañero del Sun dejó una cuestión interesante, referente al ocupante de tu corazón Bella. – le dijo ella dirigiéndose a ella por su nombre real. – más si tomamos en consideración las fotos que nuestra cadena y otras publicaron ayer, así como el video del personal que TMZ puso en el aire, pero se que esa pregunta no va dejar de ser realizada. – dijo Giuliana. – por lo que me voy a ceñir a la pregunta que nos tiene a todos inquietos y que nadie a querido formular, pero que por supuesto ni yo ni Ted podemos dejar pasar. – y yo estaba seguro que aquí venía una de las preguntas que más temíamos. -  es la historia de Kristen y Robert – dijo haciendo referencia a los personajes de “La Otra”. – la verdadera historia de Isabella Marie Swan y Edward Cullen?. – terminó soltando y tanto mi ángel como yo sostuvimos aire de más en nuestros pulmones, mi princesa se giró indecisa hacia Paul, quien le indicó con un gesto resignado que la decisión era nuestra, fijó su mirada en mi, y yo le regalé en una mirada todo mi apoyo, respeto, confianza y todo mi amor por ella. Y tras soltar una gran bocanada de aire se decidió a responder. -

 

- Si lo es. – dijo simplemente, y los murmullos no se hicieron  esperar. Yo le sonreí de nuevo en señal de apoyo, pero por un momento me sentí cegado por los flashes los cuales ahora no solo iban dirigidos a mi princesa. -

 

- A juzgar por las fotos tomadas por TMZ y varios de nuestros compañeros ayer. – continuo Giuliana. – podemos decir que … L'Altro avrà il suo vissero felici e contenti?. – “La Otra” tendrá su vivieron felices y contentos, le preguntó finalmente. -

 

- Speriamo che. – le respondió mi princesa, diciéndole que eso esperábamos. -

 

- Entonces estamos claros que tus hijos son hijos de Edward Cullen. – afirmo  Ted Casablanca, también de E!. -

 

- Si, mis hijos son hijos de Edward. – dijo mi princesa. -

 

- Podemos esperar una gran boda pronto, tu y tus hijos van a quedarse en Chicago. – insistió Ted. -

 

- Habrá boda, pero ya los detalles de nuestra residencia es un asunto que solo le corresponde a nuestra familia. – le dijo Bella. -

  

- Por The Hollywood Reporter Joseph Fernández. – dijo Paúl, interrumpiendo sutilmente la participación de Ted. -

 

- Han mantenido un relación clandestina durante todos estos años, es por eso que no veíamos a Edward con ninguna mujer en ningún evento, aún cuando era considerado uno de los solteros codiciados de Chicago, al punto de ser nombrado por lo medios como el “uraño de Chicago”. – mi princesa soltó una de esas maravillosas risas divertidas, que hizo las delicias de los presentes. -

 

- La verdad no sé porque mi muy atractivo prometido se mantuvo soltero, pero eso fue para mi toda una suerte y una sorpresa. – dijo haciéndome sonrojar. – la decisión de no salir con nadie fue suya, al igual que yo tomé la mía de igual forma, pero la verdad es que nos reencontramos hace poco, pero los sentimientos seguían allí tan fuertes y verdaderos como siempre, pero la verdad no sé porque quiso ganarse ese apodo. – rió nuevamente. – pero a la final soy yo la “escritora solitaria”, no?. – volvió a reír divertida. – hasta en eso hacemos pareja. – dijo guiñándome un ojo, la verdad y a pesar de que las preguntas estaban poniéndose personales y difíciles, mi princesa intentaba divertirse y llevarla de la mejor manera. -

 

- De Los Ángeles Daily News, Holly Anders. – presentó Paúl, a  la siguiente reportera. -

 

- Isabella dada a tu experiencia personal y a como se presenta la historia en tus libros podemos decir que justificas a las Amantes. – le dijo y la verdad lo sentí como un golpe bajo. -

 

- La verdad es que en la teoría no lo justificó, nunca lo he hecho. – dijo mi princesa soltando el aire contenido durante la pregunta. – pero en la práctica, por lo menos en la mía… en la nuestra. – dijo mirándome con cariño. – todo fue complicado y confuso, y terminamos envueltos en esta relación en la que no podíamos salir ninguno de los dos, no era planeado, no era con la intención de dañar a nadie, sería muy fácil salir del problema diciéndoles que su esposa era esto o era aquello, pero la verdad es que ella falleció y no pienso fallar o irrespetar su memoria, lo cierto es que las cosas fueron como fueron  y no pienso tomar el camino fácil defendiendo nuestra situación cuando Ella no puedo defender su punto de vista al respecto. Tampoco puedo decir que me arrepiento por los hechos, las situaciones y las circunstancias que nos trajeron hasta aquí y que nos dieron a nuestros maravillosos hijos y el sentimiento tan especial y profundo que compartimos… Aun cuando en el libro se revelan algunas cosas, en ningún momento la he puesto a ella en tela de juicio, solo he puesto en tela de juicio sus sentimientos hacía él, porque estoy segura que era nuestro problema personal la que nos envolvió a los tres en esta situación. – dijo mi princesa dando de una vez por zanjado el tema, haciendo referencia de una, a los comentarios y suposiciones que sobre Heidi hacía entrever en su libro. -

 

- Nicole Enderber, por Ok!. – anuncio Paúl, este era uno de los medios  que más nos preocupaba. - 

 

- Es cierto que el rencor que te tenía Heidi Volturi desde la adolescencia obedecía a que siempre te quedabas con lo que ella quería, desde la amistad con los Cullen, Hale y Whitlock, como todos los novios y momentos protagónicos de la princesa Volturi. – dijo la reportera. -

 

- El problema entre Heidi y yo es algo completamente privado y personal que solo nos compete a Heidi y a mí, y no pienso discutir sobre el tema. – dijo tajantemente Bella. -

 

- Es verdad que ustedes tenían un “relación especial”. – le dijo con sorna en la voz, y no sé porque pero ese asunto empezó a dar vueltas y vueltas por mi cabeza, sería posible que… No inmediatamente deseche la idea. -

 

- Heidi y yo no tenemos ningún tipo de relación, ni especial ni de ningún tipo, teníamos amigos en común, estudiábamos juntas en la misma escuela y por la proximidad de nuestras familias nos veíamos en más lugares de los que quisiéramos. Nuestro problema como ya dije obedece a asunto privados entre Heidi Volturi y yo. – dijo. – 

 

- Cómo es tu relación con Jane Cullen Volturi?. – insistió la periodista metiéndose en terrenos empedrados. - 

 

- Nuestros hijos, no entran dentro de mi vida pública. – le dijo. – así que no pienso responder ninguna pregunta sobre ellos, solo les digo, que como pudieron ver en las fotos que tomaron ayer en el aeropuerto, estamos todos bien y juntos como la familia que somos, y aprovecho para pedirles que respeten la vida y la privacidad de mis hijos.

 

- Consideras a Jane como tu hija?. – insistió. -

 

- Es lo último que voy a responder sobre mis hijos. – le dijo Bella, permitiendo que su mal temperamento empezará a fluir, era muy raras las veces que este hacía acto de presencia, pero cuando lo hacía era de temer. – Jane goza del mismo cariño, respeto, sentido de protección y amor incondicional que siento por mis hijos… Así que la respuesta es si. Si considero a Jane como mi hija, mi amor por Edward no permita que pueda amarla menos de lo que amo a mis propios hijos.

 

- Leonora Julia North de Vanity Fair. – dijo Paúl, dando por zanjado  el tema. -

 

- Podemos pujar por una exclusiva como la que ofreciste a Hola, pero contando tu historia, no la de “La Otra”. – dijo la reportera cambiando radicalmente el tema, el cual agradecí de corazón. -

 

- La única exclusiva que daré al respecto será con The Chicago In Fashion. – dijo mi princesa, haciendo que una resplandeciente sonrisa se asomará en el rostro de Rosalie y de Renata, sentada a mi lado.  Me hacía feliz ver así de contenta a mi hermanita, sabía por lo que podía ver en las preguntas de los periodistas que nuestra historia estaba generando curiosidad en los medios, y una exclusiva sería de suma importancia para darle un mayor impulso a su revista. -

 

- Podemos aspirar  al menos a algunas fotos de la boda?. – insistió la chica de Vanity. -

 

- Cuando sea el momento se los haremos saber. – dijo Paúl, dando a entender que no era un tema que habíamos considerado aún. -

 

- Podría optar a una entrevista con Edward?. – Preguntó la reportera muy coquetamente girándose hacia mí esperando mi respuesta. Pero mi ángel, haciendo gala de sus celos le respondió por mí. -

 

- Mi prometido es arquitecto, y estamos hablando de “La Otra”, además no creo que el “Uraño de Chicago” quiera dar entrevistas ahora que ha dejado de ser un soltero codiciado. – dijo defendiendo lo que era suyo. Ganándose una sonrisa y un beso lanzado al aire de mí parte. -

 

- Por el New York Times Kristy Mayers. – indicó Paul. -

 

- Buenas Tardes, ahora que están juntos, y con todos los proyectos de la Fundación, con la construcción de un nuevo hospital infantil en Londres, han pensado en internacionalizar y globalizar ese proyecto. – dijo la periodista. -

 

- La verdad es que el proyecto de Londres es muy ambicioso, y ciertamente me gustaría llevarlo a más lugares, sobre todos en países donde pueden ser realmente necesarios, pero lo cierto es que aún no hemos hablado de los proyectos de la fundación o no por lo menos a esa profundidad, pero estoy segura que Ed y yo haremos un buen equipo y que las posibilidades de la fundación se verán incrementadas y que ambos vamos a poder lograr grandes cosas para honrar a nuestra hija. -

 

- Finalmente por People, Jennifer Rodríguez. – dijo Paúl. -

 

- Has pensado en una secuela para tu historia. – le dijo. -

 

- Si, lo he pensado, pero no lo he decidido. Hoy puedo casi asegurar que tendré mi vivieron felices por siempre, pero la verdad es que no creo en cuento de Hadas, si se que me espera una larga y feliz vida con mi amor, y con nuestros hijos, quizás hasta otros hijos por venir, pero por lo pronto siento que en pro de la privacidad de mis hijos y más con lo sucedido el día de ayer… creo que ese final feliz será solo para mi familia. – dijo mi princesa y la entendía perfectamente. -

 

- Quizás tienes planes cinematográficos para llevar a la gran pantalla tu historia?. – preguntó la Chica. -

 

- La verdad no he recibido propuesta alguna. – le dijo. – pero en el caso de que llegará sería cuestión de estudiarla, quizás… porque no. El dinero que se obtiene de “La Otra” está dirigido a la fundación y a sus programas médicos y sociales, así que en el caso de vender los derechos para la película, el dinero resultante tendría el mismo fin, así que no sería una decisión difícil de tomar. – le dijo, mientras yo me sentía minuto a minuto más orgulloso de mi mujer. -

 

- Que actores te gustaría que los interpretaran a ti y a Edward?. – preguntó la reportera de People. -

 

- No he pensado nunca en eso, pero a priori podría decir que optar por la joven pareja de la Saga de Twiligth sería una elección segura, tienen una increíble química y se ven muy bien juntos, creo que su relación, o lo que se ve de ella. – dijo. – es hermosa y perfecta, se ven como dos perfectos enamorados. -

 

- Quiero agradecer sinceramente la presencia de todos ustedes aquí el día de hoy. – dijo Paúl.-

- Gracias a todos por venir ha sido un sincero placer compartir este rato con ustedes. – les dijo mi princesa con una hermosa sonrisa. -

 

- Antes que se retiren. – dijo de nuevo Rosalie tomando la palabra. – De parte de Marie Swan, del Sr. Simmons y en nombre de The Chicago In Fashion, queremos no solo agradecer su presencia, sino invitarlos a la presentación y firma de libros que será llevada a cabo el próximo viernes. – en el almuerzo me había sorprendido que Rosalie hubiese agendado esa actividad para mi princesa en un importante librería de Chicago, pero la verdad es que eso ayudaría mucho a la promoción del libro, no porque mi princesa lo necesitara, pero eso sería un buen marco para futuras presentaciones. Mi cuñada les dio a los presentes las señas correspondientes a la presentación. – Nuevamente les agradezco y espero verlos el viernes, que tengan un buen día.

 

Salimos de la Sala por un puerta lateral mientras los periodistas lo hacían por la puerta principal de la sala de conferencias, en esa sala teníamos unos refrigerios que habían sido  dispuestos por ordenes Alice, mientras que a la salida de la sala de prensa se había dispuesto refrigerios, revistas de In Fashion y libros de mi princesa para los periodistas y fotógrafos que habían asistido.  Bella se disculpó un momento para ir al baño, supongo que a deshacerse de esos molestos lentes de contacto, lo que me recordó su motivo para usarlos y mi corazón salto de emoción al darme cuenta todas las molestias y las cosas por las que pasaban por mi princesa por mi y para mi, para poder demostrarme todo su amor y toda la devoción que sentía por mí y por nuestra relación, la verdad es que no podía estar más orgulloso, encantado y enamorado de lo que estaba. De pronto visualice en un costado del salón a Carmen y Eleazar Denali que conversaban con Renata, mientras que Paúl y Rosalie estaban junto con Julliet, la asistente de Rose ultimando detalles para las próximas actividades promociónales de mi princesa. Me acerque a los Denali, sentía que debía ofrecer unas disculpas, una explicación, algo… cualquier cosa, a la final ellos eran como los padres de mi ángel.

 

- Eleazar, Carmen… yo… - me quedé pegado sin saber que decirle exactamente. -

 

- Tranquilo Edward… lo sabemos. – me dijo Eleazar. – pero no creas que es muy fácil pasar por alto todo lo que han sufrido mi hija y mis nietos. – dijo. -

 

- Eleazar hacerlos sufrir es lo último que hubiera querido, pero las cosas no resultaron como queríamos. – le dije apenado cabizbajo y con las manos en los bolsillos. -

 

- Lo sabemos hijo, tu también has sufrido con ellos. – me dijo Carmen, colocando maternalmente su mano en mi hombro. -

 

- Si pero… - me interrumpió de nuevo. -

 

- Edward, lo que importa es la alegría en la mirada de mi pequeña. – me dijo Eleazar en modo papá Denali. – lo demás sobra, pero espero que esa alegría se mantenga así para siempre. -

 

- Y cuando planean hacer la boda?. – preguntó Carmen. -

 

- La verdad Mamá Carmen. – dijo mi hermosa prometida llegando a nuestro lado y pasando su mano por mi cintura. – Estamos pensando hacerlo nosotros solo con los niños, o de pronto una escapada a Las Vegas, espero que no les moleste.

 

- Para nada hija. – le dijo Carmen. – a juzgar de todos los inconvenientes que han tenido y que tendrán con Esme, creo que es lo mejor para ustedes Chicos. – Hablamos un rato más hasta que Eleazar y Carmen se despidieron y estábamos mi princesa y yo perdidos en los ojos el uno del otro, con los brazos en torno a nuestras cinturas, disfrutando de ese pequeño momento,  cuando fuimos interrumpidos por Julliet que se acercaba tímidamente a nosotros con el teléfono de mi ángel en la mano.

 

- Bella. – le dijo apenada, me miro y puso cara de no saber que hacer, pero con un gesto mi princesa la instó a continuar. – te llama un chico y…. y…

 

- Y que Julliet?. – le dijo, y yo la verdad me empezaba a poner nervioso. -

 

- Y me pidió que le pasará al amor de su vida. – dijo y yo me tensé de inmediato, Bella saltó de mi abrazo con los ojos brillantes de alegría y felicidad que sentí como un puñetazo en la boca del estómago. Bella se apresuró a tomar el teléfono con mucha más emoción de lo que me habría gustado y yo estaba que ardía de celos.

 

- Amor mío como estas?. – dijo Bella con completa alegría, mientras yo me retorcía de dolor, como era posible que Bella hablará así con otro, cuando yo podría jurar que me amaba completa e incondicionalmente, no sabía si empezar a reclamar, a tirar todo a mi alrededor o empezar a llorar en ese momento, como era posible que Bella, mi amor, mi prometida, mi mujer, se dirigiera de esa manera y con tanta alegría hacia otro hombre. – Claro que te extraño cariño. – le dijo, y en un giro se encontró con mi cara de amargura, frustración y dolor. La comprensión de lo que sucedía parecía abrirse camino en su entendimiento, me dio una mirada dulce, se acercó a mí acariciándome el rostro y negando con una expresión divertida. – Claro que he cuidado de él Jacob… - dijo pero fue interrumpida por Paúl que se acercó prácticamente corriendo a nosotros al escuchar  el nombre. -

 

- Jacob?.... Jacob…- dijo entre emocionado e indignado. – Isabella Marie Swan se puede saber por mi novio te llama y tu no eres capaz de avisarme. – le dijo y yo puse mi perfecta cara de WTF. – Pero además porque demonios ese perro desgraciado y sexy te llama a ti y no a mi que estaba desesperado por escucharlo. – le dijo mientras mi princesa se reía. -

 

- Jake, voy a pasarte a tu novio que debe estar desesperado por oírte. – le dijo mi princesa… Novio… Novio… - Debe estar desesperado creyendo que todos los Gay de Londres están detrás de tu hermosa sonrisa y tu sexy trasero. – como que sexy trasero, que demonios le pasa a mi Bella… eso es lo mismo que dice de mi. -

 

- Hola Amor. – le dijo Paúl tomando el teléfono. – Como esta nuestra princesa Keyla?. – le preguntó Paúl a Jake. -

 

- Ven aquí. – dijo mi princesa tomándome de la mano y llevándonos a un rincón para darle privacidad a Paúl, tomó mi rostro entre sus manos y me miró intensamente. – Ed… Te Amo cielo, debes dejar tus celos, esos pueden causarnos problemas. – Me beso, y luego me sonrío divertida. – Primero querías arrancarle la cabeza al periodista del Sun… - me decía pero la interrumpí bruscamente. -

 

- Pero ese idiota te estaba coqueteando abiertamente en mis narices. – le dije indignado, pero me gane una carcajada y un dulce beso de su parte.-

 

- Y que importa eso Ed, tu sabes que ningún baboso de esos podría ser competencia para ti… Además Te Amo a ti y lo sabes. – me dijo, y yo la abracé por la cintura acercándola a mí.-

 

- Yo también Te Amo cielo, y  tú lo sabes. – dije, mientras ella asentía. – entonces porque querías desollar viva a la reportera de Vanity.

 

 - Ella te estaba coqueteando descaradamente frente a mí, sabiendo que tú eres mi prometido y eres mío. – la mire mientras enarcaba las cejas divertido, pero la verdad es que me encantaba en su modo celoso y posesivo. Ella se dio cuenta de la situación y nos reímos juntos perdiéndonos en un apasionado beso, Dios que ganas tenía de estar a solas con mi princesa, y grabarle una vez más en cada centímetro de su hermosa piel mi marca, y para que en mi cuerpo quedara grabada ella, y que el mundo entero entendiera que nos pertenecíamos, ella y todo su cuerpo eran mi tentación, mi mayor anhelo, mi mejor pecado. – Ok ok, punto a tu favor en lo que respecta al “imbécil” y a la coqueta descarada, pero no debes tener celos de Paúl y Jake cariño, primero que nada ellos son como mis hermanos. – me dijo mientras yo seguía con mis manos en su cintura y ella hacía formas con la punta de sus dedos en mis brazos. – y en segundo lugar, como te habrás dado cuenta ellos son pareja, están increíblemente felices, y juntos hace más de diez años  y acaban de adoptar a una pequeña preciosísima, así que cuando viajemos a Londres voy a presentarte a mi pequeña sobrina Keyla y mi hermano Jacob.

 

- Así que vas a presentarme a nuestra sobrina y mi cuñado. – le dije y ella sonrío maravillada porque quisiera integrarme a su familia. –

 

- Gracias mi vida. – me dijo. –

 

- No tienes que agradecerme preciosa. – le dije dejando un tierno beso en su nariz. – Yo quiero ser parte de absolutamente todo en tu vida mi amor. – le dije dándole un beso un poco más intenso. 

 

- Chicos disculpen la interrupción, pero debemos regresar a casa, no creo que en el estado de Alice se le haga sencillo cuidar de cinco pequeños diablillos, además creo que no se sentía muy bien. – dijo. -

 

- Tienes razón Rosie Rose. – le dijo Bella, y enseguida le hizo señas a Paúl para que se acercará. -

 

- Paúl hora de irnos, pero pueden seguir hablando de camino par de tórtolos. – le dijo mientras se burlaba de él, haciendo caras graciosas. -

 

- Si no fueras mi hermanita ya te abría matado a cosquillas. – le dijo, correteando detrás de ella mientras se despedía torpemente de su pareja.  Mi princesa llenaba con sus risas toda la estancia, mientras corría como niña de su perseguidor, yo sonreía como tonto feliz de ver cómo mi princesa disfrutaba con su hermano. Ahora que ya el monstruo de los celos había sido derrotado estaba sinceramente agradecido con Paúl y Jacob por todo lo que habían apoyado a mi princesa y por regalarle todas las experiencias que mi ángel debería a ver vivido con su verdadero hermano.

 

- Arizona deja de andar corriendo como una niña. – le dijo Rosalie en plan de mamá regañona, parada en mitad de la estancia, con las manos como jarras sobre su cintura. – Acaso no recuerdas lo patosa que eres, puedes caerte y hacerte daño. – le dijo e inmediatamente me percate de  lo que decía Rose era cierto, mi princesa podría salir lastimada, así que en una de esas que paso cerca de mí estire mis brazos atrapándola contra mi pecho y besando su cabeza, mientras ella jadeaba en busca de aire. -

 

- Princesa, Rose tiene razón puedes hacerte daño si te caes amor. – le dije. -

 

- No soy una niña. – Se quejo haciendo un dulce puchero. -

 

- Gracias a Dios que no lo eres. – le dije mientras mordía sensualmente su oreja. -

 

- Edward no hagas eso. – dijo en medio de un gemido ahogado contra mi hombro. – ya la tarde se esta haciendo intolerablemente larga. – me dijo. -

 

- O por Dios… pueden dejar eso, parecen dos adolescente hormonales. – decía Rose divertida.

 

Hicimos el viaje hasta nuestra casa entre bromas y alegrías, pero al entrar por la puerta se presentó ante mi la escena que más temía que sucediera, allí en la sala de nuestra casa estaba mi madre, de pie junto a mis tres hijos, de un lado estaba Jane gritándole a sus hermanitos, del otro lado estaban Lizzie y Ed gritándole a Jane, mientras mi madre observaba la escena con morbosa satisfacción, entramos a la casa a paso apresurado, y justo antes de llegar vimos horrorizados como Jane le daba un empujón a su hermanita haciéndola caer.

 

- Que demonios sucede aquí. – grite desesperado. – Jane se puede saber porque empujaste a tu hermanita. -

 

- No los quiero. – gritó. – no los quiero aquí, que se larguen para Italia. – dijo mientras salía corriendo escaleras arriba, hacia su recámara.  Me quede petrificado mirando entre la espalda de Jane que se alejaba por la escalera y mi pequeña Lizzie que estaba en el piso. Bella fue más rápida que yo y se acercó a mi pequeña, hice ademán de acercarme, pero mi princesa me miró y me dijo. -

 

- Cielo ve a ver que le pasa a Jane, esto que acaba de pasar no es normal en ella. – iba a protestar pues me moría por consolar a mi gatita, aunque mi corazón se partí en dos porque sabía perfectamente que mi muñequita también me necesitaba en ese momento, al ver la duda en mi mirada, mi princesa agregó. – Ve Edward, yo atiendo a Lizzie mientras regresas. – me dijo y salí disparado escalera arriba, mientras le daba una mirada de recelo e ira a mi madre. Paúl y Rosalie estaba plantados en la entrada sin saber que hacer. Mientras subía la escalera escuché a Rosalie dirigirse a mi madre.-

 

- Donde están Kellan y Valerie?. – le preguntó sin ocultar su disgusto por su presencia en mi casa. -

 

- Llame a Emmett para que viniera por ellos. – le dijo mi madre. -

 

- Y Alice?. – le preguntó de nuevo. -

 

- Se siente mal, Jasper tuvo que venir por ella. – dijo mi madre, haciendo que me ganara una preocupación más por el estado de mi hermanita. -

 

Yo estaba absolutamente abrumado con lo que estaba pasando, me dirigí cautelosamente hasta la habitación de mi hija, toque la puerta con los nudillos mientras abría y entraba a la habitación, mi pequeña estaba acostada, abrazada almohada  en su cama llorando inconsolablemente.

 

- Jane que sucede?. – le dije mientras acariciaba suavemente su espalda. – porque empujaste a tu hermanita?. – le pregunté. -

 

- Yo no quiero que me cambies por ellos papito, tu eres mi papito eres lo único que tengo. – me dijo mientras me abrazaba fuertemente. -

 

- Muñeca, como dices eso. – le dije mientras le devolvía el abrazo. – es que acaso te he olvidado mientras hemos estado juntos, o cuando estuvimos todos en Italia?. – Ella negó con la cabeza. – No entiendo princesa, yo pensé que estabas feliz con tus hermanos y con Bella. – le dije apartándola un poco de mí y limpiando sus lágrimas. -

 

- Mi Abu me dijo que me ibas a dejar para irte con ellos de nuevo a Italia. – dijo llorando. – Que ya no me querías, que quieres más a Lizzie y a Ed porque odias a mi mamá. – me dijo con dolor, y yo ya tenía ganas de cortarle la cabeza a mi madre. -

 

- Preciosa eso no es cierto, primero yo no odio a tu mamá, y segundo yo los amo inmensamente a los tres, ustedes son mis hijos, y los amo profundamente, nunca he hecho distinciones entre ustedes. – le dije. – Además pequeña, tanto tus hermanos como Bella te aman mucho, ellos te lo han demostrado, siempre te tratan con cariño y consideración, no es cierto?. – ella asintió. – y tu abuela está muy equivocada en todas las cosas que te dijo, Bella y yo los amamos a los tres pequeña, ustedes son lo mejor que tenemos. Y yo no pienso dejarte nunca cielo, Bella y tus hermanos se van a quedar a vivir aquí en Chicago. – le dije y una pequeña llama de esperanza e ilusión iluminó sus lindos ojitos. – y en caso que decidiéramos ir a Italia o a cualquier otro lugar, tu vendrías con nosotros muñeca. – le dije.- Acaso no tienes tu propio cuarto en Montepulciano. – con eso ella pareció entender que era parte importante de nuestra familia y que nunca la dejaríamos atrás. -

 

- Papito pero ahora Lizzie y Ed no me van a querer. – dijo mientras nuevas lágrimas se escurrían de sus ojos. – Tampoco la princesa. – me dijo asustada.

 

- Pequeña Bella y tus hermanos te aman, y cuando hay amor podemos perdonar las cosas malas. – respire profundo y añadí. – Pero lo cierto es que actuaste mal cielo, dañaste a tu hermanita, que además es más pequeñita y frágil que tu muñeca. Entiendes que lo que hiciste estuvo mal?. – le pregunté.-

 

- Si papito, lo siento mucho. – me dijo apenada. -

 

- De acuerdo, ahora vamos a bajar para que te disculpes con Bella y tus hermanos. – ella sonrío asintiendo tímidamente. Cuando ya estábamos cerca de la puerta llamé su atención. – Jane?. – la llame. -

 

- Si papito. – me dijo.-

 

- Estás castigada cariño. – ella me miro triste, pero asintió entendiendo que eso solo era las consecuencias de sus actos, sabía perfectamente que la culpa era de mi madre, pero no podía poner a mi hija en contra de quien tanto cariño le había profesado, lo único que tenía que hacer era mantener a mi madre alejada de mis hijos. Por otra parte mi hija debía aprender todos nuestros actos tienen consecuencia y más cuando el comportamiento no ha sido nada apropiado y ha lastimado a sus hermanos, cuando salíamos por el cuarto los gritos en el piso de abajo me hicieron apurar el paso.

 

- Lárgate de mi casa Esme. – le decía mi Bella duramente  a mi madre. -

 

- TU CASA… TU CASA, ESTA MALDITA CASA ES DE EDWARD, QUE ADEMÁS PAGO CON EL DINERO QUE HEREDÓ DE HEIDI. – le gritaba mi madre a mi mujer y eso si no pensaba tolerarlo. -

 

- No me interesa con el dinero de quien se pagó la casa Esme, quiero que te largues de aquí y estés lejos de mis hijos. – le dijo mi princesa. -

 

- DERÍAS LARGARTE TU Y DEJAR A ESOS ENGENDROS A VER SI ALGUIEN PUEDE EDUCARLOS. – le dijo mi madre con sorna, y lo primero que vi mientras me acercaba era como una sonora cachetada de Bella le cruzaba la cara a  mi madre. – Cómo te atreves estúpida. – le dijo mi madre, levantando la mano para devolverle la cachetada, apure el paso atrapando la mano de mi madre en el aire. No iba a permitirle tocarle un solo cabello a mi mujer. -

 

- Ni se te ocurra Esme. – le dije  con ira. – Ya has provocado demasiados problemas en esta casa. – dije fijando mi mirada en mis hijos que estaban acurrucados en los brazos de su tío.

 

- Es que acaso vas a permitir que esta mujerzuela se atreva a cachetearme. – me dijo. -

 

- Lo que no voy a permitir es que insultes a mi mujer en su casa. – le dije. – Esme márchate.

 

-  Que?. – me preguntó con los ojos muy abiertos por la sorpresa. -

 

- Que salgas de mi casa. – le dije de nuevo. – y escúchame bien mamá, porque solo lo diré esta vez. – No quiero… Es más te prohíbo que te acerques a mis hijos.

 

- No puedes prohibirme ver a Jane. – me reclamo. -

 

- Después de lo que hiciste hoy no dudaré en hacerlo.- le dije. – A Jane solo podrás verla en compañía de alguno de nosotros. Solo podrás estar con Jane si estas con Bella o conmigo, o con Rosalie. No quiero que estés sola con ella nunca más.

 

- Como te atreves a hacerme esto Edward. – me dijo con lágrimas en los ojos. -

 

- Son las consecuencias de tus actos Esme. – le dije. – Ahora por favor te agradecería que salgas de nuestra casa. – abrí la puerta para que saliera. – Y ni se te ocurra intentar nada mamá, porque estoy dispuesto a poner una orden de alejamiento en tu contra para mantenerte alejada de mis hijos. – Mi madre se fue indignada, y yo corrí a acercarme a mi gatita que ahora lloraba en el regazo de su madre, me arrodille frente a ellas e intente tocarla, pero mi princesita rehúso mi contacto, eso me dolió profundamente. -

 

- Gatita. – le dije intentando acariciar sus cabellos pero no me lo permitió removiéndose en entre los brazos de su madre, miré a mi princesa con todo el dolor y  las dudas reflejadas en mi mirada, ella solo me devolvió una mirada triste y se encogió de hombros dándome a entender que no entendía nada de lo que sucedía. – Pequeña. – ella se giro hacia a mí, con sus hermosos ojitos tristes y lleno de lágrimas, mientras que pequeñas lágrimas se escurrían por su pequeño rostro dándome una imagen inmensamente dolorosa de mi pequeñita. -

 

- Papito. – me dijo, para luego dar un largo suspiro, me miro nuevamente con toda esa tristeza reflejada en sus ojos,  y lo que me dijo a continuación fue como un baldazo de agua fría. – Edward. – sentí que el mundo se me abría debajo de los pies y caía por un profundo abismo. – Yo quería… yo te quería papito, por que no me quieres Edward?. -

 

- Cielo… - le dije intentando acercarme a ella y tocarla, tenía que hacerla entender que la amaba y que cualquier cosa que Esme le halla dicho era mentira. -

 

- Suéltala, aléjate de mi hermana y no la toques. – me gritó Edward, golpeando mi mano para que no tocará a mi gatita… Dios que había hecho mi madre con mi familia. -

 

- Edward no le hables así a tu padre. – le reprendió mi princesa. -

 

- El no es mi papá, no quiero. – gritó y yo solo me horroricé mirando a mi princesa con más dolor del que había sentido nunca. -

 

- Edward no le grites a tu padre. – le regaño  mi princesa, mientras yo no podía salir de mi estupor, mi hijo con apenas cinco años estaba enfrentándose a mi para que no me acercará a su hermana, mi princesa estaba tan impresionada como yo, sosteniendo aún a mi pequeña gatita entre su abrazo, y Paúl y Jane se encontraban plantados a un lado de la sala, mudos de la impresión. -

 

- No me llames Edward. – dijo de nuevo mi hijo, y no sabía que quería decir con ello.- No quiero llamarme como él… nunca más… Anthony… llámame Anthony. – le exigió a su madre, y yo ya no pude detener las lágrimas que escurrían por mi cara. -

 

- Ed, por favor. – le dije intentando acercarme a él. -

 

- Anthony… me llamo Anthony. – gritó. – y no quiero oírte. – me dijo, tendría que lidiar después con la rabia de mi hijo, estaba demasiado molesto, yo sabía que era imposible que mi campeón me escuchara mientras estuviera en ese estado, él se parecía demasiado a mí, y eso me daba una pequeña ventaja, por lo menos con él sabría cual era el momento adecuado para solucionar las cosas; así que lo mejor era concentrarme en solucionar primero las todo con mi gatita. Me di cuenta que Bella estaba a punto de reprender de nuevo a nuestro hijo por gritarme, pero de eso deberíamos ocuparnos después. -

 

- De acuerdo Anthony, en cuanto a eso será como tú quieras. – le dije dándole a mi princesa una mirada que esperaba fuera tranquilizadora.  – Cielito… - dije intentando acercarme de nuevo a mi gatita. – Gatita hermosa, no puedes creer que yo no te quiero amor. – le dije y ella se giro a verme, mientras su hermano me miraba con rabia y los puños apretados a los costados de su cuerpo. – Princesita yo no solo Te Amo muchísimo mi amor, sino que me pone muy muy triste saber que crees que yo no te quiero gatita. Yo te adoro mi amor, los amo a los tres. – le dije mientras le acariciaba el rostro, me tranquilizó un poco que se dejara mimar. -

 

- De verdad me quieres Edward?. – dijo con un poco de recelo, y yo me sentía terriblemente mal porque mi hija me llamará por mi nombre y desconfiara de mi. -

 

- Si pequeña. – le dije respirando profundamente. – No sé que fue lo que te dijo mi mamá, pero cualquier cosa que te haya dicho es mentira princesita… Yo los amo profundamente mi preciosa, te amo mucho, amo a tu hermano y amo a tus hermanas y amo a tu mami mi gatita hermosa y nunca dejare que estén lejos de mi de nuevo.

 

- Papito yo no quiero ver a esa señora de nuevo. – me dijo y yo respiré cuando mi bebé me dijo papito de nuevo. -

 

- Voy a ser todo lo que este en mis manos para que Esme no se acerque a ti de nuevo bebé. – le dije mientras la abrazaba muy fuerte y dejaba besitos en su hermoso cabello. De pronto sentí que mi pequeñita se removía de mi abrazo en una búsqueda desesperada por aire, la aparte de mí para poder verla, y sus ojos vidriosos por las lágrimas y el miedo que se reflejaban en ellos me aterraron. Ella jadeaba buscando aire, parecía que no podía respirar mientras se llevaba las manitos al pecho. – Lizzie, princesita… -

 

- Papito….- me decía mientras intentaba tomar aire.-

 

- Lizzie cielo que te pasa?. – le dijo mi princesa aterrada por lo que estaba pasando con nuestra bebé, estaba absolutamente aterrado, pero tenía que hacer algo por ayudar a mi princesa. Me puse de pie inmediatamente, tome a mi princesita en brazos. -

 

- Bella amor, parece que no puede respirar, vamos al hospital. – le dije mientras ya estaba próximo a la puerta. - Agarra a Tony y vamos Bella. – Paúl tomó la mano de Jane y le dio un pequeño empujón despegándola del piso donde parecía atornillada por el susto y la impresión, todos subimos al carro, me puse el cinturón de seguridad y le entregué mi celular a Paúl. – por favor llama a mi padre y dile todo lo que sucede para que disponga de todo en el hospital. – iba manejando como un poseso por toda la ciudad saltándome luces rojas y pasando carros como un desquiciado, Paúl estaba hablando con mi padre que aún se encontraba en el hospital. Cada instante miraba por el retrovisor para ver a mi princesa intentando tranquilizar a nuestra bebé, Ed y Jane estaban en el último asiento, callados, aterrados, pero al menos estaban abrazados el uno al otro, lo bueno de los niños es que se olvidaban rápido de sus rencillas, mi cabeza estaba apunto de explotar, el miedo era lo que me mantenía en acción, estaba completamente aterrado, no podía permitir que le pasara nada a mi bebé, no podría soportarlo, Dios… por favor no permitas que le pase nada mi gatita… Mi mariposita, princesa… protege a tu hermanita, pedía.

 

Tenía unas ganas enormes de llorar todo el dolor y toda la desesperación que se había apoderado de mi cuerpo en la última hora, pero debía permanecer en pie por mi bebé, por mi princesa, por nuestros hijos. Bella iba profundamente afligida, dándole suaves masajes en la espalda a nuestra pequeña e intentando calmarla para que pudiera respirar más fácilmente.

 

- Ed… Ed… - me llamó Paúl.  – Tu padre pregunta si quieres que le avise a tu hermano?. – mire a mi princesa, mire a mi bebé jadeando en busca de aire entre sus brazos, no necesitaba más de la porquería que me daba parte de mi familia. -

 

- No… dile que quiero el mejor maldito pediatra de Chicago pero no quiero a mi hermano en esto, he tenido suficiente con mi madre. – le dije,  le repitió a mi padre lo que había dicho. Llegamos  al hospital y deja la camioneta estacionada… muy mal estacionada en la entrada, le lance las llaves a Paúl para que se encargará y baje del auto a toda prisa tomando a mi bebé en mis brazos y corriendo hacia la entrada del hospital, mi princesa, corría tras de mi, llevaba a cada uno de nuestros otros dos hijos tomados de sus manos, mientras que Paúl se ocupaba del auto.  Mi padre estaba en la entrada del hospital. -

 

- Edward que sucedió?. – dijo intentando tomar a mi hija entre sus brazos pero no se lo permití. -

 

- Esme... Eso fue lo que paso – le dije amargamente, él se detuvo y fijó su mirada en mí, yo gire la cabeza mirándolo. – Carlisle por un demonio tenemos que ayudar a mi hija muévete. – le grite a mi padre, eso pareció sacarlo del shock y se dirigió hacia mi indicándome hacia donde ir. -

 

- Tienes que esperar afuera hijo. – me dijo mientras dejaba a mi princesita en una de las camillas. -

 

- Papá… tengo que quedarme – le rogaba atormentado por todo el dolor y el miedo que me embargaba. -

 

- Edward el que estés aquí compromete la salud de Elizabeth, hijo por favor. – me dijo, yo lo entendía, pero eso no impedía que me aterrara dejar a mi princesita. –

 

- Papito. – me dijo mi gatita con la voz ahogada y con lágrimas escurriendo por su rostro. –

 

- Princesita. – me dije acercándome a ella, y dejando besitos en sus manos. – te vas a poner bien amor, no tengas miedo… Papito necesita que seas muy valiente mi gatita hermosa. – le dije mientras ella asentía aún con miedo en sus ojitos. – El Abu Carlisle se va a quedar contigo preciosa. – le dije. – Él va a cuidar de ti amor, mamita y yo estamos afuera esperando por ti. – le di un beso en la frente y con todo el dolor de mi alma, salí a la sala de espera. -

 

- Edward. – gritó mi princesa mientras corría hacia  mi y se lanzaba contra mi cuerpo. – Edward, donde esta mi bebe?. – me dijo entre lágrimas. -

 

- Shhhh…. Preciosa, tranquila mi amor. – le decía en un intento de calmarme yo también. – Carlisle esta con ella amor. – le dije mientras la abrazaba fuertemente contra mi cuerpo. – Ella va a estar bien amor… ella tiene que estar bien. – le repetía como un mantra.

 

Pasamos un par de horas en la sala de espera, cada cierto tiempo mi padre mandaba una enfermera para informarnos del avance de la atención que le estaban dando a nuestra pequeñita. Estábamos allí en esas incómodas sillas de la sala de espera, mi princesa recostada en mi hombro, Jane durmiendo con su cabeza sobre el regazo de Bella, Ed dormía un poco más allá recostado en su tío Paúl, la verdad me dolía enormemente el no poder arreglar aún los problemas con mi campeón, pero ya tendríamos tiempo para eso, o al menos eso esperaba. Tiempo después mi padre salió unos instantes para informarnos que nuestra gatita estaba en su propia habitación, pasaría la noche para que pudieran observarla, al parecer nuestra bebita había presentado un episodio de asma, lo cual nos sorprendió tanto a mi princesa como a mí, porque aparentemente nuestra hija siempre fue muy sana, pero al menos habían descartado un problema cardíaco y eso fue un profundo alivio. Bella siguió a mi padre a la habitación, yo se suponía tenía que convencer a mis hijos de irse con Paúl.

 

- Jane, muñeca. – la desperté con cuidado. – pequeña.  -

 

- Papito. – me dijo asustada. – dónde está Lizz?, ella esta bien?. – me preguntó preocupada. -

 

- Si preciosa. – Le dije. – Lizzie esta bien muñeca, pero tendrá que quedarse esta noche. – le explique. – Tío Paúl va a llevarlos a casa para que duerman. -

 

- No papito, no quiero. – me dijo abrazándome fuertemente. – deja que me quede por favor. – me dijo llorando.- no quiero irme de aquí… no sin Lizzie. – decía entre lágrimas. – Cuando mi mamita tuvo su accidente me fui a casa con mi Abu Esme y mi mamita nunca salió de aquí papito. – me decía entre lágrimas. – Yo no quiero que Marie se llevé a Lizzie…  no quiero papito. – decía entre lágrimas. – yo no quiero irme, no sin Lizzie. – respiré profundamente, no podía hacerle eso a mi pequeña, creo que en el fondo se sentía culpable. -

 

- De acuerdo pequeña. – le dije, me acerque a Paúl, para intentar que al menos mi campeón pudiera ir a casa a descansar, ya Paúl estaba al tanto de la situación. – Pequeño. – le dije a mi hijo intentando despertarlo, no quería que Paúl se lo llevará dormido y se despertará confuso y solo con su tío en casa. – Hijo. – Le dije, el despertó tallándose sus ojitos y me traspaso con esa verde mirada que era el reflejo de la mía. Apartó mi mano de su pelo y me miró con recelo. Suspire profundamente… todavía tenía que solucionar las cosas con mi hijo… - Tony… - le dije y solo Dios sabe lo duro que fue llamarlo así. – ya Lizzie se encuentra mejor, pero debe quedarse hasta mañana, quizás quieras ir a dormir a casa con el tío Paúl. – le dije.-

 

- Y mi mamá?. – me preguntó. -

 

- Está con tu hermana campeón?. – le dije. – Quieres ir a casa?.-

 

- No quiero ir a tu casa, quiero estar con mi mamá. – mire Paúl, quien se encogió de hombros, la verdad ninguno sabía bien como manejar esta situación. -

 

- Bien hijo como prefieras. – le dije, se levanto y se puso de pie junto a su hermana. -

 

- Edward no tiene sentido que me quede, entiendo que los pequeños no deberían estar aquí, pero estoy seguro que tu padre conseguirá las excepciones necesarias. Avísame cualquier cosa de mi ahijada por favor. – me dijo.-

 

- Tranquilo Paúl. – le dije. – nos vemos mañana y gracias por todo. – Paúl se retiró y dirigí a mis hijos por el pasillo hasta la habitación de mi gatita.  Cuando entramos se encontraba un doctor, supongo era el pediatra, quien estaba coqueteando con mi princesa… este definitivamente no era mi día, no había manera que pudiera librarme de los imbéciles. – Buenas noches. – dije entrando, mis hijos corrieron a acercarse a su hermana, pero mi princesa les hizo una señal para que guardarán silencio y no la despertarán por lo que fueron a sentarse en el sofá. -

 

- Buenas noches. – dijo el doctor confundido por mi presencia.  Me acerqué a mi princesa y le rodee la cintura con mi brazo de forma posesiva. -

 

- Cielo, este es el Doctor Thompson. – dijo mi Bella. –

 

- Mucho gusto doctor, soy el esposo de Bella, y el padre de Lizzie. – le dije al doctorcito dejándole claro que no iba a permitir coqueterías con mi mujer, le extendí la mano a modo de saludo, al menos podía hacer gala de la buena educación que me dio mi madre, estaba empezando a creer que esto era lo único bueno que había hecho por mi. -

 

- Mucho gusto Sr. Swan. – dijo el doctor Thompson, mientras mi princesa ahogaba un risa contra mi hombro, en un gesto que a ojos externos parecía más de romántica complicidad que de burla. – Le decía recién a su esposa que Elizabeth presentó un cuadro de asma, aparentemente emocional, por lo que si controlamos el episodio que desencadenó la reacción no tendríamos que preocuparnos porque el cuadro se repita. – dijo el doctor. -

 

- No se preocupe doctor. – le dije. – Yo me encargaré personalmente de ello. – Si algo tenía claro es que no iba a permitir que Esme se acercara a mis hijos. -

 

El doctor salió de la habitación y pude abrazar tranquilo a mi princesa. Salí un momento de la habitación para hablar con mi padre y Rosalie por teléfono. También llamé a Paúl para que se quedara tranquilo… ya en la mañana llamaría a Jasper para saber de mi hermana. Regresé a la habitación y mi princesa estaba dormida, sentada en el sofá, con Ed acurrucado en uno de sus costados y Jane con su cabeza sobre el regazo de Bella. Yo me acerqué a ellos dejándoles pequeños besos en la frente a los tres y susurrándoles cuanto los amaba.  Me acerqué a la silla que se encontraba a un lado de la cama y me senté en ella, tomando la mano de mi gatita entre las mías, deje besos en ella diciéndole una y mil veces todo lo que los amaba;   para terminar apoyando la cabeza en su cama, allí en esa incómoda posición, pero tranquilo porque al menos un setenta y cinco por ciento de la crisis había pasado, me abandoné en un sueño semiconsciente. A la mañana siguiente, los dulces cariños de mi gatita en mi cabello me hicieron despertar.

 

- Buenos días mi gatita hermosa. – le dije a mi hija, casi en un susurro, puesto el resto de nuestra familia seguía cobijado bajo los brazos de morfeo. -

 

- Papito te quedaste. – me dijo emocionada mi princesita. -

 

- Claro bebé, claro que me quedé… me quedaré siempre – le dije con una sonrisa y dejando un besito en su naricita. – donde más iba a estar si no es a tu lado mi amor. – le dije. – Papito te ama mucho mi gatita, no importa lo que diga la gente, pero yo te amo, no quiero que lo dudes nunca más. – le dije y ella estiro sus bracitos hacia mí. Me incorporé un poco y la abrace, dejando montones de besitos por su hermoso cabello. -

 

- Suéltala. – la voz de Ed nos sobresaltó a ambos. -

 

- Yo no quiero que me suelte Ed. – le dijo mi gatita. – lo que dijo esa señora es mentira. – le explicó a su hermano. – papá si nos quiere. -

 

- Eso es verdad?. – Preguntó Ed con recelo. -

 

- Claro que es verdad campeón. – le dije. – sabes que papá los ama muchísimo, no quiero que lo duden nunca. – le dije dándole un abrazo. Por encima de su cabeza pude ver que mi princesa miraba emocionada nuestra reconciliación. – y sabes una cosa Tony. – le dije. – Estoy muy orgulloso de cómo defendiste a tu hermana.

 

- Puedes decirme de nuevo Edward, papá. – me dijo y me sentí aliviado. -

 

- Gracias hijo. – le dije abrazándolo de nuevo. -

 

- Pero sabes que estuvo mal la forma en la que le hablaste a tu padre?. – le dijo mi ángel. -

 

- Si mamá. – le dijo el pequeño bajando la mirada apenado.  Y luego se volvió hacia mí. – lo siento papá. – se disculpó mi hijo, yo me limite a hacerle mimos a su siempre despeinado cabello. -

 

- Me alegra que te disculparas, pero… - le dijo pero fue interrumpido por mi campeón. -

 

- Pero todos nuestros actos tienen consecuencias. – dijo de forma cansina, como si hubiese escuchado ese sermón miles de veces. – Cuantos días mamá?. - preguntó. -

 

- Cuantos días que?. – pregunté curioso. -

 

- Siempre que mamá dice eso estoy castigado. – me explico.- sé que hice mal y acepto el castigo, solo quiero sabes cuantos días pasarán para que pueda tocar de nuevo el piano. – me dijo. -

 

- Una semana. – sentenció mi princesa. -

 

- La misma que estará Jane sin patinaje. – le dije a mi hija, recordándole que el castigo aún no estaba estipulado. –

 

- De acuerdo papá. – dijo mi pequeña, luego se levantó y se sentó en la cama dirigiéndose a Lizzie.- Lo siento Lizz. – le dijo. – Yo también creí lo que me dijo la Abu Esme, pero todas esas cosas que les dije no son verdad. -

 

- No te preocupes Jane. – le dijo mi bebé, abrazándose a su hermana. -

 

- Puedo unirme también?. – preguntó Ed.  Ellas solo extendieron su brazo hacia el y terminaron los tres abrazados. Mi princesa se levantó del sofá y vino a sentarse en mi regazo y ahí abrazados veíamos como nuestros hijos se reconciliaban de su pelea, ahora tenía fe en que nuestro talón de Aquiles se había fortalecido y que mis hijos aliados no iban a permitir que Esme los dañara.

 

Tras un rato de conversas y risas, llegó Paúl con un rico desayuno, todos comimos, y en otro rato de pláticas. Mi padre y el Dr. Thompson fueron a ver a Lizzie y le dieron el alta, y por fin fuimos todos a casa a olvidar esta pesadilla. Dejamos a nuestra gatita en su habitación, y fuimos repartiendo pequeños por sus habitaciones para tomar la siesta, tras un largo baño juntos, mi princesa y yo nos fuimos a dormir con la tranquilidad de que Paúl estaría al pendiente de nuestros hijos, pero sobre todo de Elizabeth. Desperté luego de un par de horas de sueño, y al girarme para abrazar a mi hermosa prometida encontré su lado de la cama vacío, me levanté a buscarla en el baño pero no la encontré. Pase por el cuarto de Lizzie y la encontré dormida plácidamente luego de dejar un beso en su frente y susurrarle un te amo, salí para la siguiente habitación, mi campeón jugaba al Wii con su tío Paúl, prometí regresar con ellos cuando encontrará a Bella. Cuando me acerqué a la habitación de Jane, vislumbre la puerta entreabierta y al acercarme más vi a Bella sentada en la cama de Jane, mientras le trenzaba el cabello y alcancé a oír parte de su conversación. 

 

- Bella… - le dijo mi pequeña, mientras Bella le entretejía suavemente las hebras de cabello de mi hija. -

 

- Dime cariño. – le dijo instándola a seguir. -

 

- Yo…. Yo… puedo decirte mamá. – le dijo tomándonos a Bella y a mi por sorpresa. -

 

- Si así lo quieres princesa. – le dijo con dulzura, levantándose y colocándose frente a ella. –  la verdad es que a mi me emociona muchísimo que lo hagas amor. – le dijo acariciando su barbilla. -

 

- Te quiero mamá. – le dijo Jane arrojándose en sus brazos mientras mi princesa lloraba emocionada, y yo me unía a su sentimiento. -

 

- Yo también te quiero mucho hija. – le dijo estrechándola fuertemente entre sus brazos.

 

Ahora estaba completamente seguro de lo que debía hacer… Tenía que hacer que la adopción de Jane se concretará lo más rápido posible, y no permitir nunca que Esme dañe a mi familia… Era mi madre, me dolía en el alma este distanciamiento, pero haría cualquier cosa por mi familia. Mi madre casi consigue crear un problema de dimensiones catastróficas, pero no permitiré jamás que este lo suficientemente cerca para encontrar otro eslabón débil en nuestra cadena, no permitiré que nos dañe de nuevo… No a mi Bella, no a mis hijos.

 

 

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Bien… tarde pero seguro… antes que nada les cuento que este capítulo fue el que dio origen a “La Otra”, cuando imagine la escena de los niños peleando en la mitad de la sala por culpa de Esme fue cuando me decidí a escribirla, sin embargo vario considerablemente puesto que en un principio pensé en que Bella se fuera molesta con sus hijos para el departamento, pero al final consideré que Edward ya tendría suficiente con la duda de sus hijos como para encima dejar que Esme se saliera con la suya, y era hora también de que Bella mostrara un poco más de seguridad y se plantara frente a los desafíos de nuestra Esme Arpía…

 

 

Como siempre les agradezco enormemente todo sus reviews y alerts… Espero disfruten de ambas entregas… ahora a lo que vamos

 

Gracias Gracias

 

… Se les quiere:

 

“La vida es una obra de teatro que no permite ensayos…

 

Por eso, canta, ríe, baila, llora, y vive intensamente cada momento de tu vida…

 

… antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos” (Charles Chaplin)

 

 

Nos leemos. Kisses

 

BkPattz

 

 

 

 

Capítulo 17: Paparazzi Capítulo 19: Celos (Bella POV)

 
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