La Otra (+18)

Autor: BkPattz
Género: + 18
Fecha Creación: 19/12/2010
Fecha Actualización: 18/02/2011
Finalizado: SI
Votos: 43
Comentarios: 112
Visitas: 152670
Capítulos: 27

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan. Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante? porque mientras Bella Swan estaba en las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 26: Epílogo 1

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos regalan fantasías en este y otros muchos sites.

 

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan. Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

 

…….

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La Otra” podrán leerlo en subrayado. Hay unas frases entre comillas y en negritas que pertenecen a la película Twilight, por lo tanto son propiedad de Summit.-

 

Dedicatoria Especial a todos los lectores que le dieron el oxígeno a “La Otra”.

……

 

Epílogo 1:

 

Estábamos juntos… mi hermosa  y yo reunidos en el jardín de mi mariposita, viendo a nuestros hijos disfrutar del picnic que habíamos preparados, los niños reían y corrían de una lado al otro, Jane, Lizzie y Ed, hacían  que los más pequeños Charlie, Carl y Belle corrieran detrás de las hermosas mariposas que siempre revoloteaban en el jardín al atardecer,  y que hacían que mi princesa y yo recordáramos amorosa y nostálgicamente a nuestra Marie, mi pequeña mariposita. Seguía perdido en mis pensamientos, mientras recostado sobre una manta al árbol más grande del jardín acariciaba los suaves brazos de mi esposa, y ella jugaba entre sus dedos con la medalla con el Blasón de los Cullen que llevaba colgada al cuello y que nunca se quitaba… como lo había dicho mi padre el día que dejó la de Marie en su tumba, se encargaría de darle a mis hijos y a mi Bella el blasón de los Cullen, el que le dio días después de que nuestro hermano saliera del hospital y la vida de todos regresará al perfecto lugar donde debería estar  para mantenernos felices, y a los más pequeños luego de sus nacimientos.

 

Los gemelos cumplieron cuatro años hace unos días, Charlie y Carl fueron nuestra sorpresa tras celebrar el tercer aniversario de bodas, y para el cuarto aniversario decidimos que me haría la vasectomía, no porque nos importara tener más hijos, yo disfrutaba enormemente de cada embarazo, de cada experiencia, de cada pequeño,  sino que no quería poner en riesgo la salud de mi preciosa, ni forzar más su cuerpo, en verdad tres embarazos, dos de ellos múltiples eran suficientes para nosotros.  Un mes después de tercer cumpleaños de mi pequeña florecita, nacieron mi pateador y mi cachorro… Conseguirle apodos a nuestros gemelos no fue tan sencillo como el de los demás pequeños. Charlie… o más bien Charles William Cullen Swan, era nuestro pequeño pateador eso porque descubrimos que era el que se divertía jugando al fut con las costillas de su madre cada vez que escuchaba mi voz o sentía mis caricias a través del vientre de mi princesa, la situación era tan intensa que en los días en los que mi ángel estaba muy cansada sobre todo al final del embarazo intentaba no tocarle el vientre y no hablar demasiado fuerte para que Charlie no se emocionara moviendo demasiado sus piernita. Los nombres de nuestros gemelos era el cumplimiento de los deseos de mi esposa de honrar a nuestros padres, así que el de Charles venía por su Abuelo Charles Swan, y el William… era el segundo nombre de su tío Jasper, al igual que nuestras pequeñas Marie y Elizabeth que llevaban los segundos nombres de sus tías, Alice y Lillian, habíamos decidido que Charles y Carlisle llevarían los nombres de sus tíos… o sus segundos nombres.

 

En el caso de Charles, había sido fácil porque el segundo nombre de Jasper era William. En el caso de nuestro pequeño cachorro, al que llamaba así porque era el más joven de la camada,  fue más complicado, porque Emmett, conservó el nombre que le dio Esme, pero con ayuda de los abogados de Aro se convirtió en Emmett Cullen Denaly-Masen, teniendo al final como lo decía él, el apellido de sus dos madres, lo que hizo que creara un vínculo especial con mi Jane;  pero Emmett no tenía segundo nombre, así que mi preciosa decidió usar el nombre por el que ella llamaba a su hermano, por lo que nuestro Carl, se llamó Carlisle Christopher Cullen Swan. Nuestros hijos menores eran diferentes a los otros, incluso diferentes entre ellos a pesar de ser físicamente idénticos, mientras que Jane, Edward, Elizabeth y Gabrielle se destacaban en las artes, patinando, tocando el piano, haciendo ballet o pintando; Charlie y Carlisle parecía más inclinados al deporte, aún a su corta edad, podías verlos disfrutar de distintos deportes, en especial el fútbol americano en el caso de Charlie y Carlisle, tenía especial interés por el  hockey, aunque por lo pronto solo le permitíamos jugar con patines en línea y fuera del hielo, porque aunque era muy habilidoso nos aterraba tenerlo con esos afilados patines en una pista con solo cuatro años.  Pero con la misma certeza con la que sabía que mi campeón lograría grandes cosas con su piano, sabía que mis dos pequeños lo harían con el deporte.  Nuestros hijos eran bastante grandes para su edad, tenían ese tipo de complexión que tenían Emmett y su hijo Kellan, tenían muchos de mis rasgos, pero con el cabello de mi preciosa y los ojos grises de su abuela Renee y su tío.

 

Escuché a mi esposa suspirar, y gire inmediatamente mi atención hacia ella, a sus treinta y nueve años seguía increíblemente hermosa, cada vez más sexy, cada vez más perfecta, con ese cuerpo de infarto que me seducía y me provocaba como la primera vez. Mi mujer no solo era hermosa por fuera, sino que era noble, amable, perfecta… Era una princesa. Siempre sonrío al recordar cuan intrigada estaba mi hermosa porque Jane cuando la conoció le dijera princesa, la verdad es que desde que hable de Bella con ella la primera vez mi muñequita la llamaba así. Cuando regresamos de Montepulciano, esa vez en la que regrese a los tan anhelados brazos de mi diosa y cuando pude conocer al fin a mis hijos le pregunté a mi pequeña porque siempre que tenía que hablar con o de Bella se refería a ella como princesa.

 

Flashback…

 

- Papito, no estés triste. – me dijo una noche mientras me veía suspirando con una de las fotos que nos tomamos juntos en Montepulciano en las manos. -

 

- No estoy triste muñeca. – dije acercándome a ella, para sentarla en mi regazo mientras los dos veíamos la foto en la que estábamos felices y abrazados a  mi Bella, a Lizzie y Ed. – Solo los extraño un poquito.

 

- Papi, pero la princesa y  mis hermanos llegan mañana.-  Dijo sonriente, y eso de la princesa me ganó una sonrisa. -

 

- Muñequita. - llamé su atención. – por que le dices Princesa a Bella?. -

 

- La verdad es porque así le llamas tú. – me dijo encogiéndose de hombros, y recordé que cuando le conté de ella y de mis hijos ella ya la llamaba así.-

 

- Si amor, es cierto, pero tú le dijiste princesa antes de que yo te contara de ella. – la vi morderse el labio inferior en ese gesto que había aprendido de Bella en los días que pasamos juntos en Montepulciano, era innegable de la necesidad que tenía mi muñeca de una madre amorosa. – Cielo, veo por tus gestos que hay  algo que no quieres decirme. – le dije jalando suavemente sus cabellos intentando que me contara. -

 

- Bien papito. – me dijo, tras un largo suspiro. – no quiero que te molestes.

 

- No hay nada que digas que pueda molestarme pequeña.- le dije, dándole un besito. -

 

- Bien… pues un día me desperté con una pesadilla. – y puse mala cara de inmediato. – fui corriendo a tu cuarto, pero cuando entré tu llorabas mucho y estabas muy triste viendo la foto de Bella, y le preguntabas “porque te fuiste princesa”, yo cuando vi la foto al día siguiente porque fui a buscarla a tu gaveta me di cuenta que en verdad tenías que estar triste, porque la princesa es hermosísima y se veía muy buena como la mami con la que yo soñaba todas las noches. -

 

Fin Flashback...

 

- Cielo  que te tiene tan lejos de mi?. – me preguntó mi ángel.

 

- Nada amor. – le dije mientras ella se giraba para verme. – Nunca nada lograra tenerme lejos de ti cielo, porque ese día simplemente me muero. – le dije y deposite un dulce beso de en sus labios. – Pero pensaba en nuestros hijos y luego recordaba cuando Jane me contó porque te decía princesa. – y eso sacó una dulce sonrisa de sus labios. – sabes mi vida, hay algo más por lo que debería agradecerte y nunca lo he hecho.

 

- Amor no tienes nada que agradecerme, soy enormemente feliz a tu lado, y esas cosas que te doy y te hacen feliz, es producto de lo que me provocas. – me respondió. -

 

- No cielo, esto que te agradezco no tiene nada que ver con eso. – le dije negando. - sabes que desde que viajamos a Montepulciano a celebrar el primer año nuevo juntos, cuando empezamos a soñar y vivir como familia, ese maravilloso año nuevo que nos regalo a nuestra hermosa Belle. – ella asentía. – desde ese entonces mi muñeca no tuvo nuevas pesadillas.

 

- Cierto, la verdad es que desde que vivimos todos juntos nunca la escuche. – asintiendo la bese. -

 

- Es porque eres lo que necesitaba. – le dije. – una madre amorosa y maravillosa. – le dije besándola apasionadamente, pero los ruidos, vítores y continuos wuackalas de nuestros seis hijos nos hicieron separarnos. – Esta noche no te me escapas. – le dije susurrándole al oído haciéndole estremecer.

 

- Papito ven a jugar. – me gritó mi gatita hermosa. A la vez que corría hacia mí y mi preciosa tuvo el tiempo exacto para quitarse antes de que Lizzie se abalanzara encima de nosotros. -

 

- Gatita cuidado te vas a lastimar. – le dije más preocupado que enfadado. -

 

- No papi, tu siempre estarás allí para atraparme. – me dijo haciendo que me sintiera completamente feliz, mientras le hacía cosquillas a mi Lizzie ayudado por Bella, sus hermanos se percataron y corrieron todos a la manta en una guerra de cosquillas, pero todos con el cuidado de no aplastar a los más pequeñitos, de pronto sentí mi teléfono vibrar en uno de mis bolsillos, mi princesa que tenía su mano sobre mi pierna también lo sintió y me ayudó a salir de la batalla, mientras ellos seguían jugando y yo sonreía feliz al escuchar las risas de mis hijos.

 

- Edward Cullen. – dije porque atendí sin mirar el identificador. -

 

- Ed. – era mi hermano y sonaba triste y desolado. -

 

- Hermano, todo bien. – eso alertó mi princesa que se acercó. -

 

- Se murió. – me dijo mi hermano sumergido en un profundo llanto. -

 

- Que pasa Emmett?... De que hablas?. – le dije preocupado, pero no lograba escuchar más que sus sollozos. -

 

- Mamá Ed… - dijo, yo estaba en blanco, mi corazón había captado exactamente lo que me quiso decir mi hermano, pero mi mente se negaba a procesarlo. – Mamá Ed… - repetía en llanto, mientras las lágrimas empezaban a escurrir por mi rostro. Mi preciosa las secaba y me miraba preocupada. – Mamá esta muerta. – dijo al final. -

 

- Cómo… quién te dijo. - le pregunté. -

 

- Ella… esa mujer… no sé su novia, su enfermera…su…  no lo sé… ella.-  me contó. -

 

- Que sucedió Emmett?. – le pregunté, apretaba fuertemente el puente de mi nariz, no quería sobresaltar a mis hijos y  debía ver como se lo decía a Jane. -

 

- Pues al parecer ha estado todos estos años luchando contra un cáncer en el estómago, la quimio y los tratamientos la habían dejado muy debilitada. – dijo tras un nuevo sollozo. – ya le habían dado el alta, pero tuvo un accidente en Creta, mientras conducía sintió un mareo y se estrello, y luego simplemente dejó de luchar… murió hace unas horas – Dios… mi madre, hacía tiempo que no la veía, desde esa vez que coincidimos en la Sixtina en Roma  y solo hablaba con ella de tiempo en tiempo cuando me atendía el teléfono o respondía alguno de mis correos, pero era mi madre, la amaba y no había podido estar junto a ella cuando nos necesito, pero a la final entiendo que esa fue una consecuencia de las decisiones que tomó en su vida. – Ed… - dijo mi hermano sacándome de mis  pensamientos. – voy a avisarle a Alice y a papá. – me dijo. – No sé que pensará él de todo esto pero debo decirlo, y… voy a ir al funeral, esta noche salgo para Grecia… Rosalie y los niños me acompañan.

 

- Yo voy también Em. – le dije. – Voy a mandar a alistar el avión de la fundación. – tenía el presentimiento que los Cullen en pleno viajaríamos a Grecia para despedir a mi madre, así que en vez del avión de los Swan, usaríamos uno de los de la fundación, que tenía mayor capacidad y que solíamos usar para trasladar familias, pacientes, grupos de apoyo o conferencistas a lo largo del mundo. Además que estaba seguro que Alice quería ir, aún cuando sus dos pequeñas bolas de energía, sus dos hermosos mellizos contaran con solo dos años, si… porque a la pequeña Isa se le unieron hace un par de años dos nuevos miembros de la familia, Ashley y Jackson. -

 

- Que sucede mi amor?. – me preguntó mi princesa, preocupada una vez que colgué la llamada. – Para dónde vamos Ed?. – lo dicho, desde que mi hermosa regresó a mi vida hace siete… hace casi ocho años nunca más nos separamos, cuando uno tenía que salir de viaje el otro lo acompañaba. La única excepción, fue cuando ella y Emmett habían viajado a Phoenix a visitar la tumba de Renee Danaly, y esa vez había sido de esa forma, porque nuestra Gabrielle era muy pequeñita y tenía fiebre y malestares producto de la dentición, pero luego de eso jamás volvió a suceder. La aparte un poco de los niños, no quería que lo escucharán aún, sobre todo Jane. -

 

- A Creta. – Le dije. Me miró sin entender. – Mi madre murió esta mañana. – le dije y ella enseguida llevó sus manos al rostro para acallar el jadeo de horror y las lágrimas surcaban su cara. – Así que vamos a Grecia. – le dije como pude, enseguida me envolvió en sus brazos dejando dulces besos en mi rostro. -

 

- Lo siento mi amor. – me dijo. – pero no te sientas culpable por no estar con ella, fue Esme quien los apartó de su lado. – me dijo consolándome haciendo eco y calmando mis culpas. -

 

Entre susurros, abrazos y el consuelo de mi esposa le conté lo poco que sabía de lo que me informó nuestro hermano.  Llevamos a los niños a dentro de la  casa y les explicamos como pudimos la situación. Y cada uno reaccionó a su manera y su edad…  Mi pequeña Belle entendía perfectamente la tristeza a su alrededor y era plenamente consciente de mi dolor, puesto que se acercó a mi dejando dulces besos y diciéndome que me amaba y que todo estaría bien, mi pequeñita tenía ya siete añitos, pero solo había visto a su abuela en fotos y solo conocía de ella lo poco que le contábamos cuando preguntaban o cuando Jane hablaba de ella, lo mismo ocurría con Carl y Charlie, ellos con sus apenas cuatro años, habían visto fotos de Esme, sabían que era su Abu, porque así se lo decían sus hermanos y se notaban que sentían la tristeza que emanaba de mi cuerpo, pero para ellos mi madre era algo totalmente lejano y desconocido. El casó de los demás era un poco diferente, Ed y Lizzie estaban próximos a los trece años, los cumplirían en un mes y la experiencia que tuvieron con su abuela no fue la mejor de todas, Ed se encontraba serio y no dejaba de monitorear la situación, sabía que estaba preocupado por mí, por su mamá, por sus hermanas, pero sobre todo por Jane. Lizzie había dejado escapar algunas lágrimas y se refugió un rato en mis brazos diciéndome que me amaba y que aunque su Abu no fue buena con ella, nunca le deseo mal, y luego se apartó para que Jane y yo pudiéramos libremente llorar todo el dolor que nos producía la muerte de mi madre. A sus quince años mi hermosa muñeca era toda belleza y madurez, siempre fue como una viejita en el cuerpo de una niña, y siempre se pareció mucho más a Bella que a Heidi, y yo daba gracias a Dios todos los días por eso.  

 

Durante todos estos años, yo pude hablar un par de veces con mi madre, creo que solo me atendía dos llamadas al año y me respondía algún correo electrónico al igual que hacía con Alice, a mi Bella a pesar de que esta siempre le mandaba fotos de los pequeños no le respondió nunca. Por otro lado acostumbraba a llamar todas las semanas a Emmett y al menos dos veces al mes a mi muñeca, pero sé que nunca le dijo a ninguno de los dos que estuviese enferma. A partir  de allí todo paso como en modo automáticos, los preparativos, el vuelo, la llegada al hotel, el funeral, sin darme cuenta… estábamos mi esposa, mis hijos, mis hermanos, cuñados, sobrinos, mi padre que viajo solo, dejando a Renata y mi hermana pequeña en Chicago,  y yo, además de Rene y algunas otras personas que no conocía, algunos primos de mi madre y vecinos viendo como su ataúd era bajado poco a poco al nicho.

 

- Que Dios te dé el descanso eterno Esme Anne Masen Platt. – decía el sacerdote mientras echaba el agua bendita sobre el ataúd con los restos mortales de mi madre.

 

Cada uno de nosotros tenía una rosa blanca en las manos y nos acercamos para dejarla sobre esa fría y oscura caja de madera, y poder despedirnos de mi madre. En primer lugar se acercaron Emmett, Rosalie, y sus pequeños Valerie, Kellan y Renee.

 

- Mamá te voy a extrañar. – le dijo Emmett. – Te Amo y te perdono. Agradezco que tuve la oportunidad de decírtelo siempre que hablamos, incluso en esas veces que te molestabas conmigo porque te hablaba de Renee. – Tras lanzar la rosa sobre el ataúd, dio un paso atrás dándole espacio a Rosalie.-

 

- Adiós Esme, espero que encuentres la paz de la que tanto careciste en vida. – le dijo sencilla y directamente, dejo la flor y espero que la pequeña Renee que estaba tomada  de su mano lanzara la suya. -

 

- Adiós Abu. – le dijo Valerie, dejando su flor, también. -

 

- Espero que cuando te encuentres a Roland allá donde vallas no la persigas con la escoba, como hacías cuando ambos estaban vivos. – el carácter de Kellan era como el de un niño grande que no terminaba de madurar y su divertido comentario nos sacó algunas risas a pesar del dolor.

 

Luego que ellos se retiran, me acerqué con mi hermosa y nuestro amado batallón. Sabía que Jane quería quedarse para el final, así que deje que mi ángel y nuestros demás hijos  dejaran sus flores primero.

 

- Esme, espero que en estos años encontrarás felicidad, paz y perdón en tu corazón. Te agradezco a pesar de todo porque gracias a ti nació el hombre más maravilloso del mundo, mi hombre, mi amor, y el que me ha dado tanta felicidad, quiero que sepas que nunca desee nada más para ti que felicidad, paz y perdón cuando dejaste ese hospital y te marchaste de Chicago. Descansa en paz Esme. – dicho esto dejó la flor, y ayudo a Carl y Charlie dejar las suyas. -

 

- Chao caja de madeda. – dijeron los dos al mismo tiempo. La verdad es que para los pequeños aquello a los que todos le hablaban era solo una caja de madera, y una triste sonrisa se asomo en mi rostro ante la inocencia de mis pequeños, mi esposa pasó a mi lado dándome un dulce apretón en mi brazo y susurrándome un mudo “te amo”. -

 

- Espero que puedas acompañar a Marie y puedas hacer las paces con la Abu Renee. – le dijo mi campeón, arrancando los pétalos de la rosa y esparciéndolos suavemente sobre el ataúd. – Descansa en paz Abuela Esme. Lamento que no te dieras el tiempo para querernos.

 

- Abu… - le dijo mi gatita muy cerca de mí, metiendo una mano en el bolsillo de su vestido para sacar un par de mariposas de esas que dejábamos en la tumba de mi Marie y las enrollaba en su flor antes de arrojarla. – te traje estas maripositas para que Marie venga por ti y te acompañe al cielo. – le decía limpiándose las lágrimas. – Espero que la ayudes a cuidarnos a todos, pero de verdad espero que puedas convertirte en el ángel de Jane, ella te ama mucho y te ha extrañado demasiado. Nunca te guarde rencor por nada Abuela, siempre hubo perdón en mi corazón para ti, aunque no quisieses verlo. Abuela, descansa en paz. – Me dio un beso en la mejilla y un dulce abrazo, la verdad es que mi gatita era increíblemente maravillosa y siempre derretía mi corazón, abrazó fuertemente a su germana, y paso a nuestro lado para acercarse a su madre y a sus hermanos.

 

- Mamá… te lo dije ese día en el hospital y te lo repito… Te Amo mamá, y te perdono. – le dije de nuevo. – lamento no haberme enterado a tiempo de tu condición, lamento no poder estar para ti cuando necesitaste de apoyo, cuando necesitaste de compañía y de consuelo, cuando necesitaste que alguien apartara de ti tu miedo a la muerte, que alguien te sostuviera cuando más débil te encontrabas, lamento no haber estado para ti, lamento que no quisieras tenernos a tu lado y que decidieras pasar por todo esto sola lejos de tu familia, pero lo entiendo y a pesar de lo que crees también te perdono por eso y sé que nos perdonas también… Espero que puedas y quieras darle un abrazo fuerte a mi Marie hermosa… Te Amo mamá… siempre será así. – dicho esto deje la flor que sostenía en mi mano, sin embargo no me retire, me quede allí con mi muñeca. -

 

- Abu… Te extraño. – le dijo mi muñeca. – llevó demasiados años extrañándote, incluso desde antes que te alejaras de nosotros… No sé en que momento empezaste a obsesionarte con el pasado y alejarte de mí y del Abu Carlisle y de alguna forma terminaste alejándonos de forma definitiva y sacándonos de tu vida… - le decía mi hija. – nos alejaste tanto que el temor de que te rechazáramos y tu orgullo te hicieron pasar todo este dolor y todo el sufrimiento que te causo tu enfermedad prácticamente sola y lejos de tu familia… Te has perdido tantas cosas por tu orgullo y tu deseo de aferrarte a las cosas que debieron quedar atrás… Perdiste el respeto de mi tía Rose, y la alegría de mi tía Alice, perdiste la sabiduría de mi tío Jasper, y te has perdido el cambio formidable en mi tito Emmett, que paso de estar todo el tiempo triste y dependiente a ser alguien divertidos, agradable, risueño… Te perdiste todo el amor de mi papito y de la dulzura de mi mamita… porque aunque tú siempre me enseñaste a querer a mi mamá Heidi, nunca me pudiste dar una imagen de madre amorosa, abnegada y sincera de mamá, de esa Heidi que querías crear para mí y que no pudiste porque no había hechos que lo respaldará. Nunca entendiste que yo te amaba, te respetaba y te agradecía tus atenciones y tus cariños, pero que yo necesitaba una mamá que me amara sin mentiras, de corazón, con una sonrisa y orgullo por mí… esa mamá que encontré en mi mamita Bella, en la princesa hermosa que nos ha amado a mi padre y a mí. – después de secarse las lágrimas continúo. – Abuela te perdiste de Valerie, de Kellan y hasta de la pequeña Renee, te perdiste de mis hermanos Elizabeth y Edward, que son geniales y que ayudaron a que mis días fueran alegres y se llenaran de la complicidad… ellos me enseñaron lo maravilloso de ser tener hermanos y de compartir ese tipo de amor y fraternidad, y que casi pierdo por tus odios abuelita… Te has perdido de esa conexión especial que tenemos con Marie Alice… – tras un suspiro continúo. – Te perdiste de conocer a Gabrielle, y te perdiste de su alegría y de la forma en la que es capaz de iluminar una habitación tan solo con su llegada, te perdiste de mis hermanitos Charles y de Carlisle y de la forma en la que sus travesuras y su ingenio consiguen arrancarnos sonrisas a todos… te perdiste de la paz de Isabella y de la  energía que irradian Ashley y Jackson… - se detuvo un momento. – Perdiste al abuelo, perdiste su confianza, su cariño, su seguridad y su respeto… Pero aún así te mereces nuestro amor y nuestro cariño siempre Abuela, de mi parte por todas las cosas maravillosas que hiciste por mí… Mi tío Em tendrá sus razones a su manera… y el resto de nosotros, porque aún lejos y aún con el dolor de no haber podido compartir la vida contigo, entiendo que te fuiste con tu rencor y tus odios lejos de   nosotros para protegernos a todos de ti. Te amo Abuela, Te Amo… Te extraño… Te perdono y te agradezco que nos regalaras la paz de tu ausencia, aunque hubiese preferido un millón de veces que nos regalarás tu presencia con un pedido de perdón, te agradezco que te fueras lejos con tu odio y tu rencor. – dicho esto dejo la flor y se acercó a mí para retirarnos, creo la verdad que todos estábamos básicamente mudos de la impresión.

 

- Que difícil me puso esto nuestra Jane. – dijo mi padre al acercarse. – Creo que todo el dolor, el sufrimiento y la decepción que me causaron tus acciones ya te las dije esa última vez que conversamos… - dijo y tras suspirar añadió. – pero aún así lamento que no te comunicarás conmigo cuando descubriste tu enfermedad quisiera haber estado contigo al menos para apoyarte como amigo. – dejo la flor en el ataúd y añadió. – Es hora de dejar todo atrás… Te perdono Esme, y espero puedas perdonarme, espero que puedas perdonar el daño y el dolor que te cause, que puedas perdonar el daño y el dolor que te infligiste por mi causa. Espero que me perdones porque te quise a mi manera pero no de la manera en la que querías. – luego de secarse la lágrima que corría por sus ojos, y recibir un apretón de mano de parte de mi florecita que se acercó a apoyarlo. – Ve en paz Esme, quedémonos en paz. Que Dios te Bendiga.

 

- Mamá… yo sabía ese día cuando saliste del hospital que no volvería a verte. – le dijo Alice. – estoy segura que debí haber hecho más de lo que hice, y quiero que me perdones por eso, lamento no ser la hija que esperabas de mí, y me disculpo por no entenderte como madre y no lograr que nuestro relación fuera la que espero tener con mis pequeñas. – suspiró dejando la flor. – Te amo mamá, y también te extraño, lamento todo el dolor que pasaste y espero que encuentres el descanso para tu alma. – De pronto hubo unos momentos en el que sus hijos dejaron en silencio las flores sobre su ataúd. -

 

- Esme, lamento no haber podido hacer más por ti. – dijo Jasper. – pero te agradezco los años de calma que nos regalaste tras ese momento de tormenta. Te agradezco porque de alguna forma tus acciones y tu forma de ser crearon a este ser maravilloso al que amo con locura y que me acompaña todos los días y me regalo a nuestros preciosos hijos. Espero que encuentres la paz que necesita tu alma. Descansa en paz. – dijo con su mejor acento sureño, ese que hacía reír a mi madre, porque según ella lo hacía ver más encantador. 

 

Finalmente Rene, la novia, amante, enfermera, compañera de vida… o no sé que de mi mamá se acercó a despedirla y así nos quedamos a ver como la tierra cubría esa caja en lo que quedaban los restos de mi madre. Fuimos a comer, no quisimos acercarnos a la recepción que Rene preparo en la casa de mi madre, la verdad es que aunque se había ganado nuestro perdón todos estábamos física y emocionalmente exhaustos, sobre todos los más pequeñitos. Cuando estábamos en el hotel preparando todo para la salida al día siguiente, mi hermano recibió una llamada de Rene para informarnos que mañana debíamos  ir a la casa de los Masen para abrir el testamento de mi madre. Así que nos tocó esperar para poder indicarle a la tripulación el momento de partida, tendríamos que esperar a la reunión con los abogados de Esme para saber cuando regresaríamos a casa.  Al día siguiente nos quedamos todos en la sala de estar, con nuestros hijos y Rene. Luego de que el abogado un tal Sr. Jay McCarthy hiciera toda la parafernalia legal llegó al grano del asunto, y dio lectura a la ultima voluntad de mi madre.

 

Yo Esme Anne Masen Platt, en pleno uso de mis facultades mentales, y expresando así mi última voluntad, realizo la repartición de mis bienes esperando que mis hijos, mis nietos y mis queridos Rene y Carlisle, sean felices y se den por servidos.

 

A Rene Reaser, mi querida amiga, amante y compañera; la que me acompañó en los momentos de dolor, de insomnio  y de sufrimiento le dejo una serie de joyas que previamente he seleccionado y que le serán entregadas por el Dr. McCarthy como muestra de mi profundo cariño y afecto. Como muestra de mi agradecimiento a sus dedicados cuidados le dejo un apartamento en Atenas que pertenecía a la familia Platt y que me fue heredado por mi madre y que ahora estará a su nombre, así como los dos carros que son de mi propiedad y que se encuentran en Creta. – En realidad era uno solo, a juzgar que el otro se perdió en el accidente. – Así mismo dejó una cuenta para ella con cuatro millones de dólares, para que no tenga que depender de nadie el resto de su vida.

 

A mi amadísimo Emmett dejó mis acciones en la Empresa Masen&Ltda, y el Yate que es de mi propiedad y que se encuentra en Creta. Espero que seas feliz y que nunca olvides lo mucho que siempre te amé hijo, para mí siempre fuiste Emmett, mi Emmett.

 

Para mi  Edward, mi pequeño que siempre fue maduro y amoroso y al que nunca supe apreciar como debí… Sé que lo que más disfrutas es pasar tiempo con tus hijos, y por lo que he visto en las fotos que me envía Isabella no pierdes tiempo en llevarlos de viaje a conocer, a aprender y a pasar tiempo en familia. Siempre fuiste el más hogareño y el más apegado al concepto de familia, por eso para ti esta casa, que ha pertenecido a la Familia Masen por generaciones, esta casa la heredé directamente de mi abuelo Emmett y siempre fui feliz en ella. Espero que cuando vengan de visita tu y tu familia disfrute enormemente este hogar.

 

Alice… mi pequeñita llena de energía, nunca supe amarte como debía, los celos que me ocasionaba tener que compartir a tu padre contigo, no me permitieron ver la maravillosa persona que eres. Para ti el avión que compre esperando a mejorar y poder visitarlos y rogar por su perdón. Así mismo quiero que queden en tus manos todas las joyas de la familia Masen Platt, con excepciones aquí establecidas.

 

Isabella, se que no tengo palabras, ni merezco pedir tu perdón, porque la forma en la que me dedique a tu sufrimiento no tiene redención. Quiero que conserves una joya que pertenecía a Anne  Masen, mi bisabuela, es un corazón de diamante, que cuelga de una pulsera de platino con pequeños zafiros, estoy segura que sabrás apreciarla y cuidarás de ella, porque como a mí, esa hermosa joya te hará recordar el aún más hermoso corazón de mi hijo.

 

Rosalie, se que contigo no tengo oportunidad de pedirte perdón porque sé que no me lo otorgarás de ninguna forma, quiero que conserves otra joya de la familia, pero esta vez de la familia Platt, es una gargantilla de diamantes rosas. Sé que sabrás cuidarla y lucirla con esa elegancia innata tan propia de ti.

 

Para mis nietos: Valerie Rose Cullen Hale, Jane Esme Cullen Volturi-Swan, Kellan Nicolás Cullen Hale, Edward Anthony Cullen Swan, Elizabeth Lillian Cullen Swan, Marie Alice Cullen Swan, Isabella Marie Whitlock Cullen, Gabrielle Carlie Cullen Swan, Renee  Chistina Cullen Hale, Charles William Cullen Swan, Carlisle Christopher Cullen Swan, Jackson Monroe Whitlock Cullen y Ashley Anne Michelle Whitlock Cullen, les dejo tres millones de dólares para sus estudios universitarios en un fideicomiso, en todos los casos, con excepción del dinero correspondiente a mi nieta Marie Alice Cullen, quien falleció días después de su nacimiento, quedando el dinero que estaba destinado a ella, a la creación de un parque ecológico dedicado a la procreación y preservación de mariposas, que será creado en la ciudad de Londres. Los terrenos para dicho proyecto ya fueron adquiridos y se encuentran a nombre de la Fundación Marie Alice Swan y están cercanos al hospital construido por esta.

 

Se hará un aporte de diez millos de dólares a la fundación, además de una serie de seis casas que fueron adquiridas y acondicionadas y se encuentran en las inmediaciones del hospital y servirán para dar hospedaje temporal a familia de niños hospitalizados y que no cuenten con los medio para hospedarse o que vivan alejados de Londres.

 

A mi siempre amado Carlisle, dejo la hacienda Masen y todo aquello relacionado con ella, ubicada California, para que pueda hacer uso de ella como disponga. Espero que encuentres la felicidad que no encontraste a mí lado y la que no te permití al lado de Renee. Espero de verdad seas inmensamente feliz como te mereces con Renata y la pequeña Anette.

 

El resto de la fortuna será destinado a la creación y el mantenimiento de la Fundación Masen-Platt destinada al apoyo de enfermos de cáncer de estómago, así como el apoyo de investigaciones para la cura de este mal, la fundación será dirigida por Rene Reaser en contribución con el Doctor Jay McCarthy.

 

Espero que pueda alcanzar la paz que requiere mi Alma. Se qué esto no compra su perdón ni redime mis pecados, pero espero que ahora sin mí puedan alcanzar la felicidad plena. Aspiro en el fondo de mi corazón rogar por su perdón, pero sé que no lo merezco.

 

Esme Anne Massen Platt

 

Estaba realmente sin palabras, primero por la forma en la que se dispuso la herencia, y en segundo porque realmente no tenía idea que mi madre hubiese heredado tantas cosas de su abuelo o abuelos, la verdad sabíamos de esta casa en Creta, pero nada más. Creo que las cosas que más me impresionaron fueron las joyas para mi esposa y mi cuñada, la hacienda para Carlisle, y el dinero para mi mariposita y la fundación.  Emmett, Rosalie y sus hijos regresaron a Londres, cuando la llamada de Rene ellos se encontraban unos días en Chicago, habían ido para asistir al cumpleaños de los gemelos y se quedaron unos días para revisar unos asuntos, pero su residencia estaba permanentemente en Londres, ya Emmett regresaría la próxima semana para ver lo de la empresa. Mi hermana Allie, Jasper y los pequeños junto con papá regresaron a Chicago.

 

Mi preciosa esposa, mis hijos y yo, nos quedamos unos días más en Creta, teníamos que arreglar el papeleo relacionado con la parte de la herencia que estaba destinada a la fundación, así que nos quedamos tres días más en la mansión Masen. De allí volamos a Londres, para acomodar lo de la herencia, además de que nos moríamos de ganas por ver a nuestros sobrinos y mi hermosa quería encontrarse con todos sus hermanos en pleno, antes de regresar pasamos por  Montepulciano, a revisar el viñedo, a visitar a los Nonos y pasaríamos por Volterra para ver a Tanya, Félix y los niños, además de visitar a Aro, que ahora vivía de forma permanente en Italia.

 

Aro había adoptado a todos mis hijos como sus nietos, y le encantaba tenerlos cerca, se tomaba el tiempo para jugar con ellos y estar pendientes de sus intereses. Nos había insistido mil veces que tanto él como los nonos estarían encantados de tener al batallón cerca todos los días, pero la verdad es que ni mi princesa ni yo teníamos corazón para dejar a Marie solita en Chicago. Ya no íbamos todos los días al cementerio como antes, pero seguíamos haciéndole visitas religiosas dos veces al mes.

 

Fue pasando el tiempo y el dolor que me causó haberle fallado a mi madre por no estar con ella mientras estuvo enferma se fue diluyendo poco a poco. Todos los días estaba rodeado de mis maravillosos pequeños y de la hermosa mujer que compartía mi vida… mi mujer. Nunca pensé que podía ser tan feliz como lo era. Pero todo es posible, solo basta con soñarlo, desearlo y luchar por ello. Todos los días era una experiencia increíble, nuestros hijos aunque nos daban trabajo y algunos disgustos, nos llenaban las horas de alegría, de risas, de cariño, de ingenio. La única cosa que podría pedirle distinta a la vida es el tener a  nuestra mariposita a nuestro lado, creciendo y siendo especial como sus hermanos, pero no todo puede ser perfecto. Aunque a decir verdad este momento ciertamente lo era, este momento era completamente perfecto… Estaba recostado sobre mi brazo, apoyando mi cabeza sobre la palma de mi mano… feliz… completamente satisfecho y saciado… con mi ropa y la de mi princesa tirada por cada esquina del chalet,  con las velas consumiéndose y con las flores perfumando la estancia, que ahora olía a fresias, chocolate, champgne y sexo, con cada resto de chocolate previamente esparcido en mi esposa retirado de su cuerpo con mi lengua, con esos fantásticos zapatos azul cobalto aún coronando los pies de mi diosa, mientras que con mi mano libre dibujaba pequeños círculos en la espalda desnuda de mi mujer… lentamente me incliné para empezar a dejar besos húmedos por la línea de su columna, con mi deseo por ella plenamente renovado.

 

- Princesa… - le ronronee en su oído, mordiendo suavemente el lóbulo de la oreja. -

 

- Uhmmm…. – respondió ella mitad dormida, mitad gimiendo de placer. -

 

- Te amo. – le dije aún al oído, mientras besaba suavemente su cuello y metiendo mi mano debajo de su cuerpo para tocarla justo allí donde sabía que la encendía, la excitaba y la ponía completamente necesitada de mí. – Te amo. – le repetí. -

 

- Y yo a ti mi vida. – me dijo, haciendo que le diera espacio para girarse y quedarse frente a mí, conmigo entre sus piernas y mi cadera levemente apoyada en la suya, y regalándome una hermosa sonrisa, acompañada de una sensual mirada lujuriosa. – Feliz Cumpleaños mi amor. – me dijo para luego hacer que me perdiera en el dulce sabor de su boca y de su cuerpo, estaba seguro que no solo tendría un buen cumpleaños, sino que desde que estoy a su lado todos y cada uno de mis días eran buenos y felices.

 

Lejos quedó para siempre, el odio, el dolor y el sufrimiento. Todo eso que nos separó un día quedó definitivamente enterrado en ese cementerio de Creta. Ahora el ser felices dependía siempre y para siempre de nosotros mismos… y me encargaría por hacer eternamente feliz a mi hermosa Otra… a Mi Mujer, a Mi Ángel, a mi bellísima Bella Swan, que hace siete años dejó de ser esa mujer para convertirse en Otra, para convertirse en Bella Cullen, en lo que debió ser siempre, la esposa de Edward Cullen, mi mujer, mi ángel, mi diosa, mi amante, mi princesa por toda la eternidad.

 

Fin…

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

 

Espero que disfrutaran del Epílogo. De corazón les agradezco todos los maravillosos reviews  que me dejaron en el capítulo final, ya se los agradeceré por mensaje privado… Gracias… Gracias… Mil Gracias siempre. Ustedes son quienes le dan el oxígeno a “La Otra”… antes de empezar con “El Tatuaje”, nos queda el segundo Epílogo cortesía de la Solicitud hecha por Guacha, y estoy considerando otra solicitud por allí… luego les cuento.

 

Gracias… Mil Gracias siempre

Kisses

BkPattz.

 

Recuerden… “Si la vida te da limones…”

 

En el próximo capítulo hacemos el recuento de los reviews y los maravillosos lectores de La Otra y sus países de procedencia.

Capítulo 25: La Otra Capítulo 27: Epílogo 2

 
14438559 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10756 usuarios