La Otra (+18)

Autor: BkPattz
Género: + 18
Fecha Creación: 19/12/2010
Fecha Actualización: 18/02/2011
Finalizado: SI
Votos: 43
Comentarios: 112
Visitas: 152659
Capítulos: 27

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan. Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante? porque mientras Bella Swan estaba en las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

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Capítulo 17: Paparazzi

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos regalan fantasías en este y otros muchos sites.

 

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan. Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

 

…….

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La Otra” podrán leerlo en subrayado. Hay unas frases entre comillas y en negritas que pertencen a la película Twilight, por lo tanto son propiedad de Summit.-

 

……

 

Capitulo 16: Paparazzi

 

Aún cuando dormí mejor de lo que esperaba me desperté con esa sensación de vacío y de que algo me faltaba, al girarme hacia un lado encontré la falta, era completamente obvio…extrañaba el calor del cuerpo de mi ángel acurrucado a mi lado.  Al estirar  mi brazo por la cama tropecé con mi celular que se había quedado allí la noche anterior, al recordar lo caliente que se pusieron las cosas con esa llamada una sonrisa se formó en mis labios, si había pensado que esas llamadas que manteníamos antes de mi viaje a Montepulciano eran especiales, pues la verdad no se comparaban con nuestra última llamada. No podía esperar a que estos días pasaran rápido y poder tener de nuevo a mi princesa entre mis brazos, y no solo a ella, sino también a nuestros hijos, a los que extrañaba enormemente.   Al ver mi teléfono sonreí al notar que tenía un mensaje de mi princesa.

 

Bebé te extraño mucho, la pase muy muy bien, pero extraño estar entre tus brazos. Te amo y espero que estos días pasen pronto.

 

Inmediatamente le respondí el mensaje.

 

Preciosa también me la pase genial, tus ideas siempre son estupendas, pero no podía esperar menos de mi hermosa, sexy y traviesa prometida. Te amo cielo y me muero por verlos pronto.

 

Feliz como siempre estaba con la más mínima expresión de cariño de mi ángel, me arreglé para empezar el día. Después del desayuno con mi muñequita y dejarla en el Cole, fui para mi oficina tenía que atender y adelantar todo lo de mi nuevo proyecto quería poder de disponer del mayor tiempo posible con mi princesa y nuestros hijos, después del colegio podríamos compartir los cinco juntos e ir ajustándose un poco como familia. A la hora del almuerzo había quedado con mi hermana, Rosalie, Jasper y mi padre. Cuando llegué al Restaurante en el que habíamos quedado me encontré con Rose que ya nos esperaba.

 

- Hola Rosie. – le dije tras saludarle con un beso en la mejilla y un abrazo cariñoso. – que tal las cosas anoche con Em?. – le pregunté preocupado por ella, sabía que toda esta situación estaba empezando a afectar su matrimonio, y yo la verdad sentía algo de culpa por ello. -

 

- No lo sé Ed… no lo sé. – me dijo con tristeza. – yo siempre supe que la relación de Emmett con tu madre era “especial”, siempre lo he sabido y siempre lo he respetado, pero es que ya la cosa es enfermiza, están totalmente fuera de control. No entiendo como Em se siente con el derecho de opinar sobre las decisiones que tomas con respecto a tu hija… Por Dios Edward… es tu hija, y ni el ni Esme pueden tomar decisiones a ese respecto. Vamos Emmett con todo y lo que ama a Esme, no permite que ella opine sobre Valerie y Kellan, lo máximo que escucha son sus consejos, pero sin permitir que ella se involucre en las decisiones sobre nuestros hijos, por eso no entiendo como es que el se atreve opinar sobre Jane, ni él… ni Esme son Heidi para tomar decisiones sobre tu hija, en ese caso solo podrías escuchar a los Volturi. – me dijo preocupada. - y si ellos buscan apoyo en Aro?. – me dijo.-

 

- No te preocupes por ello hermana, Aro apoya mi relación con Bella, el vio de primera mano como mi princesa trata a nuestra hija. – le dije, al decir eso pude ver como una  sonrisa se formaba en su rostro. -

 

- “Nuestra hija” Edward?. – dijo.-

 

- Sip, Bella la trata como si lo fuera, no hace ningún tipo de distinción entre ella y Lizzie o Ed, de verdad es maravillosa, ayer incluso uso esas mismas palabras para referirse a Jane, la llamó nuestra hija. – le dije. -

 

- Y supongo que tu estas más que feliz por eso. – solo asentí. – Me alegra mucho hermano. – me dijo regalándome un abrazo. -

 

- Y yo lamento mucho y me siento inmensamente culpable por tus problemas con mi hermano. – le dije sinceramente. -

 

- Vamos Ed… eso no es culpa tuya. – me dijo ella entristeciéndose de nuevo. – Esto no es más que culpa de esa extraña relación madre – hijo que no logró entender, me aterra tener esa misma relación con Kellan, no sabes como lucho por ello… Pero lo cierto es que tendré que prepararme mentalmente porque una vez que Arizona llegué a la ciudad esto se pondrá realmente insoportable.

 

- De verdad siento mucho que mi felicidad sea tu desdicha hermanita. – dije haciéndole mimos en el brazo. – voy a hacer todo lo que este en mis manos, no quiero que le hagan daño a mi princesa, y no quiero que esta situación siga dañando tu matrimonio.

 

- La verdad es que yo no sé que va a hacer de este matrimonio, desde que nos contaste toda la historia de tus hijos, desde que comenzaron de nuevo las llamadas y los almuerzos de Esme y Emmett la situación se ha vuelto insostenible. – me dijo preocupada, aumentando mi preocupación al respecto. -

 

- Las pesadillas Rosie, han seguido?. – le pregunte. -

 

- Si Edward, cada vez son peores, siempre llama a tu mamá, siempre pide que no lo abandone… pero la de anoche fue la peor de todas Ed., de verdad fue horrible. – dijo secándose las lágrimas que empezaban a salir por sus ojos. – estaba tan desesperados gritando por su mamá, pero de pronto comenzó a llamarla Esme. – dijo estremeciéndose y yo no entendía nada. – Y al final empezó a gritar cosas sin sentido.

 

- Diferentes a las que dice siempre.?. – Le pregunté curioso y preocupado. -

 

- La verdad si, comenzó a llamar a su papá, y gritaba una y otra vez “papá no me busques más, estoy aquí… mírame, no me busques más”, era desesperante y no conseguía despertarlo, por suerte los niños estaban tan cansado que no lograron escucharlo, de hecho desde que reaparecieron las pesadillas he intentado dejar la tele de la sala de entretenimiento encendida para evitar que mis hijos se despierten y lo vean nuevamente en ese estado, Ed no se que hacer, el se resiste a buscar ayuda, dice que estoy exagerando que esta bien… incluso le pedí ayuda a Esme.- dijo tras un largo suspiro.- sabes que me dijo?. – negué con la cabeza. – Que era una exagerada que Emmett esta bien y que solo tenía un poco de estrés que eso era todo, que debía ser más comprensiva y evitara darle dolores de cabeza, que mucho tenía contigo para agobiarlo.

 

- No puedo creerlo, como mi mamá no entiende que Emmett tiene un problema serio, es inaudito. – le dije molesto por la situación. -

 

- Yo tampoco lo entiendo, hable también con Jasper y Carlisle, ambos han intentado convencerlo pero tampoco lo consiguen, estoy pensando dejar a los niños unos días con mi madre o con Alice y llevarme a Emmett a un lugar a que descanse sin teléfonos y sin comunicación de ningún tipo, quiero probar si con eso se calman las pesadillas, no se porque pero creo que esas conversaciones telefónicas con Esme son las que potencian las pesadillas.

 

- Yo también lo creo Rose, y me parece que tienes razón.

 

En los minutos siguientes llegaron mi padre y Jasper y esperamos un rato más hasta que al fin llegó Alice, discutimos un poco más la situación de Emmett y todos apoyamos la idea de Rose, me hicieron contarle casi con lujo de detalle mi estadía en Montepulciano, por suerte todos los detalles e historias maravillosas de mis hijos mantuvieron a ralla la curiosidad morbosa de Alice en temas más íntimos que no pensaba tratar en la mesa, y que solo nos pertenecía a mi Bella y a mí. Después de la comida Alice y Rose fueron a recoger a los pequeños al Colegio, por lo que Jasper, mi padre y yo, quedamos un rato más antes de regresar a nuestras obligaciones.

 

- Por cierto papá, cómo estas?. – le dije, refiriéndome a toda la situación de la noche pasada. –

 

- Bien hijo, solo que me sorprendió eso es todo. – me respondió. -

 

- Yo la verdad siento lo del anillo. Sabía que mi mamá iba a enloquecer por culpa de eso, pero no podía dejar de darle a Bella el Diamante de los Cullen solo porque Esme no este de acuerdo. – le dije y el asintió en acuerdo. -

 

- Yo no tenía ni idea de que el anillo había regresado a casa, la verdad es que aunque se hubiese perdido esa reliquia familiar y muy en el fondo sentía que no pudieran mis hijos seguir la tradición, yo… - suspiro y supe que se le hacía difícil expresar aquello que quería decir y que sentía. – yo de alguna forma era feliz sabiendo que ella lo tenía, a la final era ella toda la razón y todo el sentido que tenía para mi entregar ese anillo, y siendo sinceros, aunque Emmett ayer proclamaba que el anillo le correspondía por ser el mayor, la verdad es que el anillo le correspondía, a ese hijo que iba a tener con Renee. – de pronto el jadeo de sorpresa de Jasper nos hizo recordar que el se encontraba con nosotros. -

 

- Ibas a tener un hijo con Renee?. – pregunto asombrado. -

 

- Si Jasper, pero esa historia mejor te la cuento de regreso al hospital. – le dijo mi padre con su característica calma. – pero la verdad es que nuestro hijo murió al nacer, y yo no lo conocí nunca, por eso me identifico con el dolor de Edward por Marie, es el mismo que yo siento por mi hijo.

 

- Por Christopher papá. – el me miró confundido.- Bella, me dijo que su hermano se llamaba Christopher. – le repetí. -

 

- Se llamaba como mi padre. – dijo con orgullo y con devoción, por la mujer que supongo fue el amor de su vida. -

 

- A juzgar por tu tono entiendo que Renee fue una mujer especial en tu vida. – le dijo Jasper a mi padre. -

 

- Perdóname hijo. – dijo mirándome. – Renee fue la mujer más especial de mi vida. -

 

- Y Esme papá. – le dije sin juzgarlo, no podría cuando yo siento un amor igual de grande e incondicional por mi princesa. -  que sientes o sentías por mi mamá?. – le pregunté. -

 

- Aunque no lo creas la amo. – dijo con una sonrisa de culpabilidad en el rostro y negando con la cabeza. – pero el amor que le tengo a Esme, no se parece en nada al amor que sentía por Renee… Renee era mi todo, el amor que le tenía a ella era absoluto e incondicional… yo básicamente respiraba y vivía por ella… Por ella sentía lo mismo que tu sientes por Bella hijo, o lo que tu sientes por mi Alice. – dijo dirigiéndose a Jasper. -  Por otro lado Esme, me despertaba ese sentimiento de fragilidad e instinto de protección, algo en su amor por mi me hacía sentirme vulnerable y ligado a ella. – dijo sin entender el mismo sus sentimientos. – creo que la obsesión que Esme mostraba hacia mí, me hacía pensar que ella era más frágil, que me necesitaba más… es algo totalmente loco, pero era así, en su obsesión por mi Esme me provoco una necesidad de ella, de cuidarla, de protegerla. Pero sin dudarlo ni un minuto Renee era el amor de mi vida, es por eso que le di a ella el anillo de los Cullen, aun cuando en la época en la que se lo di, ella era mi amante, ella era la otra. – dijo mirándome con tristeza en los ojos.- por eso no quería responderle a tu madre ayer, la razón por la que le di el anillo a Renee y no a ella, es porque la amaba más, de hecho Esme tiene razón cuando pregunto ayer si iba a dejarla por Renee y la respuesta es si… de hecho. -  miro hacia abajo avergonzado. – creo que por Renee hubiese sido capaz de dejar a Esme plantada en el mismísimo altar, a pesar de su embarazo, a pesar de que su padre se encargaría de matarme por embarazar a su dulce y virginal hija, a pesar de todo. Si Renee me hubiese entregado el anillo delante de Esme en vez de salir corriendo no se lo hubiese permitido, y le rogaría que se casara conmigo.

 

- Por que la dejaste ir entonces?. – Jasper se hizo eco de mis pensamientos. -

 

- Renee no sabía que me había dejado seducir por Esme, yo nunca tuve el valor de decirle que me había acostado con ella, aunque me lo preguntó mil, veces mil veces me negué.- dijo con amargura.- La verdad es que todo ese carácter noble de Bella lo heredó de Charile Swan, porque el carácter de Renee era muy diferente, y jamás me habría perdonado…. Más bien nunca me perdono que durmiera con Esme, ella aun siendo la otra lo permitía porque sabía que entre Esme y yo no había pasado nada, y el saber que Esme me había tenido, y no solo eso, sino que fui el primero, al igual que había sido el suyo no era algo que ella me perdonara. Era increíblemente orgullosa y posesiva, y además yo  no solo la había traicionado, también le había mentido. – dijo negando con la cabeza. – pero los errores se pagan caro. – me miro y añadió.- no hijo?.

 

- Pero yo al menos tengo la esperanza de mi final feliz. – le dije triste por él.-

 

- Yo creo que tendré el mío hijo. – me dijo.-

 

- Es Renata tu esperanza de final feliz?. – le pregunte. -

 

- Quizás, no lo sé, pero sinceramente creo que sí.- me respondió siendo sincero. – pero no toda mi vida con tu madre ha sido mala hijo, los tengo a ustedes, y si digo la verdad tu madre me ha hecho feliz en términos generales la mayoría del tiempo, han existido épocas peores que otras, épocas muy buena y otras insoportables como cuando Renee venía de visita, aun casada con Charlie, cuando tu empezaste tu relación con Bella y ahora. Pero no todo ha sido malo.

 

- Y que vas hacer con todo esto Esme – Renata?. – le preguntó Jasper. -

 

- No lo sé, pero la verdad es que siento que empiezo a enamorarme seriamente de Renata. – dijo reflexionando. – pero ese sentimiento de dependencia emocional que Esme me hace sentir sigue allí.

 

- Creo que debes buscar como resolver eso papá. – le dije. – no creo que Renata se lo merezca, y siendo sinceros y a pesar de todo, mamá tampoco se lo merece… Pero sobre todo, tú no te mereces ser feliz a medias, o a escondidas, debe ser plenamente feliz papá. 

 

- Tienes razón hijo. – nos quedamos todos callados un momento en un intento de reflexionar sobre lo confesado por mi padre. – Hijo… - dijo mi padre mientras pagaba la cuenta. – Puedes… puedes preguntarle a Bella donde está enterrado mi hijo. – dijo y entendí perfectamente su necesidad. – Necesito… necesito…

 

- Lo entiendo perfectamente papá, necesitas pedirle perdón a Christopher, se como se siente. – le dije y unas enormes ganas de visitar a mi mariposita se apoderaron de mi, pero la verdad es que yo esta tarde podría ir a verla, a diferencia de mi padre. -  Seguro papá, no te preocupes. – le dije. – apenas hable con mi princesa le preguntó, y si quieres te acompaño. Pero estoy más que seguro que está en Port Ángeles.

 

- Port Ángeles? – pregunto mi padre. -

 

- Papá, Renee se fue a Port Ángeles cuando dejo Chicago. – le dije. – si ella estuvo allí antes de irse a Phoenix lo más lógico es que Christopher naciera allí. – de pronto él estaba completamente pálido. - Papá estas bien?. -

 

- Si hijo, no te preocupes. – me dijo. Jasper y yo solo lo miramos confundido, porque no entendimos nada de lo que pasaba por la cabeza de mi padre, pero lo dejamos tranquilo porque algo en su expresión nos dejaba claro que no pensaba compartir sus pensamientos con nosotros en este momento.

 

Antes de ir a la oficina, pase por casa de Rose para ver por unos minutos a mi muñequita, y luego fui directamente al trabajo a buscar las carpetas y maquetas para llevarlas a la reunión que teníamos en el ayuntamiento, hoy sería la presentación de nuestro proyecto para la licitación, ese proyecto nos traería enormes beneficios más que todo a nivel personal, porque más que beneficios económicos  vamos a poder ayudar a la comunidad con un hospital diseñado con las mejores y más modernas comodidades, además de ofrecernos renombre. Por otro lado había decidido empezar en otro proyecto, mi princesa aún no se había decidido por los proyectos que le presentaron los arquitectos para el hospital que la fundación construiría en Londres. Había visto varios de los proyectos con ella, y la semana que pasaría con ella en Montepulciano en febrero antes de ir a Londres, la ayudaría a decidir cual proyecto sería el construido. Yo sabía perfectamente bien que era lo que mi princesa quería y había tomado nota de las medidas y las características del terreno, yo mismo iba a presentarle un proyecto a mi  princesa, y tenía apenas tres días para completarlo, esta noche trabajaría en los detalles y los planos, y mañana le pediría ayuda a lo más destacado de mi equipo, pero sin lugar a dudas conseguiría convertir el sueño de mi princesa realidad. Antes de entrar a la reunión marque el teléfono de mi princesa. Apenas repicó cuando descolgaron desde el otro lado.

 

- Papito, pensé que no iba a escucharte hoy. – me dijo la dulce voz de mi gatita del otro lado de la línea. Parecía un poco triste pero su voz seguía siendo encantadora como siempre, mi pequeñita era sencillamente adorable.-

 

- Mi gatita hermosa, papito te extraña muchísimo y tenía muchas ganas de escuchar tu linda voz. – le dije. – Te estas portando bien cariño?. -

 

- Si papito, y además me comí toda la sopita que me dio la Nona Sue, aunque no era nada yummy, pero como te prometí lo hice. – me dijo orgullosa de su logro.-

 

- Que bien preciosa, estoy muy orgulloso de ti. – le dije.- princesita papi tiene que entrar en una reunión de trabajo importante y espero poder salir pronto y hablarte otro ratito hoy, pero sino puedo salir temprano, quiero que sepas que te amo mucho y te extraño más.

 

- Yo también te amo mucho mucho papito. Y quiero irme a dormir temprano hoy para que se pase pronto este día y llegue mañana y queden solo dos días para poder vernos de nuevo. – me dijo y me preocupó que siguiera su depresión. -

 

- Te amo gatita, espero que los días pasen muy rápido, pero más que dormir quiero que hagas cosas que te hagan feliz, de acuerdo?. – le pregunte. -

 

- Si papito. – me dijo.- voy a pasarte a Ed, antes de que me siga molestando. – te quiero papá.

 

- Hola papá. – me dijo mi campeón. -

 

- Hola pequeño. – le dije. – cómo estas hijo?, has estado bien de la pierna?.

 

- Si papá, no te preocupes, te prometí que le diría a mi mamita si me dolía. – me respondió.-

 

- Estupendo hijo. – le dije. –

 

- Papá sabes que encontré los acordes para la nana de Jane, la tengo casi terminada. – me dijo orgulloso de su trabajo. -

 

- Que bueno Ed, espero poder escucharla, eres muy talentoso pequeño, seguro será perfecta. – le dije a mi pequeño. – Hijo no sé si podré hablar con ustedes de nuevo hoy, papá tiene que entrar en una reunión muy importante y no sé a que hora voy a salir de allí, así que quiero que sepas que los amos, te quiero muchísimo pequeño y espero que pronto pasen estos días para vernos de nuevo.

 

- Te quiero papá y también te extraño. – me dijo. -

 

- Hola amor. – me dijo mi princesa tomándome por sorpresa. No me di cuenta cuando Edward dejó el teléfono. - Cómo va el día?. -

 

- Extrañándote como un loco preciosa. – le dije. – y tu?

 

- Bien amor, lidiando con este par desesperados por adelantar las horas del reloj, y extrañándolos. – me dijo y yo sonreí como un tonto. Demetri Volturi, uno de los sobrinos de Aro me hizo señas indicándome que era hora de entrar a la reunión, y suspire frustrado. – sucede algo bebé?. – me pregunto mi ángel. -

 

- Si mi vida, estoy aquí en el ayuntamiento para la reunión del proyecto del hospital de Chicago, y me acaban de hacer señas indicándome que debo entrar ya. – le dije mostrándole toda mi frustración. -

 

- Y eso resulta un problema Ed?. – me preguntó divertida. -

 

- Claro, porque me hacen colgarle la llamada a mi sexy prometida. – le dije ganándome una pequeña risa de su parte. -

 

- Bueno bebe, pero tú tienes que atender tu trabajo y no te preocupes, que esta noche tu sexy prometida estará esperando a su muy sensual prometido al otro lado de la línea para una conversación privada y te prometo. – me dijo en medio de un gemido que me estremeció por completo. – que va a ser muy muy candente. -

 

- Princesa no sigas por ahí. – le dije en un susurro ronco.- que dejo todo guindado para irme de aquí y seguir hablando contigo mi diosa.

 

- Nop… si quieres tu premio vas a tener que entrar a esa reunión y dar lo mejor de ti. – me dijo mi princesa ganándose un poco más de respeto del que ya le tenía, mi mujer era definitivamente la más maravillosa de todas. – y quiero ver que el próximo hospital de Chicago sea construido con tu diseño. – me dijo. – Te amo, eres maravilloso, y eres un excelente profesional, estoy orgullosa de ti, y estoy segura que vas a conseguirlo, ahora cuelga ese teléfono y mueve ese hermoso y sexy trasero tuyo hasta esa reunión y gánate la licitación. Hablamos más tarde.

 

- Hermoso y sexy trasero????. – le dije divertido. -

 

- Vamos Edward, cuelga ya y entra a tu reunión. – me dijo. – Éxito Amor.

 

- Gracias princesa. Te amo. – le dije, y tras oír su risa me colgó. -

 

Cuando por fin pude salir del ayuntamiento se empezaba a hacer tarde, pero estaba satisfecho, la reunión había sido un éxito y estaba seguro que el proyecto sería nuestro, aún así me empecé a desesperar al darme cuenta que probablemente no llegaría a tiempo para ir  a ver a mi hija,  pero al salir aún quedaba un poco de tiempo para  ir a ver a mi mariposita, la verdad estaba muy ansioso por visitarla, más desde la conversación con mi padre sobre Christopher. Llegue a Mount Olivet, pase por unas flores y salude al vigilante al entrar, la verdad es que ya estaba acostumbrado a verme por allí. Estaba casi tan desesperado por llegar como la primera vez que estuve allí.

 

- Hola pequeña. – la salude mal llegar, coloque las flores en su lugar y me senté frente a la lápida, tras dejar un pequeño beso sobre la piedra.- No sabes como te extrañe mi mariposita, pero sabes te tengo muy buenas noticias. – le dije. – logré que mami me perdonara y vamos a estar todos juntos como una familia. – de pronto las lágrimas comenzaron a escurrir por mi rostro. – ahora solo nos vas a faltar siempre tu bebé… Pero a finales de esta semana podremos venir a visitarte todos juntos mi cielito, no sabes como de hermosa esta tu mamá, y tus hermanos son maravillosos, y no sabes como los extraño. – le dije. – sabes tu mami acepto casarse conmigo y estoy muy feliz. – le contaba a mi princesa. – de hecho hablamos de tener más hijos, y no sabes como sueño con otra princesita, que se parezca a mi Bella, y también que se parezca a ti mi mariposita preciosa. – allí estuve un poco más hablando con mi bebé, hasta que ya era hora de cerrar, a lo lejos pude ver a Clark, el vigilante haciéndome señas y señalando que debía marcharme. – Bien preciosa, me voy contigo en mi corazón pequeña Marie, papi vendrá a visitarte pronto… Te amo bebé.

 

Me fui a recoger a Jane a casa de Rosalie, después de la confrontación de mi madre ayer preferí no dejarla cerca de Esme, temía a cualquier cosa que mi madre pudiera decirle y echar a perder la relación que mi princesa había formado con mi muñequita. Mi pequeña pudo hablar hoy con mi princesa y con sus hermanos desde la casa de Rosalie, y yo la verdad estaba medio deprimido porque solo alcancé  hablar unos cinco minutos con mis hijos. Antes ir a la cama revisé unas cuantas cosas en la computadora, quería empezar a desarrollar el plan que tenía para el hospital de mi princesa en Londres, cuando pudiera darle algo de estructura a mi plan llamaría a mi princesa y luego continuaría con el proyecto… tenía que trabajar realmente duro si quería tener eso listo para este fin de semana. Cuando encendí mi computadora, abrí el correo, al tiempo que abrí los archivos necesarios para comenzar mi trabajo, revisé unos cuanto correos con requerimientos de mi trabajo y encontré uno de mi princesa enviado hace unas horas, cuando lo abrí encontré un video, y la primera imagen me recordó enormemente ese maravilloso primer video que recibí de mi gatita. Esta vez estaban sentados tanto Ed, como Lizzie en el sofá del estudio, ambos miraban expectantes a la cámara.

 

- Vamos Ed, empieza tu. – le decía mi gatita a su hermano.

 

- Por que yo… no … yo no sé que decirle. – Le respondió Ed. -

 

- De acuerdo voy yo. – le replicó mientras escuchaba la angelical risa de mi Bella de fondo, y yo reía con ella. -

 

- Bien… Hola papito. – dijo mi gatita al fin dirigiéndose a mí.- Se que hoy vas a estar muy triste porque solo pudimos hablarnos un ratito, lo sé porque nosotros también nos sentimos igual, te cuento que nos hemos portado lo mejor que hemos podido. – dijo mordiéndose el labio y yo reí seguro de que se ganaron varias reprimendas de su madre como sucedía varias veces al día, y eso fue corroborado por el bufido de frustración de mi ángel, supongo que puso los ojos en blanco, de la misma forma en la que en ese momento lo hacía Ed. – Pero te cuento que pudimos hablar con Jane.

 

- Y con la tía Rosalie, es genial. – dijo mi pequeño emocionado.- Igual que Kellan, sabes papá… Kellan me dijo que me iba a dejar jugar con Ronald. – reí al ver la cara de asco de mi gatita. -

 

- Asco Ed…. Como vas a jugar con una lagartija. – le replicó. -

 

- No solo voy a jugar con una, le voy a pedir permiso a papá para tener una en casa, porque mi mamá no me quiere dejar tenerla  porque tú eres una llorona. – En ese momento mi gatita se giro hacia él sacándole la lengua, y yo no pude más que soltar una carcajada. -

 

- Papito por favor no lo dejes. – me suplicó mi gatita hermosa. -

 

- Lizzie, Ed… es hora de terminar con el video. – ambos pusieron una carita adorable al escuchar a su madre. -

 

- Papito te amo mucho muchísimo y te extraño más. – dijo mi gatita. – también extraño a Jane.

 

- Yo también te extraño papá. Y te quiero. – dijo Ed. – Espero verte pronto y  a mi hermana.

 

De pronto se giro la cámara regalándome un hermoso primer plano de mi prometida.

 

- Hola Cariño, te extraño mucho. – me dijo. -  Espero ansiosa tu llamada esta noche… Te Amo,  Te Amo muchísimo y Te extraño.

 

- Yo también los extraño. – les dije como si pudieran escucharme. Suspire profundamente agradecido ya que pronto podría tenerlos conmigo, aunque solo fueran un par de semanas.

 

Fui a nuestro cuarto a tomar una ducha, a penas salí de la ducha, regrese al estudio para llamar a mi princesa estaba seguro que con lo que pretendía mi princesa era mejor quedarme en la cama, pero hoy tendría que apañarme con el sofá del estudio, tendría que quedarme allí si quería regresar a los planos del hospital de mi ángel. Me acomodé en el sofá, y marqué su número.

 

- Buenas noches preciosa. – le dije. -

 

- Buenas noches caballero. – me dijo. – no sabe lo feliz que me hace escuchar su voz, la verdad es que estaba extrañando enormemente a mi sensual prometido.

 

- Pues yo estaba extrañando un montón a mi hermosísima y muy sexy futura esposa. – le dije. – que tal ha estado el día cielo?.

 

- Bien vida. – le dije. – cada minuto extrañándote más. – me dijo y juro por Dios que en ese momento estaba mordiéndose el labio, no era difícil adivinarlo por su tono. -

 

- Y que es lo que más extrañas?. – le pregunte, queriendo entrar en tema. La verdad es que tanto extrañarla empezaba a hacer estragos en mi cuerpo. -

 

- Extraño todo de ti mi vida. – me dijo, pero hizo un pausa. – pero justo ahora, lo que más extraño es sentir tus dedos recorriendo suavemente el borde de mi camisa, deslizándose suavemente por los botones hasta mi cintura, para luego subir con cuidado por mi costado y deslizar mi suéter con delicadeza por mis hombros, dejando caricias en mis brazos copiando el recorrido de la prenda mientras abandona mi cuerpo. – me dijo, con esa voz seductora y suave de mi diosa.-

 

- Mientras dejo suaves besos por tu cuello, tu mandíbula y ese sitio que tanto te gusta detrás de tu oreja. – un suave gemido de los labios de mi princesa me indicó que iba por buen camino.

 

- Mientras arrancas suspiros de mis labios, con los tuyos pegados en mi piel, voy recorriendo con mis manos tu torso, a través de la franela blanca que usas para dormir, y cuando llego al final comienzo a jugar con el elástico de tu pantalón, dándole pequeños jalones, pero sin hacer ningún intento por quitártelos haciéndote gemir de deseo y de frustración. – me dijo mi muy traviesa y adorable prometida, travesura que le fue recompensada con un fuerte gemido de mi parte. -

 

- Intentas matarme de deseo… así voy abriendo uno por uno los botones de tu camisa, dejando suaves roces con mis dedos y humedeciendo lentamente la piel que va quedando descubierta suave y lentamente con la punta de mi lengua, voy dejando pequeños soplidos que logran estremecerte. – le dije haciéndonos gemir a ambos, a los pocos minutos ya eran nuestras manos las que recorrían nuestros propios cuerpos, con intensidad, con la pasión impregnada en nuestras voces, en nuestros jadeos, en los gemidos, en la fuerza de nuestras caricias y por ese camino recorrimos hasta alcanzar la cumbre soñando que eran las manos del otro las que nos provocaban tan inmenso placer en nuestros cuerpos a pesar de la distancia, en definitiva mi preciosa es la más sexy, provocativa y maravillosa de todas las mujeres. Mi mujer era simplemente perfecta. Una vez cuando se medio normalizaron nuestras respiraciones pude encontrar voz para hablarle. – Vas a matarme un día de estos mujer, eres demasiado perfecta mi Diosa, no sabes el poder que tienes sobre mi cuerpo, aun con la distancia que nos separa.

 

- Que queda para mi bebé, que la mitad de las veces que pienso en ti desde que te fuiste lo hago con tus manos y tus besos recorriendo en mí, con tu cuerpo fundido en el mío. – decía ganándose un gruñido de desesperación y deseo de mi parte. -

 

- Princesa no sigas por ahí, si es que quieres dormir algo hoy. – suspiramos al mismo tiempo. – vida no sabes como te extraño, me muero por tenerte entre mis brazos y poder abrazarte.

 

- Tranquilo amor, dos días más y podrás hacerlo. – me dijo. -

 

- Si amor, pero luego regresas y tendremos que esperar a vernos de nuevo. – le dije entristecido. -

 

- No te deprimas amor, no nos hace bien seguir por ese camino… Vamos a estar bien, te lo prometo.

 

Conversamos por un rato más de cómo había estado mi reunión, me contó de sus avances para poder emprender el viaje, ya mañana su amigo Paúl llegaría a Montepulciano para que emprendieran el viaje juntos, cosa que me daba algo de celos. También hablamos sobre el almuerzo y le pregunté si sabía donde estaba enterrado nuestro hermano, ella no estaba muy segura, pero me confirmo que antes de mudarse a Phoenix su madre vivía en Port Ángeles, por lo que seguramente estaría allí. Después de un poco de plática el sueño venció a mi preciosa, le deje un mensaje de texto a mi princesa, y me puse a trabajar a pesar del cansancio y un poco del sueño. Ya muy tarde me refugie en mi cama, tranquilo porque en un par de días estaría rodeado por mi ángel, y estaba seguro que cada mañana me despertarían los dulces mimos de mi gatita hermosa.

 

Por suerte los dos días que faltaban se pasaron increíblemente rápido, entre terminar el proyecto del hospital,  revisar otros nuevos proyectos pendientes y supervisar los anteriores, las visitas a mi mariposita, pasar tiempo con Jane, y las comunicaciones con mi mujer y mis pequeños, además de la compra de dos nuevas camionetas, que eran ahora mi orgullo y mis consentidas, porque podría salir cómodamente con toda la familia.

 

Estaba completamente ansioso dando vueltas de un lado a otro, frente a la puerta de desembarque en el Aeropuerto Internacional O´Hare, desesperado por estrechar entre mis brazos a mi princesa y a nuestros pequeños.

 

- Papito quédate quieto, si sigues caminando de un lado al otro, no vas a ver salir a la princesa y mis hermanos. – me dijo Jane, tomándome de la mano y obligándome a detenerme. -

 

- Tienes razón preciosa. – de pronto el grito emocionada de mi gatita, me devolvió el alma al cuerpo y el corazón que se sentía ligeramente vacío desde que deje Montepulciano, y que latía a un ritmo bajo impulsado por la fuerza que me regalaba Jane y las comunicaciones diarias con el resto de mi familia. -

 

- Papito. – decía mientras se soltaba del hombre alto y trigueño que la traía agarrada de la mano, supuse que era Paúl, el intentó detenerla, pero mi princesa le dijo que estaba bien, así que mi gatita salio corriendo hasta salta a mi abrazo. -

 

- Hola mi vida hermosa, como estas?... papá te extraño muchísimo amor. – le dije mientras la abrazaba fuerte y dejaba besos sobre su precioso cabello castaño. -

 

 - Yo también te extrañe papito. – me decía mientras se aferraba fuerte a mí, sobre  su cabeza logre ver a mi princesa que se acercaba a mi muñeca. -

 

- Princesa. – le dijo Jane saltando hasta sus brazos. – Te extrañaba.

 

- Hola mi muñeca hermosa. – le dijo Bella a mi pequeña. – Yo también te extrañaba un montón. – le dijo mientras la abrazaba y le daba pequeñitos besos, mientras Jane se reía por causa de las cosquillas que le provocaba. -

 

- Lizzie, será que vas a darme la oportunidad de saludar a papá. – le dijo Ed algo enfurruñado. Ella se giró sacándole la lengua a su hermano y se volvió a pegar a mi cuello sin moverse ni un milímetro. -

 

- Pequeña deja que salude a tu hermano, a él también lo extrañe mucho. – me miro con la frustración pintada en la cara pero le dio espacio para que Ed se acercara, ella mientras tanto fue a abrazarse a su hermana, me encantaba verlas de esa manera, me partiría el alma verlas pelear por cualquier tontería, esperaba que mi madre no descubriera lo increíblemente celosas que podían ser  mis pequeñas, porque ese sin duda sería el talón de Aquiles de nuestra familia en este momento. – Hijo, como has estado?. – dije dejando mis pensamientos pesimistas de lado para poder centrar mi atención en mi hijo. -

 

- Bien papá. – me dijo en medio de un abrazo. – las cuide muy bien, espero que hicieras lo mismo con Jane y Marie. – me dijo el pequeño ganándose una sonrisa de mi parte, de verdad que este pequeño era mi copia perfecta. -

 

- Por supuesto campeón. – le dije. Me levanté para acercarme a mi princesa, mientras tomaba a mi hijo de la mano dejándolo cerca de mis hijas. – Hola preciosa, será que puedo ganarme un saludo de mi prometida. – Ella se acercó a mi y me ofreció su mano, la cual no dude en tomar jalándola hacia mí, y haciendo que impactará contra mi pecho y dándome la oportunidad de estrecharla fuertemente contra mi pecho, mientras apoyaba mi barbilla en su hombro disfrutando de su calor, de su olor… esos que tanto extrañaba, aumente la presión de mis brazos ganándome un suspiro de su parte. – Amor como me hicieron falta, bienvenida a casa. – le dije acompañándola en su suspiro, mientras me apartaba ligeramente para poder mirarla brevemente y posar mis labios sobre los suyos, apoderándome de esos labios irresistibles que me habían hecho sentir sediento todos estos días que estuvimos lejos el uno del otro. Después de un muy intenso y prolongado beso, un sonoro carraspeo nos regreso a la realidad, mi princesa suspiro de frustración, abriendo sus ojos poco a poco, permitiendo que me perdiera en esos pozos chocolate que tanto adoraba.

 

- Te amo. – dijo en un susurro acercándose de nuevo a mis labios y dejando un pequeño beso en ellos. – te extrañe demasiado. – me dijo para luego dejar otro beso. -

 

- Yo también te amo, y  te extrañe demasiado mi vida hermosa. – le dije, pero antes de darle otro beso fuimos interrumpidos. -

 

- Será que vas a presentarme alguna vez Bells, o es que tus hijos y yo estaremos condenados a verlos derramar miel hasta que nos provoque un coma diabético a los cuatro. – dijo el hombre parado junto a mis hijos, sus palabras provocaron la risa de mis hijos y un bufido en mi princesa, y que rodará los ojos, se alejó un poco de mi abrazo, pero manteniendo uno de mis brazos en su cintura y uno de los suyos a mitad de mi espalda.

 

- Paúl, corazón… este es Edward, el padre de mis hijos, el amor de mi vida, mi prometido y futuro Señor Swan. – le dijo, sacándome una risa. – Ed, cariño… El es Paúl, mi representante, mi consejor/paño de lágrimas, mi mejor amigo/hermano, y el padrino de Lizzie.

 

- Mucho gusto Paúl. – le dije tendiéndole la mano. – Edward Cullen.

 

- Paúl Simmons. – me respondió a su vez. – Es un gusto conocer al famoso Edward Cullen, o por lo menos conocerte de forma consciente. – me dijo, y se apresuró a dar una explicación frente a mi cara de confusión. – Yo estuve de visita en el hospital cuando pasaste por ese pequeño inconveniente en Londres. – me explicó. – Jacob y yo llevábamos a los monstruitos a visitarte cuando Bells nos llamaba.

 

- Creo que tengo mucho que agradecerles. – le dije con el corazón en la mano. -

 

- Sinceramente más de lo que piensas. – me dijo, en su papel de hermano sobre protector.

 

- Chicos creo que  es mejor movernos, no vamos a tener a los pequeños aquí parados todo el día. – dijo mi ángel interrumpiéndonos.  Empezamos a caminar hacia la salida, abrazados, y con nuestros hijos a nuestro alrededor y apoyados a las maletas de la misma forma en que salimos en nuestro encuentro en Florencia, solo que esta vez íbamos acompañados de Paúl, y nos encontramos con una sorpresa inesperada. A la salida del aeropuerto estaban apostados varios fotógrafos que estaba persiguiendo a un artista famoso, cuando de pronto un grito los alertó. -

 

- Ahí está, les dije que había visto a Marie Swan. – gritaba el hombre, alertando a los demás de su presencia.  De pronto nos vimos rodeados de un  mar de fotógrafos que se acercaron a nosotros, varios hombres de seguridad se acercaron, y uno de ellos se hizo cargo del equipaje, mientras que cada uno de nosotros tomaba en brazos a uno de los pequeños, mi gatita se aferro fuertemente a mi cuello, mientras llevaba también una de mis manos apoyados en la espalda de mi princesa que tomó a Ed de forma protectora en sus brazos, mientras Jane iba tranquila en brazos de Paúl, según pude ver mi hija había hecho buenas migas con él, mientras mi princesa y yo estábamos perdidos en nuestra burbuja privada, al punto que la escuche decirle Tío Paul, que era la forma en la que le decían sus hermanos. -

 

- Marie, Marie. – le gritaban a mi princesa, nos acechaban como una jauría de lobos hambrientos, y yo la verdad estaba haciendo todo lo posible para no dejar que mi mal genio saliera a flote. – ese que  te acompaña es el famoso arquitecto Edward Cullen?. – le preguntaban, era obvio que mi rostro no era desconocido, no solo por mi trabajo como arquitecto, sino también por mi familia, cuando enviudé, comenzaron a perseguirme intentando convertirme en el nuevo soltero codiciado de Chicago, pero después de unos cuanto encontronazos con mi mal humor, y después de constatar que lo único que hacía era trabajar y estar con mi hija, me fueron dejando en paz, nada de interesante podían encontrar para vender a las revistas, si en estos años, he asistido a todas las fiestas benéficas u otras a las que obligatoriamente he tenido que asistir solo, y siempre he salido de ellas solo, aunque muchas intentaron conquistarme o ganar fama a costa mía.

 

Seguíamos caminando en un intento porque no nos molestaran y poder llegar tranquilos al carro, pero era algo casi imposible. Mientras los flashes nos cegaban

 

- Edward dejaste de ser el “uraño de Chicago”, para intentar conquistar a la “escritora solitaria”?. – sonreí negando ante la estupideces que se les ocurría. -

 

- Papito, porque no se van. – decía mi gatita, escondiéndose en mi cuello. -

 

- Papito?...- preguntó uno de los paparazzi, que esta más cerca de mí. – Edward Cullen es el Padre de tus hijos Marie?,. – le preguntaban a mi princesa. – Él es el Robert Pattinson de tu historia?, la historia de “La Otra” es su historia?. – seguían atormentándonos. – Es por eso que no salías con nadie Edward?... Acaso mantenía su relación en secreto?... o no quisieron perder el sabor de lo clandestino una vez que enviudaste?. – me preguntaban y estuve a punto de golpear al imbécil, porque sabía que estaban incomodando a mi mujer y asustando a mis hijos.  Pero antes de responderles como pensaba que se merecían, Paúl intervino, aun con mi hija en sus brazos y escondiéndola perfectamente de la prensa. -

 

- Señores por favor, respeten a los pequeños, los están asustando. – les dijo, con una paciencia que en este momento yo no poseía. – Mañana la Señorita Swan va a ofrecer una conferencia de prensa y podrá responder a sus preguntas, yo soy su representante, Paúl Simmons, escríbanme a mi twitter y yo les daré información de donde se llevará a cabo, pero les agradeceríamos que nos dejen pasar y llevemos esto de la forma más profesional posible.- el amable ofrecimiento de Paúl pareció calmar los ánimos. 

 

Al instante bajaron las cámaras y nos dejaron el camino libre, sin embargo, mientras guardábamos las maletas en el auto y colocábamos a los niños, aún sentíamos sus flashes a nuestras espaldas. Ya dentro del auto corroboramos que todo estaba bien, y que cada uno de los niños habían tenido una reacción diferente a los sucedido, Jane estaba completamente fascinada, porque los fotógrafos que le había tomado fotos antes a Justin Bieber le tomaron también fotos a ella, sería toda una experiencia para compartir con Valerie y sus amigas. Ed estaba un poco indignado por la forma de actuar de “esa gente”, como les decía, me parece que eso tenía que ver con su instinto protector, lo frustro muchísimo no poder proteger a su madre y hermanas de los salvajes fotógrafos, y mucho más al haber tenido la necesidad de ser protegido por su mamá, y por último mi dulce gatita se había  asustado mucho al punto de que Paúl tomo  lugar como copiloto a mi lado, mientras que mi princesa  iba con mi gatita en la filera de asientos le medio, mientras que mi campeón y mi muñeca iban en la última intercambiando experiencias de lo sucedido.

 

Nuestras reacciones, o por lo menos la de mi princesa y la mía era de indignación total, no podía creer que se hubiesen lanzado de esa forma sobre nosotros asustando a nuestra pequeña e irrespetando totalmente a nuestros hijos, sin contar con las estúpidas preguntas que se les ocurría, eso llegó a ponerme sinceramente de mal humor. Una vez que llegamos a casa le mostré a mi princesa, a los pequeños y Paúl la casa, y como suponía fue de su completa adoración.

 

- Es preciosa Edward. – Me dijo mi princesa luego de visitar casi toda la casa, nos encontrábamos en el Chalet que tenía su estudio y nuestro refugio, a ese último rincón de la casa habíamos entrado solos, Paúl quiso regalarnos un poco de privacidad dejándonos y llevándose a los niños para que vieran nuevamente la casa del árbol. -

 

- Es solo un poco de lo que te mereces, mi amor. – le dije abrazándola por la espalda y apoyando mi barbilla sobre su hombro, mientras veíamos la piscina, y la cascada a través de la ventana de su estudio. – Sabía que te gustaría hermosa, pero la verdad es que la casa se verá más hermosa cuando tú y los pequeños estén aquí de forma definitiva acompañándonos a Jane y a mí. – le dije. -

 

- Pronto amor, ya verás que estaremos aquí de forma definitiva mucho antes de lo que esperas. – me respondió. -

 

- Esta demás decirte que si no te gusta cualquier cosa por más pequeña que sea puedes cambiarla a tu gusto amor. – ella se giro para quedar de frente a mí, dejando un suave beso en mis labios. -

 

- Es perfecta Edward, deja de preocuparte cielo. – me dijo.-

 

- Tu eres perfecta preciosa. – le dije besándola nuevamente, parecíamos un par de ninfómanos, pero la verdad es que era adicto a sus labios y la había extrañado demasiado. – Pero por mucho que quiera seguir por este camino y más en este que será nuestro refugio, quiero mostrarte la última sorpresa que guarda esta casa, así que vamos por los niños y para que lo vean también. Fuimos a por los niños y Paúl, y los llevamos al jardín de mi Mariposita. -

 

- Princesa. – dijo Jane. – Este Jardín esta construido en honor a Marie.

 

- Ed… - dijo mi princesa limpiándose las lágrimas que aparecía en su rostro. - No tengo palabras, es increíble. – dijo abrazándose a mí. -

 

- Mamá mira cuantas mariposas. – dijo mi gatita. – Además de las flores. -

 

- Si pequeña… son hermosas. – le dijo mi princesa abrazando a la pequeña, pronto Jane y Ed se unieron al abrazo, que yo no pude resistir juntándome a mi familia. -

 

- Déjame decirte Edward. – dijo Paúl. – la verdad tenía ganas de patearte por todas las lágrimas de mi hermanita, pero amigo déjame decirte que con todo esto estoy empezando a considerar los golpes. – me dijo y me dejo tranquilo el saber que de cierto modo empezaba a ganarme algo de su respeto. -

 

- Cielo, gracias, es precioso, de verdad me hace feliz ver que nuestra pequeña tiene un espacio aquí en nuestra casa, que estará junto a nosotros día a día presente en nuestro hogar de una forma física. – me dijo. -

 

- No me lo agradezcas bebé, yo también necesito sentirla cerca de nosotros. – le dije, abrazándola. -   Mañana antes de tu rueda de prensa y podemos ir a visitarla.

 

- Chicos, hay algo sobre la rueda de prensa que debemos arreglar. – dijo Paul rompiendo nuestra burbuja. – porque no entramos a afinar los detalles. –  Los pequeños se quedaron jugando en la casa del árbol, mientras que mi princesa, Paúl y yo fuimos a la sala a sentarnos a conversar, antes pasamos por la  cocina  y como la perfecta anfitriona que es, mi princesa tomo una botella de vino de la nevera y las copas, ese pequeño gesto me lleno de alegría porque en cierta forma mi princesa sentía ya esta casa como nuestra y se movía por ella con total naturalidad.

 

- Que querías decirnos Paúl?. – le pregunto Bella entregándole una copa de vino, y sentándose junto a mí en el sofá frente a donde se encontraba él.

 

- Bien, según lo que acabo de revisar en mi teléfono en el correo que me envío Alice, ella piensa que llegamos en el vuelo de las nueve de la mañana, por  lo que programó un almuerzo a las doce y media, la rueda de prensa es a las tres y media, pero tenemos que estar en Hotel Elysian… - de pronto mi princesa lo interrumpió. -

 

- El Hotel Elsysian?… woao…- dijo sorprendida, mientras Paúl asentía verificando su información. -

 

- Cielo es Alice. – le dije a modo de respuesta. -

 

- Bien, entonces, tienes que estar allí a las dos y media…- pero de nuevo Bella lo interrumpió. -

 

- A las dos y media????.... Alice se volvió loca!. – dijo algo frustrada, yo me limité a reconfortarla haciéndole mimos en el brazo. -

 

- Aparentemente tiene contratado un estilista para que te maquille y te peine para la rueda de prensa. – le dijo encogiéndose de hombros. -

 

- Sip… se volvió loca. – dijo mi ángel y yo solo reí negando con la cabeza frente a su reacción.

 

- Lo cierto, es que creo que después de lo sucedido en el aeropuerto no creo que sea conveniente que los pequeños estén en el Elysian. – dijo finalmente Paúl, y yo la verdad estaba de acuerdo con él.

 

- Podríamos dejarlos con Rose, Jane estará en el Colegio. – le dije. – y podemos ir a ver a nuestra mariposita antes del almuerzo amor, y ya de ahí vamos al hotel a que te torture el estilista y la rueda de prensa.

 

- Está bien, es perfecto. – me dijo, pero luego frunció el seño ligeramente y me miró. – Ed… y tu trabajo?. 

 

- Cielo, como crees que los tendría aquí solo por dos semanas y no haría todo lo posible para pasar la mayor cantidad de tiempo juntos. – le dije haciendo un pequeño puchero que se ganó las risas de mi preciosa y Paúl.

 

Decidimos pedir algo de comida para la cena, no queríamos separarnos los unos de los otros y tampoco perdernos las animadas charlas, estábamos riendo de las historias graciosas de la universidad y otras que contaba Paúl de mi princesa, haciendo que ella muriera de vergüenza, mi gatita se encontraba acurrucada a mi lado, mientras que en el otro tenía abrazada a mi princesa, estábamos ahora en la sala de entretenimiento, mientras que Ed y Jane se encontraban acostados sobre una manta en el suelo frente al televisor, haciendo zapping porque no sabían que ver, cuando vimos que el sueño comenzaba a hacer dejar huella en nuestros hijos, los tomamos como siempre hicimos en mi estadía en Montepulciano, y fuimos dejándolos uno a uno en sus camas, dejándoles besos y diciéndoles cuanto los amábamos, y luego tomados de la mano regresamos a la sala de entretenimiento, cuando entramos Paúl había puesto un canal de esos de entretenimiento, y nos explicó que esperaba a ver si había alguna noticia sobre nosotros, y de pronto nuestra atención fue captada por un foto de mi princesa y yo dándonos un beso que debería ser ilegal, cuando la recibí en el aeropuerto.

 

- Yo no vi cuando tomaron eso. – dije, haciendo que Paúl y mi princesa giraran al televisor.

 

- Por Dios Edward, te estabas prácticamente comiendo a mi hermanita, como demonios ibas a ver al fotógrafo.  – replicó Paul. -

 

- Cállense los dos. – dijo mi ángel. – Vamos a escuchar que dicen. – dijo tomando el control de la televisión y subiendo el volumen. -

 

- En la tarde de hoy fue visto en el Aeropuerto Internacional O’Hare el muy reconocido Arquitecto Edward Cullen, quien enviudará hace seis años de Heidi Volturi, en ese momento todos los ojos de la prensa rosa de Chicago se giraron hacia él, pensando en que se convertiría en el Soltero Codiciado de la Ciudad, no era para menos, pues regresaba al a soltería un hombre joven, rico e increíblemente atractivo, muchas fueron las mujeres que intentaron conquistarlo. – decía la conductora del programa ganándose un bufido de mi parte. – pero ninguna lo hizo, haciendo que Cullen se ganara el apodo del “Uraño de Chicago” por su mala relación con los paparazzi y la prensa rosa, y porque además asistía solo a todos los eventos a los que tenía que ir… No podemos asegurarlo pero creemos que la actitud del arquitecto se debía a que mantenía amores clandestinos, con esta mujer con la que lo vemos en las imágenes, y con la cual está dándose algo más que un dulce de besos de enamorados. – seguía la mujer.

 

– Y es que está mujer no nos es para nada desconocida, pues se trata de otra de las joyas de la sociedad de Chicago. – dijo el otro conductor del programa. – Pues se trata de Isabella Swan, hija de los fallecidos Charlie Swan y Renee Denali, heredera de una de las fortunas más impresionantes del país. – continuó. – y que es mundialmente conocida por ser la autora de “La Otra”, el best seller, que firma bajo el nombre de Marie Swan, el nombre de su fallecida hija con un hombre desconocido. – estaba empezando a ponerme de muy mal humor. – El libro cuenta la historia de una pareja de amigos que descubren que están enamorados cuando uno de ellos está casado y se ven obligados a ser amantes.

 

- Además de la pequeña Marie, Isabella Swan tiene otros dos hijos, puesto que los niños eran trillizos. – dijo nuevamente la mujer. – lo que no entendíamos mucho era como sumaba el atractivo Edward Cullen en la ecuación, hasta que vimos esto. – enseguida mostraron un video de nuestra salida del aeropuerto, en el que mi hija se abrazaba a mí y me llamaba papá. -

 

- Lo cierto es que tendremos que esperar mañana a la rueda de prensa que será ofrecida por la escritora, quizás allí podamos develar más secretos de esta relación que uniría a dos de las familias más poderosas de Chicago. – dijo el conductor dando por terminado ese bloque de noticias. -

 

- No puedo creerlo. – dije pasándome mis manos por mi cara con frustración. – Cuando estábamos en Italia no teníamos esta clase de problemas, creo que deberíamos escaparnos y vivir allí. – dije enfurruñado. -

 

- Cielo las cosas aquí son diferentes. -  me dijo. – aquí los paparazzi y la prensa rosa es un poco más agresiva, en Italia es distinto.

 

- Acaso no te molesta que estén exponiendo a nuestros hijos de esa manera. – le dije molesto con la situación. -

 

- Por supuesto que me molesta y me asusta bebé. – me dijo intentando tranquilizarme. – pero ahora debemos ver que podemos hacer, estoy segura que no va a durar mucho. -

 

- Creo que la mejor opción será esclarecer algunas de las dudas y pidiendo privacidad para ustedes, pero sobre todo para los niños, si no conseguimos nada tomar acciones legales para proteger a los niños. – dijo Paúl. -

 

- Entonces, tendremos que admitir nuestra relación y la paternidad de Edward sobre los niños. – dijo mi ángel. -

 

- Es lo mejor. – sentenció él. -

 

- Estas de acuerdo?. – me preguntó. –

 

- Cualquier cosa que sea necesaria. – le dije. – quizás podemos anunciar nuestro compromiso, y ofrecerles una o dos fotos de la boda, y ya. –

 

- Pero luego van a enloquecernos con lo del asunto de la boda. – dijo mi ángel. -

 

- Amor sobre eso hay algunas cosas que quiero hablar contigo. – en ese momento Paul se disculpó y se retiro a su habitación. -

 

- Que quieres decirme acerca de eso bebé. – me dijo.-

 

- Recuerdas que te dije que hable con Aro en el vuelo de regreso aquí. – le dije y ella asintió. – el sugirió algo, y yo… yo… no sé si vas a querer pero la verdad es que me hace muchísima ilusión. – pero de pronto mi princesa me interrumpió. -

 

- Espera cariño, antes de que me cuentes de que hablaste con Aro, yo quería decirte algo en lo que he estado pensando hace días, y quizás necesitemos hablar con Aro para ello, y además va a suponer un problema con tu madre pero, no sé como… no sé si quieras pero es algo que quiero hacer, y no sé si quieras hacerlo si Aro se opone, pero. – empezó a divagar y yo me reí. -

 

- Cielo, que es eso que quieres. – le dije besando la punta de su nariz. – sabes que lo que quieras es tuyo. -

 

- Pero no se si estés de acuerdo en esto amor. – me dijo, y yo la mire levantando un ceja poniendo en duda su afirmación. Respiro profundamente dándose valor y me dijo. – Quiero adoptar a Jane. – en ese momento mi alegría no pudo ser mayor y reaccione con una sonora carcajada. – no te rías, es serio. – dijo dándome un manotazo. -

 

- Amor, eres demasiado perfecta. – le dije y me acerqué a besarla. Cuando dejamos el beso, la abracé por la cintura acercándola más a mi, y deje mi frente pegada a la suya mirándola directamente a lo ojo. – Eso era lo mismo que quería decirte amor. – le dije y ella me miro perpleja. -

 

- Estas hablando en serio?. – me preguntó.-

 

- Claro cielo, Aro me sugirió que adoptaras a Jane cuando las vio interactuar, solo me pidió que mantuviéramos el apellido Volturi, y de hecho el ya habló con sus abogados. – Mi princesa se lanzó a mi cuello y me regalo un delicioso y dulce beso. -

 

- Eso es maravilloso cielo. – me dijo. – pero que tiene que ver eso con la boda?. -

 

- Pues que Aro me dijo que sería más rápido lo de la adopción si eres mi esposa. – le dije, primero me miro con sorpresa y luego de unos segundos, se mordió el labio y me dijo. -

 

- Cuando nos casamos?. – esta vez fui yo quien la miro con sorpresa.

 

- De verdad quieres casarte pronto. – le dije emocionado.

 

- Amor hace demasiado tiempo que quiero casarme contigo, que pregunta es esa. – me dijo regalándome una despampanante sonrisa. – solo que ahora tenemos una razón adicional para hacerlo vida. – yo la bese, con todo el amor y la pasión de la que fui capaz. –

 

- Gracias, gracias, gracias. – le dije entre besos. – Pero tendremos que esperar a que estemos juntos. – le dije entristecido por la perspectiva de esperar hasta octubre para poder casarnos. -

 

- Cielo, tengo una sorpresa para ti, no quería decírtelo todavía, pero la noticia de que quieres que adopte a Jane al igual que yo se merece una celebración. – me dijo. – Arreglé que transfirieran a los mellizos al Italian International School(*) aquí en Chicago, es de la misma escuela a la que asisten en Montepulciano, lo único es que no estarán en la misma escuela que Jane, pero podremos quedarnos aquí, ya arreglé todo en Italia, y solo tendré que ir cada cinco o seis semanas, al igual que a la fundación, podemos hacerlo en el mismo viaje. – me dijo y yo estaba en shock. – Bebé me escuchaste?. – me dijo entre risas. -

 

- Van a quedarse aquí?. – dije entre perplejo y emocionado. –

 

- Si mi vida, en algunos días más vendrán parte de nuestras cosas, espero no te importe. – me dijo.

 

Y no pudo decir nada más porque la bese con toda la pasión de la que fui capaz. La tomé entre mis brazos y baje con ella hasta nuestra habitación, y la recosté cuidadosamente en la cama ubicándome entre sus piernas.

 

- Ahora princesa intenta no hacer ruido, porque voy a demostrarte todo lo feliz que me hace la noticia que acabas de darme. – Ahogue su gemido de placer con mi boca, mientras la ropa comenzaba a adornar el suelo de nuestra habitación. Luego de montones de caricias y de alcanzar la cúspide del placer un par de veces ahogando nuestros gemidos contra nuestras bocas y las almohadas, salí con cuidado de ella, trayéndola conmigo para que se acurrucara en mi pecho. – Dios… amor, no sabes que feliz me haces. – le dije dejando un beso en la punta de su nariz. – Cielo creo que tengo una idea para nuestra boda. – le dije dándole un beso en la sien, mientras acariciaba suavemente su espalda desnuda al alcance de mis manos. – te importaría demasiado si nos casamos, solamente en la presencia de nuestros hijos, y quizás de Paúl para que nos sirvan de testigos, y nadie más, solo nosotros seis ante un juez y un sacerdote?. – le pregunté. –

 

- Solo nosotros seis, y nadie más?. – repitió y yo asentí con temor a que no quisiera. – Es perfecto bebé. – me dijo dándome un beso. – Es perfecto, sin las torturas de los preparativos y demás. – me regalo otro beso. – Eres el mejor y más perfecto prometido de todos, además del más sensual y el que tiene el más hermoso y sexy trasero… sin contar con otras cosas. – dijo mirando con descaradamente mi cuerpo desnudo, ganándose una carcajada de mi parte. -

 

- Te amo princesa. – le dije dándole un dulce beso sin ningún tipo de  segundas intenciones. – ya es demasiado tarde para ti, no entiendo como el jetlag no ha hecho sus estragos  todavía. –

 

- Es la emoción de estar contigo nuevamente mi vida. – me dijo dejando un pequeño beso sobre mis labios. – Te amo. – con mi princesa acurrucada en mi pecho alcancé un profundo y tranquilo sueño. 

 

Como ya era de costumbre, muy temprano en la mañana nos acompañaron nuestros pequeños, solo que esta vez el tiempo fue corto, porque teníamos que ponernos en marcha, para mi suerte Rosalie paso buscando a Jane para llevarla al cole, pero le pedí que le dijera a su tía que mi princesa  y sus hermanos ya habían llegado cuando estuvieran cerca del colegio, se que hice trampa, pero era la única manera que ella los llevará en caso contrario insistiría en que yo los llevará mientras ella se ponía al día con Bella, sé que fue un poco injusto y egoísta de mi parte, pero había extrañado demasiado a mi amor, y quería pasar más tiempo con ella antes que llegara Alice. Mi princesa estaba ayudando a los pequeños a poner un poco de orden en sus cosas mientras yo preparaba el desayuno, cuando fui interrumpido por la duende malvada.

 

- Se puede saber que demonios haces todavía en ropa de dormir, cuando se supone que deberíamos estar en camino al aeropuerto para buscar a Arizona y mis principitos. – me dijo sorprendiéndome de verla en la cocina. -

 

- Alice que demonios haces en la cocina de mi casa. – le dije. -  Como entraste?. -

 

- Con mi llaves por su puesto. – me dijo como si fuera la cosa más obvia del mundo, me dijo mostrándome la llave, no dude ni un segundo en quitársela.-  Devuélvemela Edward. – me dijo.-

 

- Lo siento, pero no vas a tener llaves de mi casa. – le dije.-

 

- Edward, devuélvemela. – me grito de nuevo. -

 

- Se puede saber porque los dos pequeños Cullen están peleando. – dijo mi princesa entrando en la cocina. -

 

- Arizona!. – le dijo mi hermana sorprendida lanzándose a sus brazos. – Que haces aquí, se supone que llegabas hoy. -

 

- Lo siento pero no quería compartirla contigo. – le dije a Alice, acercándome a mi mujer para darle un beso. – Además Alice, no viste las noticias del espectáculo ayer, cuando terminaron estaba esperando  a que me llamaras para insultarme. -

 

 - La verdad es que no, estaba muy ocupada jugando con mi Jazzy. – dijo, haciendo gestos con las cejas. -

 

- Alice, no quiero saber que técnicas usaron para hacer a mi sobrina. – le dije, mientras mi princesa nos veía a los dos. – no necesito imágenes mentales, prefiero pensar que te embarazaste de mi sobrina tomando una píldora o si lo prefieres la traerá una cigüeña en unos meses. – le dije. -

 

- Pues para que sepas, ayer todo estaba tan bien con mi Jazzy que si no estuviera embarazada, seguro habría encargado un hermanito para mi Isa. – me dijo. -

 

- Alice. – le grite para que se callara. -

 

- Se puede saber porque demonios nadie me dijo que iba a tener una sobrina. – dijo Bella indignada. -

 

- Porque no se lo dijiste cuando fuiste a Italia idiota. – me dijo mi hermana golpeando mi brazo. -

 

- Porque mi princesa y yo teníamos mejores cosas que hacer que hablar de ti… como ponernos al día. – le dije moviendo las cejas de la misma forma en la que ella lo hizo cuando hablaba de sus actividades nocturnas con mi cuñado. -

 

- Iaaaackk…. Ed… eso no ayuda con mis nauseas. – me dijo. -

 

- Pues entonces permíteme felicitarte por mi sobrina. – le dijo mi princesa abrazándola. -

 

- Tu sobrina no, tu ahijada. – le dijo, ganándose toda la emoción de mi ángel, en un grito. – que por cierto se llama como tu. – se abrazaron nuevamente.

 

Conversamos un rato sobre lo sucedido ayer en el aeropuerto y llegaron nuestros pequeños que conocieron a su tía. También bajo Paúl a desayunar, ellos se quedaron con nuestros hijos mientras íbamos mi princesa y yo a visitar a nuestra hija. Decidimos ir primero nosotros y llevar a nuestros hijos otro día.  Llegamos a Mount Olivet, me apresuré a su lado del auto para abrirle la puerta, cuando se bajo, la tome de las manos y caminamos despacio hasta la tumba de nuestra pequeña. Una vez frente a la lápida, me acerque a dejar un beso sobre la piedra como siempre lo hacía.

 

- Hola mi mariposita hermosa. – le dije a mi hija. – mira te dije que mami pronto estaría con nosotros y que esta más hermosa que nunca. – me gire para tomar la mano de mi princesa y nos sentamos ambos en el suelo, frente a la lápida. -

 

- Hola mi vida. – le dijo mi princesa al borde de las lágrimas. – no tienes idea de cuanto te he extrañado princesita, y sobre todo no sabes todo lo que sufrí por no venir a verte en el aniversario de tu muerte amor. – las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas, mientras yo tomaba una de sus manos entre las mías y dejaba pequeños besos en ella. – Bebé no sabes todo lo que te extraño, mi dulce y pequeña Marie. – la acerqué a mi para dejar un beso al lado de su cabeza. – pero me alegra mucho que papi pudiera venir a verte y a pasar tiempo contigo, yo sé que ustedes se han estado acompañando desde mucho antes de que papá supiera que estabas aquí princesita. – después de un largo suspiro le dijo. – Gracias princesita, gracias por cuidar de tu papi mi amor. -

 

- Te amo. – le dije a mi princesa secándole las lágrimas con mis labios. – las amo a las dos. – le dije. -

 

- Y también a nuestras otras dos princesas. – dijo mi ángel riéndose. -

 

- Y a nuestro príncipe. – le dije. – Y nuestra próxima princesita. – le dije colocando mis manos sobre su vientre. – que pronto vendrá a aumentar nuestra felicidad. -

 

- Quien te dijo que será pronto. – me dijo ella colocando sus manos sobre las mías que aún estaban apoyadas en su vientre.- 

 

- Lo digo yo porque quiero que sea ya. – le dije uniéndome a su risa. – además también Marie lo quiere, verdad mi mariposita hermosa. – le pregunte a nuestra hija. -

 

- Claro, y supongo que Lizzie y Jane y Ed también. – me dijo.-

 

- La verdad no le he preguntado a Lizzie y Ed, pero Jane esta encantada, tanto como Marie. – le dije ganándome una risa de su parte. -

 

- Preciosa creo que tu papá enloqueció un poquito desde que dejo Montepulciano. – le dijo mi princesa a nuestra hija. -

 

- Y que esperabas si pase tantas horas sin ti después de haberte recuperado. – le dije, estuvimos allí un buen rato antes de dirigirnos al almuerzo, la verdad la comida fue emotiva, el reencuentro de Bella con Jasper, papá y Rosalie, fue increíble, ellos se la pasaron de lo mejor con mis hijos que se los ganaron a todos. Y ya a la hora señalada,  mis hijos se fueron con Alice y Jasper a nuestra casa, mi padre volvió al hospital; mientras Paúl, Rosalie, Bella y yo nos dirigimos  al Hotel para la rueda de prensa, el cambio obedeció a dos razones fundamentales, la primera Alice no se sentía muy bien y la segunda, Rosalie era la dueña de la revista, en el hotel nos encontraríamos a Renata, al menos Emmett no estaría allí.

 

Estaba acompañando a mi hermosa prometida en la Suite que Alice había reservado para que se arreglara para la rueda de prensa, cuando mi teléfono vibró en mi bolsillo, le había prometido a mi princesa estar al pendiente del teléfono por cualquier emergencia, al ver el identificador  pude ver que era mi adorable madre, me gire hacia mi princesa pidiéndole disculpas con un gesto y haciéndole entender que podía estar tranquila porque no se trataba de nuestros hijos y salí a la terraza de la suite.

 

- Hola mamá. – le dije al descolgar. -

 

- SE PUEDE SABER QUE DEMONIOS TE PASA POR LA CABEZA EDWARD ANTHONY. – me dijo a gritos, por lo que supongo vio las imágenes que no vio mi hermana.

 

- Sobre que cosa en particular madre. – le dije intentando llevar la conversación lo más calmada posible. -

 

- Cómo te atreves a dar esa clase de espectáculo público. – me dijo molesta. – como te atreves a irrespetar a Heidi de esa forma.

 

- Mamá Heidi tiene cinco años muerta, de ella no queda ni el recuerdo. – le dije. -

 

- Pues no la recordarás tú. – me dijo. -

 

- Pues la verdad no. – le dije, y eso la irritó aún más. -

 

- Y no solamente eso, sino como te atreves a exponer a mi Jane de esa forma. – me reclamó. -

 

- No sabía que íbamos a tener ese inconveniente, de ser así  hubiese programado la llegada de Bella y de mis hijos de otra forma. No creas que yo quiero exponer así a mis hijos, a ninguno de ellos, pero parece que no te importa que Elizabeth y Edward estuvieron en la misma situación que Jane.- le reclame por su poca preocupación por mis otros dos hijos. -

 

- Que su madre se ocupe. – me dijo cortante. -

 

- Pues entonces no te preocupes porque mi mujer y yo nos ocuparemos de nuestros tres hijos. – le dije molesto. -

 

- MALDITA SEA EDWARD, QUE PARTE DE  NO QUIERO A ESA MUJER CERCA DE MI NIETA NO ENTIENDES. – Me gritó. -

 

- La misma parte que no entiendes tú, cuando te he dicho una y mil veces que las decisiones sobre mi hija las tomó yo y no me interesa tu opinión mamá. – le dije. -

 

- No te atrevas Edward a desobedecerme. – me amenazó. -

 

- Te equivocaste de hijo mamá, yo no soy Emmett… Así que adiós. – Le dije cortando la comunicación. Regresé  a la habitación para hacerle compañía a mi ángel mientras terminaban de “torturarla”, según sus propias palabras.

 

Después de que el estilista arreglara el cabello y maquillaje de mi princesa dejándola más hermosa de lo que era y de que ella se cambiara con el traje de Alice había dejado para ella bajamos a la sala de conferencias del hotel. Yo la deje con Paúl para que hiciera su entrada triunfal no sin antes dejarle un beso de buena suerte y ganándome la reprimenda de Paúl y Rosalie porque iba a dañar el maquillaje… lo entendí de Rosalie, pero que Paúl me reclamará se me hizo extraño la verdad. Me dirigí a la sala de prensa tendría un asiento en la primera fila, al lado de Renata, de parte de la familia Denali, con la que mi princesa había hablado antes de llegar de Italia y de los representantes en Estados Unidos de la Editorial del libro de mi ángel. Cuando entré el ya bullicioso ambiente empeoró y los flashes disparados hacia mí no se hicieron esperar, con toda la calma de la que fui capaz recorrí el camino a mi asiento y salude tanto a los Denali como a Renata, que ya se encontraban allí; al poco tiempo entró,  Rosalie haciendo las presentaciones correspondientes, luego entro Paúl, y finalmente mi princesa que entró en la sala precedida de sonoros aplausos que me hicieron sentir terriblemente orgulloso de mi mujer. Cuando se sentó en su lugar frente al micrófono posó inmediatamente sobre mí su intensa mirada, pero lejos de encontrar esos maravillosos pozos chocolates que tanto amaba, me encontré con esos inexpresivos ojos verdes de Marie Swan la famosa escritora, la autora de “La Otra”.

 

 

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Gracias de verdad a todos por el apoyo, ustedes hacen posible todas estas letras, emociones y sentimiento.

 

Gracias Gracias

 

“Más bien sueño con poder estar contigo para siempre” (Bella a Edward, Crepúsculo)

 

Nos leemos. Kisses

 

BkPattz

 

 

Capítulo 16: El Diamante Azul de los Cullen Capítulo 18: Celos

 
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