La Otra (+18)

Autor: BkPattz
Género: + 18
Fecha Creación: 19/12/2010
Fecha Actualización: 18/02/2011
Finalizado: SI
Votos: 43
Comentarios: 112
Visitas: 152665
Capítulos: 27

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan. Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante? porque mientras Bella Swan estaba en las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

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Capítulo 21: Revelaciones

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos regalan fantasías en este y otros muchos sites.

 

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan. Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

 

…….

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La Otra” podrán leerlo en subrayado. Hay unas frases entre comillas y en negritas que pertencen a la película Twilight, por lo tanto son propiedad de Summit.-

 

……

 

Capítulo 19: Revelaciones

 

Desperté a media mañana, cuando ya el hambre hacía estragos en mi cuerpo, pero no era para menos después de la maratónica noche que viví al lado de mi esposa, si había sido memorable antes de que me dijera que estaba embarazada… después de la noticia todo se intensificó millones de veces más… Todavía mi corazón latía emocionado y de manera alocada cuando pensaba que en poco tiempo tendría en mis brazos a la pequeñita copia de mi princesa, porque si de algo estaba seguro era de que sería una niña, y que sería la copia al carbón de mi ángel, otra hermosa princesita a la que consentir, otra “niña llorona” como le decía Ed… pero sería mi pequeñita llorona, mi preciosa florecita, la más pequeñita de mis princesitas. Me levante con cuidado de no despertar a mi princesa, se veía pacifica y hermosa, sumida en el sueño, acurrucada y con ese hermoso cabello castaño regado por la almohada… Dios me moría por besarla, pero debía dejarla descansar, ahora debía cuidar de mi hermosa esposa embarazada.

 

Fui para la cocina a buscar el desayuno que ya había dejado adelantado ayer, tenía yogurt y frutas, cereales, jugo, leche, había un café especial que sabía le encantaba a mi princesa, pero en su estado preferí pasar del café, preparé unas tostadas, con queso, y también coloqué una fuente con mermelada, no era demasiado elaborado, pero la verdad es que no quería estar demasiado lejos de mi princesa, ya en el aeropuerto antes de abordar la llevaría a desayunar de nuevo si ella quería. Entre en el cuarto y no la encontré, la llamé y no me respondía, y luego unos sonidos que me preocuparon me alertaron de que se encontraba en el baño, deje con cuidado la bandeja en una mesita que teníamos en la habitación del chalet y me apresure al baño, para encontrar a mi princesa con la cabeza sobre el retrete.

 

- Cielo estas bien?. – le pregunté acercándome a ella y haciendo circulares y reconfortantes movimientos en su espalda o eso esperaba. -

 

- Estoy bien Ed. – me dijo. – Son solo náuseas matutinas. - No pudo seguir, porque terminó vomitando de nuevo. – Sal de aquí. – me dijo.-

 

- No pienso irme a ningún lugar. Acaso no quieres que esté a tu lado. – le dije medio indignado, medio dolido. -

 

- Cariño claro que quiero, pero esto es asqueroso. – dijo sentándose en el suelo, con su espalda y cabeza apoyada contra las frías baldosas de la pared del baño, tenía la frente perlada de sudor  y estaba increíblemente pálida. -  No es muy glamoroso ver a tu esposa adorando el retrete en la primera mañana luego de la noche de bodas. – dijo con un forzada sonrisa. -

 

- A pesar de lo desagradable que es para ti, es maravilloso cuando se conoce la causa princesa, y sinceramente no puedo ser más feliz de lo que soy ahora, lo único que lamento es que te sientas y la pases mal. – le di un beso en la frente, y me levanté del suelo, para mojar un paño para que se lo pasara por la frente y lo colocara detrás del cuello, mientras salía a buscar una botella de agua mineral y unos vasos que anoche había llevado para la habitación. -

 

- Gracias Amor. – me dijo tras beber un sorbo del agua. Tomé su cepillo de dientes, y se lo di para que terminara con el sabor desagradable. Una vez que terminó y me dio una dulce sonrisa, la tome del suelo en brazos para llevarla de nuevo a la cama. – Gracias esposo, eres el mejor. – me dijo para dejar un pequeño beso en mis labios. -  Te Amo.

 

- No tienes que agradecer, yo quiero cuidar de ustedes. – repetí su acción dejando un beso en sus labios, y otro en su vientre. – Te amo. – le dije mirándola. – Las amo. – dije besando de nuevo su vientre. - Y aquí tengo el desayuno para mis princesas. – le dije acercando la bandeja a la mesa. -

 

- Princesas?.... de acuerdo que ayer te di la razón en cuanto a lo de “tu florecita”… pero sinceramente amor, no podemos saber si será una princesita u otro príncipe. – me dijo. – además a mi me gustaría otro niño como tú.

 

- Tú ya tienes a Ed que es igualito a mí, y a Lizzie, que también se parece a mí… solo que con tu hermoso cabello, es como la combinación perfecta, y Jane, se parece a mí y a su madre… y hasta Marie era una combinación de los dos, aún cuando fuera distinta a Lizzie. – le dije sin evitar que una lágrima saliera por mis ojos, que ella secó con dulzura, y a la vez que las acompañó. – Así que yo quiero a mi pequeña Bella. – insistí. -

 

- Pero no pensarás en llamarla Isabella. – me dijo, frunciendo el seño. -

 

- No podría aunque me encantaría, recuerdas que nuestra ahijada va a llamarse así. – le dije. – ya tendremos mucho tiempo para ver como llamaremos a nuestra florecita.

 

- Ed, yo quiero que seas tu quien escoja su nombre. – me dijo.-

 

- Cariño, pero esta bebita es de los dos. – le dije, mientras ella negaba con la cabeza. -

 

- No… yo sola decidí y escogí el nombre de tres de nuestros hijos, y no sabes el trabajo que me dio, así que la responsabilidad ahora será solo suya caballero. – me dijo entre risas, pero sabía que en el fondo me lo estaba ofreciendo como una especie de regalo. -

 

- Gracias, mi amor. – le dije. – pero ahora a comer, le dije dándole pequeños pedazos de frutas en la boca la cual ella iba mordiendo. – Cielo que podemos hacer con las náuseas, te pasaba mucho con los trillizos?. – le pregunté. -

 

- Un poco, pero al tercer mes se fueron. – inmediatamente fruncí el seño de preocupación, tres meses?... eso era demasiado. – No te preocupes, cielo. – me dijo acariciándome allí donde se fruncía la piel. – con algo de galletas saladas y agua, mejoran bastante. – me dijo y me tranquilizó un poco. – Ed… sobre darle la noticia a alguien más… la verdad es que yo preferiría.  – me dijo y parecía nerviosa. – no quiero que pienses que no me alegro de nuestro bebé y que no quisiera gritárselo al mundo, pero después de lo que paso hace unos días, a mi no me gustaría tener otro enfrentamiento. – la calle con un beso. -

 

- No te preocupes amor, no le contaremos a nadie, hasta que todo sea perfectamente seguro y estable. – le dije, y con pesar agregue. – a mi también me preocupa lo que pueda pasar… pero te prometo… no te juro, que yo los voy a proteger sobre cualquier cosa.

 

- Ed, cuando se lo decimos a los niños?. -  preguntó. -

 

- Lo cierto es que me gustaría que lo supieran pronto, pero supongo que será mejor esperar… no creo que sepan guardar secretos. – le dije riendo. – además Ed me dijo cuando le enseñe la nana, que esa sería perfecta para su próxima hermanita, y de hecho lo hizo antes de que yo se lo mencionara.

 

- En serio?. – me dijo mi princesa asombrada, mientras mordía una tostada. – yo pensé que el quería un hermano… algo así como para equilibrar fuerzas.

 

- Yo pensé lo mismo y le pregunté, me dijo que quería un hermano, pero que Lizzie, Jane y yo queríamos una niña, y que mientras más niñas lloronas tuviéramos mejor para él. – mi princesa me miró divertida enarcando una ceja. – Sip. – le dije reafirmando su duda. – dice que mientras las niñas lloronas pelean por mi aprobación, tiene más de ti para él solito. – una dulce carcajada salió de mi hermosa esposa, al escuchar las ocurrencias de nuestro hijo. -

 

- No puedo creerlo. – dijo y después de suspirar me dijo. – pero si te soy sincera y esta resulta tu florecita. - dijo acariciándose el vientre.- a mí la verdad me gustaría tener otro niño que se llamara como sus abuelos. – dijo con aire soñador, yo me acerqué a ella para abrazarla y besarla dulcemente. -

 

- Eso no es problema preciosa, después de que tengamos a nuestra bebita podemos ponernos a trabajar en eso.- ella rió dándome un golpe en el hombro. – esta bien, esta bien, podemos esperar al menos hasta que la  princesita camine.

 

Luego de permanecer tranquilos un rato y conversar, fuimos a arreglarnos para partir para el aeropuerto, por suerte mi grandioso cuñado se había ocupado de las valijas, y mi princesa y yo solo nos toco vestirnos y colocar el neceser con los efectos personales, aun lado de la maleta y salir para el aeropuerto, llamé de nuevo a Ángela, y Ben vino a recogernos. Cuando estábamos por llegar al aeropuerto mi princesa llamó mi atención.

 

- Cielo, esta es una de las pocas veces que pienso pedirte esto. – me dijo mordiéndose el labio. – pero la verdad es que tu familia no lo sabe, y no quiero que se entere por las fotos de un paparazzi. – me dijo y yo solo la miraba profundamente confundido, de que demonios hablaba. -

 

- Cariño, no entiendo. – le dije. -

 

- Edward, dame tu anillo de bodas. – me dijo.-

 

- Mi anillo?. – que????.... para que?... se había vuelto loca. -

 

- Si cariño. – me dijo. – No quiero que tu familia se entere de la boda, en una revista o en un programa de farándula. – me explicó. – quiero que me des tu anillo. – se quitó el suyo, y yo de mala gana le entregué el mío, sacó de debajo de su blusa una cadenita, con un hermoso corazón, uno de los tantos regalos que le di cuando estábamos juntos, y el cual supuso una gran discusión con mi madre, ya que era otra de las joyas de mi abuela, y se la entregué a Bella en uno de sus cumpleaños, y mi mamá armó todo un escándalo alegando que esa joya debía regalársela a Heidi… pero era feliz de que aún la conservará con tan evidente cariño, abrió el broche y por el pasaron ambas alianzas, yo desperté de mi ensoñación e insistí en abrochar la cadena alrededor de su delicado cuello. – Te lo devuelvo cuando pasemos los controles y estemos libres de paparazzi, porque quiero que todas las mujercitas que se atrevan a mirarte se den cuenta que tienes dueña. – me dijo y yo solté una carcajada, para luego besarla intensamente. -

 

- Te amo mi amor, y amo a la Bella Celosita. – le dije, y la verdad es que me encantaba su instinto posesivo, era algo loco y enfermizo, pero que podía hacer. -

 

Y al parecer mi princesa había tenido razón con  lo del anillo, porque apenas nos bajamos del carro nos vimos asediados de paparazzi, al parecer fuimos la guinda de su torta, porque según entendí estaban allí en el aeropuerto molestando a la pareja protagónica de una famosa saga de vampiros, que había llegado a Chicago para participar en el programa de Oprah, ellos estaban ya de salida, sus guardaespaldas habían conseguido meterlos seguros en su camioneta; definitivamente si las cosas con los paparazzi seguían así tendría que considerar el tener unos guardaespaldas acompañando a mi princesa, porque la verdad es que ella era medio patosa y con tantos buitres al acechó temía que se lastimara o se lastimara la bebe. Apenas nos vieron nos rodearon, haciendo que la marcha hasta el interior del aeropuerto fuera verdaderamente lenta.

 

- Cullen se van de escapada romántica?. – preguntaba uno de los paparazzi mientras los flashes nos cegaban una y otra vez, la verdad agradecí la idea de Paúl de que él, Jacob y los pequeños fueran en un vuelo anoche, de esa forma no se encontraron con este circo. – Dónde dejaron a los pequeños?. – preguntó otro. – Swan ese es un anillo de compromiso?. –preguntó otro. – Piensas atar finalmente al Uraño de Chicago. – dijo otro y yo empezaba a enfurecerme, lo único que me calmaba era tener los cariños que me hacía mi princesa en el brazo que llevaba rodeando su cintura.  Bella se detuvo un momento, a unos pasos de los controles, donde ya estaban los de seguridad prestos para brindarnos ayuda. -

 

- Señores por favor, un poco de calma. – les dijo mi princesa. – Ya les ofrecí una rueda de prensa hace días y les ofrecí todo la información que consideré oportuna, de igual forma respondí a algunas de sus preguntas en la firma de libros, quiero pedirles que por favor respeten la intimidad de mi familia, pero para que esto no caiga en saco roto y como muestra de buena voluntad de nuestra parte. – les dijo. – y esperando que por favor tengan medida al acercarse a mi familia les voy a decir algunas cosas, pero la verdad espero que tengan más cautela la próxima vez, porque en nuestro último encuentro lograron asustar y preocupar a nuestros hijos. – le dijo en un tono serio y molesto, de mamá regañando a un niño travieso, y vi a muchos de los fotógrafos bajar la cabeza en un gesto apenado. – Bien, nos vamos de viaje, tengo unos asuntos que resolver en Montepulciano y Edward va a acompañarme, nuestros hijos están bien, pero donde están no es su problema, pero están perfectamente bien con sus tíos aquí en Chicago, gracias por la preocupación. – mi princesa estaba poniéndolos sobre pistas falsas para que no se les ocurra la brillantes de contactarse con colegas en el exterior. – Y si. – dijo levantando la mano y mostrando el diamante de los Cullen. –Edward y yo estamos comprometidos, pensamos casarnos a finales de año, será una ceremonia privada, pero les ofreceremos algunas fotos a sus revistas. – les dijo, y yo recordé que las fotos que teníamos eran las que tomó Ángela, que según sé en su juventud fue una amante de la fotografía y fue la fotógrafa del periódico de su preparatoria y de la universidad donde estudió, confiaba en que serían perfectas, porque había tenido la oportunidad de visitar alguna de las exposiciones de fotografía en la que participó y la verdad es que era muy buena, sino fuera porque perdería a la mejor asistente de todos los tiempos, pues la verdad la alentaría para que siguiera una carrera profesional como fotógrafa. – Gracias por todo. – terminó y los dejamos. -

 

- Eres genial. – le dije acercándola a mí y dejando un beso en su cabello. Después de pasar los controles, mi princesa me devolvió mi anillo, no sin antes, mostrarle los dientes a una de las funcionarias que trabajaba en los controles y que intentaba seducirme con un muy desagradable pestañeo y coqueteo forzado.

 

 El viaje fue formidable, pero pasamos la mayor parte del tiempo en la habitación, con mi princesa descansando, no quería que se excediera, charlamos, leímos, escuchamos música juntos, comimos, dormimos mucho y nos repusimos del maratón de anoche, sabía que tendríamos una perfecta segunda noche de casados a pesar del viaje, del jetlag y del cansancio y las hormonas del embarazo. La luna de miel fue verdaderamente fantástica, aún cuando amamos a nuestros hijos con locura, la verdad es que necesitábamos tiempo para nosotros, fue completamente genial y renovador, poder caminar libremente con mi princesa por las calles tomados de manos sin nada que esconder, comer juntos en restaurantes, pasear por los lugares turísticos, tomarnos fotos, Paris fue genial, caminamos y disfrutamos mucho de los museos y los parques, pero más disfrutamos del interior de nuestra habitación, las hormonas revueltas de mi princesa y sus continúas subidas de libido me garantizaría que pasaríamos muchas noches durmiendo en el Chalet en lugar de hacerlo en nuestra habitación.

 

El martes temprano tomamos el eurostar vía Londres, se me hacia interesante el trayecto, en primera por la parte en la que atravesaríamos el Canal de La Mancha, y en segunda porque mi princesa me iba contando todas las anécdotas de su embarazo, aunque yo algunas las conocía, porque cuando podía robarme unos minutos, seguía leyendo su libro, necesitaba conocer todas las pequeñas y grandes emociones que paso durante el embarazo de los trillizos y los primeros años de vida de Ed y Lizz… pero tener esas experiencias contadas a viva voz de mi ángel era genial, aprovechamos el trayecto, puesto que ella lo tomó muchas veces ya que durante su embarazo vivió en Paris, pero seguía asistiendo a sus consultas en Londres. Londres esa ciudad que mi esposa amaba profundamente, visitarla en su compañía y en la de nuestros pequeños fue increíblemente especial.

 

Para Jane fue toda una nueva experiencia puesto que no la conocía y ver su emoción al subirse en el London Eye o en otras de las muchas cosas que hicimos juntos no tenía precio, los trayectos a pie y las estadía en los tranquilos parques fueron maravillosas, además que los mellizos estaban enseñándole a hablar italiano para poderla incluir en sus juegos de idiomas, mi muñeca estaba tan emocionada que no dejaba de pedirnos, que cuando aprendiera el idioma la cambiáramos al colegio italiano con sus hermanos, mi gatita no cabía de la felicidad de que estuviéramos todos juntos, y Ed insistía siempre en mostrarme sus lugares favoritos de la ciudad. La fundación era increíble, y el trabajo que se desarrollaba en ella mucho más, tal fue mi inspiración y mi emoción que estando allí comencé a involucrarme más en el trabajo que se realizaba, y ya me encontraba yo mismo programando una serie de eventos benéficos para recaudar fondos para los programas de salud y apoyo, sobre todos en países del tercer mundo.

 

Una de las ideas que nació del viaje y en un momento en el que Jacob y Bella me mostraban las estadísticas y los estudios, fue el de crear un beca para hacer que jóvenes de países africanos y de zonas pobres de países de centro y suramérica, pudieran estudiar para convertirse en médicos cardiólogos y pediatras, así como investigadores, que ejercieran en su país con ayuda de la fundación y poder así poner nuestro granito de arena para mejorar la calidad de vida de algunos menos favorecidos, la inspiración nos llegó de la historia de Seth, un pequeñito haitiano que Paúl y Jacob conocieron en su visita a ese país tras el terremoto, el sufre de una pequeña afección cardiaca y a través de una misión humanitaria lograron traerlo a Londres, fuimos a visitarlo un par de veces y el pequeño era increíblemente adorable, era la razón por la que Jacob tampoco podía quedarse demasiados días en Chicago y nos ofreció esa visita relámpago para servir de testigo de la boda y sorprender a mi ángel, de hecho nos confesaron que estaban tramitando por la embajada un permiso especial para que pudieran adoptar al pequeño Seth. La verdad es que mis cuñados eran increíbles.

 

Tras una semana muy intensa y maravillosa, regresamos a Chicago con más trabajo del que pensábamos, producto de todas las ideas que surgieron en la fundación, pero felices… tenía que ver la manera de que mi princesa no se extralimitara con su trabajo, pero yo la apoyaría en todo e involucraría a mi familia en ello. Regresaba a Chicago feliz, porque mis pequeños ya eran unos Cullen, solo faltaba que el juzgado diera el falló definitivo de la adopción de Jane, lo cual sería al día siguiente según me informó Aro. La única sombra sobre mi felicidad seguía siendo Esme. Sé que le había prometido a mi gatita que no vería más a su abuela, pero eventualmente tendría que verla, pero lo que si es que me aseguraría de que no pudiera dañarlos jamás.

 

Una vez en casa, nos esperaba Ángela, con una chica a la que había pedido que llevara, se trataba de su hermana, que era enfermera y psicopedagoga, la clase de persona perfecta que quería para que ayudara a mi princesa a cuidar de nuestros pequeños. La chica no trabajaba en una escuela u otro lugar donde pudieran aprovechar su talento porque sufría de agoraphobia, era una especie de miedo a las multitudes y los espacios abiertos, ya había estado en tratamiento psicológico y se encontraba en condiciones de manejarse en pequeños grupos de gente, y ciertos espacios, yo la conocía hace algún tiempo, y eventualmente había servido de niñera de Jane o de mis sobrinos, lo hable con mi princesa y estuvo de acuerdo en darle una oportunidad, y la verdad es que cuando conoció a Cynthia quedó completamente complacida, ella era una chica dulce, que se llevaba bien con los niños y nuestros hijos la adoraron al instante, al igual que Keyla que nos había acompañado, mientras sus papás iban por la pequeña Leah a Pekín, Seth mientras tanto se quedó al cuidado de los Black, como siempre ocurría cuando Jacob y Paúl debían ausentarse a la vez de Londres, además que el pequeño estaba en el hospital como parte de la misión humanitaria, y solo podrían tenerlo en casa cuando se cumplieran con todos los trámites de la adopción. 

 

Ya habíamos preparado la cena para lo pequeños, mientras Cynthia jugaba con ellos, luego Ángela paso por ella para llevarla a casa, ella trabajaría con nosotros solo por el día, mientras veíamos su interacción con los pequeños, después podríamos considerar si se quedarían con nosotros, también estaba considerando tener fijos en la casa, a James y Bree, eran una pareja ya mayor, James era quien se encargaba de cuidar el jardín por parte de la empresa que tenía contratada, pero estaban a punto de jubilarlo, y yo la verdad le había tomado apreció, había una casita al fondo de la propiedad que podría remodelar para tal fin, y Doña Bree, era una mujer sumamente dulce y amable que podría ayudar a mi princesa con las labores de la cocina u otras cosas, además de estar al pendiente de los pequeños… Mi ángel era perfectamente capaz de cuidar a nuestros hijos pero con la pequeñita en camino no queríamos arriesgar nada. A pesar de que el embarazo anterior nos había dejado dos hijos hermosos, inteligentes y saludables, la perspectiva de que la experiencia vivida con Marie pudiera repetirse nos aterraba enormemente. Ya el asunto de la limpieza no me preocupaba porque desde que me había mudado tenía un contrato con una empresa, que mandaba dos veces por semana a dos personas de confianza que se encargaban de limpiar toda la casa y se ocupaban de la ropa.

 

Mientras acostábamos a nuestros pequeños recibí una llamada de mi padre, deje a mi princesa apagando las luces y chequeando sus cuartos mientras yo fui hasta nuestra habitación.

 

- Edward dónde te habías metido hijo?. – me dijo apenas le atendí. -

 

- Hola para ti también papá. – le dije con reproche provocando sus risas. - Fui el fin de semana para Paris con Bella papá. – le respondí

 

- Y dónde dejaste a mis nietos?. – me dijo.-

 

- Woooah… papá te estas pareciendo a Doña Esme. – le dije. -

 

- No Edward, sabes que no es reclamo, pero es que te perdiste una semana, y yo no sabía nada de mis nietos, fui a buscarlos para llevarlos al parque y por unos helados con Kellan y Valerie y no los encontré.

 

- Es que mientras Bella y yo estábamos en Paris, mis hijos estaban con sus tíos en Londres. – le dije. -

 

- Tíos?. – me preguntó extrañado. -

 

- Bueno, sabes que mis hijos tratan a Paúl como su tío. – le expliqué. – Y él es como un hermano para Bella. Él además tiene una pareja Jacob. – le conté. – que es como otro tío para mis pequeños.

 

- Me lo esperaba de Paúl. – me dijo. – y me alegra que Bella haya contado con gente que la apoyara todo este tiempo. -

 

- Pues si papá, además hicimos los trámites de cambio de nombre de mis hijos. – le dije emocionado. -

 

- Eso si que es una buena noticia. – me dijo. – Que por cierto yo te llamaba porque les tengo unas sorpresas, y además quería contarte que estuve en Port Ángeles, pero de eso hablaremos luego.

 

- Eso es fantástico papá. Nosotros también tenemos noticias. – le dije pensando en contarle lo de la boda, y después de sopesarlo un momento decidí que el sería el primero en contarle lo del bebé, quería al mejor obstetra de Chicago para asegurarme que todo fuera bien con el embarazo de mi esposa. - pero tu llamaste, así que tu primero.

 

- Bueno, pero tendrás que esperar hasta mañana. – me dijo. – quiero que vengan a casa a cenar, tengo buenas noticias y quiero celebrarlo con mi familia.

 

- Papá, pero va a estar mamá y yo no quiero que ella altere a mi Bella o a mis hijos de nuevo. – le expresé mi temor. -

 

- No lo hará hijo, ella esta lo suficientemente asustada con tu amenaza de poner una orden de alejamiento para que no se acerqué a Jane, que creo que ni va a atrever a mirar a Bella o a los pequeños. – me dijo, y yo pensé que sería mi oportunidad de decirle a mi familia que me había casado, y recordé también el compromiso que hice con Aro. -

 

- Papá sería mucho pedirte que invites a Aro. – le dije. – la verdad es que me quedaría más tranquilo… No creo que mi mamá se atreva a decir o a hacer algo en frente de Aro. –

 

- Si eso quieres hijo, no hay problema. Yo lo llamó apenas termine de hablar contigo. – me dijo, mientras yo me giraba a ver a mi esposa que entraba por la habitación, y le decía en sin emitir sonido con quien hablaba, ella asintió y se acercó a mi por la espalda, yo sentado en la orilla de la cama, y ella de rodillas detrás de mi abrazándome por la cintura y descansando su barbilla en mi hombro, mientras yo trazaba círculos con las puntas de mi dedos de mi mano libre sobre sus brazos. – Y cual era tu sorpresa hijo?. – me preguntó. -

 

- Si tengo que esperar a mañana para saber tu sorpresa. – le dije. – deberás esperar para conocer alguna de las nuestras. – mi princesa apretó su agarre contra mi cuerpo y me susurró en el oído. -

 

- Puedes decirle. – me dijo. Y la cercanía de su aliento fue como una suave y sensual caricia. – necesitamos apoyo, y un buen gineco-obstetra.  – me dijo autorizándome a darle a mi padre todas nuestras noticias. -

 

- De acuerdo, voy a decirte, pero deberás agradecerle a Bella que esta intercediendo por ti. – le dije. – Además que voy a necesitar tu ayuda para que me salves del arranque de furia de mi hermana. – le dije entre risas. -

 

- Qué hiciste Edward?. – me dijo. -

 

- Bella y yo nos casamos el viernes, el viaje a Paris fue nuestra Luna de Miel. – le dije y puse el teléfono en altavoz para que mi princesa lo escuchara también. – Y estás en altavoz. -  le advertí. -

 

- Edward Anthony Cullen, te casaste sin permitir que tu hermana preparara tu boda y cada puntada del vestido de Isabella. – dijo con falso enojo. – pues que Dios los agarre confesados hijo. – dijo para luego estallar en una carcajada que acompañamos. – Bien, aunque me hubiese gustado estar allí acompañándolos los entiendo completamente, los felicito hijos. – nos dijo.- Que Dios los bendiga como los bendigo yo y que sean todo lo felices que se merecen.

 

- Gracias Carlisle. – le dijo mi princesa emocionada. -

 

- Gracias Papá. – le dije. – pero tenemos dos cosas más que decirte.

 

- Más sorpresas?. – preguntó curioso. -

 

- Si, estas solo?. – le pregunté, queriendo saber si alguien podría ser testigo de su reacción, no quería que fuera mamá. -

 

- La verdad es que no hijo. – me dijo.-

 

- Estas en casa, con mamá?. – insistí aunque sabía la respuesta. -

 

- Sabes que no Edward, para que preguntas. – me respondió. -

 

- De acuerdo. – le dije intentado concentrarme nuevamente. – En primer lugar quiero que sepas que Bella, esta adoptando a Jane, mañana el tribunal da el fallo, por lo que me contó Aro, así que a partir de mañana Jane, será Jane Esme Cullen Volturi-Swan.

 

- Wooo…. Hijo, excelente, me alegra que mi nieta tenga al fin la mamá  a la que tanto ha anhelado. – me dijo. – Pero tu mamá mañana va a enloquecer, entiendo porque quieras allí a Volturi.

 

- Me alegra que te parezca bien papá, sabes que para mi es importante tu apoyo. – le agradecí. – y ahora la otra noticia, es  más bien un favor que voy a pedirte… mejor dicho dos. – le dije guiñándole el ojo a mi preciosa a través del espejo que teníamos enfrente. - 

 

- Que será lo que necesitan Edward, Bella?. – nos apremió a responderle frente a nuestro silencio. -

 

- Bueno Carlisle. – le dijo Bella. – la verdad es que necesitamos que nos contactes con el mejor gineco-obstetra de Chicago. – le dijo. -

 

- Un gineco-obstetra? .-  preguntó algo confundido, pero luego parece que el entendimiento llegó a su mente. – No me digan que…

 

- Si papá, además de Isabella, la bebita de Alice, tendrás otra nieta papá, otra princesita a la que consentir. – le dije emocionado. -

 

- Edward aunque el bebe haya sido concebido la misma noche que llegaste a Italia. – dijo provocando un profundo sonrojo en mi princesa y una carcajada de mi parte, por la que me gane un golpe en el hombro. – aún es muy pronto para que digas que es una niña. – me dijo divertido. -

 

- Yo también lo creo Carl, pero él no me hace caso. – le replicó Bella. -

 

- Puedo decir que es instinto de Padre orgulloso. – les dije. – Además es una bebé de año nuevo y como tal se va cumplir mi deseo. – dije provocando la risa de Bella y mi papá. – y Alice dijo que así sería. -

 

- No me vengas con lo mismo de Alice. – me dijo mi padre. – Con una hija con complejos de vidente tengo suficiente. – luego de un profundo suspiro. – Felicidades nuevo hijos, la verdad es que estoy muy feliz que su historia si se encaminó por el camino que tenía destinado.  – luego agregó. – cual es el otro favor que quieren pedirme. -

 

- Mañana le diremos a los demás que Bella y yo nos casamos,  y probablemente lo de la adopción de Jane, pero lo del embarazo queremos reservárnoslo para mas adelante, no queremos problemas, ni sorpresas desagradables. – pedí, sintiendo todo el apoyo de mi princesa.–

 

- No se preocupen, será todo como ustedes quieran. – dijo mi padre.-

 

- Otra cosa papá… - no sabía como expresar lo que quería sin que sonara mal. - papá… quien va a cocinar mañana?. – le pregunté finalmente. Por la mirada que me dirigió mi princesa a través del espejo y por el mutismo de mi padre entendí que ninguno de los dos entendía lo que quería expresa. – no me sentiría cómodo que Bella comiera algo cocinado por mamá. -

 

- Edward!. – me gane una reprimenda de mi esposa, con el respectivo golpe en mi hombro. -

 

- Lo siento pero tengo que cuidar a mis princesas. – declaré seguro de mi mismo. – además supongo que los niños querrán ir a pesar de Esme, solo por la idea de estar con sus primos.

 

- Hijo pedí la cena en un restaurante, será entregada y servida en la casa por un servicio de catering. – me dijo. – Tu mamá no esta demasiado feliz conmigo últimamente, y las cosas se pusieron peor cuando se enteró que iba a salir de viaje, y más cuando supo que estaba buscando la tumba de Christopher. -

 

- Y lo encontraste Carl?. – le preguntó mi Bella con un brillo especial en la mirada, aunque creo que era más bien la esperanza de descubrir algo como una tumba vacía o algo que le diera la certeza de que su hermano estaba vivo. -

 

- Si, pero no en Port Ángeles como pensamos. – nos contó.-

 

- Y si no estaba en Port Ángeles como lo encontraste papá?. – le dije interesado por quien fue también mi hermano. -

 

- La verdad es que he estado conversando con Eleazar, y el me contó de una casa que su tía Isabella tenía en un pueblito cerca de Port Ángeles que se llamaba Forks. – dijo e inmediatamente mire a Bella. -

 

- Es cierto, tengo una propiedad en Forks  que heredé de mi madre, es un sitio maravilloso para descansar un poco, es una casa preciosa en un claro del bosque, cerca de un río, y un claro hermosísimo lleno de flores. – contaba con un aire soñador. -

 

- Precisamente, sospechó que Renee vivió allí cuando se fue de Chicago hasta el nacimiento de Christopher y después de su muerte habrá viajado a Phoenix. – después de un minuto agregó. – Bella, nunca has visitado la tumba de Christopher en Forks.

 

- Nunca Carlisle, yo no he estado en Fork, desde hace demasiado tiempo, fui un par de veces con mis padres a visitar mi Abuela Isa, pero nunca fui al cementerio, luego que mi Abuela y mis padres fallecieron estuve en alguna oportunidad allí para pensar, descansar un poco. – por sus suspiros supuse que fue las contadas veces que nos separábamos mientras éramos amantes, y alguna de las veces en las que peleamos y ella me pedía el fin de semana para pensar y poner sus sentimientos en orden, esta vez fui yo quien le brindó su apoyo, besando dulcemente su mano. – pero porque la pregunta.

 

- El encargado del Cementerio, me contó que todos los años, por el aniversario del nacimiento y la muerte de Christopher una mujer visitar su tumba y paga para que este cuidadosamente  mantenida, y en una pequeña floristería del pueblo paga para que todos los viernes lleven flores frescas a su tumba, pero nadie sabe quien es. – dijo mi papá y tanto mi esposa como yo fruncimos el seño sin entender de que se trataba todo esto, pero la verdad es que todo era extraño. -

 

- Y no buscaste más información?. – pregunté. -

 

- Por quien me tomas hijo. – me dijo. – claro que lo hice pero la verdad es que en la floristería me dijeron que el pago se hace en efectivo y no tienen idea de quien… pero sinceramente me parece que también paga por el silencio de la gente. – nos contó. -

 

- Eso es muy extraño. – dije. – como estás papá… digo con respecto a eso de estar frente a Christopher. – le dije entendiendo perfectamente la sus sentimiento. -

 

- No sé hijo, sentí un cúmulo de cosas, desesperación, tristeza, depresión… algo de paz, incluso una especie de alegría por saber en donde está. – me dijo. – pero algo muy extraño me paso… aunque sentía que era mi hijo por quien lloraba, que era mi hijo al que le pedía perdón, de alguna forma sentía que… - de pronto no sabía como seguir. -

 

- De pronto sentías que no era Christopher, que era otra persona a la que llorabas. – dijo mi princesa con pleno convencimiento. -

 

- La verdad es que exactamente era eso Bella. – dijo mi padre. –

 

- O aquí hay algo extraño o ustedes dos necesitan hacerle una visita importante a Jasper. – no era un chiste no hubo golpes por mi imprudencia, ni risas por parte de ninguno de los tres. Luego de un rato mi padre colgó, haciéndonos prometerle que estaríamos mañana en casa para la cena. La siguiente decisión sería si llevar o no a nuestros hijos.

 

Una vez colgada la llamada, mire a mi princesa pensativa.

 

- Que pasa cielo?. – le pregunté mientras le daba besitos en la punta de la nariz y por el rostro. -

 

- Pensaba en mi hermano. – dijo algo triste. – No sabes lo mucho que me hubiese gustado un hermano.

 

- Cielo. – le dije apretándola contra mí. -  quizás no creciste con Christopher, pero la vida te a regalado hermanos maravillosos. – logre sacarle una dulce sonrisa. – tienes más hermanos de los que cualquiera quisiera tener. Tienes a tus primas, Tanya, Kate e Irina, a Rosalie y Jasper y Alice, y a los mejores hermanos que una chica quisiera tener, o es que no sientes eso por Jacob y Paúl… y si seguimos la cuenta debería considerar también a Félix, Garret y Laurant.

 

- Tienes razón esposo. – mi corazón saltaba de alegría cada vez que ella mencionaba el hecho de que estábamos casados al fin. -

 

- Gracias esposa. – le dije besándola con pasión. -

 

- Gracias porque amor. – me respondió. -

 

- Gracias por aceptar ser mi esposa, gracias por cumplir nuestro sueño realidad, gracias por existir, gracias por esta familia maravillosa que me has dado mi princesa. – le dije llenando de besos, su rostro, su cuello, su cuerpo, y allí estrenamos nuestro estatus de casados en nuestra cama. Una vez saciados del cuerpo el uno del otro, me levante de la cama y preparé la bañera, y luego fui a buscar a mi esposa para consentirla un rato.

 

El viaje de regreso y todas las emociones agotaron a los niños, hoy por suerte era sábado y Jane no tenía que regresar a la escuela hasta el lunes, los mellizos tendrían una semana más en casa. Aún con que ayer cayeron prácticamente sobre los platos de la cena, temprano en la mañana escuchamos los ya conocidos toques en la puerta. Suspiré aliviado porque mi princesa y yo nos acostumbramos a vestirnos nuevamente  antes de caer dormidos profundamente.

 

- Pasen. – dije despacito para no despertar a mi princesa. Últimamente dormía mucho más, supongo que por el embarazo, solo esperaba que no se despertara con náuseas y los pequeños se asustaran, por suerte desde nuestro viaje también acostumbramos a dejar cerca de la cama las galletas y el agua que tanto contribuían a mejorar ese pequeño percance que el crecimiento de mi florecita provocaba en el cuerpo de su madre.

 

- Hola papi. – dijo mi gatita subiendo con cuidado a la cama, y lanzándose como de costumbre a mis brazos para llenarme el rostro de besos. -

 

- Hola gatita, dormiste bien?. – le dije dejando un beso en sus hermosos cabellos chocolates. -

 

- Sipi papito. – me dijo con una sonrisa. – mejor que bien. -

 

- Buenos días papi. – me dijo Jane, mientras subía a Keyla con cuidado a la cama. -

 

- Hola muñeca. – le dije dándole un beso y además una pequeña ayuda. – hola a ti también ternurita (*). – le dije a mi sobrina. -

 

- Hola Tío Ed. – me dijo la pequeña regalándome un abrazo. -

 

- Papito mi mami todavía duerme. – me dijo Ed, acercándose a su madre.- ahora duerme mucho. – se quejó despacito. -

 

- Mamita tiene que dormir y descansar. – le dije. – Acaso creen que estar detrás de todos ustedes todo el día no es agotador. -

 

- Eso quiere decir que si nos portamos mejor, mi mamá no estará tan cansada. – preguntó Jane. -

 

- No preciosa, ustedes se portan muy bien, son maravillosos, y aunque un poco traviesos, mamá y yo queremos que sean felices, pero hay cosas como no pelear tanto, comerse toda su comida o dejar todo ordenado cuando terminan de jugar podría ayudar a que mamita no se cansé tanto. – le dije y ellos afortunadamente parecieron considerarlo. -

 

- Buenos días. – dijo mi princesa desperezándose. Los niños saltaron a abrazarla y eso casi me provoca un infarto, pero ella había puesto sus brazos y una almohada disimuladamente sobre su vientre y se las ingenió bastante bien para contenerlos. -

 

- Cuidado pequeños, no podemos lastimar a mamá. – les dije, y ellos se pararon en el acto. -

 

- No exageres Ed, no hicieron nada. – me dijo e hizo un gesto con la boca para que me acercará a darle los buenos días. Le di un suave beso, acompañado de un wackala colectivo, que nos arrancó risas.

 

- Keyla. – dijo mi princesa suavemente. – puedes alcanzarme las galletas que están en la mesita preciosa. – la pequeña en el acto se las entregó. -

 

- Aquí tienes tita. – le dijo la peque. Mi princesa empezó a comer la galleta poco a poco y le ofreció un pedazo a los pequeños, que no les gustó mucho la verdad.

 

- Papito que vamos a hacer hoy. – preguntó Lizzie. -

 

- Bueno cielito, la verdad es que hay algo de lo que queremos hablar con ustedes. – mi princesa medio se incorporó y temí porque tuviera que salir corriendo al baño. Pero me sonrió dulcemente, alentándome a que continuara. –  su abuelito Carlisle quiere darnos una noticia de algo importante para él, y nos ha pedido ir a su casa a cenar. – me detuve unos instantes para ver la reacción de mis hijos, Ed se veía preocupado, Lizzie con el seño fruncido, a Jane no le desagradaba la idea y se debatía entre sentirse feliz por estar con la familia, y obviamente preocupada por lo que paso con Lizie y todo el asunto de su abuela, mientras que nuestra pequeña sobrina, simplemente no entendía nada, y jugaba con los mechones de cabello de Elizabeth. -

 

- Papito y si Lizz se siente mal de nuevo por ver a la abuela. – expuso Jane su preocupación y la de todos. -

 

- Sinceramente espero que no, ya Lizzie entendió que tanto tú como yo la amamos mucho, y no importa lo que diga tu abuela. – toqué dulcemente la barbilla de Lizzie antes de añadir. -  No es cierto gatita?. -

 

- Si papito. – me dijo segura y muy convencida, y yo me sentí feliz de que fuera así.

 

- Gracias bebé. – le dije dejando un beso en su frente y ganándome una de sus melodiosas risas. -

 

- Tu vas a ir a esa casa mamá?. – le preguntó Ed completamente serio. -

 

- Si campeón, eso es algo importante para tu abuelo. – le dijo mi princesa. -

 

- Entonces voy contigo. – dijo de forma protectora. -

 

- También yo mamita, no voy a dejar que la Abu te diga cosas feas. -  se unió mi muñeca a la lucha de su hermano. -

 

- Yo voy. – dijo Lizzie y al ver mi cara de preocupación añadió. – no importa papito voy a estar bien, te lo prometo. – me dijo e intentó alisar mi seño fruncido con sus pequeños deditos. – Además quiero ver a Valerie… y a Kellan, pero no a Roland. – dijo haciendo una mueca divertida.

 

- Yo tamen voy… yo cuido a tita. – dijo tiernamente Keyla, ganándose un beso y un abrazo de mi hermosa. -

 

- Gracias princesita. – le dijo. – y gracias a ustedes también mis amores. – dijo repartiendo besos. -

 

- Y para mi no hay beso?. – pregunté celoso por falta de atenciones. -

 

- No porque tu no te ofreciste a cuidarme. – me dijo con falsa molestia  y un sensual puchero. -

 

- Sabes que las cuido con mi vida. – le dije al  oído y acariciando suavemente su vientre, me moría de ganas de darle los buenos días a mi florecita, pero debía esperar a cuando los pequeños se fueran a arreglar. Mientras tanto me consolé con otro pequeño beso de mi esposa. -

 

- Bueno peques, vamos bajando a la cocina para que desayunemos. – dijo mi princesa. – luego vemos que vamos hacer durante el día. – Nos levantamos todos de la cama. Mi princesa y yo nos turnamos para pasar por el baño. Los niños salieron corriendo mientras yo retrasaba un poco a mi esposa, tomándola de la mano para quedarnos unos minutitos a solas- 

 

- Buenos días mi amor. – dije dándole un apasionado beso. – Dios extrañaba darte el beso de buenos días. – dije susurrando contra sus labios. -

 

- Buenos días cariño. – me respondió, regalándome un nuevo beso. Me asome al pasillo y vi hacia las escaleras, tenía el camino libre, me puse sobre mis rodillas frente a mi esposa, y con cuidado levanté la camiseta de su pijama, y tras hacerle una pequeña caricia, deposite un suaves beso susurrando contra su piel. -

 

- Buenos días para ti también florecita. – le dije y vi la emoción de mi princesa cuando levante mi mirada hacia ella. – Te amo bebita. – dije dejando un nuevo beso y poniéndome de pie. – Te amo amor, los amo a todos. – repetí como un juramente, para darle un nuevo beso a mi esposa. -

 

- Papá, mamá…. Tenemos hambre. – gritó Ed desde el piso de abajo, y yo solo pude seguir mi camino de la mano de mi princesa, mientras íbamos negando y riendo.

 

Preparamos el desayuno para los cuatro monstruitos que teníamos ahora en casa, la verdad es que Keyla se adaptaba perfectamente a nuestra dinámica, e íbamos a extrañarla enormemente cuando regresará a Londres. Terminamos de comer, jugamos todos un rato con los videos juegos, visitamos a Marie, y fuimos un rato a una playa y pasamos un maravilloso rato en familia, terminamos en el Millenium Park, paseamos, nos sentamos en nuestro banco favorito, almorzamos por allí, y hasta comimos helados acompañados por las risas de nuestros hijos y nuestra sobrina.  Llegó la hora de la cena y estábamos como locos preparando a los niños, para luego vestirnos, la verdad es que la ayuda de Bree y Cynthia serían geniales, pero Cynthia solo estaría con nosotros a partir del Lunes, pero los fines de semanas seríamos solo nosotros dos con nuestro pequeño batallón, aunque contaríamos  con la ayuda de Doña Bree, sin embargo, habíamos acordado que Cynthia podría quedarse con los pequeños algún fin de semana si teníamos planes.

 

Así que la mejor forma que encontramos fue ir organizando las cosas cuarto por cuarto dejándoles todo lo que podrían necesitar a mano, y por suerte la única que necesitaba ayuda completa para vestirse era Keyla, el resto de nuestros hijos, requerían solo pequeñas ayudas, así que mientras mi princesa vestía Keyla, yo estaba de un cuarto a otro verificando que todo estaba en orden, abrochando botones de blusas, atando cordones de zapatos, o subiendo cierres (cremalleras) de vestidos, y así estuvieron listos Jane, Ed y Lizzie respectivamente, solo faltaba que Bella peinara a las niñas, porque peinar a Ed era caso perdido, mientras mi princesa le hacía las coletas a Keyla, le trenzaba de cabello a Jane y el cintillo a Lizzie, yo la observaba absorto como manejaba ligas, ganchos, cintas y broches… era tonto, pero todo lo que hacía mi hermosa esposa era capaz de hipnotizarme. Antes de que terminara su labor decidí que era mejor que fuera a bañar y vestir, para así poder estar al pendiente de la tropa mientras mi princesa se arreglaba.

 

Fui al closet, saque un jeans oscuro, una camisa blanca que usaría remanganda y fuera del pantalón, era una cena en familia, completamente informal, y unos zapatos marrones, mi campeón vestía igual, solo que su camisa era azul y sus converses negros, Jane se puso una linda blusa blanca y jeans con sus converses azules tipo botines, y Lizzie se veía adorable con un vestido muy mono de cuadros también azules, parecía que sería el color de la noche, ya que nuestra hermosa sobrinita, iba vestida también con jeans, zapatillas blancas y una blusita muy linda blanca con cerezas azules… Esperaba que Bella vistiera también de azul, amaba como ese color se veía sobre su piel… Así que cuarenta minutos sonreí complacido al ver a mi princesa con un hermoso e informal vestido azul que le quedaba increíblemente hermoso, y que realzaba las exquisitas curvas de su cuerpo, acompañados por unas lindas zapatillas  azules  con ligeras rayas blancas, estaba hermosa… lamentaba el hecho de que hubiese dejado de usar tacones, pero sabía que lo hacía por nuestra bebita, así que tendría que aguantarme hasta tener a mi pequeña entre mis brazos para poder disfrutar de las hermosas piernas de mi esposa enfundadas en esos sexy zapatos que solía usar siempre.

 

Una vez todos listos y rezando todo el trayecto para que las cosas con mi madre no se me fueran de la mano, llegamos al frente de la mansión Cullen, iba dispuesto a llevar la fiesta en paz, pero así mismo iba dispuesto a no permitir que mis hijos, mi esposa y mi bebita sufrieran por las estupideces de Doña Esme. Entramos en la casa y ya estaban casi todos reunidos, solo faltaban Aro, Renata y Jasper que estaba atendiendo una emergencia.  En la sala se encontraba mi madre charlando animadamente con mi hermano, tomada de la mano de mi padre quien realmente se notaba incómodo y supongo que agradeciendo el que Renata no hubiese llegado aún, pero de alguna forma parecía estar obligado por ella de alguna forma, al entrar pude notar la alegría en la mirada de mi padre, Rosalie y Alice al vernos, y la desaprobación de mi madre y Emmett, pero ninguno de los dos decía nada, hasta que mi madre se dirigió a mi muñeca, que estaba al lado de mi gatita, con su mano sobre su hombro en señal de apoyo, mientras que mi pequeña princesita se aferraba con fuerza a mi lado, en mi otro brazo llevaba cargada a Keyla, que estaba algo cansada de todo el ajetreado día, y no quería que mi princesa hiciera el esfuerzo de tomarla en brazos, porque la tensión del momento no le daba las mejores condiciones al cuerpo de mi esposa embarazada, mientras que Ed mostraba ante su abuela, la misma actitud desafiante que tendría yo a su edad si tuviera que defender a alguien a quien amara con la devoción con la que él amaba a su madre.

 

- Muñeca acaso no vienes a darle un abrazo a tu Abu. – Le dijo a mi muñequita, ella subió la mirada hacia mí pidiendo mi autorización, y yo asentí con la cabeza, la verdad es que quería llevar la fiesta en paz, mi esposa apretó su mano contra el brazo con el que sostenía a Keyla en señal de apoyo. Pero lo que no esperaba para nada era la respuesta de mi Jane. -

 

- Solo si prometes que no vas a lastimar a Elizabeth. – le dijo desafiante, en una actitud y una pose que hacía recordar a Heidi, y por la que estoy seguro en otro momento mi madre se sentiría orgullosa, pero ahora hacía retorcerle las entrañas puesto la estaba usando en su contra. – Mi hermana se sintió muy mal el otro día por tu culpa, y si piensas lastimarla no quiero acercarme a ti. – esta noche prometía ser larga, vi a mi madre dirigirle una mirada llena de odio a mi princesa, que me puso inmediatamente alerta, pero al ver la seguridad de mi pequeña sé que se sintió dolida, porque por un minuto pude ver ese dolor reflejado en su rostro. -

 

- No te preocupes Jane, no voy a decirle ni hacerle nada a tus hermanos. – le respondió. Y no me pasó desapercibido que dijo “hermanos” en ningún momento incluyó a mi Bella en esa “licencia”. Jane se acercó a saludarla con algo de precaución lo cual hizo que Esme se sintiera aún más dolida. Mi padre y mis hermanas se levantaron a saludarnos y le dirigieron cariñosos saludos a mi esposa y a nuestros hijos. Emmett desde la esquina de la sala observaba con curiosidad a mis hijos, sabía que quería acercarse a ellos, lo veía claramente en su mirada, pero no se atrevería nunca a desafiar a nuestra madre. -

 

- Esta preciosura es la hija de Paúl? . – preguntó Rosalie, tomando a la pequeña en brazos y haciéndole cosquillitas en la barriga haciendo que su dulce risa llenara la estancia. -

 

- Sipi. – respondió la pequeña Keyla orgullosa. -

 

- Por que está con ustedes?. – preguntó Alice curiosa, mientras le hacía cariños a la pequeña que se encontraba en los brazos de Rose. -

 

- Mi papito y mi papito. – les respondió Keyla a quien al parecer les había agradado Rosalie y Alice.- Fuedon a la conchinchinchichichina a busca a mi manita Leah. – dijo provocando la risa de todos.

 

- Exactamente Paúl y Jacob, fueron a China a buscar a su otra pequeña. – Tradujo mi princesa.-

 

- Es tan parecida a Paúl. – observo Alice.-

 

- Es porque Keyla es hija de Paúl. – le aclaró mi princesa y ellos al igual que yo en su momento  se sorprendieron.

 

- Cado que mi papito es mi papito tita Bells. – le dijo la pequeña mostrando sus dos manitas con las palmas hacia arriba para enfatizar la torpeza de su tía. La verdad es que la pequeña estaba de alguna forma liberando un poco la tensión del momento.

 

De pronto Valerie entró corriendo a la sala, arrastrando a sus primos y a la pequeña Simmons al cuarto de juegos, mi princesa de cuando en cuando al igual de Rose fueron a chequear que todo estaba bien, también yo lo hice en un par de ocasiones, sobre todo cuando mi madre tomaba esa dirección, ella solo entraba y veía que todo iba bien con los pequeños como siempre lo había hecho, pero no podía evitar el temer que se repitiera la escena de hace cerca de dos semanas. Al fin llegaron Aro, Renata y Jasper y pasamos todos a la mesa. Papá había pedido también un menú especial para los pequeños, que estaba siendo servido en la sala de juegos, había pedido también unas niñeras que se encargaron de cuidar a los peques, jugar con ellos y ocuparse que comieran, lo que no impidió que continuáramos con nuestras acostumbradas visitas para verificar que todo iba como debería. Al final mi padre nos dio su sorpresa, mientras íbamos terminando el postre. Mi princesa y yo todavía esperaríamos un poco más para dar nuestras buenas nuevas, o por lo menos buenas nuevas para algunos.

 

- La verdad les agradezco que estén todos aquí acompañándome y celebrando conmigo. – dijo haciendo una pausa. – el que me haya sido nombrado como el nuevo director del Hospital.

 

- Papá es una excelente noticia. – dije levantándome y acercándome a él para darle un abrazo. – Felicidades. – le dije y el me susurro lo mismo al oído, sabía que aunque nos había felicitado ayer estaba esperando poder abrazarnos y felicitarnos en persona, uno a uno fueron levantándose y felicitando a mi padre.

 

A la final decidimos pasar al salón, mi padre mando abrir unas botellas de champagne, le entregó una de jugo de manzana a mi hermana, y le entregó una copa a mi princesa, pero evidentemente se parecía a más a la champagne que al jugo de manzana. Lo miré interrogante y nos respondió en un susurro disimulado.  

 

- No se preocupen. – nos dijo. – es cerveza sin alcohol, me las arregle para que quedara sin demasiada la espuma. – agradecí su esfuerzo por querer guardar nuestro secreto.

 

Estábamos allí todos felices celebrando el ascenso de mi padre, no es que el lo necesitará para vivir mejor, pero era un logro profesional que siempre había perseguido. Era un sueño hecho realidad para él y yo sinceramente estaba feliz de verlo tan realizado, me acerqué más a mi princesa, en ese momento me sentía cómodo y feliz, abrazándola desde atrás por la cintura y apoyando mi barbilla en su hombro, pase suavemente mis manos varias veces por su cintura, acariciando disimuladamente su vientre, de tanto en tanto,  para que luego nuestras manos entrelazadas quedarán allí apoyadas en su barriga, un jadeo me sacó de nuestra burbuja y al alzar la mirada, vi la expresión de reconocimiento de mi hermana, me preocupo que hubiese descubierto lo del embarazo y lo gritará espontánea y desesperadamente como cuando le dijo a mamá que había pagado la casa de Bella con el dinero de Heidi. Pero todas y cada una de las revelaciones empezaban a ponerse sobre la mesa, la verdad es que no tenía ni idea de todo el agotamiento emocional que esta noche produciría en nosotros…. En todos y cada uno de nosotros.

 

- Se casaron. – gritó de pronto apuntándonos y haciendo que todos girarán a vernos. – No lo puedo creer se casaron en secreto. – dijo y no me pasó desapercibido que mi madre se puso inmediatamente de pie después siendo rodeada fuertemente por los brazos de mi padre, supongo que en un intentó de contenerla y ya tenía a Emmett pegado a su lado, con la mano sobre su hombro en señal de apoyo y bajo la mirada reprobatoria de Rosalie al otro lado del salón, mi madre estaba a punto de explotar pero lo que  paso a continuación la dejo muda por un momento.

 

- Mamita, mamita. – gritaba Jane, mientras entraba corriendo al salón colocándose al lado de mi princesa, y tomándola de la mano.  El jadeo de horror de mi madre salió de lo más profundo de su garganta mientras mi padre le decía que esperara a que Jane saliera de la sala. -

 

- Dime preciosa?. – le dijo mi esposa, poniéndose a su altura para que le dijera lo que necesitaba, y acariciaba tiernamente su mejilla, esas demostraciones de amor y ternura entre Bella y Jane estaban logrando descomponer a Esme.

 

- Mami. – repitió y vi la mueca de terror en el rostro de mi madre, estaba completamente roja y los labios le temblaban revelando toda la ira contenida. – Keyla tiene mucho mucho sueño y esta llorando porque se quiere ir a dormir. – le dijo mi muñeca a su madre. -

 

- Princesa, porque no llevas a Keyla y a tus hermanitos a tu antigua habitación e intentas que Keyla se duerma. – le dijo, en un intento por tener a los pequeños lo más lejos posibles de la explosión emocional de Doña Esme. – puedes llevar a Valerie y Kellan también, pero no hagan demasiado ruido para que tu primita pueda dormir, nosotros vamos a arreglar unos asuntos aquí y luego nos vamos. De acuerdo?. – le dijo. -

 

- Si mami. – le dijo obediente y estaba a punto de retirarse cuando se dio la vuelta y abrazo fuertemente a Bella, y tras un sonoro beso en su mejilla, terminó por ponerle la guinda al pastel. – Te amo mamá. – le dijo y ya mi madre se revolvía en los brazos de mi padre. -

 

- Yo también te amo peque. – le dijo devolviéndole el abrazo. -

 

- QUE DEMONIOS SIGNIFICA TODA ESTA MIERDA EDWARD. – gritó mi madre apenas se escucharon los pasos de Jane alejándose en el pasillo. -

 

- Esme por favor. – le reprendió mi padre. – Te pedí… no te rogué que no hicieras escándalos esta noche.

 

- COMO QUIERES QUE NO HAGA ESCÁNDALOS CUANDO TU HIJO PERMITE QUE SU HIJA LLAMÉ MAMÁ A ESTA ZORRA Y ENCIMA SE CASA CON ELLA. – gritó. -

 

- Te lo he dicho hasta el cansancio mamá. – dije frustrado colocando mis dedos contra el puente de mi nariz mientras intentaba calmarme, mi esposa se acercó a mi y me hizo cariños en el brazo, para sosegarme. – No voy a permitir que sigas insultando a mi mujer. – ella bufó ante mis palabras.- siempre que decía esa expresión me gritabas que Bella no era mi mujer, te limitabas a insultarla y decir que era mi amante. – hice una pequeña pausa para mirarla directo a los ojos. – pero perdió ese argumento Doña Esme, porque Bella es mi esposa, es oficialmente, antes los ojos de la ley y los ojos de Dios Isabella Swan Denaly  es la señora de Edward Cullen. -

 

- Cómo te atreviste Edward… Cómo te atreviste a casarte con la hija de esa. – me espetó mi madre con rencor. – como te atreviste a casarte con la hija de esa cualquiera.

 

- Esme, te has esforzado mucho y por demasiado tiempo en tus odios contra mi madre, por Dios, mis hijos son tus nietos y por ello te pido que llevemos la fiesta en paz. – le pidió mi princesa. -

 

- NO NO NO…. NUNCA, EL QUE YO TE ACEPTE ES COMO SI PERMITIERA QUE LA MALDITA DE RENEE REGRESE DE NUEVO A DESTROZARME LA VIDA. – Gritó. -  QUE USTEDES ESTEN JUNTOS ES PERMITIR QUE ESA MALDITA ZORRA ME GANE DE NUEVO.

 

- Mamá… por Dios. – le dije, mientras todos a mi alrededor, a excepción de mi padre, Renata y Jasper nos miraban sin entender nada. – Reneé no ganó nada, lo sabes, tú te quedase con todo lo que ella quería, y a ella no le quedó más que rehacer su vida. – le dije. -

 

- Lo sabes?.- dijo dirigiendo un mirada cargada de reproche a Carlisle. – Cómo te atreviste a contarle?. – le preguntó. -

 

- Mamá como no querías que lo supiera si cada vez que discutíamos tu nombrabas a Renee.

 

- Que es lo que sabes?. – decía Alice, - No entiendo nada. – estaba increíblemente calmada para su personalidad y su estado, pero sé que era Jasper quien la mantenía así.

 

- Renee y yo tuvimos una relación en nuestra juventud. – explicó mi padre pausadamente. -

 

- RELACIÓN?.... RELACIÓN?????.... ELLA ERA TU MALDITA AMANTE, IGUAL QUE LA ZORRA DE SU HIJA ES LA DE EDWARD.- gritó exasperada Esme. -

 

- ESME…- gritó mi padre. – en primer lugar no insultes a la esposa de tu hijo, que además de ser la mujer que ama es la madre de tus nietos. – le reprendió de forma dura. – Y si relación. – le dijo firmemente. – porque te recuerdo Esme, que antes de que tu y yo fuéramos novios, ella era mi novia. -

 

- Entonces no entiendo mamá. – dijo Alice. – papá estoy confundida. - El resto seguía la conversación casi mudos. -

 

- La verdad es que Renee tuvo que mudarse y entonces terminamos el noviazgo. – le explicó mi padre. – luego de eso comencé a salir con tu madre, hija. -

 

- Claro y apenas regresó la zorra a Chicago la metió en su cama como su amante. – dijo mi madre con ácidez y rencor. -

 

- Eso es verdad papá, tu eras el amante de la mamá de esta!, - dijo Emmett con despreció, cuando una sonora cachetada voló por los aires dejándonos a todos estupefactos y vimos la perfecta y delicada mano de Rose estampada contra la cara de mi hermano. – Demonios Rosalie que te pasa?.

 

- Que te he pedido de un millón de maneras que no te metas en esto, que entiendas que Isabella es la mejor mujer y la más capaz de cuidar y amar a tu hermano y tus sobrinos. – le dijo. – pero no te da la gana de entenderlo, así que decidí que antes de que tu hermano te parta la cara por insultar y menospreciar a su esposa prefiero hacerlo yo. 

 

- Ves lo que provocas en esta familia Isabella Denali, tú tienes la mala sangre de esa mujer y destruyes todo lo que tocas. – replicó mi madre. -

 

- Ya basta Esme… perdóname papá, pero voy por mis hijos y mi sobrina y me largo de aquí, antes que esto se me vaya de las manos. – le dije, tomando la mano de mi esposa entrelazando sus dedos con los míos. -

 

- PUES SI TE LARGAS CON ESTA, PERFECTO, PUEDES LLEVARTE A LOS HIJOS DE TÚ …. DE ESTA, PERO A JANE NO LA SACAS DE ESTA CASA. – Me gritó. -

 

- JANE ES NUESTRA HIJA Y NO TIENES NINGÚN DERECHO SOBRE ELLA. – le grité perdiendo los estribos. Pero el suave apretón de la mano de mi preciosa en mi mano me regresó la calma.

 

- “NUESTRA HIJA”… Jane es hija de Heidi. No sé como permites que llame mamá a esta. – me dijo. -

 

- Jane le dice mamá a Bella, porque ella se ha ganado su cariño, y  respeto, ha sabido ganarse ese lugar. – le dije. -

 

- NO ME DA LA GANA… NO LO PERMITO, NO VOY A PERMITIRLO. VOY A PEDIR LA CUSTODIA DE JANE. – Gritaba mi madre.-

 

- Con que argumentos mamá?. – le dije. -

 

- ELLA SEGURO LA MALTRATA PORQUE ES LA HIJA DE HEIDI, DE LA MUJER QUE SE GANO TU AMOR CUANDO ELLA NO PUDO. – gritaba. -

 

- Por Dios Esme, estas perdiendo el juicio. – le decía mi padre. – como se te ocurre decir que Edward amaba a Heidi. – le dijo y se giro hacia Aro.- Aro lo siento. – pero este le hizo un gesto para que continuara despreocupado. – pero todos en esta sala incluida tu misma sabes que a la única mujer a la que ha amado Edward en su vida ha sido a Isabella, como…

 

- Como tú amabas a esa maldita mujer.  – le interrumpió mi madre. -

 

- Como siempre creí que tú me amabas a mí. – le dijo mi padre con amargura. – pero ahora no puedo determinar si en alguna oportunidad me amaste o solo has estado obsesionada conmigo. -

 

- No seas tonto Carlisle. – le dije dándole un golpecito de forma condescendiente en el rostro.  Miré a mi princesa y luego a Jasper, mi madre de verdad estaba loca. -

 

- Como sea. – dije. – me largo con mi familia de este circo que has montado Esme. – hacia un nuevo amago para irme cuando mi madre se acercó a nosotros con una clara intención de golpear a mi princesa, me puse delante de ella. Y fue la mano de Aro la que detuvo el brazo de mi madre en el aire. -

 

- Es suficiente Esme, mira lo que estas haciendo con tu familia. – fue él quien intentó sonar condescendiente con ella ahora. -

 

- Aro, tenemos que hacer algo para terminar con esta payasada, no podemos permitirlo Aro. – le dijo desesperada, y todos los demás cada vez más asombrados, era una escena demasiado bizarra, casi todos estábamos de pie en el salón, solo Alice se encontraba sentada y Jasper a su lado de pie sosteniéndole la mano, Renata miraba con preocupación a mi papá desde el otro lado del salón, mi hermano estaba cerca de mi madre, quizás en un intento de protegerla de mí, Rosalie estaba de pie detrás de mi hermana Alice, y nosotros cuarto enfrente a frente.

 

- Esme yo ya hice lo que considere pertinente en este asunto. – le dijo Aro y mi madre sonrió victoriosa. – puse mis abogados a disposición de Edward y de Isabella, y el mismo día de la boda se firmaron los papeles de la adopción. – le explicó y el rostro de mi madre empezaba a descomponerse. – Esta mañana ha salido el falló. – sacó unos papeles del interior de la chaqueta y me los entrego. – Bella es legalmente la madre de Jane, a partir de esta mañana el nombre de Jane, paso a ser Jane Esme Cullen Volturi-Swan. – mi madre dio un jadeo de horror. –

 

- NO, NO, NO LO ACEPTO. – Dijo, pero sin el apoyo de Aro no era mucho lo que podría hacer mi madre, si quería irse por lo legal. -

 

- Esme por Dios, yo mismo he tenido la oportunidad de ver a Jane y a Isabella interactuar. – le dijo Aro a Esme de modo conciliador. – y te aseguro que no hay mejor madre para mi nieta. -

 

- Si la hay… Heidi es su madre Aro. – le dijo mi madre, apelando por el amor de Aro hacia Heidi. -

 

- Esme… Heidi está muerta, y mi piccola necesita una madre. – le dijo Aro nuevamente, yo empezaba a perder la paciencia y me preocupaba que la tensión le hiciera daño a mi princesa y a nuestra bebita.-

 

- Heidi era la mejor madre del mundo, no pueden compararla con esta. – espetó mi madre  con amargura. -

 

- Se acabó Esme. – dijo Renata dejando su lugar en segundo plano e integrándose a la discusión. – No digas estupideces, tú y yo… y hasta Emmett… nosotros sabemos perfectamente la clase de “buena madre” que era Heidi. – dijo e inmediatamente mi hermano se tensó y Esme le regaló una mirada cargada de ira e incredulidad. – Aro. – dijo dirigiéndose a él. – Sé que tu simpatía hacia mí no es demasiado grande, por lo ocurrido con Alec, y estoy segura que  será peor después de esta noche, pero yo todavía te guardo cariño y respeto, por lo que te advierto… si no quieres escuchar lo que tengo que decir. Es mejor que te marches ahora. – le dijo. -

 

- Renata, es mejor que no… - le dijo, pero ella negaba frenéticamente con la cabeza. -

 

- No Aro, llegó la hora de revelar lo que debió ser revelado hace muchísimo tiempo. – dijo. –  es hora de poner las cartas sobre la mesa. -

 

- Cállate Renata. – le dijo mi madre. – No tienes nada de importante que decir, sabemos perfectamente que Heidi amaba a Jane y era una buena madre.-

 

- No me hagas reír Esme. – le replicó. – yo nunca participé en sus locuras, pero tú bien que la apoyabas y la alentabas. – le dijo. -

 

- Renata esto es un problema de familia. – le dijo mi hermano tensó. – Mejor te vas.-

 

- Que Emmett?. – le dijo. – Tienes miedo ahora, siempre has sabido que tendrías que enfrentarte a las consecuencias de tu fidelidad con tu madre tarde o temprano. – le espetó Renata, y Emmett se sentó sobre el brazo del sofá derrumbado, con las manos sobre las rodillas, y la cabeza gacha, de rato en rato dirigía una mirada a Rose, cargada de dolor y preocupación. Que demonios pasaba aquí. -

 

- Esto se nos esta saliendo de las manos, es mejor dejar esto hasta aquí. – dijo Esme. – Gracias a todos por venir y disculpen lo malo. –

 

- Un momento mamá, yo quiero escuchar lo que tiene que decir Renata. – dije. -

 

- No. Renata no tiene nada que decir… Heidi era una madre maravillosa que amó a su hija incluso antes de nacer, su sueño fue siempre se madre, y la espero y la añoró. – dijo Esme. -

 

- No seas ridícula. – le dijo Renata. – Es amor de madre enfermar a su hija para arrancar a Edward de la cama de Bella, con el único propósito de hacerle daño a ella. – escuche el jadeo horrorizado de mi princesa, y no me pasó desapercibida la mueca de dolor de Emmett y la mirada de rencor de mi madre.-

 

- Que dices Renata?. – le pregunté, con la voz ahogada por el horror que yo mismo sentía. -

 

- Lo que escuchaste Edward. – me dijo. -

 

- MENTIRA, ERES UNA MALDITA MENTIROSA, TE ESTAS VENGANDO DE MI VERDAD. – Le gritó mi madre. -

 

- BASTA CON LOS INSULTOS ESME. – le gritó mi padre.- Yo también quiero saber de que habla Renata. -

 

- Edward, recuerdas lo que pasó en el último Aniversario que pasaste con Bella. – me dijo. -

 

- Una serie de malentendidos que hicieron que cometiera la estupidez más grande de mi vida. – le dije. -

 

- No fueron malos entendidos Edward. – me dijo. – Esme escuchó a Bella y Alice hablando por teléfono, Bella le contó que ustedes saldrían de fin de semana para celebrar su aniversario.

 

- CALLATE. – Le espetó mi madre.-

 

- Ya te dije Esme, la hora de las revelaciones llegó. – le dijo. – y todos asumiremos las culpas y las consecuencias de nuestros actos. -

 

- Renata por favor continúa. – le pedí mientras me sentaba en el sofá con mi princesa, y sostenía fuertemente sus manos.  Aro se sentó en el sillón individual, mientras que mi padre se encontraba de pie entre Renata y mi madre. -

 

- Ellas querían dañar como fuera su relación. – continúo. -  así que se hicieron de un par de aliados. – miro a Emmett y prosiguió. – Emmett y tu secretaria… creo que se llamaba Lauren. – dijo. -

 

- Lauren?. – repetí. – que ganaba ella con ayudar a Heidi?.

 

- Heidi la persuadió, diciéndole que te convencería para que la convirtieras en tu amante. – mi cara era de completo horror. – pero yo también admito que tengo mis culpas, yo sabía  todo, no participé, pero no te lo advertí, y debo pedirles perdón por eso, si es que cuando terminé mi relato, ustedes quieren otorgármelo. -

 

- Estás loca, como crees que Heidi le ofrecería eso a esa chica, ella amaba a Edward. – replicó mi madre. -

 

- Cállate Esme. – le dijo tajantemente. – al menos cinco personas en esta sala sabemos perfectamente a quien amaba Heidi. -  cinco personas?... ok, claro esta que yo no era uno de ellos, pero si mi princesa porque de pronto la sentí tensarse a mí lado.- Porque tú, Carlisle, Aro, Bella y yo… sabemos perfectamente quien era el sujeto del amor obsesivo, incondicional y desesperado de Heidi…

 

- Estás loca. – decía mi madre negando vehemente con la cabeza. -

 

- Continua Ren. – dijo mi padre, ganándose una mirada de odio y de entendimiento de mi madre. -

 

- El trabajo de Lauren consistía en ayudarte a confundirte, Heidi previamente le había pedido a Aro que te diera mas trabajo alegando que decías que te sentías subutilizado y que creías que el no te valoraba lo suficiente. – Aro en seguida se tensó, daba la impresión que no se creía lo que estaba escuchando. Pero Renata prosiguió con su historia. -  mientras tanto y en medio de la confusión de todos los nuevos proyectos, Lauren cambio toda tu agenda, cambio los relojes y los calendarios, creando una confusión en tu cerebro, Heidi colocaba pastillas para adelgazar en tu café, la sibutramina provoca insomnio en algunos casos, y para su suerte fue el tuyo, además de dolores de cabeza y otros,  y tu falta de sueño, de alimentación apropiado y el exceso de trabajo ayudo para que pudiera generarse la confusión en tu cabeza. – explicó y yo la verdad estaba horrorizado, veía a mi hermano porque estaba seguro que él había participado al menos en la suscripción del medicamento, no sabía que hacer, solo la mano de mi esposa agarrando la mía y apoyada discretamente sobre su vientre impedían que saltará sobre él, y le rompiera la cara como bien había predicho Rose. – y si crees que la contribución de Emmett concluyó con la prescripción del medicamento te equivocas. – dijo adivinando mis pensamientos y mirando a mi hermano, que le devolvía la mirada implorando desesperado que no continuara. – por que eso no fue lo único que te pidió tu mamá… no es cierto Emmett?. -

 

- Por favor Renata no sigas. – ella asintió, iba a hacerle la concesión a Emmett, en honor a los años de amistad y sociedad que los unía, pero Rose intervino. -

 

- Necesito saberlo Renata. – le dijo. – en nombre de la amistad que nos une te imploró que continúes. -

 

- Esme y Heidi sabían que la sola confusión no despegarían a Edward de las sábanas de Bella, y estaban seguras, que aún cuando no recordará que era el día del aniversario sabían que el iría a verla y necesitaban encontrar la manera de sacarlo del departamento. – dijo y cautelosamente se giro a verme a los ojos. – tu madre le pidió consejos a Emmett de que hacer para enfermar a Jane de forma controlada sin que revistiera de gravedad su caso, pero lo suficientemente consistente para apartarte de Bella. – dijo, y el jadeo de horror procedente de Rosalie me desgarró el alma, tanto como el peligro que había corrido mi hija por culpa de Emmett, mi madre y la supuesta “espléndida madre” de mi pequeña. -

 

- Cómo Renata?. – le dije con la voz cargada de ira, mientras sentía el apoyo de mi ángel. – cómo lo hicieron?. -

 

- Medias mojadas. – dijo Emmett en un susurro. – Heidi le ponía medias mojadas a Jane y se las dejaba por largo tiempo, la tenía casi siempre desabrigada y con las ventas abiertas… eso provocó el resfrío y la fiebre. -

 

- Maldito desgraciado, y todavía te atreves a llamarte mi hermano. – Brame furioso. – pusiste la vida de mi hija en peligro, maldita sea. – y algo recordé de ese día. – cuando te llamé me dijiste que estabas atendiendo un emergencia… donde estabas?. -

 

- Estaba en casa. – dijo. – Jane no estaba tan mal como parecía, y con la medicina apropiada estaría perfectamente bien en media hora.

 

- Y se supone que eres pediatra. – le espeté. – Cómo pudiste hacerlo?. – le dije con dolor, mientras Rosalie se derrumbaba en los brazos de Jasper. -

 

- Porque me lo pidió mamá. – dijo simplemente. -

 

- Dios… no puedo creerlo. – decía. – Hubo más veces?. – pregunté horrorizado. -

 

- Si… todas las veces que te sacaron de casa de Bella, por la mínima cosa, desde picadas de insectos, fiebres, alergias, llantos inexplicables. – dijo. – todas y cada una de las veces. – repitió. – acaso no te parece extraño que después del accidente en el que murió Heidi,  Jane no se enferma de absolutamente nada, de hecho lo único que le ocurrió a Jane luego de la partida de Bella fue el accidente. – me dijo y yo entendí su punto.-

 

- Eso quiere decir que el accidente…– preguntó mi Bella con un hilo de voz, mientras gruesas lágrimas corrían por su rostro, haciéndole compañía a las mías. -

 

- También. – dijo simplemente. -

 

- Mentira, es mentira. – dijo Esme, que parecía haber recuperado el habla, mi padre y Aro habían perdido el color de sus rostros. -

 

- Es verdad mamá. – dijo Emmett. – se acabó todo. – luego se apresuro a explicar. – Heidi sabía que día nacían los trillizos porque continuamente revisaba e interceptaba tus correos con ayuda de Lauren… ella me pidió algo para enfermar a Jane, y yo me negué, porque quería algo realmente peligroso, que supusiera una cirugía o algo grave, y yo me negué. – dijo con un sentimiento de culpa. -

 

- Y tu Esme. – Le dije. – tu también te negaste ?. -

 

- Heidi era una buena madre, Heidi te amaba y amaba a Jane con locura. – decía. – tu por tu estupidez de querer revolcarte con esta… eres único culpable… Heidi estaba desesperada por tu  amor, hizo lo que tenía que hacer. – yo estaba completamente estupefacto, creo que solo mi madre y Emmett creían esas palabras.- 

 

- Esme por Dios… hoy se te ocurrió airear todas las estupideces y los delirios de tu cabeza, sabes perfectamente que Heidi no amaba a Edward. – continúo Renata. – él era el instrumento de su venganza y Jane la forma de atarlo a ella, así que no me vengas con eso, porque bien sabemos que el único y verdadero amor de Heidi… o más bien su obsesión… -

 

- Renata esto no es necesario. – la interrumpió mi princesa. – Esta parte de la historia ya no te pertenece. – le replicó. -

 

- No me pertenece?. – le preguntó. – estas segura que no me pertenece Isabella. – le dijo. – Porque yo creo que sí. Yo estoy tan involucrada en esta historia como tú, entiendo tu punto de vista, y te admiró. – continúo. – pero si tu no quieres contar tu historia, yo puedo contar la mía, soy libre de hacerlo. Y espero contar con tu perdón y el de Aro, pero como dije antes esto se acaba aquí, muchos de nosotros nos merecemos ser felices, sin ataduras y sin mentiras. -

 

- Esa nunca fue tu historia. – le repitió mi ángel. -

 

- Se convirtió en mi historia, cuando Heidi suspiraba por ti cuando hacía el amor conmigo. Se convirtió en mi historia cuando Heidi gritaba tu nombre cuando era yo la que la hacía llegar al orgasmo. – creo que no podía salir esta noche de una sorpresa para entrar en otras… que Demonios… Que Heidi así que… cuando… Que era esto, todo era una maldita confusión.

 

- De que demonios estás hablando Renata.  – le dije, pero sin dejar de mirar a mi esposa. -

 

- De otras de las cosas por las que te debo pedir perdón Edward. – me dijo. – Yo era la amante de Heidi. – Ya va… pero ella no es la amante de mi papá, de que diablos va todo esto, ahora si que me puede explicar la cabeza. -

 

 

- Pero… - me paré en seco porque no quería delatar a mi papá, aunque por como iban las cosas eso se iba a saber esta noche también. -

 

- Renata es bisexual hijo. – dijo mi padre. -

 

- Tu sabías que ella y Heidi?.- pregunte.

 

- Si. – me respondió secamente, bueno en ese punto si hay verdad de por medio no hay culpa. -

 

- Y que quisiste decir con lo de Bella y Heidi. – dije, y Bella enrojeció. -

 

- Quieres decirlo tú o sigo. – le dijo a mi esposa. -

 

- Sigo yo. – dijo Aro. – la verdad es que Heidi cuando conoció a Bella se obsesionó con ella. – explicaba. – de hecho decía que estaba enamorada de ella, yo la verdad no aceptaba su homosexualidad. – dijo con un respiro. – por estúpido, por anticuado, no lo sé, ahora la entiendo un poco mejor. – continúo. – pero en ese entonces hice que se sintiera mal e insegura de su sexualidad , la obligué a tener novios, a ir al psicólogo, un día ella  se las ingenió para tener que hacer un trabajo con Isabella, creo que sobornó al profesor de Literatura para que eligiera a los grupos de trabajo y las pusiera juntas…

 

- Cuando llegué a su casa. – dijo finalmente mi esposa, tras un suspiro. – ella me confesó que estaba enamorada de mí, y yo le dije que lo sentía pero que yo no tenía ese tipo de sentimientos hacia ella… Ella se puso un poco violenta y me dijo que yo si la quería pero que no me había dado cuenta y me beso a la fuerza. Aro llegó y nos vio, fue cuando la amenazó y le puso las condiciones tu conoces para darle la herencia en vida. – completo. – después de eso empezó a acecharme y yo la rechazada una y otra vez, hasta que empezó a odiarme y fuiste tu y nuestra pequeña Jane los instrumentos de su venganza en mi contra amor, con ustedes cumplía y tranquilizaba a Aro y me destruía a mí. – me dijo y yo la abracé reconfortándola y agradeciéndole que finalmente me contara la verdad, aunque siendo sincero esto era increíble, jamás me espere algo así, pero ahora todo tiene sentido, el odio desmedido de Heidi por mi princesa, la herencia que le dejo a Renata, sus continuos viajes, el hecho de que no me exigiera mis “deberes maritales” una vez que procreamos a Jane, todo era perfectamente claro ahora.

 

- Hasta cuando vas a seguir mintiendo Renata, no me extraña que esta te apoye en tu maldita mentira, pero Aro…- le dijo. – me avergüenzas. -

 

- Si te mantuvieras callada Esme, no te meterías en tantos problemas. – se acercó a su cartera y lanzó un sobre encima de la mesa del café. Un montón de fotos de derramaron sobre la mesa. – esas te las tomó Heidi. – le dijo mientras mi madre veía las fotos horrorizada, junto con todos nosotros, estábamos en completo estado de estupor, Aro estaba completamente pálido, mi padre en cambio no parecía tan sorprendido… Eran Ellas… Era mi madre… y Heidi. – pretendía chantajearte con ellas si un día dejabas de ayudarlas, de hecho iba a mandárselas a Carlisle el día del accidente, solo que yo intercepté el sobre, era su pequeña venganza porque no la habías ayudado. – dijo. – vas a negar también esas fotos Esme,  o estabas demasiado borracha para recordar lo que pasó en Luxury a aquel viaje de placer… no lo creo. – le dijo con desdén. -  me vas a decir que es mentira que cuando regresé de uno de mis masajes en el spa encontré a mi novia follándote. – le dijo sin miramientos, y es que no había porque disimular, todo era muy gráfico en las fotos. – o es que sigues molesta porque te liberé y te saqué de allí antes que conocieras el lado sado y oscuro de Heidi. Deberías estar agradecida querida. – dijo poniendo en ello toda la capacidad de su sarcasmo. -  

 

- ERES UNA MALDITA DESGRACIADA. – gritó Esme, abalanzándose sobre ella. Pero mi padre la detuvo. -

 

- No la toques. – le dijo, colocándose entre mi madre y Renata, protegiendo claramente a la segunda, en lugar de la primera. -

 

- Esta es la perra que te tiras ahora. – le dijo mi madre con desprecio. -

 

- Renata es la mujer que me da el cariño, el amor y el calor que tú me has negado desde que te recreaste nuevamente el fantasma de Renee. – dicho esto, el rostro de mi padre se vio impactado por una sonora cachetada. -

 

- No vas a hacerme esto de nuevo Carlisle, no lo voy a tolerar.  – le dijo. -

 

- No tienes que tolerarme, ni siquiera permitirme nada. – le dijo. – yo no voy a cometer el mismo error que cometí con Renee. – tomó a Renata de la mano y salió de la casa. Mi madre se vio enseguida rodeada de los brazos de Emmett. –

 

- No puedo creer esto. – le dijo Rose amargamente a su marido. – Estoy profundamente decepcionada de ti Emmett… y te voy a pedir que no te aparezcas por la casa, necesito unos días para pensar, necesito saber que hacer con esto que siento, con esto que hiciste. – dijo secándose las lágrimas. -

 

- Rosie Rose. – le dijo intentando acercase a ella, pero mi hermana lo rechazó, dando un paso atrás y colocando una mano en su pecho. -

 

- No. – le dijo simplemente. -

 

- No voy a dejar mi casa. – le dijo tajantemente. -

 

- Entonces los niños y yo estaremos unos días fuera. – se giró a ver a mi hermana quien asintió ligeramente para darle asilo en su casa. -

 

- Me largo, la verdad es que tampoco quiero saber nada de ustedes dos. – les dije a mi madre y a mi hermano. – Aro, siento que hayas tenido que pasar por todo esto. – le dije. -

 

- No te preocupes hijo, fue un poco loco, pero en el fondo fue liberador. – me dijo. Con eso se retiró.

 

- Adiós, espero que ustedes consigan paz para sus almas y para sus conciencias. – les dijo mi ángel.-

 

Fuimos a buscar a nuestros hijos, por suerte Jane, Ed, Kellan y Valerie estaban despiertos así que solo teníamos que llevar a Keyla y a Lizzie en brazos hasta el carro. Jasper tomó a la pequeña Keyla en brazos, mientras que yo encontré la paz que mi corazón necesitaba con mi gatita entre brazos y viendo como mi mujer caminaba a mi lado, con nuestros hijos  cada uno agarrado fuertemente en sus manos, cuando pasamos por la sala mi madre intentó acercarse a nosotros, pero mi hermano la retuvo, pero aún así  se dirigió a mi muñeca.

 

- Princesita no piensas despedirte de tu Abu. – le dijo en forma cariñosa.  La verdad estaba por creer que mi madre era bipolar. -

 

- No. – le dijo mi muñeca enfadada.  Y tanto mi princesa como yo la miramos extrañada. -

 

- Que sucede muñeca?. – le dijo triste. – porque me hablas así?. -

 

- Te escuche abu. – le dijo sería. – te escuche cuando estaba saliendo e iba a buscar a mis hermanos. – dijo. – le gritaste cosas feas a mi mamá… Si no quieres a mi mamá, yo no te quiero, no voy a dejar que le hagas daño y la hagas sentir enferma como a Lizzie, yo no quiero que mi mamá tenga que ir al hospital por tu culpa. – al terminar de decir lo que nos dejó a todos estupefactos. Se dio la vuelta. – Vamos mami, tenemos que ir a casa… esta ya no es mi casa nunca más. – mi princesa apretó su mano y nos fuimos dejando a mi madre y a mi hermano solos en el medio del salón.

 

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Chicos y Chicas… mil perdones por la tardanza, pero la verdad es que he tenido montones de trabajo, y aunque me he pasado los últimos cuatro días escribiendo desde las ocho de la noche hasta las doce no he podido publicar antes… pero como pudieron ver este capítulo fue muy importante y mi principal preocupación es que quedara a la altura, espero haber colmado sus expectativas, porque a decir verdad a mí me hizo bastante feliz el resultado…

 

Gracias a Lizzi90 que me prestó un apodo para la preciosa Keyla (*)

 

Revelaciones… Revelaciones… que les ha parecido. Les cuento que cuando les dije que a quien adivinara donde se encontraban Bella con los niños les respondería una pregunta fue Guacha la ganadora, y su pregunta más que pregunta fue una visión casi exacta de lo que había en mi cabeza de la escena en la que Aro descubre a Heidi besando a Bella, por lo tanto su pregunta en aquel momento fue saber si Heidi era Lesbiana y su problema con Bella era pasional, y ciertamente había acertado. Creo además que fue ella también una de las pocas que “adivinó” la bisexualidad de Renata.

 

Algunas ya habían vislumbrado esta posibilidad y desechado en el mismo correo, otras lo habían sospechado, pero no sé cuantas acertaron sus teorías… Solo queda un misterio por resolver, así que pronto tendremos el final.

 

Antes de ir a responder sus comentarios y agradecer como siempre sus palabras y los alertas, les informó que hay un outtake cortito de Renata y Carlisle cuando salen de la casa, donde se vislumbra un poco más la personalidad obsesiva y manipuladora de Heidi, y cuenta un poquitico la historia de Renata y Carlisle, espero que lo puedan chequear y que les guste. Ese outtake fue cortesía y ha pedido de las tres mosqueteras; Juliet, Nancy y Tatti.

 

Por otro lado les cuento que me hicieron una solicitud de otro outtake, que pienso complacer también y espero contar con su aprobación y se trata de un POV de Esme, que vendrá con el próximo capítulo. Les digo por adelantado que estoy complicada y puede que el próximo capítulo se tarde tanto como este, pero la próxima semana lo tienen seguro…

 

 

Gracias de verdad a todos por el apoyo, ustedes hacen posible todas estas letras, emociones y sentimiento.

 

Gracias… Gracias… Gracias…

Gracias por el tiempo

Gracias por el  apoyo

Gracias por sus palabras

Gracias por sus alerts

 

Espero tengan un maravilloso día del Amor y de la amistad y les deseo a todas un Edward como su Valentine

 

Taim i´ngra leat… Go Síoraí ... (un poco de honor a todas las maravillosas historias que leemos)…

Kisses…

BkPattz…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 20: Una Boda y Algunas sorpresas Capítulo 22: Renata & Carlisle

 
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