La Otra (+18)

Autor: BkPattz
Género: + 18
Fecha Creación: 19/12/2010
Fecha Actualización: 18/02/2011
Finalizado: SI
Votos: 43
Comentarios: 112
Visitas: 152679
Capítulos: 27

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan. Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante? porque mientras Bella Swan estaba en las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

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Capítulo 16: El Diamante Azul de los Cullen

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos regalan fantasías en este y otros muchos sites.

 

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan. Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

 

…….                                                           

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La Otra” podrán leerlo en subrayado. Hay unas frases entre comillas y en negritas que pertenecen a la película Twilight, por lo tanto son propiedad de Summit.-

 

……

 

Capítulo 15: El Diamante Azul de los Cullen

 

- Si… si … si…- repetía mi princesa.- soy tuya… soy tuya y quiero que todos los sepan.- me dijo jadeando.- acepto ser tu esposa mi amor.- en ese momento me lancé a sus labios y la bese demostrándole toda la felicidad que sentía en ese momento. Intenté alcanzar la caja para entregarle finalmente el anillo que la convertiría oficialmente en mi prometida. Pero de pronto sus manos me detuvieron.- Espera cariño… - de pronto un pánico irascible de apodero de mi pecho, pensé que se había arrepentido, mi mirada se nubló de una profunda tristeza y me perdí de este mundo hundiéndome en un profundo pozo de desesperación, dolor y oscuridad, había estado allí mucho tiempo y no quería regresar. – Cielo espera no saques conclusiones apresuradas.-  me dijo mi ángel trayéndome de vuelta a la realidad, y pude fijar mis ojos en ella, y los suyos  me devolvían la mirada con amor y ternura.- Te dije que soy tuya y que quiero que todos lo sepan, ya acepte ser tu esposa, así que no te estoy rechazando.- antes de que pudiera continuar, dejé un suave beso en sus labios.-

 

- Entonces que sucede princesa?. – le pregunté sin ocultar mi confusión. –

 

- Cielo, quiero que todos los sepan y por supuesto que quiero llevar tu anillo, he soñado con ello demasiado tiempo… cualquiera que conozca nuestra historia puede pensar que he soñado con eso desde hace ocho años, pero si te soy sincera, muy en el fondo de mi alma y aunque no lo reconocía quería ese anillo desde que tu abuela te lo entregó mi vida. – y en ese momento me di cuenta, que aunque no lo había comprendido del todo en ese momento, yo también había deseado entregárselo a ella desde el mismo momento en el que lo recibí de manos de mi abuela Elizabeth. – lo que quiero decirte amor, es que acepto tu propuesta, quiero ser tu esposa y quiero llevar tu anillo, y que lo portaré orgullosa como tu prometida, pero cuando este en Chicago, aún cuando el anillo estará cerca de mi, no estará en mi dedo hasta que no enfrentemos a tu madre. – me dijo, y yo no entendía, y empecé a desesperarme.

 

- Amor no podemos permitir que mi madre nos siga robando minutos de felicidad. – le dije  enfadado. -

 

- Y estoy de acuerdo contigo, pero creo que debemos hablarlo con ella, defender nuestro amor y dejarle en claro que estaremos juntos aunque no le parezca, pero debemos intentar que cuando hablemos con ella no sea en medio de una pelea porque tu mamá se puso histérica por ver el anillo de su suegra en mi dedo. – me explicó mi princesa. -

 

- Eso no es su problema, la abuela me entregó a mí ese anillo, para que yo se lo entregará a la mujer de mi vida, que eres tú, así que el anillo te pertenece, y no quiero discutir contigo por ella. – le dije enfadado sentándome en la cama. -

 

-  No arruines nuestro momento enfadándote Edward, mañana regresas a Chicago y luego estaremos separados por unos días, no quiero perder tiempo con tonterías.- me dijo.-

 

- Yo pienso igual, así que no sigas con eso. – le replique.-

 

- Cielo entiende, ya comprendimos que el odio de tu madre hacia mí y hacia nuestra relación, es por su pasado con Renee, para ella que tú y yo estemos juntos es como si Renee  hubiese ganado. – asentí ante su comentario aunque veía el punto, no entendía que tenía que ver con el anillo. – Contéstame algo. – Hizo una pausa y siguió. – tu madre alguna vez usó este anillo?.

 

- No, ese fue el anillo con el que el abuelo de Carlisle le pidió matrimonio a su mujer, cuando el Abuelo Christopher se hizo mayor, su madre le entregó el anillo, y el a su vez se lo dio a su prometida y luego esposa, la Abuela Elizabeth. – En ese momento me quedé mudo con una expresión de horror. -

 

- Y debo suponer entonces que tu Abuela Elizabeth se lo entregó a su único hijo. – me dijo mi princesa señalando algo que por supuesto yo sabía. – pero me dijiste que tu madre nunca uso ese anillo. – explicó.

 

- Cuando mi Abuela me entregó el anillo me dijo que ese anillo debió ser entregado pero se lo devolvieron, pero en ese momento yo no le di importancia. – le dije. – pero si el anillo estaba destinado a que los hombres de la familia Cullen le entregarán ese anillo a la mujer de su vida, su alma gemela, como era la tradición, entonces porque mi madre nunca lo uso…

 

- Y tu madre conocía la historia familiar del anillo?. – me preguntó, yo solo asentí con la cabeza. – Seguramente incluso antes de casarse con Carlisle. – asentí de nuevo recordando las innumeras discusiones que sobre el anillo sostuve con mi madre, estaba seguro por algunos de sus comentarios de que siempre estuvo al tanto de la tradición del anillo Cullen, incluso antes de casarse con mi padre. – Y tu abuela dijo que le devolvieron el anillo…  Podemos suponer entonces que... – la interrumpí. -

 

- Mi padre debió darle el anillo a otra mujer. – completé. – y al no poder casarse con ella porque se caso con mi madre por su embarazo el anillo fue devuelto. – ella asintió en acuerdo. – Creo que mi padre no me dijo toda la verdad, puedo jurar que mi padre  tenía intenciones de casarse con tu madre y dadas las circunstancias tuvo que casarse con Esme, pero no podía entregarle el anillo que le había entregado a otra mujer. – de pronto palidecí. – la mujer de su vida… Demonios...

 

- Ves amor, yo no justificó a tu madre, pero imagínate como se sentiría, si la primera vez que nos ve después de tantos años, y antes incluso de que le digamos que estamos juntos ve el anillo de los Cullen en la mano de Isabella Swan, que no importaría nada si Isabella Swan no fuera una Denali, y más grave aún Isabella Swan Denali la hija de Renee Denali.

 

- Esta bien cariño, entiendo tu punto. – le dije levantando las manos en señal de rendición. – pero ahora mismo quiero ese anillo en tu dedo, y una vez que le dejemos en claro las cosas a mi madre lo quiero de nuevo en su lugar. – le dije serio y posesivo. -

 

- Será un placer caballero. – me dijo con una sonrisa radiante. Apretando la sábana contra su cuerpo se incorporó en la cama y me tendió la mano. – puede hacer los honores. – sin pensarlo dos veces tome el anillo y lo coloque al lugar donde pertenecía, la mano de mi ángel, de mi princesa, mi amor, mi prometida y antes de que termine este año… mi esposa. Besé su mano con cariño, justo allí donde había colocado su anillo. -

 

- Perfecto mi vida, esta en el lugar al que pertenece desde que me fue entregado. – le dije antes de besarla con todo el amor y la pasión que me inspiraba mi ángel. Nos recostamos nuevamente disfrutando de esta noche antes de separarnos por unos días, ella dibujaba perezosos círculos con la punta de los dedos en mi pecho, mientras yo recorría suavemente  su espalda. -

 

- Ed. – me llamó con su hermosa y dulce voz mi princesa. -

 

- Amor. – le dije.-

 

- Cielo, este anillo, es una tradición de la familia Cullen, cierto.- me dijo.-

 

- Si, amor, ya lo sabes. – le repetí, hoy definitivamente estaba obtuso, porque me costaba seguirle el paso a mi diosa. –

 

- Por qué tu abuela te dio el anillo cariño. – me incorporé un poco para verla, para mi era obvio, soy un Cullen, es una tradición de mi familia, pero no quise decirle, quería esperar a ver que me quería decir. – Quiero decir porque te lo dio a ti, y no se lo dio a Emmett. – mi ojos se abrieron con sorpresa, la verdad no lo había pensado nunca. – Tu hermano es el mayor, a él le correspondía, porque no se lo dio a él.

 

- No tengo ni idea preciosa, la verdad mi abuela siempre tuvo una buena relación con mi hermano, no sé porque me lo dio a mi. Quizás mi abuela sabía que mi padre se lo había dado a tu madre y pensó que era más apropiado que yo lo tuviese o…. – me quedé callado, será que mi abuela tenía alguna sospecha sobre mi hermano, pero no es posible, yo no creo que mi madre con todo el amor desesperado que sentía por mi padre lo hubiese engañado…  no… no… nada de eso.-

 

- o… que cielo?. – me preguntó mi preciosa. -

 

- Nada amor solo estaba divagando. – le dije y me incliné para besarla con ternura, tenía que recolectar todas las sensaciones que pudiera, tenía que gravarme a fuego sus besos, sus caricias y su piel, para poder sobrevivir estos días sin ella, sin tenerla en mi cama, sin dormir abrazado a su cintura. – Como voy a extrañarte cielo.- le dije.-

 

- Yo también cariño. – me dijo apretándose contra mi con fuerza. -

 

- No puedes adelantar el viaje. – le dije haciendo un puchero intentando convencerla. -

 

- No puedo cielo. – me dijo. – tengo que dejarlo todo preparado aquí con el viñedo y esas cosas, además tengo que esperar por Paul.

 

- Él va a acompañarte. – le dije sin poder evitar la punzada de celos que bullía en mi pecho cada vez que escuchaba algo de Paul Simmons o de ese Jacob Black. -

 

- Cielo Paul es mi representante, y tiene una pareja estable desde hace más de diez años, incluso ahora tienen una pequeña niña, que es adorable.- me dijo mi princesa, y riendo me dio un corto y rápido beso en los labios.- deja los celos mi vampiro… tengo toda la vida esperando por ti amor, ni un millón de Paul Simmons u otros hombres podrían separarme de ti o hacer que traicionara lo que siento por ti mi vida, a veces resulta halagador que seas celoso y posesivo, pero definitivamente tienes que calmarte y aprender a confiar en nosotros. – respire profundo, mi princesa tenía toda la razón… tenía que aprender a confiar en nuestro amor, se lo debía por todas las veces que ella tuvo que soporta verme con Heidi.-

 

- Tienes razón. – le dije. – lo siento de verdad preciosa. – deje un pequeño beso en su nariz. – pero no podemos hacer que Paul regresé antes. – le dije colocando mi mejor sonrisa. -

 

- No cariño. – dijo entre risas. – están en Brasil, llegan dos días antes de salir para Chicago. – me dijo. -

 

- Y él sabe de que va el contrato, que fue una idea nuestra. – le pregunté.-

 

- Lo sabe cariño, pero no debes preocuparte por eso, aunque si, tendrás algo de que preocuparte. – me dijo y me tensé inmediatamente, haciendo que mi princesa se burlara de mí.- Debes preocuparte porque Paul es como mi hermano, un hermano muy muy celoso, que me cuida como un perro bulldog… con rabia. – Trague en seco, porque nunca tuve que enfrentarme a nadie de su familia, la verdad la única persona de su familia que sabía de lo nuestro era Tanya, y  ella era definitivamente especial. Así que definitivamente sería diferente y aterrador.-

 

 Sin querer nos quedamos dormidos, el cansancio de nuestros cuerpos pudo más que el deseo de pasar la mayor cantidad de tiempo juntos, tendría que esperar unas cuantas noches más para poder dormir en paz y feliz en los brazos de mi princesa, antes de una nueva separación, lo único que me consolaba, es que estas despedidas y encuentros serían la antesala para que podamos por fin vivir juntos y felices.  Teníamos que estar en el aeropuerto a las 11:00 de la mañana, puesto que Aro dispuso todo para que la salida se hiciera al medio día, de hecho él tenía ya mis documentos y los de mi muñequita, para poder hacer todo lo de la salida y darnos más tiempo con mi princesa y mis pequeñitos. Muy temprano en la mañana, unos dulces besos me despertaron, sabía que no era mi princesa porque aún tenía mi nariz enterrada en su cuello y mi brazo fuertemente sujetado en su cintura, también sentía unas pequeñas manitos acariciando mi cabello, entonces giré lentamente y el hermoso olor de mi gatita inundo todo a mí alrededor. Abrí mis ojos encontrándome con la mirada triste de mi pequeñita. Me aparte lentamente de mi princesa para no despertarla y al ver la hora me di cuenta que eran las 06:00 a.m., me incliné para tomar a mi Lizzie en brazos y subirla en la cama, me extraño verla sola sin sus hermanos, pero supuse que tenía más que ver con que ella se sentía más afectada por la separación que Ed y Jane. La abracé muy fuerte y le deje besitos en la cabeza.

 

- Que sucede mi princesa. – le pregunté haciéndole cariño. – porque esos preciosos ojitos están tristes mi gatita hermosa.

 

- Es que yo no quiero que te vayas papito. – me dijo mi gatita dejando que una lágrima escapara por sus hermosos ojitos, y sorbía su pequeña y respingona naricita. - yo no quiero perderte otra vez

 

- Mi princesa, tu nunca me has perdido,  y no me vas a perder preciosa. – le dije acariciando sus suaves rizos. – papito te ama gatita, te amo mucho, y te voy a extrañar muchísimo estos días y otros que vamos a estar separados, pero no vamos a dejar de querernos princesita, en unos poquitos días vamos a estar juntos en nuestra casa de Chicago cielito, y vas a conocer a tu tía Alice, a tu tía Rose, y al Tío Jasper, y también a tu abuelito y primos, todos están emocionadísimos por conocerlos pequeñita, y verás que la vamos a pasar súper bien, vamos también a visitar a tu hermanita Marie todos juntos. – ella seguía fuertemente abrazada a mí. – Y pronto, más pronto de lo que te imaginas vamos a estar todos juntos de forma permanente preciosa. Pero ahora papito necesita que me regales una de esas preciosas sonrisas tuyas, para que pueda estar tranquilo estos días. Cielo que más quisiera papi que poder quedarse estos días y regresar con ustedes, pero no puede ser, pero verás que estos cuatro días se pasan volando, papito va intentar llamarte mañana temprano cuando te levantes y hablaremos todos los días por Skype hasta que viajen a Chicago, de acuerdo. – ella asintió no muy convencida. -

 

- Papito, no vas a olvidarte de mí?. – me preguntó, y su cuestionamiento me dolió en el alma.-

 

- Cielo papá nunca se va a olvidar de ti, tu  eres dueña de un pedacito de mi corazón y no podría funcionar de forma correcta si no estas en mi vida preciosa, tu, tus hermanos y tu mamita son lo más importante que hay en mi vida. – le dije a mi gatita con el corazón en la mano. – Ahora quiero que me prometas que te vas a portar muy bien, y vas a intentar no estar triste. - me dio un fuerte abrazo y se quedo dormida en mis brazos, cuando aún me encontraba recostado en la cama con mi gatita dormida sobre mi pecho, sentí a mi princesa removerse a mi lado, había pasado una hora. Miro a nuestra princesita dormida en mi pecho y me miro entre confusa y preocupada, solo negué con la cabeza, deje un suave beso en el cabello de mi pequeña.- lo mismo de anoche preciosa. – mi princesa se acercó a acariciar los cabellos de nuestra hija con dulzura, esos gestos tan maternales de mi hermosa con nuestros hijos solo hacían que la adorara más de lo que ya la hacía.

 

- Supongo que debí haber previsto esa reacción de su parte, toda su vida ha estado esperando el momento de pode restar contigo, y ahora la perspectiva de separarse de ti se le hace impensable. – decía suavemente mi princesa mientras ambos acariciábamos la espalda de mi gatita.

 

 Había llegado el momento al que tanto temía desde que había pisado el aeropuerto de Florencia, hace unos días, tener que regresar y dejar a dos de mis pequeños y a mi diosa en Montepulciano, aunque la separación fuera corta, se me hacía dolorosa y eterna. Deje que mi muñequita se despidiera de sus hermanos y de mi ángel, fue un momento increíblemente y emotivo, Aro observaba la escena enternecido, como yo mismo lo hacía, el también se despidió de ellos llevándose a Jane para dejarme despedirme de mis ángeles. Me acerqué a Ed y lo jale hasta mi abrazo.

 

- Pequeño pórtate bien, y no estés asustando a tu hermanita, si?. – El simplemente asintió. – Espero que mientras yo no esté con ustedes cuides de nuestras mujeres. – le revolví el cabello. – papá esta muy orgulloso de ti, sé que harás un excelente trabajo cuidando a nuestras chicas y que además practicarás con tu piano para que podamos crear juntos las nanas que nos faltan de tus hermanitas. – Mi campeón no me decía nada pero por su expresión y su mirada, esas que había aprendido a leer estos días, podía ver que estaba profundamente emocionado y no quería llorar para hacerse el fuerte frente a su madre y sus hermanas, cosa que yo no podía lograr, porque ya las lágrimas escurrían por mis mejillas. Le di un fuerte abrazo a mi pequeño. – Edward, papá te ama mucho, y estoy muy orgulloso de ti. – le dije manteniéndolo abrazado a mí, y dejando un beso en ese rebelde y despeinado cabello suyo, él me devolvió el abrazo aferrándose a mi cuello, mientras yo lo confortaba haciendo suaves movimientos sobre su espalda.

 

- Te amo papá. – me dijo mi campeón. -

 

- Y yo a ti campeón, te voy a extrañar. – aún abrazado a él, le dije. – Prométeme que si te empieza a doler la pierna vas a decirle a mamá. -

 

- Lo Prometo papá. – me dijo el pequeño, dándole espacio a mi gatita que estaba presurosa por abrazarme. Mi pequeñita se lanzó con tanta fuerza contra mí, que al estar de cuclillas me hizo perder el equilibrio y ambos caímos al suelo entre risas y lágrimas de tristeza. Me senté en el suelo con mi pequeñita sobre mi regazo.

 

- A ti también voy a extrañarte princesita. – le dije dejando un beso sobre su cabecita. -

 

- Yo más papito. – me dijo regalándome un sonrisa, aunque no llegó a sus ojos, pero ahí estaba mi pequeñita haciéndose la valiente por mi.-

 

- Gatita en unos días estaremos juntos, y quiero que recuerdes que papá te ama muchísimo, y que siempre está y estará orgulloso de ti. Quiero te portes bien estos días, y espero ver una de tus hermosas coreografías de ballet cuando llegues a Chicago.

 

- Voy a poder hacer ballet en Chicago. – me dijo con una sincera emoción, que esta vez si iluminaba de felicidad los preciosos ojos verdes de mi gatita.-

 

- Claro pequeña, papá le pidió a tu tía Alice que preparara un estudio de ballet en nuestra casa allá en Chicago la cual estará esperando para ser estrenada por ti.-

 

- Es genial papito, voy a practicar mucho para bailar la coreografía más hermosa del mundo solo para ti. – me dijo. Y yo la abracé más tranquilo por dejarla con algo en lo que ocuparse estos días. – Vas a llamarme apenas llegues?. – me preguntó.-

 

- Cielito cuando papito llegue a Chicago va a ser hora de que estés durmiendo, pero te llamó mañana temprano. De acuerdo?. – ella solo asintió, ya con nuevas lágrimas es sus ojitos. – Te Amo preciosa, y te voy a extrañar muchísimo. -

 

- Yo también te amo papito. – me dijo abrazándome fuerte y dándome un beso en la mejilla. Luego de besar su cabecita, Ed la tomo por la mano para permitirme despedirme de su madre y ellos se acercaron a los nonos de los cuales ya me había despedido. Abracé fuertemente a mi princesa dejándola lo más cerca de mi cuerpo, ni siquiera fundidos en uno solo estaríamos lo suficientemente cerca en este momento. Pegué mi nariz a su cuello, intentando absorber todo su delicioso olor, ese olor que era mi calmante natural, ese olor al que era completamente adicto, al igual que a sus besos, a sus caricias, a su cuerpo, a su voz, a su mente, a toda ella. -

 

- Dios, como voy a extrañarlos. – le dije aún pegado a su cuello. – como voy a extrañarte mi cielo. – le dije dejando un beso en su cuello. – Te amo preciosa, te amo, y estos serán unos días muy muy largos.

 

- Yo también te voy a extrañar mucho cielo, voy a extrañar todo de ti vida, me harás mucha mucha falta. – me dijo mi hermosa dejando besito por todo mi rostro.  Nos fundimos en un profundo beso, no muy apto para un aeropuerto, para nada apto para hacerlo delante de nuestros hijos, pero en ese momento parecía que poco nos importaba, cuando la falta de aire se hizo presente, dejamos nuestros labios pero mantuvimos nuestras frentes juntas. -

 

- Te amo preciosa, gracias… gracias por perdonarme, gracias por devolverme a la vida. – le bese de nuevo y pude sentir la sal proporcionada por nuestras lágrimas, me separe ligeramente de ella, para secar sus lágrimas, mientras ella dulcemente secaba las mías. – Shhhh…. Princesa no llores, cuatro días, en cuatro días estarás de nuevo en mis brazos preciosa.

 

- Te amo cielo. – nos separamos lentamente, hasta ir quedando tomados de las manos y hasta llegar a estar solo unidos por las puntas de los dedos, un nuevo te amo salió en susurros de nuestros labios, finalmente quedamos separados, me gire lentamente y con las manos en los bolsillos de mis jeans azules desteñidos, y emprendí mi caminando cabizbajo con mis hombros ligeramente hundidos y las lágrimas de mis pequeños mojando mi franela blanca. Por el camino me limpié las lágrimas, acercándome a donde se encontraban Aro con mi muñequita, quien corrió hacia mí saltando para que la tomara en brazos.

 

- Papito no estés triste, en unos días los tendremos en Chicago. – Me decía mi pequeñita con una madurez asombrosa que hizo que estuviese orgulloso de ella. – sabes papito me la pase genial estos días, aunque estoy un poquito triste porque quería quedarme, pero extraño a mis tíos, a mis abuelitos y a mis primos… pero me encantó tener una mamá y unos hermanos. – mientras decía eso pude ver la mirada de asombro y entendimiento de Aro, definitivamente mi pequeña necesitaba sentirse en una familia completa, necesitaba de una mamá, necesitaba de sus hermanos. Ya en el avión y cuando ya llevábamos una buena parte del trayecto recorrido, salí de la habitación donde había ido a dejar a Jane que se había dormido en el asiento. Cuando Aro al verme llegar hizo a un lado el libro que  leía. -

 

- Edward, haz pensado en la posibilidad de que Bella adopte a Jane.- ese comentario me saco de base, ciertamente no lo había pensado, pero ahora que lo consideraba me parecía grandioso. –

 

- Hablas en serio Aro?. – le pregunté curioso. -

 

- Quiero decir, no quiero que mi princesita deje de ser una Volturi, pero estoy seguro que nuestros abogados podrían lograr que pudiéramos mantener los tres apellidos. – yo la verdad lo miraba como si a Aro repentinamente le hubiese salido un tercer ojo, nunca me abría esperado algo así. -

 

- Aro me dejas sin palabras, la verdad no lo había pensado, y por supuesto no he hablado con Bella de ello, pero como has podido ver, ella es absolutamente maravillosa con Jane. – le dije. -

 

- Claro que lo noté, pero no podía ser de otra manera, ojalá que Heidi tan obsesionada que estaba con Bella hubiese aprendido un poco a ser como ella… eso nos habría ahorrado muchas preocupaciones y dolores de cabeza.- decía Aro más para él que para mi. Lo mire como esperando que pronto el misterio Bella – Heidi fuera develado, pero pronto perdí mis esperanzas cuando Aro me miro negando con la cabeza. – No voy a decirte que pasó entre ellas Edward, eso es algo que le compete a Heidi y a Bella, solo a ellas, o en este caso solo una de ellas podría decirte lo sucedido. – me dijo, pero pude ver algo de dolor en su mirada al recordar a su nieta, que a pesar de todo fue increíblemente amada por él y por los Volturi, Heidi era toda una princesita Volturi, aún cuando no era la única niña de la familia, fue la más mimada y estoy seguro que la más querida. El carácter de Chelsea no era tan agradable como el de Heidi, Chelsea solía ser más correcta, hasta un poco más amargada, desde pequeñita parecía más una monjita que una princesita Volturi, pero Heidi era completamente cautivadora, era persuasiva, y sabía ganarse a la gente bastaba ver con lo que había hecho con mi madre. – pero la verdad es que veo que no existe una mejor madre para mi Jane que tu Bella. – Me dijo interrumpiendo mis reflexiones. -

 

- Ciertamente no la hay, pero ahora que me has dado la idea, y se que cuento con tu apoyo, voy a conversarlo con mi princesa a ver que le parece. – dije.- la verdad es que siento que eso podría darle un poco de estabilidad a mi muñequita dentro de la relación, y aunque hasta ahora ha aceptado todo esto  increíblemente bien, quiero que ella también sienta a Bella como verdaderamente suya, y creo que es mejor hacerlo de una forma legal.

 

- Eso si Edward, debes prepararte para cuando tu madre se enteré que Jane pasará de ser Jane Esme Cullen Volturi. – pensó por un momento, lo que seguramente me iría a proponer a su abogados. – a ser Jane Esme Cullen-Swan Volturi. – era un nombre absurdamente largo, pero estaba más que feliz de que pudiera ser una realidad. Pero cuando mi princesa creciera tendría que tener cuidado con los babosos que se acerquen a ella, porque esa combinación de apellidos solo podría significar una cosa, poder y mucho mucho dinero.-

 

- Es perfecto. – le dije soñador, ganándome un poco de las burlas de Aro. - Crees que podríamos hacer el trámite pronto, claro después de que hable con mi princesa. – le dije emocionado tal cual niño.-

 

- La verdad que ya medio lo he conversado con mis abogados. – me dijo sorprendiéndome. – No me mires así Edward, no podía obviar la felicidad que vi en los ojos de mi princesita Jane, como vi su alegría cada vez que Bella se acercaba maternalmente a ella para atenderla, para preocuparse de sus necesidades, decidí que necesitabas un pequeño empujoncito. – me dijo. – pero la verdad es todo sería más sencillo y más expedito si se casaran, siendo tu esposa sería más fácil y rápido lograr concretar la adopción, ya que tu esposa tendrá tu apellido, y supongo que de igual forma tus pequeños.- me dijo.-

 

- Si te soy sincero, le propuse anoche a Bella que fuera mi esposa, espero que para este año podamos casarnos, solo tenemos que terminar de resolver lo del colegio de los mellizos y algunas cosas del viñedo y la fundación para que mi princesa y mis hijos se muden de forma definitiva a Chicago y poder estar juntos, y supongo que casarnos a esas alturas, y en cuanto a lo de los apellidos de los pequeños, eso lo solucionaremos el próximo mes cuando viajemos juntos a Londres.- le explique. -

 

- Perfecto. – se quedo pensando unos minutos con los dedos de sus manos juntos. – Suerte Edward. – me le quede mirando sin entender cuando explotó en una sonora carcajada. – suerte con tu madre. – y sin querer me uní a sus risas.-

 

Finalmente llegamos a Chicago, mi hermana y cuñado nos esperaban en el aeropuerto, y como era de esperarse mi hermana nos bombardeo a preguntas. Mientras respondía al interrogatorio mi teléfono sonó, el identificador de llamadas me decía que era mi princesa, todavía no era demasiado tarde en Italia, pero supuse que mis pequeños estarían ya dormidos, mi sonrisa de bobo me delato ante mi familia que inmediatamente empezó a burlarse de mi, por suerte estábamos llegando a casa, por lo que me baje corriendo del carro y me aparte de ellos, mientras Jasper amablemente bajaba las nuestras maletas de su carro y llevaban a Jane al interior de la casa.

 

- Mi vida. – le dije apenas descolgué.- te extraño muchísimo preciosa.

 

- Y yo a ti cielo. – me dijo esa hermosa voz de ángel que tanto extrañaba. – que tal el viaje?. – me preguntó. -

 

- Si no fuera, porque ese malvado avión me separo de ti y de nuestros hijos, diría que genial… pero no puedo decir eso verdad, pero en términos generales no puedo quejarme, fue agradable y tuve una interesante conversación con Aro.- le dije.-

 

- Ah si, y sobre que?.- me preguntó curiosa, pero el tema de la adopción quería conversarlo en persona.-

 

- Sobre lo increíblemente maravillosa, hermosa, y buena madre que eres mi princesa. – le dije. – sobre lo mucho que te amo y que me muero porque seas mi esposa. – le dije, provocándole esa maravillosa risa de la que hasta los ángeles tenían envidia. -

 

- Que adulador vida.- me dijo. - Cómo esta Jane?. – me preguntó.-

 

- Esta deseosa de reunirse con sus tíos y primos, pero sé que los extraña, pero ella ha entendido mejor que el resto de nosotros que cuatro días no son tantos, quisiera tener yo su entereza, sobre todo cuando tenga que acostarme esta noche en una cama vacía y fría sin tu cálido cuerpo a mi lado. – le dije a mi Diosa. -

 

- Pues creo que todos debemos aprender de nuestra muñequita, creo que es más madura que todos nosotros, y eso que deberíamos ser nosotros ejemplo para nuestra hija y no al revés. – me dijo y yo me emocioné muchísimo, era la primera vez en la que mi princesa se refería a nuestra muñequita como su hija… o como nuestra hija, que al final es lo mismo. -

 

- De verdad princesa, de verdad ves a Jane como nuestra hija?. – le pregunte. -

 

- Como lo dudas cielo, siempre soñamos tener una familia, y Jane siempre fue parte de la ecuación, si no intentamos formar antes nuestra familia, es porque todo era complicado y porque además tendríamos que dejar a Jane fuera de ella, yo amo a Jane, para mi ella es nuestra pequeña muñequita, la mayor de nuestros angelitos, la mayor de nuestros hijos. – dijo mi princesa y mi pecho se infló de adoración por ella. -

 

- Gracias mi vida, eres la mejor, cada segundo te amo más y más y más. – le dije. – a veces creo que es imposible… pero es la verdad. -

 

- Te amo cielo. – me dijo.-

 

- Y nuestros bebés que tal pasaron la tarde?. – pregunté preocupado.-

 

- Tristes, irritables. – me dijo mi princesa. – pero intentaron ocuparse como les pediste. – de pronto se escucharon los gritos y las carreras de mis hijos entrando en la habitación. - Ed… no corras por el amor de Dios. – le decía mi princesa exasperada a mi campeón, yo solo sonreía negando con la cabeza. -

 

- Es mi papito. – gritaba mi gatita. -

 

- Si princesita, es papito. – le decía mi ángel, supongo que dándole el teléfono.-

 

- Hola papito. – me dijo y pude notar algo de alegría en su voz. – los he extrañado mucho muchisisimo… sobre todo a ti… bueno también a Jane, pero a ti más. – me hizo reír su comentario y su indecisión. -

 

- Hola mi gatita hermosa papá también te ha extrañado mucho muchisisimo. – ahora fue ella quien rió de que usara sus mismas palabras. – Te estas portando bien, estas obdeciendo a mami, y estas trabajando en tus coreografías?. – le pregunté.-

 

- Claro papito lindo.- me dijo, y sospeche que algo no hizo como debía.-

 

- Elizabeth Lillian Swan. – le dije intentando sonar enojado. – te comiste toda la sopa que te preparo la nona?. – le pregunté. -

 

- Uppsss…. – seguramente estaba mordiéndose el labio. – me descubriste papito, pero no te pongas bravito, es que la sopita no me gusta nada nadita.

 

- Si gatita, pero tienes que comer para que seas una niña sana y fuerte además de ser hermosa. – le dije. – me prometes que te vas a comer toda la sopa y las comidas que la nona te prepare?. – le pregunté.-

 

- Si papito te lo prometo. – me dijo como niña regañada.-

 

- Muy bien princesa. – le dije.- ya esta llegando la hora de dormir gatita, puedes poner a tu hermano al teléfono. -

 

- Claro. – me dijo, pero la detuve antes de perder conexión con ella. -

 

- Gatita, te amo cariño. – le dije.-

 

- Yo también te amo papá, nos vemos pronto.-

 

- Hola papá.- me dijo Edward.-

 

- Hola Campeón, cómo has estado?, que tal la tarde?. – le pregunté. -

 

- Bien papá, cuidando de Lizzie y mami como me pediste. – me dijo orgulloso.-

 

- Fantástico pequeño, pero una cosa Edward. – le dije intentando con él, el mismo tono molesto fingido que use con mi gatita. – Campeón por favor no estés corriendo, vas a matar de los nervios a tu madre, además que puede que te lastimes la pierna nuevamente. –

 

- Voy a intentarlo papá.- fue lo mejor que pudo ofrecer. -

 

- Espero que lo intentes de verdad Ed. – Le dije. – Te he extrañado hijo y te amo.

 

- Yo también papito. – me dijo. – voy a ponerte a mamá que ya esta mandándonos a la cama a Lizz y a mí.

 

- Perfecto pequeño que descanses. – le dije a mi hijo.-  

 

- Al menos ya van a irse tranquilos a la cama, ha sido imposible hasta que no hablaran contigo.- dijo mi princesa tras un largo suspiro. – Y ya llegaste a casa cielo?. – me preguntó.-

 

- Si preciosa, acabamos de llegar a la Residencia Cullen-Swan que aún esta medio vacía. – le dije riéndome con ella. – pero dentro de un rato saldremos para cenar en casa de mis padres, ya me estoy preparando mentalmente para escucharle la lengua a mi madre, así que...

 

- Tranquilo Edward, no te hagas ideas de lo que va a suceder amor, no te predispongas cariño,  estoy segura que Esme extraño mucho a Jane y va a intentar llevar la fiesta en paz. – me dijo. -

 

- Voy a intentarlo cariño, pero no prometo nada. – le dije siendo sincero, estaba decido a no permitirle a Esme ni un insulto más dirigido a mi princesa. – Amor te extraño, y te voy a extrañar más cuando no pueda dormir a tu lado. – le dije con pena y algo de dolor. -

 

- Cariño… - me dijo, estaba seguro por la pausa y el tono que se le estaba ocurriendo una sexy travesura, y que justo en este instante se estaba mordiendo ese delicioso y apetecible labio inferior. – Yo…

 

- Cielo, no me tortures, pídeme lo que quieras, lo que sea, sin problemas, sin penas, de verdad… por tu tono estoy seguro que vas a pedirme algo completamente sexy que me va a dejar más loco por ti de lo que estoy, así que habla de una vez. – le dije. -

 

- De acuerdo. – suspiró una vez más. – Crees que cuando llegues de la cena en casa de tus padres, luego de que dejes a nuestra hija dormida en la seguridad de su cama, y cuando estés en la nuestra punto de dormir podrías llamarme por teléfono. – me sentí tan emocionado con eso de nuestra hija, nuestra cama… que casi pierdo lo central de la información que me estaba dando mi princesa. -

 

- Preciosa pero eso va a ser tardísimo para ti. – le dije.-

 

- Pensé que quizás te gustaría que fuera mi voz lo último que escucharas antes de dormir, porque eso mismo es lo que quiero yo. – me dijo, poniendo un tono de voz cada vez más seductor y más sexy. – de pronto hasta probar con algo de sexo telefónico… ya lo hemos hecho alguna vez y no me importaría repetir. – me dijo haciendo un pequeño gemido que casi hace que pierda la cabeza y olvide la cena con mis padres. – además podríamos quedarnos dormidos diciéndonos cuanto nos amamos como hacíamos estas últimas noches, y planeando nuestro futuro juntos y el futuro de nuestras familias cielo.

 

- Pues déjeme decirle mi hermosa prometida, que estaba completamente dudoso de hacerla perder horas de sueño, pero la verdad es que su idea me ha convencido por completo. – le dije y bajando mi voz a un ronco susurro. – sobre todo la parte del sexo telefónico mi Diosa. – escuche al otro lado de la línea su musical risa. De pronto escuche que Alice me llamaba desde el interior de la casa. – Cielo te dejo, pero tenemos una cita para cuando regrese a nuestra casa amor. Te amo princesa, te extraño, y extraño mucho a nuestros bebés.

 

- Yo también te amo cielo, espero que no olvides nuestra cita. – me dijo mi princesa cortando la comunicación. -

 

- Era Bella supongo, por la cara de tonto enamorado que traes. – me dijo Jasper. -

 

- Si hermano, era mi princesa, no sabes cuanto la extraño ya. – le respondí. – Y Alice y Jane. – le pregunte. -

 

- Alice subió a apresurarla para poder llegar temprano a la cena y regresen a descansar, estoy seguro que en un par de horas el jetlag hará estragos en ustedes, sobre todo en la muñequita. – me explicó. – Y como quedaron las cosas entre ustedes?. – preguntó. -

 

- Si Edward como quedaron las cosas. – repitió Alice bajando las escaleras, pero mi muñequita aún no había terminado de arreglarse. -

 

- Pues le pedí matrimonio, así que pronto celebraremos una boda. – le dije y me vi  de pronto atrapado entre los brazos de la duende. -

 

- Felicidades hermanito, eso es maravilloso, vamos a preparar una boda preciosa, y genial, todo será perfecto y vamos a dejar con la boca abierta a medio Chicago. – me dijo dando saltitos de emoción. -

 

- Espera duende, tu no puedes estar en esa situación de andar estresada y pegando brincos. – le dije serio. – además todo, todo será como Bella quiera y decida. – inmediatamente cruzó los brazos en señal de desaprobación y haciendo un puchero. – Lo siento Alice, siempre sucumbo a tus ruegos, pero esta vez no puedo, Bella y yo hemos estado demasiado tiempo separados, Bella y yo llevamos esperando esto demasiado tiempo y no voy a permitir que nada que no sea lo que ella desee suceda.

 

- Y entonces supongo que Arizona y los pequeños estarán pronto de vuelta. – dijo Jasper quien intentaba mantener a ralla su propia emoción y cambiaba el tema delicadamente para poder controlar a Alice. -

 

- La verdad más pronto de lo que esperan, en cuatro días estarán aquí para la promoción del libro. – dije, y de pronto Alice dio un brinco. -

 

- Y si se molesta cuando se entere que lo planeamos todo?. – dijo preocupada. -

 

- Me extraña Alice, tu que todo lo sabes, todo lo ves. – le dije y ambos me miraron confusos. – la verdad Alice es que Bella siempre ha sabido que lo de la promoción del libro era cosa nuestra, estabas en speaker cuando hablaste con Paul Simmons y Bella te reconoció, además que reconoció inmediatamente la empresa de Rose, lo cierto es que no está nada  molesta. – le dije tranquilizándola. – de hecho quería rescindir el contrato, pero la convencí de que sería beneficioso para la promoción de su libro aquí en los Estados Unidos, además que le daría otro nivel a la revista de Rose.

 

- Y cuando termine la promoción se ira?. – dijo Jasper disimulando su tristeza y su decepción. -

 

- Tenemos que resolver todo lo del Colegio de los mellizos y asuntos del viñedo y el apellido de los niños, pero tanto ellos como nosotros vamos a estar yendo y viniendo hasta que comience el próximo año escolar y entonces todos los pequeños comenzarán de nuevo la escuela aquí en Chicago.

 

- Ed, eso es genial. – dijo mi hermana dándome un abrazo. -

 

- Lista papito. – dijo mi muñequita. Se veía muy linda, incluso se arreglo el cabello como Bella solía peinarla estos días. -

 

- Que hermosa pequeña. – le dije halagándola, y haciendo que apareciera en ella un tierno sonrojo, la verdad es que a mi pequeña le hacía enormemente bien estar con mi princesa y sus hermanos, ellos han influenciado positivamente en ella, ella siempre había sido dulce, pero ahora además era tierna, cuidadosa y algunos de los rasgos de la personalidad de Heidi que mi madre potenciaba en ella iban diluyéndose. -

 

Salimos todos juntos de nuestra casa para dirigirnos a la Casa Cullen, íbamos en el mismo auto, porque Jasper insistía que en un par de horas estaría demasiado cansado para conducir. Al llegar a la casa y tal como lo predijo mi princesa mi madre se mostró encantadora, sobre todo con Jane a quien no paraba de decirle todo lo que la había extrañado, pero presentía que su encanto no podía durar demasiado. Estábamos todos sentados a la mesa, con una conversación que nada tenía que ver con nuestra estadía en Montepulciano, aún cuando sabía que Rose y mi padre se morían de curiosidad, pero intentaría invitarlos mañana a almorzar y podrían ver además las fotos de mis ángeles.

 

- Jane y que te pareció la casa de tu Abuelito Aro en Volterra?. – le dijo mi madre y la verdad supongo que quería potenciar los beneficio de los Volturis frente a mi hija, o que se yo. -

 

- Es muy bonita Abu. – le respondió la niña y siguió comiendo. -

 

- Y te la pasaste bien con tus primos y tus Abuelos, no es cierto preciosa. – siguió insistiendo mi madre, mientras todos habíamos dejado ya nuestros cubiertos y la mirábamos en tensa calma. -

 

- La verdad la pase bien. – le dijo encogiéndose de hombros, y añadió. – pero era porque estaba con mis hermanos y la princesa. – le dijo y tuve el placer de ver a mi madre hacer una mueca de disgusto. -

 

- Princesa… No me hagas reír Jane, tu madre si que era una princesa, era mucho más hermosa que esa… - me miró y mi cara le aclaró que no pensaba aceptar un insulto hacia mi mujer. – a Bella. – culminó. -

 

- Abuela mi madre era hermosa, pero la princesa es hermosísima, parece un ángel. – juro que en ese momento mi madre estaba a punto de tener una embolia y yo sinceramente lo disfrutaba, tome mi copa de agua y le di un sorbo, pero mi muñequita no se midió, y el que casi muere atragantado fui yo. – Además que la princesa será el Ángel que me cuide. – añadió como si cualquier cosa. – ella vendrá en unos días y va a casarse con mi papito. – le dijo.-

 

- Que estas diciendo Jane, como que tu papá va a casarse con esa. – me dijo mi madre clavando en mi su mirada, pero la verdad es que yo no dejaba de  ver a mi hija, nosotros aún no le habíamos dicho a nuestros hijos que nos casaríamos, o por lo menos no los habíamos hecho juntos, pensé. -

 

- Claro Abuela, la princesa tenía hoy un anillo hermoso, como ese que los enamorados le dan a las chicas de las películas cuando le piden que se casen con ellos, además mi papito le dijo en el desayuno a la princesa… a ver como fue… - dijo mi muñeca con un dedo en la barbilla como pensando, mientras mi madre no apartaba su mirada furiosa de mi, yo no apartaba la mía de mi muñeca, y el resto de mi familia corrían los ojos de uno a otros sin saber si mirarme a mi o a mi madre, de pronto la pequeña dio un salto en su asiento y dijo.- Ah si ya lo recuerdo, le dijo “mi hermosa prometida”, eso dicen los chicos de las pelis también cuando le dicen a la chica que sea su esposa, no es cierto tía Alice. – dijo la pequeña mirando a mi hermana. -

 

- Si preciosa. – le dijo Alice, tragando el nudo que se le hizo en la garganta, quizás sus dotes le permitieron adivinar un poco la furia de mi madre, aunque no era necesario ser adivino para saber que estaba furiosa, pero la verdad espero que esto se quedara por aquí.

 

- Un anillo Edward?... un anillo?. – dijo mi madre. – Pero dime esta vez si elegiste tú el apropiado o le pediste a tu secretaria que lo hiciera por ti. – me dijo con sorna, estaba preparado para responderle cuando Jane con su inocencia logró empeorar las cosas. -

 

- Para que tenía que comprar papá un anillo. – le dijo como si fuera lo más obvio del mundo. – Papá le llevó el anillo que tenía en la gaveta guardado con la foto de la princesa Abu. – le dijo y mi madre inmediatamente palideció. -

 

- Que anillo Jane?. – le preguntó. – Que maldito anillo le diste Edward?. – Jane comenzó a reír tapándose la boca con las manos y ganándose de nuevo la atención de todos. -

 

- Abuela dijiste una mala palabra. – le dijo entre risas. – la princesa dice que no podemos decir malas palabras. – me pareció ver humo salir por las orejas de Esme. – pero el anillo ese plateado con la bonita piedra azul, y las pequeñiticas piedritas blancas, muy brillante y hermoso, el que es igualito al de la señora de la foto del cuadro en el estudio del Abu Carlisle. -  mi madre estaba a punto de estallar, Carlisle completamente pálido y los demás no entendían nada, todos conocían la historia del Diamante Azul de los Cullen, así llamaba, a la historia del anillo pero aparentemente nadie más que mi madre sabía que la Abuela Elizabeth me lo había entregado. -

 

- Le diste el Diamante de los Cullen a esa mujer. – Gritó mi madre, levantándose de la mesa. – Como te atreviste Edward. – dijo con un nuevo grito. -

 

- El Anillo me lo dio mi Abuela para que se lo entregara a la mujer de mi vida, a aquella que realmente amará y la que quería como madre de mis hijos y como mi compañía por siempre y para siempre. – le dije intentando sonar calmado y mantener mi temperamento a ralla. – Y eso fue lo que hice… Isabella, es mi mujer, es el amor de mi vida, es mi prometida y será mi esposa. Ella y mis hijos vendrán a Chicago y viviremos los cinco juntos como la familia que somos, y ni tú ni nadie podrá hacer nada.

 

- Ni se te ocurra Edward Anthony Cullen, no te lo permito.- dijo mi madre claramente molesta. -

 

-  Yo no vivo aquí, soy un hombre independiente y mayor de edad hace demasiado tiempo, y tomo mis propias decisiones, y he decidido vivir feliz con mi familia y me importa muy poco lo que tu opines al respecto. – le dije causando un silencio tenso en el comedor. – Y antes que digas nada más te repito, el anillo de la abuela estaba en mis manos porque ella misma me lo cedió, y yo se lo entregué a mi mujer, y te guste  o no, lo permitas o no, Isabella Marie Swan será mi esposa. – mi padre había salido de su estupor. -

 

- Como es posible que tú tengas el Diamante de los Cullen Ed. – dijo mi padre en un susurro ahogado. -

 

- Me lo dio la Abuela Elizabeth. – le respondí. -

 

- Que te dijo ella del anillo. – dijo el completamente pálido. -

 

- Me dijo que el anillo debió ser entregado pero que fue devuelto. – le repetí. -

 

- Que esta pasando aquí?. – Dijo Emmett alterado al notar que mi mamá cada vez estaba más y más pálida y se había sentado nuevamente, no me había percatado que en la tensión del momento estábamos todos de pie, con una mirada a mi alrededor constate que Rose y Alice se había llevado a los pequeños, cosa que agradecí sinceramente. -

 

- Se supone que el Diamante Azul de los Cullen ya no lo tenía mi madre… lo tenía ella… - dijo mi padre casi imperceptiblemente sentándose nuevamente y llevándose las manos al rostro una y otra vez, en el mismo gesto desesperado que yo hacía en su situación. De pronto esas palabras parecieron detonar como un resorte la silla de mi madre que inmediatamente se puso de pie y se dirigió con rabia a mi padre.-

 

- Ella… ella, le diste el anillo a ella… como te atreviste. – le dio una sonora cachetada a mi padre, que nos dejó a Emmett, Jasper y a mí con los pies taladrados al piso, mientras mi padre se sobaba suavemente la mejilla. – Como te atreviste a darle ese anillo a esa maldita mujer… es que pretendías casarte con ella, ibas a dejarme por ella. -  mi padre alcanzó a mirarla a los ojos. - ME DIJISTE QUE EL ANILLO ESTABA PERDIDO, PENSÉ QUE ERA PORQUE TU MADRE NO QUERÍA ENTREGÁRMELO, PERO ESE MALDITO ANILLO ME PERTENECÍA, SOÑE CON ÉL DESDE QUE TU MADRE CONTÓ LA HISTORIA DEL DIAMANTE AZUL DE LOS CULLENS CUANDO YO TENÍA OCHO AÑOS, PASE TODA LA VIDA ESPERANDO QUE ESA ZORRA TE DEJARA Y PODER TENER LA OPORTUNIDAD DE CONQUISTARTE, DE TENERTE, DE CONSEGUIRTE... TU ERAS MÍO, SIEMPRE HAS SIDO MIO…PORQUE SE LO ENTREGASTE…

 

- No quieres saberlo Esme. – le dijo mi padre con tranquilidad. – pensé de verdad que el anillo estaba perdido Renee nunca me lo regreso.

 

- Además de zorra, es una maldita ladrona. – dijo mi madre destilando odio, desde los protectores brazos de Emmett. -

 

- No te atrevas Esme, no ensucies la memoria de Renee, ella nunca te hizo nada. – mi madre iba a replicar su desacuerdo con mi padre pero el la interrumpió. – Las cosas sucedieron de formas inesperadas Esme, lo sabes mejor que nadie, cuando Renee se fue de Chicago lo hizo de forma tan repentina y desesperada, y cuando volvió ya se había casado con Charlie Swan, supongo que fue en ese momento que le devolvió el anillo a mi madre.

 

- Porque la Abuela no me lo entregó a mi. – preguntó Emmett, que parecía haber despertado.-

 

- No lo sé hijo. – le dijo mi padre. – yo ni siquiera sabía que el anillo estaba de nuevo en manos de los Cullen.

 

- Pero yo soy el hermano mayor, ese anillo debería estar en la mano de Rose y no en la de … Isabella. – dijo mi hermano con rabia. -

 

- Yo le pedí a Elizabeth que se lo diera a Edward. – dijo mi madre. – Nunca pensé que terminaría en manos de la hija de esa. -

 

- Basta ya Esme. – le dijo mi padre de forma dura. -

 

- Porque mamá, yo no era lo suficientemente bueno para heredar el Diamante Azul de los Cullen. – le dijo mi hermano a mamá con un poco de resentimiento y dolor en su voz. -

 

- Porque yo quería iniciar contigo nuestra propia tradición pequeño. – le dijo haciéndole mimos en el brazo. – Acaso no te entregué a ti el anillo que tu padre me dio para dárselo a Rosalie. – le dijo y el simplemente asintió como un niño obediente. Jasper y yo nos miramos y entendí perfectamente que el creía lo mismo que yo, la razón que le había dado mi madre a Emmett era una completa mentira, pero no sabía como podía decirle la verdad. -

 

- Por que nadie me dijo lo del anillo. – dijo mi padre, que aún no se había vuelto a levantar de la silla.-

 

- La verdad es que no me hacía a la idea de que no lo supieras papá. – le dije. – la verdad que cuando la abuela me entregó el anillo, lo guardé pero nunca imagine que solo mamá y yo sabíamos que el anillo seguía en manos de la familia.

 

- Tu lo sabías… tu lo sabías Esme. – le repetía. -

 

- Claro que lo sabía, pero era completamente humillante saber que no me consideraban lo suficientemente buena para llevar la reliquia familiar. – le dijo mi madre con rabia. -

 

- Por Dios Esme, siempre tuviste acceso a todas las joyas de la familia. – le dijo mi padre.-

 

- Y si ese día en la biblioteca Renee Denali te hubiese devuelto el anillo me lo habrías entregado… - le preguntó mi madre. -

 

- No sigas por ese camino Esme no va a gustarte. – le dijo mi padre colocándose de pie y saliendo del comedor. -

 

- Calisle ni se te ocurra dejarme así. – se soltó de Emmett y salió detrás de mi padre, pero pronto escuchamos el portazo. Seguido de unos pasos por la escalera y el portazo en el cuarto de mi padre, miré a Jasper y nuevamente estábamos pensando en lo mismo, pero yo sinceramente esperaba estar equivocado, pero podía apostar la ganancia de mi próximo proyecto a que mi padre había ido a buscar a Renata.

 

- Hasta cuando Edward, hasta cuando tu y esa mujer van a seguir haciéndole daño a esta familia. – me reclamó Emmett. -

 

- Más bien deberías decir que hasta cuando tu y Esme van a seguir dañando a mi Bella. – le dije apretando el puente de mi nariz entre mis dedos, no quería irme a las manos de nuevo con mi hermano. -

 

- Desde cuando te diriges a nuestra madre como Esme. – me dijo a punto de perder la paciencia. –

 

- Desde que nuestra madre sigue empeñada en hacer todo lo posible para tenerme lejos de Bella y de mis hijos. – le replique. - Me estoy cansando que siempre estén intentando cosas, humillando y dañando a mi mujer.

 

-  Pues si tanto te preocupa que mamá o yo no dañemos a “tu mujer”. – dijo haciendo las comillas en el aire. – entonces deja a Jane y vete con ella a Montepulciano. – me dijo.-

 

- Porque Demonios tengo que dejar a mi hija, Emmett. – le dije ya cada vez más cerca de perder la poca paciencia que me quedaba, al instante Jasper se interpuso en el medio de los dos. -

 

- Porque por ningún motivo voy a permitir que te lleves a mi sobrina lejos de mamá y dejarla al cuidado de esa mujer. – me dijo con rabia, como un cachorro defendiendo a su madre. -

 

- Mi mujer esta completamente capacitada para cuidar de mi hija, las decisiones sobre mi hija las tomo yo… y que te quede claro Emmett. Y si mi mujer y yo decidimos vivir en Montepulciano, no te quede la menor duda de que Jane vendrá con nosotros, y ni tu, ni Esme, ni nadie podrán evitarlo. Jane es mi hija, y yo decido. – le dije. Emmett me devolvió una mirada de odio. -

 

- No te lo voy a permitir. – me dijo acercándose a mí.- Soy capaz…

 

- No vas a ser capaz de nada Emmett Cullen, cállate de una maldita vez y metete en tus asuntos. – le dijo Rosalie entrando en la sala. – Tu no vas a meterte en las decisiones que tome tu hermano sobre su hija, porque el es su padre y va a hacer lo que el considere mejor para ella.

 

- Rosalie no vengas de nuevo con eso.- le dijo Emmett a su mujer.-

 

- Te vengo con eso y más Emmett.- le dijo visiblemente molesta. – y te lo digo de una vez, si cada vez que vengas a visitar a tu madre piensas armarle escenas y reclamarle a tu hermano cosas sobre las que no tienes derechos o sobre cualquier cosa que tenga que ver con Arizona o sus hijos con Edward, incluyendo a Jane, entonces vendrás solo, porque no voy a poner un pie más en esta casa, te quedó claro. – le dijo. -

 

- Hablaremos de esto cuando estemos más tranquilos. – le dijo saliendo por la puerta. –

 

- Lo siento. – Dijo Rosalie pasando a mi lado y apretando cariñosamente mi brazo.-

 

- No te preocupes hermana. – le dije. – te llamo mañana. -

 

Tome a Jane que estaba dormida ya sobre el sillón de la sala con su cabeza sobre el regazo de Alice, y salimos en dirección a nuestra casa, una vez que le puse la pijama y logre acostarla, fui a mi cuarto, me duche y me metí en la cama, buscando mi teléfono para llamar a mi ángel. El teléfono sonó varias veces y estuve a punto de colgar para no despertar a mi ángel.

 

- Cielo, pensé que no iba a escucharte hasta mañana. – me dijo.-

 

- Siento despertarte preciosa. – le dije.-

 

- Estaba despierta amor. – me dijo. – solo estaba chequeando si nuestros bebés seguían dormidos,  Lizzie empezó a llorar de nuevo antes de irse a dormir, pensé que no podría tranquilizarla, hasta que Ed, le dijo que si se dormía más rápido llegaba mañana y sería un día menos los que faltarían para el viaje. – mi princesa suspiro. – esa reacción de ella me preocupa cielo, nuestra próxima separación será un poco más larga y no sé que hacer ni si va a continuar así. – me dijo.-

 

- Lo se mi amor, yo pienso igual. – le dije, recordando todo lo que nos costó dormirla anoche.- y verla así me rompe el alma.

 

- Tengo la esperanza de que cuando vea que vamos a estar juntos aún cuando estemos separados períodos cortos de tiempo, se acostumbre… no lo se la verdad.-  me dijo mi preciosa.-

 

- Yo igual cariño. – le respondí.-

 

- Como les fue con Doña Esme?. – me preguntó. -

 

- Al principio tal como dijiste princesa. – le dije. – pero la verdad es que ya no necesitas esconder tu anillo de mi madre, Esme sabe que tienes el anillo de los Cullen. – le dije y le conté todo lo que pasó en la cena, así pasamos un rato conversando y media hora maravillosa dándonos placer a distancia, después de ese tiempo exhaustos… y porque no… satisfechos de la mejor forma en la que podíamos estar con tantos kilómetros de distancia, y tal como dijo mi princesa, nos quedamos dormidos diciéndonos lo mucho que nos amamos y nos extrañamos… Ya mañana sería un nuevo día… uno menos… uno más cerca tener de nuevo a mi Diosa entre mis brazos…

 

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Espero lo disfruten...

Gracias a todos por los comentarios, las visitas y los votos. Gracias Mil Gracias

Kisses

BkPattz

Capítulo 15: Outtake Capítulo 14. El Espectáculo de tu Cuerpo. POV Bella... Capítulo 17: Paparazzi

 
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