La Otra (+18)

Autor: BkPattz
Género: + 18
Fecha Creación: 19/12/2010
Fecha Actualización: 18/02/2011
Finalizado: SI
Votos: 43
Comentarios: 112
Visitas: 152669
Capítulos: 27

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan. Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante? porque mientras Bella Swan estaba en las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

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Capítulo 25: La Otra

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos regalan fantasías en este y otros muchos sites.

 

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan. Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

 

…….

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La Otra” podrán leerlo en subrayado. Hay unas frases entre comillas y en negritas que pertenecen a la película Twilight, por lo tanto son propiedad de Summit.-

 

Dedicatoria Especial a todos aquellos que hicieron posible y me apoyaron para que “La Otra” fuera escrita, palabra por palabra, cada sentimiento, cada emoción… Gracias a todos por el apoyo, gracias a mi esposito, a mi mami, a mis hermanos, a Scarlly, Yas, Freddy… a todos los que me hicieron sentir que tenía talento y podía conseguirlo. A todos ustedes que siempre hicieron que continuara capítulo a capítulo con sus Reviews…

……

 

Capítulo 21: “La Otra”….

 

- Embarazada?... Así que lo hiciste de nuevo para amarrar al idiota de mi hijo. – le dijo mi madre con desdén. – No puedo creer que consigas a Edward una y otra vez, cuando eres tan inútil que eres incapaz de salvarle la vida a tu hermano. – en ese momento todo a nuestro alrededor quedo congelado… “Tu hermano”… “tu hermano”… Emmett el hermano de Bella… eso quería decir que … Emmett era Christopher, pero como…

 

- No… No… No… - decía una y otra vez mi padre. – Es él… Maldita sea Esme, como pudiste quitarle su hijo a Renee?... Cómo fuiste capaz?. – le dijo. – y dónde demonios está nuestro hijo?. – le exigió de forma dura.

 

- Es mi hijo… Emmett es mi hijo. – le contestaba mi madre de forma dura, mirándolo como nunca pensé que lo miraría… con odio. – Yo lo cuide, yo lo amé… Emmett es mi hijo. – le dijo. – Esa mujer solo lo llevó en su vientre, pero nunca lo cuido, nunca estuvo para él… él es mi hijo.

 

- Por qué tú se lo quitaste. – le  dijo mi esposa que parecía despertar del shock. – mi madre paso todos los días desde el nacimiento de mi hermano hasta su propia muerte llorando una y otra vez su pérdida. – repitió. -

 

- Se lo merecía… ella me lo quitó todo. – dijo mi madre y yo no podía creerlo. -

 

- Y por eso lo hiciste todo para destruirlo. – le reclamó Rosalie con desprecio y desesperación. – Primero lo arrancaste de brazos de su madre, una madre que lo amaba, lo volviste dependiente de ti, le destruiste su vida, solo porque odiabas a Renne.

 

- Yo no destruí la vida de mi hijo… yo amo a mi hijo. – repitió. – Lo amo más que Alice, que solo me robaba la atención de Carlisle, lo amo  mucho más que a ti, que te pareces tanto a ese otro que murió. – me dijo, y yo quede impactado, y la verdad algo desolado, no es fácil que tu madre admita querer más a tu hermano que a ti, pero de ahí que me lo diga de frente era peor. – Es el hijo por el que he dado todo. Al que verdaderamente he amado. 

 

- Dónde esta nuestro hijo Esme?. – le dijo mi papá. -

 

- En vez de andar con estupideces podrías hacer algo bueno por mí y salva a nuestro hijo.  – le dijo duramente mi madre, de pronto mi ángel que estaba fuertemente abrazada a mi secó las lágrimas que bañaban su rostro, y pareció regresar de nuevo de los pensamientos que la tenían perdida. -

 

- Los Denaly. – dijo de pronto. – Emmett… Christopher es un Denaly. – mi madre hizo un gesto de asco, pero se quedó callada frente a la mirada de reproche que recibió de mi parte y de parte de mi padre. – Mi tío Eleazar… también Kate e Irina tienen mi mismo grupo de sangre. – dijo de forma autómata. – Voy a llamarles. – la mire alejarse de mí. Quería ir con ella, quería ser su soporte, pero también necesitaba saber que pasaba aquí. -

 

- Hacemos un cambio. – me dijo Renata dando un amigable apretón a mi antebrazo. – Sé el soporte de Rosalie y de tu papá aquí, yo acompaño a Isabella, mientras habla con su familia. – yo solo asentí agradecido de que mi preciosa no estuviera sola cuando realizara esa llamada. -

 

- Rupert mi nuera va a llamar a su familia, ellos podrán ser donantes. – le dijo mi padre al Dr. Jenks. -

 

- Voy a ver como están las cosas con Emmett. – le dijo y se retiro discretamente. -

 

- Entonces Esme… Dónde esta nuestro hijo?. – repitió mi padre desesperado. -

 

- Carlisle para que preguntas estupideces. – dijo mamá saliéndose por la tangente. -

 

- Dónde esta nuestro hijo?. – dijo de nuevo, creo que mi padre comenzaba a perderle la paciencia a Esme. -

 

- Para que quieres saber?. – le dijo ella. – Vas a llorarlo… como lloraste al hijo de ella, como has llorado la muerte de ese bastardo todos los días durante treinta y cuatro malditos años. – le replicó con dolor, rabia. – Vas a llorar a ese bebé que creció dentro de mí, como has llorado al bebé de esa, vas a llorar a ese ser tan débil y tan inútil que se le ocurrió nacer muerto, tan parecido a ti y a este. –dijo señalándome, con dolor, con rabia, y además no me paso desapercibido que ella nunca habla de su hijo como suyo. Para ella es como si el bebé que creció en sus entrañas no fuera suyo, lo culpaba por su muerte, y esa debilidad lo hacía indigno de su amor de madre…  mi madre está más desequilibrada de lo que jamás pensé. -

 

- Por Dios Esme. – le rogaba mi padre. – no digas estupideces, yo siempre te quise a mi manera, y amo a nuestros hijos, siempre los he amado… como crees que no sufriría por nuestro pequeño. – mientras decía esas palabras mi madre negaba una y otra vez. -

 

- No… no… no… - le decía. – tu nunca me amaste, siempre fue ella, de no ser porque ella nunca te perdonó porque te habías acostado conmigo, te habrías ido detrás de ella, me habrías dejado abandonada, aún embarazada de tu hijo. – le reclamó. – me habrías dejado como me dejas ahora para irte con esta. – le escupió, al tiempo que Renata llegaba, tomando fuertemente el brazo de mi padre brindándole su soporte. Mi princesa también llegó a mi lado y la abracé fuertemente dejando un beso sobre su cabello y acariciando su espalda, en este momento estaba terriblemente preocupado por mi hermano, pero también por mi esposa y por nuestra florecita, todas estas emociones no estarían haciéndole nada bien a mi bebita. -

 

- Dónde esta?. – dijo mi padre que empezaba a alzar la voz. -

 

- Enterrado en ese pueblucho de mala muerte. – le dijo con despreció. – En una lápida con el nombre de Christopher Denaly, pero tú lo sabes, porque tú estuviste allí. – le contestó. – porque esa te amaba tanto que enterró al que supone que era el hijo del amor de su vida con su nombre y no el tuyo… Gran muestra de amor que te regalo, por lo menos esta... – dijo señalando a mi esposa. Y yo estaba a punto de interponerme entre ellas cuando la mano de mi ángel en mi pecho me detuvo. -  tuvo la delicadeza de poner el apellido Cullen en la tumba de su hija. – dijo mi madre… como diablos lo sabía. – No me mires así Edward. – me dijo adivinando mis pensamientos.- es mi nieta y la he ido a visitar, no soy tan ajena a querer a tus hijos como crees. – me dijo dejándome completamente asombrado, mi mamá era definitivamente bipolar. -

 

- Así que cambiaste a los niños. – afirmó mi padre. – Cómo?, por qué?.- le preguntó.-

 

- Cómo… El dinero lo puede todo Carlisle. – le dijo. – El mismo dinero que logró que los Denaly dejarán Chicago con la odiosa de Renne, fue el mismo que me dio la oportunidad de tener a mi hijo amado. El dinero de mi Abuelo Emmett siempre me dio cosas que me daban felicidad.  – luego de una pausa añadió. - Porque no pensaba permitir que esa tuviera un hijo tuyo, mientras que el bebé que tuve yo nació muerto…

 

- Tanto era tu odio por mi madre?. – le dijo mi princesa horrorizada por las acciones de mi madre.-

 

- Si. – le dijo simplemente sin un pizca de arrepentimiento. -

 

- Por eso has insistido tanto en destruir mi felicidad, por los estúpidos odios que sientes por la madre de mi esposa. – le reclamé. -

 

- No son estúpidos. – me dijo. – pero si, además tu te pareces tanto a él… tan débil que ni siquiera pudo resistir a nacer vivo en el momento que yo quería que lo hiciera, tú tan débil de caer una y mil veces en los brazos de esta.

 

- Por Dios Esme, no hay nada de remordimiento en ti. – le exigió Rosalie. – lograste que Emmett le amargara la existencia a su propia hermana. – continuo. – cómo crees que se va a sentir cuando se entere. -

 

- No tiene porque enterarse. – le dijo. – si ustedes se callan no tiene porque enterarse. – empezó a alterarse. – Yo me quedé sin ese que debió ser el hijo con el que honrara a mi abuelo… Ya me quitaron a mi  Jane, no pueden quitarme a mi hijo… Emmett es mi hijo… es mío solo mío. Y no pueden quitármelo. 

 

- Christopher es mi hermano. – le dijo mi princesa. – no puedes pedirme eso. – le dijo con la voz rota.  -

 

- Es Emmett. – le replicó mi madre.- es Emmett.- repitió, haciendo que mi esposa se tensara de dolor y de rabia. – Christopher Denaly está muerto y enterrado en Forks.

 

- Tranquila princesa. – le dije suavemente al oído. -  tienes que estar tranquila amor… amor te ruego que intentes estar calmada. – sabía que era difícil lo que le pedía, pero ella sintió. -  

 

- Emmett tiene que saberlo Esme, no pienso seguir con esto. – le dijo mi padre. –

 

- Qué fácil es para ti no Carlisle?-   le preguntó con desprecio.- Claro debes estar feliz de que el niño que ibas a tener conmigo este muerto y sobreviviera el bebé de esa…

 

- No digas tonterías Esme. – le dijo. – tengo más de treinta años sufriendo por el hijo que perdí, quien sea su madre no cambia las cosas… perdí a uno de mis hijos y eso me duele inmensamente, solo incrementas mi dolor por el engaño, porque el dolor de la perdida es el mismo, solo cambia de nombre.

 

- Pero a la final no importa… Emmett me idolatra, Emmett me ama, Emmett está hecho a mi imagen y semejanza. – se repetía como una especie de mantra. – Emmett es mi hijo, el más querido de ellos.

 

- Mamá por Dios… no lo entiendo, no entiendo como llegaste a tanto. – le decía. -

 

- Ya se los dije, si yo no tenía al hijo de Carlisle, ella tampoco lo tendría. – replicó. -

 

- Emmett… el verdadero Emmett, ese al que diste a luz, era de verdad mi hijo. – la mano de Esme cruzó por los aires, estampándose en el rostro de mi padre. -

 

- En la vida Carlisle Edward Cullen, te atrevas a dudar de la paternidad de tus hijos, porque si no dudaste  de esa, tampoco te permito que dudes de mí. – le replicó. – Y por supuesto que ese niño era tu hijo.

 

- De que murió mi hijo?. – le dijo con dolor destilándose en la voz. -

 

- Nació muerto. – le respondió encogiéndose se hombros. -

 

- Que hacías en el mismo hospital que Renee?.- mi padre quería respuestas y creo que las tendría. Pero de pronto se vio interrumpido por los Denaly, y por Jasper y Alice que tras dejar a mis sobrinos con Cynthia y Ángela pudieron acercarse al hospital. Mi madre estaba por retirarse de la escena, pero mi padre la retuvo tomándola firmemente del brazo. Él no pensaba quedarse sin respuestas. -

 

- Bells. – le dijo su tío mientras se acercaba a abrazarla. – No puedo creer esto, es una locura. – continuo. –

 

- Lo sé tío. – le dijo mi princesa. – Yo tampoco me lo creo. -

 

- Eleazar. – le dijo mi padre acercándose a él. – no sé que decirte, pero te agradezco que tanto tu como tus hijas estén aquí. – le dijo mi padre estrechándole la mano mientras que con la otra aún sostenía a mi madre. Mi duende miraba la escena sin entender nada, se acercó a Rosalie quien rápidamente y básicamente en susurros puso a Alice y Jasper al día y la cara de horror y sorpresa de ambos no se hizo esperar. -

 

- Pero como paso todo esto?. – le pregunto Alice.

 

- Ni yo mismo lo sé hija. – le dijo Carlisle. – Lo cierto es que Esme tiene muchas cosas que explicar. – le dijo mirándola duramente. -

 

- Eso no importa ahora. – le dijo Eleazar. - ya habrá tiempo para que nos pongamos al día, ahora lo importante es ver como podemos ayudar a Christopher. -

 

- Emmett, mi hijo se llama Emmett. – le dijo mi madre a Eleazar. -

 

- Cómo sea. – replicó Kate. – Vamos. – les dijo a su padre y a su hermana.

 

- Bells no vienes. – le dijo Irina a mi princesa. – O ya donaste?. -

 

- No puedo hacerlo. – le dijo y ellos se sorprendieron pensando lo que no era. – La verdad es que me gustaría ayudar a mi hermano. – le dijo con pesar y ternura, porque a pesar de que su hermano fuera Emmett, ese que tanto se inmiscuyó en nuestra relación, ese que tanto ayudo a que nos hicieran daño, ella lo amaba y le perdonaba. – Estoy embarazada. – le dijo con esa luz especial que brillaba en sus ojos cada vez que hablaba de nuestra bebe. – Vamos a tener otro bebé.

 

- Felicidades hija… me alegro por ustedes. – le dijo Eleazar, tomando su mano y dejando un beso en ella. – Y veo que ya se casaron?. – dijo sin reproche. – Felicidades de nuevo. – le dio un dulce abrazo mientras que sus primas le regalaban sonrisas para luego perderse por el pasillo. – Y siento que mis felicitaciones lleguen en estas penosas circunstancias, aunque a pesar del peligro la vida nos devuelve a Christopher, otro pedacito de mi querida Renne.

 

Todos nos quedamos sumidos en un profundo silencio, cada uno en sus pensamientos. Mi madre se encontraba en una de las sillas de plásticos más alejadas de nosotros llorando y aparentemente rezando por la salud de su amado hijo. Mi padre se pasaba las manos una y otra vez por su rostro en un intento de borrar todo su dolor, toda su preocupación, toda su confusión, recostando intermitente la cabeza contra la pared, encontrando refugio y consuelo en los brazos de Renata. Rosalie seguía llorando amargamente en los brazos de Jasper y Alice.  Yo estaba con mi esposa, ella se abrazaba a mí, con una de mis manos entrelazadas a la suya y sobre su vientre dándole  cariño a nuestra bebita, mientras que con la otra le hacía cariño a ella en el brazo.

 

- No puedo creer todo esto. – me decía. – Siempre supe que mi hermano estaba vivo… Pero Emmett… Es tan difícil de creer.

 

- Yo tampoco me lo creo mi amor. – le dije. – la verdad es que no entiendo como fue capaz de tanto.

 

- Mi madre sufrió tanto, tanto lloró a su hijo cielo.    me decía. – Yo no lo entendía hasta que perdimos a nuestra mariposita vida. – me decía y como siempre que hablábamos de nuestra hija las lágrimas no se mantenían a raya. – por eso no la entiendo amor. – me decía con la voz rota. – no entiendo como tu madre que perdió a su hijo recién nacido hable de esa forma de él. –

 

- Yo también lo noté cariño, habla de él como si no fuera suyo. – le decía. – incluso con despreció, no sé… pero el único error de mi hermano fue nacer muerto, y no se porque pero creo que el desprecio de mi madre solo oculta su culpa.

 

De pronto regresaron a la sala de espera el Clan Denaly casi en pleno, solo faltaba Carmen, quien era la persona con la que supongo estaba Eleazar al teléfono, además de Tanya que estaba con su esposo y sus hijos en Volterra. Finalmente se acercaron a mi padre y mi princesa hizo ademán de levantarse. Irina se volvió hacia mi madre y le replicó.

 

- Esme creo que debemos aprovechar el tiempo que van a tardar en operar a Christopher para que nos digas de unas vez por todas de que va toda esta mierda. – le dijo de forma dura, y  conforme con la personalidad de Irina, clara y directa. -

 

- No es tu problema, este asunto solo le atañe a mi familia. – le replicó a su vez Esme. -

 

- Deja de decir estupideces, a ese al que  mi familia le dono sangre es un Denaly, lo que me hace suponer que eres tu quien no tiene derecho alguno sobre Christopher, no eres su madre. – le dijo Irina, y no recibió una cachetada de parte de mi madre porque le detuvo con la mano en el aire. Pero si fue la otra mano de Irina que le cruzó la cara a mi madre en una fuerte y sonora cachetada que hizo que trastabillara y que no terminara en el suelo por el agarre de la mano de Irina. – Que no se te vuelva a ocurrir Esme, la única Denaly noble y pacífica es Bella porque heredó el carácter de su padre.

 

- Estamos esperando Esme. – le dijo Kate, que al parecer estaba empezando a perder la paciencia. -

 

- Por que cambiaste a los niños Esme?. – Eleazar se acercó a ella amigablemente y la hizo sentarse, él era de la opinión que se atrapaban más moscas con miel que con vinagre, pero esa era la táctica que usaba solo para hacerse de la información que necesitaba, una vez que la tenía se volvía implacable, así era en los negocios lo había visto montones de veces, y ese carácter lo hacía ser más temible que las aparentemente arrebatadoras explosiones de sus hijas. -

 

- Porque el niño que tuve nació muerto, no podía  perder al hijo de Carlisle. – le replicó a Eleazar, recostando la cabeza del muro dejando que las lágrimas escaparan por su rostro.  En ese momento creo que sentí pena por mi madre, la tensión, el dolor, la verdad y los reclamos empezaban a hacer estragos en su siempre aparente y temible fortaleza. – Yo amo a Carlisle, no podía permitir perder a su hijo, mientras esa tenía felizmente al suyo… Emmett es mi hijo, y lo amo, siempre lo he cuidado y lo he protegido incluso de la debilidad de su sangre, de la debilidad que le da el ser hijo de esa. – espetó con un fuerte rencor. -

 

- Cómo lo hiciste?. – le preguntó de nuevo Eleazar mientras mi padre estaba de pie a su lado obteniendo todas las respuestas que necesitaba su alma. -

 

- Ya sabes como lo hice, por Dios, que cosa no logra el dinero. – le dijo. -

 

- Cómo lo hiciste?. – insistió Eleazar dándole a entender que no aceptaba sus respuestas evasivas. -

 

- Le pague al Doctor y la enfermera, el niño que tuve nació primero… así que hicieron el cambio. – respondió y creo que todos estaban como mi esposa y yo… completamente horrorizados. -

 

- Como pudiste Esme, como pudiste darle tu dolor a otra persona. – le dijo mi esposa. -

 

- Preferí que sufriera ella. – le dijo. – yo odio a tu madre Isabella, no tengo ese espíritu noble y compasivo del que presumes. – le replicó y yo la acerqué a mi, besando el tope de su cabello, intentado ser su soporte, su protector. -

 

- Eres el colmo. – escupió Rosalie completamente enfadada. -

 

- Cómo sabías donde estaba Renee?. – volvió Eleazar al ataque. – Solo yo lo sabía y estoy seguro no haberte dado esa información, se la negué a Carlisle por más que me lo preguntó, y no te la di a ti. -

 

- Le pedí a mi abuelo que la siguiera desde que regrese de Grecia y la encontré en Chicago, siempre supe que era la amante de mi novio, supe todas y cada una de las veces que Carlisle se fue de mi lado para meterse en su cama. – le dijo mirando a mi padre con dolor y despecho. -

 

- Esme por Dios, porque te hiciste tanto daño. – le dijo mi padre. -

 

- El daño me lo hiciste tú, siempre fue así.  – le replicó. – y no creo que este sea el lugar para hablar de esto. -

 

- Este lugar es tan bueno como cualquier otro. – dijo Kate. – Además todos estaremos aquí hasta saber de la evolución de Christopher… así que porque no aprovechar el tiempo.

 

- Emmett… mi hijo se llama Emmett.- le dijo mi madre. -

 

- Tu hijo esta muerto Esme, ese que están operando es Christopher. – le dijo Irina en el mismo tono. -

 

- Así que sabías cuando Renee iba a tener a su hijo y cuando. – continúo Eleazar con su interrogatorio, parecía el único capaz de obtener respuestas de mi madre. Ella solo asintió. – cómo demonios fuiste a  dar a luz a tu hijo muerto en el mismo hospital. Tu embarazó tenía menos tiempo que el de ella, tu hijo nacería después. – le dijo. -

 

- No podía permitir que ella le diera a Carlisle un hijo antes que yo lo hiciera. -  y el jadeo de horror y de comprensión de mi padre nos sobresaltó a todos. -

 

- Provocaste el parto. – le dijo, no era una pregunta era una afirmación. – Tomaste algo para adelantar el nacimiento de Emmett. Tú pusiste en peligro la vida de mi hijo, tú eres la responsable de su muerte. – Mi madre no dijo nada y su silencio confirmó la teoría de mi padre. – Ese era el amor que me tenías, ese era el amor que jurabas tenerle a nuestro hijo... Maldita sea Esme, tus odios, tu inseguridad, tu obsesión mató a nuestro hijo. – Mi padre dio una vuelta desesperado estampando su puño contra la pared. Inmediatamente Renata se acercó a él y en sus brazos mi padre encontró consuelo. -

 

- Vas a decirle la verdad en cuanto se recupere. – sentenció Eleazar mirando seriamente a mi madre. -

 

- No voy a perder a mi hijo. – le dijo tajantemente. -

 

- Se lo vas a decir y vas de dejar que se valla con su esposa a recuperarse lejos de ti. – dijo Eleazar. -

 

- Es mi hijo, él se queda conmigo. – le repitió ella. -

 

- Maldita sea Esme, o haces lo que te digo y acabas con toda esta mierda de una buena vez o te denuncio por el secuestro, robo y retención de mi sobrino. – le dijo y mi hermana y yo nos mirábamos asombrados, a pesar de todo no queríamos ver a mi madre tras las rejas, aunque lo que hizo es claramente un delito. Mi madre palideció comprendiendo que los Denaly no se andaban con medias tintas y llevarían este asunto hasta la última consecuencia.

 

Después de entender el como, cuando y porque mis hermanos terminaron en brazos de la madre equivocada todo empezó a pasar cada vez más lento, le pedí a mi padre que nos dejará usar la habitación  que sería para Emmett cuando saliera de la cirugía, así que mi cuñado y yo llevamos a nuestras embarazadas esposas, la habitación era grande y el sofá también lo era, además de cómodo, así que mientras Jasper se acomodó momentáneamente en la cama con Alice, yo lleve a mi preciosa Bella al sofá y me recosté con ella, acurrucándola contra mí, a pesar del estrés a pesar de las preocupaciones vi con satisfacción como mi diosa iba sumiéndose en un profundo sueño.

 

- Te Amo cielo, descansa. – le susurre al oído dejando. – Te amo pequeña. – le dije a mi bebita acariciándola a través del vientre de su madre.  Antes de dormirme, respondí un mensaje de Paúl que me acaba de llegar, preguntándome por mi hermano, e informándome que todo estaba perfectamente bien en casa con los niños. -

 

Un par de horas más tarde mi padre entró en el cuarto, e inmediatamente desperté de mi ligero sueño, lo mismo que Jasper, nuestro repentino movimiento despertó a nuestras esposas, ayude con cuidado a mi ángel a incorporarse.

 

- Acaba de salir de la cirugía. Todo está bien. – dijo tras un profundo suspiro. – Emmett se pondrá bien.

 

- Van a traerlo?. – preguntó mi hermana. -

 

- Tiene que pasar un tiempo en recuperación, luego lo van a traer. – le respondió mi padre. – Creo que ustedes deben ir a casa a descansar. Ya tu tío y tus primas se marcharon Bells. – le dijo mi padre acercándose a ella y haciéndole cariños en el cabellos. – ustedes deben ir a cuidar a mis nietos. – ante la cara de disgusto de mi esposa le dijo. – Emmett. – luego de un suspiro se corrigió. – Christopher no va a despertar hasta  dentro de unas horas, pueden ir a casa y volver. – mi princesa no estaba muy conforme pero obedeció a mi padre. Mirándome con dulzura me indicó que estaba lista para irnos.

 

De salida nos acercamos a Rosalie y tras abrazarla y darle mensajes de cariño nos disponíamos a marchamos a casa. Alentado por mi dulce y noble esposa me acerque a mi madre y me senté a su lado tomando su mano.

 

- Mamá… Emmett estará bien. – le dije. – Si tanto lo amas, eso es lo único que importa. – Suspire, no podía consolarla, no porque no quisiera, sino que parte de mí sentía que no se lo merecía. –  A pesar de que no me quieras tanto… Te Amo mamá. – le deje un beso en su cabeza, y acercándome a su oído añadí. – Te perdono mamá. – le dije y me fui con mi esposa. Le perdonaba el que amara más a Emmett que a mí. Le perdonaba que su falta de amor fuera porque yo era un constante recuerdo de su culpa. Le perdonaba todo, aunque eso no significaba que le iba a permitir estar cerca de mis hijos sin supervisión, eso no significaba que permitiría que siguiera dañando a mi esposa. Le perdonaba el pasado, pero no permitiría que dañara a mi familia ni en el presente ni en el futuro, protegería a mi mujer y a mis hijos frente a ella y frente a cualquiera. Le perdonaba porque era mi madre y la amaba, y tendrá suficiente con lo que le viene encima, porque sé que el perdón de mi padre le será mucho más difícil de conseguir, tampoco encontrará perdón en los Denaly y en Rosalie.

 

- Fue muy dulce de tu parte acercarte a tu madre amor. – me dijo mi princesa apretando la mano que mantenía entrelazada en la suya en la palanca de cambio de mi volvo. -

 

- Mi madre hizo todo malditamente mal, es una completa egoísta que no quiere a nadie más que a ella misma, aunque de una forma extraña y bizarra logra amar a algunos a su alrededor. – le dije. – pero es mi madre, y creo que tiene que manejar demasiados odios, demasiado dolor, demasiada decepción, sé que mi amor y mi perdón no los quiere, pero yo se los doy, no quiero estar atrapado en rencores estúpidos, mira lo que eso hizo con ella y con todos nosotros. – le dije encogiéndome de hombros. -

 

- Eres maravilloso mi amor. – dijo levantando nuestras manos enlazadas para acercarlas a sus labios y dejar un beso en el dorso de mi mano. – Estoy muy orgullosa de ti cielo.

 

- Gracias mi amor, pero no deberías, deberías estar odiando a Esme por todo el dolor que le causó a Renee. – le dije. -

 

- Cielo… no… - me replicó. – vida, la verdad es que tienes razón, mi madre sufrió mucho y eso es algo que me duele, nunca conoció a su hijo y yo no crecí con el hermano que tanto anhele, cuando mis padres murieron me quedé sola teniendo un hermano que pudo haber estado a mi lado, además de eso, tu madre puso siempre a Christopher en nuestra contra… creo que era su forma de protegerse de la verdad, creo que ella pensaba que la culpa de él por el daño causado lo mantendría alejado de mí si se enteraba de la verdad o de nuestra madre si siguiera con vida… pero aún así los odios de Esme han hecho demasiado daño y no quiero que se perpetúe, quiero vivir mi vida en paz, quiero disfrutar de nuestra vida juntos, de nuestros hijos, de nuestro amor, de nuestra familia, no quiero que los odios sigan empañando nuestros pasos, mira lo que hizo el odio con Esme, renegó de su hijo muerto, no disfruto de ti y ni de Alice, te apuesto que mientras mi madre vivió ella estaba aterrada de que se descubriese la verdad y perder a su Emmett. – me decía. – Ve todo lo que el odio de Heidi por no tenerme a su lado hizo con nosotros, como orillo nuestra relación al dolor y la clandestinidad… No cielo… no quiero que sigamos con estos odios. Yo no quiero seguir con esto… solo quiero buscar la manera de acercarme a mi hermano y de que podamos vivir nuestra vida en paz.

 

Yo asentí de acuerdo con sus palabras, mi esposa era increíblemente noble, maravillosa, pero la verdad es de nada servía mantener los odios y estirar las culpas, ya amanecería y a la luz del nuevo día podremos ver como están las cosas en verdad… ya amanecería y las perspectivas de lo que pasaría nos tenía ciertamente nerviosos, no teníamos ni idea de cómo reaccionaría mi hermano al enterarse de la verdad, no sabíamos como terminaría su relación con Esme, con Rosalie, con mi padre, con los Denaly… pero sobre todo no sé como terminaría su relación con mi princesa. Estoy seguro que ese momento sería increíblemente difícil para ella. Llegamos a casa y nos encontramos a mis cuñados esperándonos en la sala con unas tasas de chocolate caliente, mi princesa les contó todo lo sucedido en el hospital, y ellos al igual que nosotros entraron momentáneamente en shock, pero luego concordaron con mi princesa y conmigo que de nada servía seguir  pidiéndole explicaciones y exigiéndole cosas a mi madre, el pasado no cambiaría nunca. Algo me decía que no volvería a ver a mi madre muchas veces más. 

 

Pasamos por las habitaciones de nuestros hijos, era uno de nuestros rituales favoritos antes de dormir, necesitábamos verlos, necesitábamos proclamarles nuestro amor y llenarlos de besos para poder dormir. Luego de una  ducha y  nos vestimos con ropa de dormir cómoda, acurruque a mi princesa contra mi pecho por segunda vez esta noche.

 

- Cielo descansa, tienes que estar tranquila mi amor, tienes que estar bien, por ti, por nuestra bebita, por nuestros hijos y por mí. – le dije. – me muero si les pasas algo. – le dije con toda la angustia que ese pensamiento hacia en mi, mientras acariciaba su aún  plano vientre. -  tienes que prometerme que vas a tomarte todo con la mayor calma posible, sé que más tarde querrás acercarte a Emmett, pero si no piensas tomar eso con la mayor calma de la que seas capaz, entonces no lo harás hasta que nazca nuestra bebita y que ambas estén perfectamente bien. – le dije tajante. Ella se giro hacia a mí, y tras dejar un dulce beso en mis labios. -

 

- Te prometo que estaré lo más tranquila que pueda. -  me dijo. – pero… - se mordió el labio por unos momentos y luego continuo.- quiero que estés a mi lado… tu eres mi calmante natural, necesito que estés allí, necesito tu mano sobre mi brazo confortándome, necesito sentir tu olor para que pueda estar calmada, tu eres mi fortaleza mi amor. – al ver que mi cara aún reflejaba preocupación, acarició mi mentón con la punta de sus dedos, tomo una de mis manos para colocarlas sobre ese maravilloso lugar de su cuerpo que albergaba y protegía a mi bebé y tras darme un beso en la punta de la nariz añadió. – te juro que si siento que no puedo soportarlo voy a pedirte que me saques de allí y solo será después de que el bebe nazca y que este recuperada que lo intentaré de nuevo. – su promesa me tranquilizó, así que bese dulcemente su frente. -

 

- Las Amo. – le dije con devoción. – Es hora de  descansar preciosa. -

 

A la mañana siguiente nos despertamos sobre las once de la mañana, nos extraño no haber sido despertados a tempranas horas por nuestros pequeños torbellinos, era domingo y ayer ellos estaban planeando montones de cosas, pero ciertamente los planes habían cambiando, mientras mi princesa estaba en el baño preparándose para bajar a ver que pasó con nuestros hijos y yo metía mis piernas en los jeans llamé a mi papá a ver cómo estaban las cosas.

 

- Edward hijo. – me dijo cuando atendió. -

 

- Cómo esta todo papá?. – le pregunté. -

 

- Bien hijo, tu hermano esta evolucionando favorablemente. – me comentó. – ya habló con Rosalie, y con tu madre. – me contó. -

 

- Lo sabe?. – le pregunté. -

 

- Aún no. – le respondió. – en un rato Esme y yo hablaremos con él. – suspiró. – Creo que es demasiado pronto, pero Eleazar le dio hasta la una de la tarde a tu madre para contarle la verdad, y yo no sé si eso sea contraproducente para la recuperación de tu hermano. – me dijo con pesar. – lo intenté pero la verdad no pude convencerlo.

 

- Tranquilo papá todo va a estar bien. – intenté animarlo, mi esposa que salía del baño se acercó a mi y me abrazo recostándose contra mi cuerpo. – Y tú como estas?. – le preguntaba a mi padre, mientras hacía círculos cariñosos en la espalada de mi preciosa. -

 

- Como quieres que este Edward… todo es tan confuso, tan loco, ni siquiera puedo quejarme porque tu madre me engañara haciéndome criar un hijo que no era mío, porque se llame Emmett, o se llame Christopher, él es mi hijo, solo me oculto que mi hijo muerto era el suyo, no el de Renee… no sé Edward todo esto es un locura, solo por ti y por Alice, solo porque puede ser contraproducente para la recuperación de tu hermano es que me contengo de echar a Esme a patadas de mi vida… - me dijo completamente desesperado. -

 

- Y Renata se quedo contigo papá?. – le pregunté esperando que al menos contará con el apoyo de su mujer. -

 

- La hice irse a la casa sobre las seis de la mañana, pero me prometió estar aquí para acompañarme almorzar. – me contó. -

 

- Bien papá, tienes que comer. – le dije. – no le sirves a Emmett ni a nosotros enfermo. Mucho menos a Renata. – le dije intentando aligerar un poco. -

 

- No quieras saber como le sirvo a Renata, Edward.

 

- Papá no necesito imágenes mentales. – le reproché como niño, siendo premiado por la dulce risa de mi princesa. – Nos vemos en un rato. – le dije despidiéndome. – Cómo están mis preciosas?... Listas para salir a desayunar?. – le dije dejando un dulce beso en sus labios. -  

 

- Estamos bien y estamos listas. – me dijo regresándome el beso. Para luego morderse el labio. -

 

- Que sucede cariño?. – le pregunté liberando su labio y apresándolo en el mío. Después del beso me pudo responder.-

 

- Como esta Christopher?. – me pregunto, la verdad que mi princesa desbordaba amor por su hermano, desde que se había enterado que Emmett era su hermano había dejado de llamarlo por su nombre para llamarlo Christopher. La verdad había borrado de su alma todo el dolor y todas las cosas que nos causó mi hermano, para ella era solo su hermano, una parte de su madre y de su propia sangre. -

 

- Nuestro hermano ya despertó, y ya habló con Rosalie y con mi madre. – ella hacía muecas divertidas como queriendo seguir con las preguntas pero no se atrevía. – Todavía no lo sabe, pero en breve mis padres van a hablar con él. – mi esposa puso cara de preocupación. – Tranquila vida, Emmett estará bien. – trate de reconfortarla. -

 

- No es necesario que se lo digan hoy. – dijo. – apenas acaba de salir de cirugía. -

 

- Es una exigencia de tu tío preciosa. – le dije y puso cara de horror. – y la verdad no creo que nadie pueda convencerlo de lo contrario, ni siquiera tu amor. – le dije dándole un beso en la nariz. – Vamos, que seguro que mi bebita hermosa tiene hambre. – dije acariciando a mi bebita.

 

Al salir de la habitación escuchamos ruidos en el ático, donde estaba la sala de entretenimiento, allí se encontraban nuestros hijos con Keyla, Leah, Jacob y Paúl.

 

- Buenos días. – dijo mi princesa al entrar.  -

 

- Papito, mamita al fin despertaron. – dijo mi hermosa gatita, corriendo hacia mis brazos, llenándome de besos como siempre y dejando una beso en el rostro de su madre desde mis brazos. – papito me bajas por favor. – extrañado por la solicitud de mi princesita la puse en el piso, ella se acercó a su mamá y dejando un beso en su barriga, añadió. – hola hermanita, buenos días para ti también. – el gesto de mi pequeña me lleno de ternura.  Jane y Ed que acabaron con su partida de nintendo se acercaron a darnos los besos de buenos días, saludando también a su hermanita con la misma dulzura que momentos antes hizo mi gatita consentida. -

 

- Buenos días titos. – dijo Keyla. La tomé en brazos y le hice cosquillitas dejando besitos en sus mejillas, la verdad es que esta pequeñita se había robado un pedacito de mi corazón. -

 

- Buenos días ternurita. – le dije. – Buenos días caballeros. – les dije a mis cuñados. -

 

- Al fin se levantan. – nos dijo Paúl, ganándose un golpe de Jacob.- Oucchhh deja el maltrato. – le respondió. -

 

- Cómo esta su hermano?. – preguntó amablemente Jacob. –

 

- Ya despertó vamos a verlo en un rato. – respondió mi princesa. -

 

- Mami a dónde vamos?. – preguntó Jane. -

 

- Cielo, la verdad es que tenemos que cambiar los planes para hoy muñeca. – le dijo mi princesa. -

 

- Que sucede?. – preguntó la pequeña, y yo me senté en la mesa del centro al lado de mi esposa  y enfrente a mis hijos y sobrinas que se habían sentado entre los hermanos adoptivos de mi preciosa. -

 

- A ver pequeños, ayer en la noche su tío tuvo un percance, y esta enfermito en el hospital. – les dije. -

 

- El tío Jasper?. – preguntó asustado Ed. -

 

- No campeón, el papá de Valerie y Kellan. – le respondí porque no sabía como llamarlo frente a mis hijos, ya que para Jane siempre ha sido el tío Em, pero con Lizzie y Ed no había tenido demasiado contacto. -

 

- Esta bien papá?. – preguntó Jane.-

 

- Se va a poner bien muñeca, pero nosotros tenemos que ir a visitarlo. – le respondió mi ángel. – y saben bien que no podrán acompañarnos. – dijo tras un suspiro. -

 

- No se preocupen, nosotros nos ocupamos, le pedimos ayuda al Sr. James y a Doña Bree. – dijo Jacob. -

 

- Podemos hacer una rica comida en el jardín, y luego ir un rato a la piscina. – enumeraba Paúl, y los pequeños asentían. –

 

- Cuando nosotros lleguemos podemos quizás comer unas ricas hamburguesas y ver una película. – les dijo mi esposa y su emoción definitivamente creció. – Si no es demasiado tarde podemos ir al cine. – añadió y ellos parecía haber aceptado el cambio de planes perfectamente. -

 

- Estas segura cielo. – le pregunté. -

 

- Completamente. – me dijo. Jacob nos pasó dos platos de fruta y jugo que tenía en una de las mesas de dibujo de los niños y que estaban allí para cuando nosotros despertáramos, la verdad estaba realmente agradecido con mis cuñados. -

 

Después de un rato y de asegurarme de que mi esposa comiera correctamente y se tomara sus vitaminas salimos para el hospital en mi volvo. Adoraba ese carro, pero ahora solo lo usaba cuando salía solo o con mi esposa o con uno o dos de los niños, siempre que salíamos con todos los niños salíamos con una de las camionetas, y en cuanto al aston lo veía relegado al garage por un tiempo, siempre salía con él en ocasiones especiales, y para mi las ocasiones especiales  eran en compañía de mi adoraba Bella, y con su embarazo ese auto no era lo más recomendable.

 

Tras unos minutos llegamos al hospital y fuimos hasta la habitación de nuestro hermano, encontramos a Renata en el pasillo cerca de la puerta.

 

- Hola Ren. – la saludé. – cómo está todo?. – le pregunté haciendo un gesto hacia la puerta. -

 

- Tus padres y Rosalie entraron para hablar con Emmett. – me dijo encogiéndose de hombros. – la verdad es que Carl tiene muchas dudas de que esto sea lo mejor para él en este momento. -

- Yo también lo creo. – dijo mi princesa. – esa verdad ha estado oculta tanto tiempo, que unos días más no haría gran diferencia.

 

- Claro que la haría, sino se dicen las cosas ahora, le vas a dar tiempo a Esme de inventar más excusas para alargar la verdad por más tiempo Isabella. – le dijo su tío mientras se acercaba a nosotros. – ya se lo dijeron?. – preguntó. -

 

- No tío. – le dijo mi pequeña tras un largo suspiro de frustración, entendiendo que yo tenía la razón cuando le decía que ni ella ni nadie convencerían a Eleazar Denaly de que la últimas de las verdades y de los secretos que rodeaban nuestras vidas fuera finalmente develado. – Renata nos estaba diciendo que entraron hace poco Esme, Carlisle y Rosalie para hablar con él. – le dijo mi princesa. -

 

- Nosotros acabamos de llegar también Eleazar. – le dije. -

 

- Hola, cómo esta todo?. – dijo Alice, quien llegaba en ese momento con Jasper. -

 

- Esta bien, la operación salió como esperaban, solo que tendrá que hacer rehabilitación sobre su brazo y pierna fracturadas. – dijo Renata. – tendrá que esperar además a curarse la costilla y todo lo demás. 

 

- Ya se lo dijeron?. – preguntó Jasper. -

 

- Están en eso. – le dije. -

 

- Maldición debieron haberme esperado. – replicó y se acercó  a la puerta, entrando sigilosamente. -

 

- Que Jasper esté allí me hace sentir más tranquila. – dijo mi hermanita y la acerqué a mi abrazo. –

 

- A mi también Al. – le respondió mi hermosa. –

 

Estábamos esperando cuando los gritos desesperados de mi hermano nos sobresaltaron a todos.  

 

- NO… NO… NO… POR FAVOR YA NO ME MIENTAN, YA NO QUIERO ESCUCHAR MÁS. – Gritaba. – ES MENTIRA, MAMÁ POR FAVOR DIME QUE ES MENTIRA, TU ERES MI MAMÁ. – luego se escuchó un pequeño silencio, supongo que alguien estaba intentando calmarlo. – NO JASPER, NO… NO ENTIENDES, ACASO NO VES QUE PASA, MI VIDA ES UNA MENTIRA… NO SOY… YO NO SOY… QUIEN SOY Y ADEMÁS LE HICE DAÑO A ELLA….

 

Mientras escuchábamos los gritos de dolor de mi hermano, estrechaba el abrazo contra mi hermana y mi esposa. De pronto, mi hermana, se zafo de mi brazo buscando consuelo con Renata dándome la oportunidad de reconfortar a mi esposa que lloraba sin parar.

 

- Shhh… mi amor, calma. – le dije acariciándola y sujetándola fuertemente contra mi pecho. – Te ruego que tengas calma cielo, yo sé que todo esto es difícil mi amor, pero necesito que encuentres la forma de calmarte princesa. – le susurraba suavemente al oído.

 

Decidí que lo mejor era sentarnos un momento en los sofá de la sala de espera al final del pasillo. Levanté la mirada y le indiqué a Renata y a Eleazar donde estaríamos, mi hermana seguía abrazada a Renata con la cabeza hundida en su hombro, sin embargo no estaba nada alterada, definitivamente la pequeña Isa tenía el carácter de su padre y mantenía en calma a su madre. Por otro lado mi pequeñita debía tener el carácter inquieto, amoroso y empático de su madre porque no podía calmarlas, sonreí interiormente porque sabía que mi florecita sería la copia al carbón de mi preciosa.  Me senté en uno de los sillones, atrayendo a mi mujer conmigo y sentándola en mi regazo donde pude acunarla y tararear en su oído su nana y la nana de nuestra bebita, mientras acariciaba su espalda y su pierna haciendo que poco a poco fuera dejando las lágrimas y se fuera relajando en mis brazos, la sentí buscar el hueco de mi cuello y tras aspirar mi aroma fue acomodándose allí y quedándose dormida. Eso era definitivamente lo mejor, porque mi preciosa tendría que esperar a que mi hermano se calmara y decidiera si quería verla o no.

 

Tiempo después salió mi cuñado de la habitación de mi hermano y se acercó a su esposa contándole a ella, a Eleazar y Renata como estaba la situación, yo a lo lejos los veía, Jasper se giro hacia mí y luego se acercó acompañado por Alice.

 

- Cómo están las cosas?. – le pregunté bajito para no despertar a mi preciosa. -

 

- Tal como se esperaban, pensó que le mentían, renegó, y ahora le queda una enorme culpa. – dijo Jasper. -

 

- Que va a pasar ahora?. – insistí. -

 

- No lo sé bien. – dijo encogiéndose de hombros. – pero va a estar bien Edward, no se preocupen, reaccionó de la forma en la que se esperaba que lo hiciera. – completó poniéndose en su papel de médico. -

 

Tras un par de minutos, Carlisle salió de la habitación y tras un cruce de palabras con Eleazar se lanzó en busca del consuelo de los brazos de su novia. Se acercó a nosotros dándole a mi padre algo de privacidad, aunque supongo que le sorprendió un poco, porque ciertamente nadie fuera de nuestra familia sabía que mis padres estaban separándose.

 

- Esta agotada. – dijo mirando con ternura a su sobrina que estaba en mis brazos, mi dulce y tierna esposa. -

 

- Si lo está, ya duerme demasiado por lo del embarazo, los niños y esta noche pasada y todas estas cosas que han pasado. – dije negando. – la tienen completamente exhausta. -

 

- Es comprensible. – dijo. – voy a casa, mas tarde llamo a tu padre para saber si Christopher quiere vernos. – dijo en un poco triste. – sé que mi exigencia podría comprometer un poco su salud, pero la verdad es que no podía permitir que Esme siguiera con esto, nos acercaremos a él, cuando el quiera hacerlo. – completó y se inclinó para dejar un beso en el cabello de mi esposa, y finalmente se retiro.

 

Mi padre continuaba abrazado a Renata, ella recostada a la pared, el frente a ella, con una mano en su cintura y la otra sosteniendo su cuello, las de ella una en el rostro de mi padre y la otra sujeta a la presilla de su pantalón tenían las frentes unidas, y de rato en rato ella secaba las lágrimas de mi papá con sus labios. Mi papá se veía enamorado y parecía encontrar en ella tranquilidad, paz, consuelo y felicidad; lamentaba que mis padres terminarán separados, pero después de todas las cosas que hizo mamá no veo como las cosas puedan ser de otra forma, además mi papá se enamoro de Renata, y creo que esta vez ese instinto de protección hacia Esme no va a jugar en favor de ella. Al rato mi madre salió de la habitación, hizo un gesto de dolor al ver la escena de mi padre y de Renata casi al frente de la puerta, mi padre al sentir a Renata tensarse en sus brazos giro la cabeza lentamente a mi madre, pero no le dio una segunda mirada, porque regreso su vista hacia la mujer  que ahora ocupaba sus brazos, mi  madre solo negó con la cabeza baja, y tras un largo suspiro levantó la cabeza, y al pasar a nuestro lado nos miró, primero a Alice, luego a mi… me regaló una triste sonrisa y un asentimiento de cabeza y se fue. Alice tras un largo suspiro, se giró hacia mí y añadió.

 

- Que fue eso Ed?. – me preguntó y yo me encogí de hombros. – hablaste con ella?. – me preguntaba mi hermanita. -

 

- Ayer cuando me fui. – le dije. -

 

- Que le dijiste?. – Preguntó triste, sentándose en el regazo de su esposo en el sillón junto al que ocupábamos mi ángel y yo. -

 

- Le dije que Emmett estaría bien, le dije que la amaba y que la perdonaba. -

 

- Ojalá yo me hubiese dado la oportunidad de hacerlo. – dijo triste. -

 

- Tendrás tiempo de hacerlo mi pequeña. – le dijo Jasper. -

 

- No. – dijo ella, segura de si misma. – Esta fue la última vez que vemos a mamá, por lo menos la última en mucho tiempo para ti, quizás la última para siempre para mi. –  me dijo y una lágrima escurrió por su rostro, mientras su esposo la secaba, yo me acercaba a mi esposa para poder aspirar su olor, con la certeza de que lo que decía mi hermana era cierto. Sin saberlo ayer me había dado la oportunidad de despedirme de mi mamá. De esa que debió amarme incondicionalmente luego de darme la vida, pero que no lo hizo porque yo le recordaba sus culpas y sus errores.

 

Mi hermana y Jasper entraron a ver a mi hermano, y llevarle algo de comer a Rosalie que no se había despegado de su lado, mi padre y Renata fueron a buscar a Kellan y Valerie para que visitaran a su padre, y yo logré convencer a mi princesa de ir a comer algo, mientras veíamos si mi hermano era capaz de ver a mi ángel. Luego de que sus hijos salieron de la habitación y mi hermana y cuñado se los llevaran a casa Rosalie se acercó a nosotros.

 

-  Cómo estas Rosie?. – le preguntó mi esposa. -

 

- Ay Arizona… - dijo tras un profundo suspiro. – Preocupada, triste, molesta… no entiendo como pasaron tantas cosas.  Puedes creer que Esme desde que Emmett nació lo ha manipulado y lo ha hecho absolutamente dependiente de ella. – decía. – tenían que ver su rostro cuando ella le dijo que él no era el verdadero Emmett, que ella se lo había llevado de lado de su madre y que era él el hijo de Renee y Carlisle, que él era el hijo de esa mujer que él tanto ha despreciado en ese odio que Esme le heredaba. – ella se quedó unos minutos callada y añadió. – Bells… Em, Emmett quiere verte. – le dijo, mi esposa asintió y me vio con cara de terror, pero le sonreí. -

 

- Vamos preciosa, eso es lo que llevas todo el día esperando. – le dije y me puse de pie incorporándola despacio junto conmigo y fuimos tomados de la mano hasta la habitación de mi hermano.

 

Rosalie entró despacio y nosotros detrás de ella, mi hermano tenía el rostro amoratado girado hacia la ventana, la verdad que la imagen que ofrecía era penosa, un brazo y una pierna rota, una laceración en la frente, el vendaje en el torso que se veía a través de la camisa abierta de su pijama. Sentí a mi hermosa hacer varias profundas respiraciones, supongo que el aspecto de mi hermano hacía estragos en ella, me acerqué a susurrarle al oído.

 

- Cielo estas bien?. – le pregunté dulcemente, en ese momento Rosalie se acercó a ella con un vaso de agua. -

 

- Ven Arizona, siéntate. – le dijo conduciéndola hasta una silla cercana a la cama de mi hermano. -

 

- Te sientes mal Isabella?. – le preguntó Emmett con preocupación y cautela. Mi ángel lo miró nerviosa, mordiéndose el labio y un poco asombrada por el tono dulce y preocupado que uso para dirigirse a ella. -

 

- No es nada Chris… - de pronto se detuvo negando con la cabeza. – Emmett, lo que sucede es que mi estómago no se asienta bien últimamente. – dijo con una pequeña sonrisa. -

 

- Estas enferma?. – le preguntó de nuevo. -

 

- No. – dijo ella con una nueva sonrisa un poco menos forzada. – Embarazada. – le dijo. -

 

- Woooh, ustedes no pierden el tiempo hermano. – dijo Emmett.-

 

- Ya perdimos demasiado Em. – le dije y enseguida me arrepentí al ver que la  tristeza nublaba su rostro. Me puse detrás de mi princesa dejando una mano sobre su hombro, y la suya le hizo compañía a la mía. -

 

- Yo… yo… - se trabó y Rosalie se acerco a él dándole confort. – yo quiero pedirles perdón, yo ayude a mamá… - se detuvo de nuevo. – a Esme y a Heidi con sus locuras, y les hice daño.

 

- Em, ya Bella y yo habíamos decido que no vamos a seguir prolongando el odio de mamá ni el de Heidi, anoche cuando mamá se vio obligada a revelar el último de los secretos que guardaba nos dejo a Bella y a mí libres de odios y de culpas. – le dije sinceramente.- No tienes que pedirnos perdón Emmett, para nosotros todo esta en el pasado, solo queremos vivir nuestra vida y ser felices.

 

- Pero yo no me merezco. – dijo mientras las lágrimas escurrían por sus ojos. -

 

- Basta. – le dijo mi princesa estirando su mano libre y colocándola sobre la mano de su hermano. – Se acabo todo, es hora de olvidar las cosas malas Christopher. – de pronto se calló y se mordió el labio apenada. – Disculpa… Emmett.

 

- No Isabella, ese es mi nombre no.- le dijo. – no pienso cambiar de nombre a esta altura de la vida. – le dijo con una pequeña y triste sonrisa. – pero eso fue el nombre que me puso ella, y supongo que me amo, no fue que ella me abandonara ni nada,  así que puedes decirme Christopher. Y la verdad espero que me perdones y me dejes compensarte por todo lo que te he hecho…. – titubeo un poco y añadió.-  hermana. – una sonrisa preciosa se instaló en el rostro de mi ángel, con cuidado se puso de pie y dejó un beso en la frente de su hermano. -

 

- De acuerdo Christopher. – le dijo regalándole otra sonrisa. – pero te digo que tu hermano y mis hermanos postizos me tienen muy consentida, así que tendrás que esforzarte.  –me acerqué a ella rodeándole la cintura con mi abrazo. – y si tu puedes ser Christopher para mi, entonces no me llames Isabella, no me gusta. – le dijo con un infantil chupero. – todos me llaman Bella. -

 

- O Arizona. – dijo Rosalie con una sonrisa que no le veía hace mucho. -

 

- Por qué te dicen Arizona?. – preguntó Emmett con genuina curiosidad por mi princesa. -

 

- Porque cuando llegué a Chicago tras la muerte de mis padres venía de Phoenix – Arizona. -  le respondió. -

 

- Cómo… cómo murió ella?. – le preguntó. -

 

- Mamá?. – él asintió. – En un accidente de tráfico, lo típico. – le respondió encogiéndose de hombros. – un conductor borracho que se salta un semáforo y se lleva la vida de quienes están en el medio. -

 

- Algo como lo que me hice yo. – dijo entristecido. -

 

- No Emmett. – le dije palmeando suave y amigablemente su hombro. – tu estas así porque a pesar de tu imprudencia te desviaste para no lastimar a alguien. -

 

- Estabas en el carro con ellos?. – le preguntó, y sabíamos que se refería al accidente donde murieron los Swan. -

 

- No, estaban celebrando su aniversario de bodas. – le dijo mi princesa. -

 

- Lo siento. – dijo él. -

 

- Eso fue hace mucho y a pesar de todo  yo he vivido cosas maravillosas. – dijo tomando mi mano y sonriéndome. -

 

- Que vas ha hacer cuando salgas de aquí Em?. – Le pregunté. -

 

- No sé Ed. – me dijo y me alegró que la complicidad y la fraternidad que habíamos tenido de niños y perdido en nuestra adolescencia se estaba desempolvando. – Definitivamente tengo que recuperarme, pero no sé si quiera hacerlo aquí.

 

- Yo le sugerí que nos fuéramos unos días, Em no solo tiene que sanar de sus heridas, sino que tenemos que sanar como familia, para poder salvar nuestro matrimonio. – dijo Rosalie, apretando cariñosamente la mano de su esposo. Sé que ella no lo ha perdonado del todo, pero  que está dispuesta a poner todo de su parte porque ese matrimonio funcione de verdad. Ellos se aman profundamente y sería muy injusto que por los odios de mi madre no puedan vivir y revivir su amor. – pero no sabemos a donde.

 

- Yo heredé de mi madre una casa en Forks, y si somos justos Christopher esa casa también te pertenece. – le dijo. – Es un lugar perfecto para descansar y perderse del mundo, es un pueblo sencillo pero la gente es muy amable. – le dijo mi ángel encogiéndose de hombros. -

 

- Suena genial, pero y los niños?. – dijo mirando a su esposa. -

 

- Forks seguramente tiene escuela, pueden estudiar allí unos meses Em, eso puede ser una buena experiencia para ellos. – le dije. – tus hijos son increíblemente sociables y estoy seguro no les costará hacerse de buenos amigos donde quiera que vallan. – miro a Rosalie que asentía, aparentemente encantada por la idea. -

 

- Y las rehabilitaciones?. – preguntó. -

 

- Ed y yo tenemos un buen amigo que trabaja con terapias físicas, que acaba de inaugurar una clínica para deportistas en Port Angeles, muy cerca de Forks estoy segura que estará encantado de ayudarte. – dijo mi preciosa y yo la mire con cara de no entender nada… amigo???.... terapeuta????.... con una clínica en Port Angeles?????.... ni idea. – seguro que Ed se muere por llamarlo y saludarlo, no es cierto cielo. – se giró a verme, pero cuando vio mi cara de “no sé de que me hablas” añadió. – Vamos cariño, se que estarás encantado de llamar a Riley?. – WTF…. Riley… no … el imbécil… no puedo creerlo. Mi princesa vio la expresión de mi rostro y estalló en una carcajada. – Quita esa cara cielo que Riley esta felizmente casado, enamorado y esperando a su bebé. – me dijo para luego añadir la guinda de la torta. – además él y Victoria tendrán un niño, acaso no sería un novio genial para tu florecita. – dijo ganándose un gruñido de mi parte, y la risa sincera de Em.-

 

- Tienes que verte la cara hermano. – me dijo. -

 

- Pues yo veré la tuya primero, recuerda que tu hija es mayor que las mías. – le dije. – así que ella ira a bailes y citas primero que mis princesas. – inmediatamente puso cara de horror. -

 

- En Forks hay conventos?. – preguntó, ganándose un golpe de su esposa. – Que???!!!!. – le preguntó. –  De todas formas yo tengo una hija Edward… Tú tienes dos… quizás tres. – me dijo. –

 

-Pero seguro que estarás feliz de verle la cara a Riley después que te la partió hace seis años. – añadí.

 

-Ese tipo que me sacó a golpes cuando… - se quedo pegado sin poder seguir, preso de la vergüenza y de la culpa. –

 

-Después de nada Christopher, ya tenemos que olvidar el pasado. – le dijo mi esposa firmemente. – Y si ese mismo es Riley, como verás tiene la fuerza suficiente para ayudarte en tus terapias. – le dijo con una sonrisita de suficiencia. –

 

-No creo que me merezca todo lo que estás haciendo por mi Bella. – dicho este recibió un fuerte golpe a un lado de su cabeza, cortesía de mi pequeña, dulce y amable esposa. – Ouch!!!!... Bella. –

 

-Cuando dices no merecerte lo que hago por ti, te mereces que te golpee. – dijo ella firmemente provocando las risas de Rosalie y mías.- Ves que tu hermana sabe perfectamente lo que te mereces. – sentenció finalmente. –

 

-En fin … creo que voy aceptar tu oferta Bella, pero con la condición de que algunos fines de semana que puedan visitarnos, quiero saber cosas de ella, de ustedes y los Denaly.

 

- Seguro, además que mi tío Eleazar se muere por visitarte. – le dijo mi hermosa. -

 

- Lo sé hable con él por teléfono, también con sus hijas, todos son amables y se desviven por hacerme sentir aceptado y la verdad se los agradezco, aunque es un poco vergonzoso después de lo que te he hecho. – dijo. – Ouch!!!... Bella. – Yo solo reía negando ante los intentos de mi hermosa por hacer que nuestro hermano dejara de decir estupideces. – Bella estoy herido, vas a dejarme peor de lo que estoy. – se quejó y ella solo se encogió de hombros. -  

 

- Pues deja de decir estupideces y cuenta con esas visitas, estoy seguro que mi hermosa tendrá muchas historias que contarte hermano. – le dije, intentado salvarlo de los maltratos de mi ángel.  Y mi Bella me regalo una dulce mirada de agradecimiento. -  y Mamá… digo Esme… que va a pasar entre tu y ella?. -  pregunté con cautela, el bajo la mirada entristecido pero finalmente me dijo. -

 

- Esme a pesar de todo es mi mamá, y yo la amo como tal. – dijo ante la mirada enternecida de mi Diosa. – no sé si traiciono a Renee con mi amor por ella, pero ella me cuido, me crío y me dio cariño a pesar de todo… Sé que me separo de mi verdadera familia, y ese fue un  acto increíblemente egoísta de su parte, sé que me manipuló todo este tiempo para aferrarme a su lado, para seguir con su inútil venganza, pero es mi madre. – Repitió.- por lo pronto me mantendré alejado de ella, al menos hasta que sanen las heridas emocionales. – nos decía. – pero no puedo sacarla de mi vida. – dijo regalándole una mirada de disculpas a mi esposa y a la suya. -

 

- No debes sentirte mal por quererla. – le dijo Bella. Rosalie bufó ganándose una torcida de ojos de mi princesa.- Ella siempre te dio amor y cariño y siempre fue una madre para ti, a pesar de todo.

 

- Por eso lo manipulaba y lo usaba como lo hacía. – Replicó Rose tan clara como siempre. -

 

- Rose, eso solo era ella protegiéndose de la verdad, eso solo era ella aterrada porque Christopher dejara de quererla y quisiera marcharse con su verdadera familia. – le dijo Bella.- 

 

- Charlie Swan era un santo?. – preguntó Rosalie, mientras mi princesa negaba divertida. – porque si tu heredaste su carácter y eres como eres, al hombre mínimo lo canonizaron. – dijo Rosalie. -

 

- Después que te recuperes que vas hacer Em?. – le pregunté para desviar un poco el tema, por lo que pude ver Rosalie estaba en desacuerdo de que tanto mi princesa como nuestro hermano decidieran perdonar las locuras de mi madre. -

 

- Pues no lo sé, quiero volver a trabajar, pero me gustaría. – dijo, pero tras mirar a su esposa se corrigió. – nos gustaría dejar Chicago por un tiempo. – de pronto mi princesa dio unos brinquitos como los que solía dar Alice, que demonios le pasa, donde se quedó su promesa de tomarse las cosas con calma, cuando vio mi dura mirada se calmó un poco y me dio una sonrisa de niña traviesa. -

 

- Tengo una idea. – le dijo. – La fundación que cree en nombre de nuestra hija va a construir un hospital para enfermedades cardíacas pediátricas, y otras especialidades, así como un centro de investigación de enfermedades congénitas. Y la verdad es que estamos buscando un pediatra para dirigirlo, y creo que podemos conseguir el mejor pediatra de todo Chicago para dirigirlo. – dijo y me miró un ojitos  expectantes, yo asentí sobre su idea. -  Te gustaría dirigir el hospital de Marie Alice, Christopher?. -

 

- Woooo…Bella eso es demasiado. – le dijo. – Ouch!!!!!... Ya esta bueno Isabella, ya entendí. -  le dijo después del nuevo golpe.-

 

- Al fin, ya es hora de que dejes de decir estupideces. – le dijo. - Te gustaría o no?. – dijo ella en su modo mamá mandona, y me encantaba. -

 

- Claro, pero no lo merezco. – le replicó, e intento protegerse de un nuevo golpe, la verdad estaba a punto de estallar de la risa, solo me contenía porque no quería ser yo quien se ganara el zape. -

 

- Cállate y no digas bobadas. – le dijo, ganándose una risa de mi parte. – Además ya lo decidí y toda la familia se esta involucrando en la fundación, y solo faltabas tu. –le dijo tajante ganándose una risa cómplice de mi cuñada. – además Rosalie siempre ha querido vivir en Londres. – añadió a lo que mi hermana asintió. – y puede mudar la revista para allá. Y convertirse en la editora de una revista que estamos planeando para la fundación. – y pude ver el brillo esperanzador de mi cuñada. – y yo tengo una hermosa casita en Londres, pueden vivir allí hasta que consigan algo de su gusto.

 

- Eso es increíblemente generoso de tu parte Arizona. – dijo mi hermana Rosie. -

 

- Déjate de bobadas Rose, porque es lo que quieres, es lo que quiero y es lo mejor para ustedes, pero sobre todo para ti Christopher,  y además no pienso aceptar un no por respuesta. – le dijo, y él le regalo una sonrisa. – Además Edward y yo tenemos que ir constantemente a supervisar la obra y otras cosas de la fundación, yo tengo que dirigir las sesiones y tenemos que ir también a Montepulciano, así que siempre podremos visitarlos, además se me ocurre que podemos pasar toda la familia vacaciones al menos dos semanas al año en Montepulciano. - dijo emocionada planeándonos la vida a todos. –

 

- Estoy en deuda con la vida. – dijo de pronto Emmett y mi princesa se calló en el acto fijándose en lo que él quería decir. - Me regaló una esposa maravillosa, unos hijos estupendos y dos hermanos geniales… y yo no hice más que echar mierda a mi alrededor y dañarlo todo, y a la final para que terminará de abrir los ojos y me entero que no solo tuvo una madre que me amó… sino que tuve dos, aunque a una no la conocí nunca o no como mi madre que era, pero sé que me amó y encima la vida me premia con una hermana increíble, que además de todo me perdona todas las carbonerías y el daño que le hice. – dijo finalmente y mi preciosa con cuidado se acercó a abrazarlo.

 

Ese momento fue increíblemente emotivo, ya que después de los abrazos siguieron nuevos pedidos de perdón y reprimendas en respuesta, vinieron también lágrimas de felicidad y risas y un pequeño interrogatorio, hasta que nos despedimos y fuimos a casa a ver a nuestros hijos. Después de pasar el resto de la tarde con nuestros hijos, sobrinas y los hermanos de mi diosa, nos quedamos en casa haciendo las hamburguesas y mis maravillosos hijos al notar cuan cansada estaban su mami y su hermanita decidieron convencer a mi preciosa para quedarse en casa y desistiera la idea del cine. Por lo que nos quedamos a ver una maratón de películas infantiles y conversando con Paúl y Jacob de todas las cosas que se sucedieron hoy.

 

Finalmente tras dejar a todos nuestros hijos en sus respectivas camas, nos fuimos a nuestro cuarto, mi preciosa se dio una larga ducha, y luego mientras ella se quedaba en el cuarto me perdí por las puertas del baño y sumergido en la regadera deje que el agua escurriera todo mi cansancio y el resto de mis penas. Al salir a la habitación me encontré a mi preciosísima esposa sentada en el borde la cama, con una botella de aceite para masajes en la mano y mordiéndose sensualmente el labio inferior.

 

- Cielo necesitas un masaje?.- le pregunte.-

 

- Si cariño, esperaba que mi adorado esposo me regalara uno. – cuando me acerqué a ella para tomar la botella, me detuvo, se puso de pie y tomando mi mano nos dirigía hacia la puerta. –

 

- Princesa, a dónde vamos?. – le dije confundido. –

 

- Al chalet. – me dijo, y acercándose a mí me dijo  sensualmente al oído. – tú me regalas ese masaje y  yo te prometo ayudarte a que hagamos mucho mucho ruido. – dijo para después morder mi oreja, en ese momento mande todo mi autocontrol al carajo, cargué a mi esposa entre mis brazos y prácticamente salí volando de la habitación.

 

Al llegar al chalet todo estaba perfectamente decorado con velas y flores y me recordó muchísimo a esa noche donde nos entregamos nuevamente en Montepulciano, poco tiempo antes.

 

- Le pedí ayuda a Paúl. – me dijo para morderse nuevamente el labio. –

 

- Entonces recuérdame agradecerle. – le dije para luego besarla intensamente. – así que mi esposa quiere un masaje. – le dije intentando quitarle la botella de la mano, pero ella no me lo permitió. –

 

- En la segunda ronda cielo, primero tengo una sorpresa para ti. – me dijo. La mire alzando la ceja, interrogándola con la mirada. – debajo de la cama hay una caja, puedes alcanzármela. – me agaché y tome la caja para entregársela. Abrió la caja sigilosamente y sacó de ellos unos hermosísimos y altísimos zapatos de tacón que haría ver sus piernas perfectamente deliciosas. –

 

- Cielo no creo que puedas usar eso amor. – le dije sintiendo pena por no verla con los zapatos puestos, o más aún por no poderle hacerle el amor, con lo zapatos puestos. Pero a pesar mis palabras mi preciosa comenzó a calzarse los tacones. – Princesa que haces?.

 

- Ed… el hecho de que no pueda andar con los zapatos, no quiere decir que no pueda usarlos en la cama. – me dijo mordiéndose el labio y luciéndome una espectacular pierna coronada por ese precioso zapato. – además a ti te encanta. – me ronroneo.-

 

- Quieres matarme princesa. – le dije  con un gruñido sexual y me lance a besar esa larga y provocativa pierna. –

 

- Uhhmmmm …. Ed. – me decía mi preciosa esposa presa de la pasión y del deseo. Una vez que terminé con su pierna bese delicadamente la otra, cuando al fin alcancé su cintura pude oler cuan preparada estaba para mí sobre su ropa interior, deje besos húmedos por su ombligo y por sus costados a medida que iba retirando el hermoso y provocativo negligé que mi princesa estaba usando para mi deleite.

 

- Te amo bebé. – le decía al tiempo que me apoderaba de uno de sus pechos succionándola delicadamente, dejando besos que arrancaban suspiros y gemidos de los tentadores y provocativos labios de mi mujer.

 

- Yo te amo más mi vida. – me decía, finalmente retire la prenda de su cuerpo mientras que ella arrastraba con sus dulces manos mi franela, para luego llevarlas a la cinturilla de mi pantalón arrastrándolo lenta y tortuosamente mientras dejaba dulces besos por mi pecho.

 

Después de alcanzar el orgasmo en manos y bocas el uno del otro, nos amamos despacio sin prisas, disfrutándonos entregándonos todo, entregándonos completamente.

 

- Abre los ojos preciosa. – le dije preso del deseo. – Quiero verte. – le dije y en el momento en el que nos perdimos el uno en la vista del otro, nos vinimos juntos en el más poderosos de los orgasmos. Después de querernos de esa forma tan sublime, siguieron los masajes y todo ese ruido que había prometido mi preciosa.

 

Al día siguiente dejamos a los niños en el colegio, fui al trabajo mientras mi preciosa fue a visitar a nuestro hermano, yo pase por ella al medio día y fuimos por nuestros hijos al colegio y a almorzar con sus hermanos Paúl y Jacob  y nuestras sobrinas, era un pequeño almuerzo de despedida en el que nos acompañaron mi cuñado y hermana, en la tarde fuimos a visitar a nuestra mariposita y también visite un rato a mi hermano. En eso establecimos una cómoda rutina. Fueron pasando los días, las semanas. Mi hermano fue recuperándose y pasó una temporada en Forks, fuimos a visitarlo, y mis hijos estaban fascinados con la casa y el pueblo, yo mismo me sentía cautivado por el lugar, por la vista del lago en la parte de atrás de la casa, por sus pocos y amables habitantes. Junto con mi princesa y Emmett, fuimos en algunas oportunidades a visitar a nuestro hermano enterrado en el cementerio del pequeño Forks.  Esas visitas se siguieron de largas conversaciones, una de las más emotivas fue sin duda cuando Valeria había encontrado en la casa un álbum de fotos de la época en la Renee estaba embarazada de Christopher… de Emmett… Bahhh, como sea… de nuestro hermano.

 

Emmett y Rosalie recibieron también la visita de los Denaly y acostumbraban a recibir llamadas de Tanya desde Volterra, quien tras haberse enterado de su parentesco y de la verdad de la historia de Emmett comenzó a mantener comunicación con su primo.

 

Durante ese tiempo fuimos en distintas oportunidades a Londres y revisamos el proyecto tanto con Jacob como con Emmett, que estaba tomándose en serio su papel como director general del hospital. Mi padre revisaba con Emmett los planes y programas médicos, mientras que Jasper y mi preciosa revisaban lo de los planes de apoyo, yo me concentré en la construcción del proyecto y en los programas de internacionalización y preparación de los proyectos, conjuntamente con Jacob, mientras que Paul y Alice se concentraban en los eventos de beneficencia y recaudación de fondos, y Rosalie y Renata estaban trabajando en las publicaciones y revistas de la fundación. Toda la familia estaba involucrada en la fundación y eso nos hacía inmensamente felices a mi princesa y a mí. También visitamos Montepulciano, los viñedos y a los nonos. Todo estaba encontrando el cause natural que  siempre debió de haber recorrido.

 

Los niños estaban completamente expectantes, dentro de pocos días nacería Isabella, Alice como de costumbre había tenido la razón y estaba rebosante de felicidad de que pronto tendría a su pequeña barbie viviente a la que vestir y malcriar, pero la verdad es que todo indicaba que el carácter de la pequeña Isabella, o Isa como la llamaban sería más parecido al de mi cuñado que al de mi hermana.

 

Como esperábamos toda la familia y mi muy embarazada y hermosa esposa estábamos en el hospital dándole la bienvenida a nuestra sobrina, que resultó ser una pequeñita preciosa, como una muñeca, muy parecida a Alice, con su piel blanca y ese hermoso y reluciente cabello negro, era una pequeñita blancanieves, pero como lo habíamos previsto era tan pacífica y tranquila como su padre que babeaba de orgullo por su pequeña princesita.  Este año la familia Cullen se llenaría de hermosas princesitas. Primero nacería la pequeña Isabella Marie Whitlock Cullen,  quien ya se encontraba con nosotros haciendo las delicias de todos. En un par de semanas más tendríamos Bella y yo a la más pequeña de nuestras princesitas consentidas, o nuestra llorona más chica, como la llamaba Ed… porque Alice tenía razón y seríamos bendecidos con una hermosa bebita. Eso me alegraba, no solo porque tendría mi pequeñito clon de Bella, sino porque como lo prometido es deuda, luego tendría que darle otro bebe varón a mi esposa.

 

Lo que nos sorprendió fue que Emmett y Rosalie habían quedado embarazados  durante su reconciliación y recuperación de su matrimonio y de mi hermano, era la bebé de Forks, así le decíamos entre bromas y a la que Emmett, para sorpresa de todos y felicidad de mi ángel decidió llamar Renee Christina Culle Hale. Por último ya como un regalo de navidad, mis hermanos y yo tendríamos una pequeña hermanita a la que mi padre y Renata decidieron llamar Anette como la bisabuela Cullen, lejos quedó el chiste de navidad de Renata de tener una hija llamada Renee Esme, la verdad es que después de todo no parecía lo más adecuado. El nombre de mi florecita es un secreto que solo conoce mi gatita, quien tras muchos pucheros, besos y muchos “te amo papi, yo no le digo a nadie” logro que le contara y estaba completamente fascinada con el nombre de su hermanita, el resto incluida mi preciosa tendrían que esperar al nacimiento de pequeñita.

 

Paúl y Jacob habían viajado a Chicago con mi ternurita, Leah y Seth para visitar a mi hermana y la pequeñita Isa, y pensaban tomarse las dos o tres semanas que faltaban para el nacimiento de mi pequeña princesita.

 

Dos semanas después estábamos mi princesa y yo recogiendo las cosas que teníamos preparadas para salir para el hospital, como los trillizos habían nacido por cesárea, lo más recomendable  era que mi florecita naciera de igual forma, por lo que habíamos programado su nacimiento para tres días antes del cumpleaños de mi esposa, para que así pudiera estar ya en casa para su cumpleaños.

 

-Ed…- dijo mi esposa sacándome de mi ensoñación. –

 

-Te sientes mal cielo. – le dije acercándome a ella preocupado. –

 

-No cariño. – me dijo.- me preguntaba si vas a decirme por fin como se llama nuestra hija. – me acerqué ella y besándole en la cabeza. –

 

-Cuando esté en tus brazos, en ese momento lo sabrás. – le dije. –

 

Nos fuimos todos al hospital, y mis inquietos hijos se quedaron  en la sala de espera que estaba rebozar con el clan Denaly en pleno, incluidos Félix y Tanya, además de Rosalie, Renata, Paúl y Jacob. Alice, Cynthia, Angela y su novio, Doña Bree  y el Señor James, se quedaron en nuestra casa cuidando de Isa, Valerie, Kellan, Keyla, Seth y Leah; ya con mis tres hijos en el hospital era suficiente, si los dejábamos ir a todos eso parecería más bien una guardería, y aunque mi padre fuera el director del hospital no estaría nada bien. Mi padre asistiría a Zafrina en la cesárea mientras que Emmett sería el pediatra encargado de recibir a mi pequeñita, yo me encontraba en el quirófano en pie de lucha al lado de mi princesa, sosteniendo su mano, besando su frente y recordándole  una y otra vez cuanto la amaba, cuanto amaba nuestros hijos y cuan agradecido estaba con ella por esta nueva alegría que traía a mi vida. Tras unos largos minutos en el quirófano y los distintos chistes de mi papá y Emmett que en estos meses habían empezado a construir una hermosa relación padre-hijo, escuchamos el hermoso sonido del llanto de mi florecita, anunciándole al mundo que había llegado.

 

- Edward acércate para que conozcas a tu pequeña. – dijo Zafrina, mire a mi princesa pues le había prometido no apartarme de ella nunca. -

 

- Ve Edward, ve a conocer a nuestra florecita mi amor. – me dijo mi princesa emocionada, y me acerque nervioso y emocionado a conocer a mi pequeña, era una hermosa bebita, y sonreí feliz porque Dios debía de quererme mucho puesto me concedió justo lo que quería una hermosísima bebé que era el clon perfecto y exacto de su madre, tenía los mismos rasgos, su piel estaba algo enrojecida pero se veía que sería igual de blanca y cremosa que la de mi ángel, también tenía esos rizos chocolates espectaculares como los de mi gatita y los de mi esposa. Una vez que me deleite con mi pequeñita, se la di a mi hermano para que la atendiera. – Es hermosa mi vida. – le dije dándole un beso con toda la devoción que sentía por ella en ese momento. – es hermosa y es perfecta. Gracias mi amor.

 

- Gracias a ti cielo, por regresar a mí. – me dijo haciendo un gesto para que me inclinara a besarla, y lo hice sin pensarlo dos veces. -

 

- Hermanos aquí tienen a su princesita que esta ansiosa por conocer a mami. – dijo Emmett acercándose con mi florecita y colocándola sobre el pecho de su madre. Mi princesa emocionada acariciaba su rostro. -

 

- Hola Bebé hermosa. – le dijo emocionada. – Bienvenida mi amor, te estábamos esperando. – yo me uní a ella acariciando lentamente su rostro, mientras mi esposa dejaba un beso en sus rizos castaños, yo hice lo mismo. Y en ese momento mi florecita abrió los ojos regalándonos un profunda y hermosa mirada chocolate, intensa y hermosa. -

 

- Es perfecta, es exactamente igual a ti mi amor. – le dije dejando un beso en sus labios. – ya tengo mi cloncito. – dije lleno de alegrías ganándome una risa de los presente.-

 

- Pero ese no es su nombre verdad. – me dijo mi esposa con un chupero. – porque resulta que tengo a mi bebita en mis brazos, estoy cansada, pronto caeré en un profundo sueño y mi amantísimo esposo aún no me dice como se llama mi bebita. – eso provoco que todos rieran de nuevo incluido yo. Pero tras dejar un beso en la frente de mi esposa y de nuestra bebé le dije. -

 

- Bien… espero de verdad te guste. – le dije nervioso.- a Lizzie le encanta, pero sabes que ella me sigue la corriente en todo.

 

- Elizabeth lo sabía y no me lo dijo. – añadió mi ángel indignada. -

 

- Mi gatita lo sabe, porque como una vez dijiste, soy incapaz de negarle nada mi amor, y menos mientras me ruega con unos “Te amo muchisisimo papito” y haciéndome ojitos. – le dije ganándome un sonrisa de su parte. – y si no te lo dijo fue porque yo se lo pedí.

 

- Al grano Edward. – dijo mi padre también impaciente por conocerle nombre de su nieta, puesto que ya el mismo había decidido como se llamaría su bebita y conocía el nombre de sus otras dos nietas. -

 

- De acuerdo. – me gire para tomar la manito de mi florecita y mirando a mi esposa le dije. – Bien amor te presento a Gabrielle Carlie Cullen Swan, nuestra pequeña Belle. – ella la miro emocionada. -

 

- Me encanta. – dijo besándome y luego dejando un beso en la otra manito de nuestra bebé. – Hola Belle, eres hermosa mi amor. – le decía embelezada.

 

- Y ese Carlie de donde te salió hermano?. – me preguntó Emmett. –

 

- Es por Carlisle y Charlie. – le dije. – Ya Jane lleva el nombre de mi madre, tu hija se llamará como mi suegra, pues ahora mi pequeña Belle hará también honor a sus abuelos. -

 

- Gracias hijo. – me dijo mi padre emocionando y acercándose para hacerle cariños a mi bebé. -

 

- Gracias mi amor. – me dijo mi princesa. – Pero todavía me debes a mi pequeño que se llame como sus abuelos.

 

- No sabes con cuanto gusto me entregaré a esa tarea. – le dije dejando un beso en sus labios y permitiendo que se la llevaran a la sala de recuperación, media hora más tarde nos encontraríamos en la habitación, con nuestra pequeña Belle y nuestros hijos.

 

Después de un par de horas mi princesa se despertó encontrando en la cama a nuestros tres hijos mayores.

 

- Hola mamita. – le dijo Jane. – Te sientes bien?. -

 

- Si amor. – le dijo mi preciosa acercándose a ella para abrazarla. – cómo están ustedes?. -

 

- Muy contentos mamita. – le dijo. - Le trajimos este regalo a Belle, mami. – mi princesa tomó entre sus manos la bolsa de regalo y sacó de ella una hermosa mariposa de peluche que se convertiría en el juguete favorito e irremplazable de Gabrielle. –

 

- Queríamos a Marie con Belle, como siempre está con nosotros. – dijo Ed completamente serio y centrado como siempre. Ese gesto de nuestros hijos nos arrancó lágrimas a mi princesa y a mí, emocionados porque nuestros hijos tuvieran a su hermana tan en cuenta como nosotros la teníamos, y por el dolor de no tenerla con nosotros y extrañarla tanto. –

 

- Muchas gracias hijos, son maravillosos. – les dije y mi princesa y yo repartimos besos a nuestros hijos, mientras Lizzie tomaba la mariposa y la movía suavemente frente a su hermanita. -

 

- Mami Gabrielle es hermosa. – dijo mi gatita mostrando una hermosa sonrisa. – Parece una linda muñeca. -

 

- Claro que es hermosa Lizzie, no ves que es igualita a mi mamita. Y mi mamita es la más hermosa del mundo. – dijo Ed. -

 

- Yo estoy completamente de acuerdo con que tu mamá es la más hermosa mamá del mundo. – le dije acercándome a ellos con mi florecita en brazos. – pero tus hermanas son hermosas, todas son preciosísimas. – él asintió en acuerdo y me hicieron un espacio en la cama, le pase a la pequeña Belle a mi esposa, y me quede recostado sobre su hombro embelezado mirando a mi bebita, con mi gatita recostada en mi pecho y con Ed a mi lado y Jane al otro lado de mi princesa. Estábamos todos embelezados viviendo este perfecto momento cuando un flash nos saco de la burbuja.

 

- Lo siento pero tenía que tomar esa imagen es demasiado perfecta. – dijo el visitante. -

 

- Nona. – gritaron mis pequeños quienes saltaron de la cama para abrazar a la Nona Sue y al Nono Billy que había llegado de sorpresa a conocer a nuestra hermosura.

 

En un par de días estábamos en casa y todo estaba a rebosar de alegría. La mañana del cumpleaños de mi esposa y después de llenarla de besos y abrazos y antes de que la tropa irrumpiera en la habitación o que la pequeña Belle se despertará pidiendo ser atendida arrastre a  mi dulce esposa para el garage.

 

- Cielo, se que tu vida soy yo y nuestros hijos, pero también sé que te gusta manejar y darte tu espacio, así que quise obsequiarte un auto para cuando tengas que salir sin los niños o cuando quieras raptar a tu esposo para un rico rato solos. – le dije y al entrar en el garage destape la sorpresa entregándole la llaves de su nuevo porsche 911 blanco. – Feliz cumpleaños mi amor. – le dije adueñándome de sus labios. -

 

- Por Dios mi vida. – me dijo. – no debiste, me has dado tanta felicidad. – me dijo para luego adueñarse de mis labios y reglarme un profundo beso. -

 

- Cielo tú también me haces feliz, pero mejor guardamos el agradecimiento del regalo para cuando podamos divertirnos más. – le dije mordiendo su oreja. -

 

- De acuerdo. – me dijo. – pero gracias mi amor es precioso. – me dio un casto beso en los labios.-  

 

Cuando pasamos por la cocina de regreso al cuarto, toda nuestra familia, nuestros hijos, hermanos, cuñados, sobrinos, mi padre, Renata, Cynthia, Angela, Ben, los Nonos, Sr. James y Doña Bree, los Denaly y Aro Volturi… todos estaban reunidos en la cocina esperando por nosotros con un delicioso desayuno de cumpleaños, y una hermosa tarta.

 

Todo era felicidad en nuestras vidas.  Así fueron pasando los días nuestros hijos llenaban nuestras vidas de alegría, yo seguía trabajando con Aro, pero delegaba más proyectos y podía pasar más tiempo con mis hijos y mi esposa. Por lo pronto estaba dedicado solo al proyecto del Hospital de Chicago, puesto habíamos ganado la licitación para su construcción y también el Hospital de Londres, en el cual estábamos recibiendo el importante apoyo de la familia Volturi. Así que entre los Cullen, los Swan, los Volturi y los Black involucrados conseguíamos muchos fondos que ayudaron no solo a la fundación Marie Alice Swan, sino también a otras fundaciones y proyectos maravillosos alrededor del mundo.

 

Nuestra vida era básicamente perfecta, era todo lo perfecto que podía esperar, mi hermosa había publicado otro libro exitoso, una novela sobre unos estudiantes universitarios que durante un fiesta de fraternidad se ven envueltos en el perverso juego de una pareja que para “refrescar” su relación, se acuesta con victimas previa y fríamente seleccionadas logrando que las victimas terminen liadas en un reversada historia de amor. La historia logró gran aceptación y la crítica fue muy buena, aunque en un principio  todos pensaron que el siguiente libro de mi princesa sería la continuación de “La Otra”, pero por lo pronto decidimos que lo mejor para nuestra familia era dejar nuestra historia solo para nosotros. Aunque nunca me quejaré de “La Otra” porque de alguna manera ella me dio las primeras esperanzas de encontrar a mi princesa y a mis hijos.

 

La relación entre Emmett y Bella era cada vez mejor, y con cada día que pasaba estaban más apegados, incluso mi hermosa esposa acompaño a su hermano a Phoenix para visitar la tumba de su madre. Ese fin de semana casi enloquezco solo con nuestros  cuatro hijos, porque aparte es fin de semana había de todo, prácticas de Ballet, clases de piano y prácticas también de patinaje, sin contar que mi pequeña empezó con las molestias de los dientes precisamente ese fin de semana, con su mamá y su tío-padrino y además pediatra lejísimos de nosotros. Fue absolutamente desesperante. Pero mi princesa pudo visitar la tumba de sus padres, y nuestro hermano se reconcilió totalmente con su madre, a la que ahora llamaba mamá sin dolor y sin culpas.  Y hablando de madres, tal y como lo había pronosticado mi hermana ese día en el hospital fue la última vez que la vimos, solo mantenía un eventual contacto telefónico con Emmett una vez al mes, según me contó mi hermano mi madre se había ido para la casa de su abuela en Grecia y se encontraba allí.

 

Pero el pronóstico de mi hermana llegó más allá. Cuando mi preciosa esposa y yo viajamos a Roma a celebrar nuestro aniversario de bodas nos encontramos causalmente con mi madre.

 

Flashback…

 

Estaba con mi princesa viendo las maravillas del museo vaticano, cuando entramos en la Capilla Sixtina, mi princesa me deleitaba con su conocimiento sobre la maravillosa obra de Miguel Ángel, tanto en el fresco del techo como el “Juicio Final” que adornaba el altar, mientras estaba perdido en las imágenes y mirando el techo tropecé accidentalmente con una mujer madura pero hermosa.

 

- Disculpe. – le dije. -

 

- No se preocupe. – me dijo. -

 

- Rene, te estaba buscando. – dijo una voz increíblemente conocida para mi, mi esposa y yo nos giramos para encararnos con mi madre, mientras que la mujer a la que había tropezado se acercó a ella, cariñosamente. -

 

- Cariño no te preocupes por mí, solo me tropecé con el joven. – le dijo. -

 

- Mamá… - le dije. – cómo has estado?.- la verdad se le veía extremadamente pálida, su piel había perdido brillo y calidez, se veía amarillenta y acartonada, también su cabello se veía sin brillo y además se encontraba demasiado delgada y ojerosa.

 

- Bien Edward. – me dijo sencillamente, pero no le creí. -

 

- No demasiado bien, está bastante enferma. – dijo la mujer que la acompañaba. -

 

- Y usted es…?. – le dije, mientras sentía el apoyo de mi esposa en mi brazo. -

 

- Su amiga, su enfermera, su amante. – me dijo. – Elija usted el título joven.- Yo estaba impactado. -

 

- Cállate Rene. – le dijo… Rene… que irónico no?. -

 

- Seguro que estas bien Esme?. – le dijo mi Bella al ver que mi madre ligeramente palidecía. -

 

- Estoy bien Isabella… Tenemos que irnos. – Dio la vuelta para irse pero a la final se giro.- Gracias por las fotos de mis nietos Isabella. – le dijo a mi esposa y yo la vi sin entender. – Tu hijos son hermosos Edward, debes estar orgulloso y feliz por ellos hijo. – dicho esto se marcho. -

 

- Adiós mamá. – le dije al aire. -

 

- La verdad es que le mando fotos tuyas, de nuestros hijos y de Isa por correo electrónico, jamás pensé que las vería cielo, porque nunca me responde. – me dijo mi princesa y yo me incliné para besarla. -

 

- Te amo mi amor eres maravillosa.

 

Fin flashback…

 

Tras regresar de nuestro pequeño viaje para celebrar nuestro tercer aniversario de bodas, mi princesa y nuestros hijos fuimos a visitar a nuestra mariposita, tenía unas ganas de enorme de visitarla, después de casi dos semanas sin ir a verla, ahora la visitábamos solo dos veces al mes, aunque tanto mi hermosa esposa como yo pasábamos todas las tardes unos minutos en su jardín, aunque la amábamos con locura y la extrañaríamos siempre, sabíamos que verla a diario no era sano y que tenías que dejarla ir, aunque una parte de ella viviría por siempre en nuestros corazones. Como siempre compramos flores y maripositas de colores que dejábamos sobre la tumba de nuestra bebita, y como ya era de costumbre mi hermosísima florecita bailaba dando vueltas  con la inseparable mariposa de peluche a la que ella llamaba Marie, al frente de la lápida de su hermana, aún no sabíamos si se inclinaría por el ballet o por el patinaje artístico, lo cierto es que con un dibujo y colores era capaz de hacer maravillas a sus escasos dos años de edad.

 

- Hoa Manita Maie. – le decía la pequeña. – Maie Posa y Gabielle vinimos a vete. – como siempre Gabrielle le decía a su hermana, que ella y Marie Mariposa venía a ver a su hermanita Marie. Nuestra pequeñita tenía poco más de dos años y aunque hablaba como una cotorra aún no lo hacía correctamente, pero cada día era mejor su dicción, estaba seguro que a los cinco años hablaría también como lo hacían sus hermanos a esa edad. -

 

Todos fuimos saludando a mi hija y nos quedamos sentados como siempre frente a la lápida contándole nuestras cosas y cosas de nuestras familias. En ese momento me sentí en paz como nunca, desde que me había perdonado completamente años antes cuando vine por primera vez con toda mi familia a visitar a mi hermosa mariposita me he sentido feliz, llegando a veces a una felicidad casi absoluta, mi familia es perfecta y aunque como todos tenemos altos y bajos pero somos increíblemente felices como debimos serlo desde siempre, pero por ciegos no vimos el amor que teníamos el uno por el otro, y permitimos que otros que si lo vieron nos hiciera daño con eso. Éramos felices al fin, y lo seríamos más con la sorpresa maravillosa que nos había dejado esa maravillosa y apasionada celebración de aniversario en Roma.

 

Entendía que era perfecta y absolutamente feliz, tenía el recuerdo, y el perdón de mi dulce mariposita, de Marie Alice, esa perfecta y tierna pequeña que siempre sería el angelito que cuida de mi y de lo más valioso en mi vida, mi hermosa y perfecta familia. Tenía a mi sabia y madura Jane Esme, que con esos pozos azules profundo hacía que encontrará la razón de las cosas, que encontrara la lógica y la verdad de lo que me rodeaba. A mi pequeño Campeón, mi clon Edward Anthony, que con su fortaleza y su seguridad, me daban la tranquilidad de saber que alguien siempre protegería a nuestras mujeres, ese pequeño que me sorprendía con su talento y que me hacía sentir increíblemente orgulloso. Tenía a mi hermosa gatita Elizabeth Lillian, esa que siempre hacía de mi lo que quería, esa que con su hermosa sonrisa y esos hermosos y profundos ojos lograban iluminar mi día y hacerme sonreír. Tenía a mi florecita, mi pequeña consentida llorona Gabrielle Carlie, esa pequeña que llenaba mi alma de calor y de ternura. Mis hijos me hacían felices, pero esa felicidad era absoluta y completa porque la compartía con mi Esposa, con mi mejor amiga, con mi amante, con mi ángel, con mi princesa, mi preciosa, mi Diosa, mi hermosa, mi Bella, mi Isabella Marie, la mujer que llena mi vida de amor, de pasión, de felicidad, de alegría, de risas, de ganas…. Ella mi esposa… Ellos mis hijos… Ellos mi  familia… Eran mi todo… Ese maravilloso todo que en nueve meses más se vería completo con otros dos pequeños, dos varones regalo de nuestra segunda luna de miel, esos con los que cumpliría mi promesa, esos dos pequeños que vendrían a aumentar nuestra felicidad y a equilibrar fuerzas a nuestro pequeño batallón.

 

Finalmente ese rayo de esperanza que se abrió en mi vida cuando tropecé con ese libro llamado “La Otra” se estaba convirtiendo en un resplandeciente sol. Habían cosas que habían quedado por fuera, como mi madre, la muerte de mi hermano y sobre todo la ausencia de mi amada mariposita que mantendría una pequeñita llama de dolor en algún lugar de mi corazón, pero el resto estaba rebosante de amor por ella, por su madre y sus hermanos, por mi familia y por alcanzar la vida que siempre había esperado y soñado vivir al lado de la mujer que amo… de  La Otra, de la otra mitad de mí, de la otra mitad de mi alma, de la dueña de mi vida, de mi cuerpo, de mi corazón por siempre y para siempre.

 

Fin…

 

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Todas las cosas buenas tienen que terminar, y como lo bueno se acaba “La Otra” ha llegado también a su fin…. Aunque después de esto nos queda aún el Epilogo, que espero pueda publicar la próxima semana, y un segundo Epílogo de unos años después donde podrán disfrutar el sueño de la Abuela Elizabeth y que finalmente Ed y Bella le entreguen el Diamante de los Cullen a Edward Jr…., cortesía de Guacha, que me lo a pedido.

 

Ahora bien, me disculpo por la tardanza de este capítulo, pero la verdad he estado algo enferma y entre el sueño provocado por los medicamentos y una sinusitis terrible que no me dejaba vivir no había podido actuliazar antes…

 

Espero de verdad disfruten este último capítulo, aunque sé que Guacha, GineGine y otras querrán mi cabeza porque van a considerar poco el castigo de nuestra Querida y Odiada Reina del Hielo, sin contar que para muchos de ustedes el perdón de Rosalie  hacia Emmet llegó pronto, como el de Bella y Edward… sin embargo, soy de la opinión de ellos y prologar los odios no puede servir de nada y para nada.

 

Aunque a las tres mosqueteras… que son ahora cuatro, y me refiero a Tatti, Julliet, Nancy y Jane…  no les haga muy feliz la pequeña Anette Cullen Fancinelli se une al Clan Cullen, pero como verán la pequeña no fue resultado del pequeño accidente de la noche de las revelaciones, sino algo posterior. Llenamos a los Cullen de niñas lloronas… pobrecillos Ed y Kellan… esperemos que con la posterior llegada de los gemelos, y quizás algún vástago más para los Whitlock-Cullen se equilibren un poquitín las fuerzas…

 

Este capítulo fue un poco complicado de escribir, se vieron envueltos demasiados sentimientos, demasiados personajes… demasiadas cosas. Esme a la final quedo prácticamente sola, alejada de su familia y enferma así que les doy permiso a que su imaginación haga lo que quiera con ella.

 

Antes de empezar a los que nos ocupa les dejo proponer cosas para el epílogo uno y dos, no por falta de imaginación, solo quiero complacerles y ver que puede resultar de sus peticiones y mi loca cabeza, a ver como puedo complacerlas… y después de finalizada la otra, espero poder cautivarles y engancharles con “El Tatuaje”… aquí en el capítulo final les deje una pista de cómo va a estar la cosa…

 

Gracias siempre por su apoyo y por sus maravillosos reviews, creo que mi primera historia me dejó un buen sabor de boca, y creo que redescubrí un talento, un hobbie y un buen pasatiempo que tenía algo olvidado… Gracias a todos ustedes por hacer con sus comentarios y por alentarme a que “La Otra” fuera una realidad que nos entretuviera en estos últimos meses.

 

Gracias, millones de gracias siempre, por ustedes es que se escribió cada palabra, cada emoción, cada sentimiento, cada pequeño suspiro, lágrima y nudos en la garganta. Ustedes dieron de alguna forma vida a “La Otra” a través de mis dedos corriendo por el teclado. Gracias por apoyar a mi primer fic y por hacer de mis personajes sus favoritos, o sus odiados, y por apoyar a cada uno a su manera.

 

Gracias siempre Gracias

 

Ya saben…

“Si la vida les da limones… Entonces pidan la Sal y el Tequila y bébansela”

 

A su Salud…

 

Kisses…

 

BkPattz.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                          

 

Capítulo 24: El día que lo Perdí todo Capítulo 26: Epílogo 1

 
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