La Otra (+18)

Autor: BkPattz
Género: + 18
Fecha Creación: 19/12/2010
Fecha Actualización: 18/02/2011
Finalizado: SI
Votos: 43
Comentarios: 112
Visitas: 152682
Capítulos: 27

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan. Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante? porque mientras Bella Swan estaba en las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

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Capítulo 1: Mi maldito sufrimiento

El reloj marcaba las 22:00 horas, y mi celular sonaba nuevamente, mire el identificador… Era Esme… de nuevo; se que mi madre estaba preocupada por mi, pero no podía, en este momento por más que quisiera no podía atender esa llamada, no podía hacerlo sin que mi madre notara que estaba derrumbado, y no derrumbado como ocasionalmente me veía… Como me veía todas las noches después de darle el beso de buenas noches a mi hija y refugiarme en la oscuridad de mi cuarto… En esa oscuridad, solo…  aferrándome a lo único que me queda de ella… su foto, lo único que quedo de ella en nuestro departamento cuando decidió irse, cuando decidió dejarme;  la foto de nosotros juntos, felices, abrazados, mirándonos a los ojos con amor y pasión, ese amor y esa pasión que solo sentí, siento y sentiré por mi Ángel, por mi princesa…. Y también la foto de ellos, esa que me mando ella por correo electrónico, la foto de nuestros hijos, de nuestros trillizos, de esos hermosos pequeños, fruto del amor de mi Bella y yo, a los que nunca he visto, a los que me muero por tener a mi lado, y besarlos y arroparlos cada noche, dándoles todo el amor que tengo guardado para ellos… Pero aquí estoy ahogándome en mi maldito sufrimiento, como cada uno de los días de estos últimos seis años…. Todo por ser un maldito imbécil que no tuvo el valor suficiente de darle a mi princesa el lugar que se merecía en mi vida y delante de todos. Hoy estaba más hundido, más destrozado y más deprimido que nunca… y apenas era el inicio de lo que tendría que sufrir en las próximas horas.

 

Y en todo este tiempo, la he herido con mi ausencia, con su soledad, dejándola sola con su dolor, con nuestro dolor… La he herido una y mil veces, uno de mis más grandes anhelos es encontrarla, poder pedirle perdón… creo que implorar, rogar su perdón es más apropiado de decir que pedir… porque es un perdón que no merezco … es que han sido tantos los errores que cometí con ella, que entiendo que mi ángel no pueda perdonarme nunca, ella ha sufrido tanto … tanto por mi… que debería desear que haya encontrado en su camino alguien que la ame, y que le de el lugar que se merece, pero de solo pensar en otro hombre tocando su cuerpo, recorriendo esa suave y hermosa piel que me enloquece con besos, diciéndole cosas al oído, haciéndola gemir su nombre, enloquezco y me muero de celos, siento que mi parcialmente muerto corazón termina por romperse en un millón de pedazos…

 

Pero la verdad es que aunque yo sufra, aunque me duela, aunque termine de morir por dentro… la verdad es que ella se merece ser feliz y yo me merezco perderla, porque a la final ella no fue mía, nunca lo fue de verdad, nunca la reclame como mía  ante los ojos de los demás… no porque ella no lo quisiera, no porque no fuera lo que ella más anhelaba en su vida, sino porque yo ciego, orgulloso, estúpido no le di su lugar… Y mi hermoso Ángel le toco conformarse con estar en la oscuridad, con estar a la sombra, con tener que esconder nuestro amor de todo y de todos (salvo de mi hermana, esa malvada duende, no se como, pero terminar enterándose y sabiendo todo de todo)… mi Bella, mi Ángel, mi princesa le toco conformarse con ser mi amante… con ser la Otra.

 

La Otra… Maldita sea… Ella nunca fue la otra, ella para mi era todo, ella para mi lo es todo… es mi vida, son mis ganas de respirar, de caminar de vivir… Amo a mis hijos, ellos son mi motor, creo que por ellos, es por lo que todavía logro levantarme de la cama y pasar por esta media vida prestada que me ha tocado vivir, desde que ella se fue… desde que ella no pudo soportar más estar a la sombra, esperando por las migajas de tiempo que le daba, aunque con ese poco tiempo le entregaba todo mi amor, le entregaba todo de mi, se que no era suficiente… lo entiendo y me arrepiento de ello con cada latido de mi corazón.

La Otra, ese era el título de su novela, ese era el titulo de su best seller, ese libro que la estaba convirtiendo en una autora famosa, premiada y reconocida, y cuya copia reposaba justo ahora entre mis manos, sobre mi escritorio… Estaba tan orgulloso de mi princesa, de sus logros, siempre supe que ella llegaría tan lejos como quisiera, porque ella es sencillamente maravillosa… se lo merece todo y más… y yo como el estúpido que soy no pude o no quise darme cuenta de que mi amor incondicional no era suficiente para mantenerla conmigo eternamente. La Otra, ese titulo me dolía en el alma, cada vez que pasaba mis dedos por las letras impresas de la portada del libro sentía que me quemaba por dentro… Me dolía, porque era la verdad, me dolía porque entendía y sentía su dolor en cada letra de esa palabra, me dolía porque más que mi propia dolor, era el  suyo el que me consumía, me consumía mi dolor, me consumí el suyo, me consumía la culpa de todo lo que le hice sufrir, de todo lo que estoy seguro que aún sufre por mi. Me quema su dolor, me quema el dolor de mis hijos. Se que mis pequeños sufren porque seguramente ven a su mami sufrir, se que mi otra pequeña sufre, porque aun teniendo su padre con ella, estoy seguro que ella se da cuenta que cada sonrisa que le regalo no puede llegar a mis  ojos, porque aunque soy feliz por tenerla a mi lado, una parte de mi corazón es terriblemente infeliz porque no estoy con mi Ángel, porque no estoy con mis pequeños, porque nunca podré estar con mi mariposita y me perdí la oportunidad de conocerla, de tenerla en mis brazos.

 

La Otra, ese maldito titulo que me dolía, que me quemaba como el infierno, porque además de todo era verdad, era una maldita y triste verdad que me perseguiría eternamente, o por lo menos hasta que logre encontrar a mi princesa y a mis pequeños, hasta que logre su perdón, hasta que consiga tenerlos de nuevo en mi vida, donde siempre debieron estar. 

 

Esta tarde cuando pasaba por una librería a comprar un libro que me había pedido mi pequeña Jane, me encontré con una gran torre de libros y montón de gente interesada en ellos, solo por curiosidad me acerque, hace tiempo no conseguía un buen titulo que llamara mi atención, y supongo que se debe a que mi interés por leer se fue con ella, siempre leíamos cosas juntos o leíamos los mismo libros y terminábamos discutiéndolos en largos y apasionados correos electrónicos, era lo único que podíamos compartir por correo sin miedo a ser descubiertos, por mi celosa, perseguidora y metiche esposa; siempre encontrábamos la manera de decirnos cosas encubiertas en las discusiones de los libros, siempre terminaba por relatarme las magnificas cosas que me dejaría hacerle cuando llegara al departamento, cosa que me ponía a mil y hacia que nuestros encuentros fueran mas excitantes gracias a la anticipación que esto creaba. Sin contar el montón de veces que encontrábamos cada uno su liberación, acariciándonos mientras leíamos el contenido del correo, pensando en el otro, cuando no podíamos estar juntos.  Así que más que mi curiosidad, algún tipo de energía que no pude identificar logro que me acercara a la pila de libros tomando uno entre mis manos… cuando leí el título “La Otra”, un escalofrío recorrió mi espalda, esa fue una de las cosas que mi ángel me gritó a la cara el día que me comunicó su decisión de terminar lo nuestro, el día que comunicó su decisión de apartarse definitivamente de mi lado; pero ni siquiera eso pudo prepararme para el shock y todas las emociones que sentí al ver el nombre del autor: “I. Marie Swan”, era ella, era mi princesa. En ese momento no se que pasaba por mi corazón, pero rápidamente pude sentir dolor, orgullo por su logro, dolor, amor, dolor, alegría, dolor, esperanza, dolor…

 

Estaba increíblemente orgulloso de su logro, en lo poco que las lagrimas me permitían ver de la información del libro entendí que era un best seller y esta ya era su quinta publicación en muy corto tiempo, además de que se había traducido a un montón de idiomas, amor… porque era mi ángel, mi princesa cualquier mínima mención de las más insignificante o significante cosa que tuviera que ver con ella, hacía que de mi corazón saltaran todos esos sentimientos y emociones que mi corazón albergaban por ella y solo por ella. Alegría y dolor porque firmaba su obra como “Marie Swan”… ese era el nombre de mi mariposita, de esa pequeña que jamás tendría en mis brazos y que nunca jamás abandonaría mi corazón y mis pensamientos, y esa era una hermosa manera en la que mi Ángel honraba la memoria de nuestra bebe. Y esperanza, porque tenía una pista desde la cual podía buscar de nuevo.

 

Limpie las lagrimas que ya se desbordaban por mi rostro, busque el libro que necesitaba Jane, y me dirigí a la caja para poder pagar mi compra … mientras esperaba mi turno gire el libro  de mi Ángel para poder leer información de la historia, aunque el título me daba una breve idea de lo que era…  y allí algunos fragmentos del libro … los leí y se me heló la sangre porque reconocí la historia, no solo era una historia, era mi historia con Bella, nuestra historia. Con las manos aún temblorosas abrí el libro para ver la información sobre el autor, y allí vi algo que me desconcertó… había una foto de mi Bella, más hermosa de lo que la recordaba, mi memoria no le hacía justicia, nunca lo haría … se veía profundamente hermosa, aunque algo me confundió, mire su sonrisa y note que era la sonrisa falsa que ella sabía muy bien como fingir, era la misma que adornaba su rostro, cada vez que nos encontrábamos en algún lugar publico y yo iba del brazo de mi esposa, esa sonrisa que por más hermosa que fuera no era sincera, y por lo tanto no se reflejaba en esos hermosísimos ojos color chocolate… lo que definitivamente me desconcertó fue que cuando quise verificar la veracidad de mi recuerdo y fije la vista en los hermosos ojos de mi princesa me encontré que los ojos que veía en la fotografía no eran los cálidos ojos chocolates que tanto amaba, sino un par de ojos verdes… no lo entendí, será que mi Bella, ahora usa lentes de contacto… pero porque … no lo entiendo…. Con lo increíblemente hermosos que son sus ojos… y de pronto … y como siempre me refugie en mis recuerdos…

 

Estábamos mi Ángel y yo en nuestro refugio, abrazados, sobre la alfombra… frente a la chimenea… ella se dedicaba a acariciar mi desnudo pecho, haciendo círculos con sus delicados dedos, mientras yo me dedicaba a admirar ese hermoso y perfecto cuerpo que me enloquecía a niveles que no podía entender... me incline sobre ella, para dejar una pequeño beso sobre la punta de su nariz …

 

- Te amo … te amo mi princesa .- le dije con toda la intensidad y sinceridad de la que fui capaz, necesitaba con todo el alma que ella lo entendiera, que ella lo creyera.- Te amo

 

- Yo más.- me respondió ella sin dejar de mirarme a los ojos.-

 

-Eso es imposible, es  como comparar un árbol con todo un bosque.-  le replique.-

 

- Te amo más y lo sabes.- y ahí apareció de nuevo esa sombra que nunca dejaba sus ojos y clavaba puñales en mi corazón, me dolía tanto su sufrimiento, pero como el maldito egoísta que soy, no era capaz de dejarla ir.-

 

- Cariño Te Amo, eres todo para mi.- le dije de nuevo.- Te amo cielo, tienes que creerme.

 

- Te creo, claro que te creo, es por eso que estamos aquí amor.

 

Seguí observándole, memorizando cada pequeño detalle de su cuerpo, acariciándola, grabando su cuerpo a fuego en mi memoria a través de mis dedos,  ella empezó de pronto a reír, así que deje mi inspección para verla directamente a los ojos, levantando su barbilla con mis dedos para tener una mejor visión de su rostro de ángel

 

- Ahora te ríes de mí, princesa?, hace unos minutos no eran precisamente risas lo que salían de esos sensuales labios tuyos.- le dije, y enseguida ese adorable sonrojo apareció en sus mejillas… Dios como amaba que se sonrojara de esa forma, mi dulce y tierna Bella.

 

- No me reía de ti cielo, simplemente de la forma en la que me miras, como si fuera lo mejor del mundo… bien sabes que no soy perfecta, la verdad no se que me ves… podrías estar con cualquiera… además de tu …- de pronto sus ojos se llenaron de lágrimas, ella y sus inseguridades.

 

- Shhhh…. .- la calle colocando mi dedo índice sobre sus deliciosos labios, mientras ella le daba pequeños besitos, pronto tuve que dejar sus labios, y me incline delicadamente para secar esas pequeñas lagrimas que escapaban de sus ojos con mis labios.- Amor, amor … por favor mi princesa… no hablemos de ella, por favor .- le rogué.- no la metas entre nosotros, no la metas en nuestra cama…- rió tímidamente pero sin alegría.-

 

- Edward no puedo meterla con nosotros en la cama, porque no estamos en ella.- quiso bromear un poco para aligerar el ambiente, o no se, quizás esperando por esa promesa que tanto ella como yo sabíamos que no podía hacerle, pero que ella no dejaba de esperar ni un solo minuto.-

 

- De acuerdo princesa, no quiero que metas a Heidi entre nosotros, ni en la cama, ni en el piso, ni en la mesa de la cocina, ni en el sofá, ni contra la pared, ni sobre el piano, ni en la ducha, ni en la terraza, ni en ningún lugar...- le dije enumerando todos los lugares de la casa donde habíamos hecho el amor en los últimos días.-

 

- Ni en el ascensor, el estacionamiento, sobre la lavadora… uhmmmm… ni en la escalera.- enumero ella los lugares que había olvidado.-

 

- uhhmmmm… la escalera, como olvidarlo.- ella rió, que perfecta era su risa, era música para mis oídos, me incline a besar su frente, y ella en respuesta cerró sus ojos, cuando los abrió pude ver toda la tristeza que se reflejaba en ellos y sentí como se comprimía mi corazón.-  Cielo, no quiero que pienses que no  eres perfecta para mi, eres hermosa amor, eres increíblemente hermosa y perfecta para mi. Estas hecha a mi medida cielo.- quería, deseaba sobre todas las cosas que ella se viera como la veía yo, quería que ella por un minuto pudiera verse a través de mis ojos.- Mi Ángel, tienes que verte tal como eres princesa, eres una mujer increíblemente hermosa, eres sensual, sexy. Tienes una piel hermosísima, cremosa, suave, que me enloquece.- le iba dando pequeños besos en los brazos y hombros, seguía su piel con mis caricias, al tiempo que me excitaba mientras seguía su cuerpo.- cielo, y esas piernas, esas piernas son increíblemente largas y sexy, no sabes … no…  si lo sabes .- dije dándole esa sonrisa torcida que se que amaba.- cada vez que te veo en una falda o en esos imposibles tacones que usas, haces que mi autocontrol se pierda en el  infierno… Dios, no sabes que una de mis fantasías en hacerte mía sobre el piano y que no lleves nada más que esos hermosos tacones que usaste para mi fiesta de cumpleaños.- Ese día estaba hermosa, si no fuera porque teníamos que guardar las apariencias, la hubiese tomado de la mano y llevado arrastras por toda la fiesta, hasta llegar a un lugar donde pudiéramos estar solos, sin ser interrumpidos y sin salir de allí en un par de días… pero de nuevo la culpa de tener que esconder lo nuestro hizo un poco de mella en mi. Pero aun así tenía que seguir diciéndole a mi princesa lo especial y hermosa que era.- Y tu cintura… cielo… pudiera pasar abrazado a tu cintura toda una eternidad, acariciando tu cadera, y sin contar podría vivir eternamente entre tus piernas… Dios… Bella, estar entre tus piernas, dentro de ti… enterrándome en ti … es como estar en el paraíso, amor.- sin más pase mis dedos entre sus pliegues y al sentir que estaba húmeda y perfecta por y para mi, la penetre de una sola estocada, fuerte, duro, y llegue tan profundamente que nos arrancó un fuerte gemido a los dos.- Amor… no sabes … lo bien … que se siente….- le decía entre cada embestida, Bella estaba embriagada en las sensaciones que le hacía vivir, y sus constantes gemidos eran mi recompensa.- eres … tan estrecha … amor… tan dulce… uhmmm…. Oh… Bella..- seguía embistiéndola a un ritmo constante, quería aumentar el ritmo, pero quería asegurarme que ella entendiera, sintiera lo que ella me hacía sentir… yo era suyo… aun casado… aun con otra…  era suyo y ella era mía, solamente mía.- y cuando te tomo con mi boca… Dios, princesa, juro que no hay nada mejor en el mundo que beber de ti… tu sabor… es lo más dulce que he probado en mi vida.- baje un poco el ritmo para poder terminar de decirle todo lo que quería y al mismo tiempo hacerla explotar de placer.- Cielo y tus pechos… tus senos, son hermosos, son perfectos, están hechos para mis manos.- le decía mientras los acariciaba, de Bella, solo escuchaba gemidos ahogados.- son perfectos para mi boca.- le dije mientras metía uno de sus pezones en mi boca, y succionaba con fuerza, haciendo que mi Bella, gritara mi nombre, cuando Bella empezó a gemir y gritar ahí lo perdí todo, y empecé a embestirla con fuerza, mientras seguí comiendo de sus senos, o mordiendo su delicioso cuello.- Oh … Bella…

 

- Edward…. Dios… Cielo … más.- decía mi princesa en sus delirios de pasión.-

 

- Más … que … Bella.- lograba decir entre jadeos.- Dime lo que quieres, más rápido?... más duro?.- me las arregle para preguntarle.-

 

- más… duro… amor.- empecé a embestirla con fuerza, más rápido, estaba que me venía, los gritos de mi niña me estaban enloqueciendo.-

 

- así… amor… ahhhh…. Bella…

 

-Si cielo, así…. Amor… ahhhh…. Edwaaarddddddd…..- Amaba como mi nombre salía en gemidos o gritos de sus labios.-

 

- Eres mía cielo… anda… correte para mi… princesa… vente… dame lo que quiero, quiero ver como te corres por mi amor.- en ese momento sentí como mi Bella se ceñía sobre mi miembro  y empezaba a correrse, y en se momento me fui con ella.- Bellaaaaa……- me deje caer sobre ella, cuando nuestras respiraciones se acompasaron, me reincorporé apoyándome en mis antebrazos para que mi princesa no pudiera sentir el peso de mi cuerpo, con una mano acaricie su rostro con toda la ternura que fui capaz.- Princesa, y no solo tu cuerpo es perfecto… toda tu eres perfecta y eres mía, tienes un rostro de ángel, y tu cabello cielo.- le decía mientras se lo acariciaba.- tus sonrojos son hermosos.- le decía mientras acariciaba su mejilla- y tus ojos… son lo más hermoso y perfecto, son como ventanas a tu hermosa alma, en ellos puedo ver reflejados  cada uno de tus sentimientos, tus ojos son tan hermosos, amo tus ojos amor, amo tu mirada, son tan cálidos, tan hermosos, no me cansaría jamás de verte a los ojos mi princesa…

 

- Señor, señor… disculpe, usted es el próximo.- me dijo la encargada de la tienda, sacándome abruptamente de mis pensamientos.-

 

- Si disculpe, estaba distraído.- le dije mientras colocaba los libros que pensaba llevar en el mostrador, aun no podía terminar de entender porque mi Bella ahora tenía los ojos verdes, porque escondía sus hermosos ojos.-

 

- Es usted fan de Marie Swan?.- pregunto la chica con un poco de coquetería buscando llamar mi atención… Dios porque las mujeres tienen que ser así, acaso no pueden ver más allá del físico y darse cuenta que no estoy disponible, y no porque este casado, porque Heidi murió siete meses después de que se fue Bella, sino porque mi corazón le pertenece a mi Ángel, solo a ella, solo a mi princesa y nadie más, sin embargo, le di una respuesta a la chica.-

 

- La verdad es que somos viejos amigos, pero desde hace mucho tiempo que no nos vemos.- la chica me miro y sonrío.-

 

- Bien, entonces le gustará saber que en un par de días nos van a llegar nuestra provisión semanal de revistas y en la revista “Hola”, hay una entrevista exclusiva con ella, en una de sus casas.- una pequeña luz de esperanza brillo en mis ojos y eso debió alentar a la chica, pensando que quizás ese brillo se debía a ella y no a la información que me ofrecía.- Si quieres podrías dejarme tu numero de teléfono y en cuanto tengamos el ejemplar aquí te llamo, y te guardo una hasta que llegues a buscarla. – dijo ella muy pagada de si misma, puse mi mejor sonrisa.-

 

- Eso sería genial, muchas gracias … - deje abierta la frase para que me dijera su nombre, si tenía que aceptar el filtreo de esta adolescente, para poder asegurarme una copia de esa revista, lo haría con los ojos cerrados.-

 

- Jessica … mi nombre es Jessica.- me dijo batiendo las pestañas.-

 

- Perfecto Jessica, de verdad te lo agradecería.- dije dándole esa sonrisa fingida que tanto había ensayado y perfeccionado con Heidi.-  De verdad me encanta tener información sobre mi amiga, hace mucho que no la veo.

 

- No te preocupes, apenas tenga la revista te aviso.- paso mi compra por el lector, y me dio el monto para cancelar.-

 

- Aquí tienes.- dije dándole mi tarjeta de crédito, me devolvió la tarjeta con el recibo, y yo le entregue una tarjeta con mi número de teléfono.-

 

- Entonces…- Leyó la tarjeta.- Edward.- Me dijo batiendo nuevamente las pestañas, me contuve de voltear los ojos y resoplar un bufido de frustración.- mal tenga la revista en mis manos te llamo Señor Arquitecto.-

 

- Sería genial Jessica, espero tu llamada.- le guiñe un ojo y salí de allí con mis libros, juro que se quedo hiperventilando detrás del mostrador, pero así me aseguraba que esa revista sería mía.  Salí como un loco poseso del centro comercial, llegue corriendo a mi casa, y me encontré a Jane sentada en la mesa de la cocina.-

 

- Papi.- grito mi hija, quien ya tenía cerca de ocho años, ella era mi hija, era hija de Heidi, la razón por la que obligue a mi princesa a estar en las sombras, era el motivo porque había convertido a mi ángel en la otra, por su felicidad, entre otras muchas razones, mi Ángel se aparto de mi … y por ello yo lo permití… lo que ninguno de los dos sabíamos era que cuando mi Ángel se fue, estaba embarazada… en el último mes que pasamos juntos, una serie de hechos extraños, desacuerdos y cosas que no pudimos controlar termino enredándolo todo y dejándonos hundidos en todo este pozo de dolor y sufrimiento.

 

-  Hola Mi Muñequita.- la salude como siempre… demonios… si que soy posesivo, celoso y de nuevo increíblemente posesivo  con lo que es mío, Jane siempre ha sido mi muñequita, Bella siempre ha sido mi ángel, mi princesa, mi Bella…. En cuanto a mis otros pequeños, mi pequeña Marie, quien murió unos días después de su nacimiento (no estar con Bella en ese momento es otra de las cosas que no me perdonaré jamás) siempre será mi mariposita… así la llame, cuando ví las fotos que de ellos me mando mi princesa a mi correo al día siguiente de su nacimiento, y cuando todavía nada se sabía de la afección coronaria de nuestra bebé… era increíblemente hermosa mi mariposita.  En cuanto a nuestros  otros dos pequeños, Elizabeth o Lizzie, como la llamaba mi Bella, era mi gatita, tenía mis ojos verdes, pero más intensos, porque eran profundos y expresivos como los hermosos ojos de mi princesa. Nuestro hijo, se llamaba como yo, Edward Anthony … aunque sinceramente no lo merecía, pero mi ángel era demasiado hermosa y demasiado bondadosa para su propio bien, el era mi campeón… Pensar en ellos me puso triste como siempre.-

 

- Papito, estas triste de nuevo.- dijo mi muñequita acercándose a mi.- 

 

- No muñeca, papi no esta triste.- le mentí a mi hija y le regale como pude una sonrisa, metí  la mano en la bolsa y saque el libro que traía para ella.- te traje tu libro muñeca. – se lo entregue, y una sonriso ilumino su rostro y esos resplandecientes ojos azules, iguales a los de Heidi brillaron llenos de impaciencia.-

 

- Gracias papito.- me dio un beso y salio corriendo a su cuarto, cuando salía como un torbellino, se cruzo con mi madre.-

 

- Que la tiene tan feliz?.- pregunto mi madre al entrar, me acerque a ella para darle un beso en la mejilla, aferrando la bolsa que contenía el libro de mi Ángel apoyado a mi pecho.-

 

- Solo le traje el libro que tenía pidiendo toda la semana. – intente salir de la cocina antes de que el interrogatorio comenzara pero no me lo permitió.-

 

- Que sucede Edward?.- Solo negué con la cabeza.- Hijo no puedes seguir así.- solo encogí mis hombros dándole a entender que no me importaba.- Esta bien hijo, no puedo obligarte.

Que llevas allí?.- dijo al ver la forma en la que me aferraba a la bolsa.-

 

- Una pequeña ventana, un respiro, un poco de entendimiento, una pista.- suspire y cerré los ojos, intentando evitar que mi dolor saliera corriendo.- No lo sé bien.- le di un beso en la frente, y salí, pero antes le dije.- Mamá voy a estar en mi estudio, por favor no quiero que nadie me interrumpa, y creo que por primera vez en la historia y con todo el dolor de mi alma voy a decir esto.- suspire de nuevo.- pero la verdad es que lo necesito, Mamá por favor no quiero que nadie me interrumpa, ni siquiera Jane.- Mi madre abrió la boca sorprendida, porque sinceramente esa era la primera vez, una de las razones, de hecho la más importante de las razones por las que discutía con mi ángel, era porque le daba solo migajas de mi tiempo, como le decía ella, y la razón era, porque era a Jane a quien le dedicaba casi cada minuto de mi tiempo libre, al recordar esto, la herida de mi corazón comenzó a estremecerse produciéndome un profundo dolor. Fue porque Jane se enfermó que perdí la ultima oportunidad que me dio mi princesa de detenerla en el aeropuerto antes de que se fuera; fue el accidente de Jane y Heidi, el que me impidió ir a Londres el día que nacieron mis trillizos, fue el estar que Jane luego de la muerte de Heidi, que hizo que retrasara mi viaje a Londres, al hospital donde estaba ingresada mi pequeña Marie, cuando descubrieron su afección cardiaca, luego del entierro de Heidi a Jane le dio un ataque de nervios y no pude dejarla, cuando al día siguiente llegue a Londres corrí al hospital, cuando pregunte por mi princesa y mis trillizos, en la recepción me informaron que Bella, Lizzie y Ed, estaban de alta, y ya no se encontraban en el hospital, cuando pregunte por Maríe, me remitieron con el doctor que la había atendido, el me explicó todo lo de su padecimiento coronario y fue el quien me informó que mi pequeña había fallecido dos días antes… el mismo día del velatorio de Heidi, me desmoroné en ese mismo momento y tuve una crisis nerviosa, estuve ingresado un par de días, mi hermana tuvo que viajar a Londres para acompañarme en el viaje de regreso. Después de eso fue poco lo que pude saber de Bella y mis pequeños.

 

Entre en mi despacho, cerré la puerta, busque una de las botellas que tenía escondida, que usaba en noches especiales en las que mi dolor era insoportable, esas eran noches muy especificas, el día del cumpleaños de mi princesa, el día del cumpleaños de mis bebés, el día de la muerte de mi mariposita, el día de nuestro aniversario, el día en el que se cumplía años que mi princesa se había marchado, también el día de mi cumpleaños y la navidad, después que todos se fueran a dormir… y el otro día sería hoy, hoy iba a leer el libro de Bella, que de acuerdo de la información del autor, era una historia verdadera, solo que se le había cambiado los nombre para proteger la privacidad de los involucrados… solo no mencionaba que era su historia, nuestra historia. Así que hoy iba a conocer mi historia, desde el punto de vista de mi princesa, sería como leer su diario.  Iba a tener un acceso a nuestra historia, a través de la historia de Kristen y Robert, era así como nos había llamado mi princesa en su historia… La historia de La Otra, la Historia de Mi Todo…

 

…………………………………..

“Life is the most spectacular show in earth”

Kisses…

BkPattz

Capítulo 2: Perdóname Mamá, pero no puedo perdonarte.

 
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