-Siéntate – Dijo señalando el césped verde.
Yo obedecí y él me siguió y se sentó al lado mío.
-Verás, te lo explicaré claro – Yo asentí – Soy un vampiro
-Jajajaja – Empecé a reírme sin parar, yo no creía en esas cosas, son sólo leyendas, Jackson puso los ojos en blanco, me callé al ver el gesto, no quería herir sus sentimientos – Vale, escucharé la historia, pero que sepas, que yo pienso que eso son sólo leyendas – Volvió a poner los ojos en blanco.
- Sé que es difícil entenderlo, pero ábrete a otras opciones, por favor – Moví la cabeza hacia arriba y hacia abajo varias veces, me hipnotizaba aquella voz tan hermosa – ¿Recuerdas hace unos minutos cuando me mordí la muñeca?
-Sí, curó en seguida mis heridas.
-¿Y cómo podrías explicar que una persona tenga ese líquido? No se puede explicar, porque las personas no lo tienen, sólo los vampiros lo tenemos.
-Eso tiene sentido... si tu eres un vampiro... ¿no querrás matarme verdad? - Me asusté ante la idea.
-No mato a los de mi especie – Dijo con una sonrisa torcida.
-¿Tu especie? Te refieres a que...
-Eres una vampira – Cuando dijo esto se me abrió la boca – Cierra la boca, te van a entrar moscas – Obedecí, cuando la cerré noté que me dolían mucho los colmillos.
-Vale tú eres un vampiro, yo soy una vampira... - Susurré aún incrédula – De acuerdo... - Una pregunta.
-Dime-dijo de manera monótona
-¿Por qué… me duelen tanto los colmillos? - Dije señalándome los colmillos.
-Ah... se me olvidaba, para completar la transformación debes ir de caza, hasta entonces no te dejaran de doler...
-¿Caza?...osea… ¿Matar personas? - Entonces recordé las arcadas que me producía oler la sangre.
-Sí, ¿Qué otra cosa ibas a cazar? ¿Bichos? - Dijo con una sonora carcajada – Ven, sígueme, vamos a cazar tu primera presa – Le seguí hasta llegar al frondoso bosque.
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