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Ya habían pasado tres años desde que estaban hay atrapados, pero ni Edward ni Bella se volvieron a hablar, casi que se desconocían por completo.

Ambos tenían ya 15 años, ¡QUINCE AÑOS Y SEGUIAN HAY ATRAPADOS! Ninguno se disponía a hablar, ninguno quería hablar y ninguno necesitaba realmente hablar.

Bella, seguía atrapada en su esquina, solo en las noches se alejaba de ahí.

Edward, el seguía también en su esquina, por las noches ya no intentaba escapar, solo intentaba tomar cierta forma física para poder defenderse si era necesario.

Ya era de noche y ambos estaba medio dormidos y medio despiertos, Victoria no había ido a llevarles la cena, no es que ellos le exigieran, pero les extrañaba que ella no hubiera ido a verlos y ambos estaban preocupados por ella.

Alguien comenzó a abrir la puerta y ambos jóvenes le vieron atentos, entro un muy enojado hombre del cual ambos desconocían su nombre, era Jacob, uno de los hombres que los habían llevado hay.

El hombre entro muy bruscamente y sin mirar a alguien, se acercó a Bella y la tomo del brazo, la jaloneo asía la puerta y ella comenzó a forcejearle. Edward se paró pero antes de que pudiera acercarse al hombre, este le apunto con una pistola, esto hizo que tanto Edward como Bella se quedaran totalmente quietos.

-Así me gusta muchachitos, valla niño, te has crecido mucho-dijo Jacob refiriéndose a Edward quien era algo alto y se veía fuerte-Y tu-dijo acercando su boca al oído de Bella para hablarle, Bella se estremeció con su contacto, estaba realmente asustada y Edward lo vio en su cara- Estas realmente hermosa, también has crecido mucho-la acerco más hacia el-Eres una mujer muy guapa y muy-la acerco todavía más-Atractiva y sensual-esta última palabra la susurro.

Edward reflexiono las palabras del hombre y observo a Bella, realmente era hermosa. Su cabello castaño caía hasta más apago de su cintura, era muy largo y se veía ondulado, sus pestañas largas y chinas hacían de sus ojos unos hermosos orbes escondidos, sus labios, carnosos y rojos, su piel era blanquecina, su cadera más ancha y sus piernas, largas y torneadas. Ella era realmente hermosa, todo lo que una mujer quería ser, Edward no lo noto hasta ese momento. Inmediatamente desecho esa idea de su cerebro y observo al hombre.

El hombre también era alto, sostenía fuertemente a Bella y acariciaba su cuello con una mano, Bella solo estaba asustada, no sabía que le pasaría ahora, tenia miedo.

-Realmente eres hermosa, tienes un cuerpo-comenzó a decir el hombre en el oído de Bella, esta solo se estremecía de miedo con su contacto y deseaba que alguien hiciera algo.

-Déjala en paz-dijo Edward acercándose más a ellos.

El hombre levanto nuevamente el arma y le apunto, estaba listo para dispararle, Bella estaba horrorizada, no podía permitir que hiriera a Edward, no sabía por qué, pero no creía poder soportar el verlo herido.

-¡NO!-grito Bella y el hombre volteo a verla.

-No le disparare, si vienes conmigo-le dijo acercándola más a su pecho, Bella trago saliva.

Bella lo reflexiono, si decía que no, la llevaría a la fuerza y le dispararía a Edward, pero si decía que si, iría de todos modos y Edward estaría a salvo. Sabía que la segunda era su mejor opción, pero le temía a lo que podía pasarle.

-Bella no lo escuches-le dijo Edward y ella no supo que hacer.

-¡¡CALLATE!!-Le grito el hombre y apretó con más fuerza a Bella a su costado, la estaba lastimando y Edward lo notaba.

Edward observo al hombre con repulsión y este, para hacerlo enfadar, le mostro la mano con la que había estado sosteniendo a Bella y luego la poso en la pierna de la muchacha, la fue subiendo hasta entrar en la falda del corto vestido que Bella usaba. Ella estaba realmente atemorizada y temblaba del miedo. El hombre poso su mano en su trasero y lo acaricio.

Esto hizo que la joven diera un pequeño brinco y comenzara a llorar. Se desato la furia de Edward, ¿Cómo podía faltarle al respeto a una dama? Pensaba el joven.

Se acercó a ellos y Jacob, por tercera vez le apunto con la pistola, se asomó una sonrisa malévola en la cara del hombre.

Bella temblaba tanto que parecía que se iba a desmallar, la pobre no podía más con los nervios, no sabía que pasaría y Edward no sabía qué hacer para salvarla.

Ambos tenían dos opciones, a Edward, ambas le desagradaban, mientras que Bella se conformaba con que Edward estuviera fuera de todo peligro, costase lo que costase.

La vida da milagros, da fe y da esperanza, podrá la vida darles el regalo de salvar su situación, o tendrán que sufrir una tortura que ni dios podría evitar. Dios todo lo hace y lo que hace, lo hace con una razón. Lo que pasa, por algo es.