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Bella se dio la media vuelta y se hinco en la esquina del cuarto, se aferró a esa esquina, tanto como su cuerpo le permitió, ella no pensaba moverse de ahí, no quería ver a Edward y mucho menos hablarle, él era un tonto niño que se creía mucho por ser rico y su padre…ni hablar, su padre estaba dejando a Charlie en la ruina.

Pasaron como veinte minutos, cuando se escuchó un ruido detrás de la puerta, hay fue la primera vez en que Bella dejo de mirar el suelo, solo para ver qué pasaba, por la puerta entro una mujer, que más que señora parecía muchacha, ella traía una bandeja con pan, agua y dos platos con sopa, de su hombro colgaba una bolsa.

-Les traigo algo para que coman-dijo casi susurrando.

Dejo la bandeja en el escritorio que estaba al lado de la puerta, lentamente se acercó asía Bella y se hinco frente a ella, Bella la veía confundida.

-¿Te lastimaste?-le pregunto la mujer tiernamente mientras le tocaba la frente, Bella no se había dado cuenta, pero cuando se cayó de la cama, se había raspado en la frente y estaba sangrando.

-No me di cuenta-respondió Bella en un susurro.

-Te curare un poco-dijo la chica levantándose, abrió su bolsa y saco un pedazo de tela, fue hasta el escritorio y mojo la tela con agua, regreso con Bella y comenzó a pasar la tela por la herida, muy lenta y delicadamente.

-Por cierto soy Victoria-dijo la chica terminando de curar la herida de Bella.

-Soy Bella- dijo con la voz frágil-¿Te puedo preguntar algo?-le dijo mirándola a los ojos, los ojos de Victoria eran café claro.

-Claro-dijo Victoria un poco más animada.

-¿Qué hacemos aquí?-pregunto Bella tímidamente.

-Bueno, yo no sé los planes con exactitud, pero los secuestraron… para pedir una recompensa por ustedes-dijo Victoria algo pensativa.

-¿Y tú los ayudas?-pregunto esta vez Edward, quien estaba muy atento a la conversación.

-No, yo soy como… la criada, la sirvienta, a mí me trajeron aquí porque yo no tengo un hogar, ni una familia, yo soy quien les cocina y… aproveche que no hay nadie para traerles algo de comer-explico Victoria algo avergonzada.

-Entonces no debes… alimentarnos-dijo Edward, Victoria volteo a verlo con una sonrisa.

-No hasta mañana-dijo.

-¿Cuánto tiempo estaremos aquí?-pregunto Bella.

-Hasta que se cobre la recompensa-respondió Victoria.

-Entonces estaré aquí eternamente-susurro Bella.

-¿Por qué lo dices?-pregunto Victoria.

-A mi padre no le importa más que su trabajo-respondió Bella y una lágrima cruzo por su mejilla.

-Mi padre es igual, solo le importe la impresión, no quiere que nadie piense mal de él, aunque eso implique, que para dar buena impresión, yo tenga que pasar días y noches estudiando sin descansar-dijo Edward.

-No piensen eso, sus padres parecerán malos, pero son buenas personas-dijo Victoria.

Bella escondió su cara en sus rodillas y Edward se sentó en el suelo junto a la cama y se aferró a ella. Después de unos minutos en silencio se escuchó un auto llegar.

-Me tengo que ir, coman algo, ya son las doce de la noche, si quieren corran la ventana, aunque tiene barrotes, por si se quieren escapar-dijo Victoria saliendo rápidamente por la puerta y serrándola de nuevo con candado.

Edward se levantó, agarro el agua que estaba en la bandeja sobre el escritorio, tiro algo de agua en su mano y la llevo a su cara, lavándose así el sudor. Volvió a su posición al lado de la cama, el solo quería salir de ahí, pero luego rectificaba “para que quieres volver, para que Carlisle te siga maltratando, mejor púdrete hay con la chica Swan es mejor” pero luego cambiaba de parecer “es mejor que salga Esmme no es como él, mi madre no es tan severa como mi padre” a Edward ya no le cabía mas en la mente, estaba tan confundido y tan enojado a la vez.

Los minutos pasaron, ninguno de los dos probo bocado de la comida que había dejado Victoria sobre el escritorio, Bella seguía con la cara entre lar rodillas y Edward estaba hincado sobre sus rodillas ninguno dijo ni una palabra.