........................................................................................

En casa de los Swan, Charlie estaba listo, su traje negro elegante asía que cualquier chica se enamorara de él, a pesar de no ser muy joven, Charlie Swan era guapo.

Todos sus guardias estaban esperándolo cerca de su coche, Charlie había decidido quedarse en Forks por si había cualquier informe sobre su hija.

Los autos comenzaron a avanzar, el primer auto estaba lleno de guardias, en el segundo estaba Charlie con otro guardia y en el tercero iban mas guardias. Desde la desaparición de los niños hubo más vigilancia asía Carlisle y Charlie, quienes no querían eso pero no tenían de otra, era por su seguridad.

Los autos se detuvieron en la gran mansión blanca, los guardias dejaron que Charlie bajara y uno de ellos le dio un ramo de flores blancas, Charlie asintió y entraron. Había muchísima gente en la sala, todos estaban con la boca abierta, no sabían el motivo del porque Charlie Swan estaba ahí, pero trataron de ignorarlo.

Charlie, sin preguntar, dejo a sus guardias vigilando desde la sala y entro a otra habitación, en esa habitación se encontraba un hombre de rodillas frente a un ataúd, su melena rubia era lo único que se distinguía con toda su ropa negra.

Se acercó al ataúd y dejo las flores sobre este, carraspeo y enseguida lo miro un triste Carlisle, él no era ni la sombra de lo que antes fue, tenía unas ojera horrendas y su rostro estaba pálido.

-Lo lamento-Susurro Charlie triste, Esmme siempre había sido amiga de Renee, ahora las dos estaban juntas de nuevo, era muy triste el saber que una gran persona como lo era Esmme de Cullen, ya no estaba más.

-No lo lamentes, no fue tu culpa sino mía-dijo Carlisle enojado consigo mismo.

-No lo es-Dijo Charlie, él se había ablandado bastante desde que su hija desapareció, ella era el único recuerdo de Renee que tenía y ya no estaba.

-Claro que sí, mi hijo desapareció, ella estaba preocupada y yo en lo único que pensaba era en como dañar a mis enemigos-dijo furioso y poniéndose de pie.

-Entonces tal vez si fue tu culpa-dijo Charlie alejándose de ahí, pero antes de que se fuera Carlisle lo detuvo.

-Quiero que sepas que te he regresado la casa, ya no tienes de que preocuparte-dije Carlisle medio avergonzado.

-Gracias-Fue lo único que pudo susurrar Charlie antes de salir de ese lugar.

Sus guardias lo siguieron hasta llegar a los autos y se marcharon a la casa Swan, Charlie iba pensativo en el trayecto.

Se notaba que los sucesos de la vida cambian a las personas, ahora que Bella no estaba, él se había ablandado mucho con Carlisle y Carlisle se había ablandado con él por la pérdida de Esmme.

Cuando llegaron a la casa Charlie ignoro todo lo que decía Sue y se encerró en su estudio. No podía pensar en más que su hija.

Él se lamentaba por todo, ya habían pasado tres años, Charlie había querido organizarle su típica fiesta, todo a lo grande por supuesto, con muchos invitados y todo lo que Bella quisiera. Lamentablemente ella no estaba y los planes se vinieron abajo.

Quince años tendría su hija, si es que estaba viva, pensaba esperanzado de que así fuera. Quería creer que así era, que Bella seguía viva y que algún día la encontraría.

Había movilizado a más de medio mundo (al igual que Carlisle) para encontrar a su hija, hasta ahora no habían respuestas, no se sabía nada y eso lo tenía realmente preocupado, ya no sabía que más hacer, ha intentado de todo y nada funciona.

…………………

Carlisle estaba aún junto al cuerpo de su difunta esposa, quien estaba en el ataúd, las lágrimas corrían por sus mejillas sin parar.Ya cuando todos se fueron y los familiares de Carlisle y Esmme estaban en las habitaciones para huéspedes, Carlisle se fue a su habitación. No podría dormir con tantas cosas en la cabeza, ahora, por su amada esposa, encontraría a Edward y lo traería de vuelta a su casa, solo por su difunta esposa lo haría.

Había una verdad, una verdad por la que Carlisle no quería a Edward, una verdad por la que solo lo educaba por Esmme, una verdad por la que Edward era muy, muy diferente a su padre, pero esa verdad solo la sabían Carlisle y Esmme, ya que Esmme no estaba, Carlisle era el único que sabía ese secreto, esa verdad, esa mentira.

Esmme amaba a Edward, solo por Esmme Carlisle encontraría a Edward y lo haría feliz, Edward seria el recuerdo que él tendría de su adorada Esmme.

No importaba que tuviera que hacer, lo haría por Esmme, gastaría todo su dinero para encontrar a Edward, se quedaría en la ruina si era necesario.

Contrataría a quien tuviera que contratar y hasta mataría a quien tuviera que matar. Si tuviera que hacer algo para tener a Edward con él, lo haría. Por Esmme el haría lo que fuera.

Esa noche no pudo dormir pensando en que, en su cama y en su corazón habría un hueco, un hueco que había dejado Esmme Masen, un hueco que nada ni nadie podría llenar, un hueco que ni el tiempo podría borrar.

Esa fue la noche más larga de su vida, el sepelio fue muy íntimo, esta vez Charlie no se presentó, ni rastro de él, solo se sabía que había mandado unas hermosas Rosas blancas con franjitas en melón, el ramo contenía doce rosas y había una nota que Carlisle leyó solo por curiosidad.

Carlisle:

Esmme era una buena persona, siempre estuvo con mi querida Renee en los mejores y peores momentos. Espero dejes en su tumba, estas rosas que eran sus favoritas, al igual que eran las favoritas de Renee.

Sé que ahora están juntas en un lugar mejor y que algún día tu y yo estaremos con ellas, como tal vez ya lo están nuestros hijos, pero no quiero perder la esperanza de que algún día los encontraremos.

Charlie.

Todo estaba escrito del mismo puño y letra de Charlie Swan.

Con tristeza, Carlisle arrugo el papel y lo tiro, cuando ya la gente se estaba alejando del lugar, se acercó a la lápida y enfrente de esta, dejo las rosas.

Cumpliría, encontraría a su Edward y también le contaría la verdad, se lo merecía ahora que su madre no estaba, ya no quería tener más secretos guardados, ya no podía cargar más con ellos, ya no quería cargar más con esas amarguras, quería dejar todo atrás y olvidarse del mundo.

Esmme había sido su única luz en ese callejón tan obscuro que era su vida, ella había entendido por lo que él había pasado, el ser testigo de la muerte de sus propios padres, el ser testigo del sufrimiento que le hicieron pasar a su hermano, el ser huérfano y no tener más que a sus tíos.

Esmme había sido la única que lo amaba por el mismo y no por el dinero, ella veía su corazón y no su billetera.