Pasé la noche tranquila, en realidad no recuerdo muy bien que soñé, casi nunca recordaba lo que soñaba, pero sabía que éste sueño era diferente, porque recordaba una voz… no se que decía, pero recuerdo que era perfecta, era tierna y sé que la canción que llevaba esa voz era la más hermosa que alguien pudiera escuchar en su vida. Me encontraba en mi cama, no estaba durmiendo, pero tampoco estaba muy despierta que se diga, y en eso, entró alguien al cuarto.

-Bella, hija –la voz de mi mamá hizo que saltara del susto y por fin terminara mi medio sueño –Hija ve a bañarte, son las 6, hoy es tu primer día de clases.

-Noooooo- dije con voz soñolienta, mientras me revolvía en la cama- ¿no puedo ir mejor mañana?

-Hija, siempre dices lo mismo los primeros días de clase –era verdad, siempre lo decía – vamos levántate, tu papá se fue temprano a la comisaría, yo te llevo hoy.

-Está bien- fue lo que dije mientras me levantaba de mala gana de la cama y me dirigía al baño de mi habitación.

Me bañé con calma, no tenia que apurarme porque me daba tiempo suficiente para bañarme, vestirme, comer y salir a mi primer día de tortura, digo, de escuela.

Luego del baño me acerqué a mi closet, no era que me hiciera falta comprar más ropa, pero no tenía claro que era lo que me quería poner en mi primer día de clases en el nuevo instituto. Saqué una montaña de ropa y la puse en mi cama, luego lo recogería pero ahora estaba pasando y pasando ropa que no era adecuada para el frío de Forks.

Saqué vestidos, shorts, faldas… hasta que encontré unos pantalones de blue jean grises y una camisa Roxy larga rosada que combinaba a la perfección. Después me dispuse a ver los zapatos, tenía zapatos de tacón, para correr, para caminatas… y los infaltables millones de zapatos Converse de muchos colores, odiaba los botines, por lo que todos eran bajitos y muy cómodos, así que escogí unos que tenían estampado rosado a cuadros que combinaba perfectamente con mi camisa. En mi antiguo hogar tenía una ventaja, mi mejor y única amiga trabajaba en la tienda de sus padres, en la cual vendían ropa y zapatos de las marcas de la que cualquier chica se muere por comprar y a mí me daban descuentos, no solo porque también trabajaba ahí, sino que ellos eran como mi segunda familia…

Suspiré pesadamente al recordarlos, mientras me dirigía de nuevo al baño para arreglar un poco mi cabello y colocarme polvo en la cara, eso era todo lo que utilizaba de maquillaje. Me miré en el espejo cuando termine de peinar mi cabello lo más sencillo que pude, de lado. Tenía el cabello largo y color caoba, y cuando estaba bajo la luz del sol se podían ver reflejos rojos en él. Igual que el cabello de mi papá. De mi mamá había heredado el color de los ojos, los míos eran una mezcla de verde y gris, un poco más oscuros que los de Reneé.

Cuando estuve lista tomé la chaqueta que había utilizado el día anterior y baje corriendo a la cocina, donde ya Reneé estaba esperándome con su bolso y su bata, y tenía una taza de café en la mano.

-Hija que bonita te ves- dijo mi mamá apenas me vio salir por el pasillo que llevaba a la cocina.- ¡No tardaste tanto como pensaba, apenas son las 7!

-Si mami- dije mientras tomaba un tazón y algo de cereal y leche de la alacena- fue un completo desastre tratar de encontrar algo que fuera adecuado para este clima. ¡Te recomiendo que no entres a mi cuarto como por un año!- dije riendo.

-¡Ay hija, así será!- dijo mientras me daba un beso en la cabeza y dejaba su taza en el lavaplatos- come tranquila, ya vengo, voy a buscar algo que deje en el estudio- y salió de la cocina.

En ese momento me acordé que tenía mi celular en mi cartera, así que me paré y lo prendí y ahí mismo me llego un mensaje de Mary, mi mejor amiga. Ella me deseaba suerte en mi primer día y me decía que ya le hacía falta, que la tienda no era lo mismo sin mí… Sonreí como tonta al celular y le respondí que en cuanto saliera del instituto la llamaría para contarle como me había ido. Iba a ser un día difícil, eso lo sabía, pero ya iba preparada mentalmente para perderme encontrando cada una de mis clases por lo menos por una semana mientras me acostumbraba al lugar.

-Listo- dijo Reneé mientras bajaba por las escaleras, yo deje el tazón en el lavaplatos y agarré  mi cartera y salí con mi mamá a su carro.

-Hija se que estás nerviosa, pero deja de morderte las uñas que me estás estresando a mi también- dijo mamá mientras reía nerviosamente.

-Lo siento, no me había dado cuenta- dije y seguí viendo por la ventana. Forks era lindo, muy verde podría decir. El día estaba húmedo, pero todavía no comenzaba a llover, menos mal que llevaba un paraguas en mi bolso.

El camino siguió en silencio, fue fácil distinguir el Instituto ya que, literalmente, quedaba al lado de la carretera.

-Bueno Bella- comenzó mi madre mientras estacionaba el carro- aquí estamos, ¿viste que no está muy lejos de casa?, te quiero desear mucha suerte en tu primer día hija, espero que hagas muchos amigos y te vaya muy bien- concluyó mamá

-Gracias mamá- le dije mientras le daba un beso en la mejilla y bajaba del carro.

Y ahí me encontraba, parada junto al carro de mamá mientras un montón de miradas curiosas se posaban en mí, ¿o será que ven el carro de mi mamá?, no estaba segura así que comencé a caminar con un poco y me di cuenta que, efectivamente, las miradas eran para mí…

-Por eso es  que no me gusta ser nueva- murmuré para mis adentros y me dirigí hacia lo que supuse era la oficina del director.

En el camino pude ver que era un instituto relativamente pequeño, pero era muy lindo, pero no podía evitar ese sentimiento de incomodidad que me invadía cada vez que se me quedaban viendo. Ni siquiera presté atención a lo que decían los chicos mientras yo iba caminando y algunas chicas me miraron con ojos llenos de un sentimiento que no pude describir.

-Al fin- dije muy bajito cuando entré en la oficina y otra vez sentí unos ojos en mí.

-Hola, tú debes ser la señorita Isabella Swan, la hija de la Doctora ¿verdad?- preguntó una señora mayor que usaba lentes, la cual supuse era la asistente del director.

-Si señora, me puede decir Bella- dije mientras le sonreía a la señora, la cual también me sonreía.

-Está bien, Bella. Aquí está tu horario y el mapa del colegio. Espero que te vaya muy bien en tu primer día, por cierto linda, que bonito color de ojos tienes.-dijo mientras me sonreía de nuevo.

-Gracias- respondí sinceramente mientras salía de la seguridad de la oficina a enfrentarme con mi nuevo mundo, con mi nuevo instituto.