El Cisne Negro (+18)

Autor: sistercullen
Género: + 18
Fecha Creación: 18/11/2010
Fecha Actualización: 26/02/2011
Finalizado: SI
Votos: 63
Comentarios: 260
Visitas: 288261
Capítulos: 35

  Edward Cullen se ve en la obligación, por una promesa hecha ya, hacia un tiempo de dar cobijo a una colegiala, que dista mucho de la imagen que él recordaba, cuando era una niña

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Capítulo 23: Capitulo 23

CAPITULO VISEGIMO TERCERO

 

    Eric, apretaba muy fuerte a Bella entre sus brazos; con el miedo de que se desvaneciera, como una aparición.

   Leah, miraba la escena, ensimismada, por aquel hombre, que parecía un soldado vikingo.

  -No os quedéis ahí en la puerta. Bella, alguien os puede ver…- inquirió Leah, a su amiga.

  Bella Swan, se separó de aquel mastodonte y  suspiró.

  -Déjame en el suelo, Eric. ¿O quieres que mis vecinos piensen cosas que no son?.- preguntó ella, con una sonrisa,que hizo a Leah, emocionarse; ya que no la habia visto nunca, sonreir de aquel modo.

 - Claro.- dijo él, dejándola con cuidado en el suelo. Acto seguido se giró y cerró la puerta tras de si.

   Eric, era un hombre extremadamente guapo; aquel cabello rubio, peinado hacia un lado, sus rasgos germanos y aquellos ojos verdes, quitaban el aliento; literalmente a cualquier muchacha.

  Bella le sostuvo, la mirada mientras él, también la valoraba. Sintió como sus mejillas, volvían a adquirir ese tono color cereza como tiempo  atrás y se sintió de nuevo…viva.

    -Estas preciosa, Bella. Mucho mas de lo que recordaba…me ha costado mucho encontrarte,pero al final, logré dar contigo.-El hombre la miraba con insistencia a los ojos, como intentando decir algo, solapado, bajo aquellas palabras que emitia.

  Leah, miró a Bella confusa. ¿Sabria aquel hombre a lo que se dedicaban ella y Bella?

  Era algo que tenían que averiguar.

  Pero de momento, ella iba a salir de escena. Sobraba; se veía a leguas que aquel hombre estaba loco de amor por su amiga.

  Se sintió feliz por ella. Pero también tuvo un enorme temor por aquel hombre; pues Bella habia trazado un plan en el que Eric, iba a salir lastimado enormemente.

  -Chicos; los dejo. Me voy a mi apartamento. – miró a Bella,.- Nos vemos, nena.- miró a Eric.- Encantada de conocerte Eric, soy Leah. Me marcho,¿ prometes que seguiras haciendo que mi amiga sonría asi?.- dijo Leah, con un principio de sonrisa en sus finos labios.

  Él miró de nuevo a Bella y no dijo nada; solamente bebió de sus ojos embelesado.

  La puerta se escuchó, Leah se habia marchado y ellos se habían quedado solos.

  -No puedo esperar a decirte lo que siento por ti, Bella.- dijo él, cogiéndole la manita blanca y enredando sus dedos fuertes con los de ella.- Te amo, te deseo, lo quiero todo contigo…Bella.

  Bella se soltó, amargamente de las manos firmes de él y le dio la espalda.

 -Tú…no sabes lo que estas diciendo, Eric…no puedes amarme…no debes.- sostuvo ella en un tono completamente gélido.

  Él caminó hacia ella y le dio la vuelta suavemente, cogiéndola de los hombros.

   Los ojos de aquella mujer que lo enfermaba de amor hasta la obsesión, estaban vidriosos, su amada, estaba llorando y él quería lamerle aquellas angustiosas lágrimas y  engullirlas, para sentir también su dolor.

  -No me separes de ti, Bella. Dame una oportunidad….yo estoy loco de amor por ti, creéme.- Se habia acercado a ella, lo bastante como para notar, el turgente busto de ella, apretado contra su estomago.- Bella…- la fragancia de la castaña lo envolvía y lo enfebrecía, hasta el punto de perderse en su realidad. Cerró los ojos con suavidad y bajó la cabeza, buscando los suaves y llenos labios de ella, abrió un momento sus orbes verdes,al inclinarse completamente, haciendo posesión total de su boca y allí es donde Bella se dejó vencer por la sinceridad de aquel descomunal espécimen de hombre.

   Fue un beso suave; dulce, amoroso; como una promesa inmortal. Bella se abandonó completamente a aquella caricia y casi se olvidó de todo: de Edward Cullen, del Cisne Negro,y de ella misma….

 

 

 

 

    Alice Cullen habia barajado la posibilidad de llamar a su padre para comunicarle, lo neurótica que estaba su mujercita.

  La habia llamado aquella misma mañana, quitándose la mascara de dulzura por teléfono.

  Tuvo que soportar que pusiera a su padre verde como el perejil, porque habia decidido quedarse unos días mas en Londres.

   Era increíble…desde luego su padre no tenia ni idea con qué clase de mujer se habia casado.

   Era irritante y aquella mañana habia subido un peldaño mas, en cuestión de enfermedades neurológicas : loca.Estaba como un cencerro.

      Mientras pensaba todo eso, tocó el mobil con los dedos y lo acarició, lo cogió con impulsividad y cerró sus dedos entorno a él.

  Marcó una serie de digitos.

  Esperando respuesta.

  -Papá.

 -Nena.- la voz de Edward, era pastosa.

 -¿Qué tal? ¿Estas en Londres, no?.- preguntó ella, soñadora.

 -Sí. Aún me quedaré unos días. Tengo que zanjar, una serie de proyectos.

 -Pero lo de Copsa, ya está zanjado ¿no?

 -¿Y tu que sabes de eso, nenita?.- preguntó él, con una sonrisa en los labios.

 -¿Olvidas que Jasper, es uno de los asesores que se han quedado en tierra.? Sé casi todo lo que ocurre en las empresas, papá. Jasper me tiene, muy informada…- Alice, carraspeó.- Papá, me ha llamado Jessica…con todo el respeto, papá. ..esa mujer está literalmente loca.. me ha dicho una serie de improperios que la verdad…no se ajustan nada, obviamente a la realidad…

 Edward, emitió un suave suspiro y se masajeó la sien con la mano libre.

 -¿Qué te ha dicho?.- le preguntó a su hija.

-Bueno, te ha puesto de vuelta y media y eso sin omitir, que piensa que estas saltando de cama en cama…si no te conociera; pensaría que podría ser cierto, pero sé que eso lo dejaste hace mucho tiempo atrás…desde lo de Bella.

  -Bella.- dejó escapar él, de sus labios.

  Alice, se mordió la boca impaciente…

  -Papá…¿recuerdas a Eric Nothman?

 -Sí.- Edward, recordó con una mueca de desdén en su rostro a aquel muchacho, que habia buscado a Bella después de desaparecerse de su hogar.

 -Papa…no sé como decirte esto…

 -Dime …Alice…- el corazón de  Edward palpitaba loco, ¿acaso, tenia que ver con Bella; lo que le iba a contar Alice?

 -Eric…Eric..ha encontrado a Bella, papá.

  Edward Cullen, se quedó estático  e inmóvil.

 -Papá ¿estas ahí?.- preguntó su hija preocupada.

-Ella…¿Ella está viva? ¿Esta bien?.- las manos de Edward, temblaban y su voz se habia vuelto entrecortada y nerviosa.

 -Sí; por lo visto está bien, papá. Ella vive en Londres… papá…estas relativamente cerca de ella…

  El hombre tragó fuerte y apretó el mobil, hasta casi, hacerlo estallar.

  -Quiero que me consigas dirección, Alice. Quiero verla. Necesito verla.

  -Pero papá…es Eric, el que la tiene. Jasper y yo no tenemos derecho a pedírsela..entiendelo.

 -No; entiéndelo tú. Necesito verla. Aunque sea la ultima cosa que haga.

 -Esta bien papá. Haremos todo lo que podamos. Dame tu dirección, mañana salgo para allá yo también quiero verla…

  Edward Cullen dio a su hija la dirección del Palace y bajó a encontrarse con Emmet en el bar del hotel.

  Cuando su amigo lo vió, se puso de repente serio.

 -Edward, parece como si hubieras visto un fantasma.

  -Casi. Un fantasma que está mas vivo que nunca, Emmet.- miró a su amigo a los ojos, sentándose un comodo taburete de piel de la barra del bar.- Bella está viva y está en Londres.

 La mandibula de Emmet se venció al suelo.

  -No puede ser… ¿Cómo…?

  -La ha enontrado el bastardo de Eric Nothman…

  -¿El tiburón Northman?

 -El mismo.

  -¿Y que tiene él que ver con Bella?

  Edward apretó la mandibula y miró hacia un lado .

  -Ese maldito; la ama..y ha sido mucho mas perseverante yo…la ha encontrado y ahora…

  Emmet le dio una palmada a su amigo en las espaldas.

 -No seas así hombre. Tú estas felizmente casado con Jess, que es un amor, y esta noche te follaras a la puta esa del Queen. La vida te sonríe amigo. No te calientes la cabeza por la nenita esa, que salió de tu casa como una ladrón.

 Edward le hubiese propinado un puñetazo a Emmet en la cara con todas sus fuerzas.

 Él no sabia , lo que habia acontecido aquella noche en su casa.

 Ni se lo iba a contar en aquellos momentos.

 Primero de todo tendría que hablar con Bella, y arrodillarse ante ella. Necesitaba su perdón.

 Y luego…Dios sabe lo que pasaría; porque él, se sentía firmemente enamorado de ella. Hasta el tuétano.

  -No sé si ir a Queen Velvet . La  verdad es que no puedo pensar en otra cosa que no sea en Bella…

  -Tio…tú mismo…pero un cuerpo como el que te espera en el antro ese, no se tiene todos los días…seguro que cuando estes con ella, se te olvida la colegiala en un pis pas.

   Edward miró a Emmet con una mueca de horror en su rostro. ¿era posible que fuera tan insensible? ¿Cómo podia aguantarlo Rosalie?

  -Iré; pero tan solo, para decir que no voy a tener ninguna cita con el cisne. No me interesa, ahora está Bella; que es lo único que deseo.

 

   Las palabras del hombre dejaron mudo a su amigo.

  Pero Emmet, pensó, entre una pequeña sonrisa, que cuando estuviesen en el Quenn, Edward se olvidaría de Bella, de Jess y hasta de él mismo.

 

 

 

 

 

 

     Bella, salía para el Queen, nerviosa y emocionada por la visita inesperada de Eric, rozó la boca con sus dedos y se sonrió a si misma.

   Era adorable, Eric. Si, que lo era.

  Miró el retrovisor y vió que le hacian luces; dejó pasar el vehiculo que tanta prisa tenia y lo miró con cara de estupor.

   Habia parecido ver a Edward en aquel coche, que la habia adelantado.

   No quería pensar en él, en aquellos momentos. Sus pensamientos estaban dirigidos a Eric y a su fabulosa manera de tratarla, como si ella fuera etérea,él  no perdia ocasión de acariciarla levemente cuando, se acercaba. Lo veía tan tierno y enamorado, que era una total contradicción, dado el aspecto descomunal del hombre.

   Habian quedado en verse al dia siguiente.

  Esta noche, se veria con la cara mas oscura y tenebrosa de su vida : Edward Cullen.

 

 

 

 

   -Señor, El cisne bajará en unos momentos. Pongase cómodo. Si quiere ducharse. En esa puerta tiene el aseo. Usted mismo.- La chiquilla que lo habia llevado a la sala de los espejos,lo devoraba literalmente con la mirada.

  -Si..pero no voy a pasar la noche con ella. Vengo…

  La muchacha, lo detuvo con la mano alzada.

 -Señor, eso dígaselo a ella. Yo no soy nadie. Cuando ella, salga de aquella habitación.- dijo apuntando a una puerta cerrada del fondo.- Usted, trata con ella, los asuntos que sea.

  -Esta bien.- dijo él apesadumbrado.

   Se sentó en el enorme camastro y observó con detenimiento todos los detalles de la lujosa habitación.

      Hacian bien en llamarla la habitación de los espejos.

   Los techos estaban llenos de ellos y las paredes también.

   El cobertor mullido era de suave satén negro y las sabanas que asomaban por debajo de él, eran rojas como la sangre.

  El ruido de unos pasos, con pies calzados en enormes tacones, lo envolvieron en una tensión mística.

   Miró hacia la puerta, y esta se abrió.

   Jadeó ante tan espectacular revelación.

  Aquella mujer, era una diosa y desde aquel momento, se iba a arrastrar hacia ella, como su humilde servidor que era.

 

Capítulo 22: Capitulo 22 Capítulo 24: Capitulo 24

 
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