El Cisne Negro (+18)

Autor: sistercullen
Género: + 18
Fecha Creación: 18/11/2010
Fecha Actualización: 26/02/2011
Finalizado: SI
Votos: 63
Comentarios: 260
Visitas: 287953
Capítulos: 35

  Edward Cullen se ve en la obligación, por una promesa hecha ya, hacia un tiempo de dar cobijo a una colegiala, que dista mucho de la imagen que él recordaba, cuando era una niña

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Capítulo 13: Capitulo 13

CAPITULO DECIMOTERCERO

   Esta historia tiene lenguaje adulto y situaciones de sexo expliticito ; si eres menor de edad, te ruego que no lo leas. Sin en caso contrario lo haces; es bajo tu responsabilidad.

    Gemian los dos; como si estuviesen fornicando en la habitación de Edward. La había arrastrado hacia su cama y la había tumbado encima de las sabanas de raso, haciéndola estremecer ante áquel tacto frio y suave. A Bella no le quedaba nigún resto de maquillaje en su lindo rostro, él lo había devorado todo. Le besaba los parpados, las mejillas, la boca, la frente, el cuello, el escote…

    Se había posicionado encima suyo, y ella pudo sentir la enorme erección que consumía a Edward. Lo entendía , ya que ella sentía un fuego tan abrasador que creía morir por una cosbustión espontánea en cualquier momento.

   -Debemos salir de aquí.- Le susurró él muy cerca del oído.- Deben estar preguntándose que clase de bronca te estoy dando. Incluso si te estoy dando azotes.- Una singular y sexy sonrisa apareció en sus labios y Bella levantó un poco la cabeza y lo volvió a besar con ardiente pasión.

   Rodaron por la cama y ella quedó encima de él. Su cabello ligeramente ondulado, acariciaba el  bello rostro de Edward y él cerró los ojos y aspiró fuertemente de aquella fragancia.

   -Todo en ti me invita a perder la razón.- Le acariciaba la cara con la yema de los dedos.- No tienes idea de lo que me haces sentir. Bella.

    Ella se apoyó en la curva de su cuello y suspiró  fuertemente.

   -¿Desde cuando?.- Preguntó con una sonrisa de felicidad en su rostro.

  Él miró su cabecita apoyada en el incio de su pecho y también suspiró, mirando hacia el techo.

   -Creo que fue nada más verte entrar en mi casa. Aún con aquellas gafas horrorosas.-rieron ambos.- ¿Y yo?

   Isabella recorrió con sus manos el amplio y firme torso de él . Levantó un poco la cabeza y lo miró intensamente.

   -Ni yo misma lo sé. Pensé que eras odioso y  que estabas completamente enfermo.- Se pasó la mano por el cabello y recordó el incidente con Lauren. Un dolor punzante como una daga, la paralizó y él la vió tensarse. La expresión de sus ojos había cambiado.

   -¿Qué…?

   Ella arrastró su cuerpo hacia los pies de la cama y se levantó.

  -Debemos marcharnos. Nos esperan abajo. Yo saldré primero. Supongo que Lauren estará como una perra en celo esperándote.- dijo, girándose sobre sus talones y abriendo la puerta con decisión.

   -Espera. ¿Qué te pasa?.- le dijo él, cogiéndole la mano del pomo de la puerta y negándole el paso.- ¿A que se debe ese cambio? ¿Te he molestado en algo?

   -No.- Lo miró fría.- Pero olvidamos cosas. Yo amo a Jake y tú estas de flor en flor. No quiero que me uses  y me tires luego como una muñeca rota. Prefiero tener fantasias contigo; pero que no dejen de ser sólo eso: fantasias. No me puedo arriesgar a  amarte. Eres demasiado peligroso, incluso para ti mismo.

    Volvió a abrir la puerta y esta vez Edward no la detuvo, salió con  gesto altivo y con el pelo un poco revuelto. Él cerró la puerta, apoyó la espalda en ella. Todo aquello debía de haberlo dicho él, no ella.

    Aquello no podía ser. Ella tenia toda la razón. ¿Pero podría aguantar tenerla cerca y no besarla? Mas cuando ya la había probado y se había vuelto un autentico adicto a ella.

   Lo intentaría.

“No me puedo arriegar a amarte”

   Salió de la habitación 5 minutos más tarde. No la miraría más en toda la velada. Estaría por Lauren y si podía, se la follaría esa noche. Todo por quitarse a su pequeña ninfa de la cabeza.

   Cuando Bella bajó hacia la terraza, se habían agrupado por parejas y bailaban.

   Edward estaba con la perra de Lauren y sintió que le picaban los ojos.

   Sintió una presencia cercana a ella y  miró hacia su lado derecho,

   -¿Ha sido muy severo?.- Eric Northman, se le acercó peligrosamente y la cogió por la cintura.- ¿Bailas?.- Le preguntó sonriente.

   -No soy muy buena. Si te doy un pisotón no te quejes, te lo he advertido.

   La atrajo hacia él y bailaron muy pegados aquella balada de Muse . Eric era terriblemente alto .Apoyó la cabeza en su pecho y se dejó guiar. Pensó en Jake y en Edward y cerró fuertemente los ojos al recordar su encuentro de hacia unos minutos. Levantó la cabeza y lo buscó con la mirada.

    No lo vió. Ni  tampoco a Lauren.

    Un dolor sin igual la atravesó y se sintió morir. ¿Qué le pasaba con aquel hombre? Sabia que no era para ella. La haría sufrir y ya había sufrido bastante por su culpa, desde el mismo dia que su padre se interpuso entre él y una bala para salvarle la vida.

   Suspiró y se volvió a acomodar en el pecho de Eric. Con los ojos entornados,vió a Alice y Jasper, ellos también bailaban. Él la miraba tierno y ella lo miraba embobada. ¿Habria sucumbido ya, a los encantos de Alice? ¿De donde habría sacado ella ese carácter tan tierno y amoroso? Tendria que ser de su madre.

   Cuando acabó la pieza, se separó de Eric y él la miró embelado.

  -Me gustas, Bella. Pienso que no te ha podido pasar desapercibido.- Él le cogió las manos y las apretó sutilmente.- Me gustaría verte más a menudo. Creo que voy a soñar todas las noches contigo, eres una sirena.

   Ella lo miró con los ojos muy abiertos y se sonrojó automáticamente .

   El sonido estridente de unos tacones hizo que volviera la vista hacia la entrada del salón.

  Lauren se arreglaba bien el vestido, que llevaba retorcido, sus labios estaban hinchados y su pelo ligeramente alborotado. Detrás de ella iba Edward con una copa de Champange en la mano y mirándole el culo el muy descarado.

   Ambos se encontraron con la mirada y la apartaron rápidamente.

   Bella se soltó del agarre de Eric y se disculpó con Alice; se sentía terriblemente mal. Habia algo que le había sentado mal en la cena. Se retiraba a su habitación.

   Se despidió atentamente de todos los invitados pasando por alto, la cara de Edward a la que saltó de darle un beso en la mejilla y ni lo miró tan siquiera.

   Cuando ya estuvo en su cuarto, tuvo la necesidad imperiosa de llorar. Pero no lo hizo.

   Mañana vería a Jake y él sería su tabla de salvación en este asunto. Seguro que andaba medio perturbada por la belleza de su tutor y eso la había confundido.

   ¿A quien pretendía engañar? Le gustaba y mucho. Tanto que le dolia el corazón.

   ¿Se había enamorado de él?

   La respuesta la ahogó en la almohada con un débil gemido de impotencia y entonces en ese instante lloró.

    Se quedó dormida con el vestido puesto, cansada de llorar.

   Al despertar aquella mañana la casa estaba en silencio y ella deseaba gritar. Necesitaba liberar todo lo que tenia dentro.

    Después de ducharse y vestirse cogió sus manuscritos y los llevó  discretamente al despacho de Edward. Puso en marcha la trinchadora de papel y comenzó a destruir todos los sentimientos que había plasmado en su libreto hacia Jake, aquella noche había entendido que estaban muertos y que necesitaba plasmar todas sus fantasias pero con un hombre muy distinto que o tenia nada que ver con el bueno de Jake; aquel hombre era Edward.

   Abrió los cajones y encontró cuartillas blancas, bolígrafos y un encuadernador. Se recordó mentalmente que debía de pedirle a Edward un portátil. Pero no podía esperar a comprarlo, tenia la necesidad imperiosa de escribir. Describir como vibraba su cuerpo cuando pensaba en él, aunque su mente lo rechazara, porque sabia positivamente que le haría daño.

   Corrió hacia su habitación, después de haber puesto todos los papeles trinchados en la papelera.

   En el gran pasillo que había hacia su habitación, se detuvo delante de la puerta de Edward, cerró los ojos y pensó en sus besos. Sintió como sus pezones se erguían y como un calor ardiente le subia desde su centro a su vientre. Necesitaba consolarse y sabia muy bien como hacerlo, pero antes de nada quería plasmar sus escabrosas fantasias con su sexual tutor.

   Escuchó como se abria la puerta desde dentro y salió precipitadamente hacia su cuarto, dejando entreabierta la puerta para poder observar.

   De aquella habitación salía Lauren  con una sonrisa en los labios. Su cabello como un nido de paja y las piernas separadas de tanto cabalgar.

   Bella sintió morir y cerró la puerta sigilosamente, la livido la tenia por los suelos.

   No tenia ya maás lágrimas y él tampoco las merecía; después de decirle que le había sido irresistible resistirse a ella, en aquella cama, en aquella habitación en la que había estado follándose a lauren hasta la mañana, si no podía caminar con las piernas juntas…la hija de puta.

    Tiró un zapato y dio un fuerte pisotón como una niña mimada.

   Sus ganas de escribir se fue al garete y las de  correrse con el juguetito que le había regalado Tanya también.

   El teléfono sonó y miró el identificador de llamadas:Era Jake.

   -Bella,  cariño.

   -Jake anoche te llamé pero no pude encontrarte ¿estas bien?.-le preguntó verdaderamente preocupada.

   -Bella, mi amor. He tenido que salir antes de viaje. No te veré de aquí a un mes. Lo siento amor. Lo siento tanto.

   ¿Podia ir peor? Seguro que no. Aquella mañana era para volver acostarse y no levantarse más en todo el puto dia.

   -Entiendo Jake. Llámame por favor.

   -No lo dudes.

   Cortó y Bella se tumbó en la cama respirando fuertemente y controlando un ataque de nervios que estaba a punto de  producirse.

   Cogió las cuartillas y comenzó a escribir:

EL CISNE NEGRO.

  “Hace muchos años se dio por buena la teoría de que solamente existían cisnes blancos, pero una expedición hacia Australia, encontraron entre la diversa fauna, cisnes negros, había pocos, pero no tanto como lo que se creyó en un principio.

   Yo me denominaba también El cisne negro, en esos momentos, la fecha de mi cumpleaños estaba cerca y quería desmarcarme con Edward, quería hacerle sentir todo lo que yo había sentido esa noche y esa mañana, al ver a Lauren con una sonrisa de autosuficiencia en sus labios. Y como el cisne negro que era, debía de tener tres características básicas : gran impacto, dificl de predecir y sobrepasar las expectativas aceptadas.

   Habia empezado un juego con el que sabia que me iba a quemar; pero prefería arder en los infiernos, antes de no darle a Edward de comer de su misma salsa. Toda ella aderezada con la inestimable presencia del rubio Eric Northman.

 

Capítulo 12: Capitulo 12 Capítulo 14: Capitulo 14

 
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