El Cisne Negro (+18)

Autor: sistercullen
Género: + 18
Fecha Creación: 18/11/2010
Fecha Actualización: 26/02/2011
Finalizado: SI
Votos: 63
Comentarios: 260
Visitas: 288235
Capítulos: 35

  Edward Cullen se ve en la obligación, por una promesa hecha ya, hacia un tiempo de dar cobijo a una colegiala, que dista mucho de la imagen que él recordaba, cuando era una niña

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Capítulo 20: Capitulo 20

                                         CAPITULO VISÉGIMO

 

Edward soltó la agenda sobre el sillón forrado en cuero de su lujosa limousine y echó la cabeza para atrás, tocándose el cuello con una de sus manos.

 -Dudo mucho que acompañe a Aro a ese lugar. Jess, está un poco nerviosa.- soltó un respiro y cerró fuertemente los ojos.- Puede que estéembarazada, Irina.

  Su secretaria, lo miró por encima de sus lentes y sonrió levemente.

  -Si es asi, mi enhorabuena, señor Cullen.Pero si me permite decirle algo. .- Edward irguió levemente su cabeza y la miró con detenimiento a los ojos.- Sabe que esta empresa es muy importante, señor, Aro Vulturi, también ansía Copsa; es mejor que lleguen a un acuerdo amistoso, sabe que es otro gigante que no hay que hacer enfadar…además señor, con todo mi respeto; si usted va a tomar una copa, no tiene por que saberlo nadie.

  Edward se inclinó hacia Irina y sonrió enseñando todos sus dientes perfectos.

-Touché.  Esto es algo mucho mas serio, que ir a un antro de mala muerte y tomar unas copas para distensar un poco el dialogo; llevas  razón Irina..como siempre.

   El teléfono de la limousine, sonó y él lo cogió con decisión.

 -¿Si?

-Edward, soy Emmet. Ya estoy alojado en el Palace. Dentro de tres horas estarán aquí toda la cúria de las empresas Vulturi, quieren absorber Copsa,¿no los dejaremos,no?

 Edwar soltó una risita suave y miró hacia las ventanas de las limousine con gesto divertido.

-No. No los dejaresmos, ellos son fuertes; pero nosotros más. Tengo el completo apoyo de Angela, en esto; ósea que no creo que lleguen a plantearse si quiera absorberla. Quizas quieran negociar para asociarnos, con ellos y con Copsa.

 -Eres increíble, un tiburón, jajajjajajjaj….esto….¿vendras al Queen Velvet, Edward?

 Volvió a suspirar cansado y apretó los dientes.

-Que esté casado, no me doblega a sumision por mi mujer. Iré a tomar una copa. Nada de mujeres, me sobra y me basta con la mia.

-Jajajajajjjaja…ya somos dos; pero espero que no me tienten…He oído que hay una cualquiera, que se hace llamar El Cisne Negro…

   A Edward se le paralizó el corazón y notó como su rostro ardia, palpitándole las sienes.

-¿Cómo?.- dijo entrecortadamente.

-Sí como oyes. El Cisne Negro,  es una diosa en la cama. Es una maestra en el arte de amar, por su catre han pasado todo tipo de hombres; pero solo se sacia de los que realmente le interesan. Es una ramera cultivada, que lo mismo te habla de cifras que de letras…Su rostro es ignorado por todos sus clientes. Lleva un antifaz que se lo oculta…siempre va vestida de negro, elegantemente vestida de negro…y por lo visto está hasta los ojos de libras.

  En la cabeza de Edward, apareció Bella en una densa niebla…se llevó una de sus manos a la frente y descartó aquel pensamiento, no…no podía ser ella, Bella no podía haber caído tan bajo…¿ o si?

-No me interesan ni cisnes ni palomas.- inquirió a Emmet.- Nos vemos de aquí a tres horas, en la cena. Pondremos a Aro contra la pared y luego le plantearemos nuestro plan , para que se aliste en nuestro bando…

-Si señor..-soltó Emmet, con ironia en su voz.

 Edward colgó el  aparato y se llevó las manos a las sienes; se las masajeó levemente y paseó la mirada por la ventana. Insconsciente su mente vagó hacia el pasado e Isabella volvió como un fantasma. Negó con la cabeza para rechazar su imagen, apretó la mandibula  desterró los momentos viviods; momentos que lo herían de una manera descomunal.

 

 

 

 Bella Swan acariciaba sus máscaras con el dedo índice, complacida.  

  Habia sacado con meticulosidad uno de sus trajes oscuros del armario ropero de la habitación donde se aseaba y cambia el en prostíbulo.

   Ya era tarde y todavía no había hecho su aparcion.

Leah entró en su cuarto sin llamar y ella la miró malhumorada.

-¿Qué ocurre?.- le pregunto Bella, sin mirarla.

-Ya han llegado, Bella. Uff…de verdad; estoy yo mas nerviosa que tú…. Han venido varios hombres.Estan en la barra, tomando copas. Uno de ellos es él.

Bella sonrió complacida y cogió una de las máscaras, que mas escondia su rostro.

-Ayudame, Leah. Voy a salir.

Leah la miró, sin parpadear y se acercó a ella, con las manos temblorosas.

-¿Estas bien, Bella?.- preguntó mientras se ponía detrás de ella y le ayudaba a colocarse una de las mascaras.

-Sí, estoy viva. Hoy mas que nunca.

 Una vez puesta; se volvió a mirar en uno de los muchos espejos que dominaban su cuarto y caminó delante de Leah, con aquella elegancia que la caracterizaba.

-Vamos, Leah. – sentenció, con voz dura.

  Leah Clearweather, la miró de arriba abajo y la siguió, sintiendose culpable de lo que acontecía en aquellos momentos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

-Edward Cullen había conseguido lo que tanto había anhelado durante el transcurso de la cena con Aro Vulturi; se lo había metido en el bolsillo, tanto a él como a los exdirectores de Copsa.

   La empresa había sido engullida por una de las de Vulturi; pero gracias a la desenvoltura de Emmet Mc Arty y a la suya propia, habían añadido un fuerte capital de acciones,a la conversión de esta al patrimonio de Cullen Enterprise.

  Aro Vulturi había sido encandilado en cierto modo y había subyugado, a lo que tanto Edward como Emmet habían decidió que seria la jugada del año: tener a Vulturi Enterprise, aliada con ellos. Habia sido todo un triunfo.

   Despues de la cena; Edward había subido hasta su habitación y había mantenido una escueta conversación con su esposa: Jessica.

  Cansado de improperios y de vanalidades. Habia cortado la comunicación, asegurándole que la siguiente mañana cogería el auto él mismo e iria con ella, sin pesar en nada mas que en su relación con aquella chica.

   Cuando salió de la habitación del hotel, todos lo esperaban en la recepción del mismo, hartos de Whisky, ron y de cervezas, incluido Emmet.

 -Terminemos la noche, como Dios manda, querido Edward.- le había dicho Aro Vulturi, arropándolo entre sus brazos, en una señal de autentica camaradería.

   Pidieron un taxi: Emmet, Aro, Félix; uno de los hijos de este y él mismo a regañadientes.

  Cuando llegaron al antro, una aroma amizclado envolvió a todos los hombres, y se sonrieron los unos a los otros.

  Queen Velvet, estaba a rebosar, no era una cosa extraña pues era Viernes y era dia de máxima afluencia. Él se sintió fuera de lugar pensando en Jessica, pero siguió los pasos de los individuos que protegían el lugar.

  Les preguntaron si querían subir al área Vip, pero Aro se negó.

  Las muchachas, caminaban casi en cueros por toda la finca sin ningún tipo de pudor, enseñando gran parte de sus atributos.

 -Esto es el cielo, muchacho.- sentenció Aro, mirando a una morena que iba sin nada en la parte de arriba de su anatomía,exhibiendo unos pechos hermosos y exuberantes.

-Sí.- pudo decir él, mirando a Emmet, quien sonreía como un autentico calavera que era. El hombre se acercó a él y le habló al oído.

-Dale un festin a tus ojos, Edward, nadie te puede acusar de  mirar.- soltó Emmet, bebiendo gran parte de la bebida que había pedido en la barra de aquel lugar.

 -No me siento seguro aquí.- le dijo él, casi en un murmullo, que Emmet no pudo escuchar.

 Edward Cullen, aspiró fuertemente y cogió la copa que descansaba en la barra, con una mano.

  Un momento después , todos los hombres que yacían en aquella sala se volvieron, mudos y con ojos anhelantes hacia la mujer que caminaba hacia una de las mesas, con un andar elegante y singular.

 Edward Cullen, sintió que algo le hacia “click” en su cerebro y respiró fuertemente hacia aquella aparición que parecía salir de un grafico gótico.

   La mujer, iba completamente vestida de negro. Su piel blanquecina, emergia con miedo, por encima de todo tipo de blondas.

   Parecia una mujer de otro tiempo, si no hubiera sido por aquella mascara que le ocultaba el rostro.

  Un cabello inmensamente largo acariciaba su cintura con premura y los labios sonrosados y llenos sonreían en una mueca de sarcasmo, al mirar a todos los lados de la sala.

  -Dios…es mas imponente de lo que me imagine.- le dijo Emmet sin quitarle la vista de encima a la mujer.

  Edward no tenia palabras para evaluar a aquella Diosa, y sintió que su miembro viril se quejaba , hinchaba y se retorcia detro de sus pantalones.

  Se le fue formando un nudo en la garganta, seducido por la visión de aquella ninfa y tragó en seco. Cogió de nuevo su copa y se la llevó a los labios para no perder el conocimiento ante tal divinidad.

    Se acercó a uno de los camareros, inclinándose y le hizo un ademan con la mano, para que se acercase.

 -¿Es El Cisne?

 -Sí.- le dijo el hombre mientras limpiaba uno de los vasos de tubo y  sonreía.- Es espectacular.

 La volvió a mirar y ella había desaparecido.

  Buscó con sus ojos verdes y llameantes por toda la extensión del local y sintió que algo se perdia en su cuerpo. Necesitaba tenerla cerca. Necesitaba hablar con ella. Tenia que saber si era Bella…

 

-Daria lo que fuera por llevarme a la cama a esa mujer.- dijo Aro, mirando hacia el frente, con los ojos llenos de deseo.

  Edward Cullen siguió la mirada del hombre y casi se atraganta con el hielo de la copa en sus labios.

  La mujer, lo miraba fijamente y le sonreía  de una manera endiabladamente sexy. Sintió un estremecimiento de placer a lo largo de toda su columna y jadeó ante miles de imágenes que se arremolinaban en su cabeza.

  Sin quitarle la vista de encima, Bella Swan, sintió que iba a morir de un momento a otro al mirarlo.

   Edward seguía tan bello y majestuoso como recordaba. Los años habían hecho en él, lo que hacia el buen vino. Habia ,mejorado. Sexy y perturbador como ella lo recordaba.

  Sintió el deseo palpitante en su vientre y le hizo caso omiso. Seria él y no ella, quien se acercaría antes de que pasara aquella noche.

   -Parece que el Cisne ha plantado los ojos en usted, señor, es un hombre con suerte. Ella no se acuesta con cualquiera.- le dijo el camarero, sonriéndole de manera amistosa.

   ÉL sintió la imperiosa necesidad de acercase a ella y decirle cualquier cosa.

 Dejó la copa vacia en la barra y caminó con pasos inseguros hacia ella.

 -¿Quieres tomar algo?.- preguntó él mirando embelesado sus turgentes pechos que luchaban por salir de aquel entramado de telas que la envolvían.

   Ella lo miró, con desden y sonrió con una mueca de burla.

 -Yo elijo, y a ti, no te elegido esta noche…

  La vió caminar a su lado y se sintió pequeño y abatido, se giró lentamente hacia ella y pudo observar como se sentaba  en una mesa, llena de hombres que jalearon su nombre, cuando ella se aproximo y tomó asiento. Uno de ellos, le tomó la mano y se la llevó cálidamente hasta sus labios.

   El rostro de ella volvió hacia él y éste sintió una ira tal que fue hasta Emmet y Aro con la firme decisión de marcharse de aquel lugar que lo tenia contrariado por completo.

 Aquella mujer no era Bella, pensó y con estas se marchó de allí con las ansias de poseer aquella mujer costara lo que costara.

 

 

Capítulo 19: Capitulo 19 Capítulo 21: Capitulo 21

 
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