El Cisne Negro (+18)

Autor: sistercullen
Género: + 18
Fecha Creación: 18/11/2010
Fecha Actualización: 26/02/2011
Finalizado: SI
Votos: 63
Comentarios: 260
Visitas: 288094
Capítulos: 35

  Edward Cullen se ve en la obligación, por una promesa hecha ya, hacia un tiempo de dar cobijo a una colegiala, que dista mucho de la imagen que él recordaba, cuando era una niña

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Capítulo 15: Capitulo 15

CAPITULO DECIMOQUINTO

   -Felicidades, Bella.- dijo una voz que hizo que se tambaleara de los vertiginosos tacones.

   Giró su cuerpo y se topó con él, a escasos centímetros de su rostro. El rostro perfecto de Edward, le sonreía sin que este gesto llegara a sus ojos. Unos surcos más oscurecidos sombreaban sus ojos de un perfecto verde esmeralda.

   Miró hacia los lados intentando buscar  una salida y no la encontró; todos hablaban armoniosamente con sus parejas o amigos y ella estaba allí plantada, sin poder apoyarse si quiera en una copa de champaña.

   -Gracias, Edward.- Le dijo en un susurro apenas audible.

   Edward Cullen se sentía obsevado por todos; pero sobre todo por su ex : Angela Webber.  Desde que había llegado a su casa, lo había escrutado con la mirada.

   Dejó vagar su mirada por el cuerpo de Bella y sintió que su miembro duro, aprisionaba sus caderas. Aquella chiquilla lograba cosas que nadie podía conseguir. Estaba desolado: quería su amor la quería a ella, fundirse en ella, amarla. Darle todo lo que podía ofrecerle. Esos días lejos de ella lo habían advertido de una cosa: Deseaba a Bella y la amaba de una manera que no era mesurable a nada conocido; todo estaba pendiente de conocer. Todo.

   -Estas preciosa.- Le dijo, sujetando la copa y llevándosela a los labios.-Imponente, diría yo…ese muchacho; Erick debe estar loco por ti.

   Bella lo miró con desilusión.

  -¿Me ofreces una copa,Edward?.- le dijo sin vacilación.

   Edward fue hacia una de las mesas, cogió una copa y se la llevó junto con una botella de champaña fría. Le sirvió una copa a Bella, y se la ofreció de manera elegante.

   -Gracias.- le dijo ella.- Lo necesitaba.

  -¿Y puedo preguntar porque?.- dijo él con su mirada insistente en los ojos cálidos de ella.

   Desde lo lejos Erick Nortman, paró en seco su recorrido y miró la situación.

   Edward Cullen, tapaba casi totalmente a Bella con su cuerpo. Debian de estar teniendo una conversación muy privada, dado que ella se mantenía fría apoyada en aquella columna de mármol, mirando los ojos de su tutor . Dejó la copa de Isabella en la mesa y se unió con Jasper y Alice en una muy animada conversación.

 

    -Estoy nerviosa, esta noche…no todos los días se cumplen 18 años. A partir de hoy, tengo plena postetad para hacer lo que yo quiera… hace mucho tiempo que lo he deseado y ahora que la tengo…no sé que hacer. Me doy cuenta que en realidad no deseo nada….real.

   - Hoy es el dia de los deseos Bella. ¿Y que es eso que no deseas algo real? ¿Piensas en Jake? Es obvio…desearías que estuviese contigo. Aun no entiendo como ha podido marcharse y no estar aquí el dia de tu aniversario; yo no lo hubiera hecho.

   -¿Me sirves otra copa Edward?.- dijo Bella, alzando la copa a la altura de su acompañante.

  -Si. Pero ten cuidado. No estas acostumbrada. Puede ser fatal para ti…

  -No te preocupes, querido tutor. Muy pronto dejaré de estar bajo tu responsabilidad.

  -¿Qué?

  Bella se llevó la copa nuevamente a los labios y suspiró, recargando todo el peso de su cuerpo en un pierna.

   -Voy a intentar ponerme a trabajar y a estudiar al mismo tiempo…no voy a seguir viviendo en tu casa, Edward.

   Edward Cullen sintió como si se le escapara la arena de entre las manos y suspiró también, Miró a su interlocutora y frunció el ceño  llevándose él también su copa a los labios.

   -Si piensas que me voy a quedar tan tranquilo con esa confesión. Estas muy equivocada.

   -Debo marcharme.  No puedo permitir que vuelva a pasar lo de la otra noche….

   -Bella….

   La terraza de la casa de Edward la envolvió la música. Una balada emotiva, hizo que  se miraran fijamente y seguidamente apartaron la mirada como ofuscados.

   Bella sentía arder sus mejillas.

   Edward sintió que se le escapaba el corazón del pecho.

   -¿Bailas?.- le dijo él dejando la copa en una de las mesas. Pegando su cuerpo al de la  castaña.

   -¿Hay opción?.- le inquiró ella soltando la copa el mesa continúa.

   -No, no la hay, Bella.

   -Espera.- le dijo ella, quitándose la chaqueta y depositándola en una de las sillas desocupadas.- Tengo calor.

La envolvió con sus brazos y dejó escapar un suspiro de devoción.

  Apretada contra su cuerpo, sintió que estaba completo y sonrió de dicha, teniendo la cabeza de ella, apoyada en su pecho.

   -Tengo que hablar contigo, Bella. Necesito decirte algo.- le dijo él, rozando con sus labios el suave cabello de ella.

   Bella lo miró como quien ve el sol por primera vez y se mordió el labio con ansiedad. No necesitaba palabras para lo que su alma y su cuerpo sentían en aquel momento.

   -No quiero saber…Edward…

  -Pero yo si necesito hablar contigo. Mírame. Bella; por favor.

   Bailaban tan pegados, que parecían fundirse los dos en un mismo cuerpo.

   Ella miró su rostro y creyó morir. Él le miraba los labios con tanto deseo que ella sintió como su cuerpo reaccionaba y todas sus partes intimas deliraban por su contacto.

   -Esto es una confesión. Quiero que me escuches bien. Estos días que me he mantenido lejos de ti, han sido un calvario para mí.- Bajó su cabeza y quiso rozar sus labios con los de ella. Pero recordó donde se hallaba y se retuvo.- He intentado solapar todos mis sentimientos con otras mujeres y todos mis intentos han sido en vano. Nadie puede eclipsarte, eres como una necesidad que tiene mi cuerpo .

   Bella intentó abrir sus labios, pero se topó con el cálido sabor de la mano de él, que la  había enmudecido.

   -Dejame que termine¿si? . No soy hombre para nadie si no pienso en ti. Creo que me he enamorado de ti Isabella Swan . Y debo de dar gracias a tu padre de eso, si no hubiera sido por él y por tu desdicha nunca te hubiese conocido y me hubiese perdido todo esto que siento. Sentimientos nuevos para mi. Me siento como un adolescente. No como, no duermo, mi mente no piensa razonablemente si tú no estas cerca. – La música cesaba, pero él no la dejaba abandonar sus brazos ardientes.- Ven, necesitamos estar solos.

    Ella se abandonó al embrujo de su cuerpo lacerante de amor y entrelazó sus dedos con los de él.

    Lo siguió por la puerta trasera de la terraza, hacia el claro que había al lado del lago de la  urbanización. Habia corrido detrás de él, aferrada a su mano, tropezando con piedras y ramas secas de árbol. Edward se paró progresivamente y guió su mano hacia su cintura.

   -¿Entiendes mi necesidad de ti, Bella?.-

  Ella cabizbaja y terriblemente nerviosa , sintió como miles de mariposas inundaban su vientre y sintió la necesidad de escapar de esa confesión. Pero razonó rápidamente y colocó sus manos alrededor del fuerte cuello de él.

   -Las entiendo perfectamente, Edward…

   Él la miró con el preludio de una sonrisa, que terminó haciéndola derretirse ante aquel acto, alargó su cuello hacia los labios de él y le propió un suave beso en los labios.

  Él la miró con sorpresa y la apretó fuertamente contra él.

   -¿Sabes que es lo que consigues besándome así? .- le dijo pegando  su rostro al de ella, rozándole con la incipiente barba a lo largo de todo el rostro de ella.

   Ella suspiró fuertemente y le cogió la cara entre las manos.

   -Dime que es lo que sientes Edward. Dimelo, porque si no creo que voy a morir aquí mismo. Por favor.

   Él se revolvió el cabello nervioso y lamió sus labios sin perder la visión de los de ella. Aspiró fuertemente y dejó salir el aire en toda la faz de Bella, ella cerró los ojos y sonrió somnolienta.

  -Te amo, Bella Swan. Te amo como nunca he amado a nadie. Tengo miedo de perderte de vista, necesito tenerte a mi lado constantemente. Sentir lo que tu sientes ,respirar el aire que tu respiras, amar lo que tu amas…  Necesito que me ames como yo te amo. Sufro por eso, todos los segundos de mi vida, desde que descubrí este sentimiento por ti…¡Dios! Bella te amo apasionadamente…

     Buscó los labios de ella insistentemente con los suyos y la besó. Ella respondió como si estuviese sedienta por su labios. Él sintió la saliva de ella correr por su boca y se rió mentalmente de felicidad. Aflojó su agarre y la separó lentamente de su boca.

   -Bella…debemos volver. Pero dime ¿Esto que significa…estas dispuesta a seguirme en esto…tú…?

   -Yo te amo, Edward.

   Edward Cullen sonrió abiertamente, la cogió en volandas , levantándola del suelo, girándola. Ambos rieron de felicidad, bajo el testigo del astro de la oscuridad.

   -Bésame.- le dijo ella.

   Ambos se miraron serios y volvieron sus ojos hacia los labios; deseosos de contacto.

   Juntaron sus bocas, suavemente al principio,  pero la necesidad del hombre maduro se acentuó y la devoró más salvajemente, dejando escapar leves jadeos por parte de ella.

   Se separaron cuando el aire empezó a faltarles y sus ojos se abrieron para contemplarse, llenos de deseo y lujuria.

   -Debemos volver. Nos pueden echar de menos en tu fiesta. Y todavía no lo podemos hacer público.- le dijo él besándole la mejilla, el oído, la clavicula…

   -Sí…esta bien, volvamos.

   -Además …ahora vienen los ansiados regalos, amor.- le dijo él, tomandola de la mano y caminando hacia la terraza.

   -Ya tengo mi regalo esta noche. El mejor…

   -Bella…- paró en seco , la volvió a apretar contra sí, devorando su cuello y su cara hasta suspirar de placer.

   Queria tomarla allí en aquel prado, quitarle aquella prenda  tan exquisita que tapaba su cuerpo y saboreala en todo su esplendor. Amarla, de todas las maneras posibles inventadas…y las que estaba él por inventar. Tenia tanta necesidad e ella que le dolia todo…absolutamente todo.

   -Vamos.- le dijo ella, aferradose a su mano en un gesto de lo más infantil.

   -Sí.

      Soltaron sus manos antes de llegar al umbral del paso de la terraza.  Caminaron con decisión hacia la multitud, parecía ser que nadie había deparado en su ausencia y ambos se miraron con complicidad.

   Bella caminó con paso seguro hacia Alice, quien se servia licor de avellana en su vasito de cristal tallado. Levantó la vista y sonrió, enseñando toda su perfecta dentadura.

   -Bella..es la hora..es la hora..

   -¿La hora de que Alice?

   -La hora de los regalos…

    De pronto, todas las luces se apagaron y  todos comenzaron a cantar un “cumpleaños feliz” desastroso, pero que a los oídos de Bella era como si lo cantaran los niños cantores de Viena. Sintió una presión en su mano, alzó la vista y pudo  ver a Erick que le sonreía abiertamente con la téne luz de las velas.

   -¡Feliz cumpleaños, Bella! .- corearon todos al mismo tiempo.

   Ella sonrió llena de dicha. Era Edward el que traia el pastel junto con Emmet, le dedicó una mirada llena de anhelos y se  mordió el labio nerviosa.

   Comieron el pastel. Disfrutó de la atenta mirada de Jasper a Alice. ¡Vaya! Parecia que la pequeña duende había acaparado toda la atención de univesitario, hasta el punto de tenerlo babeando por ella. En infinidad de ocasiones tuvo que mantenerse apartada de Erick, buscando a Edward con la mirada. Quien cada vez que lo miraba se encontraba con sus ojos, suplicantes, por tenerla cerca.

    Alice reclamó toda su atención cogiendo la mano y llevándola hacia el interior de la casa.

   -Bella, Bella me tienes que ayudar…

  Ella la miró sonriente y  asintió con la cabeza.

   -¿Qué quieres que haga por ti Alice Cullen?

   La nenita cerró fuertemente los ojos y suspiró.

   -Tienes que  embaucar a mi padre con lo que quieras…pero debes de mantenerlo ocupado, por unos quince o veinte minutos…Jasper… quiere hablar conmigo a solas..

   -¿Cómo?

   -Anda…Bella, hazme el favor, yo sé que puedes desorientar a mi padre hasta el punto de…¿Bueno qué me ayudas o qué?

   -Está bien…pero ¿Se puede saber donde te vas a llevar a Jasper?

   -Hay un lago por aquí cerca…

   Bella sonrió para sus adentros y le hizo un gesto a Alice con las manos.

  La pequeña duende se cogió al cuello de Bella y la abrazó con ternura.

   -Siempre te lo agradeceré..

   -Corre, anda, antes de que me arrepienta.

    Alice emprendió a correr y Bella la vió esfumarse. Subió hacia su habitación y cogió su portafolios, lo puso debajo de su brazo y salió en busca de  Edward.

    Él hablaba amistosamente con Emmet, haciendo gestos con la cara y las manos como si  fueran dos niños, ella le tocó suavemente el hombro y se giró.

   - Vaya..la cumpleañera.- dijo Emmet llevándose un trozo de pastel a la boca.

   -¿Puedo hablar un momento contigo a solas?.- le dijo a Edward mirándolo fijamente.

   Edward le susurró algo a Emmet en el oído y se perdió con ella en el interior de la casa.

     Lejos de la jarana de la fiesta Edward le acarició la mejilla con los dedos y ella cerró los ojos, al sentir un estremecimiento ante su contacto.

   -¿Qué quieres linda, Bella?

   -Toma esto. Es un regalo, yo no soy tan buena como tú para dialogar y decir todo lo que siento. Creo que esto es bastante. No hay escrito mucho; pero si lo suficiente. Guardalo, leelo y cuando lo leas me dices que te parece.

   Edward cogió el portafolios y abrió por la primera pagina. Eran cartas.Cartas de amor dirigidas a él.

    Cogió fuertemente el manuscrito y lo enterró en su pecho con una mano, con la otra cogió a Bella por un brazo y la aprisionó junto a si.

   -Esto es muy peligroso Bella…muy peligroso.- Y enterró sus labios en el cuello de ella, haciéndola gemir de pasión……

 

Capítulo 14: Capitulo 14 Capítulo 16: Capitulo 16

 
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