CAPITULO VISEGIMO CUARTO
Bella habia sofocado una especie de jadeo antes de abrir la puerta de la habitación de los espejos.
Aquella era como una especie de prueba de fuego; si lograba salir indemne de aquella noche, todo seria mas liviano para ella.
El cruce de sentimientos que la embargaba, la confundió.
Se sentía terriblemente nerviosa, pero a la vez segura de si misma.
Por un momento, recordó, aquella primera vez con él, la que la traumatizaría para el resto de su vida y le dio un suave escalofrio que recorrió su espina dorsal…aquello le recordó que en esos momentos ella no era Bella Swan y que el Cisne iba a imprimir en él la causa de la desdicha de su otro yo.
Se abrió paso, contoneando las caderas y con paso firme.
ÉL habia quedado como extasiado mirándola y su boca habia formado una perfecta O, que hizo a Bella reprimir una sonrisita de satisfacción.
Se paró ante Edward, con las piernas abiertas, como dos columnas perfectas, duras y marmóreas.
Edward Cullen se soltó el nudo de la corbata. Literalmente se estaba ahogando.
Aquella mujer, hacia que el proceso normal de ensalivar, se anulara por completo.
Notó como su garganta se quedaba seca y se levantó de un salto del colchón para hacerle frente.
La maravillosa mujer que se hallaba a breves centímetros de él, vestia un body de blonda negro que tapaba con una bata abierta del mismo tejido y color. Sus altos tacones, la hacian verse casi tan alta como él.
El cabello suave, ondeaba casi al mismo tiempo que ella respiraba y su rostro, estaba parcialmente escondido en una máscara de raso rígida, con plumaje y cristales de Swarosky en el lado izquierdo.
Ella sonrió ladinamente y se acercó a él, metida por completo en el papel del Cisne.
Tocó levemente su pecho con una mano, y recorrió un camino de caricias con uno de sus dedos, arriba y abajo del pecho del hombre.
-¿Estas listo?.- dijo ella muy pegada a sus labios.
-Yo no creo estar preparado para esto… me intimidas…- la voz de Edward era ronca y sensual.
Ella volvió a sonreir y le dio la espalda, caminado hacia un pequeño armarito.
Lo abrió y sacó de allí dos vasos.
-¿Te apetece tomar algo…whisky, champaña, ron?
Él afirmó con la cabeza.
“Practicamente, babea” pensó Bella.
-Lo que tú tomes me parecerá bien.- dijo, con aquella voz ronca y dura, prometedora…como si toda la rigidez de su miembro pudiese adivinarse por medio de aquel ronco susurro tremendamente sexual.
Ella volvió a sonreir de lado y giró sobre sus talones.
Edward también sonrió al ver que detrás de uno de los espejos, habia una nevera, exquisitamente escondida.
Ella sacó una botella de champaña y sirvió dos vasos.
Uno se lo ofreció a él, rozando levemente sus dedos y otro se lo quedó para si misma.
-No importa que no tenga copas en este momento. Para el caso es igual ¿no le parece señor Cullen?
-¿Qué se celebra?.- preguntó él, mirándola fijamente a los ojos.
-Todo.- sentenció ella, enimágtica.-¿Brindamos?.- preguntó, acercándose a él nuevamente y descansando una de sus manos en el torso de él.
-Sí.- dijo él, ronco.
Habian quedado los dos tan cerca que bastaban unos pocos centimentros y sus bocas entrarían en contacto. Sus alientos se entremezclaban y Edward pensó que enloquecería, en aquel mismo instante.
-Sentémonos.- concluyó ella, con indiferencia.
Edward se colocó en el lecho y esperó pacientemente que ella hiciera lo mismo.
Cuando Bella se sentó, se descalzó y cruzó las piernas (en plan yoga), dejando parte de su intimidad a la vista de él.
Edward tiró el vaso al suelo en un arranque de pasión y cogió la mano de ella para que hiciera lo mismo.
Una risa gutural, salió de los labios del Cisne y él la miró a los ojos.
-Te deseo.- le dijo, antes de apodarse de su boca, tumbándola, dejándola debajo de su cuerpo trémulo.
Fue un beso devastador, urgente, de necesidad, estaba sediento de algo y era de ella.
Un escalofrio terriblemente conocido recorrió el cuerpo de Bella y se sintió otra vez adolescente.
Cerró los ojos fuertemente y se abandonó al placer de estar en brazos del hombre.
Debia de ser fría y calculadora.
Debia ser una buena amante.
Debia de marcarlo a fuego con su esencia , sus besos, con su sexo, con su piel y eso lo iba a hacer desde aquel mismo minuto.
Correspondió al beso inmediatamente después de tener estos pensamientos y abrió mas sus labios para que la imbistiera con su lengua ávida de deseo.
Edward temblaba, no sabia que le ocurría, pero aquel era el prólogo sexual más caliente que habia tenido en toda su maldita vida.
La mujer luchaba con los botones de su camisa , con una maestría, impresionante.
Al desecharla de su cuerpo, los labios de ella se relamieron y buscaron los pezones de él, para succionarlos y morderlos.
-Date la vuelta Edward.- dijo ella jadenate.
Su nombre en los labios de ella, hicieron una reacción tal en Edward, que la cogió en volandas y le dio la vuelta, quedando Bella en las caderas de él, lista para cabalgarlo.
Ella contempló la escena golosa.
Edward no habia perdido ni un ápice de juventud en su cuerpo.
Sólo habia bastado una vez para recordar su cuerpo toda la vida…y allí lo tenia otra vez, aunque esta vez iba a ser muy diferente y se sintió orgullosa de ello.
Comenzó a moverse sensualmente encima de él, haciendo fricción entre sus sexos.
Él cerró muy fuertemente los ojos y se llevó las manos al cabello.
Estaba punto de perder la cabeza.
Volvió a abrirlos y encontró el eco de un fantasma que habia vuelto a aparecer en su vida…Bella.
Tragó en seco y se mojó los labios.
-Dejame verte el rostro.- dijo él, completamente embargado por las sensaciones que emitia su cuerpo al contacto con aquel cuerpo de mujer.
-No.- dijo ella, parando el movimiento y haciendo el gesto de marcharse de su lado.
Edward sintió un miedo tal que cogió a la mujer de una mano y la aplacó contra su pecho, devorándola con la boca.
-Perdona.- le dijo entre jadeos.- no te marches..no por favor…no lo soportaría…- y le tocó las nalgas, aprisionando las caderas de ellas con las de él.
Se besaron sin aliento,dándose unos tiempos para poder respirar, y mientras lo hacian, se acariciaban el rostro, el cabello… el cuerpo.
Bella lo desnudó sin prisas, recorriendo un camino de besos por allí donde pasaban sus manos y él como hipnotizado la miraba y negaba con la cabeza. Parecia estar en el cielo con una diosa y él era un débil humano que ella intimidaba con un leve toque de sus labios.
Edward se sentía arder.
Tocó la suave blonda de ella y se desprendió de la bata, dejándola en aquella ropa íntima, que lo descontrolaba hasta perder la razón.
Ella hizo el ademán de desnudarse, pero él no la dejó.
-Quiero hacerlo yo….
La semi incorporó sentándola con las rodillas clavadas en la cama. Él estaba en la misma posición.
Recorríó la mandibula de ella, en una caricia; como un aleteo de mariposa y bajó hacia su escote, recorriendo, con mucha dulzura, la puntilla de la prenda que descansaba en su piel, blanca como la nieve…como la de Bella…
Respiró fuertemente, sin apartar la vista de su cuerpo…¿Qué ocurriría si pensara que estaba haciendo el amor con Bella?
Notó como su pene, se movia inquieto ante este pensamiento y sonrió interiormente…
La piel de la mujer que descansaba bajo sus manos era muy parecida a la chica que habia encontrado Eric Nothman…a su amor.
Sonrió interiormente con amargura y despegó las manos del cuerpo de ella, hechandose a un lado y maldiciendo.
Bella estaba tan enardecida por sus caricias que no se dió cuenta en el dilema mental en la que se encontraba el hombre.
Fue cuando dejó de sentir los dedos de él, sobre su piel , cuando sonó la alarma en su maldita cabeza.
-¿Qué pasa Edward?
-Creo que no puedo; lo siento.- dijo él, con la mirada perdida en algún punto de la habitación.
Bella se posicionó al frente de él. Habia bajado de la cama, con sus pies descalzos, se arrodilló en el frio suelo y lo miró a los ojos, desesperada…aquello no podia pasar así…asi no….
-Todo iba bien…no lo entiendo…-la voz de ella, sonaba desesperada y él, lo notó.
Volvió sus ojos hacia ella y le sonrió cálidamente.
-Me gustaría que te quitaras eso.- dijo él, señalando la máscara rígida de su rostro.
-Eso es imposible, Edward.
-¿Por qué?.- preguntó él, como un niño.
- Eso es cosa mia, Edward. Nadie me ha visto el rostro jamás y tú no vas a ser el primero que lo haga. ¿entiendes?
-Bien, creo que me marcharé entonces. No tenia que haber venido nunca…no sé que hago aquí…
Él, no se acomplejó por su desnudez y caminó, recogiendo una a una todas sus prendas recogidas por el amplio espacio que los envolvía.
-Espera…- dijo ella, casi a modo de súplica.
Edward se volvió y una oscuridad absoluta los albergó.
- Fantástico.- dijo él, ensimismado.
La cercanía de ella , era casi palpable y entonces notó el rostro de Bella en su pecho.
-Quizas así te sea mas fácil….me la he quitado..¿Lo sientes?
-Si.
Buscó con sus dedos la barbilla de ella y se acercó con premura, buscando sus labios.
En su mente, se creó la imagen de Bella y notó como comenzaba a ponerse rígido de nuevo.
-Dios mio…si..
La desnudó despacio y sin moverse de donde estaban.
Cuando notó que su cuerpo estaba libre de cualquier estorbo que le impidiera amarla. La cogió a tientas y ella apoyó su cabeza en el hueco de su clavicula.
Un ronroneo de placer, emergió de los labios de ella, al tenderla encima de la cama .
Sin tregua ninguna, Edward, comenzó a llenarle el cuello de besos y lametones, bajó con la única guía; su boca, hacia el ombligo, acarició el contorno de éste con tenúes toques que la hicieron suspirar.
Se mojó los labios inquieto. Sus ojos se estaban acostumbrando a aquella oscuridad, y podia vislumbrar perfectamente el contorno del cuerpo de ella; ya no habia perdida.
Bajó mas hacia el sur, hasta hundir su boca en el sexo de ella.
La notó tan mojada que emitió un jadeo de desesperación, quería hacerla suya; ya.
Pero tenia que ser paciente, quería amarla y que ella lo amase…
Miró su rostro, por si podia ver algún rasgo característico, bajo aquella oscuridad,en la que sus ojos ávidos, comenzaban a aclimatarse.
No se dibujaba nada parecido a rasgos en la cabeza de la mujer y continuó su tarea.
Volvió a arreter la cabeza, abriendo las piernas de ella, para tener más acceso
-Eres deliciosa..- dijo entre roncos jadeos de placer.
Ella suspiró y se llevó las manos a la cabeza.
Edward era un amante sensacional, sentía sus labios y su lengua como si fueran una prolongación de ella misma, pero bestial..sentia que iba a caer en el pozo del placer de un momento a otro.
-Edward….- emitió jadeos roncos, antes de pronunciar su nombre con todas las letras.
-¿Te corres…?
-Si…
-Espera…
Y fue en ese momento cuando se ayudó con los dedos para volverla loca de placer.
Su lengua se movia en una danza rápida y succionadora y sus dedos instigadores, entraban y salian, rozando suavemente su punto g. Bella creía morir de placer..
-¡Edwarddddd!!....si…¡Dios mio!.....si…..
Él sonrió orgulloso y besó tiernamente los labios intimos de ella, calmándolos de aquel envidiable festín de emociones.
Estaba tan mojada, que Edward no pensó un momento más ,demorar la penetración de una maldita vez.
-Estas preparada para mi….-no fue una pregunta, fue una afirmación, ronca sensual, llena de promesas.
-Sí…-dijo ella desesperada.- Por favor…hazme tuya…ya….Edward..
Buscó a tientas su entrada y de una sola embestida la penetró.
Ambos, gritaron de placer.
Bella enrolló su piernas en las caderas de él y siguió el ritmo intenso de cada una de sus embestidas.
El aroma a sexo y sus respiraciones entecortadas los envolvieron en una lujuria tal, que ambos se entregaron en cuerpo y alma.
Cambiaron varias veces de posición.
Susurrandose palabras sin sentido, ofuscados por la pasión del momento.
Cada vez que Bella perdía el sentido; victima de los orgamos producidos por aquel amante insaciable e incombustible, oía el ronco susurro del hombre, haciéndole también el amor con las palabras.
El duro miembro viril de Edward estaba a punto de reventar, a horcajadas encima suyo; Bella cabalgaba casi exausta, presa de nuevo de un fuerte estallido de placer.
-Me corro..
-Yo… me voy contigo…Edward…- Bella se maldeció por sentir tanto y tan fuerte con aquel hombre.
Él la apresó por el trasero y la apresó entre sus brazos, llevando el ritmo. Ella notó como su semilla se desperdigaba por sus adentros y coreó los gemidos hambrientos de él.
-Oh…Edward.- emitió cansada ella.
-Mmmmmm…..Bella.- logró decir él.
Continuará…..
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