CAPITULO TERCERO
Edward Cullen ahogó sus últimos gemidos de placer en el cuello de Tanya Webber,su excuñada. Juntó la frente de la mujer con la suya y le dio un frio beso en los labios.
-Te amo,Edward.-le susurró la rubia,antes de que él se desmontara de ella y le destapara toda su desnudez.
Él la miró impávido y torció la boca,en un gesto de repulsión.
-Sabes,que nunca te he prometido nada,Tanya.-Se levantó,de la enorme cama y comenzó a vestirse con gesto ausente.
El gemido sordo de un llanto,le hizo volverse a contemplar a su compañera de lecho.La observó lentamente y su pulso no se aceleró.No sentía nada por ella.Pero ya hacia demasiado tiempo que la tenia para albergar su insaciable hambre de sexo.
La chica,era un problema sin duda,Isabella Swan le estaba partiendo la cabeza.Pero lo que tenia enfrente era un problema con mayúsculas.Su cuñada albergaba el deseo de casarse con él.Y eEdward lo sabia.
No podía confiar en nadie y en ella,menos…El historial de su hermana,no le hacia ningún favor.
Cuando conoció a Ángela aún estaban estudiando.El noviazgo fue corto,ya que al poco tiempo,ella se quedó embarazada y su padre no le dio opciones,era si o si.
Casarse.A él no le importó.Amaba a Ángela,para él sólo existía ella.Pero muy al contrario que él,ella amaba a otro fulano.Eric Yorkie,el chófer del magnate de Webber Entertaiment,el padre de Ángela y Tanya. Edward,Intentó por todos los medios ganarse su amor,pero fue imposible.
Una vez nacida Alice,el viejo se volvió loco con ella y antes de morir la hizo dueña y señora de todo el compendio de empresas que eran la Webber Entertaiment.
Edward Cullen se había ganado a pulso todo lo que tenia,Cullen Corp, había sido de su abuelo,de su padre y ahora de él.Siempre había trabajado codo a codo con el personal de todas las plantas.Television,radio,prensa.Todo pasaba antes por las manos de Edward Cullen.
La actitud de Angela,antes de morir su padre,no le dio derecho a ser el albacea de Alice.Jhon Webber,nombró a Edward,administrador de toda su fortuna.Le había dado sobrados motivos para confiar,ciegamente en él,en lo que a los negocios suponía.Angela,se limitaba a dilapidar su paga mensual en gigolós,perlas y abrigos de piel.
A sus 35 años,estaba como una mujer 50.
En cambio Edward,que tenia su misma edad,albergaba la experiencia de ésta y una imagen notoriamente jovial,para sus años.
Casi parecían madre e hijo.Pero aquello ya se acabó,hacia años justo después de venir del bombardeo de la OTAN de la Républica de Yugoslavia.Allí es donde conocíó a Charles Swan,al padre de su otro problema.Isabella Swan.
Terminó de vestirse y se giró para ver a Tanya,de nuevo.
-Tanya,me marcho..tengo trabajo en la empresa y también debo de ir a casa,ya sabes,hoy llegaba,la chica…
Ella se sentó sobre la cama y sorbió fuertemente su nariz.El rímel lecorria por las mejillas,coloradas por el llanto
-Sí…la que pretendes que sea como una nueva hija tuya ¿no?.-un estrapitoso estornudo hizo que Edward,se riera para sí mismo.En aquel momento,estaba patética.
-No,soy su tutor legal,desde la muerte de su madre…no sé para que te cuento esto…mañana me volveras a decir lo mismo..bah..me voy.-se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla.Al girarse a la puerta,sacó su pañuelo y se limpió el rímel de sus labios asqueado.
Tenia que cortar aquella relaccion que no le llevaba a nada.
Isabella Swan,se quedó inmóvil, ante el gesto cariñoso de Alice.
Miró a Emmet,que encogió los hombros,dedicándole una sonrisa.
-Ven,Bella,¿puedo llamarte,Bella?.- le dijo sin quitar los brazos de encima de sus hombros.
Isabella,asintió y la volvió a mirar a los ojos.Se perdió en ellos,eran tan azules como el mar y era tan tiernos como,los su padre.Se debatió en sonreírle o no.No lo hizo,no tenia ganas,aunque su corazón,latia desenbocado ante la dulce sonrisa de Alice.
La péqueña,la cogió de la mano y se la llevó corriendo escaleras arriba,desapareciendo ante la mirada expentante de Emmet.Este dejó la maleta en el hall y pasó a la estancia más grande de la casa.El salón,allí se sentó plácidamente en el sofá de una plaza,se encendió un puro y abrió la licorera en busca de alcohol de quemar.
-Bella,esta es tu habitación,yo personalmente,he escogido,el edredón,las cortinas,el color de la habitación…todo
-Gracias.-susurró débilmente.
-¡Tienes voz! Ya había pensado que eras muda,jejjeej,me alegro que no.Porque la verdad,me gusta hablar,pero también,me gustan que me cuenten….estoy contenta,Bella,vamos a ser grandes amigas.-le dijo cogiéndole las manos
-Yo,nunca he tenido amigas,A..Alice.-Bella,subió las gafas,por su respingona nariz y se rascó,la cabeza nerviosa.
La pequeña duende la hizo sentarse encima de la cama y la miró intensamente a los ojos
-Ninguna amiga…no puede ser…yo tampoco,tengo muchas….Ahora seremos la una para la otra,te enseñaré que es tener una amiga.No te fallaré Bella.
-Gracias,Alice,pero me es muy difícil,confiar en la gente,no soy nada comunicativa.
-Eso cambiará…o dejaré de llamarme Alice Cullen Webber.Ahora por lo pronto,voy a buscar la maleta..¿no la hemos subido no?
Bella negó con la cabeza.
-Ahora subo,.dijo cerrando la puerta de golpe.
La recién bautizada,Bella Swan se levantó de la cama y miró con detenimiento,todos los detalles de aquella habitación.Una vez tuvo una así..pero fue hacia mucho.Le picaron los ojos,pero no lloró,hacia dos años que no lloraba.Se le acabaron las lagrimas cuando se enteró de la muerte de su padre.
A ella y a su madre no les faltaba de nada ,en la adorable casa que tenían a las afueras de Londres,mientras su padre libraba una batalla que no tenia nada que ver con ellos.
Era piloto de las Fuerzas Armadas de la OTAN.Murió en acto de servicio.Se interpuso entre una bala y su mayor el Sargento Edward Cullen,fue condecorado con honores,pero a ella,nadie la consoló.
Se encerró tanto en ella misma,que la oscuridad la devoró,dejando un alma triste y fría.
La calidez de Alice,no le molestaba,pero la notaba extraña,la notaba lejana en su memoria.
La puerta se abrió lentamente y la voz de Alice,tierna y dulce,preguntó por su recién adquirido nombre,de una manera,cantarina,casi casi celestial.
-Bella,mira,tengo que presentarte a una persona.
Miré en su dirección y reconocí la figura enseguida.Era Edward Cullen.
-Él,es mi papá,Bella,no ha podido venir antes.Esta siempre muy ocupado…pero ya veras como siempre tendrá un ratito para nosostras.Para mi siempre lo ha tenido.-La voz de Alice,destilaba alegría y despreocupación.
-Yo no necesito que tenga un ratito para mi,Alice.-le dijo Bella con la mirada puesta en los pies de su enemigo.
-Pero..
-Tranquila,Alice,¿puedes salir un momento,cielo?Tengo que hablar un momento con Isabella.-la voz seductora del hombre hizo que a Bella se le pusieran los bellos de punta.
Ella seguía esquivándole la mirada.Notó como se acercaba y se ponía delante de ella.Un carraspeo hizo que mirara hacia arriba.Era alto,más de lo que recordaba.Sus facciones bellas hicieron que un ardor,le subiera por el estomago y le cubriera las mejillas de un fuerte rubor.
-Isabella,soy Edward Cullen¿me recuerdas?.-su mano buscó la de Bella para darle un fuerte apretón,ella la mantuvo dormida.
-Sí…lo recuerdo.-le dijo dándose media vuelta y dándole la espalda.
-Ahora,viviras,aquí hasta que tú quieras….seras tratada como Alice.
Su voz se dulcificaba,mientras avanzaban en aquellas escasa conversación.
Los puños de Bella,se apretaron y se giró para buscarle los ojos.Verdes y poderosos…aquel hombre le daba miedo,pero tragó y le dijo lo que mil veces se repitió en sus sueños.
-Sr. Cullen,soy una hija de nadie,no me diga eso…Usted,esta aquí,cuidando de su hija,dándole mimos y afecto..cuando en realidad tendría que estar muerto.Usted,no mi padre.
Se piensa que no sé que soy un problema para usted,soy una adolescente,de la que se ha ocupado de ver una sola vez en su vida,desde que me internó.Porque fue usted el que me internó…aunque fuese idea de mi madre,para estar sola con ese bastardo de Phil thomas.
Se deshicieron de mi,como un perro que abandonan en una gasolinera…No tiene ni idea.¿Se ha preocupado por mi,en algún momento,mi madre o usted?
¿Sabe que me mantuvieron una semana encerrada a pan y agua en una celda,donde no podía ver si quiera la luz del dia? No.Claro que no
Edward Cullen no podía apartar la mirada de aquella chiquilla,el cerdo de Emmet llevaba razón…en parte.
Su cuerpo de mujer se agitaba,al hablarle y su cara de niña,la escondia detrás de unas simples gafas de pasta.Reconoció algunas similitudes con Charles Swan.
Escuchaba atento todo lo que le decía,embelesado por el ardor de su discurso.Se revolvió el pelo nervioso.
-¿Por qué te encerraron Isabella?
Ella lo miró directamente a los ojos y suspiró.
-Me enamoré,de un profesor.-dijo cabizbaja.
Él quiso acercarse y consolarla con un abrazo,pero se contuvo….un momento..
-Tengo entendido,que todos los profesores de ese colegio son curas o monjas…así que..
-Sí.Por supuesto,es cura.-dijo en un susurro.
Se hizo un silencio sepulcral.Edward pensó,que aquella chica sacaría a a Alice a la cruel realidad,demasiado pronto…Suspiró pesadamente y levantó la ceja interrogante.
-¿hubo algo mas que debiera saber,con ese cura?
-Pero ….¡Quien se cree que soy?.- le gritó furiosa.
-Un adolescente,con las hormonas recolucionadas,que no esta nada mal.-sentenció,sin pestañear,comiéndosela con la mirada.
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