Estaba demasiado incomoda, algo no me permitía sentirme agusto, había un olor extraño en el ambiente. Abrí mis ojos poco a poco, pero todo fue oscuridad, mis ojos estaban vendados, quise quitarme la venda, pero mis manos estaban atadas al igual que mis pies. Unas imágenes llegaron a mi mente y fueron de cuando estaba en mi casa, yo a punto de ir con mis padres y luego un hombre poniendo algo en mi nariz... Estaba un poco desorientada, aturdida y con un pequeño dolor de cabeza.

Trate de mover mis manos y mis pies en un intento desesperado por desamarrarme, pero era imposible, estaba muy bien amarrada, pero no me rendía, tenía que salir de aquí.

-Deja de intentar hacer eso, no lograras quitártelas - esa voz me asusto por completo, era la voz de un hombre, se escuchaba perfectamente que estaba distorsionada, quise contestarle, pero no podía, la cinta en mi boca no me dejaba - Lamentamos hacer esto pero es necesario, ¿tienes hambre? - ¿Qué no se daba cuenta que no podía contestar? - Lo siento, solo asiente por favor - asentí, tenía hambre, tal vez había estado así por muchas horas y mi cuerpo ya me pedía de comer - Te quitare la cinta, no grites de todas formas nadie te escuchara - sentí como se acercaba a mí y muy lentamente quito la cinta de mi boca, sentí alivio.

-Gracias - murmure. No tenía por qué darle las gracias, ni mucho menos, pero aun así se las di.

-Tú comida esta en frente de ti.

-Lo siento, pero no puedo ver y mucho menos tratar de buscarla, mis manos están atadas - me sentía un poco intimidad, tenía miedo.

-¡Demonios! - hablo un poco alto el joven, di un respingo. Lo escuche arrastrar una silla y después como una puerta era azotada.

¿Se había ido? era extremadamente estresante no poder ver absolutamente nada de nada.

Mis ojos no podían adaptarse a la densa oscuridad en la que estaba. Una mano en mi hombro hizo que tirara un pequeño grito.

-Lo siento, no quise asustarte - una nueva voz de hombre, distorsionada claro, pero no se escuchaba tan ruda como la anterior.

-¿Intentas matarme de un susto? - sentía mi corazón latir desenfrenado.

-Lo siento de verdad, no quise asustarte de esa manera.

-Así déjalo - dije tajantemente - ¿Por qué me hicieron esto?

-No puedo hablar con usted señorita - se escuchaba muy amable, pero no podía fiarme de él.

-Tengo derecho a que me digan, por qué.

-Lamento esto de verdad, pero era necesario - lo escuchaba frustrado - ¿Tiene hambre?

-Sí, pero el otro idiota que vino pretendía que comiera y estoy amarrada.

-Él es muy desesperado, me han mandado a mí, yo le daré de comer.

-¿Tu? ¿Cómo si fuera una niña chiquita?

-Si lamento que tenga que ser así.

-Quítame esto, me duelen mis manos.

-No puedo hacerlo. La alimentare.

El joven comenzó a alimentarme, se sentía algo tierno que hicieran esto, me sentía como una bebe y por muy extraña que fuera la situación en la que estaba con él no me sentía en peligro, no tenía miedo, era como si él fuera mi ángel, que me cuidaba en este momento, pero no era un ángel, era un demonio al quitarme mi libertad.

-Listo - sentí que limpiaba mi boca.

 -Gracias.

-¿Se te ofrece algo más?

-No absolutamente nada

-Bueno, me iré yo estaré al pendiente de ti, mis hermanos...- lo interrumpí.

 -¿Tus hermanos y tú me han secuestrado? ¿Ustedes eran quienes me vigilaban?

-Yo la cuidare, ellos no son pacientes.

-Como sea me da igual. ¿Cuánto tiempo estaré aquí?

-El tiempo que sea necesario.

-¿Podrán quitarme esto por favor? es demasiado incómodo.

-Sí creo que si - tomo con delicadeza mis pies y los libero, se sintió tan bien, pero no tan bien como cuando me quito las cuerdas de las manos. -Así está mejor - me sobaba mis manos.

- ¿Siempre estaré en la oscuridad?

-Sí, así será mientras estés aquí.

-La oscuridad me da miedo - mentira me gustaba la oscuridad, pero no aquí, era una oscuridad que daba miedo.

-Veré que puedo hacer

-¿Cuánto dormí?

-Casi un día entero.

-Es mucho.

-Si se les fue la mano, por eso haz dormido mucho.

-¿Ya sabe mi familia de mi paradero?

-No aun no es momento, esperaremos unos cuantos días más.

-No hagan esto por favor. A mi mamá le puede dar algo, no quiero que le pase nada.

-No hay de qué preocuparse, a ti no te pasara nada y mucho menos a tu familia.

-No entiendo, ¿Porque a mí?

-Eres muy preguntona - escuche una leve risa.

-¿Que esperabas? Me tienen secuestrada y tú no me quieres decir absolutamente nada.

-Más adelante quizá.

-Vete y déjame sola - sentí las lágrimas amenazando con salir.

-Perfecto.

Solo escuche la puerta cerrarse y me derrumbe. Llore como una loca, tenía miedo en cierta manera y de una u otra manera no tenía nada de miedo al estar aquí, me sentía segura, ¿Loco? Si quizá era loco decir aquello pero así me sentía.

Todo esto era parte de mi culpa por no decirles bien a mis padres sobre lo que sucedía, por guardarme muchas cosas que había visto en estos últimos meses y no decir nada.

Me quede dormida entre llantos y recuerdos. Entre mis sueños y mi realidad, escuche que me hablaban.

-Siento mucho esto Bella - alguien acariciaba mis cabellos - Yo de verdad que no quise, pero era tan necesario hacerlo, hay una vida en peligro, una muy importante, tú no tienes la culpa lo sé, pero mientras estés aquí te aseguro que te cuidare y protegeré, nada malo va a sucederte.

Un beso en mi frente fue lo último que sentí después de aquellas palabras, se sentían reales y sinceras.

POV. ALICE

Mi hermana hace un par de minutos que se había ido a casa, fue muy desconsiderado de su parte irse exactamente cuándo Jake había llegado, ¿Por qué tenía que negar que le gustaba? Era más que claro que le gustaba, cualquiera que los veía juntos se daban cuenta de que los dos eran el uno para el otro.

-Comienzo a creer que tu hermana nunca me hará caso – comento después de un minuto de silencio  Jake.

-No digas eso Jake – tome su mano por encima de la mesa – No pierdas las esperanzas, mi hermana es un poco terca ya la conoces, por más que lo niegue todos nos damos cuenta de que te quiere.

-No quiero hacerme ilusiones.

-Jake – hablo Rose – Vale la pena luchar por Bella, no te des por vencido, hazle ver que vale la pena estar contigo, enamórala día a día.

-Eso estoy haciendo.

-No esperes que se enamore de un día a otro, todo llega a su tiempo y a su momento.

Yo quería verlos a los dos juntos, los dos hacían una excelente pareja, pero mi hermana quien sabe que tenía en esa cabeza, que no lo aceptaba. Me quede con ellos dos un buen rato, conversando sobre cómo le haríamos para que ellos dos terminaran juntos, Rose y yo daríamos una ayudadita a Jake.

Llegue a la casa alrededor de las 10 de la noche, mamá estaba hecha un manojo de nervios.

-¿Paso algo mamá?

-No hija, pero me siento muy nerviosa.

-¿Ya llego mi hermana a la casa?

-Sí, se ha encerrado en su habitación.

-Iré a hablar con ella.

-No hija, no la molestes.

-¿Por qué no?

-Dijo que no la molestaran.

-Está haciendo tarea cierto.

-Sí, ya sabes cómo es en todo eso.

-Bueno hablare con ella por la mañana.

Me fui a mi habitación, ya hablaría con ella por la mañana. Solo pegue mi rostro en la almohada y quede profundamente dormida, parecía que me habían noqueado.

A la mañana siguiente desperté por los gritos desesperados de mi madre. Casi me caigo de la cama, al querer ir a su lado para ver que le sucedía. Corrí por el pasillo, buscando de donde provenían los gritos y me alarme cuando me di cuenta que eran de la habitación de Bella, me temí lo peor, entre azotando la puerta.

-¿Qué pasa mamá?

-Tu hermana no está Alice, algo le pasó.

-¿Por qué lo dices? Tal vez hoy fue más temprano a la escuela.

-No, no ella no se va así porque si, su auto está ahí y mira – señalo al piso, había una taza rota y su contenido esparcido por el piso – Algo le paso estoy segura – dijo bañada en lágrimas.

-Háblale por teléfono, tal vez y estás equivocada

-Su teléfono está en la cómoda.

-Dios no puede ser – pase una mano por mi cabello. No quería ver no quería aceptar, pero eso podía ser cierto, Bella lo había dicho, se sentía vigilada, perseguida y tal vez si le había pasado algo. Ese día que todo era un completo manojo de nervios. La policía vino a casa, tuve que contar todo aquello que Bella me había dicho, papà se reprochó por no creerle en ese momento y mamà se indignó al no saber nada de eso.

Tres días ya habían pasado desde que Bella estaba desaparecida, nada de ella, ni un rastro, ni siquiera una llamada de rescate o de ella diciendo donde estaba, todos estábamos pegados al teléfono esperando la llamada tan esperada, hasta que aquella noche llego.