UN AMOR DE LEYENDA (+18)

Autor: lololitas
Género: Aventura
Fecha Creación: 17/07/2013
Fecha Actualización: 17/11/2013
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 53
Visitas: 54728
Capítulos: 20

"FANFIC FINALIZADO"

Gairloch, Highlands, 1432

Según la leyenda, una hada con poderes extraordinarios nacerá cada cierto tiempo en el clan MakSwan. Será sanadora con el conocimiento y la capacidad de ayudar a los demás, pero su fuerza y resistencia deberán ser probados por los obstáculos. Si sobrevive a las duras pruebas del fuego, el agua y la piedra, siempre sera bendecida por Dios.

El hada debe tener cuidado de no enamorarse, pues, si su amor no es correspondido, podría perder sus poderes. Mas si tuviera la suerte de encontrar a su verdadero amor y ser correspondida, sobrevivirá a cualquier problema y vivirá, junto a su amado, felices para siempre.

Así proclama la leyenda.

 

 


Basada en "El laird de Stonehaven" Conni Mason

 

Mi otro Fic

PRISIONERA DE GUERRA:

http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=3899&id_capitulo=0

 

 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 8: SIETE

Edward ladeó la cabeza y escuchó. Alguien lo estaba llamando. Echó un vistazo a Jasper, que estaba trabajando junto a él.

- ¿Me llamaste?

Jasper le envió una mirada burlona.

- No.

- ¿Está seguro? Oí claramente que alguien me llaMaba.

Edward miró a su alrededor. Nadie más parecía haber oído.

- Tengo que estar escuchando cosas.

Jasper le envió una mirada de preocupación. Entonces, claramente, Edward escuchó de nuevo... una petición de ayuda. ¿Isabella? Salió corriendo convencido de que Isabella lo necesitaba. ¿Estaba enloqueciendo? Entonces oyó la voz de nuevo.

El pueblo, le susurró dentro de su cabeza. Ven al pueblo. Ayúdame, te necesito.

¡Isabella estaba en problemas!

Edward se alejó a la carrera, con el miedo golpeando en sus venas, y su corazón latiendo con furia. Si alguien había hecho daño a Isabella, lo destrozaria con sus propias manos.

Afortunadamente, no estaba a gran distancia del pueblo. Llego a las afueras y casi se derrumbó de alivio cuando vio a Isabella corriendo hacia él.

La cogió en sus brazos y la abrazó.

- ¿Estás herida? ¿Alguien trató de hacerle daño?

Jadeando, Isabella señaló detrás de ella, alertando a Edward del peligro inminente. Echando un vistazo por encima del hombro de Isabella, Edward vio a Emmett MakSwan y MakBlack en persecución de su esposa. Empujó a Isabella a sus espaldas, maldiciendo la falta de un arma.

- ¿Qué quieres?- gruñó Edward cuando los hombres se detuvieron delante de él. - Estan invadiendo las tierras de MakCullen.

- Yo solo quería hablar con mi hermana- dijo Emmett.

- ¡Mientes!- denunció Isabella. -vino en busca de motivos para anular nuestro matrimonio. Él y MakBlack me atrajeron a la aldea para que Siobham me examinara. Tenían la esperanza de demostrar que todavía era una doncella -se estremeció –Siobham quizo poner sus manos sobre mí, así que la golpe con una vela, cuando me dio la espalda.

- He escuchado que me llaMabas -dijo Edward en voz baja - Hablaremos de eso más adelante. -Se volvió a Emmett. -¿Cómo te atreves insultar a Isabella de manera tan vil? Si deseabas hablar con ella, debiste haber llegado al castillo.

- Tengo una propuesta para vos, MakCullen -dijo MakBlack -¿Quereis escuchar lo que tengo que decir?

La primera intencion de Edward fue ordenar que se fueran de su tierra. Pero decidió escucharlos antes de desterrarlos para siempre.

- Voy a escuchar- acepto a regañadientes. -Pero sólo si me acompañan al castillo. Una vía pública no es lugar para tratar asuntos de familia.

- ¿Quién garantiza nuestra seguridad?- cuestiono MakBlack.

Edward se puso tenso.

- ¿Estás cuestionando mi honor?

- Por supuesto que no- dijo MakBlack. -Sin embargo…

- Al final de nuestra conversación, estaran en libertad de salir. Todo lo que necesito es su promesa de dejar a mi esposa tranquila.

- Sugiero que escuches la propuesta de MakBlack antes de exigir promesas de nosotros - dijo Emmett. -Lo que tiene que decir debe ser de gran interés para ti.

Edward sinceramente dudaba estar interesado en cualquier cosa que estos dos canallas tenían que decir. La idea de que pusieran sus manos sobre su esposa lo dejó indignado. Colocando un brazo alrededor de Isabella se dirigió hacial castillo.

No le importaba si lo seguian, sus pensamientos estaban consumidos por la indignacion que Isabella había sufrido en sus manos.

A medida que siguieron el camino, Jasper y Carlisle se les unieron. Cuando Edward habían escapado sin decir una palabra, se habían preocupado y decidieron seguirlo. Conociendolo como lo hacian sabían que no se han apresurado sin una buena razón.

- ¿Qué están haciendo aquí?- preguntó Carlisle, señalando con la cabeza hacia la MakSwan y MakBlack.

- Te lo diré más tarde.

- ¿Por qué te fuiste de esa manera?- pregunto Jasper.

Edward le dio un apreton a Isabella.

- Una premonición.

- Pensamos que te vendría bien un poco de ayuda- explicó Benjamin - Pero veo que tenéis todo bajo control.

- Gracias a mi esposa -, dijo Edward sombrío.

Cuando llegaron al castillo, Edward solto a Isabella diciendole en voz baja.

- Me gustaría hablar con tu hermano y MakBlack a solas Isabella- lo miro rebelde.

- ¿Por qué? Lo que tienen que decir me concierne.

- Por hoy has tenido suficiente. Escuchame, Isabella. Las cosas podrían ponerse feas. -Ella continuó mirándolo -Por favor - suplico.

Su súplica sincera la convenció, aunque no del todo.

- Esta bien, pero espero un informe completo después de que se vayan.

Edward le regalo una sonrisa arrogante.

- Preguntale a los espititus, cariño. Ellos parecen saber las cosas antes que yo.

Isabella le envió una mirada candente, y luego se marcho.

- El que le hayas despedido ha sido prudente-, dijo Emmett cuando se unió a Edward. -Nuestra propuesta solo es para vos. ¿Dónde podemos hablar en privado?

-Sígueme- dijo Edward, llevándolos a una pequeña antesala. Se sentó detrás de un escritorio - Me gustaría ofrecerleunas gotas de licor, pero no permaneceran aquí el tiempo suficiente para terminarlo. No puedo olvidarlo que trataron de hacer a Isabella, y mi temperamento está colgando de un delgado hilo.

Sin complejos, Emmett se encogió de hombros.

- Era la única manera de probar la farsa de su matrimonio.

- Podrian haber preguntado – dijo Edward - Lo que pretendian hacer a Isabella era despreciable.

- Era necesario- sostuvo Emmett. –Ella ya estaba comprometida. Si el matrimonio no habia sido consumado, tenía la intención de entregarlaMakBlack.

- No conozco ningún compromiso previo-, dijo Edward –Charly MakSwan me prometio a Isabella a mí mientras estaba vivo. El padre Eleazar renuncioa las amonestaciones y se realizó la ceremonia en el dormitorio de Charly. De acuerdo con la ley de la Santa Iglesia, Isabella y yo somos marido y mujer.

- Charly no estaba en su sano juicio- denunció Emmett. -Actué en su lugar cuando ella estaba prometida a MakBlack.

Los labios apretados de Edward forMaban una linea furiosa.

- Charly estaba lucido cuando me preguntó si queria casarme con Isabella. Nuestro matrimonio es legal y real.

- No, si el matrimonio no ha sido consumado- insistió MakBlack.

Un aire de amenaza era inherente a las palabras de Edward cuando respondió.

- ¿Qué te hace pensar que nuestro matrimonio no se ha consumado?

- Los sirvientes del castillo Gairloch- dijo Emmett – rumorean, ya sabéis. Les oí susurrar la falta de sangre virgen en las sabanas después de haberos dejado a solas con ella en Gairloch.

- ¿Tu llamas a eso una prueba?- se burlo Edward.

- No, hay más- dijo Emmett con suficiencia. - Isabella imagina que es una mujer del País de las Hadas y tiene poderes.

- ¿Crees en sus poderes?

-Mis creencias son mías- dijo Emmett evasivamente. -Estamos hablando de las creencias de Isabella. ¿Y qué hay de los rumores sobre ti? Dicen que habéis regresado de Francia, muy cambiado, que jamas te enamoraras, que eres alguien inalcanzable. Probablemente has oído los rumores de la profecía que dice que una hada perderá sus poderes si ama en vano, así que es lógico pensar que ella se negaria a sí misma arriesgar su corazón, así como sus poderes.

- Te equivocas, MakSwan- respondio Edward. –Dejamos Gairloch con cierta brusquedad, pero nuestro matrimonio se consumó en Stonehaven.

-¡Demuéstralo!- ladro MakBlack

Edward se puso de pie.

- Mi palabra es toda la prueba que necesitas. No voy a repetirlo, Isabella es mi mujer en todos los sentidos.

- Tal vez sea así, pero eso no nos impide llegar a un acuerdo- aventuró MakBlack.

- ¿Qué clase de acuerdo tienes en mente?- exigió Edward con dureza.

- Permítanme ser franco-, comenzó Emmett. -¿Podéis ser feliz con una bruja para esposa? Todos sabemos que te has casado con Isabella para pagar una deuda de tu padre -levantó la mano cuando Edward intento protestar. -Todo el mundo sabe por qué te casaste con mi hermana. -se acercó más.

-MakBlack, y yo te ofrecemos la oportunidad de deshacerte de la bruja.

La indignación oscureció la cara de Edward.

- ¡Sal de aquí y no vuelvan jamas!

- Escúchame- dijo MakBlack. -Si me juras que el matrimonio no fue consumado, mi clan nunca volvera otra vez.

- No voy a mentir- dijo Edward con los dientes apretados.

- Entonces, lo siento por ti- escupió Emmett. -Isabella es más problemas de lo que vale la pena. He vivido con ella toda la vida y sé que lo es capaz de hacer.

-Sí, no nos le entregas, MakCullen,- insto MakBlack- Juro que te arrepentiras

La mirada de Edward sondeo en la dura de MakBlack y no le gustó lo que vio.

- Si Isabella significa tantos problemas, ¿por qué la quieres?

- Es suficiente que sepas que estoy dispuesto a quedarme con ella

- Tienes la intención de explotar sus poderes- denunció Edward. -Pero te lo voy a decir, ella no los tiene.

- Eres un tonto si crees eso- siseó Emmett.

- Sí, un tonto,- estuvo de acuerdo MakBlack. - Con la capacidad de Isabella de 'ver' las cosas, Emmett, puede llegar a ser muy valiosa para el Rey James. Isabella puede utilizar sus poderes para decirnos como apoyar a James. Podemos convertiros en

los hombres más poderosos de Escocia. El rey ya confía en nosotros y espera nuestor apoyo.

-¡Fuera!- Gritó Edward. -Voy a expulsarlos de mis tierras, si intentan regresar.

- Te vas a arrepentir de esto-, advirtió MakBlack

- ¡Fuera! -repitió Edward. -Les aseguro que soy más que capaz de defenderme a mí mismo contra ustedes.

- La bruja no vale tu vida- criticó Emmett cuando los ampujo hacia la puerta.

- Yo se lo que hago. Fuera, los dos.

Se acercó a la puerta y la abrió. No se sorprendió al ver a Jasper y Benjamin esperando en el otro lado.

- ¿Necesitas ayuda?- preguntó Jasper.

- No. MakSwan y MakBlack se van.

De repente, Isabella llegó corriendo.

- ¿Qué quieren? Espero que no te hayan convencido de nada.

Edward sonrió. Nadie podría decir que su esposa no era impetuosa.

Su postura beligerante, con las manos en las caderas y la barbilla evantada, era casi cómica.

- Pensé que te habia enviado a tu habitación.

- No sabes cómo manejar a la chica-, se burló Emmett. –Deberias haber dejado que MakBlack te la quitara de encima.

La mirada de Isabella chocó con la de Edward. Entonces ella se volvió hacia MakBlack con los ojos llameantes de furia.

- Eres despreciable. ¿Debo recordarte el hechizo del que hablé antes?

MakBlack la miró fijamente cubriendose la ingle de inmediato.

- Sí valoran su vida, se iran de aquí sin casuar problemas.

La miraba a distancia, con el rostro desencajado por el miedo.

- No podras vivir entre gente temerosa de Dios- Emmett agito su puño en la cara de Isabella. –Se merecen el destino que les espera.

- ¿Los acompaño de regreso a Gairloch?- preguntó Benjamin.

- Solo hasta la la puerta de entrada- dijo Edward. -Estoy seguro de que pueden encontrar su propio camino de vuelta a casa sin una escolta. -Su mirada se encontró Isabella - ¿Con que hechizo les has amenazado?

Isabella le envió una mirada descarada.

-Les dije que marchitaria sus partes.

Jasper hizo un sonido de gorgoteo en la garganta, mientras que Edward lanzó la cabeza hacia atrás y se rió.

- ¿Podrías hacer eso?- preguntó, secándose las lágrimas de risa.

Isabella se encogió de hombros.

- Lo dudo-. Luego se volvió y camino haciendo que los volantes de sus faldas se movieran sobre sus caderas curvilíneas.

- Que curioso- denunció Jasper. –Deberías haberla entregado a MakBlack. Cualquier mujer que amenaza con marchitarte la polla debe ser una bruja. -rozó con su mano sobre la ingle, como si quisiera asegurarse de su propia virilidad todavía estaba intacta.

Aparentemente satisfecho con lo que encontró, se marcho.

Edward se le quedó mirando con una expresión pensativa en su cara.

¿Era él el único que se negaba a creer que Isabella era una bruja?

Había visto como terminaban y no pudia soportar la idea verla sufrir el mismo destino. No podia amarla, pero no quería verla sufrir. No sólo porque Charly MakSwan le hubiera pedido velar por ella, sino porque no le deseaba el destino de Juana a nadie. Era una manera horrible de morir. Hasta que no tuviera pruebas más sólidas, se negaba a creer que Isabella era una bruja.

Isabella entró en su habitación y cerró la puerta. Si Edward no la habiera escuchado habría sido violada de manera repugnante. Por otra parte, sabía que tenía poderosos enemigos en su hermano y MakBlack.

No tuvo necesidad de consultar a los espíritus para saber los que deseaban. El aura que los rodeaba era negra, un color peligroso.

Sintió su animosidad hasta la médula de sus huesos. Emmett siempre habia temido sus poderes y estado celoso del amor de su padre. No podría contar las veces que había tratado de volver a su padre en contra ella. Aún más alarmante, temía que su hostilidad se hiciera extensiva a Edward. La puerta se abrió y Edward entró. Ambos se miraron, separados por la anchura de la habitación. Entre ellos estaba la profecía y todo lo que representaba. Ella sabía lo que Edward estaba pensando, y retrocedió.

- Ni siquiera lo pienses-, dijo. -No soy una bruja.

Se dirigió hacia ella.

- ¿Cómo sabes lo que estoy pensando?

Su mirada se deslizó a lo largo de su cuerpo. Vestía calzas. El material se aferraba a sus muslos musculosos como una segunda piel, y recordó con total nitidez cómo esos muslos duros golpeaban contra sus caderas mientras empujaba dentro de ella. Un estremecimiento la recorrio negó con la cabeza para despejarse mientras Edward consideraba lacuestión.

- Tu aura sugiere lo que estás pensando.

- ¿Mi aura? ¿De qué diablos estás hablando?

- Colores. Soy capaz de leer los estados de ánimo de la gente y, a veces decir lo que que están pensando en el color que les rodea. En este momento tu aura es de color púrpura, el color de la duda y la acusación.

- Tonterías- resopló Edward. - Con esa clase de discurso puedes meterte en problemas. No quiero oír nada más acerca de las auras, y leer en la mente.

- No puedo cambiar lo que soy, Edward. Pero no me avergüenzo de mis facultades, porque vienen de Dios.

- ¿Puedes lanzar hechizos?

Se mordió el labio inferior mientras consideraba la cuestión.

- Algunos podrían llamarlos los hechizos, pero no son tal.

- ¿Cómo se llaman?- presiono Edward.

- Edward, ¿Debemos continuar con esta conversación? Nunca haría nada para dañar a otro ser humano.

- Emmett y MakBlack estaban convencidos de que podrías marchitar su hombría.

Ella se encogió de hombros.

- Que crean lo que quieran. No me importa. Me temo que los dos hemos ganado su enemistad. Emmett y MakBlack estuvieron en Inverness recientemente, en una reunión con el rey. Me temo que va a convencer a James para actuar en tu contra de alguna manera.

- No lo creo posible- se burlo Edward. –No he hecho nada para ofender al rey.

- ¿Qué pasa con su plan para unificar las tierras altas? La mayor parte de los terratenientes están en contra, y supongo que tu también.

- Sí, Preferimos nuestras propias leyes, eso, sin embargo, no me hace el enemigo del rey.

- Quizá no, pero la influencia de Emmett con el rey…

- Deja que yo me preocupe por eso, Isabella. Ni tu hermano ni MakBlack te volverán a molestar. Les he prohibido pisar mis tierras.

De alguna manera Isabella dudó de que su hermano sabria aceptar la derrota.

El orgullo de Emmett había sido dañado, y sabía que iba a tomar represalias en de un modo u otro.

Isabella se frotó la frente como si sintiera el comienzo de un dolor de cabeza. Había estado bajo mucho estrés y estaba empezando a resentirlo.

- Tú no estas bien.

- Estoy bien.

- No, no lo estas - la tomó en sus brazos, la llevó a una silla y se sentó, acomodandola sobre su regazo. No habló por mucho tiempo. Luego dijo - Dime cómo me hablaste para ir a la aldea. Oí claramente que me llaMabas. ¿Solo yo te podia escuchar?

- Sí. He utilizado la telepatía mental para llamarte.

- ¿Qué? No en tiendo.

- Envié a mis pensamientos atraves del tiempo y el espacio.

- ¿Puedes hacer eso con alguien?

- Sólo con una persona a la que estoy conectada de una manera especial.

- ¿Quieres decir porque somos marido y mujer?

Isabella considero su conexión y decidió que iba mucho más alla. ¿Qué tan profundo? Debido a que aún poseía sus poderes, no podia estar enamorada de Edward.

- No estoy segura- reconoció a regañadientes.

- Creo que tienes miedo de admitir la verdad. ¿Te gusto, Isabella?

Se echó hacia atrás en estado de alarma.

-¡No! No puedo amarte.

Él le levantó la barbilla con el dedo y rozó sus labios contra los de ella.

- Dime que no sientes nada cuando te beso.

Ella sacudió la cabeza.

- ¿Crees que estoy hecha de madera? Eres un hombre atractivo, Edward. Ninguna mujer viva podría resistirte.

- Quiero que me ames, Isabella.

Isabella se quedó muy quieta.

- Quieres que pierda mis poderes.

- Yo quiero que mi mujer sea normal. No quiero que cuando te miren lo hagan con miedo, cariño. Sé que no hay maldad en ti, pero otros dicen que no quieres compartir mi fe.

- ¡Es mi deber de cumplir la profecía! Por difícil que sea, jamas podre amarte.

Su sonrisa le dijo lo contrario.

- Entonces, esa sera mi misión en la vida. Soy un hombre difícil de resistir cuando derrocho todo mi encanto.

- No juegas limpio.

- ¿Crees que sea injusto que una esposa ame a su marido?

- ¡No, no, si un marido ama tambien a su esposa!

Se ruborizó bajo su mirada.

- Si yo pudiera, te amaria, muchacha. Pero mi corazón está vacío.- puso su mano sobre su corazón, el latido de su ritmo constante se hizo eco de la suya.

- A menos que su corazón lata por mí, estas en un callejón sin salida, mi señor. Me di cuenta de que no te amo cuando pude pedirte ayuda. Si estuviese enamorada de ti, mis poderes no habiran funcionado

El corazón de Edward casi saltó de su pecho. Su reacción al toque de Isabella le sorprendió. Se sentía correr la sangre hasta el lugar donde su mano descansaba. El resultado fue una erección instantánea que pujaba contra su trasero. Ella se alejó, y él supo que había sentido su excitación.

- Yo... tengo cosas que hacer - objetó ella.

- Yo también, pero puede esperar. ¿Estas demasiado ocupada como para ignorar el dolor de mi amigo?

Ella asintió con la cabeza al mismo tiempo que su boca formó una negativa respuesta.

- ¿Dices, sí o no? Quiero hacerte el amor.

Sus ojos se abrieron.

- Es de día.

- Soy consciente de eso, y no me importa.

- No creo que debamos- saltó de su regazo. Edward la alcanzo, pero Isabella se salvó cuando Esme entro en la habitacion sin llamar.

- Acabo de oírlo, muchacha. ¿Sabías que Emmett esta en el pueblo?

- Sí- dijo Edward con repentino interés. -Dinos, Isabella. Como logro hacerte ir hasta alla.

- Emmett envió un muchacho a buscarme. Dijo que Siobham necesitaba mi ayuda- su voz temblaba con las palabras siguientes. -Emmett y MakBlack trataron de que Siobham... me examinase. Querian comprobar que mi matrimonio con Edward no había sido consumado. Emmett afirmó que había un compromiso previo entre MakBlack y yo.

-¿Piensas que Siobham habría mentido acerca de tu falta de virginidad?- preguntó Edward.

- Sí. Ella le habría dicho a Emmett y McKay y lo que querían oír.

Esme miró a Edward y a Isabella, al parecer, llegando a la conclusión correcta. Una sonrisa estiró sus labios.

- Estoy contenta de que hayas seguido mi consejo, muchacha.

- ¿Qué consejo fue ese?- preguntó Edward.

- No te atrevas- advirtió Isabella cuando Esme abrió la boca para responder.

Una risa retumbó en el pecho de Edward.

- No te preocupes, lo se. Siobham pudo haber mentido, pero no podria cambriar el hecho de que Isabella no es una doncella. -se levantó. -Supongo que debería asegurarme que nuestros visitantes encontraron su camino a casa. -Su expresión se endureció. –Y quién sabe si tambien haga una visita a Siobham.

- No vayas a despedirla, Edward- dijo Isabella -Los aldeanos necesitan sus habilidades.

- ¿Está segura que eso es lo que quieres?

- Sí.

- Sin embargo, tendre unas palabras con ella. Quiero asegurame de que esto no vuelva a suceder. No debes alejarte del castillo los próximos días, muchacha - dijo como despedida.

- No debiste ir a la aldea sin mí- la reprendio Aicia.

- Estuve buscandote pero nunca apareciste. Si hubiera existido realemene alguien que necesitaba de mi ayuda, no podia detenerme a perder el tiempo, un minuto hubiera significado la diferencia entre la vida y la muerte. No podia saberlo.

Esme buscó la cara de Isabella.

- ¿Emmett te lastimo?

- No. Ellos esperaron afuera mientras Siobham intentaba examinarme - levantó la barbilla desafiante. –No podia permitir que esa sucia vieja pusiera sus manos en mí. Una vez que me dio la espalda, la golpe con una vela y hui por la puerta trasera. Edward me encontró antes de Emmett me alcanzara.

- ¿Cómo supo Edward que estabas en problemas?

- Le envié un mensaje mental. No estaba segura de que podria oirme. Pero tenía que intentarlo.

- Edward MakCullen es tu amor verdadero... tu destino. Lo sabía, el vino a ti en sueños, antes de conocerle en persona. Y ahora le perteneces en todos los sentidos. Me alegro por vosotros, muchacha.

- Edward no me ama, Esme. Su corazón pertenece a otra mujer. Una contra la que no puedo competir. Mi cuerpo le puede pertenecer a Edward, pero jamas le dare mi corazón. Lo sabes tan bien como yo.

- No sé nada de eso- se burló Esme. -Escucha a una sabia vieja. Puedes ayudar a tu marido, el os amara tanto como tu a él.

- Pero yo no puedo…

Aicia levantó la mano.

- No puedes negarlo.

- La Profecía... Todavía tengo mis poderes.

Esme sonrió.

- ¿Y esto no te dice nada?

- Tengo miedo, Esme. El dijo que su corazón estaba vacío.

- Och! Llenalo, muchacha, llenalo.

Después de haber impartido su sabiduría, Esme se despidió.

Isabella se quedó unos momentos para ordenar sus pensamientos. Debia continuar recogiendo plantas, asi que hizo una lista mental de lo que había que hacer en el castillo. Jessica entro de pronto con una carga de ropa de cama limpia, cuando Isabella se iba.

- No te escuche llamar- dijo Isabella.

Jessica sacudió la melena de pelo rojo.

- No sabia que habia alguien aqui –le diriguio una mirada rencorosa Isabella. -Yo sólo limpio la cama del laird, habia sangre manchando las sabanas. Edward debería haber tenido más sentido antes de acostarse con una bruja. – las manos de Isabella cubrieron sus mejillas encendidas. ¿Todos sabian que había pasado la noche en la cama de Edward? ¿Y que? Estaban casados y no tenía la necesidad de contestar a nadie. Podria no gustales, pero ella era su esposa y la dueña del castillo.

- Si valoras tu trabajo, deberias mantener la boca cerrada - dijo Isabella mientras salia de la habitacion. Cuando salio al pasillo, la llamó Carlisle. Le sorio al tío de su marido y esperó a que la acompañara.

- Siento lo que paso hoy, muchacha- dijo Carlisle. - ¿Pensais que su hermano hará daño a Edward? Él esta cerca del rey y puede traer problemas a nuestro clan.

- Emmett no es de fiar- respondió Isabella. -Él y MakBlack son un par peligroso. No sé qué forma tomara su venganza, pero sospecho que será dirigida contra mí personalmente. Si yo fuera el causante de esto me iría de Stonehaven.

- ¿No podéis hacer nada para detener los problemas antes de que lleguen? ¿Podéis poner un hechizo a ese par antes de que hagan alguna travesura? Es lo que hacen las brujas, ¿no? - Isabella se quedo sin habla. ¿Había oído bien? ¿El tio de Edward le pedia que usase la brujería?

- No creo lo que acabo de escuchar- gruño Edward atraz de ellos -¡Debería darte vergüenza, tío! Has acusado a mi esposa de ser una bruja. Disculpate con ella.

- Vamos, muchacho- tartamudeó Carlisle -Todos sabemos que tu esposa posee poderes. ¿Por qué no los utiliza para que nos ayude? ¿Qué tan difícil puede ser para ella poner un hechizo sobre nuestros enemigos?

- No tolerare más este tipo de conversación- replicó Edward.

Puso un brazo sobre los hombros estrechos de Isabella.

- ¿Crees que soy incapaz de defender a mi esposa y mis gentes?

- MakSwan y MakBlack tienen el oído del rey- advirtió Carlisle -Temo por ti, muchacho.

- Aprecio tu preocupación, pero tengo todo bajo control.

- Ah, bueno, entonces, pido disculpas, muchacha-, dijo Carlisle.

- Tus parientes me temen- se lamentó Isabella. -He traído la molestia a Stonehaven.

- No debes pensar asi- gruñó Edward. -Eres mía, Isabella MakSwan. Y lo que es mío, lo mantengo.

Isabella casi podía creer que Edward se preocupaba por ella.

 

----------------------------------

!SI! !SI! !SI!, !UN URRA POR EDWARD! JAJAJA, ES EL UNICO QUE A TENIDO PRUEBAS CLARAS DE LOS PODERES DE SU ESPOSA Y AUN ASI ESTA DE PARTE DE ELLA (POR AHORA JAJAJA), ¿QUE TAL CON MAKSWAN Y MAKBLACK?, MALDITOS HOMBRES CAUSARAN PROBLEMAS, EL QUE TENGAN EL OIDO DEL REY A SU FAVOR NO SERA NADA BUENO, EL REY PUEDE CAUSARLES MUCHO DAÑO.


GRACIAS POR ACOMPAÑARME EN ESTA AVENTURA.

ACTUALIZACIONES: UN CAPITULO DIARIO

 

BESITOS GUAPAS

Capítulo 7: SEIS Capítulo 9: OCHO

 
14444797 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios