-Oh !- Isabella jadeó cuando se dio cuenta que había dejado caer la cabeza herida del hombre .Ella no había tenido intención de hacer eso , pero él había querido hablar, con su boca contra su pecho le había causado una sensación muy extraña . Había estado tan aturdida de placer que había soltado su cabeza. El hombre rodó sobre su costado, su tartán cambió de posición y ella tuvo una imagen preciosa de sus piernas y una pequeña sombra de sus partes privadas. Isabella se obligó a apartar la vista de esa imagen inquietante y en lugar de eso se inclinó hacia adelante para mirar la herida en la nuca.
Él era escocés, pero eso no la preocupaba. Su padre había tenido varios amigos que eran escoceses, en su mayor parte Highlander que había conocido en la corte o en sus viajes. Habían tenido muchos visitantes de Escocia a lo largo de los años, y Isabella suponía que éste era uno más, y esperaba que él la tratase con el mismo respeto y bondad que los demás habían demostrado. Ella había descubierto que los escoceses no eran los paganos primitivos como afirmaba su reputación.
Un insulto de dolor del hombre trajo de vuelta la atención de Isabella a la herida en la cabeza. Había mucha sangre en el vestido, y había aun más mezclada con su cabello. Pero le resultaba imposible decir cuan mala era la herida con la sangre y la tierra oscureciendo la lesión.
-Estás bien? -Ella preguntó inquietamente, desviando su mirada al costado de su cara. El hombre arrugaba la cara de dolor, y el ojo visible estaba cerrado. Isabella cambió de posición, se puso de rodillas y miró el claro como si intentase pensar en qué hacer. Entonces ella preguntó, -Crees que puedes pararte? - Un gruñido fue su respuesta. Dudando si eso significaba sí o no, ella se levantó, y luego se dobló para agarrar su brazo para intentar ponerlo de pie .
- Ven. Tenemos que curar tu cabeza -.
-Mi cabeza está bien,- él gruñó, pero habría sido mucho más convincente si no arrugase la cara de dolor. Sus palabras, habladas con una acento marcado , le recordaron que era escocés, y Isabella se encontró inclinándose ansiosamente sobre él cuando preguntó, - Conoces al Diablo de Donnachaidh? -
La manera en que él repentinamente se puso rígido le sugirió que por lo menos él reconocía el nombre como la mayoría de la gente lo hacía . Era el nombre que todos los padres de Inglaterra y Escocia solían usar para asustar a los niños . 'Si no te portas bien , el Diablo de Donnachaidh vendrá a buscarte , ' era una advertencia repetida a menudo por niñeras y madres.
Cuando el hombre comenzó a sentarse , Isabella rápidamente se movió para darle espacio. Pero para su insatisfacción, él no contestó la pregunta sino que simplemente clavó sus ojos en ella, con una expresión cerrada.
-Lo conoces ?- Ella preguntó impacientemente.
- Sí. Yo soy Cullen,- él dijo finalmente, y Isabella frunció el ceño, sin saber lo que eso quería decir.
- Cullen era su nombre o su título?-Ella sospechó que era su título, pero se preguntó si los Cullens eran vecinos del clan Donnachaidh. Ella abrió la boca para preguntárselo, pero luego decidió que eso no tenía importancia. Lo que era importante era que el hombre conociese al Diablo con quien ella supuestamente debía casarse.
- Es tan cruel como dicen? No lo es, ? Verdad - Ella preguntó esperanzadamente.
- Es simplemente un rumor, verdad? Los cuentos se agigantan al calor de las hogueras , cierto ? Estoy segura que él será un buen marido. Realmente, no puede más ser cruel que Renne. No te parece ? - El hombre no contestaba ninguna de sus preguntas, lo cual hizo pensar a Isabella que él terriblemente mal educado . Pero en ese momento vio el hilo rojo bajando por su cuello y se acordó de su herida . Realmente no estaba nada bien que ella estuviese allí sentada bombardeándolo con preguntas cuando él estaba herido.
-Estás chorreando sangre ,- ella dijo con preocupación. El estiró la mano para tocarse la nuca, y Isabella vio una chispa de dolor en sus ojos ante el simple toque. Agarrando rápidamente su arruinado vestido, ella se puso de pie y echó un vistazo a su alrededor. Muy para su alivio, él se había caído cerca del río. Afortunadamente, simplemente tendrían que caminar por una tramo corto para alcanzar el agua. Volviéndose hacia el hombre en el suelo , ella le tendió una mano.
- Ven. Vamos a atender a tu herida -.El hombre miró la mano ofrecida pero se puso de pie sin aceptar su ayuda. Los hombres pueden ser tan orgullosos, Isabella pensó sacudiendo exasperadamente la cabeza.
-Espera aquí, y buscaré nuestros caballos,- ella instruyó. Ambos animales se habían apartado unos veinte metros. Su yegua estaba parada, dignamente ignorando el otro caballo, quien la olfateaba. Isabella sólo había dado un paso en esa dirección cuando un silbido agudo la hizo detenerse . Con los ojos muy abiertos, miró a Cullen, y luego jadeó cuándo él agarró su brazo mientras el caballo repentinamente avanzaba hasta acercarse a su amo y saludarlo con un golpecito de cabeza. Isabella esperó lo suficiente como para ver a Cullen murmurar una palabra de alabanza al animal. Ella dio vuelta y fue a buscar a su yegua.
-Hay un río ahí, atravesando esos árboles,- ella anunció, regresando con Lady. - Podemos lavar la herida, y podré verla mejor para saber cuan grave es-.
- Estoy bien,- Cullen murmuró, pero la siguió cuando ella pasó a su lado con la yegua y giró y caminó entre los árboles.
- Las heridas en la cabeza pueden ser peligrosas , caballero,- Isabella dijo firmemente mientras lo conducía al borde del río. - Necesita ser limpiada y atendida. Y debes ser precavido y no dormir por algunas horas. Perdiste el conocimiento después de la caída -.
- Yo estoy bien,- él repitió, su voz era un gruñido.
- Yo juzgaré eso,- ella anunció, soltando las riendas de Lady y moviéndose a la orilla Una vez allí, se arrodilló, encontró un pedazo limpio de la tela de su falda y lo sumergió en el agua. Había estado esperando que el viento secara su vestido, por eso había estado montando de acá para allá, sujetándolo sobre la cabeza. Probablemente habría tenido efecto mejor si hubiera lanzado en carrera a Lady , pero no había querido cabalgar por el bosque de d'Aumesbery semi desnuda . El pequeño prado estaba rodeado de árboles, y había esperado secar el vestido sin ser vista. Pero el plan obviamente no había funcionado demasiado bien. Había vista y el vestido todavía no estaba seco.
Haciendo una mueca, Isabella se puso de pie . Se dio vuelta para encontrar al Cullen, sólo para detenerse y quedarse perpleja cuando vio que él se había quitado las botas y estaba metido en el río hasta las rodillas, inclinado hacia adelante, con la cabeza debajo de la cascada.
-Qué tonta!- Isabella murmuró, deseando haber pensado en eso en vez de mojar su falda nuevamente. Suspirando, colocó el vestido sobre una gran roca sobre la que ella había estado sentada más temprano. Luego fue hacia donde él estaba lavando la sangre.
-Ven, déjame ver,- ella pidió , cuándo él se enderezó, y sacó el cabello fuera de su cara, y empezó a salir del agua. El hombre arqueó la ceja interrogativamente , pero se detuvo brevemente delante de ella para luego darse vuelta . Isabella miró el muro ancha de su espalda e hizo una mueca. El casi era un metro más alto que ella. No podía ver su cuero cabelludo.
-Aquí , ven , debes sentarte. Tomando su mano, ella le empujó hacia un tronco caído. Lo hizo sentarse, luego se colocó entre sus piernas y lo hizo doblar la cabeza hacia adelante para poder ver su nuca. Con ayuda de Sue, Isabella se había hecho cargo de la tarea de atender a los heridos y los enfermos después de la muerte de su madre. Entonces Isabella estaba acostumbrada a darle órdenes a soldados adultos como si fuesen niños. Y hablando honestamente, y de acuerdo a su experiencia, esa era exactamente la forma en que los hombres tendían a actuar cuando estaban heridos o enfermos. Eran peores que cualquier niño con un malestar.
-Hmm,- ella murmuró, examinando el raspón. Todavía estaba sangrando, pero los cortes en la cabeza solían sangrar mucho, y está realmente era un pequeño corte poco profundo. - No se ve tan mal -.
- Te dije que estaba bien,- él murmuró, alzando la cabeza.
-Perdiste la conciencia,- ella se apuró a replicar . -Déjame ver los ojos-.El alzó la cara, y Isabella lo tomó por ambas mejillas, su mirada estudió lentamente sus ojos. Pero se veían perfectamente bien. Más que bien. En realidad eran muy bellos; Grandes y de un color marrón profundo, tan oscuros parecían casi negros. También estaban enmarcadas por largas pestañas negras. El resto de su cara también era atractiva, con mejillas marcadas, un nariz recta, y labios ...
Los ojos de Isabella hicieron una pausa allí, notando que su labio superior era delgado, y el inferior más lleno y parecían suaves al tacto. Antes que ella pudiese recapacitar, la curiosidad la hizo pasar el dedo pulgar sobre la superficie del labio inferior , y se dio cuenta que sin duda era suave. Entonces Isabella se dio cuenta de lo que había hecho. Pudo sentir un rubor cubrir su cara.
-Tenías un poquito de barro allí,- ella mintió, intentando apartarse al mismo tiempo, pero las piernas de él inmediatamente la rodearon. Encontrándose atrapada entre sus rodillas, Isabella sintió su primer momento de inquietud con ese hombre. No de miedo, exactamente. Por alguna razón confío que no tenía nada que temer de ese hombre, pero la situación la puso nerviosa.
Isabella abrió la boca para pedirle que la soltase, luego contuvo el aliento cuando sus manos se elevaron para tomarla por las caderas. Su asimiento se aflojó inmediatamente, pero no la dejó irse. En vez de eso, él la mantuvo en el lugar y bajó su mirada hacia el lugar que había tocado.
-Vos también te lastimaste con la caída ,- él gruñó, sonando desagradado. -Tienes un magullón en la cadera-. Isabella se mordió el labio e intentó simular ella estaba en cualquier lugar menos allí, mientras la mirada de él seguía el recorrido de su mano que se detuvo debajo de su pecho izquierdo. Esa acción causó un hormigueo extraño en la piel de Isabella.
-Y aquí también -. Ella miró hacia abajo . El moretón era del resbalón en el agua, pero no había modo en que él pudiese ver los moretones a través de la camisa ...Los pensamientos de Isabella murieron cuando vio que la camisa húmeda era totalmente transparente. Evidentemente podía ver varias manchas oscuras sobre la tela mojada. Una gran magulladura en su cadera, y otra magulladura, aun mayor , en sus costillas, pero las otras manchas oscuras no eran magulladuras. Sus pezones estaban claramente a la vista, y el vello color oro oscuro entre sus muslos contrastaba con la piel pálida. un jadeo de horror se escapó de su garganta, pero antes que Isabella pudo apartarse para esconderse, él ya había atrapado su brazo.
-Y aquí-. Ella ya había visto todas estas magulladuras antes, eran el resultado de la caída en el río, no por haberse de Lady como él suponía. Isabella estaba más preocupada por otros asuntos en ese momento, como su desnudez y la cercanía con el hombre. Cuándo él se inclinó un poco más cerca para ver mejor la parte superior del brazo, Isabella tomó una respiración alarmada. El aliento caliente y dulce del hombre rozaba su pezón a través de la camisa húmeda. Y el efecto era casi chocante.
Isabella estaba completamente paralizada, conteniendo la respiración mientras él examinaba la lesión. Él se tomó mucho tiempo para hacer eso, mucho más tiempo de que lo que se había tomado con las otras magulladuras. Y durante todo ese tiempo, él inhalaba y exhalaba, enviando bocanadas calientes de aire sobre el pezón tembloroso. Cada vez que lo hacía, un cosquilleo recorría el cuerpo de Isabella. Luego, repentinamente, alzó una mano para pasar un dedo alrededor del moretón en su brazo, y su muñeca rozó el pezón sobre la tela húmeda. Isabella estaba segura que había sido un roce accidental, y que él ni siquiera lo había notado, pero el efecto que tuvo en ella fue muy sorprendente. Ella cerró los ojos mientras un placer desconocido recorría su cuerpo, encontrándose tironeada entre poner algo de espacio entre ellos y o quedarse allí gozando ese efecto asombroso.
Cuando él finalmente soltó su brazo y separó sus piernas, Isabella abrió sus ojos para encontrarlo poniéndose de pie. Antes que Isabella pudiese recobrar sus sentidos para ir a buscar su vestido y ponérselo para cubrirse, él había tomado su cabeza en una mano y había inclinado la cara de ella. Rozó con su dedo un círculo sobre su mandíbula.
-Tienes otro aquí,- él gruñó.
-Oh,- Isabella jadeó, mientras su dedo aparentemente seguía el borde de la magulladura hasta la esquina de sus labios. Eso, también había ocurrido en la caída en el río, pero ella no podía mover la lengua como para decírselo.
-Tienes ojos muy bellos, muchacha,- él murmuró, mirando atentamente los ojos
- Vos también,- Isabella susurró antes que ella pudiese recapacitar sobre esas palabras. Una sonrisa se curvó en sus labios antes que su boca cubriese la de ella. Isabella se puso rígida ante esa caricia inesperada. Sus labios eran suaves pero firmes, pero besarla era una coda completamente inapropiada. Isabella estaba a punto de decírselo cuando algo aguijoneó sus labios. Isabella intentó echarse hacia atrás, pero la mano de él sostenía firmemente su cabeza, impidiendo la retirada. Repentinamente Isabella encontró su boca siendo invadida por su lengua.
Su primer impulso fue apartarse a la fuerza, pero luego su lengua se enroscó con la de ella, y Isabella se paralizó. Esa caricia era sorprendentemente agradable. Ella se encontró aferrándose a sus brazos en vez de apartarlo con un empujón, y sus ojos se cerraron mientras un suspiro se escapaba de su boca.
Nadie nunca había besado a Isabella. Nadie se había atrevido. Ella nunca había salido de d'Aumesbery y, como la hija del lord, le estaba prohibido pasar tiempo con los caballeros y sirvientes del castillo. Esa era la primera vez para ella, y en realidad no estaba segura si le gustaba ese asunto de besarse. Era interesante, y causaba estremecimientos de excitación, pero ellos eran apenas perceptibles y estaban sombreados por una gran confusión. Isabella no se sintió muy decepcionado cuando él interrumpió el beso. Pero él no la soltó como ella esperara, en vez de eso su boca simplemente rozó su mejilla sana.
-Caballero,- Isabella murmuró, pensando que era momento de presentarse y decirle que tenía que detenerse. Isabella no tuvo miedo a lo que él no se detuviese. En el momento en que ella le mencionase que estaba comprometida en matrimonio con el Diablo de Donnachaidh, él probablemente la dejaría en paz. Todos le temían al Diablo, ella pensó y se quedó quieta cuando él comenzó a acariciar con su nariz el costado de su cuello.
Isabella se encontró cerrando los ojos otra vez, y un murmullo de placer se escapó de sus labios mientras inclinaba la cabeza para permitirle un mejor acceso. Se inclinó un poco más cerca del hombre, las manos de ella ahora intentando aferrarse a sus brazos y en vez de apartarlo por la fuerza. Toda clase de cosquillas deliciosas recorrieron su cuerpo mientras la boca de él se movía sobre la piel cerca de la oreja . El se concentró en esa zona sensible hasta que Isabella se encontró respirando sin aliento y gimiendo.
Su boca finalmente regresó a la de ella, y esa vez, ella no permaneció inactiva. Isabella lo besó en respuesta, su lengua ahora enredándose con la de él. El hombre la alzó fuera de sus pies y la presionó contra su cuerpo. Cuando él repentinamente interrumpió el beso, ella gimió con frustración, pero cuando él se sentó en el tronco caído y la empujó para colocarla sobre su regazo, algo del sentido común de Isabella se puso en marcha.
- Oh, no ! No deberíamos estar haciendo esto. Yo estoy comprometida en matrimonio con el Diablo de Donnachaidh -.Isabella había esperado que eso lo detuviese abruptamente, pero el hombre simplemente murmuró,
- Yo soy Cullen y quiero un beso-.Su boca se apoyó sobre la de ella otra vez, y Isabella prescindió de protestar. Un beso no era nada tan grave, ella pensó, mientras la lengua masculina invadía su boca nuevamente, resucitando la excitación. Al menos así tendría estos recuerdos para calentarla en las frías noches de su vida de casada, ella pensó, calmando su conciencia. Entonces Isabella dejó de pensar y se permitió disfrutar el beso.
Era muy agradable estar sentada sobre su regazo . Relajándose, ella deslizó sus brazos alrededor de su cuello, teniendo cuidad de evitar la herida de la nuca mientras lo besaba con mucho entusiasmo. Isabella se estremeció cuando una mano de él tomó un pecho a través de la camisa húmeda. Intentando agarrarse al plaid escocés de él, Isabella gimió contra su boca . El masajeó la esfera de carne, y ella fue inundada por un torbellino de nuevas sensaciones.
Cuando el dedo pulgar estimuló el pezón excitado, ella ya estaba en medio de u huracán de placer, y no pudo evitar de retorcerse sobre su regazo. Sus caderas se movían por voluntad propia sin que ella pudiese controlarse. Esto pareció tener un efecto electrizante en el Cullen, Su beso inmediatamente pasó a ser más exigente. La mano sobre la espalda de ella bajó a las caderas y la otra comenzaba a darle un tirón al pezón sobre la tela que se estaba secando rápidamente.
Esta vez Isabella ladeó su cabeza para darle mejor acceso cuando la boca de él se movió hacia la oreja nuevamente. Las lamidas allí pronto la hicieron gemir . Su mano todavía estaba haciendo cosas deliciosas en el primer pecho . Para cuando él alcanzó la zona sensitiva de la clavícula, Isabella ya era una masa de excitación, contoneándose sobre su regazo en respuesta al calor líquido que parecía manar de la parte baja de su vientre.
Tan distraída como estaba, Isabella no se dio cuenta que él había corrido hacia un costado la parte superior de la camisa, revelando un pecho. Pero se percató de eso cuando sus labios repentinamente dejaron la clavícula y se cerraron sobre el pezón desnudo. Ella gritó con una sacudida de excitación y tiró frenéticamente del plaid escocés del hombre , mientras él lamía el pezón
Isabella supo que no debería permitirle esto. Estaba comprometida en matrimonio con alguien más. Y aunque no lo hubiese estado, como una doncella soltera, no lo debería permitir que … oh ... pero se sentía tan bien . Y realmente, si iba a tener que estar casada con el Diablo de Donnachaidh y tolerar sufrimientos hasta la vez , o muy posiblemente hasta que fuese matada por el hombre, le pareció un poco menos pecaminoso darse el gusto de ese placer momentáneo . Un beso o dos más... qué mal podría hacer ...Además, era la cosa más maravillosa que jamás hubiese experimentado en su vida. Isabella nunca se había sentido tan … viva. Tan llena de pasión . Se frotó contra él, buscando algo que ni siquiera comprendía que era.
Entonces el Cullen dejó escapar su pezón de la boca con una la última lamida y subió la cabeza para volver a cubrir su boca. Si el beso anterior había sido apasionado y exigente, no era nada comparado con este. El esgrimió su lengua como un arma, metiéndola ferozmente dentro de su boca como si estuviese enterrando una espada en el cuerpo de un adversario. Isabella le dio la bienvenida y se defendió con su propia espada.
Su mano nuevamente estaba en su pecho y el dedo pulgar frotando el sensitivo fondo . Isabella gimió y se encontró apretando sus muslos mientras un calor crecía allí. Cuando la mano se alejó de su pecho, ella sintió decepción. Sin embargo, rápidamente empezó a alarmarse cuando sintió que la mano bajaba por su pierna, levantando el ruedo de la parte delantera de la camisa . Isabella jadeó en su boca e inmediatamente comenzó a forcejear. Eso definitivamente era más de lo que estaba dispuesta a permitir. Rápidamente saltó de su regazo, logrando pararse en el suelo.
El Cullen inmediatamente intentó alcanzarla, pero Isabella dio unos pasos atrás para estar fuera de su alcance, entonces corrió para agarrar rápidamente el vestido sobre la roca. Sabiendo que él la seguía y temiendo que él intentaría agarrarla por la espalda , ella siguió corriendo mientras luchaba por ponerse el vestido , balbuceando ansiosamente mientras intentaba mantenerse fuera de su alcance.
- Te lo ruego , debes detenerte. No debería haberte permitido ni un solo beso. Estoy comprometida en matrimonio con el Diablo de Donnachaidh. Dicen que él tiene muy mal carácter y ...- Sus palabras murieron en un jadeo como él la agarró por la espalda y la hizo girar para enfrentarlo . Pero no podía besarla, pues el vestido se había atascado en su cabeza. Isabella esperaba que lo terminase de rasgar completamente y que continuase con su andanada de besos. Pero en vez de eso, , él tiró de la tela , ayudándola a ponerse la prenda correctamente . Pareció que la mención de su prometido lo había detenido después de todo. Aliviada porque él ya no intentaría hacerla pecar nuevamente, Isabella le lanzó una sonrisa tan pronto como la tela bajó por su cara, y le dijo ,
-Gracias-.
El Cullen terminó de colocar el vestido en su lugar, y luego miró atentamente la cara de ella . Isabella lo contempló detenidamente , intentando aprenderse de memoria sus facciones para tener un bello recuerdo en los tristes años por venir , seguramente esa cara sería el único refugio agradable que tendría una vez que estuviese casada con el Diablo de Donnachaidh. Estaba segura que eran sus ojos lo que mejor recordaría . Esos ojos hablaban de lo que él sentía. En ese momento, ellos ardían con hambre y Isabella sospechaba que estaban reflejado los de ella. Era una locura, no conocía a ese hombre, pero en verdad, todo lo que quería hacer en ese momento era olvidarse todo, quitarse el vestido y la camisa, y ser besada nuevamente . Quería sentir sus manos moviéndose sobre su cuerpo como él había hecho minutos antes . Era algo que Isabella nunca había experimentado y algo que ella sospechaba, nunca más experimentaría como esposa del Diablo de Donnachaidh.
Aparentemente eso era algo que el Cullen también quería hacer, porque su cabeza comenzó a moverse hacia abajo, su boca buscando la de ella, pero Isabella se apartó rápidamente.
- No. Te lo pido , Sir Cullen. No más -.El vaciló y frunció el ceño como si estuviese confundido por su negativa.
- Te gustaron los besos. No lo niegues. Sé que es así -.
-Sí ,- ella admitió tristemente. - Y te daría muchos más, pero quiero salvar tu vida. Si él es como su reputación afirma, el Diablo de Donnachaidh probablemente te mataría si se enterase del beso que compartimos. No quiero verte muerto por algo que será un recuerdo precioso y que sin duda me sustentará durante las noches atroces de mi vida de casada -.El parpadeó ante sus palabras, luego sacudió la cabeza.
-Muchacha, yo soy el Cullen-.
-Cullen,- ella repitió suavemente. - nunca olvidaré tu nombre-.El hizo una mueca disgustado, y entonces le explicó, -Cullen Es el mí nombre de mi clan, yo soy Edward … el Cullen,- él dijo enfáticamente.
-Edward,- ella jadeó, pensando que era un nombre mucho más agradable que Cullen. Frunciendo el ceño él dijo,
-Cullen , en galés es Donnachaidh-.Los ojos de Isabella se abrieron con horror. Eso era terrible, peor de lo que habría podido imaginarse. Si él formaba parte del clan de su marido futuro, entonces ella sin duda lo vería muy frecuentemente. El estaría allí día tras día, siendo una tentación que ella tendría que resistir por el bien de ambos. Sus propias vidas dependerían de eso.
- Oh! Esto es terrible,- ella jadeó, imaginándose los años de tortura que tenía por delante. -Eres pariente de mi prometido-.
-No,- él dijo exasperadamente. - Yo soy tu prometido-.
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