EL DIABLO (+18)

Autor: lololitas
Género: Aventura
Fecha Creación: 08/08/2013
Fecha Actualización: 17/11/2013
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 63
Visitas: 61975
Capítulos: 18

"FAN FIC FINALIZADO"

UN MARIDO DE POCAS PALABRAS ... Y UNA ESPOSA MUY INQUIETA

Edward, Lord de Donnachaidh, conocía  las falsas acusaciones que  se murmuraban a sus espaldas , pero  no hacía  nada para refutarlas. All he knows is that he has to marry an agreeable lady to bear him the sons he needed. Todo lo que sabía era que tenía que casarse con una dama acorde a su título  para que le diese  los herederos  que  necesitaba. Any lady will do as long as he can keep the peaceful life he leads. Cualquier mujer  le serviría  siempre y cuando pudiese adaptarse a la  vida pacífica que él  llevaba. And he thinks he found it in Evelinde. Y Edward  piensa que   encontró ha esa mujer en  Isabella. Only, she wasn't the perfectly pleasant wife he thought her to be. Pero  ella no es la esposa perfectamente adaptable que él precisaba . She was much more. Era mucho más.

ISABELLA HA ESCAPADO A UNA MADRASTA MALVADA  , PERO DEBE ENFRENTAR UNA SERIE DE PROBLEMAS ... UN MARIDO DE ESCASAS PALABRAS , UN TORO FURIOSO , Y TRES CRIMENES SIN RESOLVER.

Though she should take heed of the rumors, Evelinde d'Aumesbery agreed to marry the notorious Scottish Lord to escape her evil stepmother's guardianship. A pesar de que debería tener en cuenta los rumores, Isabella de Aumesbery acuerda  casarse con un  famoso  lord escocés  para escapar  de la tutela de su malvada madrastra. She has seen his true gentle and good side and knows she will be safe with him. Ella ha conocido la   cara amable y  bondadosa de él  y sabe que estará segura con él.

 

 

adaptacion con los personajes de crepusculo del libro "el diablo de las Highlands - lynsay sands"

 

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Capítulo 2: DOS

 -Oh !-  Isabella jadeó  cuando  se dio cuenta  que   había dejado caer la cabeza herida del hombre .Ella no había tenido intención de hacer eso ,  pero  él había querido hablar,  con su boca  contra  su pecho  le había causado una sensación  muy extraña . Había estado tan aturdida de placer  que  había soltado su cabeza. El hombre  rodó  sobre  su costado, su tartán cambió  de posición y  ella tuvo  una imagen preciosa de sus piernas  y una pequeña  sombra de sus partes privadas. Isabella se obligó a apartar la vista de esa imagen inquietante y en lugar de eso se inclinó hacia adelante para mirar   la herida en la  nuca.

 

Él era  escocés, pero eso no la preocupaba. Su padre  había tenido  varios amigos que eran escoceses, en su mayor parte Highlander  que  había conocido  en  la corte  o  en sus viajes. Habían tenido  muchos  visitantes  de Escocia  a lo largo de los años, y Isabella suponía  que éste era uno más, y esperaba  que él la tratase   con el mismo respeto y   bondad que los demás habían demostrado. Ella  había descubierto   que los escoceses no eran  los paganos primitivos como afirmaba su  reputación.

 

Un insulto  de dolor del hombre  trajo de vuelta la atención de Isabella a la herida en la cabeza. Había  mucha  sangre en el vestido, y  había aun más mezclada  con  su cabello.  Pero le resultaba  imposible decir cuan  mala era  la herida  con la sangre y la tierra  oscureciendo la lesión.

 

-Estás bien? -Ella preguntó inquietamente, desviando su mirada  al  costado  de su cara. El   hombre arrugaba la cara de dolor,  y el  ojo visible estaba cerrado. Isabella cambió de posición,  se puso de  rodillas y miró  el   claro como si  intentase pensar en  qué hacer. Entonces ella preguntó,  -Crees  que puedes  pararte? - Un gruñido fue su respuesta. Dudando  si eso significaba  sí o no, ella se levantó, y  luego  se dobló para agarrar su brazo  para intentar  ponerlo de  pie .

 

- Ven. Tenemos que curar tu cabeza -.

 

 -Mi  cabeza está bien,- él gruñó, pero habría sido mucho más convincente si no arrugase la cara de dolor. Sus palabras, habladas con una acento marcado , le recordaron   que era  escocés, y Isabella se encontró inclinándose ansiosamente sobre él cuando preguntó, - Conoces al Diablo de Donnachaidh? -

 

La manera en que él repentinamente se puso rígido   le sugirió que  por lo menos él  reconocía  el nombre como  la mayoría de la gente  lo hacía . Era el nombre que todos  los padres de   Inglaterra y Escocia solían usar para  asustar a los niños . 'Si  no te portas bien , el Diablo de Donnachaidh  vendrá a buscarte , ' era  una advertencia repetida a menudo por niñeras y madres.

 

Cuando el hombre comenzó a sentarse , Isabella rápidamente se movió para  darle espacio. Pero para su insatisfacción,  él no contestó la  pregunta sino que  simplemente clavó sus ojos en ella, con una  expresión cerrada.

 

-Lo conoces ?- Ella preguntó impacientemente.

 

- Sí. Yo soy   Cullen,- él dijo finalmente, y Isabella frunció el ceño, sin saber  lo que eso  quería  decir.

- Cullen era su nombre o  su título?-Ella sospechó que era  su título,  pero se preguntó si los Cullens eran   vecinos del clan Donnachaidh.  Ella abrió la  boca para preguntárselo, pero luego  decidió  que  eso no tenía importancia. Lo que era importante era  que el hombre conociese  al Diablo  con quien  ella  supuestamente debía   casarse.

 

-  Es  tan cruel como dicen?  No lo  es, ?  Verdad - Ella preguntó esperanzadamente.

 

- Es  simplemente un rumor, verdad? Los cuentos se agigantan  al calor de las hogueras , cierto ? Estoy segura   que él será un buen marido. Realmente,   no puede  más ser cruel que Renne. No te parece ? -  El hombre no contestaba  ninguna de sus preguntas,  lo cual  hizo pensar a  Isabella  que él  terriblemente mal educado . Pero en  ese  momento  vio  el hilo  rojo  bajando  por  su cuello y se acordó de su herida . Realmente no estaba nada  bien que  ella estuviese allí  sentada bombardeándolo con  preguntas cuando él estaba herido.

 

 -Estás chorreando sangre ,- ella dijo con preocupación.  El estiró la mano  para tocarse la nuca, y Isabella vio  una chispa  de dolor en  sus ojos ante el  simple toque. Agarrando rápidamente su arruinado vestido, ella se puso de pie  y echó un vistazo a su alrededor. Muy  para su alivio, él se  había  caído    cerca  del río.  Afortunadamente, simplemente tendrían  que caminar por una  tramo  corto  para alcanzar el agua.  Volviéndose hacia el hombre en el suelo , ella  le tendió una mano.

 

- Ven.  Vamos  a atender a  tu herida  -.El hombre miró la mano ofrecida pero  se puso de pie  sin aceptar su ayuda. Los hombres pueden ser tan orgullosos, Isabella pensó sacudiendo exasperadamente   la cabeza.

 

 -Espera aquí, y buscaré  nuestros caballos,- ella instruyó. Ambos animales se habían apartado unos  veinte metros. Su yegua estaba parada, dignamente ignorando el otro caballo, quien  la olfateaba. Isabella sólo había dado un paso en esa dirección cuando un silbido agudo la hizo detenerse . Con los ojos muy abiertos,   miró a Cullen, y luego jadeó   cuándo él agarró su brazo  mientras el caballo repentinamente avanzaba  hasta acercarse a su amo y saludarlo  con un golpecito  de   cabeza. Isabella esperó lo suficiente como para  ver a  Cullen murmurar una palabra de alabanza al  animal. Ella  dio vuelta y  fue a  buscar a su yegua.

 

-Hay un río  ahí, atravesando  esos árboles,- ella anunció, regresando con Lady. - Podemos lavar la  herida, y podré  verla mejor para saber  cuan grave es-.

 

 - Estoy bien,-  Cullen murmuró, pero la siguió cuando ella pasó a su lado   con la  yegua y giró y caminó  entre los árboles.

 

- Las heridas en la cabeza pueden ser peligrosas , caballero,- Isabella dijo firmemente mientras lo conducía  al borde del río. - Necesita ser limpiada y atendida. Y debes  ser precavido  y no  dormir por  algunas horas. Perdiste   el conocimiento después de la caída -.

 

-  Yo estoy bien,- él repitió, su voz era  un gruñido.

 

-  Yo juzgaré  eso,- ella anunció, soltando las riendas de Lady  y moviéndose  a la orilla  Una vez allí,  se arrodilló, encontró un pedazo  limpio de  la tela de  su falda  y lo sumergió en el agua. Había estado esperando que el viento secara su vestido, por eso había estado montando  de acá para allá, sujetándolo sobre la cabeza. Probablemente habría tenido efecto mejor si hubiera lanzado en carrera a Lady , pero no había querido  cabalgar  por el bosque de d'Aumesbery semi desnuda . El  pequeño prado estaba rodeado de árboles, y había esperado secar el vestido sin ser vista. Pero el plan obviamente no había funcionado demasiado bien. Había vista   y el  vestido todavía no estaba seco.

 

Haciendo una mueca, Isabella se puso de pie .  Se dio vuelta  para encontrar al  Cullen, sólo para detenerse  y quedarse perpleja cuando vio que él se había quitado   las botas  y estaba metido en el río hasta las rodillas, inclinado hacia  adelante, con la cabeza debajo de la cascada.

 

-Qué tonta!-  Isabella murmuró, deseando haber pensado en  eso en vez de mojar su falda nuevamente.  Suspirando, colocó el vestido sobre  una gran roca   sobre la que ella había estado sentada más temprano. Luego fue  hacia  donde él estaba lavando  la sangre.

 

-Ven,  déjame  ver,- ella pidió , cuándo él se enderezó,  y sacó  el cabello fuera de su cara, y empezó a salir del  agua. El hombre arqueó la ceja interrogativamente , pero se detuvo brevemente   delante de ella para luego  darse vuelta . Isabella miró  el muro ancha de su espalda  e hizo una mueca. El casi era un metro  más alto que ella. No podía ver su cuero cabelludo.

 

-Aquí , ven , debes  sentarte. Tomando su mano, ella le empujó hacia  un tronco  caído. Lo hizo  sentarse,  luego se colocó entre sus piernas y  lo hizo  doblar  la cabeza  hacia  adelante para poder  ver su nuca. Con ayuda de Sue, Isabella se había hecho  cargo de la tarea  de atender a los heridos y  los enfermos después de la muerte de  su madre.  Entonces  Isabella  estaba acostumbrada  a darle órdenes a  soldados adultos  como si  fuesen  niños. Y hablando  honestamente, y de acuerdo a  su experiencia, esa era exactamente la forma en que los hombres tendían a actuar cuando estaban  heridos o enfermos. Eran peores que cualquier niño con un  malestar.

 

 -Hmm,- ella murmuró, examinando el raspón.  Todavía estaba sangrando, pero los cortes en la cabeza solían  sangrar mucho, y está realmente era un  pequeño corte poco  profundo. - No se ve tan mal -.

 

- Te dije que estaba  bien,- él murmuró, alzando la  cabeza.

 

-Perdiste la conciencia,- ella se apuró a replicar . -Déjame  ver los ojos-.El alzó la  cara, y Isabella lo tomó por ambas mejillas, su mirada  estudió  lentamente sus ojos. Pero se veían  perfectamente  bien. Más que  bien. En realidad  eran muy bellos; Grandes y de un color marrón profundo,  tan oscuros parecían  casi  negros.  También estaban enmarcadas  por largas  pestañas negras. El resto de su cara también era atractiva, con mejillas marcadas, un  nariz recta, y   labios  ...

 

Los ojos de Isabella hicieron una pausa allí, notando que  su labio superior era  delgado, y el inferior  más lleno y parecían  suaves al tacto. Antes que ella pudiese recapacitar, la curiosidad  la hizo pasar el dedo  pulgar   sobre la superficie del labio inferior , y  se dio cuenta  que sin duda era suave. Entonces Isabella se dio cuenta de lo que  había hecho. Pudo  sentir un rubor   cubrir  su  cara.

 

-Tenías  un poquito de barro  allí,- ella mintió, intentando apartarse al mismo tiempo, pero las piernas de él  inmediatamente la rodearon. Encontrándose atrapada entre sus rodillas,  Isabella sintió   su primer momento de inquietud con ese  hombre. No de miedo, exactamente. Por alguna razón   confío  que  no tenía  nada que temer de ese hombre, pero la situación la puso  nerviosa.

 Isabella  abrió la  boca para pedirle  que la soltase, luego contuvo el aliento  cuando sus manos se elevaron para tomarla por las caderas. Su asimiento  se aflojó  inmediatamente,  pero  no la dejó  irse. En vez de eso,  él la mantuvo  en el lugar y bajó  su mirada  hacia  el lugar que  había tocado.

 

-Vos también te lastimaste con la caída ,- él gruñó, sonando desagradado. -Tienes  un  magullón  en la cadera-. Isabella se mordió el labio  e intentó simular ella estaba en cualquier  lugar  menos  allí, mientras la mirada  de él  seguía el recorrido de  su mano que se detuvo  debajo de su pecho izquierdo.  Esa  acción causó un hormigueo extraño en la piel de Isabella.

 

 -Y aquí  también -. Ella miró hacia  abajo . El moretón  era del resbalón  en el agua, pero no había modo en que él pudiese ver  los moretones a través de la camisa ...Los pensamientos de Isabella murieron cuando  vio  que la camisa húmeda era totalmente  transparente. Evidentemente podía ver  varias manchas oscuras sobre la tela mojada. Una  gran  magulladura  en su cadera,  y  otra magulladura,  aun mayor , en sus costillas, pero las otras manchas oscuras no eran magulladuras. Sus pezones estaban   claramente a la vista, y el vello color  oro oscuro entre sus muslos contrastaba  con la  piel pálida. un jadeo de horror se escapó de su garganta, pero  antes  que Isabella pudo apartarse para esconderse, él  ya había atrapado su brazo.

 

 -Y aquí-. Ella  ya había visto todas estas magulladuras antes,  eran  el resultado de la  caída en el río,  no por haberse  de Lady  como él suponía. Isabella estaba más preocupada  por otros asuntos  en ese momento, como su desnudez y la  cercanía con el hombre. Cuándo él se inclinó un poco más cerca para  ver  mejor  la parte superior del brazo, Isabella tomó una respiración  alarmada.  El aliento caliente y dulce del hombre rozaba  su pezón a través de la camisa húmeda. Y el efecto era casi chocante.

 

 Isabella estaba completamente paralizada, conteniendo la respiración   mientras  él examinaba  la  lesión. Él  se tomó   mucho tiempo para  hacer  eso, mucho  más tiempo de que lo que se había tomado  con las otras magulladuras. Y  durante todo ese  tiempo, él inhalaba y   exhalaba, enviando  bocanadas calientes de aire sobre el pezón tembloroso. Cada vez que lo hacía, un  cosquilleo recorría el cuerpo  de Isabella. Luego,  repentinamente,  alzó una mano para  pasar  un dedo  alrededor del moretón  en su brazo, y su muñeca rozó el  pezón sobre la tela húmeda. Isabella estaba segura que había sido un roce  accidental, y  que él ni  siquiera lo había notado, pero  el efecto que tuvo en ella  fue muy  sorprendente. Ella cerró los  ojos  mientras un placer desconocido recorría  su cuerpo, encontrándose  tironeada  entre poner algo de espacio entre ellos y o  quedarse allí  gozando ese  efecto asombroso.

 

Cuando él finalmente soltó su brazo y  separó sus piernas, Isabella  abrió sus  ojos para encontrarlo poniéndose de pie. Antes  que Isabella pudiese  recobrar sus sentidos para ir  a buscar  su vestido y ponérselo para cubrirse, él había tomado su cabeza en una mano y   había inclinado la cara de ella.  Rozó con  su dedo  un  círculo  sobre  su mandíbula.

 

-Tienes  otro aquí,- él gruñó.

 

-Oh,- Isabella jadeó,  mientras  su dedo aparentemente seguía  el borde de la magulladura  hasta   la esquina de sus labios. Eso, también  había ocurrido en la caída en el río, pero ella no podía  mover la  lengua  como para decírselo.

 

-Tienes  ojos muy  bellos, muchacha,- él murmuró, mirando atentamente  los  ojos

 

- Vos también,- Isabella susurró antes que ella pudiese  recapacitar sobre esas palabras. Una sonrisa se curvó  en  sus labios antes que   su boca cubriese la  de ella. Isabella se puso rígida   ante  esa caricia inesperada. Sus labios eran suaves pero  firmes, pero besarla era una coda  completamente inapropiada. Isabella  estaba a punto de decírselo   cuando algo aguijoneó  sus labios. Isabella intentó echarse  hacia  atrás, pero la mano de él  sostenía firmemente su cabeza, impidiendo la  retirada. Repentinamente Isabella  encontró su boca siendo invadida por su lengua.

 

Su primer impulso  fue apartarse a la fuerza, pero luego  su lengua se enroscó con la  de ella, y Isabella se paralizó. Esa caricia era  sorprendentemente agradable. Ella se encontró aferrándose a sus brazos en vez de apartarlo con un empujón, y sus ojos  se cerraron  mientras  un suspiro  se escapaba de su boca.

 

Nadie nunca había besado a Isabella. Nadie se había atrevido. Ella nunca había salido de d'Aumesbery y, como la hija del lord,  le estaba prohibido pasar tiempo con  los  caballeros  y  sirvientes del castillo. Esa  era la  primera vez para ella, y  en realidad no estaba segura si  le gustaba  ese asunto  de besarse. Era interesante, y causaba estremecimientos  de excitación, pero ellos eran  apenas perceptibles y estaban  sombreados  por una gran  confusión. Isabella no se sintió muy  decepcionado cuando él interrumpió el beso. Pero él no la soltó como ella esperara, en vez de eso su boca simplemente rozó  su mejilla sana.

 

 -Caballero,- Isabella murmuró, pensando que era   momento de presentarse  y   decirle  que  tenía  que detenerse. Isabella no tuvo miedo a lo que él no se detuviese. En el  momento  en que ella le  mencionase que estaba  comprometida en matrimonio con el  Diablo de Donnachaidh, él probablemente la dejaría en paz. Todos  le  temían  al Diablo, ella pensó  y  se quedó  quieta  cuando  él comenzó a acariciar con su  nariz el costado de su cuello.

 

Isabella se encontró cerrando  los ojos  otra vez, y un murmullo de placer  se escapó de sus labios  mientras  inclinaba  la  cabeza para permitirle un  mejor acceso. Se inclinó un poco más cerca del hombre,  las manos  de ella ahora intentando aferrarse a sus brazos y  en vez de apartarlo  por  la fuerza. Toda clase de cosquillas deliciosas recorrieron su cuerpo  mientras la  boca  de él se movía sobre la piel cerca  de la oreja . El se concentró en esa zona sensible  hasta que Isabella se encontró respirando  sin aliento y gimiendo.

 

Su boca finalmente regresó a la de ella, y esa vez, ella no  permaneció  inactiva. Isabella lo besó en respuesta, su lengua ahora enredándose con  la de él.  El hombre  la alzó fuera de sus pies y la presionó  contra su cuerpo. Cuando él repentinamente interrumpió el  beso, ella gimió con frustración, pero cuando él se sentó  en el  tronco caído y la empujó para colocarla sobre  su regazo, algo  del sentido común  de Isabella se puso en marcha.

 

- Oh, no ! No deberíamos estar haciendo esto. Yo estoy comprometida en matrimonio con el Diablo de Donnachaidh -.Isabella había esperado que eso  lo detuviese  abruptamente, pero el hombre simplemente murmuró,

 

- Yo soy  Cullen y  quiero  un beso-.Su boca se apoyó sobre la de ella otra vez, y Isabella prescindió de protestar. Un beso no era  nada tan grave, ella pensó,  mientras la lengua masculina   invadía  su boca  nuevamente, resucitando la excitación. Al menos así tendría estos recuerdos para calentarla en las  frías  noches de su vida de  casada, ella pensó, calmando su conciencia. Entonces Isabella dejó de pensar y se permitió disfrutar el beso.

 

Era  muy  agradable estar  sentada sobre su regazo . Relajándose, ella deslizó sus brazos alrededor de su cuello,  teniendo  cuidad de evitar la herida  de la nuca  mientras lo  besaba con  mucho entusiasmo. Isabella se estremeció  cuando una mano de él   tomó  un pecho a través de la camisa húmeda. Intentando agarrarse al plaid escocés  de él, Isabella gimió contra su boca . El masajeó  la esfera de carne, y ella fue inundada por un  torbellino de nuevas   sensaciones.

 

Cuando el dedo  pulgar estimuló  el pezón excitado,  ella ya estaba  en medio de u huracán de placer, y  no pudo evitar  de retorcerse  sobre su regazo. Sus caderas se movían por voluntad propia  sin que ella pudiese controlarse. Esto pareció tener un efecto electrizante en  el  Cullen, Su beso inmediatamente pasó a ser  más exigente. La mano sobre la espalda  de ella bajó a las caderas y la  otra  comenzaba  a darle un tirón al  pezón sobre la tela que se estaba secando rápidamente.

 

 Esta vez Isabella ladeó su cabeza para darle mejor acceso cuando la  boca  de él se movió hacia la oreja  nuevamente.  Las lamidas  allí pronto la hicieron  gemir .  Su mano todavía estaba   haciendo cosas deliciosas en  el primer pecho . Para cuando él alcanzó la zona  sensitiva de la clavícula, Isabella  ya era  una masa de excitación, contoneándose sobre su regazo en respuesta al calor líquido que parecía manar de la parte baja de su vientre.

 

Tan distraída como  estaba, Isabella no se dio cuenta  que él había corrido hacia   un costado  la parte superior de la  camisa, revelando un  pecho.   Pero se percató de eso cuando  sus labios repentinamente dejaron la  clavícula y se cerraron  sobre el pezón desnudo. Ella gritó  con  una sacudida de excitación y tiró frenéticamente del plaid escocés del hombre ,  mientras él lamía el  pezón

 Isabella supo que   no  debería permitirle esto. Estaba  comprometida en matrimonio con  alguien más.  Y aunque  no lo  hubiese estado,   como una doncella  soltera,  no lo debería permitir que  …  oh ... pero se sentía  tan bien . Y realmente, si iba a tener que estar  casada con el Diablo de Donnachaidh y  tolerar sufrimientos hasta la vez , o muy  posiblemente hasta que fuese matada  por el hombre,  le pareció  un poco  menos  pecaminoso   darse el gusto de ese  placer momentáneo . Un beso o dos  más... qué mal podría hacer ...Además, era  la cosa más maravillosa que jamás hubiese experimentado en su vida. Isabella nunca se había sentido tan … viva.  Tan llena de pasión . Se frotó contra él, buscando algo que   ni siquiera  comprendía que era.

 

 Entonces el  Cullen dejó escapar  su pezón  de la boca con una la última lamida y subió  la cabeza para volver a cubrir su boca. Si el  beso anterior  había sido apasionado y exigente,  no era  nada comparado con este. El esgrimió su lengua como un arma, metiéndola ferozmente dentro  de  su boca como si  estuviese enterrando una espada en el cuerpo de un adversario. Isabella le dio la bienvenida y se defendió  con su propia espada.

 

Su mano  nuevamente estaba  en su pecho  y el dedo pulgar frotando  el sensitivo fondo .  Isabella gimió y se encontró apretando  sus muslos  mientras un   calor crecía  allí.  Cuando la mano  se alejó de su pecho, ella sintió decepción. Sin embargo,  rápidamente empezó a alarmarse cuando  sintió que la mano bajaba por  su pierna, levantando el ruedo de la  parte delantera  de la camisa . Isabella jadeó en su boca e inmediatamente comenzó a forcejear. Eso  definitivamente era más  de lo que estaba dispuesta a permitir. Rápidamente saltó de su regazo, logrando pararse en el suelo.

 

El  Cullen inmediatamente intentó alcanzarla, pero Isabella dio unos pasos atrás para estar  fuera de  su alcance, entonces  corrió  para agarrar rápidamente el vestido sobre la roca. Sabiendo que  él la  seguía y temiendo que  él intentaría agarrarla  por la  espalda , ella siguió corriendo  mientras  luchaba  por ponerse  el vestido , balbuceando ansiosamente  mientras intentaba mantenerse fuera de su alcance.

 

- Te lo ruego , debes detenerte. No debería haberte  permitido ni un solo  beso. Estoy comprometida en matrimonio con el Diablo de Donnachaidh.  Dicen  que él  tiene  muy mal   carácter  y  ...- Sus palabras murieron en un  jadeo como él la agarró  por la espalda  y la hizo  girar  para enfrentarlo . Pero  no   podía besarla, pues el vestido se había atascado  en su cabeza. Isabella esperaba  que lo terminase de rasgar  completamente y que  continuase  con  su andanada de besos. Pero en  vez de eso,  , él tiró de la tela , ayudándola  a ponerse la prenda correctamente . Pareció que la mención de su prometido lo  había detenido después de todo. Aliviada porque  él  ya no intentaría hacerla pecar nuevamente, Isabella le  lanzó una sonrisa  tan pronto como la tela  bajó  por  su cara, y le dijo ,

 

-Gracias-.

 

 El  Cullen terminó de colocar el vestido en su  lugar,  y luego  miró atentamente la cara de ella . Isabella lo  contempló detenidamente , intentando aprenderse de memoria sus facciones  para tener un  bello recuerdo  en  los tristes años por venir  , seguramente  esa cara sería  el único refugio agradable que tendría   una vez que estuviese  casada con el Diablo de Donnachaidh. Estaba segura que eran  sus ojos  lo que  mejor  recordaría . Esos ojos hablaban  de lo que él sentía. En ese momento, ellos ardían  con  hambre  y Isabella  sospechaba que  estaban reflejado  los de ella. Era una  locura,  no conocía  a ese hombre, pero  en verdad, todo lo que   quería  hacer en ese momento era olvidarse todo, quitarse el  vestido y la camisa, y ser besada nuevamente .  Quería sentir  sus manos moviéndose sobre su cuerpo como él  había hecho  minutos antes . Era  algo que Isabella nunca había experimentado  y algo que  ella sospechaba,  nunca  más  experimentaría  como  esposa del Diablo de Donnachaidh.

 

Aparentemente eso era  algo que el Cullen también  quería  hacer, porque su cabeza comenzó a moverse hacia abajo, su boca buscando  la de ella, pero Isabella se apartó rápidamente.

 

- No. Te lo  pido , Sir Cullen. No más -.El vaciló y  frunció el  ceño   como si  estuviese confundido por su negativa.

 

- Te gustaron  los besos.  No lo niegues. Sé que es así  -.

 

-Sí ,- ella admitió tristemente. - Y  te daría muchos  más, pero quiero salvar  tu vida. Si él es como  su reputación afirma, el Diablo de Donnachaidh probablemente te mataría si  se enterase del beso que compartimos. No quiero verte  muerto  por algo que  será un recuerdo  precioso  y que  sin duda   me sustentará  durante las noches atroces de mi vida de  casada -.El parpadeó   ante sus palabras, luego sacudió  la cabeza.

 

-Muchacha, yo  soy el Cullen-.

 

-Cullen,- ella repitió suavemente. - nunca olvidaré tu nombre-.El hizo una mueca disgustado, y entonces le  explicó, -Cullen Es el  mí nombre de mi  clan,  yo soy Edward … el Cullen,- él dijo enfáticamente.

 

 -Edward,- ella jadeó, pensando que era un nombre  mucho más agradable que Cullen. Frunciendo el ceño  él dijo,

 

-Cullen , en   galés es Donnachaidh-.Los ojos de Isabella se abrieron  con  horror. Eso era terrible,   peor de lo  que  habría podido imaginarse. Si él formaba parte del clan de su marido futuro,  entonces ella sin duda lo  vería muy frecuentemente. El estaría allí día tras día,  siendo una tentación que ella tendría que  resistir por el bien de ambos. Sus propias vidas dependerían de eso.

 

- Oh!  Esto es terrible,- ella jadeó, imaginándose  los años de tortura que tenía por  delante. -Eres pariente  de mi prometido-.

 

-No,- él dijo exasperadamente. - Yo soy tu prometido-.

Capítulo 1: UNO Capítulo 3: TRES.

 
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