EL DIABLO (+18)

Autor: lololitas
Género: Aventura
Fecha Creación: 08/08/2013
Fecha Actualización: 17/11/2013
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 63
Visitas: 61970
Capítulos: 18

"FAN FIC FINALIZADO"

UN MARIDO DE POCAS PALABRAS ... Y UNA ESPOSA MUY INQUIETA

Edward, Lord de Donnachaidh, conocía  las falsas acusaciones que  se murmuraban a sus espaldas , pero  no hacía  nada para refutarlas. All he knows is that he has to marry an agreeable lady to bear him the sons he needed. Todo lo que sabía era que tenía que casarse con una dama acorde a su título  para que le diese  los herederos  que  necesitaba. Any lady will do as long as he can keep the peaceful life he leads. Cualquier mujer  le serviría  siempre y cuando pudiese adaptarse a la  vida pacífica que él  llevaba. And he thinks he found it in Evelinde. Y Edward  piensa que   encontró ha esa mujer en  Isabella. Only, she wasn't the perfectly pleasant wife he thought her to be. Pero  ella no es la esposa perfectamente adaptable que él precisaba . She was much more. Era mucho más.

ISABELLA HA ESCAPADO A UNA MADRASTA MALVADA  , PERO DEBE ENFRENTAR UNA SERIE DE PROBLEMAS ... UN MARIDO DE ESCASAS PALABRAS , UN TORO FURIOSO , Y TRES CRIMENES SIN RESOLVER.

Though she should take heed of the rumors, Evelinde d'Aumesbery agreed to marry the notorious Scottish Lord to escape her evil stepmother's guardianship. A pesar de que debería tener en cuenta los rumores, Isabella de Aumesbery acuerda  casarse con un  famoso  lord escocés  para escapar  de la tutela de su malvada madrastra. She has seen his true gentle and good side and knows she will be safe with him. Ella ha conocido la   cara amable y  bondadosa de él  y sabe que estará segura con él.

 

 

adaptacion con los personajes de crepusculo del libro "el diablo de las Highlands - lynsay sands"

 

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Capítulo 1: UNO

 Inglaterra del norte, 1273

 

- Mi lady!- El  grito ansioso hizo  que  Isabella hiciese una pausa en  lo que  le decía al cocinero y mirase a su  alrededor. Su criada atravesaba rápidamente la cocina  en dirección a ella, con expresión  enojada y preocupada.  Esa  combinación usualmente estaba causada por las acciones de Renne.

 

Preguntándose  qué  había hecho  ahora su madrastra, Isabella rápidamente le prometió al cocinero que terminarían la conversación sobre el  menú  más tarde, y salió al encuentro de su criada. Sue tomó sus manos el momento que se acercaron.  Su boca se curvó  hacia abajo  cuando  anunció,

 

-Tu madrastra te llama.-Isabella hizo una mueca. Renne sólo la mandaba a buscar  cuando  estaba de muy mal humor y   deseaba  animarse   maltratando a su desafortunada hijastra. Por un momento, Isabella consideró ignorar  el llamado y buscarse una tarea fuera de la fortaleza  por el resto del día. Pero  eso sólo empeoraría el mal humor  de la mujer  sus subsiguientes abusos.

 

 - Debería ir a ver que  quiere entonces,- Isabella dijo y apretó las manos de Sue reconfortándola  antes de pasar por al lado de ella.

 

 -Ella está  sonriendo,- Sue le  advirtió,  siguiéndola. Isabella hizo una pausa con la  mano  apoyada en la puerta  del gran salón, el  temor, invadiéndola. Una Renne sonriente no era una buena cosa. Usualmente quería  decir que Isabella estaba a punto de sufrir. No era que la mujer alguna vez se hubiese atrevido a golpearla, pero había    cosas peores,  tareas  tan desagradables que uno  casi preferiría recibir una  paliza. Mordiéndose  el  labio  con preocupación, ella preguntó, sabes  qué  la ha sacado de las casilla   esta vez? -

 

-No,- Sue dijo disculpándose. - Ella le estaba gritando a   Billy que  cepillase bien la  yegua   cuando un mensajero del rey  llegó. Ella leyó el mensaje, sonrió, y te mandó a llamar  -.

 

 -Oh,- Isabella jadeó débilmente y enderezó sus hombros, levantó el mentón , y  abrió  la puerta. Era la única cosa que  podía hacer eso y podría rezar para  que  algún día pudiese  librarse  del  control  férreo de su madrastra y  de sus abusos.

 

-Oh, Isabella!-  Renne  sonreía – una sonrisa muy amplia y  radiante que realmente no era un  buen presagio.

 

- Me  informaron   deseabas   de hablar  conmigo -  Isabella dijo tímidamente, consciente que  Sue se movía a su  espalda . La mujer siempre ofrecía  su apoyo moral  durante los ataques  de Renne.

 

-Si -. Renne continuó con su  sonrisa amplia  dientuda, aunque desdentada  habría sido una descripción más exacta. A la mujer le faltaban la mitad de los  dientes, y los que le  quedaban  eran marrones  y torcidos. Renne rara vez  sonreía, y ciertamente nunca lo hacía muy  ampAroente para no mostrar  el estado de su boca. Su  conducta  actual  incrementó  la  ansiedad de Isabella.

 

 -Desde la muerte de tu padre,  me he  ocupado  de tu bienestar , y he estado  muy  preocupada  por  tu  futuro  , mi querida,- Renne comenzó a decir.

 Isabella logró para no sonreír   sarcásticamente  ante  su declaración. Su padre, Charlie d'Aumesbery, había sido un buen hombre y un barón fiel a su rey. Cuando Enrique III le  había pedido que  se casase con la problemática de Renne   y  que la sacase de la  corte, dónde ella molestaba, su padre  había aceptado  la tarea amablemente. Pero  Renne no. Ella había  resentido  el hecho de verse atada a un hombre que  sólo poseía  una Baronía y había sentido  una aversión instantánea hacia  Isabella al llegar a  d'Aumesbery.

 

No había sido tan malo al principio. Con la presencia del padre de Isabella y su hermano, Jacob, Renne al menos se había  comportado cordialmente con  ella. Pero  Jacob   había  partido  para unirse a las Cruzadas con el  Príncipe Eduardo tres años  atrás. Desde entonces el príncipe había regresado y  había sido coronado   rey tras la muerte de su padre, pero  Jacob todavía estaba   en Túnez. Peor aún, ni bien se había marchado  su padre había  muerto  de una afección cardíaca.

 

Charlie  d'Aumesbery  aún  no había colocado  en la cripta familiar antes  que Renne dejase de lado  cualquier fingimiento de urbanidad y diese rienda suelta a sus  verdaderos  sentimientos. Esos últimos tres años habían sido un infierno del que Isabella temía  nunca   escaparía. Su única esperanza era esperar  el regreso a  la casa de su hermano para que  él la pudiese  casarla  y  enviarla  lejos de esa mujer. Desafortunadamente, Jacob parecía  no tener  ninguna prisa en  volver.

 

 - He decidido que ya es  tiempo que te  cases, -Renne anunció,- y el rey está  de acuerdo conmigo -.

 

-Ella quiere decir que el rey ha  decidido  que  deberías  casarte, y ella se ve forzada a estar de acuerdo,- Sue masculló detrás de Isabella, lo suficientemente bajo como para que Renne no pudiese oírla. - No creas  que ella voluntariamente te  dejaría ir  y renunciaría a  atormentarte. Ese  es su pasatiempo favorito –

 

Isabella apenas oyó a su criada,   estaba demasiado ocupada intentando  asimilar lo  que Renne decía.  Una parte de ella tuvo miedo de que fue simplemente un intento cruel  por  parte de Renne: hacer crecer sus esperanzas, para luego hundirlas.

 

-Y  entonces   escogí a un marido para vos, y el rey negoció el  contrato de matrimonio,- Renne anunció  grandiosamente. - Recién he recibido un mensaje que dice que  todo está arreglado. Te casarás  -.

 

Isabella simplemente esperó, sabía  que había algo más. Renne explicaría  que  todo era  una broma, o  nombraría  algún lord absolutamente horrible, maloliente y viejo con   quien  Isabella seguramente sería muy infeliz.

 

- Tu prometido está  camino aquí  en este mismo momento. Él es el lord  de Donnachaidh, - ella anunció triunfalmente. Isabella jadeó.  Eso  era peor que un lord  viejo y  maloliente? Es el ...  el Diablo de Donnachaidh. La expresión de Renne era de goce .

 

-Sí, y les deseo  toda la infelicidad del mundo-.

 

-Perra,- Sue gruñó  furiosamente desde atrás de Isabella. Ignorando a su criada, Isabella logró reprimir  el horror y el  desaliento  y conservar sus rasgos faciales  inexpresivos. No incrementaría el placer de Renne revelando que tan profundo era el  golpe que le  había infligido? El Diablo de Donnachaidh? La mujer  no sólo la  odiaba,  la despreciaba con lo más profundo de su ser  si  estaba dispuesta a entregarla  a ese infame lord  escocés.

 

-Ahora vete,- Renne dijo,  aparentemente habiendo obtenido su diversión. - No deseo verte más de aquí en adelante-.Isabella asintió  rígidamente  con la cabeza y se dio vuelta, tomando a Sue por el brazo para guiarla   fuera del gran salón  y  fuera de  la fortaleza .

 

- Perra!-  Sue gruñó , tan pronto como las puertas de fortaleza se   cerraron detrás de ellas. Isabella simplemente la urgió a cruzar  rápidamente el patio  del castillo hacia los establos.

 

-Vieja   fea y  cruel,- Sue continuó. -  Tiene un corazón de piedra y una cara  que le hace juego. Satanás  debe haberse reído mucho  el día que el rey obligó a tu padre a casarse con semejante  diabla -.Isabella le lanzó  a  Billy, el jefe de establos, una sonrisa agradecida cuando hizo entrar a  Sue en los establos y la ayudó a    montar   un caballo ya ensillado.

 

 - Vi la sonrisa en la cara de Renne cuando  recibió el  mensaje,- el jefe de establos  explicó. - Me imaginé que ustedes podrían necesitar un paseo cuando ella acabase  con ustedes-.

- Sí. Gracias, Billy  -. Isabella respondió.

 

-Tu padre debe estar revolviéndose  dentro de  su tumba,- la criada replicó,  mientras Isabella la hacía subir al animal. Con una pequeña  ayuda de Billy , Isabella montó  detrás de la criada  mientras ella continuaba con  su discurso . -Y  tu amada   y santa  madre debe estar echando espuma  por la boca, deseando poder estar  viva para arrancarle  pelo por pelo a esa perra -.Isabella espoleó  la  yegua para urgirla a un medio galope,   Billy  consciente  había montado  su caballo y  las seguía un poco más atrás.

 

- Debería envenenar el aguamiel de esa  arpía destentada,- Sue amenazó,   mientras atravesaban el patio a paso sereno , dirigiéndose hacia al portón de entrada  y el puente levadizo. - Cada  habitante de esta  fortaleza   me lo agradecería.  Es más, me levantarían un monumento  por librar a la humanidad de esa víbora ...  Ah !-

 

Isabella  sonrió débilmente ante su chillido. Habían alcanzado el punto medio del puente levadizo, y   había acelerado el paso Lady. La yegua inmediatamente lanzó  un relincho de alegría y comenzó a correr. Isabella no se molestó en darse vuelta  para averiguar sobre Billy; sabía  que él  las seguiría. Además,   estaba muy ocupada en mantenerse sobre la montura  y manejar  las riendas mientras Sue comenzaba  a clavarle  las uñas en la cintura por miedo a deslizarse fuera de la silla.

 

Sólo cuando el asimiento  de Sue comenzó a debilitarse  Isabella aflojó  suavemente  las riendas de su yegua. Lady  respondió inmediatamente,  acostumbrada a esa rutina. Cada vez que Renne le hacía  algo cruel o mezquino, Sue perdía  la  calma, y Isabella la llevó de paseo para impedir  que  ella dijese o hiciese algo  porque lo  podría ser castigada.

 

Una vez que la Lady  desaceleró su paso  otra vez,   Billy  emparejó   su caballo  al lado de ellas y alzó una ceja, pero Isabella  negó  con la cabeza. Tenía  pocas ganas de explicar -la noticia feliz- de Renne. Eso  sólo iba a  contrariar a Sue una vez más, y ella ya  estaba   suficientemente enojada . En vez de perder tiempo  en apaciguar a  su criada,  esperaría el momento en que  ella misma pudiese  reconsiderar la situación.

 

-Puedes darte  vuelta ahora,- Sue dijo. - Estoy tranquila. No diré ni   haré nada a esa mujer  vil. Es una pérdida de tiempo  de cualquier manera. Estoy segura que el Diablo tiene algo especial guardado para ella cuando ella finalmente se muera. Aunque sería  más  lindo que lo  hiciese pronto  para que  todos nosotros lo disfrutásemos -.

Isabella logró  dar  una pequeña  sonrisa  pero no tenía  energía para responder. En vez de eso,  detuvo  su caballo  y lanzó la mirada al jefe de establos.

- Puedes llevarla a casa, Billy ? -

 

-No regresará  entonces -  El preguntó con preocupación.

 

- No ahora mismo. Me gustaría  pasar un momento para estar sola -.

 

-No   vuelva muy tarde  o  podría meterse en problemas,- él  le  avisó. -y no permanezca aquí afuera demasiado  tiempo, o vendré a buscarla-.Isabella asintió con la cabeza, luego los observó volver  al castillo. Por la  manera en que él inclinaba la  cabeza hacia  Sue, Isabella supo que  la mujer probablemente le  estaba  explicando lo que ocurría y lo que estaba  por suceder. Matrimonio. Con  el Diablo de Donnachaidh.

 

Isabella reprimió  el miedo que inmediatamente apretó su garganta. Dio vuelta su caballo, dirigiéndose a un claro del bosque. Era un pequeño  lugar  a lo largo  del río con una  cascada.  Isabella llevó a  Lady  al borde del agua  para que  la yegua pudiese  beber, luego  desmontó y acarició ausentemente el cuello de su yegua mientras  miraba fijamente el agua. Siempre había encontrado  que ese lugar la relajaba. Era allí a donde  traía todos sus problemas y sus dudas. Usualmente, el sonido del agua quitaba sus preocupaciones, y  la hacía sentirse mejor. Pero No estaba segura si  tendría éxito esa vez . Sospechaba  que le  costaría mucho al agua poder sacarle  esa gran preocupación.

 

Haciendo una mueca, Isabella se movió para  sentarse  sobre una  gran roca  en el borde del agua y se quitó los zapatos. Luego se inclinó y metió la mano  entre sus pies para agarrar el ruedo de  la parte posterior  de su vestido,  lo puso  entre sus piernas. Una vez hecho eso,  regresó al borde del río y delicadamente sumergió un dedo del pie en el agua, sonriendo cuando la corriente  mojo su  piel. Isabella se quedó así  por un momento antes de dar un  paso adentro del agua , un suspiro  de agradecimiento se escapó  de sus labios mientras el líquido fue rodeando   sus pies y sus piernas hasta  las rodillas.

 

Cerrando los ojos,  simplemente se quedó parada allí,  tratando de no pensar sobre el casamiento  con el Diablo de Donnachaidh. Isabella quería  algunos minutos de calma y serenidad; luego  consideraría  su futuro. Esos momentos no duraron mucho , pues  el ruedo de su falda se desenganchó de su cintura  y  cayó  tocando   el agua.

 

Gritando sorprendida , Isabella intentó salir  del río pero no pudo evitar que  sus pies se enredasen  con el ruedo mojado de la falda y se  tropezó . Se inclinó hacia adelante a última momento , con los  brazos extendidos, esperando evitar la  caída. Pero su mano se resbaló por el costado de la gran roca  antes de caerse  al  río, En ese instante  la roca  impactó  contra sus costillas y su  cadera  mientras su cabeza se sumergía  debajo del agua , y ella se golpeaba el costado de la  mandíbula con  otra piedra.

Isabella jadeó   por el dolor y tragó una bocanada de agua  mientras estuvo  sumergida.  Regresó a la superficie  inmediatamente,  escupiendo  y estornudando  agua  mientras ignoraba  el dolor   y  trataba de sentarse en el agua. Colocando  una mano en su costado de su mentón  , Isabella tocó  el punto sensible . Aunque  le  dolía,   no creía  haberse  roto  nada. Su mano entonces cayó  a  la cadera  golpeada , y  masculló un insulto. No era perfecto? Isabella nunca había sido lo más ágil  de las  mujeres, pero nunca había   tan torpe como en ese momento . Parecía que la buena  suerte la había abandonado justo ese día.

 

Sacudiendo la cabeza ,  se impulsó  para ponerse de pie  y se tambaleó fuera del río. La  yegua, ella notó, había retrocedido y ahora la observaba disgustadamente. Isabella supuso que  habría   salpicado al animal cuando se había  caído . Pero  no se molestó  en disculparse ,  simplemente volvió  a sentarse sobre la gran  roca, temblando de frío.

 

El agua se había sentido  bien en los dedos de sus pies , pero ahora  su vestido estaba completamente mojado y muy frío donde tocaba su piel . Haciendo una mueca, Isabella intentó mantener alejada la falda de  las piernas pero pronto se resignó, murmurando entre dientes ,  se puso a trabajar en los cordones de los zapatos, y luchó por salir  del vestido. Fue una tarea casi imposible. Era una pesadilla quitarse  un vestido  mojado. Isabella estaba enrojecida , jadeante, y sudorosa para cuando logró  quitárselo. Dejándolo caer al suelo con alivio, volvió a sentarse pesadamente  en la  gran roca , pero el calor que ella había generado con sus esfuerzos pronto se desvaneció, y Isabella se encontró otra vez temblando de frío  por la  camisa húmeda que tenía puesta. Pero   no iba a quitarse esa prenda y quedarse  sentada allí desnuda. Aunque  las personas rara vez  venían a  su lugar favorito, lo hacían    ocasionalmente, y ella no iba a arriesgarse a ser  atrapada en  estado de desnudez.

 

Pero  Isabella  tampoco era  tan  tonta como  para sentada allí muriéndose de frío . Necesitaba  un modo  de secarse el cuerpo y la camisa sin   ser vista  y  hacerlo  rápidamente  si no quería resfriarse.

 

 Su mirada fue hacia  su caballo. Lady  había dejado de observarla con resentimiento y  estaba  otra vez en la orilla . Isabella vaciló por  un momento, considerando las posibilidades de la idea que le hacía cosquillas en la mente, entonces se puso de pie , recogió su vestido, y se movió hacia la yegua.

 

 

 Edward fue el primero en verla. La imagen  lo  hizo refrenar  tan abruptamente que  el  caballo se levantó en dos patas en  respuesta. El  apretó los muslos alrededor de su caballo para ayudarse a conservar el equilibrio, pero  no apartó su vista de la mujer en la cañada.

 

- Por Dios! .  Qué está haciendo ella - Carlisle preguntó mientras se detenía  al lado de él. Edward  ni siquiera  miró  al corpulento  pelirrojo, que era su primero en comando . El simplemente sacudió   la cabeza silenciosamente, fascinado por la imagen. La mujer montaba de acá para allá en un claro, haciendo correr a su caballo hacia la derecha , y luego hacia la izquierda, para volver al punto de partida . Eso en sí era extraño, pero lo que parlizó la voz de Carlisle y  la lengua de Edward fue el hecho que ella estuviese haciendo ese  vistiendo  nada excepto una camisa transparente y  que sostuviese las riendas con los dientes . Sus manos estaban  ocupadas  en otra cosa. Estaban levantadas al cielo  y sosteniendo algo que  parecía    ser una capa  o algo así  flotando por encima de su larga caballera color  oro  mientras  montaba de aquí para allá … de aquí para allá … de aquí  para allá.

 

- Quién crees  que es -  La pregunta de Seth  fue el modo  en que Edward supo que los otros hombres se habían acercado.

 

 -No sé , pero podría observar a  esa  muchacha todo el día,- Jasper dijo, su voz sonando hambrienta .-Pero  hay otras cosas que le estaría haciendo  todo el día-.

 

Edward se sintió irritado con  ese comentario. Jasper era su primo, y el más guapo y encantador  entre sus hombres; Rubio, guapo, y con una sonrisa compradora, le requería poco  esfuerzo seducir a las  mujeres y llevarlas a  su cama de   noche. Y el hombre se aprovechaba de esa ventaja, seduciendo  mujeres en cualquier oportunidad que se le presentaba. Si los títulos  de nobleza fuesen  otorgados por las habilidades amatorias, Jasper habría sido el rey de Escocia.

 

- Yo primero querría saber por qué ella está haciendo lo que hace ,- Carlisle dijo lentamente. -  No tengo  ganas de acostarme con una muchacha que  no está bien de la cabeza-.

 

-No es  su cabeza  lo que  llevaría a mi  la cama-. Jasper se rió.

 

-Si ,-  Kevin  dijo, su voz sonando casi soñadora .Edward lanzó una mirada  dura a sus hombres.

-  Adelántense. Los alcanzaré luego  -.Hubo un momento de silencio cuando  las cejas se curvaron  interrogativamente  y   miradas fueron intercambiadas, luego  los cinco hombres  tiraron de sus riendas. -Cabalguen  rodeando el prado,- Edward instruyó, cuando se pusieron en marcha .

 

Hubo otro intercambio de miradas, pero los hombres siguieron  por el borde de la vegetación. Edward esperó a que hubiesen desaparecido de su vista, luego  se  volvió  a la mujer. Sus ojos la siguieron  en su trayectoria varias veces antes de que  urgiese a su caballo a avanzar. No le  había aparecido así desde el  borde del claro, pero la mujer en verdad   se movía a gran velocidad en su animal, desacelerando sólo para dar  la vuelta antes de incitar a su caballo a una carrera muerta. A la yegua no parecía  importarle. El animal parecía  pensar que era  una especie  de juego y se entregaba  por completo en  cada carrera con una velocidad impresionante. Edward se aproximó a la yegua, pero la mujer no lo notó inmediatamente. Su atención oscilaba entre la ruta delante  suyo y la tela  levantada en sus manos. Cuando ella finalmente lo vio   de reojo , él no estaba  muy preparado para su reacción.

 

Los ojos de la muchacha se abrieron enormemente, y su cabeza fue hacia atrás  con un sobresalto, involuntariamente jalando bruscamente  las riendas que  agarraba  con fuerza entre sus dientes. La yegua repentinamente se  detuvo   empinándose  en dos patas. La muchacha inmediatamente dejó caer las manos para agarrarse a  las riendas y la tela que  había estado sujetando   fue a dar    la cara de Edward una tela pesada   y mojada. Ese   golpe  lo cegó  brevemente, haciéndole   tirar las riendas por el shock , y repentinamente su caballo estaba empinándose  también.

 

Edward se encontró  cayendo al suelo,  enredándose  con  la  tela mojada que no sirvió para  amortiguar  su aterrizaje.  Un fuerte dolor en  su espalda, le sacó el aire, y reverberó en  su cabeza, antes que  perdiese  el conocimiento.

 

Una especie  de tironeo le despertó. Parpadeando,   pensó que por un momento el golpe en la  cabeza lo  había cegado, pero luego   hubo  otro tirón y se dio  cuenta  que era  algo sobre su cara. La tela húmeda,  Edward  recordó con alivio.  Parecía que no estaba ciego. Pero  no  lo supo  con seguridad hasta que  se quitó la tela de la cara.

 

 Otro tirón le siguió, pero este estaba acompañado por un gruñido y  con  mucha fuerza. Una fuerza  suficiente  como para despegar su cabeza del suelo y  doblar su cuello en un ángulo incómodo. Temiendo haberse  quebrado  el cuello con  la caída, Edward decidió que sería  mejor ayudar  a desenredarse   de la tela y alzó sus manos hacia su cabeza, teniendo la intención de agarrar ese  material pegajoso. Pero parecía  que su atormentador insistía en  recostarse  sobre él.  Absorto como  estaba luchando con la tela ,  al principio no oyó las los  jadeos horrorizados  que venían de más allá de la tela sobre su cabeza.

 

-Lo siento,- Edward masculló cuando se dio cuenta que  estaba tocando a   tientas los pechos de la  mujer.

 

- Cuidado ! Despacio o vas a  rasgar  .... - La advertencia terminó  con un gemido como el  sonido de la tela rasgándose llenó  el aire. Edward hizo una pausa , pero luego  continuó tirando de la tela , esta vez sin disculparse. Nunca le habían gustado los espacios cerrados y sentía  que se  sofocaba si  no se quitaba esa tela  inmediatamente.

 

-Déjame  ... yo puedo- Las palabras apenas fueron  registradas por  Edward. Sonaban como nada más que palabras estúpidas. Las ignoró y continuó luchando   contra de la tela, hasta que con otro sonido de desgarro  logró desprenderse  y pudo  respirar con  alivio. Edward cerró sus  ojos y respiró profundamente,   lleno alivio.

 

 -Oh, Dios mío.- El gemido  suave lo hizo  abrir los ojos  y deslizar la vista  hacia la mujer arrodillada al lado de él. Ella movía  la tela  entre  sus manos, examinando el material dañado con ojos  pasmados.

 

 Edward  debatió   ofrecerle  otra disculpa, pero   ya le  había dado una, y  esa era la cantidad de disculpas  que  normalmente ofrecía en un año entero . Antes que hubiese  tomado una decisión, la rubia del caballo dejó de examinar la tela y volvió  sus ojos alarmados hacia él.

 

  -Estás  sangrando!-

 

 -Qué - El  preguntó sorprendido.

 

- Hay sangre en mi vestido. Debiste  haberte cortado la cabeza cuando te  caíste - ella explicó, inclinándose hacia  él para examinar  el cuero cabelludo. Esa posición puso  la parte superior  de  su  cuerpo a  centímetros de la cara masculina , y Edward comenzó a tener una sensación de ahogo  otra vez hasta que  fue distraído  por los pechos sacudiéndose  delante de sus ojos. La camisa que ella llevaba  puesta era muy delgada y estaba mojada, él notó, lo cual sin duda la hacía prácticamente transparente. Edward se encontró clavando sus  ojos en esas bellas  esferas  con fascinación.

 

Aparentemente sin encontrar ninguna herida sangrante, la muchacha murmuró, -  Debe ser  en la parte trasera de tu  cabeza,- y repentinamente alzó  su cabeza del suelo , probablemente  para  examinar la nuca . Al menos fue eso  lo que Edward pensó cuando su cara  quedó enterrada entre  los  pechos que  había estado observando con tanto  interés.

 

-Si , está  aquí.  Has debido golpearte la cabeza con  una piedra o algo así  cuando te  caíste , - ella anunció con una mezcla  de excitación  y preocupación.

 Edward simplemente suspiró y se entregó a las caricias de los pechos actualmente abrazándolo con suavidad. Realmente eran preciosos, y si un hombre debiera morir  sofocándose, esa era una bella forma de partir. Sintió algo duro acercarse a su mejilla derecha   y se dio cuenta de que sus pezones se habían endurecido. Ella  repentinamente se paralizó  como  presintiendo el  peligro. No deseando hacerla salir  corriendo  de miedo, él abrió la  boca e intentó voltear la cabeza para hablar una o dos palabras  para calmar a la muchacha.

 

-Cálmate,- fue lo que él dijo. Edward no creía  en gastar saliva porque sí. Pero  dudaba que  ella hubiese comprendido lo que le había  dicho porque sus palabras salieron amortiguadas por el pezón que repentinamente llenó  su boca abierta. A pesar de su  intención  de no asustarla, cuando  se dio cuenta  tenía  un pezón en la  boca, Edward  no pudo resistirse a cerrar los labios alrededor de él y darle un lametazo con la lengua. En el momento siguiente,   encontró que el dolor traspasaba su cabeza otra vez  y él la dejó caer al suelo.

Capítulo 2: DOS

 
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