a traves de tus ojos

Autor: darydeth
Género: + 18
Fecha Creación: 26/05/2011
Fecha Actualización: 03/01/2013
Finalizado: SI
Votos: 17
Comentarios: 17
Visitas: 45274
Capítulos: 20

 

Después de un terrible accidente, el mundo de Isabella Swan y todo lo que la rodea se convierte en una terrible oscuridad. Ella tendrá que aprender a ver el mundo de otra manera y lo lograra de la mano de un misterioso joven el cual guarda muchos secretos

 

 

 

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Capítulo 20: La luz de mis ojos

bueno con este capi me espido de ustedes, les agradesco que siempre ayan estado al pendiente y espero q les aya gustado me disculpo por las veces que me tarde, pero como todos en la vida tuve algunos inconvenientes.

ya dejo tanto blabla para que puedan leer las quiero, un Beso de corazo <3 :*

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CAPITULO 20: La luz de mis ojos

Dos meses después…

-Estas seguro?-pregunto un pálido Jacob Black.

Suspire sumamente exasperado por su actitud infantil. ¿Por que demonios malgastaba mi tiempo? . 

Porque las amas y ella te lo pidió-me repetía cuando en momentos como este, perdía la paciencia con facilidad.

-Acabo de venir de su casa. Primero hable con Mary y Velkan. Quería saber como llevan su vida en Forks, sabes que son nuestra responsabilidad y no podemos arriesgarnos con ellos.

Jacob sacudió la cabeza, mientras comenzaba a caminar en círculos.

-No te preocupes por ellos, se han comprometido a cambiar su alimentación. Sam los vigila de cerca y no han roto las reglas. Solo quiero saber que sucede con Renesmee, por eso te llame.

Asentí y me senté sobre un viejo tronco, mientras el lobo continuaba paseando de un lado a otro. Si no fuera por que Bella me lo hubiera suplicado, no estaría lejos de ella haciendo de mediador. 

-Solo cruce y un par de palabras con ella. Quiso saber como estaba Bella y los niños. Luego me saludo y subió otra vez a su cuarto.

-¿Entonces como estas seguro de lo que me acabas de decir?

-Su mente no dejaba de pensar en eso. Es en lo único que piensa y por ello, se comporta de esa forma contigo-pase una mano por mis cabellos- Mira Black…la joven esta completamente enamorada de ti y solo te intenta alejar, porque piensa que es lo mejor para ti y para los demás.

El licántropo cambio su expresión de confusión por la furia repentina.

-Eso no es cierto, se lo he dicho miles de veces. Incluso Sam ha ido a hablar con ella, pero no le cree. A lo mejor piensa que el lo hace únicamente por mi y no es de esa manera.

-Entiendo Jacob, pero su estado la tiene alterada y no piensa amarrarte. He hablado con Mary y Velkan y ellos no intervendrán a tu favor. Así que ahora que lo sabes, demuéstrale lo equivocada que esta y no te separas de ella.

-Ya no se que hacer…me estoy muriendo-gimió pateando una roca.

Rodee lo ojos

-No exageres tanto, son un par de cabezas duras. Ve con ella y aunque grite y patalee no te apartes de su lado. Actúa como un hombre-murmure impaciente

-No me gusta verla alterada, por eso le doy su espacio.

-Y ella sabe que es tu debilidad y a pesar que también este sufriendo. Se aguanta y actúa impulsivamente. Sin embargo eres lo más importante para ella y cuando le pedí que te enviara saludos, no dejo de pensar en ti.

-Nessie…que voy a hacer contigo-murmuro jalando sus cabellos

-Amarla, es simple ¿no lo ves?. Ve con ella Jacob, esta en el jardín de su casa, puedo oírla llorar y pide a gritos que la abraces y la consueles. No le digas nada solo demuéstrale con hechos, cuanto la amas.

“genial ahora me había vuelto un vampiro cursi consumado”


El lobo apretó los puños y medito unos largos minutos.

“Ella no puede apartarme toda la vida. Edward tiene razón estoy perdiendo mi tiempo”

-Ve Jacob, no pierdas más tiempo.

Respiro profundamente, en tanto su cuerpo comenzaba a temblar.

-Gracias Edward, eso haré. Lamento que hayas tenido que dejar a Bella para ayudarnos. Pronto iremos a visitarla.

-Lo se, ahora ve con tu impronta y…felicidades-murmure antes de verlo entrar en fase, decidido a que Renesmee entrara en razón. Eso no seria trabajo alguno, para el. La hibrida, no aguantaba un segundo mas sin estar lejos de el. 

Aunque a Velkan no les gustara el olor a perro, tendrían que acostumbrarse a su yerno.

Suspire, sabiendo que había hecho mi buena acción del siglo. Con esto tendría que ganarme el cielo. Reí ante la loca idea y me encamine rumbo a mi hogar en Alaska. Mi familia me esperaba y no ya me trastornaban estas horas de separación.

A pesar de los años de soledad, había encontrado mi lugar en el mundo con la mujer que mas amaba y la cual había sido creada a mi medida. Juntos habíamos formado nuestra propia familia, con dos niños que ya queríamos y amaríamos por siempre. Mi Bella, era una mujer extraordinaria y sus logros me tenían cautivado. En poco tiempo, se había adaptando con mucho esfuerzo a esta nueva y desconocida vida. Todos los días era un aprendizaje, para cada uno. 

No podía hacer otra cosa que apoyarla y enseñarle lo necesario, para que sea feliz, y su adaptación fuera lo más pronto posible. Sus ojos, ya no eran de ese profundo rojo brillante, se estaban oscureciendo hacia un bordo y en unos meses se aclararía más y más, hasta transformarse en dorados. No tendrían el mismo tono chocolate, del cual me había enamorado, aun cuando en ese tiempo estaban apagados y sin luz propia. Pero era un detalle mínimo en comparación de todo lo que ella significaba.

Thomas y Sharon, también nos habían aceptado y se amoldaron a nuestra vida. Esos niños serian una luz, en esta eterna vida. La pequeña, ya me llamaba papá y me sentía muy bien al oír esa palabra de esos delicados labios. Thomas se tomaba su tiempo, logro sentir mayor confianza y ya no me miraba con tanto recelo, ni temor. James lo había confundido y mantenido a raya con miles de mentiras y muchas clases de abusos. A pesar de todo, la dulzura y dedicación de Bella, lo habían ablandado y ganado poco a poco. Nosotros ya éramos sus padres y ellos siempre serian nuestros hijos.


En esta corta estadía en Forks, había decidido correr, y dejar mi auto deportivo en la residencia Denali. De esa forma me dejaba, dominar por mis instintos y no me superaba el impulso de correr a los brazos de Bella. La experiencia de su secuestro había dejado una huella profunda en mí. Odiaba hasta la más mínima separación, pero este era un caso especial. Debía ayudar a sus mejores amigos con sus problemas sentimentales. Lamentablemente, ella no se sentía aun con fuerzas, para enfrentarse a su familia. Sus pensamientos, mostraban su temor, pero ella era más fuerte de lo que pensaba y en un periodo corto podríamos instalarnos de forma definitiva a Forks. 

Charlie se hallaba algo inquieto por su hija y deseaba visitarla en su supuesta clínica en Alaska. Sin embargo, mi ángel no estaba listo para interactuar con su padre y gracias a la tecnología hablaba con el y lo tranquilizaba lo suficiente. A Bella no le gustaban las mentiras, pero habíamos convencido a Charlie, que pronto se sometería a una intervención para recuperar su visión. No sabíamos si su padre podría formar más activamente de nuestro mundo, pero por el momento no pensábamos en ello. Renée, continuaba viajando por Europa y con el nuevo contrato de Phil, eso se prolongaría por varios años más.

Mis padres, junto con Alice y Jasper, nos visitaban con frecuencia en la casa de los Denali. Su trabajo y estudias seguían en Forks, así que debían estar allí y no descuidar la aparente vida que llevábamos aquí. Rose y Emmett, vivían con nosotros, ya que mi hermana no podía separarse de los niños. Ella y mi Bella, habían entablado una gran relación al compartir el fuerte vínculo de la maternidad. Hace unas semanas, habíamos realizado una pequeña reunión, para celebrar el bautismo de nuestros hijos. Rose y Emmett, fueron elegidos para ser los padrinos de la niña y Alice y Jasper de Thomas. Fue un momento muy especial y pudimos dejar atrás algo de los malos tiempos. Carmen, Kate y Eleazar, agradecían la compañía. La pérdida de Tanya aun no se superara y la partida de Irina tampoco. Esta ultima, se comunica solo lo suficiente y compartía algo de sus viajes por Asia.

Esa herida, en su familia y en la nuestra tardaría de sanar.



Antes de emprender el regreso, me cercioré que le perro hiciera bien las cosas. Le di algo de tiempo para que hablara con su impronta y luego me acerque a unos cuantos kilómetros para poder oír solo lo suficiente.

“Por favor Ness, nos estamos haciendo daño, ¿no lo vez?

“Lo siento…Jacob, yo no puedo..”

“Te amo, eres lo mas importante que tengo y me estoy muriendo por dentro”-sollozo Jacob.

Acorte la distancia a gran velocidad. Los divisé a unos 100 metros de distancia. Renesmee le daba la espalda, ya que si lo miraba a los ojos, no tendría la fuerza de dejarlo.

Sacudí mi cabeza, esto no iba a terminar bien.

-Abrázala Black-dije en voz alta.

El chucho oyó mi consejo y cerro sus fuertes brazos alrededor de la cintura de Renesmee.

-te amo Renesmee y no me apartare de tu lado nunca-gruño impaciente.

La mente de la joven era un caos total. Comenzó a sollozar con fuerza cuando no soporto mas mentirle al perro. Se amaban y que fueran diferentes, no era importante si se amaban de esa forma.

-Yo también te amo Jake, perdóname…

“Si no te importa quiero algo de privacidad”, pensó Jacob mientras besaba a su pareja.

Eso no hacia falta que lo pidiera. No deseaba presenciar ningún acto sexual entre ellos.

“Gracias Edward”

Sacudí mi cabeza y emprendí el regreso a casa. Definitivamente tenía el cielo ganado. Aunque no me hacia falta, teniendo mi paraíso personal.

Mi Bella…

La residencia Denali, estaba mas silenciosa que de costumbre. Significaba, que mis pequeños no estaban allí y eso llevaba a que Bella, también había salido.

-Están en el bosque, Thomas quería acampar y Bella lo consiente demasiado-me informo Carmen con una leve sonrisa

Deje unos pequeños paquetes, que le habían enviado Sue y Charlie a Bella y seguí el rastro de mi familia.

Todavía hacia algo de frío. No para mí y la mayoría de mi familia, pero si para Sharon. Ella era humana, y así permanecería el resto de su vida. Ese era un tema delicado que habíamos hablado con Bella. Solo Sharon podía escoger en un futuro, si se uniría a esta clase de vida. Por eso, no sorprendió ver a Rosalie colocándole un enorme abrigo, que tapaba todo su cuerpecito. Emmett, tenia a Thomas sobre sus hombros y corría con el, como si fuera un niño mas. Bella no estaba allí y eso me preocupo.

-¡Papi¡-grito la pequeña corriendo con dificultad a mis brazos. La enorme ropa no la dejaba moverse.


La atrape y la estreche con cuidado, mientras besaba su frente y sus rojas mejillas.


-Hola cariño, ¿como esta la princesa mas hermosa de todas?-dije elevándola en el aire.

Sharon río alto, mientras Rose rodaba los ojos. Mi hermana tenía muy elevado el instinto de madre, al igual que Bella.

“La vas a marear”-me regaño con su pensamiento.

Baje a mi hija y la coloque con suavidad en el húmedo suelo. 

-¿Donde esta mama’?

-De caza- grito Thomas mientras derribaba a Emmett, se un fuerte empujón.

-No debe tardar, ahora regresábamos a casa. Sharon tiene hambre y tengo que preparar su merienda-explico Rose, mientras tomaba a mi niña entre sus brazos y besaba sus mejillas.

-¿De modo que se acabo el campamento?-pregunte mirando a Thomas, quien estaba sobre la espalda de Emmett practicándole una especie de llave.

El niño aflojo la presa y en un rápido movimiento se coloco frente a mí.

-Se que fue mi idea, pero quiero ir con tío Emmett. Prometió que me haría una sala de lucha y ya esta lista-indico viendo con una sonrisa a mi infantil hermano.

-Si, y esta vez no me dejare vencer tan rápido-le gruño Emmett.

Suspire mientras pasaba una mano por mis cabellos. No podía dejar solo un minuto a Thomas con mi hermano, porque ya le enseñaba esa clase de cosas inadecuadas para su edad.


-Quien es el adulto Emmett?


-Tú eres el padre viejo y gruñón, yo el tío apuesto que consiente a sus sobrinos-mascullo elevando una de sus cejas.


-No soy viejo y tú…


A unos cuantos kilómetros, percibí la fragancia de mi ángel. Ella se aproximaba a gran velocidad. Y estaba contenta.

-Bien, será mejor que se apuren, hay demasiado viento y no quiero que Sharon se enferme.-mire a mi hijo-Pon en practica lo te enseñe-le dije guiñándole un ojo.


Thomas sonrió de forma burlona y miro a su tío.

-Te venceré en el tercer asalto-prometió con una sonrisa. Luego corrió a casa.

-¿Que les has enseñado Edward?, espero que no sea a hacer trampas-sugirió mi hermano cruzándose de brazos.


-Deja de ser tan infantil Emmett-lo regaño Rose

Inmediatamente, los tres salieron corriendo detrás de Thomas.


El viento sacudió mis cabellos e intensifico la dulce fragancia. En segundos mi cuerpo respondió, con una poderosa excitación, que casi nunca podía, ni quería controlar. 

Mi Bella, surgió de entre los espesos árboles que rodeaban el pequeño campamento. Se veía más hermosa que la última vez, a pesar de llevar una simple camiseta y unos gastados jeans. Ella esbozó la más sexys de las sonrisas y sus ojos apenas borgoñas brillaron incandescentes.

Le sonreí y una milésima de segundo la tuve entre mis brazos. No dijo nada, pero podía ver sus pensamientos, mientras la besaba con un hambre abrasadora y la apretaba contra mi cuerpo para sentir cada una de sus curvas.

“Te extrañe”-gritaba su mente

-Yo más-jadee antes de hundir mi boca en la curva de su cuello.

Aspire su dulce aroma, una y otra vez. En tanto ella palpaba mi espalda con círculos suaves y lentos. Actuábamos, como si no nos hubiéramos visto en años, en lugar del corto tiempo que me había ausentado. Era una fortuna que Emmett se hubiera largado, de lo contrario tendría de callar su bocaza por sus estúpidos pensamientos.

Continúe besándola, subiendo por su tersa piel, hasta encontrar su cálida boca. Jamás me hartaría de saborear esa cavidad y de quitarle el aliento. Era una suerte, no requerir de aire y poder ahondar más en la exploración.

“¿Donde están nuestros pequeños?”

Volví a sonreír, cuando finalmente cayó en la cuenta, que los niños no estaban a nuestro alrededor. Nos separamos unos milímetros y seguí su mirada.

-Sharon debía comer algo y además el clima, esta algo frío para ella. Thomas reto a Emmett a otra lucha.

Bella rodó los ojos.

-Emmett, es más niño que Thomas-dijo alejándose de mí para levantar algunos juguetes que había olvidado mi pequeña.

Inmediatamente la ayude y guardamos todo en un pequeño bolso. No me gustaba estar un segundo mas alejado de mi razón de vivir.

-¿Como te fue?¿Solucionaste las cosas? ¿Visitaste a Carlisle y Esme? ¿Alice todavía esta…

Tome su mano izquierda y entrelacé nuestros dedos, antes de llevarlos a mi boca y depositar un beso en sus nudillos.

-Bella… ¿puedes parar un minuto amor?

Ella suspiro y se acerco al cobijo de mis brazos.

-Lo siento…estoy nerviosa, no se lo que me pasa…-susurro mientras su estado de animo cambiaba de repente.

Pude leer su mente con facilidad. Extrañaba a su familia y a sus amigos. Quería volver a Forks, pero se sentía insegura con su autocontrol. La verdad, Bella lo había echo muy bien todo este tiempo y estaba seguro que su condición de neófito descontrolada pronto estaría superada.

Apreté su mano y la lleve a una de las tiendas de campaña, que había montado en medio del bosque.

-¿Qué haces, Edward Cullen?

-Voy a ponerte al tanto de estas últimas 55 horas y 48 minutos, que estuve sin verte-dije con tono despreocupado.


Sacudió su cabeza y chasqueo su lengua. Soltó mi mano.

-Son 56 y 48 minutos, señor Cullen-dijo cruzándose brazos aparentando estar ofendida.


Me reí y me deje caer de espaldas sobre el montón de mantas que había en el interior. Bella permaneció, un poco agachada en la entrada de la tienta, dispuesta a no entrar.


“¿Que hiciste esa hora?”-pensó entrecerrando sus ojos

-Esa hora no cuenta, anoche te vi por mi computadora, ¿no lo recuerdas?

-No es lo mismo

Me quede pensando en su respuesta y coincidí con ella de inmediato.


-Tienes razón-dije tomando su mano nuevamente. La jale sobre mi con un moviendo fugas.



Bella jadeo, pero no puso resistencia alguna. Deposite un inocente beso en su frente y le sonreí.


-Estas en lo cierto amor…no es lo mismo-susurre trazando círculos en su cintura baja.-No puedo comparar nada con tenerte de esta forma.


-Aun no has respondido a mis preguntas-murmuro con un leve suspiro


-¿No lo estoy haciendo? –pregunte introduciendo mi mano bajo su fina camiseta.

Su cálida piel, era lo más suave que mis manos podían acariciar. Mis dedos exploraron con calma, hasta encontrar el broche de su sostén. Lo abrí sin problema alguno y me enfoque en tocar su epidermis con ambas manos, de manera despreocupada. Por dentro, mi cuerpo comenzaba a calentarse y el fuego se concentraba entre mis muslos.

Bella apoyo su cabeza sobre mi pecho y cerro sus ojos. Comencé a divagar.

-Bien…por donde empiezo…tu padre esta muy bien. Un poco, inquieto y disgustado porque no puede verte. Pero lo tranquilice, afirmando que pronto lo visitarías y le darías una gran sorpresa.-ella se relajo un poco mas contra mi cuerpo- Mi familia, esta arreglando nuestra nueva casa, muy cerca de la suya. Esme y Alice trabajan sin parar en ese proyecto y antes que lo preguntes, la enana y dulce de mi hermana, no esta enojada contigo. Solo decepcionada por dejarte manipular. 


“¿manipular?”

-¡Eso no es cierto¡. Yo si quería casarme contigo y no me importo que haya sido con jeans y una camisetas, en las Vegas. Además yo…

-Lo se amor. –La detuve, mientras enrollaba uno de mis dedos en su sedosa cabellara-Por ello, te digo, que mi querida hermanita no es ninguna santa. Al final logro lo que se proponía y ya esta preparando todo.

Bella levanto apenas su cabeza para mirarme.


-Si, es lo que piensas. Alice ya esta organizando nuestra boda.

-Pero…pero no le he dicho nada aun, lo decidí ayer.-explico mi Bella frunciendo el ceño.

-Entonces ya tienes la respuesta. ¿Te olvidas del don de Alice?. Tomaste la decisión y mi hermanita, maniática de las fiestas, ya planea todo.

“menuda tramposa”, pensó Bella

-Mira el lado positivo. De esa forma puedo tenerte solo para mi, sin que tu cabeza este en tantos detalles.

Mi pequeño ángel me sonrío de forma picara.

“siempre me tienes para ti”, me comunico a través de su mente.


Mis dedos fueron al final de su camiseta y con un moviendo fluido se la quite por su cabeza. Su sostén se esfumo con ella en el proceso, gracias que sutilmente ya se lo había desabrochado.

-Mmm…aun no me haz contado nada de mis amigos-agrego con su hermosa voz, algo ronca.

-Hablamos luego cielo, ahora tengo otras cosas en cabeza-asegure tomando su boca.



POV: BELLA

En el momento que el calor de su boca se apodero de la mía, con esa hambre particular, me olvide todas mis preocupaciones. Lo único que quería, era que el me despojara de las prendas que me quedaban y sentir su suave piel contra mía, brindándome todo su calidez. Sin que nuestras bocas perdieran contacto, busque los botones de su camisa, en tanto sacudía mis pies para deshacerme de mis zapatos. Ambos, podríamos tomar la decisión de destrozar nuestra vestimenta. Pero era una mala idea, teniendo en cuenta que no podíamos volver a casa envueltos en una par de mantas.

Una vez, no muy lejana, nos habíamos dejado llegar de esta forma, y fue totalmente vergonzoso que nos topáramos con Emmett y Rosalie, mientras ellos cazaban. Aun me sentía incomoda con sus estúpidas indirectas. Sin embargo, Edward, era el que se llevaba la peor parte de sus comentarios “graciosos”.

“Eso te pasa por llevar un siglo de celibato”-le había gritado la ultima vez antes de echarse a correr por toda la casa de los Denali, para que Edward no lo alcanzara.


-No me recuerdes-gruño mi esposo contra mi cuello.

Ya había logrado quitarle su camisa y ahora buscaba apartar de mi camino, el molesto cinturón de sus pantalones. Apenas logre la fastidiosa tarea de abrirlo y el se aparto, despojándome de su calor y caricias. Puso manos a las obras y abrió mis jeans.

-Odio hacer esto, no lo soporto-gruño impaciente jalando mi pantalón por mis piernas.

Reí ante su desesperación

-No volveré a andar desnuda por el bosque-le aclare estirando mis manos.

-Te ves hermosa sin nada cubriendo, este maravilloso cuerpo-aseguro paseando su oscurecida mirada sobre mi.

Daria cualquier cosa, porque el nunca me privara de esa mirada.

-Ven aquí-exigí al borde de perder la razón.

Edward sonrío y volvió a abrigarme con su calor corporal. Beso mi mandíbula, con sus adictivos labios, al tiempo que acariciaba mi pierna, hasta llegar a mi cadera. Tomo mis bragas azules.

-No la necesitaras-gimió contra mi oído. A continuación tiro de ellas, dejando solo una pequeña tela inservible.

Ya no llevaba nada puesto, mientras que el, además de su camisa, solo se había despojado de sus zapatos y calcetines.

-No es justo-dije haciendo un falso puchero. Mis ojos fueron a su entre pierna.

Edward pasó las palmas de sus manos por mis piernas con suavidad

-La vida no es justa amor-se burlo colocándose entre mis piernas. Separo mis temblorosas rodillas y concentró su atención en mi centro.

La forma en que me miraba, hubiera hecho que me sonrojara de la vergüenza, si aun fuera humana. Lo que no podía parar era mi libido que aumentaba a cada segundo, con cada uno de sus movimientos sorpresas. Sabía lo que venia a continuación, por la forma en que me miraba. Estaba completamente, expuesta y vulnerable, pero no me importaba.

-Tengo hambre-hablo con su voz rasposa mientras se inclinaba de forma lenta y algo perezosa.-Mucha hambre-susurro contra mi núcleo llenándolo del frescor de su aliento.

Mis ojos se cerraron cuando Edward tomo mis caderas y acerco sus labios contra los míos. Su lengua, fue la encargada de desencadenar la locura en mi cuerpo. Todo el fuego se concentró entre mis muslos, en tanto mis manos se acercaban ese lugar para darle más acceso. El se a parto solo unos centímetros y separe los pliegues de mi sexo, para que explorara a su antojo. Con el segundo contacto de su boca, grite sin poder evitarlo y mis dedos buscaron sostén en sus cabellos. 

Edward me llevo al limite infinidad de veces, luego retrocedía haciéndome perder la cabeza. Mis caderas y su boca alcanzaron la sincronía perfecta en cada movimiento. Éramos una sola persona o por lo menos nuestros cuerpos actuaban de esa forma. 

-Por favor…-logre articular, cuando mi cuerpo exploto en infinidad de sensaciones por varios minutos.

Con mis ojos entrecerrados, lo vi incorporarse sumamente satisfecho de su labor. Se quieto de una sola vez todas sus prendas y volvió a mi lado. Mi cuerpo lo recibió con facilidad, a pesar de su tamaño y la prisa por atender sus propias necesidades. Encajábamos a la perfección y volvimos a retomar un ritmo constante, mientras volvía a besarme profundamente.

-Te extrañe-me recordó por segunda vez, en tanto lamia mi cuello degustando el sabor de mi piel.

Sus dientes arañaron mi piel, hasta llegar a uno de mis endurecidos pezones. Lo vi jugar con el. Lamerlo, morderlo hasta prenderse de forma desesperada. Me incitaba a conciencia, hasta que en una suplica silenciosa le rogaba que me saciara. Dentro de mí, sentí como su pene se hinchaba aun mas, llenándome completamente. Lo percibía en cada partícula de mi cuerpo, en cada tramo de mi piel. Pronto las embestidas se tornaron salvajes y más profundas, si aun eso fuera posible.

-Edward…-gemí clavando mis uñas en su espalda. Mis caderas empujaron mas contra las suyas, hasta que empecé a convulsionar en unas olas de placer, que parecían no tener fin.

Mordí su hombro cuando lo sentí alcanzar su propia liberación. Luego lamí su piel y hundí mi cara en la depresión de su cuello, para recuperar el aliento.

-Se te ha hecho una acostumbrar morderme-rió llevándome con el mientras se dejaba caer sobre su amplia espalda.

Sonreí contra su pecho sumamente satisfecha.

-También tenía hambre-me burle

-No más que yo-aseguro cubriendo mi cuerpo con una fina manta.

Permanecimos en silencio concentrándonos en recuperar el control. Control que seguro de iba a escapar pronto, por la forma en que sentía crecer su sexo dentro del mío. A estas alturas, no lograba entender como teníamos tanta energía. Edward podía darme placer por largas horas. Cumplía cada una de mis demandas y me llevaba a niveles impensables de éxtasis.

-Aun tengo hambre-gruño apretando una de mis nalgas bajo la manta.

Me estremecí, pero ignore la sensación por unos minutos.

-Todavía no me has contado de Nessie y Jacob. Y no abra postre si no me lo dices-lo rete clavando mis ojos en los suyos.

-¿No?-pregunto con esa sonrisa queme trastornaba

“¿porque podía ser tan sexy y tan buen amante?”

Edward levanto una ceja sumamente satisfecho.

“no leas mi mente”

Negué con mi cabeza, no muy convencida

El sonrió y coloco ambos manos en mi trasero. Su cadera de movió perezosamente contra la mía. Sin poder evitarlo gemí y sentí como la excitación retornaba en mi cuerpo. Volvía a humedecerme y mis pezones me dolían. Al parecer, esa parte de mi nueva naturaleza de vampiro tardaría en controlarla.

-Por favor Edward cuéntame…-dije utilizando el arma Alice.

-No deberías pasar tanto tiempo con mi hermanita-gruño con una mueca

-Entonces…?

-¿Quieres la versión corta o la versión larga?-pregunto de forma despreocupada. Sus manos, trazaban círculos en mis nalgas, lo que me costaba para enfocarme en la charla.

-La…la corta-pedí esquivando su mirada

“Genial ahora no podía decir algo coherente”

-Bien-río y luego intento ponerse serio-Jacob es un tarado y vas a ser tía-dijo encogiéndose de hombros.

Me disgusto que hablara de esa forma de mi amigo.

“¿tía?”

-¿Que?

-¿Me harás decir la versión larga amor?

Seguía confundida

-Edward… suspiro.

-Bien…Renesmee esta embarazada y sigue confundida con lo se de ser hija de una pareja de vampiros. Tiene miedo que Jacob no la quiera y que solo este con ella, por el bebe. Jacob quería darle algo de espacio, pero lo único que conseguía era volverlos idiotas y miserables a los dos. Tuve que intervenir y decirle al chucho que su imprimación iba a tener un cachorrito.

-¡Edward¡


-Perdón, un bebe…Al final Jacob dejo de ser tan…-suspiro otra vez-bueno están juntos ahora, es lo que importa ¿no?

-Voy a ser tía…-murmure para mi misma

-¿Estas contenta?

No respondí. En lugar de eso pegue un grito que se escucho por todo el bosque. Edward, dio un respingo y luego comenzó a reír conmigo.

-Claro que estas contenta.

-¡Muy contenta¡-grite abrazándolo

Me sentía feliz por mi amigos y ese pequeño que venia en camino los iba a unir aun mas de lo que estaban. Nessie era algo testaruda, pero Jacob tenía mucha paciencia con ella.

-Bueno estar separado de ti por dos días, tuvo su recompensa. Me encanta esa sonrisa en tu rostro.

-Y a mi me fascinas tu-dije dándole un sonoro beso en sus labios.-Gracias mi amor por hacer esto por mi.

Edward tomo mi rostro entre sus manos y profundizo más lo que había empezado. Suspire contra su boca, el tiempo que otra vez, volvíamos a rodar. Se sentía muy bien el peso de su cuerpo sobre el mío. Me abrigaba de mil formas diferentes. No podía haber hombre más hermoso que el, tanto por fuera y por dentro.

-Te amo Isabella Marie Swan, eres el tesoro más grande que podría tener. Cada día, año, década que pase en solitario, valió la pena para poder hallar la luz de mi vida-susurro en tanto sus caderas comenzaban a moverse contra las mías.

Gemí abrumada por todas esas sensaciones y correspondí a sus movimientos de manera refleja.

-Tú eres la luz de mis ojos. Volviste a iluminar mi vida Edward Anthony Cullen-susurre en un hilo de voz, presa de la emoción del momento. No podía ser más feliz.

Mi esposo sonrío y volvió a unir nuestros labios de forma pausada y tierna. Disfrutaba que me besara de esa manera, amaba sentir la textura de su lengua y como iniciábamos un lento y apasionado baile. Sus labios cincelados aprisionaban los míos rozándolos con lentitud. Nuestros cuerpos nuevamente reaccionaban presa del inmenso amor y la pasión que nos unía. Pero esta vez, era distinto. Haríamos el amor de forma lenta y pausada, por largas horas. 

Thomas y Sharon, estaban al cuidado de sus tíos y mis hijos los adoraban, de manera que podían pasar un tiempo sin sus consentidores padres. Por un momento no creí poder vivir todo esto. Gozar de una hermosa familia y tener un hombre que me amara con todo su corazón. Lo mejor de todo, es que nuestro amor no tiene fecha de caducidad. No envejeceríamos y no vería a Edward morir. Thomas siempre seria un niño y necesitaría de una mama toda su vida. En cuanto a Sharon, por momentos me sentía triste, ya que ella si avanzaría. La veríamos crecer y envejecer. No me gustaba pensar en ello, egoístamente guardaba la esperanza en que en un futuro se uniera a nosotros. Quizás cuando tuviera su propia familia y encontrara a su verdadero amor, podría tomar esa compleja decisión. No lo sabía… pero lo que si tenía certeza, era que me ocuparía de que fuera la niña más feliz que pudiera existir, al igual que su hermano.

“Quiero unas vacaciones familiares”-pensé

-Al lugar que desees amor. Tu y esos niños, son lo más importante para mi-susurro, en tanto su lengua se enredaba con la mía en húmedas carias.

Lo más importantes…me había arrebatado mis propias palabras

“Te amo Edward”


Fin

 

 

Capítulo 19: Aprender a aceptarme

 
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