a traves de tus ojos

Autor: darydeth
Género: + 18
Fecha Creación: 26/05/2011
Fecha Actualización: 03/01/2013
Finalizado: SI
Votos: 17
Comentarios: 17
Visitas: 45276
Capítulos: 20

 

Después de un terrible accidente, el mundo de Isabella Swan y todo lo que la rodea se convierte en una terrible oscuridad. Ella tendrá que aprender a ver el mundo de otra manera y lo lograra de la mano de un misterioso joven el cual guarda muchos secretos

 

 

 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 18: Pensamientos

muchas gracias x sus comentarios, la historia ya esta llegand a su fin y espero no perderme de nuevo por tanto tiempo y tenido algunas complicaciones besos :* 

 

Capitulo 18 : Pensamientos

POV: Bella

Mis ojos estaban cerrados. Amaba oír el dulce sonido de su voz y el parecía saberlo a la perfección, porque no dejaba de cantar para mi o recitarme algunos de sus poemas preferidos. El era tan especial y romántico, que era increíble que existiera un hombre tan maravilloso como el. ¿Quien en sus cinco sentidos no podría amar a un hombre como Edward Cullen? No solo había comprobado que era hermoso por fuera como lo era por dentro, también sabía cuanto me amaba y me preguntaba por que había sido tan afortunada de estar a su lado.

-Eres lo más bello que he tenido jamás, Bella-me susurro contra mi cabello.

“¿Yo?, el estaba equivocado. La que había ganado el premio mayor era yo al tenerlo junto a mi”

Su risa sonó en el cuarto, mientras sus brazos me aferraban con fuerza a su cuerpo. Aun estábamos desnudos y nuestra piel continuaba rozándose con cada movimiento. Me estremecía de placer estar de esta forma. Aun me apenaba, pero la vergüenza poco a poco se esfumaba cuando el me acariciaba y me susurraba lo hermosa que era.

Si yo era hermosa el era todo un adonis, que iluminaba mi mundo.

-¿De que te ríes?-pregunte, y abrí mis ojos para ver su rostro.

Tenía una mirada divertida como si hubiera sido descubierto por algo. Me observo atentamente y me cohibí por la intensidad de su mirada. Escondí mi rostro sobre su pecho y respire profundamente, mientras acariciaba su sedoso cabello. Sus dedos trazaron círculos en mi espalda, logrando que me relajara. No se como lo hacia, pero el siempre lograba calmarme y conocía como y cuando necesitaba algunos de sus toques mágicos.

“El dijo que ellos te confundirían con mentiras. Tienen poderes y juegan con la mente…hay uno que lee los pensamientos, seguro el hizo que te enamoraras de el”

Las palabras de Thomas llegaron como un balde de agua fría. Edward se tenso y detuvo su mano en mi espalda, pero solo me abrazo con más fuerza.

“Hay uno que lee los pensamientos, seguro el hizo que te enamoraras de el”

Un escalofrío me recorrió por completo y me vi envuelta en una extraña sensación.

-Eso no es verdad, no puedo hacer que te enamores de mí. Fue algo que sucedió, mi amor-dijo con un tono tranquilo.

-Lees…¿sabes lo que pienso?-pregunte confundida

-Si

-¿Me engañaste?

-Lo oculte

-¿No es lo mismo?

-No quise que te sintieras incomoda a mi lado. Todos suelen actuar de manera extraña cuando saben de mi don, incluso a mi familia le costo mucho adaptarse a mi.

-¿Te estas justificando?-pregunte separándome de su pecho para mirarlo a los ojos.

“Oh dios mío…”
De pronto las últimas horas se hicieron presentes. Me había echo sentir cada fibra nerviosa de mi cuerpo. Cumplió cada una de mis fantasías y me toco de todas las forma en que mi mente le gritaba que lo hiciera. ¿Como había sido tan idiota y no darme cuenta?. Si aun pudieran hacerlo, mis mejillas estarían de un rojo profundo por la vergüenza. Sin embargo, mi cuerpo comenzaba acalorarse al recordar el maratón de sexo fabuloso de las últimas.
¿Hace cuanto que estábamos en la cama?

-Seis horas-susurro tranquilo

“mierda”

-No hables, deja de hacer eso-gemí ofuscada escondiendo mi rostro en su pecho.

Tenia que alegarme de el. Pero en cuento pensé en eso, el me rodeo con mas fuerza. Podía haberlo derribado, pero no lo lastimaría. Además estaba tan ofuscada que apenas pude empujarlo y tomar las sabanas para cubrir mi cuerpo y mi cabeza en el proceso.

“Trágame tierra”

-Bella…amor…no tienes que apenarte. Todo lo que sucede entre nosotros en normal, nos amamos y no solo con el cuerpo, también el nuestros pensamientos.

Ahora odiaba esos pensamientos. De solo evocarlos el trauma era peor.

“OH si Edward”, “ahí si…si mas abajo” “este hombre va a volverme loca, no su lengua va a volverme loca” “Mmm…mas fuerte…si” “tócame ahí”

¡Basta Bella te esta escuchando!, deja de pensar en esas cosas-me reprendí cubriendo mi cabeza con mas fervor. Quería desaparecer en estos momentos.
Edward me abrazo y aparto con facilidad la sabana. Tenía mis parpados cerrados y no quería mirarlo a la cara.

-Amo complacerte y cumplir cada uno de tus deseos, no debes avergonzarte por ello.-continuo probando razonar algo imposible.

-Es fácil decirlo cuando eres tu el que leo los pensamientos-farfullé intentando que se despegara de mi cuerpo. No quería que mi imaginación volara otra vez y continuara abochornándome con mi mente lujuriosa.

-Me encanta tu piel y la forma en que te estremeces cuando te toco. Tu olor me vuelve loco y con solo utilizar ese sentido me excito en segundos-me susurró al oído.

¿Que estaba haciendo?. ¿Quería volverme loca?

-Pero lamerte no tiene comparación a nada. Tu piel tiene un sabor único y particular. La rugosidad de tus pezones, bajo mi lengua es la sensación más excitante que he probado. Y tu intimidad es tan dulce, que podría vivir solo para acariciar con mi lengua esa parte tan sensible, en tus piernas- continuas con su voz un tanto mas ronca.

Si pretendía calmarme con ese erótico discurso, fue todo lo contrario. Ya comenzaba a humedecerme otra vez y el hecho de tenerlo tan cerca me trastornaba. Su erección creció rápidamente y choco contra mi trasero. Contuve la respiración, aun cuando no lo necesitaba.

-¿Que…que haces?

-Comparto mis pensamientos contigo, lo que siento por ti-dijo con suavidad mientras sus manos comenzaban inspeccionar mi anatomía.

Detuve sus manos e intente aclarar mi mente.

-Te deseo Bella, y a pesar de haberte hecho el amor por horas, no puedo satisfacer el hambre en mí. Quiero amarte eternamente y demostrarte que eres mi vida entera y no puede haber hombre mas feliz que yo en estos momentos. Eres el mayor tesoro que pude hallar. Soy inmensamente rico.

Sus palabras me desarmaron y aplacaron un poco la cantidad de emociones que sentía en el momento. Estaba enojada con el, por haberme ocultado que sabia cada uno de mis pensamientos, me sentía traicionada y desnuda en mil formas diferentes. Pero la pasión y el amor dentro de mí, eran más fuerte que cualquier otro sentimiento.

Me gire entre sus brazos y rodee su cuello de forma posesiva, antes de unir nuestras bocas. Quería que dejara de decir esas cosas maravillosas y experimentar con hechos cuanto me amaba. Nuestras lenguas se acariciaron, como lo habían echo infinidad de veces. Ya se conocían desde tiempo y bailaban con fluidez, trasmitiendo todo el amor que sentíamos el uno por el otro. Amaba y amaría a Edward con toda el alma.

-No quise mentirte nunca-murmuro contra mis labios- Solo quiero que sepas que me gustaba ser normal contigo Bella y cada pensamiento tuyo nunca te ha echo ver mal frente a mis ojos. Eres el ser mas noble y puro que he encontrado. Disfruto el saber cuanto me amas y lucho cada día por retribuirte aunque sea una parte de ese amor. Vivo para ti Bella.

Como podía estar enojada con todo lo que el hacia y significaba para mi. No, no quería enfadarme con Edward Cullen. El solo hacia que me enamorara mas de el a cada segundo.

Como siempre su sonrisa torcida apareció en su rostro y me derritió al instante.

-Te amo y aunque este molesta, no logro enfadarme lo suficiente contigo-dije haciendo mueca

-Lo siento, que puedo hacer para redimirme?

-Te pediría que dejaras de leer mi mente, pero no se si puedes controlar ese don tan particular.

-Lamentablemente no es algo que se desenchufa cariño y no sabes cuanto me agradaría que fuera así.

-¿Si como no?, no me engañas, te gusta saber que hay en mi mente y sacar ventaja-le acuse al meditar en mis lujuriosos pensamientos y como el se esmeraba en complacerme

Por un momento sonrío satisfecho, pero luego hizo una mueca.

-Te aseguro que no es nada saludable estar en la mente de algunas personas. Emmett la mitad de su tiempo piensa en sexo frenético con Rosalie. Alice me tortura con miles de imágenes mentales de nuevos atuendos para mí, Jasper me confunde con el revoltijo de emociones que experimenta cada tanto. Tu amigo Jacob, es muy grafico en lo que se refiere a su impronta. La mayor parte del tiempo se la imagina desnuda y el no controla sus hormonas-dijo irritado.

-Viéndolo desde ese punto de vista, no suena muy bien.

El suspiro y se encogió de hombros.

-La mayoría de las veces intento acallar las voces y controlar mi entorno. Con el tiempo puedo silenciar casi la totalidad de las mentes, pero es algo que no funciona siempre.

-Lo siento-susurre acariciando su mejilla.

-No lo hagas mi amor, solo contigo estoy en paz-aseguro besando mis nudillos.

Eso me reconfortaba. No me gustaba que se sintiera así en ningún momento. El no se merecía pasar por eso.

-Pero es útil muchas veces. Por ejemplo, me gusta saber que Thomas te quiere mucho y te ha protegido este tiempo. El te ve como su familia y quiere que cuides de su pequeña hermana y de él como una madre amorosa y comprensiva.

-Quiero a Thomas y se cuanto ama a su hermana. Es un niño muy dulce, valiente, que solo quiere ser feliz. Pero no se si pueda cumplir con sus expectativas. Me dolería no ser capaz de controlarme y dañar a Sharon. Todo es muy nuevo para mi Edward.

-Lo se amor, pero tienes que estar tranquila. Yo te cuidare y no permitiré que hagas nada de lo que arrepientas luego. Se que deseas estar con ellos y cumplir la promesa del pequeño.

-Quiero que tenga su familia Edward. El ha sufrido mucho.

-La tendrá amor, yo me ocupare de eso. Juntos lo haremos y todo saldrá muy bien, ya lo veras.

Deseaba que fuera así y poder cumplir con lo pactado.

¿Seria una buena madre?

-Serás la mejor, Bella. La más dulce y dedicada.

-No puedo tener bebes. Se que mi nueva condición no me lo permite, pero hablo de antes de mi transformación. Nunca seria madre.

-Ya lo sabía y no quiero que pienses en ello.

-Pensé que me quedaría sola por eso. ¿Que clase de hombre amaría a una ciega inútil y a una mujer que no le pudiera dar un hijo?-pregunte con tristeza

-Un verdadero idiota. Alguien que no merecía tu amor. No debes estar triste Bella, yo soy el hombre para ti y no me han importado esos detalles para amarte como te amo.

-Te hubieras cansado tarde o temprano.-asegure mirándolo a los ojos.

-Eso nunca. Si no hubieras recuperado tus ojos, igual permanecería siempre a tu lado.-suspiro y beso apoyo su frente sobre la mía- En un principio, pensé en hacer lo correcto. Cuidarte hasta que me lo permitieras y luego morir a tu lado. Pero unos años contigo no son suficientes amor y tarde o temprano te hubiera transformado aun con tus ojos apagados. Siempre me has iluminado y no me importaría que vieras a través de mí por toda la eternidad. Yo querría ser tus ojos para siempre.

-Tú fuiste mis ojos Edward. Aun en la oscuridad, contigo aprendí una nueva forma de ver la vida. A través de tus ojos, me hiciste amar la vida y querer tener esperanzas.

-Te amo Bella-dijo abrazándome.

-Y yo a ti-susurre aspirando el aroma de su piel.

Sentí sus protectores y posesivos brazos a mí alrededor unos minutos más. Podría pasar la eternidad en esa cama, junto al hombre que amaba, sin mirar atrás. No me importaba el ardor en mi garganta, ni lo que nos rodeaba. Deseaba portarme de forma egoísta y olvidarme de todo para desaparecer con el. Sin embargo, no era egoísta o todavía no había perdido la cordura por completo. Sabía que había otras personas que aguardaban por mí y también me amaban.
Thomas y Sharon.

Luego, cuando tuvimos que atender a nuestra nueva adquisición familiar, nos duchamos nuevamente y salimos al encuentro de los pequeños niños. La sorpresa llego a mí cuando me detuve un momento en la sala y vi a una Rosalie completamente desconocida para mí. Ella sonreía y jugaba con la pequeña Sharon, mientras la alimentaba. Sabia de sus instintos de madre frustrados, pero no me imaginaba que pudiera utilizarlos en una pequeña humana. Thomas se giro rápidamente hacia nosotros y no fue difícil, ver el alivio en sus ojos dorados. Me sonrío con timidez.

-Te ha echado de menos-susurro Edward, logrando que otra vez me sintiera un poco incomoda con su habilidad.

Ignore mi paranoia y me enfoque en el niño vampiro.
-¿Todo es orden?-pregunte al tiempo que correspondía su sonrisa.

El se aproximo a nosotros con cautela. Nos sentamos cerca de la cocina, para que pudiera seguir contemplando a su hermana.

-Si, el vampiro enorme, me llevo de caza. No quería dejar sola a Sharon, pero Rosalie dijo que tú necesitabas descansar y que ella la cuidaría. A mi hermanita, parece gustarle, sobre todo cuando le trajo su mamadera. Así que me pareció bien ir a alimentarme. ¿Estas bien no es cierto?

-Claro que si Thomas, ya te dije que puedes confiar en todos ellos. Y el vampiro enorme se llama Emmett.

El asintió y luego miro a Edward.

Me aclare la garganta, mientras entrelazaba los dedos con el hombre que mas amaba.

-El es Edward. ¿Recuerdas que te hable de el?

El asintió y continúo observándolo con timidez.

-Soy el compañero de Bella. Me agrada saber que fuiste muy valiente y la cuidaste por mí. Eso es algo que nunca voy a olvidar Thomas.

-¿No te enoja que quiera quedarme con Bella? ¿Podemos quedarnos con ella?

-Claro que puedes quedarte con Bella. Pero también me gustaría que fuéramos amigos ¿Quieres?

-Si, si quiero ser tu amigo-sonrío mas relajado

-Seremos una familia-aclare acariciando los sedosos cabellos del pequeño.

-Por supuesto- afirmo Edward para que Thomas supiera que el estaba de acuerdo y lo aceptaba como yo.

Esa tarde fue muy reconfortante y me ayudo a liberarme de algunos miedos en mi interior. Pude estar con Thomas y su pequeña hermana, sin ese pánico que estaba segura me dominaría. Edward, era mi sostén y el entendía que era complicado y difícil, pero cada vez que me sentía caer, el estaba ahí para darme ánimos y apoyarme. Aun podía sentir el llamado de la sangre por parte de Sharon, pero el amor que crecía en mí por la niña, se imponía a cualquier impulso que me llevaría a lastimarla.

Sabía que todo esto era nuevo para mí. Pero estaba decidida a hacer las cosas lo mejor posible. Ya había hablado con Edward, para pasar una temporada aquí con los Denali, hasta poder adaptarme a mi nueva condición. Lo mejor seria que Thomas y Sharon estuvieran en la casa de los Cullen, bajo su cuidado. Sabia que eso no era lo que quería el pequeño, pero cuando lo habláramos y el supiera que era lo mejor para Sharon, seguro lo entendería. El podría venir a visitarnos cuando quisiera y nosotros también lo haríamos con más regularidad a medida que la sed fuera más controlada.

Al atardecer, fuimos por los alrededores de caza. Mi garganta había vuelto a molestarme de forma dolorosa y el fuego no parecía aplacarse con nada. Capture un par de siervos y Edward me sonría por lo bien que aprendía y como había asimilado las técnicas de Thomas. Se sentía muy bien compartir la caza y saber que ahora teníamos tanto en común.

-Edward ¿volvemos a casa?- pregunte por segunda vez. En el último minuto había estado atento a los alrededores.

-Ya no tienes sed, amor?

Suspire pensando en eso. Mi garganta ardía, pero estaba segura que no me entraría más de ese líquido rojizo en interior. El había mencionado que con el tiempo calmaría esa molestia y tolo seria algo leve y llevadero. Además que aun estaba tensa y nerviosa por todo lo acontecido.

-Creo que no. ¿Que sucede?

-El lobo tendrá problemas. Mary acaba de decirle toda la verdad a Renesmee. Ella esta enfadada con Jacob y muy asustada por lo que acaba de descubrir.

Pobre Ness. Quería estar con mi amiga y apoyarla en un momento tan cumplido y difícil. Jacob no debió ocultar algo así. A veces mi amigo se comportaba de forma paranoica y demasiado sobre protectora con ella.

-¿Donde esta?. Creo que es mejor que hable con ella-dije escrutando los alrededores.

El viento cambio de rumbo trayendo una mezcla de olores. Uno en particular capto mi atención. Era el mas dulce que había sentido y mi garganta ardió el triple en ese instante. Todos mis nuevos sentidos se activaron y mi cuerpo se dejo dominar por ellos de manera muy fácil. Corrí hacia el sur con todas mis fuerzas. Edward intento detenerme, pero fue muy fácil continuar y sobrepasarlo. Mis piernas prácticamente se deslizaban por el suelo y ese aroma se acercaba cada vez más

A lo lejos, podía escuchar la voz de alarma de Edward. El no quiera que me alejara de su lado y exigía que me detuviera. Silencie su voz y fije mi objetivo, saciaría este ardor y nadie se cruzaría en mi camino.

 

Capítulo 17: Ámame Capítulo 19: Aprender a aceptarme

 
14443773 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10760 usuarios