CAPITULO 20: Pov Bella:
Paseo con Lizzy y Tony
El tiempo siguió su marcha, estábamos a principio del mes de noviembre, hacia un mes que había cumplido cuatro largos años desde que me separaron de Edward y dos meses desde mi cumpleaños numero 19. No busque a Edward al cumplir la mayoría de edad como me lo había prometido, por que me entere por mi amiga Angie que… él estaba felizmente casado con una tal Lilliam Granger, la mejor amiga de su prima Tanya. Ese mismo día les hice prometer a ella y a Ben que si se llegaran a encontrar con Edward o con alguno de sus hermanos no les fueran a decir que Edward y yo tenemos dos preciosos hijos. No lo hacia en mal plan o por que estaba celosa. Pero conozco a Edward como cada centímetros de piel de nuestros hijos y se que él seria capaz de sacrificar su felicidad por la nuestra y eso no lo puedo permitir. No niego que aún me duele su traición, pero estoy muy feliz de que haya encontrado la felicidad aunque sea lejos de mí. Por que cuando uno ama a alguien su felicidad está muy por encima de la tuya.
Mis hijos estaban hermosos. Elizabeth es toda una princesita, su cabello broncíneo cae en suaves rizos hasta la mitad de su espalda, no soporta la idea de cortárselos, por supuesto Alice, Rosalie y mi Bubú la apoyan. Ethan en cambio tiene el cabello rebelde como su padre salvo que es de color castaño medio, con corte de pinchos (así lo llama él) hace el mismo gesto que Edward cuando esta nervioso, se pasa repetidas veces la mano por el cabello logrando desordenárselo más, si es que eso es posible, se aprieta el puente de la nariz cuando esta muy enojado.
En la Universidad me va estupendamente, soy la primera en mi clase, los profesores dan muy buena referencia de mí. De mi grupo de amigos solo quedamos Sarah, Caled y yo. Son los que se reúsan a alejarse de nosotras, Joselyn y Nick ganaron una beca y se fueron a culminar sus estudios en Inglaterra, nos comunicamos por correos electrónicos o video llamadas. Los padres de Chase fallecieron hace un año y tuvo que mudarse a Miami para hacerse cargo de los negocios familiares, obviamente Kira al ser su esposa se fue con él, desde entonces no nos hemos vuelto a comunicar. En lo referente a mi vida personal, en estos dos años Jacob Black no ha dejado de insistirme, todos los días me envía flores, joyas y no se que cuantas cosas más, tanto para mí como para mis hijos, aunque a ninguno de los dos le caiga muy bien que digamos, siempre se las devuelvo con el mismo repartidor. Mi padre no hace más que darle alas, lo llama mi futuro yerno, ja como si eso fuera a ocurrir, solo soy de un hombre y ese tiene nombre y apellido, Edward Anthony Cullen Masen el padre de mis hijos. Le he dejado muy en claro a Jacob que no estoy interesada en mantener ninguna relación con él.
Me encontraba acostada en mi cama, era muy temprano todavía, apenas se podía ver un pequeño rayo de luz que se filtraba por mi ventana. Ya no tenía nada de sueño, pero tenía pereza de levantarme. Hoy no iría a la Universidad, por lo que podía llevar a mis bebés a donde ellos quisieran. Escuche como mi puerta era abierta muy suavemente, me quede inmóvil esperando para ver cual de mis hijos era. El colchón se medio hundió bajo su peso.
— Mami. —susurro mi gatita con su vocecita de soprano—. Mami. —no abrí mis ojos, ni mucho menos me moví, deje que ella se situara frente a mí.
— Te atrape. —dije tomándola en mis brazos en un rápido movimiento y con otro la metí bajo las mantas. Me deleite con el sonido de su risa, la cual es como un repique agudo de campanitas.
— Penche que momias mami. —susurro sonrojándose. Solté unas risitas.
— Claro que no. Solo pensaba en Ethan y en ti, bebé. —dije besando su frente, luego sus mejillas sonrojadas—. ¿Qué quieres hacer hoy? —frunció su pequeño ceño y se hundió en sus pensamientos. Hacia el mismo gesto que yo al pensar. No pude evitarlo y bese su frente.
— Me utadia pome un elao. —murmuro muy seria. Estaba sumamente concentrada—. Uego a chine. —me reí por como lo decía, era tan mona.
— Gatita. —murmure sonriendo, ella me miro fijamente—. Se dice “Me gustaría comer un helado, luego ir al cine”
— Eno, me utadia pome un elao, uego al chine. —susurro ruborizándose. Dios cuanto amaba a mi bebé. Ella y Tony son mi vida, la razón de mi existencia.
— Bien princesa. —bese su pequeña nariz—. Te gustaría ir con Tony y conmigo al zoológico.
— TI. —grito con gran entusiasmo.
— Mami. —susurro Tony desde el umbral de la puerta tallándose sus bellos ojitos verdes esmeralda como su padre.
— Si, mi amor. —murmure abriendo mis brazos, él no dudo en correr a ellos. Lo monte en la cama recostándolo a un lado de mi gatita, quede justo encima de los dos.
— ¿No as a la Unovesidad mami? —pregunto con una sonrisa torcida.
— Sonríes igual que tú padre. —dije sin pensar, me arrepentí al instante de haberlo dicho. El brillo que ambos tenían hasta hace un momento desapareció y fue reemplazado por la tristeza.
— Papi unca a enid. —susurro mi gatita con lágrimas en los ojos las cuales borre con mis besos, tanto de ella como las de Tony.
— Ethan, Elizabeth. —dije sentándome en la cama y colocándolos a ellos en mis piernas, me miraban con las mejillas llenas de lágrimas—. Edward va a venir. No se cuando. Pero les prometo que lo van a conocer. —el corazón se me partía en millones de pedacitos al mentirles de esta manera. Pero como podía decirle que su padre esta casado con otra y seguramente con más hijos. No, no puedo decirles eso.
— ¿De veda mami? —pregunto Tony con expresión seria.
— Si, bebé. —bese su cabecita luego la de mi gatita y los estreche contra mi pecho—. ¿Quién se quiere bañar conmigo en el jacuzzi? —sonreí cambiando de tema. Nunca me había gustado ver triste a mis hijos.
— YOOOOOOOOOO. —gritaron los dos al mismo tiempo. Se levantaron de mis piernas saltando en la cama de inmediato. Sonreí por lo hermosa y tierna que es la escena y por que la risa de mis bebés es contagiosa. Los rizos broncíneos de mi niña revoloteaban a su alrededor, cada vez que daba un salto. Se ve tan hermosa con su pijamita rosa de seda con el logo de las princesas en la parte del frente. Tony no se queda atrás, es ver a Edward pero con cabello castaño medio y en miniatura. De seguro va a ser todo un rompecorazones al llegar a la adolescencia. Se ve tan hermoso siendo tan sobreprotector con su hermanita no la deja acercarse mucho a la orilla de la cama.
— Tengan cuidado. —les dije colocándome de pie y caminando a mi cuarto de baño.
— TI MAMI. —gritaron al mismo tiempo luego comenzaron a reír nuevamente. “Hay Edward no sabes lo que te estas perdiendo” Pensé un poco afligida. “Pero me alegro que seas feliz” Pensé con una sonrisa triste en mis labios. “Aunque no sea a mi lado y el de nuestro hijos” complete mi pensamiento. Al llegar al jacuzzi lo puse a llenar, le coloque esencia de Rosa y Vainilla, también espuma. Mire preocupada la puerta del baño, no escuchaba la hermosa risa de mis niños, regrese a pasos apresurados al cuarto, al salir por la puerta me relaje. Ellos estaban sentados en medio de mi cama de espaldas a mí, sus cabecitas estaban juntas, me pareció escuchar que hablaban entre ellos, pude observar que miraban fijamente algo… pero desde esta distancia no logre distinguir que era. Camine en silencio hasta llegar a un lado de la cama.
— ¿Qué miran? —pregunte tomándolos por su pequeña cintura y atrayéndolos hacia mi pecho.
— Me achutaste mami. —murmuro mi gatita enojada con el ceño fruncido.
— Lo siento bebé. —me disculpe dándole un besito en la frente.
— Mida mami es papi. —murmuro Tony mostrándome la foto de Edward que guardo en mi mesita de noche. Asentí tragando el nudo de mi garganta.
— Si amor es papi. —susurre intentando sonreír pero solo logre una mueca. Mi gatita sonrió volteándose para quedar de frente a mí, enredo sus pequeños bracitos en mi cuello.
— Es muy dapo mami. —susurro en mi oído. No pude contenerme y solté unas cuantas risitas.
— Si princesa… tú papi es muy guapo. —la mire sonriendo. No podía decirle que tiene un cuerpo glorioso, que parece haber sido tallado por los mismos ángeles—. Al igual que tú y Tony.
— Humm… mami. —susurro Tony pensativo.
— Dime bebé. —bese su mejilla.
— ¿Qué le gu… gus… gusta a papi? —pregunto pasándose la mano por el cabello. Estaba nervioso.
— Bueno… a Edward le gusta tocar el piano y la guitarra. Escuchar música clásica, su canción favorita es la misma de ustedes “Claro de Luna” de Debussy. Colecciona coches deportivos. Tenía entendido que quería ser pediatra, pero no estoy realmente segura si fue para eso que esta estudiando. —respondí con una sonrisa triste. En todos las planes de Edward estaba yo incluida y viceversa.
— Mami yo quedo patica piano. —susurro pasándose su mano por el cabello tres veces seguidas.
— Yo quedo Bale. —dijo mi gatita muy entusiasmada.
— Ok. —susurre sonriendo, se me ocurrió una idea, así que con una agilidad no propia de mí, los acosté de nuevo sobre la cama haciendo una prisión con mis brazos y comencé hacerles cosquillas alternadamente, primero Tony luego Lizzy y después a los dos juntos. Estuve haciéndoles cosquillas un rato, pare cuando respiraban con dificultad.
— ¿A onde mamo mami? —pregunto Tony después de recuperar el aliento. Saco la foto de Edward arrugada de debajo de la guardacamisa que trae puesta, me la tendió.
— Bueno… estaba pensando que primero podemos ir a McDonald a desayunar, luego podríamos ir al zoológico, allí nos comemos unos helados y por último vamos al cine a ver una película, la que ustedes quieran.
— TI MAONAL. —gritaron los dos al mismo tiempo. Bese sus mejillas.
— Pero primero hay que ducharnos. —murmure levantándome de la cama. Antes de guardar la foto la mire de nuevo… en ella aparecía Edward en nuestro prado. Esa foto la tome días antes de mi cumpleaños. “No sabes cuanto te extraño” Pensé de nuevo triste, acaricie la imagen con la yema de mis dedos, la bese y susurre—. Siempre te amare. —la volví a mirar y la guarde de nuevo en la gaveta de arriba—. A quitarse la ropa entonces. —dije volteándome. No pude evitar sonreír, Tony estaba en bóxer de color negro, mi hijo tiene buen cuerpo como su padre. Luchando con su guardacamisa, pero al parecer la batalla la perdía mi hijo.
— Me audas mami. —susurro mi gatita. Reí al verla con sus braguitas de color rosado con un dibujo de princesa, sus rizos estaban enredados en su camisa.
— Claro princesa. —susurre tomando el borde y con mucho cuidado le desenrede el cabello logrando así sacarle la camisa—. ¿Quieres ayuda campeón?
— No mami. —respondió en el mismo momento que sonreía triunfante, había logrado sacársela el solo. Tony se bajo de la cama con una agilidad que heredo de Edward por que yo soy muy pastosa, se volteo para ayudar a sus hermanita, salieron corriendo al cuarto de baño. Camine sonriendo detrás de ellos, al entrar los vi dentro del jacuzzi jugando con sus animales de goma. Lizzy tenía espuma por toda su carita y en algunas partes de sus rizos. Me despoje de mi pijama un shorts corto de seda color azul celeste y una camisa tipo baby bol, me uní a ellos.
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Llevábamos como veinte minutos dentro del jacuzzi jugando a las sirenas y los piratas cuando un grito nos espanto.
— Bella. —de inmediato Tony y Lizzy se levantaron de su lugar llegaron asustados a mis brazos que ya los esperaban abiertos. Pude sentir que sus pequeños cuerpos estaban tensos.
— BELLA, NO ENCONTRAMOS A LIZZY Y A TONY POR NINGUNA PARTE. —grito Alice entrando como poseída al baño. Suspiro de alivio al verlos entre mis brazos, mis bebés se relajaron de inmediato.
— Alice… ellos han estado conmigo desde temprano. —dije sonriendo por su exageración.
— No lo vuelvan hacer. —los reto Alice ignorando mis palabras—. No saben lo preocupadas que estábamos Rose y yo al no verlos dentro de sus camas como siempre.
— Allí están. —susurro Rose con alivio evidente en su voz. Volví a sonreír.
— ¿Para que los buscaban? —pregunte intrigada. Que querían ellas con mis bebés.
— Nada importante. —respondió Alice encogiéndose de hombros—. Solo queríamos darle los buenos días.
— Saldremos de paseo dentro de un rato, ¿Vienen con nosotros? —pregunte alternando mi mirada entre las dos.
— Lo siento Bella… pero voy con Sarah al centro comercial. Vamos de compras. —se excuso Alice con una enorme sonrisa—. Bella si quie…
— No gracias, a lo que sea que estas pensando. —la corte de inmediato.
— No seas aguafiestas. —dijo haciendo un puchero a su estilo.
— No Alice y es mi última palabra. —dije firme. No me harían cambiar mis planes de hoy.
— Tú te lo pierdes. —salió danzando del baño.
— Yo no puedo acompañarte Bella, aunque quisiera. Voy con Sophi al salón de Belleza. Hoy en la noche es la fiesta de Brad. —murmuro Rose desde el borde del jacuzzi. Tony se levanto y llego a su lado.
— Ola tita maina mama Dose. —la saludo con una sonrisa torcida.
— Hola mi príncipe. —Rose le dio un beso en la frente—. Tú princesa no me piensas saludar. —mi gatita solo separa su cabecita de mi cuello la levante para que besara la mejilla de Rose.
— Ten mucho cuidado Bella por favor. —dijo levantándose.
— No te preocupes. Nosotros estaremos bien. —murmure con una sonrisa. Ella camino hacia la puerta—. Rossi cuídate por favor.
— Estaré bien. —murmuro antes de desaparecer por la puerta.
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Duramos media hora más… hasta que por fin logre sacarlos. Nos seque un poco con toallas cada uno salió envuelto en un albornoz de color blanco. Mi cabello y la de Lizzy envueltas en una toalla Los deje sobre mi cama viendo Phineas y Ferb, mientras iba a su respectiva habitación por su muda de ropa. Pase primero a la habitación de mi gatita, en el armario busque un vestido de color azul con un lazo de color blanco con detalles en color azul en el cuello, le llegaba cuatro dedos por encima de las rodillas, para complementarlo un chaleco tejido de color azul, de calzado una bailarinas color blanco. Me dirigí a la cómoda donde tome una braguita color blanco de Tinkerbell y unas medias pantis de color blanco. Salí de allí y pase directo a la habitación de Tony, en el armario busque el conjunto que combina con el vestido de mi gatita, consiste en una bermuda de color azul, una camisa manga corta de color blanco de cuadros azules, un abrigo tejido de color blanco con un dibujo en color azul, de calzado unos tenis color blanco, de la cómoda tome un bóxer color blanco con dibujos de autos de carreras y unas media de color blanco.
Me dirigí a mi habitación, al llegar corrí por toda ella en busca de mi IPhone sin hacer el mínimo ruido, les tome una foto. Lizzy dormía recostada en el pecho de Tony y él le rodea la cintura con sus pequeños bracitos. Me dirigí a mi armario, los despertaría cuando ya estuviera lista, tome un suéter manga larga de color blanco con un corazón en la parte delantera en color azul, un vaquero tipo pitillo de color negro y unas bailarinas color negro. Salí a buscar en la cómoda mi ropa interior, escogí un conjunto de color blanco la braguita es tipo tanga, el brasier tipo pucho. Veinte minutos más tarde estaba completamente vestida. Alisando mi maraña de cabello, al terminar lo recogí todo en una coleta alta, me hice rizos en las puntas, camine hasta llegar a mi cama.
— Gatita… despierta bebé. —susurre acariciando sus mejillas—. Arriba dormilona o no podremos ir a McDonald.
— Maonal mami. —susurro con sus ojitos cerrados.
— Si bebé, McDonald. Pero debe levantarte. —murmure besando su frente. Abrió sus hermosos ojos de un verde bosque con una línea chocolate.
— No pedo moeme mami. —susurro con el ceño fruncido. Solté unas risitas, de inmediato al escuchar a mi niña mi mente viajo Al día en que yo estaba en una situación parecida.
FLASHBACK:
— Edward. —llame—. Edward. —volví a llamarlo, moviéndolo levemente. Como no me hizo caso, intente aflojar su agarré para levantarme y buscar mi ropa—. Es tarde, nos quedamos dormidos. —susurré en su oído. Por que todavía tenía apretado su brazo en mi cintura, no había logrado separarme ni un centímetro, lo sentí removerse y apretar más su agarré.
— Buenos días princesa. —susurro Edward. Mientras escondía su cara en mi cabello, por la luz que había en la habitación—. Así quiero despertar de ahora en adelante, contigo en mis brazos.
— Edward es tarde, debemos irnos. —dije tratando de levantarme.
— No. —me contradijo haciendo un tierno puchero—. No quiero. —dijo haciéndome recostar de nuevo en la cama—. Este ha sido el mejor despertar de toda mi vida. —susurró antes de besarme. El beso comenzó de una manera suave, pero a medida que pasaba el tiempo se volvía más demandante, sabía que estaba jugando con fuego y me podría quemar. Sentí como Edward se posicionaba encima de mí, debía parar ya por que comenzaba a sentirme húmeda y como el pequeño Eddy comenzaba a despertar. Nos separamos por falta de aire, pero él no abandono mi piel de mis labios pasó a besar mi mandíbula.
— Edward. —susurre recuperando el aliento—. Tienes que llevarme a mí casa, Charlie ó mi Bubú podría darse cuenta que no estoy. —dije pero mi mano derecha tomó un mechón de su pelo cobrizo y mi mano izquierda acariciaba su sedosa espalda. Volvió sus labios a los mío, pero solo era un beso dulce y delicado.
— Está bien.... tú ganas. —refunfuño separándose de mí. Se levanto de la cama con su cuerpo glorioso completamente desnudo. Comenzó a recoger nuestra ropa, se colocó un bóxer color negro que se adherían a su piel, dejándome ver su lindo trasero. Recogió un pedazo de tela color rosa y me lo tendió con una sonrisa torcida en su rostro. Me ruborice al darme cuenta que eran mi braguita, la tome y me deslicé fuera de la cama, quedando de pie sobre el suelo de madera. En ese momento sentí un pequeño dolor y molestia en mí intimidad. Lo ignoré, no quería que Edward se preocupara—. Eres tan hermosa y eres solo mía. —dijo Edward colocándose la camisa, ya traía puesto su pantalón. Me ruborice por su comentario—. Te duele mucho Bella, ¿Te hice daño anoche? —pregunto mirándome fijamente. Baje mi mirada hacía donde esta él mirando, allí en esa parte de mí cuerpo que solo la conocía él desde ahora, mis hermanas, mi madre y yo misma, tenía un pequeño rastro de sangre seca.
— No, estoy bien Edward. —respondí rápidamente. Puse toda mi atención en mí tarea. Como si colocarme mi braga era algo tan importante, ya que me sentía demasiado avergonzada por estar completamente desnuda delante de él. Lo cual es una soberana tontería, después de lo que habíamos hecho la noche anterior. Pero todavía no quería levantar mi mirada.
— Ten ponte esto, lo compre para ti. —dijo tendiéndome un vestido ligero de tirantes color azul celeste con flores blancas y unas bailarinas de color blanco. Le entrecerré los ojos—. Por favor. —suplico haciendo un puchero. Me rendí, no podía resistirme a su mirada y la verdad era mi mejor opción. No pensaba volver a meterme el vestido de anoche, eso era una tortura. Lo tome y me vestí, no sabía en que momento de anoche mi peinado se había deshecho, pero me peine mi maraña de cabello, alisándolo del todo dejándolo suelto con unas ondas.
FIN DEL FLASHBACK.
— Mami. —susurro mi gatita acariciando mis mejillas parpadee varias veces—. En que penchabas.
— En nada bebé. —susurre sonriendo, con cuidado retire los bracitos de Tony para luego tomarla en los míos—. Listo vamos a vestirte.
— ¿Y Tony? —pregunto bostezando y tallándose los ojitos.
— Después de que tú estés lista, lo llamaremos. —bese su mejilla. La puse de pie sobre el sofá, le quite el albornoz y comencé a vestirla, al terminar peine suavemente sus rizos—. ¿Qué te quieres hacer en el cabello?
— No che. —respondió sin apartar la vista del juego que estaba jugando en mi celular. Opte por una coleta alta como yo, le saque su pollina hacia el lado izquierdo, acomode sus rizos y le coloque gel con destellos.
— Terminamos princesa, vamos a despertar a Tony. —murmure tomándola en brazos y besando su mejilla.
— Gacias mami. —susurro dándome un beso en la mejilla. La senté en la cama y de inmediato centro su atención en el televisor, estaba pasando La Princesa y el Sapo.
— Tony amor. —susurre besando su frente—. Levántate dormilón.
— Mmm… —susurro cambiando de posición.
— Vamos bebé arriba. —murmure besando su cuello. Su aroma es como lilas mesclado con algo más, tal fuera vainilla—. Se nos hace tarde. —abrió sus bellos ojitos.
— Eta mien. —murmuro enojado sentándose en la cama.
— No te enojes bebé, ¿No quieres ir a McDonald? —pregunte haciéndole cosquillas.
— Ja, ja, ja. Ti mami. Ja, ja, ja. —respondió entre risas—. Ya. Ja, ja, ja. Mami ya.
— A vestirse entonces. —dije colocándolo de pie, comencé a vestirlo. Al terminar los coloque perfume a los tres, bajamos al recibidor tomados de las manos.
— Buenos días. —nos saludo Leah nada más vernos.
— Enos ías. —correspondieron el saludo los dos al mismo tiempo.
— Hola mis pequeñines, ¿Qué quieren para desayunar? —se acuclillo a su altura.
— Naa, mamo a Maonal. —respondió mi gatita con las mejillas sonrojadas. Leah me miro.
— Buenos días para ti también Leah y vamos a desayunar fuera. —respondí a su pregunta silenciosa. Mientras buscaba la llave de mi Ferrari y mi bolsa. Me percate que solo quedaba está y la de una de las camionetas—. Mis hermanas ya se fueron.
— Si. Alice salió primero, diez minutos después se fue Rose. —respondió con mi gatita en brazos, Tony estaba sentado en el sofá jugando con el Dsi xl.
— Leah le puedes avisar a Sam que voy a salir. —pedí tomando a mi gatita en mis brazos.
— Claro. —susurro antes de desaparecer por la puerta de la cocina.
— Vamos Tony. —susurre tomando su mano y ayudándolo a levantarse—. Deja el juego.
— Ti mami. —lo apago dejándolo sobre el sofá. Caminamos hacia el garaje. Estaba en la parte trasera de mi coche, acomodando a Tony en su sillita, mi gatita ya estaba en la de ella, cuando llego Sam a mi lado.
— ¿A dónde vamos? Señorita Isabella. —pregunto sonriéndole a mi gatita quien lo miraba sonriente.
— Primero a McDonald, luego aún no esta decidido. —respondí cerrando la puerta, abrí la del piloto—. ¿Quién ira contigo?
— Jared, Jack, Joshua, Samuel y yo la seguiremos en la camioneta.
— Ok. —me subí al coche, me puse el cinturón, encendí el estéreo comenzó a sonar el cd de Jean Carlos Canela, el cantante que le gustaba a mi gatita. Encendí el coche y salí picando caucho del garaje, mis bebés rieron fuertemente. En eso se parecían a Edward a los tres les encantan la velocidad, reduje el velocímetro al tomar la carretera principal.
— No es gusto mami. —murmuro mi gatita enfurruñada, haciendo un pucherito. Solté unas risitas.
— Claro que sí bebé, nunca haría lago que los perjudicara a ustedes. —dije mirándola por el espejo retrovisor, ella me fulminaba con la mirada. Pero se le iluminaron los ojitos cuando comenzó a sonar su canción favorita.
— ALE VOUMEN MAMI. —grito, le subí todo el volumen y comenzó a cantar a todo pulmón. Tony se concentro en el paisaje. Llegamos a McDonald veinte minutos más tarde, ellos entraron corriendo. Para los tres pedí Waffles y chocolate caliente. Luego de que ellos jugar un rato en el área de juegos salimos rumbo al zoológico, al comprar las entradas nos regalaron una gorra a cada uno, la de Lizzy es de un León, la de Tony un puma y la mía sorpresivamente era de una oveja. Comenzamos el recorrido por el lado derecho de la entrada, en el mapa indicaba que por allí se encontraban Elefantes, hipopótamos, cebras, entre otros animales, habíamos recorrido la mitad del camino cuando nuestra tranquilidad fue interrumpida.
— Hola hermosa. —saludo una molestosa voz a mi espalda muy cerca de mi oído. Me voltee inmediatamente.
— Jacob Black. —escupí ácidamente.
— Por que no me avisaron… hubiese venido desde el principio con ustedes. —murmuro sonriente. Dios es que este hombre no entiende las palabras “No estoy interesada”—. Si no es por Charlie no me entero.
— Gracias pero no. Te puedes ir por donde viniste. Mis hijos y yo estaremos muy bien sin ti. —dije molesta.
— ¿Por qué tanta agresividad Bella? —pregunto acercándose a Tony. Quien lo miro desafiante mientras que Lizzy se escondió detrás de mis piernas—. Tienes agallas enano. —palmeo la cabeza de Tony, esté le sacudió la mano con un manotazo.
— No me toques. Ni te acerques a mi mami ni a mi hermana. —dijo sin equivocarse en ninguna palabra, apretaba sus puñitos a los costados de su cuerpo. Le coloque mi mano en su hombro y lo atraje hacia mí, colocándolo a un lado de mi gatita.
— Aléjate de nosotros Jacob no estoy interesaba en comenzar una relación contigo ni de amigos ni mucho menos de algo más. —escupí enojada por su insistencia.
— No me rendiré tan fácilmente Bella. Algún día lo estarás. —trato de darme un beso en la mejilla pero me aleje—. Se que lo estarás. —se alejo muy molesto por mi rechazo.
— Teno mieo mami. —susurro mi gatita apretándose fuertemente contra mis piernas. Me voltee y la tome en mis brazos, rodeo mi cintura con sus piernitas escondiendo su carita en la base de mi cuello.
— No debes tenerlo bebé. Mami no permitirá que les hagan daño. —susurre besando su frente, tome la mano de Tony dándole un suave apretón—. ¿Estas bien hombrecito? Gracias por defendernos. —lo mire y le sonreí. Estaba muy orgullosa de mi bebé.
— Toy mien mami. —respondió muy serio. Pero sabía que mentía ya que a cada pocos segundos apretaba fuerte mi mano y aun se le marcaba la venita de su frente. Exactamente igual que a Edward cuando se encontraba furioso con sus hermanos.
— ¿Quién quiere un helado después del almuerzo? —pregunte cambiando de tema. No quería ver que mis pequeños siguieran preocupados por algo sin importancia.
— YOOOOOOOO. —gritaron con entusiasmo. Camine hasta la luncheria que según el mapa se encontraba a nuestra izquierda, luego de doblar la esquina. Nos sentamos en una de las mesas muy cerca de los monos, para Tony pedí un sándwich de pollo y para Lizzy y para mi sándwich de pavo, de tomar zumo de naranja.
— Ya no quedo mami. —dijo mi gatita apartando menos de la mitad de sándwich.
— Está bien bebé. —le hice señas a la chica que nos atendió. Al llegar a nuestro lado hable—. Nos traerías por favor un helado de chocolate. —mi gatita asintió sonriente. A ella le gusta el mismo sabor que a Edward—. Y dos de fresa. —dije mirando a Tony, él asintió con energía.
— ¿De cono o vaso? —pregunto mirando a mis niños.
— De cono por favor. —respondí. Se retiro y en menos de diez minutos volvió con el pedido, Lizzy y Tony no dudaron en comerlo logrando llenarse toda su carita de helado.
Salimos del local veinte minutos después dirigiéndonos directo al serpentario donde Lizzy y Tony discutieron. Lizzy que la cascabel era la mejor serpiente y Tony que no, que era la cobra y por allí comenzaron. Los tranquilice amenazándolos que si no dejaban de molestarse no irían al cine, en menos de un segundo se disculparon. Partimos hacia el cine, por el espejo retrovisor vi la camioneta Hummer siguiéndonos a una distancia considerable, llegamos en quince minutos al “Entertainment Cinemas Fresh Pond” mis bebés entraron corriendo, le daba gracias a dios que sacaron el equilibrio de Edward y no mi pastosidad. Compre las entradas, las palomitas, los refrescos y varias golosinas. Me dio mucha risa al ver la cara de los muchachos al entrar con nosotros a ver una película de niños. Comenzó la película y con ella nuestra diversión, mi gatita y Tony no paraban de reír… hasta se les salieron las lágrimas cuando Rapunsel le dio el ataque bipolar al salir de la torre, también en la parte donde se sube a la espalda de Flynn Rider cuando un arbusto se sacudía y por el salía un lindo y tierno conejito, además de cuando llegaron al patito molosito. Ambos lloraron cuando madre Gothel apuñalo a Flynn y él se sacrifico por la libertad de Rapunsel, cortándole el cabello y no dejando que lo curará, logrando que madre Gothel se convirtiera en polvo ya que había vivido muchos años gracias a la magia de la flor dorado y por los últimos dieciocho años gracias al cabello de Rapunsel. Se alegraron al ver que Flynn al final se salvaba y devolvía a Rapunsel con sus padres, al final se casaron. Salimos del cine y fuimos a una pizzería, para nosotros tres pedí una pizza margarita, para los demás chicos cuatro pizzas familiar tipo especial, la pizza la comimos entre rizas por las imitaciones de Tony. Llegamos a la casa a eso de las nueve y treinta de la noche, Sam me ayudo a bajar a Tony mientras que Jared llevaba a mi gatita, mis bebés iban más dormidos que despiertos, el día había sido muy ajetreado, los dejaron sobre mi cama a petición mía.
— Leah me podrías por favor traer sus pijamas. —pedí entrando a mi cuarto de baño, puse a correr el agua caliente, salí en busca de mis bebés, ya Leah se encontraba hay de nuevo, me ayudo a quitarle la ropa a mi gatita mientras yo se la quitaba a Tony—. Gracias Leah.
— Hasta mañana. —se despidió saliendo de mi habitación. Los cargue a ambos como pude dejándolos debajo de la ducha, me despoje de mi ropa y me uní a ellos, les lave el cabello, los enjabone, luego me hice lo mismo, cerré la llave y salimos los tres envueltos en un albornoz azul, Leah se encargaba de cambiarlos diariamente. Ellos se subieron a mi cama mientras yo buscaba en mi armario mi pijama, un Baby Doll de Victoria`s Secret color negro y un short corto, de ropa interior solo me coloque unas braguitas de color negro, estuve lista en dos minutos. A Lizzy la vestí con un pijama de color azul con dibujos de hadas, una braguita de color blanco igual de hadas, a Tony con un pijama también de color azul con dibujos de barcos, de ropa interior un bóxer color azul rey, les cepille el cabello primero Tony luego Lizzy y por último yo. Nos metí a la cama, está noche me sentía extraña… no sabía por que, pero los quería sentir junto a mí, comencé a tararear mi nana, no se en que momento me abrazaron los brazos de Morfeo. Me desperté un poco desorientada al sentir a alguien mover mi brazo y luego llamarme a lo lejos o por lo menos así lo escuchaba.
— Bella. —escuche como me volvían a llamar—. Bella.
— Mmmm… —susurre medio dormida.
— Bella. —la voz se le quebró al final. Abrí mis ojos asustada, Alice se encontraba sentada en el borde izquierdo de la cama, llorando a mares.
— Alice ¿Qué paso? —pregunte intentado sentarme en la cama, pero no pude hacerlo ya que mi gatita estaba dormida sobre mi pecho, Tony dormía incrustado en mi costado derecho.
— Hay… Be… lla. —tartamudeo siendo victima de los espasmos producidos por el llanto.
— Dime que ocurrió. —murmure más asustada que antes, con mucho cuidado en no despertarla acosté a mi gatita en la cama, ella se removió un poco pero siguió durmiendo, logre ponerme de pie cuando Alice se aparto de la cama. Mire el reloj en mi mesita de noche y eran las tres con siete de la mañana. Alice se guindo de mi cuello y comenzó a llorar más fuerte—. Dios Alice habla de una buena vez. —murmure exasperada apretándola fuerte contra mí—. Le paso algo a Edward o a Papá, ¿La Bubú esta bien?
— Bella. —sorbió por la nariz—. Rose esta en el Hospital.
— ¿Como? —pregunte confundida. Dios que le ocurrió a mi hermana.
— Qué Rose esta en el Hospital por que la violaron. —respondió rompiendo a llorar de nuevo.
— ¿QUEEEEEEE? —grite sorprendida.
— Mami. —susurro mi gatita sentándose en la cama mientras se tallaba los ojitos. Me separé de Alice y llegue hasta mi bebé.
— Shhh duérmete amor, no pasa nada. —susurre volviéndola a acostar, acaricie su cabello mientras ella volvía a cerrar sus ojitos, la arrope y bese su frente.
— Bella. —me llamo Alice.
— ¿En que Hospital está? —pregunte caminando hacia mi armario.
— En el Hospital Central. Paúl y Ryan la llevaron allí. —respondió mirándome desde el umbral de la puerta, mientras yo agarraba lo primero que encontré. Un pescador color caqui, un suéter manga larga color rosado y unos tenis color blanco. Corrí hacia mi cómoda, donde tome un brasier.
— Donde diablos estaban ese par de inútiles. —murmure enojada mientras me cambiaba de ropa, ni siquiera me cepille el cabello, lo recogí todo en una coleta alta.
— No lo sé, no se más que tú. Paúl llamo a Sam muy asustado y esté se fue como alma que llevaba el diablo o al menos eso fue lo que me dijo Leah. —al acabar de ella decir eso íbamos ya bajando el tramo de las escaleras del segundo piso.
— Bella. —susurro Leah derramando lágrimas.
— ¿Qué sabes de mi hermana? —pregunte abrazándola.
— No mucho… al parecer ella se le escabullo a los chicos, ellos la encontraron hace rato y pues… ya había pasado. —respondió sorbiendo por la nariz. Sabía que Rosalie al tener la posibilidad se le iba a escapar a Paúl, pero por que pasarle eso.
— Leah voy para allá, te encargo mucho a los niños… ellos duermen en mi habitación.
— ¿Piensan salir? —pregunto Jared desde la puerta del garaje.
— Si. Embry y Ender nos van a acompañar. —respondí mirando a los mencionados, ellos asintieron antes de desaparecer por la puerta—. Jared, Joshua, Jack y Samuel se quedan custodiando la casa, les estoy dejando mi vida. Mis hijos duermen en el tercer piso, espero que los cuiden con su vida si es necesario. O los cazare como perros por el resto de mi vida.
— No se preocupe señorita Isabella. —dijo Jared muy serio.
— Más les vale. —susurre tomando la llave de mi coche, arrastre a Alice del brazo hasta el garaje, quien no dejaba de llorar. No me podía dar ese lujo… debía ser fuerte por las tres. En quince minutos me estaba estacionando en el hospital, creo que había roto todas las leyes de transito, había hecho un viaje de cuarenta minutos en quince. Ambas corrimos hacia la recepción—. Buenas noches… nos avisaron que nuestra hermana estaba ingresada aquí. —murmure con la respiración entrecortada por la carrera.
— ¿Nombre de la paciente? —pregunto amablemente a pesar de la hora que era.
— Rosalie Swan. —respondí tamborileando los dedos en el mostrador de forma impaciente. Dios por que se tardaba tanto.
— En el segundo piso habitación 214, tomen esos ascensores. —dijo señalando—. Lo siento mucho.
— Gracias. —susurre tomando a Alice del brazo y caminando a pasos apresurados, llegamos a tiempo de que se cerraran las puertas. Al abrirse entramos a un vestíbulo de paredes de un color verdes agua, Sam estaba junto a Paúl y Ryan cubiertos de sangre. Ellos tenían mucha sangre encima, temí lo peor. “Lo siento mucho” retumbo en mi cabeza las palabras de la enfermera. No, no, no, Rosalie esta bien, ella es fuerte. Me dije mentalmente—. ¿Cómo está Rose? —pregunte en lo que llegamos a su lado.
— No sabemos, como no somos familiares no nos han dado información. —respondió Sam serio—. Lo que si sabemos es que la señorita Sophia falleció.
— Oh dios. —susurre llevándome las manos a mi boca. En ese momento paso una enfermera a nuestro lado—. Disculpe soy Isabella Swan quisiera saber como se encuentra mi hermana… Rosalie Swan.
— En un momento le mando al doctor. —dijo antes de entrar a un área con acceso restringido. Me voltee a ver a Paúl, quien se asusto al ver mi expresión.
— ¿Dónde demonios estabas tú? —pregunte casi en un grito—. Es tú trabajo cuidar de ella.
— Lo siento señorita Isabella, pero ella entro al baño junto con la señorita Sophia, que iba a saber que ese baño tiene dos entradas. —respondió rápidamente con las manos en el aire a modo de protección.
— Esperamos y esperamos hasta que decidimos entrar. Fue allí que nos dimos cuanta y comenzamos a buscarla de inmediato. —dijo esta vez Ryan mirándome aterrado.
— El señor y la señora Swan ya viene para acá. —me informo Sam con Alice entre sus brazos, llorando contra su pecho.
— ¿Familiares de Rosalie Swan? —pregunto un doctor de unos treinta y pocos, tez blanca, cabello negro, sus ojos eran cafés, se le notaba el cansancio en el rostro, en la bata decía Dr. M. Stone.
— Somos nosotras. —respondí acercándome a él—. ¿Cómo está mi hermana?
— La paciente llegó con contusiones en el cuero cabelludo, hematomas en el rostro y cuello. También presentaba escoriaciones ungueales en el rostro, cuello, tórax y en el área de la mamas…
— ¿Qué? —pregunte confundida.
— Cortaduras. —explico con una media sonrisa—. Hematomas en el nivel de la pared abdominal (muslo, rodillas y piernas) presentaba signos de estrangulamiento manual y compresión toracoabdominal. Hematomas en la cara interna de los muslos, lesiones en los glúteos y signos de desfloración, es decir desgarro en la cavidad vaginal. En estos momentos se encuentra sedada.
— ¿Podemos verla? —pregunte en un hilo de voz, cuando logre encontrarla. El doctor asintió y nos indico que lo siguiéramos, Alice salió de los brazos de Sam y camino a mi lado, limpiándose las lágrimas e inhalando profundo.
— La tendremos en observación por dos horas más, luego podrán llevársela. —murmuro el doctor deteniéndose frente a la puerta 214—. No deben alterarla. —dicho esto se fue. Mire a Alice, ella suspiro e intento sonreír, tome su mano, conté hasta tres y abrí la puerta. Tuve que tragarme el sollozo que quiso salir de mi pecho, mi hermosa hermana se encontraba tendida en una camilla con su rostro lleno de cortadas, golpes e hinchado. Por ninguna parte se veía a la Rosalie que era. Ese maldito desgraciado lo iba a pagar con su vida, por hacerle esa atrocidad a mi hermana.
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Los capítulos son dedicados a ustedes espero que les gusten.
Besos desde Venezuela.
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