El amor siempre vence a pesar de todo (+18)

Autor: isakristen
Género: Romance
Fecha Creación: 17/01/2013
Fecha Actualización: 25/08/2022
Finalizado: NO
Votos: 187
Comentarios: 473
Visitas: 338675
Capítulos: 40

Summary: Dos poderosas familias de la mafia enfrentadas desde hace generaciones por dominar la ciudad. Pero serán las hijas Charlie Swan: Rosalie, Alice e Isabella y los hijos de Carlisle Cullen: Emmett, Jasper y Edward quienes decidan que ya era hora de acabar con ese absurdo enfrentamiento Sin ser consciente del horror que se desataría al final, al enfurecer al que creían su mayor aliado.

 

Prologo:

Bella una adolescentes de 14 años, hija menor de Charlie Swan uno de los mafiosos más peligrosos de Chicago. Novia de Edward Cullen un adolescentes de 16 años hijo del mafioso Carlisle Cullen.

Su amor puro e inmenso era amenazado por sus familias, quienes desde hace años tenían una rivalidad por el dominio del poder. Ellos al enterarse de la relación amorosa de los jóvenes deciden separarlos y enviarlos lejos. Sin saber que su amor ya había dado frutos, unas pequeñas personitas que iban protegidas en el vientre de su madre, la cual los unirían para siempre. Dos niños con la marca del sol naciente en el brazo izquierdo de los Swan como la media luna en el brazo derecho de los Cullen.

Diez años después su amor seguía intacto, más grande que antes y ellos estarán listos e dispuestos a luchar por él y por su felicidad, uniendo así ambas familias. Quienes tendrían que unirse y luchar por la misma causa. Dos niños intocables por ambos bando, siendo su talón de Aquiles. Y sus enemigos no dudaran en utilizarlos, matando así dos pájaros de un tiro; rompiendo en el camino el acuerdo llegado desde hace generaciones de no incluir en la rivalidad a las mujeres y a los niños.

  


 "Los personajes más importante de esta historia son propiedad de Stephanie Meyer pero la trama es mía y no esta permitido publicarla en otro sitio sin mi autorización"

 


 

 Historia registrada por SafeCreative bajo el código 1307055383584. Cualquier distribución, copia o plagio del mismo acarrearía las consecuencias penales y administrativas pertinentes.

 


 

 Traíler de esta historia ya esta en youtube y en mi grupo  en facebook "Entre mafiosos y F.B.I"


Link del grupo de Facebook

https://www.facebook.com/groups/1487438251522534/

 Este es el Link del trailer: 

http://www.youtube.com/watch?v=BdakVtev1eI&feature=youtu.be

 

 


Hola las invito a leer mi Os se llama: Si nos quedara poco tiempo.

http://lunanuevameyer.com/salacullen?id_relato=4201

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Capítulo 9: Por fin noticias de Edward:

Capítulo beteado por Manue Peralta, Beta FFAD

www facebook com / groups / betasffaddiction

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Por fin noticias de Edward.

 

BPov.

 

El mes de abril llegó sin tregua. Llevaba seis meses sin poder ver a Edward, sentía una infinita tristeza en mi corazón.

 

Solo faltaba un poco más de un mes para que llegara el 20 de junio y él cumpliría sus 17 años, no podría ni siquiera felicitarlo por teléfono ya que había intentado varias veces al día durante todo este tiempo, pero sin llegar a obtener repuesta, siempre me enviaba directo al buzón de voz. No tenía más opciones, intentamos con el número de Emmett y Jasper pero tampoco caía la llamada, me imaginaba que, al igual que mi padre, Don Carlisle se lo había prohibido.

 

Mis hermanas me obligaron que les contara palabra por palabra, una, otra y otra vez mi conversación con Don Carlisle.

 

Esa misma tarde recibí un regalo para mis hijos, me sorprendió un poco que fuera del padre de Edward. Al abrirlo me di cuenta que eran los dos osos de peluches que tenía en sus manos en el centro comercial, ellos venían con una nota.

 

"Es el primer regalo de muchos que recibirán de parte de su abuelo. Siempre los tendré presente en mi mente y en mi corazón. Lamento no poder devolverles a su padre, pero eso es imposible. Espero de corazón que algún día puedan llegar a perdonarme."

Los ama…

Carlisle Cullen

 

Estos días las pasé un poco más tranquila, ya tenía noticias de mi Edward, no eran muchas pero tampoco estaba en la ignorancia.

 

Me encontraba acostada de lado en mi cama con los ojos cerrados, una almohada reposaba debajo de mi enorme vientre; últimamente me la pasaba muy agotada, no podía durar mucho tiempo de pie, porque estos se me hinchaban. Me dolía a horrores la espalda y ya no aguantaba el dolor en los senos a pesar de que usaba brassiere de una talla más grande.

 

Abrí mis ojos lentamente para irme adaptando a la luz tuene que se filtraba por la ventana de la habitación. Dirigí mi vista allí. Por ésta rodaban gruesas gotas de agua.

 

Estaba lloviendo como siempre.

 

Dejé mi mente volar por todo lo vivido en estas semanas y se me vino el recuerdo de mi conversación con mi Bubú el día que me dio noticias de Edward.

 

Flashback:

 

Llevaba como dos horas encerrada en mi habitación. No me apetecía levantarme de la cama. Me encontraba descansando después de un día tan ajetreado. Pero tenía demasiada hambre, mis hijos comenzaron a moverse.

 

Debía hablar con mi Bubú antes de la cena. Como pude me levanté de mi cómoda cama que me llamaba "ven Bella, ven."

 

Salí de mi habitación y atravesé el pasillo que me separaba de la habitación de Alice, al llegar toqué ligeramente la puerta unas tres veces y esperé.

 

—Adelante —dijo Alice del otro lado de la puerta. Giré el plomo y asomé mi cabeza. Ella se encontraba sentada detrás de su mesa de dibujo, tenía unos diseños en las manos y otros reposaban sobre la mesa. Alzó la vista de los papeles y la poso en m—. ¿Qué necesitas, Bella?

 

Guardó todos sus diseños en la gaveta de arriba del lado izquierdo de la mesa.

 

— ¿Alice, ya regresó mi Bubú? —pregunté desde el marco de la puerta. En este momento no me interesaban sus diseños, sino saber qué pudo averiguar mi Bubú de Edward.

 

—Ah si, te está esperando en su despacho —respondió levantándose de la silla y caminando hasta llegar a mí lado, estiró sus brazos y me estrechó en un fuerte pero suave abrazo; al separarnos preguntó—. ¿Qué colores prefieres en la habitación de los bebés?

 

— Ummm… que sea blanco y rosa para mí princesa y blanco y azul para mí príncipe —dije en medio de una sonrisa—. Hablamos más tarde Alice.

 

Cerré la puerta tras de mí, caminé hasta el tramo de las escaleras y descendí despacio y con mucho cuidado, por fin llegué al recibidor y recorrí la distancia que me separaba y me detuve delante de las puertas de robles. Respiré profundamente unas cuantas veces y entré sin tocar. No era necesidad. Sabía que me estaba esperando.

 

—Hola Bubú —Saludé nada más entrar—, ¿lograste averiguar algo?

 

—Hola mi Nina, ven siéntate aquí —respondió mi saludo palmeando el sofá de cuero negro donde me esperaba sentada, caminé hasta situarme a su lado, sentándome donde me había indicado.

 

— ¿Qué averiguaste? —pregunté yendo directo al grano.

 

—La verdad no fue mucho —dijo con una sonrisa por mí impaciencia.

 

—Y… —la insistí a continuar.

 

—Bueno… tenías razón, de verdad estaba muy golpeado ese día en el aeropuerto —me confirmó acariciando mi mejilla.

 

— ¿Fue Don Carlisle? —pregunté con lágrimas en los ojos.

 

No podía llegar a entender como Don Carlisle fue capaz. Por muy enojado que estuviera. Mi Bubú negaba con la cabeza.

 

—No, por lo que sé, se peleó con un tal James —dijo con una sonrisa en los labios.

 

— ¿Con quién? —pregunté confundida, no reconocía el nombre de ese tal James.

 

—Bueno, era uno de los nuevos guardaespaldas —dijo con una mueca en el rostro, pero luego hizo su sonrisa más grande—. Al parecer habló cosas desagradables de ti y Edward se enojó mucho y te defendió.

 

—La pelea fue por mí —susurré anonadada.

 

Sabía que Edward era capaz de matar por defenderme de cualquier peligro, siempre me lo vivía diciendo.

 

—Si, la pelea fue por ti. Ese muchacho dejó muy en claro a todos los hombres que trabajan para Carlisle, que nadie habla de su mujer de esa manera ese día —contó dándome unas palmaditas en la cabeza—. Ese muchacho te ama más que ha su propia vida, para enfrentarse por ti con un hombre experimentado.

 

— ¿Edward está bien? —pregunté con una sonrisa de suficiencia, me sentía muy orgullosa de Edward a pesar de que a el lo golpearan.

 

—Si, la peor parte se la llevó ese tal James.

 

—Bubú, ahora sí te das cuenta cuanto me ama Edward y de la misma manera lo amo yo —dije con lágrimas en los ojos.

 

—Ya me doy cuenta —dijo tomándome de las manos.

 

— ¿Sabes dónde está? —pregunté con la esperanza de que lo hubiera averiguado.

 

—Está con sus hermanos en Londres, no sé en qué ciudad, pero sí que lo mandaron con su tía Carmen y su familia —respondió haciéndome círculos con sus dedos en mis palmas.

 

— ¿Quién es Carmen? —pregunté confundida. Edward nunca me había hablado de ella.

 

No podía ser hermana de Don Carlisle, ya que los Cullen siempre han sido hombres y los hermanos mayores ya han muerto, sin llegar a siquiera casarse.

 

—Es la hermana mayor de Esme, por lo menos la primera hija de ese matrimonio. Esme tiene otra hermana que no es hija de su padre, pero no sé dónde está —me explicó con una sonrisa—. Carmen esta casada con Eleazar Denali y tiene tres hija: Irina, la mayor, es de la edad de Emmett, le sigue Kate quien tiene la edad de Jasper y por último Tanya, ella es de la edad de Edward.

 

—Nunca he oído hablar de ellas —comenté mirando intensamente la mesa del centro y repasando en mi mente todos mis días con Edward y no nunca las mencionó.

 

—Ella nunca aprobó la relación de Esme y Carlisle —dijo antes de poner sus manos en mi vientre—. ¿Cómo se portaron mis lindos bebés en mi ausencia?

 

¡Oh qué bien, cambio de tema! No me iba a dejar preguntarle porque no aprobaba la dichosa relación.

 

—Estupendamente, la doctora me aseguró que todo esta perfectamente —respondí colocando mis manos sobre las suyas—. ¿Algo más?

 

—No, lo siento, eso fue todo —murmuró negando con la cabeza—. Si llego a saber otra cosa, te aviso.

 

Asentí con la cabeza.

 

—Gracias Bubú —agradecí dándole un fuerte abrazo o al menos eso intenté ya que mi abultado vientre no me lo permitía. En ese instante me di cuenta de algo—. ¿Cómo que era?

 

—Carlisle lo despidió por golpear a Edward —respondió.

 

—Ok.

 

Fin Del Flashback.

 

Suspire profundamente y me levante perezosamente de mi cama, recorrí la distancia que me separaba de mi cuarto de baño, en el camino como pude me despoje de mí ropa, coloque a llenar el Jacuzzi echándole sales aromáticas con olor a rosas, me dediqué a acariciar mi vientre mientras esperaba que terminara de llenarse.

 

—Hola mis bebés hermosos, ¿cómo están? —pregunté mirando mi vientre—. Hoy tenemos cita con la doctora, luego mami tiene que presentar la prueba con la que aprobara los créditos del cuarto año de secundaria.

 

Sentí como se movieron y vi como mi piel se levantaba.

 

—Solo nos hará falta unos meses más de estudio, el examen correspondiente y luego nos iremos juntos a sus tías-madrinas-mamás a la universidad —les informé recogiéndome el cabello en una coleta improvisaba y después de cerrar la llave me metí en el Jacuzzi. Recargué mi cabeza en la toalla doblaba que tenía en el borde, me puse a escuchar música en mi iPod la primera era mi nana. Edward se había encargado de guardármela.

 

Cerré los ojos y me relajé. La siguiente canción fue Claro de luna de Debussy. No sé cuanto tiempo transcurrió, pero me desperté sobresaltada cuando sentí una caricia en mi mejilla y sobre mi cabello.

 

—Lo siento, no pretendía asustarte —se disculpó Rosalie muy apenada, después de que me quitara los audífonos—. Es que te veías tan pacífica.

 

—Rossi no te preocupes, no pasó nada —le aseguré poniéndome de pie y enrollando mi cuerpo con una toalla—. ¿Qué paso?

 

—Nada, solo que me asusté porque no bajabas —dijo saliendo conmigo del baño, se sentó en mi cama a esperar que me vistiera—. Subí antes de que Alice lo hiciera para retarte.

 

—Rose, ¿no crees que Al sea adoptada? —pregunté dentro del enorme armario. Tome unos vaqueros blancos y un blusón de maternidad negro, los combiné con unas bailarinas negras.

 

—No, ¿por qué? —me preguntó un poco confundida. Salí del armario, coloqué mi vestimenta sobre la cama y me dirigí a la cómoda y buscando unas braguitas blancas y un brassiere negro.

 

—Tú y yo no somos así de locas por la moda —respondí con una enorme sonrisa y colocándome mi ropa interior.

 

—Ya veo tú punto, pero no debes decir eso Bella —dijo muy sería, luego de unos segundos estalló en escandalosas carcajadas.

 

— ¿Será que mamá era así? —pregunté mientras me alisaba mi cabello y al terminar me coloqué una cinta blanca con un lazo.

 

—La verdad no me acuerdo mucho de ella —respondió un poco afligida—. Ella no se la pasaba mucho tiempo en la casa, siempre estaba con la abuela o María la niñera.

 

— ¿Te acuerdas como era físicamente? —pregunté sentándome a su lado en la cama. Lo cierto era que no recordaba cómo era mi madre y mi Bubú se había encargado de borrar todo rastro de ella de la casa.

 

—Pues… se parecía un poco a ti, salvo que tenía el pelo corto, no sé como lo tendrá ahorita, de estatura alta como yo, piel blanca como todas, cabello rubio como el mío y unos ojos azules —respondió dándome un abrazo—. Era muy sociable y atrevida, también era muy irresponsable, nunca iba a una presentación de la escuela, de ninguna de las tres. Un poco excéntrica y una cocinera impredecible cuando llegaba a estar en la casa, varias veces me llegué a enfermar del estómago por sus extraños experimentos.

 

—Cocinaba terrible —susurré con una sonrisa.

 

—La última vez que tocó una cocina, fue cuando tú te enfermaste y duraste más de tres semana en el hospital. Mi papá se enojó mucho y se lo prohibió. Eso fue como un mes antes de que se fuera —dijo con lágrimas en los ojos y me dio un fuerte abrazo—. Esa es la única vez que me asusté tanto de perderte, ese día me quedé en una pijamada en casa de Vanessa y Alice estaba conmigo, ya que la hermana de Nessie la invitó también y eras tú la única que te quedaste. Nunca me perdonaré por no protegerte entonces.

 

La escuché sollozar y yo la seguí unos segundos después.

 

—No fue tú culpa, Rossi —susurré sorbiendo por la nariz.

 

—Claro que sí, debía estar ahí para protegerte —dijo muy enojada—. ¿Sabes qué me dijo papá tiempo después?

 

Negué con la cabeza. La verdad nunca me había enterado de nada.

 

—Que habías sido envenenada con Ricina, mi padre sospecha que la comida era para él y tú te la comiste sin saber —me dijo derramando muchas lágrimas. No lo podía creer, mi madre había atentado contra mí vida, cuando era pequeña.

 

— ¿La qué? —pregunté confundida.

 

—Ricina (Ricinus Communis) es un veneno de origen vegetal, sus síntomas son dolor abdominal, diarreas con sangre y vómitos, obviamente hay deshidratación y hipotensión —me explicó limpiándose las lágrimas para luego quitar las mías—. Menos mal la abuela llegó temprano ese día.

 

No pude agregar nada por que Alice irrumpió en mi habitación sin llamar a la puerta.

 

— ¿Qué pasa? —preguntó llegando a nuestro lado.

 

—No es nada, ya sabes como anda Bella de sentimental estos meses —dijo Rose levantándose y ayudándome a mí también.

 

— ¿Por qué entras a mi habitación sin tocar? —la reté entrecerrándoles los ojos. Ella solo me rodó los ojos.

 

—Vámonos que es tarde, la Abu ya nos espera abajo —dijo unos segundos después, saliendo por la puerta seguido por Rosalie y por mí.

 

—No le digas nada a Alice, papá me hizo prometer que nunca le dirías a ninguna de ustedes —me dijo Rose en mi oído.

 

—No te preocupes, de mi boca no saldrá una palabra —le aseguré de la misma forma que ella lo había echo conmigo.

 

Ahora entendía por qué mi Bubú había hecho desaparecer cualquier rastro de Renée en la casa y había despedido a María.

 

Atravesamos el pasillo, descendimos lentamente las escaleras Rosalie en ningún momento se separo de mí, en el recibidor nos esperaba mi Bubú con una gran sonrisa.

 

—Mis niñas hermosas —saludó cuando dándonos un abrazo al llegar a su lado. Las cuatros salimos por la puerta del garaje y allí nos esperaba Sam y los demás, Seth ya tenía nuestro coche encendido. Mi Bubú preguntó—. ¿Y eso, que se les hizo tarde?

 

—Pues no fue culpa mía —dijo Alice visiblemente enojada, sabía que le ocultábamos algo y que además no pensábamos decirle.

 

—Me quedé dormida en el Jacuzzi —dije con las mejillas ruborizadas ligeramente—. Rosalie fue la que me despertó.

 

—Ay mi Nina debes tener cuidado, es peligroso que te duermas dentro del Jacuzzi —me regañó colocando su mano derecha sobre mi vientre—. Acuérdate que ya no eres tú sola.

 

—Lo siento Bubú, no volverá a pasar —le prometí cabizbaja. Era una desconsiderada en no pensar en el peligro que expuse a mis bebés.

 

—Al fin llegamos —dijo Alice muy animada—. Veré a mis sobrinos-ahijados-hijos, estoy tan feliz.

 

Sonreí y moví ligeramente la cabeza hacía los lados, nunca llegaría a comprender el entusiasmo de mi loca hermana.

 

— ¡Bella! —grito Alice asustada, mientras yo me bajaba del coche y no sé cómo, mi pie se enganchó con algo y casi me caigo, sino hubiera sido por la agilidad y los fuertes brazos de Sam, que impidieron mi caída tomándome de la cintura antes de estamparme en el suelo.

 

—Tenga cuidado señorita Isabella —dijo mientras me dejaba estabilizada en el suelo. —Gracias Sam —agradecí con las mejillas ruborizadas por la vergüenza.

 

—Bella, debes tener mucho cuidado —me regañó Alice señalándome con su dedo acusador—. No quiero que por tú torpeza mis sobrinos salgan lastimados.

 

—Lo sé, Marie Alice Swan, créeme que yo tampoco —dije enojada. ¿Cómo iba yo querer dañar a propósito a mis bebitos?

 

— ¡Muevan ese lindo trasero, ¿o se van a quedar hay toda la mañana?! —gritó Rose desde las puertas del hospital.

 

—Vamos Bella que después yo soy la impaciente —dijo Alice tomándome de las manos y haciéndome caminar a su lado, no despegue mi vista del suelo y no me separe demasiado de Sam, no quería volver a tropezarme.

 

Pasamos las puertas dobles y me encaminé hacía la recepción, alcé mi vista al llegar y me sorprendí al no ver a la señora Cope. Allí se encontraba una señora de unos cincuenta y tantos años, piel morena, pelinegra con el cabello corto.

 

—Buenos días, ¿en qué puedo ayudarte corazón? —saludó amablemente con una sonrisa.

 

—Buenos días, disculpe y ¿la señora Cope? —respondí el saludo y pregunté mi duda.

 

—Oh, ella es ahora la secretaria de la doctora Banner —informó volviendo a sonreír.

 

—Y… ¿la señorita Stanley? —preguntó Rosalie confundida.

 

—Lamentablemente ella ya no trabaja aquí —respondió con un poco de tristeza.

 

— ¿Eso por qué? —pregunté ahora intrigada.

 

—Hace como un mes vino un señor con mucho dinero y pidió o mejor dicho ordenó que la señorita Stanley dejara de trabajar en este hospital —narró bajito mirando hacía los lados, se acercó más a nosotras—. Al parecer dejó una gran donación tanto para el hospital como para el director.

 

— ¿Sabe quién es? —preguntó mi Bubú, también pendiente de la historia. Sabía que a ella tampoco le agradaba esa mujer.

 

—La verdad, es que no dijo su nombre, no llegue a verlo personalmente. Pero dicen que era rubio, de piel blanca y unos ojos de un color azul intenso, muy guapo a pesar de tener ya sus cuarenta y tantos años. Parecía una estrella de cine y con una voz marcadamente seductora —respondió con aires soñador—. Ah, además traía un montón de guardaespaldas.

 

Por Dios, no puede ser cierto, no podía ser quien estoy pensando.

 

—Don Carlisle —susurré anonadada, tragándome el nudo que se había formado en mi garganta.

 

— ¿Carlisle Cullen? —preguntó mi Bubú también asombrada.

 

— ¿Por qué? —preguntó Alice y Rosalie al mismo tiempo.

 

— ¿Lo conocen? —preguntó mirándonos fijamente a las cuatro.

 

—La verdad no —respondimos Alice, Rosalie y yo al mismo tiempo.

 

—Yo si, pero no entiendo qué hace aquí si él vive en Chicago —respondió mi Bubú.

 

—Oh, bueno —susurró la señora.

 

—Disculpe, ya se nos hizo tarde —dijo Alice antes de halarme por el brazo.

 

—Hasta pronto —se despidió mi Bubú por todas.

 

Caminamos hasta llegar al ascensor que ya estaba abierto.

 

— ¿Qué rayos fue eso, que no entendí? —susurró Rosalie, segundos después que se cerraran las puertas.

 

—Don Carlisle estuvo aquí y prácticamente echó a la insoportable de Jessica Stanley —murmuré con una sonrisa.

 

—Eso quiere decir que nos estuvo siguiendo —dijo Alice un poco disgustada.

 

— ¿Ustedes vieron a Carlisle Cullen? —preguntó enojada mi Bubú—. Eso podría haber sido muy peligroso.

 

—A nosotras no nos mires —la contradijo Alice recostándose de Rose y echándome de cabeza a los tiburones—. Fue Bella.

 

—Alice…

 

—Bella, ¿eso es cierto? —preguntó mirándome fijamente. Las puertas del elevador se abrieron y salimos al vestíbulo de paredes rosadas. Allí se encontraba detrás del escritorio la señora Cope, mirándome con una enorme sonrisa.

 

—Hablamos más tarde, por favor —supliqué con un puchero.

 

—Está bien —dijo en forma de rendición.

 

—Mi niña hermosa, ¿cómo están tu y mis bebés? —me saludó la señora Cope con un caluroso abrazo.

 

—Bien, los tres estamos bien —respondí apenas me soltó—. ¿Y eso que estás aquí?

 

—Bueno, me hicieron cambio hasta acá, por petición. Y además me subieron el salario y también a Margarita.

 

— ¿A la señora Smith también? —le pregunté con una tímida sonrisa.

 

—Si, a pesar que la dejaron en la misma área.

 

—Me alegro por ustedes —dije dándole un abrazo.

 

—Isabella Swan —me llamó la doctora.

 

—Debo irme, es mi turno —susurré separándome de ella, caminé hasta la puerta del consultorio y entre en compañía de mis hermanas y mi Bubú.

 

—Buenos días —saludó cuando nos vio entrar—. ¿Como has estado, Bella?

 

—Bien gracias, un poquito cansada últimamente.

 

—Es normal, ya te falta poco —dijo levantándose para tomar mi presión, y luego pesarme—. Ven es hora del ultrasonido.

 

La seguimos hasta el cuarto de paredes azul, me recosté en la camilla como pude y me subí el blusón. Alice me ayudó a bajarme un poco los vaqueros.

 

—Ok Bella, estará frío —me dijo la doctora con el pote de gel en sus manos.

 

—Como siempre —dije estremeciéndome cuando lo sentí tocar mi piel.

 

—Mira Bella —me llamó mostrándome la imagen de mis hijos—. Mira, tú bebé será un buen hermano mayor, está protegiendo a su hermanita. En la imagen mi hijo escondía a su hermana, cada vez que la enfocaban a ella él se atravesaba. —Tienes treinta semanas y un día, el niño pesa un kilo setecientos gramos y la niña un kilo ochocientos gramos, ambos miden cuarenta y dos centímetros. —me indicó con una sonrisa—. Debes tener reposo, ellos ya están buscando la posición de parto.

 

—Lo tendré, lo prometo. ¿Lo demás está bien? —pregunté con lágrimas en los ojos. Para mí lo más importante, es que mis hijos estén bien.

 

—Todo está bien: pulmones, corazón, todo. —respondió, dejando escuchar los rápidos latidos de los corazones de mis hijos.

 

TUM, TUM, TUM, TUM, TUM, TUM.

TUM, TUM, TUM, TUM, TUM, TUM.

 

—Los voy a malcriar tanto —dijo Alice dando saltitos y aplaudiendo.

 

— ¿Siempre es así? —preguntó la doctora en un susurro solo para mí.

 

— ¿Así de loca? —devolví la pregunta, ella asintió—. Si, siempre es así.

 

—Te escuche Isabella Marie Swan —me retó Alice. A veces pensaba que tenía oídos súper desarrollados como los vampiros—. No vuelvas a llamarme loca, solo estoy feliz.

 

—Está bien, está bien, lo siento Alice —me disculpé rápidamente.

 

—Es todo Bella, puedes limpiarte —me indicó, tendiéndome la toallita húmeda—. Nos vemos en el escritorio.

 

Dicho esto salió de nuestra vista y dejándonos solas.

 

—Déjame ayudar, Bella —dijo Rosalie quitándome la toalla de las manos y limpiando muy suavemente mi vientre, mis hijos se movieron cuando ella los acarició al terminar—. Si mis lindos niños, soy tía Rose —dijo dejando un beso en mi vientre, mis bebés volvieron a moverse. Me bajé de la camilla con su ayuda, caminamos hasta donde nos esperaba la doctora. Ella estaba hablando por teléfono, le explicaba algo al del otro lado de la línea. No alcanzamos a oír que decía ya que colgó en cuanto nos vio.

 

—Bien Bella, solo nos falta ocho semanas para realizarte la cesárea —me informó. —Solo ocho semanas…. —susurré colocando mis manos sobre mi vientre con una estúpida sonrisa en el rostro.

 

"Ya falta poco."

 

—Todo saldrá bien, toma la ecografía y tu receta —me tendió un sobre blanco.

 

—Gracias, ¿segura que todo estará bien? —pregunté un poco asustada.

 

—Claro que sí, no tienes nada qué preocuparte —dijo en modo tranquilizador—. Nos vemos dentro de unas semanas.

 

—Hasta pronto —nos despedimos, salimos del consultorio y llegamos al escritorio de la señora Cope.

 

— ¿Cómo está todo? —preguntó dándome mi nueva cita.

 

—Todo está bien.

 

—Me alegro, mira mi niña esto es un presente de Margarita y mío, para tus bebés —dijo tendiéndome dos bolsas de regalo, una rosa y la otra azul.

 

—No debieron molestarse, pero muchas gracias —murmuré con mis mejillas ruborizadas dándole un abrazo. Los abrí y el aire se me quedó atorado en mi garganta y mis ojos se llenaron de lágrimas. Había un lindo vestido de color blanco y rosa tejido, con sus zapatitos y se gorrito. Un hermoso conjunto también tejido este consistía en un monito largo y una camisa manga larga en color blanco y azul, con sus zapatitos y su gorrito.

 

—Los tejimos nosotras mismas —dijo un poco apenada—. Esperamos que te guste.

 

—Muchas, muchas gracias —dije dándole un nuevo abrazo—. Son hermosos.

 

—No le bordamos en nombre, ya que no nos has dicho como les pondrás —dijo ayudándome a guardarlos de nuevo en sus bolsas.

 

—Es una sorpresa —me salí por la tangente—. Hasta pronto, tenemos mucha hambre.

 

—Cuídense, mi niña.

 

—Siempre —dije. Llegué al ascensor donde me esperaban, las tres con los brazos en garras y los ojos entrecerrados—. ¿Qué? —pregunté confundida.

 

—Estaba tan ocupada con la decoración que pase por alto ese detalle —murmuró Alice cuando ya estábamos dentro del ascensor.

 

 

"Y ahora que mosca les pico a estas."

 

—Desembucha Bella, ¿qué nombres les pondrás?

 

Todo el drama era por eso, les rodé los ojos.

 

—Los sabrán el día que nazcan —les volteé la tortilla, ellas no me dejan ver la decoración yo no les digo lo nombres elegidos.

 

—No me juegues con la psicología inversa —Alice estaba que echaba chispa.

 

—Así como no puedo ver la decoración, ustedes no sabrán qué nombres les pondré —dije en forma solemne, no me harían cambiar de opinión. A nadie le diría. A menos que aparezcan un chico de ojos verdes esmeraldas y cabello cobrizo.

 

— No sé como Edward podía aguantarte, eres exasperante —dijo Alice subiéndose al coche, pude escuchar la risita sofocada de Rose. Esto es lo que más la divierte sacar a Alice de sus casillas.

 

—Yo sé por qué —susurré con una gran sonrisa, ella me rodó los ojos y se encogió de hombros, así que continué—. Así como Jasper aguanta tu obsesión por la moda, como Emmett aguanta la altanería o la obstinación de Rosalie. Por que me ama.

 

Rose asintió a mi explicación.

 

—Mi Nina, solo espero que no sea Edward —dijo de pronto mi Bubú, la miré confundida. ¿Qué problemas hay si le colocó Edward a mí bebé? Es un nombre bello y así se llama su padre.

 

— ¿Por qué, Bubú? —pregunté recostando mi cabeza en su hombro—. Me gusta Edward, es un nombre lindo.

 

—Lo sé, pero yo me quedaría sin hijo entonces y ustedes sin padres —respondió con una sonrisa. Levanté mi cabeza y la miré—. Tú padre le daría un infarto si lo llamas así —me explicó, no pude evitar reírme. Sabía que mi Bubú tenía razón, mi padre se va a morir cuando se entere del nombre de su primer nieto. Del que hereda su legado. Con mi enorme sonrisa recosté de nuevo mi cabeza en su hombro y después de unos minutos caí en la inconsciencia.

 

 

 


 

Gracias a todos aquellos lectores anónimos que leen esta historia y dejan su voto. También gracias a: Sachiko065, MayaMasenCullen, AstridCullen, BrendiTwilithg, Martha, AngelNegro, Baaarbyguffanti, NathalyR, Bechi, Robsesionada2013, Haf276, Reenes_tylor, Aylin, HindyraCullen, Monica2408, MariaGomez2312, Isabella_256, AndreAlice, Val395, NorblackdPattinson, Vale2Cullens, Ayame, BripatCullen, SablanCullen, Jaedbellsnessi, Yalexa, Honey, Priscy_Cullen, Nenamadilinda, Vikingay, Xiomy, Anayely_29, GloriaCullen, Carocruzz, PrincesaVespa, Kristy_87, SabriiCullen, Zuleidy, LoreeFernandez, Ec07, Silmo, NicoleCullenPattinso, Winney_03, Mafe, Samilan, Adrianav15Diaz@Gmail, Jemi910, ChicaEdward, Rebekah_Mikaelson, Bibi_Cullen_Swan_10, WishanDangel, BeaBell, LoreeIsaCullenSwan, SofiRojas280, Mili_Cullen, Viviana, LucyPattinsonCullen, MimaBells, AymeCullen, Crazy_Jacob_Edwuard, Isvi2507Edward, Micaela Fernandez, Karolay28, Lachopilara, Karenttz3lVulturi, Valegis, RosalieWolfVamp, SofiaCulen, Aleariass, Melii, Nicoli, Maca-c, Jesiflexer, Elenita4_Cullen, Annaris, Andrea_black, Mayita, AnarilRamirez, Hello, OswalgoMonasterius, IsabellaKriste1421, Daryanny Cullen, TikaCullen. Por sus comentarios y su voto.

Los capítulos son dedicados a ustedes espero que les gusten.

Besos desde Venezuela.

Capítulo 8: La visita de Don Carlisle Cullen: Capítulo 10: Día de las madres:

 


Capítulos

Capitulo 1: El comienzo de esta historia de amor: Capitulo 2: Cumpleaños de Bella: Capitulo 3: La separación: Capitulo 4: Forks: Capitulo 5: Sospecha de embarazo: Capitulo 6: El primer movimiento de los bebés: Capitulo 7: La reacción de Charlie y Angustia por Edward: Capitulo 8: La visita de Don Carlisle Cullen: Capitulo 9: Por fin noticias de Edward: Capitulo 10: Día de las madres: Capitulo 11: El parto de Bella: Capitulo 12: Elizabeth Marie y Ethan Anthony Cullen Swan: Capitulo 13: Bautizo de los bebés y El viaje a Bostón: Capitulo 14: El prrimer cumpleaños de los bebés y La aparición de Jacob: Capitulo 15: Paseo con Ethan y Elizabeth: Capitulo 16: El embarazo de Rosalie: Capitulo 17: Altercado con Charlie y El parto de Rosalie: Capitulo 18: Desde el inicio de la relación hasta el encuentro con Elizabeth: Capitulo 19: Una visita inesperada: Capitulo 20: Búsqueda de Bella: Capitulo 21: Jasslye Anthonela ¿Swan? Capitulo 22: Después de diez años vuelvo a verte: Capitulo 23: Es Bella y ¿Son mis hijos? Capitulo 24: Una maravillosa noche Capitulo 25: La cabaña y La visita de Tanya Capitulo 26: Compromiso Capitulo 27: Estoy embarazada Capitulo 28: El gran día Capitulo 29: Luna de miel y Celos Capitulo 30: Enfrentamientos, Risas y Amenazas Capitulo 31: ¿Que es el sexo? Capitulo 32: James Capitulo 33: El secuestro de Tony, Bella y Lizzy Capitulo 34: Parto de Bella Capitulo 35: Regreso del pasado Capitulo 36: Alianza inesperada Capitulo 37: Vulturi, ¡firmaron su sentencia de muerte! Capitulo 38: ¡No debieron tocar lo que más amo! Capitulo 39: ¡Enfrentame como honmbre Demetri! Voy a matarte con mis propias manos Capitulo 40: No me dejes, Edward

 


 
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