El amor siempre vence a pesar de todo (+18)

Autor: isakristen
Género: Romance
Fecha Creación: 17/01/2013
Fecha Actualización: 25/08/2022
Finalizado: NO
Votos: 188
Comentarios: 473
Visitas: 363024
Capítulos: 40

Summary: Dos poderosas familias de la mafia enfrentadas desde hace generaciones por dominar la ciudad. Pero serán las hijas Charlie Swan: Rosalie, Alice e Isabella y los hijos de Carlisle Cullen: Emmett, Jasper y Edward quienes decidan que ya era hora de acabar con ese absurdo enfrentamiento Sin ser consciente del horror que se desataría al final, al enfurecer al que creían su mayor aliado.

 

Prologo:

Bella una adolescentes de 14 años, hija menor de Charlie Swan uno de los mafiosos más peligrosos de Chicago. Novia de Edward Cullen un adolescentes de 16 años hijo del mafioso Carlisle Cullen.

Su amor puro e inmenso era amenazado por sus familias, quienes desde hace años tenían una rivalidad por el dominio del poder. Ellos al enterarse de la relación amorosa de los jóvenes deciden separarlos y enviarlos lejos. Sin saber que su amor ya había dado frutos, unas pequeñas personitas que iban protegidas en el vientre de su madre, la cual los unirían para siempre. Dos niños con la marca del sol naciente en el brazo izquierdo de los Swan como la media luna en el brazo derecho de los Cullen.

Diez años después su amor seguía intacto, más grande que antes y ellos estarán listos e dispuestos a luchar por él y por su felicidad, uniendo así ambas familias. Quienes tendrían que unirse y luchar por la misma causa. Dos niños intocables por ambos bando, siendo su talón de Aquiles. Y sus enemigos no dudaran en utilizarlos, matando así dos pájaros de un tiro; rompiendo en el camino el acuerdo llegado desde hace generaciones de no incluir en la rivalidad a las mujeres y a los niños.

  


 "Los personajes más importante de esta historia son propiedad de Stephanie Meyer pero la trama es mía y no esta permitido publicarla en otro sitio sin mi autorización"

 


 

 Historia registrada por SafeCreative bajo el código 1307055383584. Cualquier distribución, copia o plagio del mismo acarrearía las consecuencias penales y administrativas pertinentes.

 


 

 Traíler de esta historia ya esta en youtube y en mi grupo  en facebook "Entre mafiosos y F.B.I"


Link del grupo de Facebook

https://www.facebook.com/groups/1487438251522534/

 Este es el Link del trailer: 

http://www.youtube.com/watch?v=BdakVtev1eI&feature=youtu.be

 

 


Hola las invito a leer mi Os se llama: Si nos quedara poco tiempo.

http://lunanuevameyer.com/salacullen?id_relato=4201

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Capítulo 21: Jasslye Anthonela ¿Swan?

Capítulo beteado por Manue Peralta, Betas FFAD www facebook com / groups / betasffaddiction

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Nacimiento de Jasslye Anthonela

BPov.

 

Hoy viernes 2 de julio del 2010.

 

Mi reloj marcaba las cinco con treinta y cinco de la mañana. Por lo que ya era momento de levantarme de la cama, aunque la idea de quedarme una rato más fuera muy tentadora. Pero mí día sería muy agitado y ocupado por lo que no debía darme ese lujo. Me levanté a pesar de haber tenido una terrible noche. No había logrado dormir no más de unas cuatro horas. Estaba muy preocupada y estresada. Era muy consciente que mí día iba a resultar un completo caos. Además de que a mí mente llegaron todos los recuerdos de los maravillosos momentos que fui muy feliz al lado de Edward.

 

Sabía perfectamente que:

 

Mis hijos son ahora mi felicidad. La razón de mi existencia. El motivo por el cual, me levanto cada mañana. Mi orgullo como madre. La inspiración para alcanzar mis metas.

 

Pero a pesar de ello, no puedo evitar sentirme triste y desdichada. Cada día crece mí anhelo por Edward. Cada día lo extraño más. Cada día añoro pasar tiempo con él. Cada día lo amo mucho más que la primera vez.

 

Cuanto me gustaría poder verlo aunque sea de lejos. Sin poner en riesgo la vida de nuestros hijos. Puesto que a pesar de que Charlie y yo no nos hablamos, siempre encuentra la forma de recordarme su amenaza.

 

De los Cullen no he vuelto a tener noticias, desde hace mucho tiempo. No sé si fue que la señora Cullen se cansó de mis desplantes y de no contestar sus llamadas o ya tiene nuevos nietos a quienes cuidar y mimar. Cosa que me alegra y entristece a la vez.

 

Caminé en puntillas con sumo cuidado de no despertar a ese par de monstruitos, quienes dormían plácidamente en mi cama. Llegué a mi cuarto de baño, puse a correr el agua mientras me despojaba de mí pijama, consistía en un Baby Doll de color negro con un tirante más grueso de lado izquierdo y el derecho un poco mas pequeño; entallado al cuerpo con franjas salteadas, ya que algunas franjas de piel se logra ver y en forma de olas con un bonito vuelo. Entré a la ducha.

 

Di un suspiro de alivio al sentir como el agua caliente mojaba mi piel y relajaba mis músculos tensionados. Recosté mi cabeza contra las frías baldosas de color verde.

 

—Te extraño Edward —susurré con un suspiro.

 

Duré alrededor de cinco minutos en esta posición. Suspiré profundo, despegando mi frente de la pared. Tomé mi shampoo favorito con olor a fresas y fresías. Me coloqué un poco en la palma de mi mano para luego lavar mi cabello con el. Estaba en eso, cuando sentí un cálido cuerpecito impactar contra mis piernas y unos pequeños bracitos rodear mi cintura, seguida de unas melodiosas risas. Risas que reconocería aunque estuviera muerta.

 

—Mami —llamó mi princesa.

 

Abrí mis ojos luego de echarme un poco de agua en el rostro. Mi gatita estaba desnudita mirándome fijamente con sus hermosos ojos, sus rizos alborotados estaban un poco húmedos, su angelical rostro estaba adornado con una bella sonrisa. Sonrisa que correspondí al instante. Alcé mi vista y vi a Tony quitándose el bóxer de color azul eléctrico. Me sonrió torcidamente antes de entrar a la ducha con nosotras.

 

Nos turnamos para estar bajo el chorro de agua. Le lavé su cuerpecito y el cabello. Salimos de la ducha una media hora más tarde. No podía darme el lujo de durar más tiempo.

 

Tengo una junta muy importante a las ocho en punto de la mañana con todos los departamentos. En un mes será el baile anual de los autores. Por lo que todo debe planificarse hoy mismo. Kathleen ya ha adelantado y el lugar donde será la recepción está listo.

 

A las once de la mañana tengo una reunión en el colegio de mis niños. En dos semanas es la promoción, por lo que no puedo faltar.

 

A las dos de la tarde mis niños tienen cita con el pediatra.

 

A las cuatro de la tarde Tony tiene práctica de futbol hasta las cinco de la tarde. Luego de seis a siete prácticas de piano, a la cual va a faltar.

 

Elizabeth debe estar a las cinco de la tarde en la academia de Danza. Hoy será la selección de las niñas que irán a competir en las regionales con meta de llegar a las naciones. No estaba preocupada por ella. Mi nena es una excelente bailarina. Ella practica Jazz, Tap, Ballet. Lo sé, son demasiadas cosas para una niña de seis años. Pero a ella le encanta.

 

Los dejé sentados en mí cama viendo Phineas y Ferb mientras iba a mi armario por mí ropa y me vestí.

 

Un conjunto de ropa interior de brasier tipo pucho de color blanco escotado y bragas a juego sostenidas por dos pequeñas tiras. Un vestido de color negro con un hombro de lado derecho en forma de red y el izquierdo desnudo, ceñido al cuerpo hasta medio muslo. De calzado unos Gucci de color negro con pedrería blanca que sujetan los dedos y también en los tobillos que se atan con un muy elegante mono al tobillo. El cabello lo recogí en un moño alto sujetado por horquillas. Me maquillé ligeramente, un poco de sombras de color rosa pálido en los párpados, rímel en las pequeñas y gloss rosa en los labios. Saqué del perchero mí sobretodo de color negro.

 

—Listo, vamos a vestirlos —murmure tomándolos de la mano.

 

Fuimos primero a la habitación de mi gatita. A ella le coloqué un vestido de color rojo con una franja blanca a la cintura y un broche de pliegues en forma de flor color blanco y rojo, ajustado al pecho y suelto en la falda hasta tres dedos por encima de las rodillas. Una braguita de color blanco al igual que las medias pantis, unas medias de vestir con un lazo en color rojo. De calzado, unos zapatos patente de color negro. Sus rizos broncíneos se los recogí en un moño alto sujetado por unas horquillas, dejándole unos cuantos rizos sueltos que enarcaban su bello rostro.

 

—Mami, ¿puedo colocarme labial? —preguntó mi gatita cuando entrábamos a la habitación de Tony.

 

—Un poquito de brillo bebé —respondí mientras buscaba la ropa de Tony.

 

Lo vestí con un traje casual. Chaleco a rayas y pantalón de color negro, camisa azul cielo, una corbata negra con estampados en pequeños círculos blancos y un pequeño pañuelo color azul cielo en el bolsillo del chaleco lado derecho, un bóxer de color blanco al igual que las medias. De calzado, unos zapatos patente de color negro. Me fue imposible domar su cabello. Tony había heredado el cabello rebelde de su padre. Por lo que me rendí y se lo dejé desordenado. Se veía tan hermoso y tan parecido a Edward.

 

Nos perfumé a los tres, le coloqué un poco de gloss rosa a mi nena. El mismo que me coloqué yo. Tomé sus bolsos. Los había preparado la noche anterior. Salimos de la habitación de Tony, descendimos las escaleras, al llegar al tramo que baja a la planta baja nos encontramos a Alice.

 

—Buenos días Al —saludé con un beso en la mejilla.

 

—Buenos días a los tres —saludó besando las mejillas de mis niños—. Están hermosos —los alabó con una sonrisa, haciendo que mi nena diera una vuelta bajo su atenta mirada.

 

—Buenos días mamá Alice —saludaron los dos al mismo tiempo.

 

—Tú también estas muy hermosa —la alabó Tony.

 

Alice iba con un vestido de color negro entallado cruzado de los hombros, pero dejando ver la piel de los hombros con un hermoso cintillo plateado abajo del busto, hasta medio muslo. De calzado unos Gucci de color negro cerrado de los dedos libres del empeine. El cabello lo llevaba en una media cola de caballo con ondas.

 

—Gracias Tony, pero vamos a desayunar que se me va hacer tarde —murmuró Alice tomando la mano de mi gatita y bajando las escaleras.

 

Me hermana iba a ser entrevistada por la revista People. Tomé la mano de mi hijo y le seguimos unos pasos más atrás.

 

—Te amo hombrecito —susurró pasándole mi brazo por los hombros.

 

—Yo también te amo mami —susurró con una sonrisa torcida. Le tomé el rostro y le besé ambas mejillas.

 

—Tony bebé, ve al comedor mientras voy a guardar esto en el coche, ya los alcanzo —dije cuando llegamos a la planta baja.

 

—Ya no soy un bebé mami, soy un niño grande —me contradijo serio.

 

Ethan para él, ya es un niño grande que ya no necesita de mis cuidados. Ya no le gusta que le diga bebé ni que lo mime. Mi nene se ha vuelto tan independiente. Lo que no es el caso de mi gatita. Ella es todo lo contrario. En cualquier momento me recuerda que ella es mí bebita.

 

Los amo tanto a los dos.

 

Caminé hasta el garaje. Guardé todo en el asiento del copiloto y regresé adentro.

 

En el camino recordé como había sido la fiesta de cumpleaños de mis niños. Ellos se divirtieron y disfrutaron tanto con sus compañeros de clases y nuestros vecinos. Alice como siempre se lució en toda la decoración. Tanto Lizzy como Tony recibieron un montón de regalos y estuvieron encantados con ellos. Pero que niño no va a estar encantado que le regalen casi media juguetería. Cortesía de Liam.

 

Dios ese hombre no entiende un "No" por repuesta. Pero gracias a Dios es una cosa sana. No como ciertas personas que no quiero pensar su nombre.

 

Charlie me sorprendió con su presencia, llegó en junto a mí Bubú, quien había viajado a Chicago dos días atrás. Por no sé que cosa. Junto a Charlie venía Billy Black. Pero lo que me alegró fue no ver a Jacob. Pero a pesar de eso, me hubiese gustado que Charlie se abstuviera de venir ese día. Si iba a andar con mala cara en toda la fiesta. ¿Por qué vino? Para ser sentir mal a mis niños, que lo único que quieren es que su abuelo los quiera. Si Charlie no quería que mis niños se le acercaran, no hubiese venido. Yo no lo quería aquí. Sabía que esto iba a pasar.

 

Pero sin duda, lo que nunca me esperé, es que no dejará que mis niños estuvieran cerca de Emerson ni que Emer tratara de alejarse de Charlie e ir con mis niños. Eso fue lo que faltó para ver la cara de tristeza en mi nenita. En ese momento lo vi todo rojo. En ese momento Charlie Swan se iba a enterar quién es Isabella Swan, pero Liam y Alice no me lo permitieron. Rose fue la única que se escabulló ya que no le prestaron atención a ella. Se le acercó a Charlie, le había quitado el niño y su mano derecha la estampó en la mejilla de mí padre. No logré escuchar que le dijo. Solo vi como Charlie me fulminaba con la mirada y mascullaba.

 

Después de eso, no lo vi por ninguna parte, cosa que agradecía y me dispuse a disfrutar con mis niños.

 

—Mami, mamá Alice quiere que yo sea la imagen de su próximo lanzamiento con la colección de ropa para niñas —la voz de mi gatita me sacó de mis pensamientos.

 

No me había dado cuenta que estaba entrando al comedor. Miré con una ceja alzada a mi loca hermana. Cree ella que yo iba a permitir eso.

 

—No digas, No. Cuando tenga más tiempo hablamos —dijo como si me leyera el pensamiento— ¿Qué les parece si mañana nos vamos los seis al cine?

 

Sabía lo que intentaba, cambiar de tema, para que yo no objetara nada, con lo que ella no tuviera con que contradecirme.

 

Me senté a un lado de Tony.

 

—Si, ¿podemos mami? —preguntaron los dos al mismo tiempo. Y como nunca les puedo negar nada…

 

—Claro —respondí comenzando a comer del plato que Leah había dejado frente a mí. Ensalada de fruta, zumo de naranja, crepes y café. Pero hoy solo quería la ensalada de frutas y el zumo—. Solo hay que decirle a Rose.

 

—De eso me encargo yo —murmuró Alice luego de tomar un poco de zumo.

 

El resto del desayuno lo tomamos en silencio. De vez en cuando Tony y mi gatita hablaban entre ellos. Alice estaba sumida en sus pensamientos al igual que yo. No sabía como resultaría mí día, pero sin duda, hoy necesitaba clonarme.

 

Rose, junto con Emer, se nos unió cuando ya casi terminábamos. Lizzy y Tony se encargaron de contarle nuestro plan para el día siguiente. A lo cual Rose no sé negó y aportó que luego del cine, fuéramos por una pizza y unos ricos helados.

 

Mis niños y yo salimos de la casa a las siete y media. Llegamos a la editorial con el tiempo justo de acomodarlos en mi oficina. Kathleen me leyó rápidamente mi agencia, la cual me la sabía de memoria. Además que avisarme que en la sala de juntas ya me esperaban y que todo estaba listo. Ella se quedó con mis niños.

 

Así comenzó mi ajetreado y estresante día. La junta fue un completo caos. No llegábamos a un acuerdo. Charlie lo venía haciendo de una forma y a los jefes de los departamentos no le gustaba que yo la hiciera de una forma diferente. Después de varias discusiones, me harté de todo y decidí que Danna y Paola se encargarían de todo. Ellas eran neutras, no estaban de ningún bando. Por eso las escogí. No tenía más tiempo para escuchar la cantaleta de estos señores.

 

Salí de allí directo a mí oficina por mis niños, firmé los documentos que Kathleen tenía apilado sobre mi escrito y que no podían esperar hasta el lunes.

 

En el ascensor Lizzy y Tony tuvieron una discusión, que ni siquiera supe por qué. Lo cierto es que al acomodarlos en el asiento trasero, no se hablaban y cada quien miraba por una ventanilla.

 

Salí rumbo al colegio, al que llegué con cinco minutos de retraso. Gracias a Dios la reunión no había comenzado. Esta trató de organizar dónde y cuándo se llevaría a cabo la promoción. Otro griterío más, ya que a algunas madres no les gustaba con la profesora pensaba hacerla y tampoco les gustaba la opinión de las demás representantes.

 

A las doce y media manejaba por las calles de Nueva York rumbo al primer restaurant que no necesitaba reservación. Mis niños cargaban mucha hambre, cosa que los hacía más irritante entre ellos y que discutirán por cosas son importancia. Me estacioné en un restaurant Italiano. Mí primera elección o alguno de mis niños terminaría sin algún miembro.

 

Elizabeth no se deja intimidar por Ethan, cosa que le disgusta y saca de quicio a Tony. Ya que él al final pierde, puesto que nunca le haría daño a su hermana. Mi gatita sabe eso y lo juega a su favor.

 

—Buenas tardes, una mesa para tres por favor —pedí amablemente al maître.

 

—Por acá por favor —nos indicó que la siguiéramos.

 

En cuanto estuvimos acomodados en nuestra mesa se nos acercó un mesero y nos dejó la carta. Pero como mis niños estaban más pendiente de discutir entre ellos, ordené para los tres raviolis de cesta más unas cocas colas.

 

Nuestro pedido llego diez minutos más tarde. Los ravioles estaban deliciosos. De postre, ordené mousse de chocolate blanco, espuma de cacao y praliné de avellanas. El preferido de mis niños. Al terminar cancelé la cuenta con mi tarjeta de crédito. Aquella que Charlie no sabía de su existencia.

 

Salimos apresurados del lugar. Ya eran las una y media. La cita con el pediatra es a las dos de la tarde. Abroché sus cinturones y me subí al coche, saliendo rápidamente. Encendí el estéreo y el silencio fue llenado por "Tito el bambino".

 

Íbamos a la mitad del camino cuando el sonido de mi celular interrumpe la canción que sonaba.

 

Llamando casa. Contestar o ignorar llamada —se escuchó la voz de la operadora.

 

—Responder —dije de inmediato—. Hola.

 

—Bella es Leah —se escuchó por todo el interior del coche.

 

—Dime Leah —murmuré dando vuelta en una esquina.

 

—Debes volver a casa… —Leah, los niños tiene cita con el pediatra —la interrumpí defendiéndome en un semáforo.

 

—Mami ¿¡nos compras un dulce!? —pidió mi princesa señalando al chico con una canasta. Le toqué la bocina varias veces para que se acercara.

 

—Bella, aquí esta el señor Pogue, es el abogado de Caled y Sara. Debes venir de inmediato. Es urgente.

 

—Voy para allá —informé antes de colgar la llamada.

 

Bajé el vidrio luego de buscar efectivo. Compré un dulce para cada uno. El coche cobro vida en cuanto cambió la luz a verde. Manejé por dos cuadras, hasta la siguiente intercepción, tomé la vía para llegar a la mansión.

 

A mitad del trayecto marqué a la oficina.

 

—Buenas tardes, Editorial Swan, ¿En qué le puedo ayudar?

 

—Kathleen es Bella, por favor ¡Llama al consultorio del Dr. Donovan y pide otra cita! —dije pasándole el termo con agua a Tony.

 

—Gracias mami —murmuró antes de tomar agua.

 

—De nada amor.

 

—Confirmo y te informo, ¿Algo más? —indagó.

 

—Cancela toda mi agenda del lunes.

 

—Por supuesto.

 

—Gracias Kathleen —murmuré antes de colgar la llamada. Entré en la calle donde estaba ubicada la mansión.

 

Dos minutos después, me estacionaba en el garaje, seguido de Sam y los demás.

 

Entré al recibidor con mis niños de cada mano y Sam pisándome los talones.

 

—Buenas tardes —saludé cortésmente al hombre de unos treinta y poco y unos veinte tantos. Tez bronceada. Ojos color miel. Cabello castaño claro hasta los hombros, labios carnosos y llenos, nariz perfilada. No estaba tan mal este hombre. Él se encontraba sentado en el sofá en frente de Rosalie.

 

—Buenas tardes ¿Alice Swan? —preguntó estrechando mi mano. La que hace un momento sostenía la de mi gatita.

 

—Isabella Swan, Alice es mi hermana —respondí con una sonrisa de cortesía.

 

—Soy Alice Swan ¿Quién me busca con tanta urgencia? —preguntó Alice entrando al recibidor con su andar de bailarina.

 

—Travis Pogue, abogado Travis Pogue y necesito hablar urgentemente con las hermanas Swan especialmente con Alice Swan —se presentó el hombre desconocido. Bueno ahora no tanto—. En privado —informó mirando a Sam, Paúl y Embry.

 

—Pasemos a mi despacho —dijo Rose señalando el camino.

 

—Leah, ¿puedes encargarte de los niños, por favor? —pedí amablemente. Leah los tomó de la mano y se los llevó a la cocina.

 

—Las damas primero —murmuró caballerosamente.

 

Rose encabezó la fila en su pose de abogada despiadada. Alice y yo caminamos a la par. El abogado venía detrás de nosotras.

 

— ¿Sabes de que va esto? —susurró Alice— Por que yo no tengo idea.

 

—Yo tampoco, pero algo hiciste, ya que te buscan a ti —susurré entrando al despacho.

 

—Bueno señoritas Swan —comenzó luego de haber tomando asiento en el sillón que Rose le indicó. Rose tomo asiento detrás del escritorio de caoba. Alice y yo en el otro sillón, las dos juntas. Solo hay tres sillones en este despacho— Represento al señor Danvers, él y la señora Danvers sufrieron un accidente automovilístico hace tres días, en el cual el señor Danvers falleció instantáneamente. La señora Danvers sobrevivió, pero con daño cerebral irreversible. Por lo que la desconectaran tan pronto le hayan practicado la cesárea. Ella tiene un documento de no reanimación.

 

— ¡Oh por dios! —susurré llevándome las mano a la boca.

 

Caled mi loco amigo y Sara mi hermosa amiga estaban muertos.

 

—Los señores Danvers solicitaron mis servicios al enterarse de la existencia del bebé. Si algo les llegase a pesar, yo debía acudir a ustedes, ya que la señorita Alice Swan es la tutora legal de la menor —dijo sacando varios documentos de su maletín de cuero negro y entregándoselos a Alice, esta a su vez se los pasó a Rose—. La señora Danvers se complicó esta mañana por lo que la cesárea se debe estar llevando a cabo en estos momentos o la menor sufriría daño.

 

— ¿Rose? —susurró Alice con los ojos como platos, mirándola fijamente.

 

—Esto es legal Alice. Tienes la guardia y custodia del bebé —respondió Rose sin levantar la vista de los documentos.

 

—Pero, ¿por qué? —preguntó al señor Pogue.

 

Sabía que Caled no tenía más familia, su madre murió hace tres años. Pero Sara tiene un hermano.

 

—El señor Danvers les dejo esta carta —respondió sacando un sobre de color blanco y se lo entregó a Alice, que estaba tan ansiosa, que lo desgarró tan pronto lo tuvo en sus manos.

 

Como yo estaba sentada a su lado, podía leerlo fácilmente.

 

Hola chicas, si están leyendo esta carta es por que a Sara y a mí nos ocurrió algo grave y nuestro mayor tesoro las necesita.

Alice… te confío a mi hija, por favor cuida de tú sobrina.

Rosalie y Bella les pido a ustedes que ayuden a Alice en la crianza de mi niña. Por favor no vayan a pensar que no confiaba en ustedes, pero… Rose tú tienes a Emerson y Bella tienes a Elizabeth y a Ethan. Sé que ustedes entenderán.

Se estarán preguntando ¿Es nuestro hermano? y la respuesta es sí.

Soy hijo de ilegítimo de Charlie Charles Swan. Aunque siempre supe de mis tres hermanas desde que tengo memoria.

Mi madre fue la otra. Ella y Charlie mantuvieron una relación por más de un año. Relación de la cual nací yo. Una relación que fue mientras Charlie estaba casado con su madre.

Mi madre a pesar de haber contraído matrimonio tiempo después con mi padre Daniel Danvers, siempre me dijo que tenía tres hermanas. Una mayor por dos años, otra menor por unos meses y la última de todas, la menor, la princesita consentida de Charlie, por dos años.

También me dijo que nunca le había dicho a Charlie de mí existencia y yo nunca me interesé en buscarlo. Para mí, mi padre es Daniel Danvers. Charlie Swan no sabe que alguna vez existí y por favor espero que continúe así.

Por ese motivo, siempre las cuidé desde que las conocí. Era mi deber como hermano. Rose te pido perdón por no estar junto a ti y defenderte el día que te agredieron. Me dio un ataque de rabia cuando me enteré. Te fallé y te pido perdón.

También se preguntaran como las reconocí. Bueno… digamos que yo también tengo el sol naciente en mi brazo izquierdo.

Alice, hermanita, mi abogado se encargará de todo. Mi nena será legalmente tuya, como si la hubieras llevado en tú vientre. Sara y yo lo acordamos así, ya que el hermano de Sara no es muy buena persona y no lo quiero cerca de ustedes ni de mi nena. Su nombre es James… James Harrison.

Está en ti, si quieres algún día contarle todo la verdad. Pero por mí, no le veo el caso, ni Sara ni yo estaremos para ella, pero tú si. Nunca se lo digas.

Ah… se me olvidaba. Mi princesa recibirá un fideicomiso al cumplir los dieciocho años. Cortesía de su tío Caled.

Las quiere, su hermano,

Caled.

 

Ambas terminamos de leer al mismo tiempo, y eso que yo había leído unas tres veces "Cuida a tú sobrina" y "Soy hijo de Charlie". Alice me miró con los ojos como platos, yo solo me encogí de hombres. Pero estaba segura que tenía la misma cara de sorpresa. Alice extendió su brazo tendiéndole la carta a Rose. Está la leyó con detenimiento y terminó con la misma impresión.

 

—Solo hay una pequeña clausura. Deberán vivir por mínimo dos años en Los Ángeles. La menor podrá viajar, pero con tiempo limitado. Hasta que se cumpla el plazo —la voz del abogado interrumpió nuestro contrato visual— ¿Eso supone algún problema?

 

—Eh… no, claro que no —respondió Alice respirando profundamente.

 

— ¿Cuándo tendríamos que partir? —pregunté levantándome de mí lugar. Necesitaba asimilar todo esto.

 

Tengo un hermano o mejor dicho tenía un hermano que sabía de mí, pero yo no de él. Además de que era la persona que consideraba mi amigo.

 

—Lo más pronto posible. Esta noche es lo más conveniente. La menor debe estar naciendo en este instante —respondió mirando su rolex.

 

—En ese caso —dijo Rose colocándose de pie—, necesitamos ordenar algunas cosas.

 

—Por supuesto —el abogado se colocó de pie—. Hay un jet privado preparado para salir en cuanto estén listas. Esta es mi tarjeta —se la tendió a Alice—. Con su permiso, conozco la salida.

 

— ¡Dios! —murmuré dejándome caer en el sillón donde minutos antes estaba sentado el guapo abogado.

 

—Rosalie… —murmuró Alice con voz estrangulada.

 

—Yo tampoco lo creo —murmuró Rose con las manos en el rostro—. Pero todo es legal Alice, eres responsable de un bebé.

 

—Oh dios… ni siquiera sé que hacer —susurró Alice caminando por todo el despacho. Como león enjaulado.

 

—Sabes que estaremos ahí para ayudarte, ¿cierto? —pregunté abrazándola. Rose no tardó en abrazarnos a las dos.

 

—Lo sé… —suspiró profundo cuando nos separamos—. Ahora debo llamar a papá y encontrarme un reemplazo.

 

—Igual yo —murmuró Rose—. Debo encontrar quién se encargue de mis casos.

 

—Estoy con ustedes. Pero ya se quién me va a reemplazar.

 

Salimos del despacho, Alice en primer lugar, yo en medio y Rose detrás de mí.

 

—Lo primero que todo, es encontrar donde vamos a vivir —murmuró Alice desde el inicio de las escaleras.

 

—Yo me encargo de eso. Llevé el caso de la señora Morrison, ella es agente de bienes raíces. —dijo Rose con el teléfono en la mano—. También tiene una empresa de diseños de interiores.

 

—Bien, voy hacer mis maletas y las llamadas. Bella, ¿puedes decirle a alguna de las chicas que suba a ayudarme? —pidió Alice subiendo las escaleras. Asentí en su dirección.

 

Entré a la cocina y veo al trío de diablillos sentados en el desayunador comiendo helado de chocolate, fresa y mantecado. Leah y las otras chicas están cerca de ellos.

 

—Amy por favor sube a la habitación de Alice y ayúdala con su equipaje.

 

—Si señora —murmuró antes de salir. En este momento no estaba para repetir que no era señora.

 

—Lily tú sube a ayudar a Rose y Ana haz las de Emer.

 

—Claro Bella —murmuraron al mismo tiempo antes de salir de la cocina.

 

—Eugene por favor encárgate del equipaje de Elizabeth y Janet de las de Ethan.

 

— ¿Toda su ropa? —preguntó Eugene.

 

—No, solo las cosas más importantes —respondí limpiando la boca de Emer que estaba llena de helado de mantecado.

 

Lo más seguro era que Alice, en lo que todo estuviera resuelto se iría de shopping y nos cambiaría el guardarropa a todos.

 

—Enseguida —ambas salieron de la cocina.

 

— ¿De que va todo esto Bella? —indagó Leah.

 

—Te cuento más tarde. Aún no lo asimilo. ¿Me puedes ayudar con mi equipaje?

 

—Claro que sí.

 

—Ah... y por favor encargarte de que las chicas se lleven las cosas que dejamos de Lizzy y Tony y... las mías también. Juguetes, ropa…

 

—No te preocupes yo me encargo de eso.

 

Bajé a los niños de los taburetes de madera donde estaban sentados. Los llevé a la sala de juego.

 

Viendo como jugaban y se divertían me animé a llamar a Charlie. Tenía tanto tiempo sin hablar con él. No podía negar que a pesar de todo, lo extrañaba. Extrañaba a mí papi. Extrañaba como me consentía y como me decía que yo era su niñita y que nunca iba a dejar de serlo y yo como tonta me lo creí.

 

Pero ahora me doy cuenta cuán equivocada estaba. Si él me hubiese querido como decía, aceptaría mis niños por ser míos.

 

Tenía tanto tiempo sin hablar con él y lo primero que hace es gritarme. Que, ¡¿qué había hecho yo para que Alice lo llamará que ya no se haría cargo de la empresa?! Estaba súper cabreado y lo pagó conmigo. Ni siquiera me dejó hablar. Solo dejó claro que es su empresa y él hacía con ella lo que se le diera la gana, por lo que ni me molestara en decirle nada y me colgó la llamada.

 

Suspiré profundo y lo ignoré. No me iba a amargar por él. Mis hijos son lo más importante en mi vida y no los cambiaría por nada. Ni siquiera por Edward.

 

De inmediato Sam se pegó a mí como mi sombra. Charlie debía haberlo llamado diciéndole que me vigilara.

 

Cuando todo estuvo listo, Alice llamo al señor Pogue y él nos aviso que el jet saldría a las ocho en punto de la noche. Nos indicó donde debíamos ir.

 

Sam y Jared irían junto a nosotros en el jet mientras que los demás junto con Leah en nuestros coches y en las camionetas.

 

A las ocho de la noche abordábamos el jet con destino a Los Ángeles, California. El vuelo tendría una duración de unas siete horas y media.

 

Me senté en medio de mis hijos. Frente a nosotros había una mesa, luego estaba Rose, Emer en su sillita, a mi izquierda Alice y a mi derecha el abogado Pogue. Un poco más alejados estaban Sam y Jared. Estaba tan exaltada mentalmente que no detallé como estaba decorado el jet. Sabía que era blanco por fuera y colores neutros por dentro.

 

—Hay una habitación al fondo, ahí pueden descansar —nos informó el abogado antes de levantarse y dirigirse a la cabina.

 

—Ese hombre esta loco. Debo colocarle nombre a la bebe y decírselo ya. Así el podrá agilizar los documentos mucho antes de que lleguemos. Para encontrar un nombre perfecto se necesita tiempo —exclamó Alice indignada.

 

—Mamá Alice, ¿puedo escoger el nombre de mi hermanita? —preguntó mi gatita levantando la mirada de su dibujo.

 

—No, yo mamá Alice —contradijo Tony.

 

Hablé con mis niños luego de que todo estuvo listo. Además de que Ethan no podría ir a su práctica de futbol, de hecho no iría más. Debía encontrar donde él iba a seguir en Los Ángeles. Mi gatita faltó a la competencia de danza. Al principio se molestaron, pero al decirles que había nacido su prima y que teníamos que ir a buscarla e íbamos a vivir allá, no objetaron nada y se animaron de inmediato.

 

—Ok, los dos escogen un nombre —murmuró Alice mirando a la nada—. Dios… soy mamá de una nena. Podré diseñarle sus vestidos y muchas cosas. Elizabeth tendrás con quién jugar y modelar.

 

Creo que hasta ese momento Alice asimilaba toda la noticia.

 

Mi gatita asintió energéticamente.

 

—Ya no voy a estar sola —murmuró sonriendo—. Pero no te olvides de mi hermanito mami.

 

Me entró un ataque de tos al escucharla decirme eso.

 

Al cabo de unos minutos el jet despegó. Cuando estuvimos en el aire desabroche el cinturón de mis niños y el mío. Mi gatita se levantó y fue a sentarse en las piernas de Sam con una hoja y su lápiz color rosa. Tony le dio la espalda y se concentró en el nombre.

 

Cada cierto tiempo miraba a mi niña y la veía charlar con Sam y como éste negaba con la cabeza y ella tachaba en la hoja. También miraba a Tony y mi campeón tenía el ceño fruncido, señal de que estaba muy concentrado.

 

—Ya vuelvo —murmuró Rose con Emer dormido en sus brazos.

 

Caminó por el pasillo que lleva a la habitación y el baño.

 

— ¡Mamá Alice ya tengo el nombre! —la voz de mi gatita llegó a mis oídos.

 

Ella venía danzando hacia nosotras.

 

— ¡Igual yo! —dijo Tony levantándose para sentarse en mi regazo.

 

Mi gatita se sentó en el de Alice.

 

—A ver qué nombres tienen y si hacen juego —dije emocionada abrazando a Tony.

 

—Luego de pensar muchos nombres que no me gustaban, porque no son tan bonitos como Elizabeth, pero no podemos ponerle así, ya que es mí nombre —comenzó hablar mi gatita. No pude evitar soltar unas risitas—. Entonces decidí jugar con tú nombre y el de mí tío Jasper.

 

Alice la miró con adoración, y la estrechó contra su pecho.

 

— ¿Cuál salió? —preguntó Alice muy entusiasmada.

 

—Jasslye ¿Te gusta?

 

—Me encanta —dijo Alice dando saltitos en su lugar—. ¿Tú Tony?

 

—Yo también pensé en tío Jasper y en la tradición de los Cullen, por lo que me decidí por Anthonela, que viene de Anthony.

 

—Jasslye Anthonela Swan —murmuré sopesando—. Me gusta ¿A ti Alice?

 

—Yeeaahh —volviendo a dar saltitos pero estaba vez estaba aplaudiendo también—. Me acaban de salvar la vida. Como estoy bajo presión no lo hubiera hecho también como ustedes.

 

— ¿Qué te pasa Alice? ¿Por qué tanta alegría? —preguntó Rose sentándose a mí lado.

 

—Encontramos el nombre de la bebé mamá Rose, Jasslye Anthonela.

 

—Me gusta pero… ¿Qué hay con la tradición? —exclamó Rose.

 

—Al diablo la tradición —la contradijo Alice.

 

Después de eso, mis niños perdieron la batalla contra Morfeo y sucumbieron en sus brazos.

 

Elizabeth se quedó dormida en el regazo de Alice.

 

Ethan se quedó dormido en mi regazo, momento que aproveché en mimarlo. Acariciar su hermoso y pequeño rostro, su rebelde cabello. Con la yema de mis debo acaricie sus facciones. Sus párpados con un tono lavanda, sus cejas, su pequeña nariz, sus mejillas, sus carnosos labios de un colorcito rojo.

 

Amaba tanto a mí bebé. Por él y por su hermana daba mí vida si fuera necesario. Para no ser tan dramática, sacrificaba mí felicidad, para que ellos estuvieran a salvo.

 

—Mami ya no soy un bebé —susurró adormilado alejando mi mano que en ese momento acariciaba su rebelde cabello.

 

—Para mí siempre serás mi bebé —susurré atrayendo hacia mí para darle un beso en la frente, luego lo estreché más.

 

—Señorita Isabella, ¿necesita ayuda? —murmuró Jared de pie delante de mí.

 

—No, gracias Jared, yo lo llevo. —murmuré levantándome.

 

Alice ya había ido a llevar a mí princesa.

 

Dejé a Ethan a un lado de Emer, dejando a éste en medio de mi gatita y Tony.

 

La habitación es de color blanco, espaciosa, en el centro una cama King size con sábanas de color gris y cobertor a juego. Los muebles de color marrón.

 

Después de checar que todo estuviera bien, volví a mí asiento. No sé en que momento me quedé dormido, pero desperté cuando sentía a alguien moverme ligeramente por el hombro.

 

—Señorita Isabella despierte —la voz de Sam se escuchó muy cerca—. Estamos por aterrizar, abróchese el cinturón.

 

Alice se estiró a mi lado y me di cuenta que ella dormía con su cabeza recostada en mí hombro. Rose en cambio dormía en unos de los sillones individuales.

 

Enfoque la vista en mis niños y en Emer que dormían en los sillones con su cinturón puesto. Las tres obedecimos de inmediato.

 

Al salir del aeropuerto ya nos esperaba una limosina de color negro aparcada en la calzada. Nos subimos los siete, Sam, Jared, Rosalie, Alice, Ethan, Elizabeth, Emerson y yo. El abogado se iría en su coche. La limusina nos llevaba directo al hotel donde habíamos reservado. Eran las cuatro de la mañana.

 

Rose debía reunirse con la señora Gordon, la agente de vienes raíces a las diez de la mañana.

 

Alice debía estar a esa misma hora en el hospital.

 

Por lo que yo debía quedarme con el trío de diablillos.

 

Llegamos al hotel a las cuatro y cuarto de la mañana. Nos registramos donde nos dieron las llaves de las habitaciones, tres matrimoniales, para nosotras y una doble para Sam y Jared.

 

En cuanto me vi sola en la habitación, luego de que Sam y Jared dejaran acostados a mis hijos, le quité la ropa a mis hijos, dejándolos con su braguita de color morado y su bóxer de color verde, me quité mi ropa y me lancé de lleno en la cama en ropa interior, acurrucándome a su lado.

 

*Una semana después*

 

—Elizabeth ven para ponerte los zapatos —llamé a mí gatita. Luego que terminara de colocárselos a Emer.

 

Estaba sola con los diablillos.

 

Alice estaba en el hospital pues la nena tuvo una complicación. Tragó líquido y eso provocó una infección. Por lo que se vio recluida en el hospital.

 

Rose se había encargado de comprar la mansión a un precio bastante elevado. Pero lo dividimos entre las tres y la compramos. Lo que quería decir que ya no dependíamos de Charlie. Por lo que ahora Rose era la encargada de la decoración.

 

El sepelio de Sara fue al día siguiente de nuestra llegada. Solo nosotras acudimos y sus pocos amigos de aquí de Los Ángeles. También el hermano de Sara, James, aunque no supe quién lo llamo.

 

Ese hombre me dio miedo. Su miraba me aterró. Es como si a su alrededor hubiera un aura oscuro y maligna. Tus sentidos gritan PELIGRO cuando él está cerca. En ningún momento en toda la ceremonia me quitó la vista de encima y eso me incomodaba. Me incomodó tanto que me pegué al cuerpo de Sam e hice lo posible para quitar a mis niños de su vista.

 

En este momento me encantó tener a Sam a mí lado, ya que eso hizo que el tal James se abstuviera a acercarse.

 

James es rubio como Sara, con el cabello largo, agarrado en una coleta.

 

Fue acompañado con una mujer pelirroja que tenia un aspecto salvaje e igual que James emanaba un aura oscura.

 

Rosalie se sentía incómoda. Me dijo que no encontraba la razón, pero le fue imposible quedarse hasta el final, por lo que se fue al coche donde Emer dormida custodiado por Jared.

 

— ¿A dónde vamos mami? —preguntó mi gatita cuando le recogía sus rizos broncíneos en una cola de caballo.

 

—Al centro comercial princesa. Hoy tú prima sale del hospital, vamos a comprarle un obsequio —respondí besando su mejilla.

 

Esa era una de las razones, la otra era que quería matar el tiempo hasta que nos avisaran que podíamos irnos a la mansión.

 

La mansión ya estaba lista. Rose había hecho un milagro para tenerla lista en una semana, pero contrató un agencia de interiores y no le importó pagar el precio para tenerla lista lo más antes posible. Pero quería que los cinco la conociéramos al mismo tiempo.

 

Cargué a Emer, tomé la mano de mi gatita y Tony tomó la de lla. Así salimos del hotel hacia el centro comercial, sin Sam. Mejor dicho sin ningún escolta. Sabía que con esto me ganaría una reprimenda, pero no me importaba, estaba súper aburrida.

 

El centro comercial estaba ubicado a unos veinte minutos al este del hotel, por lo que llegué rápidamente.

 

Recorríamos los pasillos cuando mis niños divisaron el local de juegos.

 

—Mami, mami, mami ¿podemos ir? —preguntan los dos al mismo tiempo.

 

—Si —respondí bajando a Emer que se retorcía en mis brazos.

 

Esa era la respuesta que necesitaban para salir corriendo directo hacía allá. Mi gatita unos pasos más delante de Tony.

 

El local estaba a unos cincuenta metros, por lo que los dejé correr.

 

Emer se soltó de mi mano y corrió detrás de ellos.

 

—Ony, Ony, Ony —lo llamaba. Tony lo escuchó y se devolvió a buscarlo.

 

—Lizzy espera que llevo a Emer —exclamó Tony molesto.

 

Nunca le ha gustado perder. Mi gatita se rió y yo con ella.

 

—Te voy a ganar Tony —exclamó mi gatita mirando hacia nosotros, por lo que no sé percato y chocó contra una chica que iba saliendo de una tienda. La vi caerse sentada por el impacto. Apresure mis pasos, pero aun así Tony y Emer llegaron primero que yo.

 

—Oh que hermoso bebé —exclamó la chica mirando a Emer. No sé había percatado que yo ya estaba junto a ellos—. Tenemos el mismo color de ojos. Un hermoso azul. Tú no te quedas atrás princesa, tus ojos son una hermosa combinación, verde con chocolate y tú guapo, tus ojos son de mi color favorito, verde esmeralda.

 

—Mis ojos son la combinación de los de mi papi y mi mami —dijo muy orgullosa mi gatita.

 

—Los míos son iguales a los de mí mamá —murmuró la chica con una sonrisa—. Soy Renata Densmore.

 

—Isabella Swan —dije estrechando su mano—. Ellos son Ethan, Elizabeth y Emerson.

 

La chica no tenía más de quince años. Cabello negro lacio hasta sus caderas, tez blanca y ojos azules.

 

— ¿Puedo cargarlo? —pregunto señalando a Emer.

 

—Claro —respondí sorprendida al ver a Emer lanzarse a sus brazos.

 

Emer es un niño distante con los extraños. Pero al parecer Renata le cayó bien.

 

—Renata —se escuchó la voz de una mujer.

 

—Estoy aquí mamá —respondió la chica haciéndole mimos a Emer.

 

—Mami, ¿puedo ir a ver allí? —preguntó Tony señalando una tienda de videojuegos.

 

—Claro bebé, pero no te alejes —respondí con una sonrisa por la cara que puso. Me dio una mirada de "No soy bebé". Tony corrió hacia la vidriera. Lo podía observar de reojo. Halé a mí gatita para dejarla frente a mí con mis manos en sus pequeños hombros.

 

—Aquí estas —exclamó una mujer de unos cuarenta y tantos, cincuenta y pocos. Tez blanca, alta, cabello rubio hasta los hombros, sus ojos son del mismo color de la chica y de Emer: Azul—. Renata y ¿este hermoso bebé?

 

—Es de ella, esta hermosa princesa y yo chocamos por accidente —señalándome a mí luego a mí gatita.

 

—Regina Densmore —se presentó.

 

—Isabella Swan.

 

—Tienes unos hermosos hijos Isabella, aunque te ves muy joven —exclamó mirando a los dos con un brillo en su mirada. Parecía que era adoración y orgullo, pero tal vez era mi imaginación o me estaba volviendo loca—. Eres muy hermosa princesa —susurró acariciando la mejilla de mi gatita. Mi nena no tardó en sonrojarse.

 

—Mi mamá tiene razón, eres muy joven, ¿cuántos tienes? ¿23?

 

—Tengo 21, cumpliré 22 —respondí acariciando los bracitos de mi gatita. Ella me miró y me sonrió.

 

— ¿Qué edad tienes tú Elizabeth? —preguntó Renata.

 

—Yo tengo 6 al igual que Tony —respondió mi gatita señalando a su hermano que caminaba hacia nosotras con el ceño fruncido, mirando fijamente a la señora Regina—. Emer va a cumplir 2.

 

—Mami ¿me puedes comprar un nuevo juego para el Xbox? —pidió Tony llegando a nuestro lado.

 

—Claro bebé, ahorita te lo compro.

 

—Mucho gusto Ethan Cullen —se presentó Tony ofreciéndole la mano a la señora Regina—. Ella es mi hermana menor Elizabeth Cullen, y mi mami Isabella Swan y mi hermano Emerson Swan.

 

—Solo son cinco minutos nada más Tony —murmuró mi gatita enojada con los brazos en garras.

 

—No lo entiendo Cullen y Swan —exclamó Renata confundida.

 

—Emerson es mi sobrino, no mí hijo —aclaré tomándolo en mis brazos.

 

—Es hijo de mí tía Rose —exclamó mi gatita antes de empujar a Tony.

 

—No quiero peleas —los atajé antes de que comenzaran.

 

— ¿Tienes hermanos, Isabella? —preguntó Renata emocionada— Siempre he querido tener hermanos, pero mi mamá no quiso —le hizo un puchero a Regina—. Aún no supera la muerte de sus tres hijas mayores. Fallecieron en un accidente de coche cuando eran niñas.

 

—Renata… —la retó Regina con la cara llena de sufrimiento.

 

—Lo siento mamá —se disculpó mirándola con disculpa.

 

—Si tiene dos, mami si me va a tener un hermanito, para ser yo la hermana mayor —contó mi gatita emocionada— ¿Verdad mami?

 

—Si bebé —respondí con una sonrisa.

 

—Claro que no, siempre va a ser la bebé, por que mami no va a tener más bebé ya que papi esta muy lejos —la picó Tony con una sonrisa de suficiencia.

 

—Ethan… —regañé al ver como mi gatita comenzaba a llorar—. Discúlpate con tú hermana.

 

—Lo siento Lizzy. Perdóname, no lo quise decir —murmuró Tony antes de abrazarla—. Te quiero.

 

—Yo también te quiero mucho Tony —susurró mi gatita sonriendo—. Mami yo también quiero un nuevo juego.

 

—Claro bebé, vamos. Fue un placer conocerlas —murmuré estrechando la mano de Regina nuevamente ante de besar a Renata en la mejilla.

 

—Chao Emer, Lizzy y Tony —se despidió Renata.

 

—Chao Renata —se despidieron Tony y Lizzy al mismo tiempo.

 

Le compré un video juego a cada uno. Un juego de té a Lizzy, a Tony una nueva pista de coches, a Emer un camión de bomberos con muchas funciones, a Jass un hermoso sonajero musical.

 

Los llevé a comer helados y a McDonald.

 

La llamada de Alice entró cuando salimos de estacionamiento, nos avisó que ya podíamos ir a la casa, ella, Jass y Rose nos esperarían allá. También me dijo que Sam estaba furioso y que las cosas del hotel ya están allá.

 

Llegamos media hora más tarde. Ellas estaban esperándonos en la entrada de la mansión, la cual es de cuatro pisos, sus paredes pintadas de color blanco, con algunos machones y el techo de la terraza de color marrón.

 

—Al fin —exclamó Alice exasperada con Jass en los brazos cuando bajamos del coche

 

— ¡Es Jass! —gritó Lizzy corriendo hacía Alice seguida de Tony.

 

Emer y yo los seguimos a pasos más lento.

 

— ¿Dónde estabas tú, hermoso bebé? —preguntó Rose en un susurro, quitándome a Emer de mis brazos.

 

—Mamá… —murmuró Emer señalándome.

 

—Estabas paseando con mamá Bella —murmuró Rose abrazándolo y besando sus regordetas mejillas.

 

— ¿Me dejas cargar a mí sobrina? —murmuré extendiendo mis brazos hacia Alice.

 

—Es hermosa Bella… —susurró Alice dándome a la nena.

 

Ella tenía mucha razón, es una bebé muy hermosa. No tanto como mi gatita. Jasslye tiene tez blanca, con un tono melocotón, tenía unos pequeños mechones rubios, sus ojos de color verde claro.

 

Con ella en mis brazos entramos a la mansión.

 

El recibidor es muy espacioso, las escaleras de madera ubicadas justo a un lado de la puerta de entrada, a su lado hay una pequeña mesa de madera de color blanco con una sillas y espejo a juego. Del lado izquierdo había un sobresaliente con un sillón individual de color blanco y un poco más allá hay plantadas un conjunto de plantas. Más adelante hacia el centro de la habitación hay un sofá de tapicería blanca con cojines en color marrón y un par de sillas de madera.

 

Elizabeth y Ethan subieron corriendo las escaleras emocionados por ver su nueva habitación.

 

— ¡NO CORRAN EN LAS ESCALERAS! —grité.

 

—OK MAMI —gritaron en respuesta.

 

— ¿Qué les parece? —preguntó Rose.

 

—Bueno Rose… me gusta mucho —murmuré caminando hacía lo que parecía ser el comedor.

 

—Solo faltan algunos detalles, pero de eso me encargo yo —respondió Alice—. Pero me encanta.

 

En efecto era el comedor. Justo en medio de la habitación está ubicada una gran mesa cuadrada de madera con catorce sillas a juego. La pared del costado es de vidrio y de madera oscura el marco. Con tres cortinas color crema. Al salir vas a la parte trasera de la mansión, donde hay una enorme piscina en forma de gota. Nueve camastros de color blanco y cuatro grandes sombrillas del mismo color. También un hermoso jardín lleno de rosales de diversos colores: Rojas, Blancas, Rosadas, Azules, Amarillas.

 

La mansión es enorme, fácilmente podemos vivir todos aquí. En cuanto digo todos, en eso incluyo a los trogloditas de nuestros escoltas. Además de que esta ubicada en una excelente urbanización de Los Ángeles. Ya había buscado un excelente colegio para mis niños y queda a unos veinte minutos de aquí.

 

—Vengan, les muestro la cocina —dijo Rose entrando a la mansión.

 

Alice y yo las seguimos más atrás luego de haberle devuelto a Jazz a Alice.

 

—La cocina es modelo victoriana —dijo Rose al entrar a ella.

 

La cocina es hermosa de colores cálidos y elegantes muebles de madera. La Luz le daba un toque de un ambiente hogareño, y la perfecta mezcla entre algo rural y urbano.

 

—Perfecta —murmura Alice.

 

—Lizzy y Tony están muy callados, voy a ver —dije caminando hacía las escaleras con ellas pisándome los talones.

 

Entramos primero en la habitación de Jasslye para acostar a la nena.

 

Las paredes de la habitación eran de un azul muy ligero. Las repisas de color blanco que quedaban muy bien con el color de las paredes, en ellas algunos libros y muchos muñecos de peluche. Un sillón café oscuro que resaltaba muy bien en ese lugar, algunos mueble como: La cuna eran blancas al igual que las repisas pero con un toque de color negro que hacían que luciera bien ahí. El buro era del mismo color que la cuna. Realmente era precioso.

 

—Wow Rose, me encanta —murmuró Alice dando saltito luego de haber acostado a Jazz.

 

—Vamos a ver la de Emer y me dicen qué tal —dijo Rose emocionada.

 

Cruzamos el pasillo y entramos a la habitación de Emer.

 

La habitación era muy linda, decorada de Mickey Mouse. Las paredes estaban pintadas de color blanco adornadas por una cinta verde en el medio, la cama era también era de Mickey, y el cabezal eran las grandes orejas negras del ratón. Al lado de ésta, una pequeña mesita de noche de color amarillo acompañado por una lamparita de caricaturas. Los amplios ventanales daban mucha luz a la habitación y permitían ver el hermoso paisaje. Las puertas del armario también estaban decoradas con un Mickey muy sonriente con los brazos abiertos.

 

También había un pequeño escritorio rojo junto con una computadora, y sobre éste había varias hojas y lápices de colores. El estante en la pared era muy llamativo, de color rojo y unas orejas negras que hacían juego con la decoración. Todo encajaba perfectamente, hasta las alfombras estaban en su sitio, una en forma de circulo color rojo muy cerca de la cama, y otra más grande y cuadrada de un color claro sobre la cual había una pista de carreras con varios cochecitos de colores.

 

—Hermoso Rose —susurré anonadada.

 

Alice se metió de lleno en el closet.

 

Me escabullí para buscar a mis niños.

 

Subí hasta el cuarto piso, la habitación de Rose, Alice, Emer y Jazz están ubicadas en la tercera planta. La segunda planta, sería solo para los chicos y Leah, es la que contiene más habitaciones.

 

Encontré a Elizabeth en su habitación.

 

— ¿Qué haces princesa? —pregunté al ver solo su pequeño trasero saliendo del armario. Estaba de rodillas sobre el piso cubierto de una gruesa alfombra de color blanco.

 

—Busco a Edward, pero no lo encuentro —respondió sacando el resto de su cuerpo.

 

Ahí me di cuenta que estaba llorando.

 

—Hay princesa ven acá —murmuré sentándome en el suelo y atrayéndola hacía mí.

 

—Mami… —hipeó.

 

—Ya bebé, si no encuentras a Edward te compro otro igual —susurré acariciando su pequeña espalda.

 

—Pero ya no sería Edward mami. Yo quiero a Edward —me hizo un tierno y lindo puchero.

 

Edward es su oso de peluche favorito. Desde que se encontró con Edward hace dos años, ella nombro al peluche como él.

 

— ¿Te gusta tú habitación? —pregunté cambiando de tema.

 

No me gusta ver a mi nenita triste.

 

—Si mami —dijo más animada.

 

La habitación de mi gatita, el techo, los castillos y otros pequeños detalles eran de color blanco, las paredes de un color azul agua con pequeñas estrellas que adornaban muy bien aquella habitación. En el suelo, unos tapetes de color blanco que hacían que resaltara el color de las paredes. Los muebles eran de color blanco con detalles en color azul. Un tocador con un espejo en forma ovalada, que estaba realmente hermoso. La cama, era hermosa, con un dosel transparente y la ropa de ella era azul, un azul un poco más fuerte que el de las paredes. Junto a ella, un pequeño buro color blanco con pequeños detalles azules y una lámpara blanca que llenaba de luz esa habitación. Era hermosa, más que hermosa, simplemente perfecta.

 

—Por qué no vamos a ver, si Edward esta en la habitación de Tony —dije levantándome del suelo y llevándola en mis brazos.

 

Mi gatita soltó unas risitas. A ella le encantada que la alzara en mis brazos.

 

—Si mami vamos, quiero ver la habitación de Tony —murmuró cuando salíamos de su habitación.

 

Cruzamos el pasillo y entramos a la habitación de mi campeón. Quien estaba saltando en su cama.

 

—Ethan Cullen que te he dicho de saltar en la cama —exclamé sosteniendo a mí gatita en mi cadera izquierda y con mi brazo derecho atraje a Tony hacía mí cuerpo.

 

—Qué no lo debo hacer, pero mira mami, todo es de Rayo McQueen. Me gusta —dijo muy entusiasmado.

 

La habitación de Tony las paredes de color blanco, decorada con las figuras de Cars, en lo alto de la pared un papel tapiz del Rayo McQueen y Sally. Una cama con forma de carro deportivo de color rojo, encima un enorme peluche de color beis, a ambos lados de la cama unas mesita de noche y una de trabajo en brillantes colores, con un pequeño closet con puertas de espejo y al fondo un ventanal con una vista panorámica.

 

—A mí también me gusta —susurró cargándolo con un poco de dificultad— ¿Quién quiere un rico pedazo de pastel?

 

— ¡YO! —gritaron, antes de besarme en las mejillas.

 

—Te amo mami —susurró Tony para luego rodear mi cuello con su pequeños brazos.

 

—Yo también te amo mami —susurró mi gatita abrazándome a mí y tratando de abarcar a Tony—. También te amo a ti Tony.

 

—Yo igual Lizzy, te amo mucho —susurró Tony un tanto incómodo. Solté unas risitas.

 

—Yo los amo mucho. Pero deben caminar, porque… Dios… qué comen que están enormes. —dije sonriendo y dejándolos sobre sus pies. Ellos soltaron unas risitas.

 

—Ya soy grande mami, no debes cargarme —dijo Tony antes de correr por el pasillo.

 

— ¡TE ATRAPARÉ ETHAN, SIEMPRE SERÁS MI BEBÉ! —grité soltando unas carcajadas.

 

—Yo soy tú bebé mami —murmuró mi gatita estirando sus brazos hacía mí. La tomé en mis brazos y descendimos las escaleras.

 

Así comenzaba nuestra nueva vida en Los Ángeles.

 

 


 

* ¿Quienes serían esas dos mujeres?

* ¿Por qué el parecido de Emerson con ellas, si él se parece es a Rosalie?

* ¿Quien será Regina Densmore en realidad?

* ¿Que tendrá que ver Renata con las hermanas Swan?

 

 


 

Gracias a todos aquellos lectores anónimos que leen esta historia y dejan su voto. También gracias a: Sachiko065, MayaMasenCullen, AstridCullen, BrendiTwilithg, Martha, AngelNegro, Baaarbyguffanti, NathalyR, Bechi, Robsesionada2013, Haf276, Reenes_tylor, Aylin, HindyraCullen, Monica2408, MariaGomez2312, Isabella_256, AndreAlice, Val395, NorblackdPattinson, Vale2Cullens, Ayame, BripatCullen, SablanCullen, Jaedbellsnessi, Yalexa, Honey, Priscy_Cullen, Nenamadilinda, Vikingay, Xiomy, Anayely_29, GloriaCullen, Carocruzz, PrincesaVespa, Kristy_87, SabriiCullen, Zuleidy, LoreeFernandez, Ec07, Silmo, NicoleCullenPattinso, Winney_03, Mafe, Samilan, Adrianav15Diaz@Gmail, Jemi910, ChicaEdward, Rebekah_Mikaelson, Bibi_Cullen_Swan_10, WishanDangel, BeaBell, LoreeIsaCullenSwan, SofiRojas280, Mili_Cullen, Viviana, LucyPattinsonCullen, MimaBells, AymeCullen, Crazy_Jacob_Edwuard, Isvi2507Edward, Micaela Fernandez, Karolay28, Lachopilara, Karenttz3lVulturi, Valegis, RosalieWolfVamp, SofiaCulen, Aleariass, Melii, Nicoli, Maca-c, Jesiflexer, Elenita4_Cullen, Annaris, Andrea_black, Mayita, AnarilRamirez, Hello, OswalgoMonasterius, IsabellaKriste1421, Daryanny Cullen, TikaCullen, Gata, Alexelizabeth, U.u, Silvia Delgado, Vanessita15, Lorena Wwq, Leidy07, Karensiux, Florrr, Cris87, Fabiana, Irus. Por sus comentarios y su voto.

Los capítulos son dedicados a ustedes espero que les gusten.

Besos desde Venezuela.

Capítulo 20: Búsqueda de Bella: Capítulo 22: Después de diez años vuelvo a verte:

 


Capítulos

Capitulo 1: El comienzo de esta historia de amor: Capitulo 2: Cumpleaños de Bella: Capitulo 3: La separación: Capitulo 4: Forks: Capitulo 5: Sospecha de embarazo: Capitulo 6: El primer movimiento de los bebés: Capitulo 7: La reacción de Charlie y Angustia por Edward: Capitulo 8: La visita de Don Carlisle Cullen: Capitulo 9: Por fin noticias de Edward: Capitulo 10: Día de las madres: Capitulo 11: El parto de Bella: Capitulo 12: Elizabeth Marie y Ethan Anthony Cullen Swan: Capitulo 13: Bautizo de los bebés y El viaje a Bostón: Capitulo 14: El prrimer cumpleaños de los bebés y La aparición de Jacob: Capitulo 15: Paseo con Ethan y Elizabeth: Capitulo 16: El embarazo de Rosalie: Capitulo 17: Altercado con Charlie y El parto de Rosalie: Capitulo 18: Desde el inicio de la relación hasta el encuentro con Elizabeth: Capitulo 19: Una visita inesperada: Capitulo 20: Búsqueda de Bella: Capitulo 21: Jasslye Anthonela ¿Swan? Capitulo 22: Después de diez años vuelvo a verte: Capitulo 23: Es Bella y ¿Son mis hijos? Capitulo 24: Una maravillosa noche Capitulo 25: La cabaña y La visita de Tanya Capitulo 26: Compromiso Capitulo 27: Estoy embarazada Capitulo 28: El gran día Capitulo 29: Luna de miel y Celos Capitulo 30: Enfrentamientos, Risas y Amenazas Capitulo 31: ¿Que es el sexo? Capitulo 32: James Capitulo 33: El secuestro de Tony, Bella y Lizzy Capitulo 34: Parto de Bella Capitulo 35: Regreso del pasado Capitulo 36: Alianza inesperada Capitulo 37: Vulturi, ¡firmaron su sentencia de muerte! Capitulo 38: ¡No debieron tocar lo que más amo! Capitulo 39: ¡Enfrentame como honmbre Demetri! Voy a matarte con mis propias manos Capitulo 40: No me dejes, Edward

 


 
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