Capítulo beteado por Manue Peralta (Beta FFAD)
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El primer movimiento de los bebés.
BPov
El mes de diciembre transcurrió como cada año, la diferencia que este año fue en Forks, Washington que en Chicago, Illinois. Alice se había vuelto completamente loca con las compras navideñas, no paraba ni un solo día en la casa, hubo que amenazarla con dañar sus diseños si se atrevía a comprarles algo a mis bebés, porque desde que fuimos al doctor si empeñó en diseñar y decorar sus habitaciones, que por un milagro de Dios, en el tercer piso habían dos habitaciones más a parte de la de Alice y la mía, los quería tener cerca cuando nacieran.
La razón por la que obligamos a Alice no era que no queríamos, sino porque mi padre estaba en la casa con nosotras y no quería que se enterara todavía. Charlie viajó hasta acá para pasar las festividades junto a nosotras, para luego viajar el ocho de enero hasta Seattle por un viaje de trabajo.
Entre las cuatros hicimos malabares para que mi padre no se percatara de mi asco por el café y mis vómitos que ocurrían de forma ocasionales.
Las náuseas ya habían remitidos en intensidad, solo las tenía por algunos olores y no todas las mañanas. Las náuseas remitieron sí, pero ahora tenía otro problema y es que aumentaron mis antojos. Rosalie y Alice siempre estaban para cumplirlos por más locos que fueran y a ellas no les importaba ni la hora. Desde hace un tiempo mis hermanas se iban por las noches ha dormir conmigo y nunca estaba en una habitación sola, siempre tenía pegada como sanguijuela a alguna de las tres. Para el completo horror de Alice tuve que comenzar a usar ropa holgada, mientras mi padre estuviera aquí ya que no podía usar ropa prenatal. Mi pancita no era tan pequeña como antes, ahora se notaba demasiado. Cuando Charlie y yo estábamos en la misma habitación siempre estaba sentada, evitando así que viera como mi cuerpo cambiaba.
La única persona que quería que viera como mi cuerpo se transformaba: que se ponía más relleno mi vientre, que mis caderas se anchaban y mis senos crecían, estaba a kilómetros de aquí…
"Mi Edward"
Ay Edward… cómo te extraño, me haces demasiada falta.
Estaba acostaba en mi cama en medio de mis hermanas, eran aún de madrugada. Hoy tenía mi segunda cita con la doctora Banner, no tenía nada de sueño por los nervios que sentía ya que hoy vería de nuevo a mis bebés. Dejé mi mente volar y me concentré en el recuerdo de cómo le dijimos a mi Bubú que estaba embarazada. Ella tomó muy bien la noticia, solo se había molestado por no llevarla a mi primera consulta. Pero le prometí que de ahora en adelante iría conmigo, e iba a cumplir mi promesa y además me dio todo su apoyo. Iba a interceder por nosotros cuando mi padre se enterara, lo cual sería muy pronto y me prometió que no permitiría que Charlie dañara a mis bebés.
*Flashback*
Estábamos las tres sentadas en el sofá blanco que está ubicado en el recibidor, justo en frente de la puerta principal.
—No te preocupes Bella, tienes nuestro apoyo —me animó Rose tomando mi mano izquierda entre las suyas.
—Siempre lo tendrás, pase lo que pase —susurró Alice a su vez, tomando mi mano derecha entre las suyas dándome así también su apoyo.
Me concentré en los sonidos del exterior, a esperar que pasaran los minutos y entrara mi Bubú por esa puerta. Cuando el motor del mercedes anunció el regreso de mi Bubú, repentinamente me comencé a sentir mareada. Habría deseado estar encerrada bajo llave en mi habitación, pero las manos de mis hermanas no me dejaban moverme un centímetro de mi lugar de ejecución.
—Deja de retorcer los dedos Bella. Por favor, intenta recordar que no vas a confesar un asesinato —susurró Rose. Sabía que no era un asesinato, pero para los ojos de mi Bubú y mi padre esto sería peor que un pecado capital.
—Qué fácil es para ti decirlo.
Me concentré de nuevo en el sonido de los tacones de mi Bubú pisando con firmeza en el pasillo de la entrada de la casa. La perilla sonó al ser tomada y girada, el sonido me recordó aquella parte de las películas de miedo en que la víctima recuerda de pronto que olvidó poner el cerrojo.
—Tranquilízate Bella, eso no le hace bien a los bebés — me retó Rose, viendo como comenzaba a temblar levemente. "Mis bebés", pensé con alegría. Ellos eran los que importaban en este momento. Respiré varias veces logrando que me tranquilizara rápidamente. La puerta se cerró y yo me encogí como si me hubiera dado una descarga eléctrica.
—Hola, abuela —saludó Rosalie, completamente relajada.
— Hola, Abu —saludó Alice también muy relajada. Mi Bubú entró en la habitación con su maleta de mano, más otras bolsas.
—Hola niñas, ¿qué hay de nuevo?
—Queríamos hablar contigo —comenzó Rosalie muy serena—. Tenemos algunas noticias.
La expresión de mi Bubú cambió en un segundo, pasando de la amabilidad y cariño a la negra sospecha.
— ¿Buenas noticias? —susurró mirándonos a las tres.
—Más vale que te sientes, Bubú —susurré en un hilo de voz. Ella alzó una ceja, nos miró fijamente durante cinco segundos y después se sentó ruidosamente en el borde del sofá, que está enfrente de nosotras, con su espalda tiesa como una escoba.
—No te agobies, Bubú —le dije de un momento de silencio tenso—. Todo está bien.
Hice una mueca al decir aquello. Me hubiese gustado usar algo más parecido a "maravilloso," "perfecto" o "glorioso."
—Seguro, Bella, seguro. Si todo está bien, entonces, ¿por qué estás sudando la gota gorda?
—No estoy sudando —le mentí. Al ver aquel fiero ceño fruncido me eché hacía atrás, pegándome más a Rosalie e instintivamente me pasé el dorso de la mano derecha, después de liberarla de las de Alice para eliminar la evidencia.
—No estas ayudando, Bella —susurró Rosalie en un hilo de voz, en mi oído solo para que yo escuchara—. Cálmate.
—Lo va a tomar bien Bella, no te preocupes —murmuró Alice solo para nosotras tres.
Asentí con la cabeza y comencé a respirar unas cuantas veces, para poder tranquilizar mi pulso.
— ¿Qué ocurre? —preguntó asustada, dejando las bolsas que todavía no había soltado a un lado del sofá. Me armé de valor, respiré unas cuantas veces y prácticamente coloqué todo mi torso detrás de Rosalie.
— ¿Estoy embarazada? —susurré en un hilo de voz, rogando internamente que me hubiera escuchado para no tener que volver a repetirlo. Contuve mi respiración esperando su reacción.
Mi Bubú se quedó en completo shock: no parpadeaba, no decía nada y creo que hasta no respiraba. Su rostro se estaba tornando levemente azul.
— ¿Que tú qué? —murmuró, volviendo a respirar agitadamente.
— Que Bella está embarazada, Abu —respondió Alice por mí.
—El padre es… ese muchacho Cullen, ¿verdad? —preguntó mirándome intensamente. Asentí con la cabeza mientras decía:
—Si Bubú, Edward es el padre —respondí con una sonrisa de oreja a oreja y con alegría impregnada en la voz.
—Charlie va a morirse… —susurró para sí misma. Pero aún así nosotras tres logramos escucharla perfectamente.
—Voy a tenerlos Bubú, no permitiré que les hagan daño —dije de forma solemne dándole a entender que no iba a cambiar de opinión. Mis hijos nacerían porque nacerían o me dejaba de llamar Isabella Marie Swan, así tuviera que llamar yo misma a Don Carlisle.
— ¿Tenerlos? —preguntó confundida.
—Sí, tenerlos, son morochos.
La reacción de mi Bubú nos sorprendió a Rose y a mí, ya que Alice no parecía sorprendida, es como si supiera que iba a reaccionar así. Ya volvieron sus dotes de adivina. Jamás esperé una reacción así de su parte.
—Bueno, qué te puedo decir, el mal ya está hecho.
—No es un mal Bubú, son un regalo para mí —repliqué enojada. ¿Cómo se atrevía a llamar a mis hijos como si fueran una plaga y no seres creados con mucho amor? Ellos eran mis hermosos bebés, creados por el amor que sentíamos Edward y yo.
—No me malentiendas mi Nina, solo fue un decir —corrigió después de unos segundos—. ¿Cuánto tiempo tienes?
—Trece semanas más unos días.
Estaba más tranquila, mi enojo se había evaporado así como llegó. ¡Malditas hormonas que me tienen como loca!
—Bueno, calculando la fecha fue en los primeros de septiembre.
Me miró como esperando que la contradijera.
—En realidad fue… el día de mi cumpleaños, es la única vez que intimé con Edward —dije sonrojándome por estar diciendo eso. La cara que puso mi Bubú fue muy cómica, me estaba dando mucha risa. Tuve que morderme las mejillas para no reírme a carcajadas.
—Dios, hay que tener cuidado con ese muchacho —dijo de pronto. Mis hermanas me miraron confundida. Mi rostro debía reflejar lo mismo—. Tiene muy buena puntería, dio dos veces de una sola vez en el mismo blanco.
Ahora sí no me pude contener y estallé en estruendosas carcajadas, seguida por mis hermanas y mi Bubú.
—Tienes razón Bubú, solo fue una vez y me embarazó de morochos —dije estando de acuerdo con ella.
—Cuentas con mi apoyo mi Nina, no permitiré que tú padre los lastime —dijo mirándome intensamente—. Pero con una condición.
Asentí con la cabeza a su petición.
—Quiero estar presente en tú primer ultrasonido.
"Ay Dios Bubú, me vas a matar cuando te diga", pensé. No me sentía muy feliz por ser la culpable de su desdicha.
—Lo siento Bubú, pero fuimos hoy en la mañana.
Me miró con lágrimas en los ojos y haciendo un puchero al estilo Alice.
"Ay Dios, recuérdame no dejar a mis hijos tanto tiempo en compañía de Alice." Pensé con alegría.
—Quería confirmarlo antes de decirte, ¿quieres ver la foto? —pregunté mientras le tendía el ultrasonido. La tomó en sus manos y la miró fijamente, su ceño comenzó a fruncirse.
—Bella no son muy grandes para su tiempo.
—Si, lo son, pero se deben a los genes de Edward.
Acaricié mi vientre por encima de mi vestido.
—La doctora nos dijo que era mejor que nacieran antes de tiempo —le informó Rose—. Así ninguno de los tres estará en peligro.
Mi Bubú asintió con la cabeza sin despegar la mirada de mis hijos.
—Será por cesárea, es lo más seguro. Son muy grandes para nacer por parto natural —dijo esta vez Alice. Mi Bubú estaba ausente, mirando fijamente el ultrasonido. Era como si no escuchara lo que la decíamos.
—Mis bisnietos —susurró de pronto con lágrimas en los ojos, mientras los acariciaba con la yema de sus dedos—. Charlie Swan, no pondrás un solo dedo sobre ellos o me dejo de llamar Marie Swan.
*Fin del Flashback*
—Bella, ya deberías levantarte —murmuró Rosalie. Me volteé para mirarla y ya estaba de pie al lado de mi cama, Alice no se veía por ninguna parte.
—Deja de pensar y ve a ducharte, nos vamos dentro de una hora, así que te quiero en el recibidor —dijo antes de salir de mi habitación. Me levanté de mi cama y me dirigí al cuarto de baño. Puse a correr el agua y me despojé de mi ropa, parándome completamente desnuda frente al espejo mirando mi hermosa pancita que ya era mucho más grande.
—Hola mis bebés, es mamá. Estoy tan feliz porque hoy podré verlos —susurré, comenzando a pasar mi mano derecha en círculos sobre mi vientre—. Espero que estén bien, los amo demasiado.
Seguí mi tarea de acariciar mi vientre.
— ¿Saben una cosa? Su padre estaría igual de feliz que yo —volví a susurrar—. Les prometí que les contaría de él y lo voy a cumplir. A Edward le gusta tocar el piano, de seguro les compondría sus propias nanas. Le gusta leer, escuchar música clásica, nuestra canción favorita es Claro de luna de Debussy, de seguro la de ustedes también. Él es alto, tiene un aspecto desgarbado, piel blanca, el cabello de un extraño color cobrizo que espero que ustedes saquen y unos ojos—. Oh Dios, cómo me gustan sus ojos—de un color verde esmeralda. No me enojaría si ustedes solo se parecen a él, ese es mi gran sueño —les decía con una sonrisa en mi cara. No había parado de pasar mi mano en forma de círculos hasta que de repente algo se movió dentro de mí, como si fueran burbujitas, un pequeño aleteo en mi abdomen. Comencé a llorar. Por fin estaba sintiendo a mis bebés moverse y patearme. Era como si respondieran a mi voz. Y con eso me aseguraban que estaban bien y escuchando todo lo que les decía de su padre—. No puedo esperar a verlos —susurré con una sonrisa boba. Volví a sentir ese aleteo en dos lados diferentes—. Mamá los ama mis bebés hermosos y hará todo lo posible para que puedan estar con Edward —les prometí—. Ahora a ducharnos sino queremos que tus tías nos reten —dije con una sonrisa.
Me metí debajo del agua caliente, enjaboné todo mi cuerpo con mi jabón preferido—el de olor a fresas— me lavé el cabello con mi shampoo con olor a fresias, me depilé mi zona intima, al terminar salí envuelta en una toalla directamente a mi armario, el cual ya estaba repleto de ropa prenatal. Me coloqué una braguitas de color azul celeste y un brassiere a juego, una bata que resaltaba mis senos de color blanco con detalles en azul y unos vaqueros de color negros, de calzado unas bailarinas azules. Me alisé el cabello, lo sequé con el secador y me hice una cola alta.
Salí de mi habitación directo al recibidor, bajando cuidadosamente las escaleras. En el recibidor me esperaban mis hermanas y mi Bubú, listas para partir.
—Mueve ese lindo trasero Bella, ya es tarde —me apuró Alice. Le entrecerré los ojos y seguí bajando despacio.
—Alice, si ya era torpe antes, imagínate con esta barriguita —dije señalando mi vientre. Ella solo me rodó los ojos.
—Oigan, yo quiero desayunar. —dije cuando llegué a su lado. Las tres me miraron mal, pero solo Rose habló.
—No podrás hacerlo Bella, eso te pasa por llegar tarde.
La miré con cara de horror. ¿Cómo que no podía comer, si mis hijos me pedían comida a gritos?
No logré replicar, las tres de sacaron de arrastras de la casa y me subieron prácticamente a empujones en el coche.
En el Ferrari iban todos nuestros escoltas. Al principio me asusté, ya que ellos podrían decirle a mi padre, pero mi Bubú se encargó de que no lo hicieran y hasta el momento no lo han hecho. Pero sabía que debía hacerlo pronto, ya que en el instituto todos hablaban a mis espaldas. No me mortificaba, ignoraba todos sus malos comentarios, lo más importante era la salud de mis bebés y no las habladurías.
Aquí me encontraba veinte minutos más tarde sentada es esas feas e incómodas sillas de plásticos frente al consultorio de la doctora Banner.
—Chicas, de verdad sus sobrinos tienen hambre —susurré con un puchero y la carita del gato con botas de Shrek.
—Para la próxima te apuras —dijo Alice parándose de la silla y desapareciendo dentro del ascensor.
—No te preocupes mi Nina, solo está molesta por cómo debes vestirte —murmuró mi Bubú, acariciando mi cabello. Rodeé mis ojos y recosté mi cabeza en el hombro de Rose. Alice llego diez minutos más tarde.
—Gracias, gracias Al, por eso tus sobrinos y yo te amamos —dije cuando me tendió la bandeja.
No me dijo nada. Conocía muy bien a mi hermana y lo que decía mi Bubú era verdad, Alice era una loca por la moda y mi vestimenta suponía un atentado según ella. Me comí todo de una sola vez. Eran unas deliciosas donas rellenas de chocolates y me tomé mi chocolate caliente. Le doy gracias a Dios por no devolver mi desayuno.
—Isabella Swan, ya puedes pasar.
Las cuatro entramos en el consultorio.
—Buenos días, siéntense —saludó la doctora indicándonos.
—Buenos días —respondimos al unísono.
—Usted debe ser la abuela de Bella —dijo mirando a mi Bubú.
—Es un gusto conocerla, quiero saber cómo están mi nieta y mis bisnietos.
Mi Bubú fue directo al grano.
—Bueno, eso se lo responderé al final de la consulta.
Se levantó de su asiento y buscó sus cosas en la otra mesa.
—Vamos a tomarte la presión, Bella.
Se me acercó con el tensiómetro en la mano.
—Estira el brazo, por favor.
Hice lo indicado.
—La tienes normal. Ven, vamos a pesarte.
Me levanté de la silla y me subí al peso.
—Estas subiendo demasiado de peso, Bella —dijo con tono de reproche.
—Lo siento, es que me da mucha hambre —murmuré con un hilo de voz.
—No te preocupes, es normal, son dos bebés. Ahora vamos al cuarto para hacerte el ultrasonido.
La seguimos y llegamos al cuarto de paredes azules, donde estaba ubicado el aparato que realiza el ultrasonido.
—Bella, recuéstate en la cama. ¿Has seguido con las náuseas y los vómitos? —preguntó encendiendo el aparato.
—No, solo con el olor del café —respondí, recostándome en la cama con ayuda de mis hermanas.
—No te preocupes, pronto cesarán, ya debes sentirlos moverse —dijo subiendo mi camisa hasta debajo de mis senos y bajando un poco mi pantalón.
—Si, esta mañana los sentí por primera vez. Fue algo mágico —le dije con una sonrisa, la doctora me la devolvió. Mis hermanas y mi Bubú me miraban intensamente con sus ojos entrecerrados.
— ¡¿Qué?! —pregunté confundida.
—Los sentiste moverse y no nos avisaste —dijo Rose con sus manos en garras. Puse los ojos en blanco.
—Ustedes no me dieron chance ni de desayunar, ¿cómo querían que les contara? La doctora llamó nuestra atención.
—Bella, lo sentirás frío —dijo antes de colocarme el gel sobre mi vientre. Me estremecí y tomé la mano que Alice me tendía.
—Mira tus bebés Bella, tienes diecisiete semanas y cinco días. Señaló en la pantalla a los dos preciosos bebés que llenaban mi vida. —Mira ya se les está comenzando a formarse el pelo, ya están más definidos sus rasgos faciales —dijo señalando cada cosa—. Los sentirás moverse más seguido, puedes hablarles pues ya escuchan tú voz más claramente.
Asentí con la cabeza, mientras que miraba la pantalla con lágrimas en los ojos.
—Ya pesan ciento cuarenta gramos y miden aproximadamente trece coma cuatro centímetros Su corazón está fuerte, no hay nada fuera de lo normal. Ahora lo escucharemos.
TUM, TUM, TUM, TUM, TUM, TUM.
TUM, TUM, TUM, TUM, TUM, TUM.
Ese hermoso sonido llenó la habitación. Esos eran los latidos llenos de vida de mis hijos.
"Ojala pudieras estar aquí, Edward." Pensé.
—Todo está perfectamente, me imagino que quieres una foto —me dijo.
—Por supuesto —respondimos todas a coro. Sonreímos por cómo sonó.
—Bien, puedes limpiarte Bella, tenemos que hablar.
Asentí un poco asustada. La doctora nos dejó solas.
—Tranquila Bella, todo está bien —Rosalie dijo de modo tranquilizador. Me bajé de la camilla y caminamos hasta el escritorio donde nos esperaba la doctora Banner.
— ¿Qué sucede con mi nieta y mis bisnietos? —preguntó mi Bubú también asustada.
—Nada grave señora Swan, no se preocupe —la doctora la tranquilizó. Pero hasta que no me dijera que sucedía yo no podría tranquilizarme.
—Bella si tus bebés siguen creciendo como van, no van a poder pasar por el canal de parto, eso quiere decir que la cesárea es oficial.
Asentí con comprensión y tranquilizándome, no pasaba nada grave.
—La haremos cuando tengas 38 y unos días.
La miré horrorizada y posé mis manos de forma protectora sobre mi vientre.
No tenía mucho conocimiento sobre embarazos pero sabía perfectamente que debían llegar a las 40 semanas o a las 42.
—Ellos estarán bien, ¿verdad? Yo no importo, ellos son los importantes —enfaticé aterrada. No quería realizar nada que pusiera en peligro la vida de mis hijos.
— Sí. Se les maduraran los pulmones y todo estará bien.
— ¿De verdad? —Sí, todo estará bien. No podemos dejar que coronen, será muy arriesgado para ti y para ellos, podría haber sufrimiento fetal.
—Bien, entonces cesárea a las 38 semanas —dijo confirmando mi Bubú.
—Los bebés son grandes y fuertes, no creo que sea necesario incubarlos, pero eso se verá en el momento —dijo tranquilizándonos a todas—. Ten, toma tu receta y sigue las instrucciones. Nos vemos el mes que viene. Si se dejan ver, podremos saber el sexo.
—Gracias doctora Banner.
Salimos del consultorio, tomamos la siguiente cita y nos encaminamos a la casa. Me sentía muy agotada y tenía antojos de comer una lasaña.
Nos bajamos nada más llegar a la casa. Entrábamos las cuatros riéndonos por la puerta principal y nos quedamos congeladas en nuestro lugar: Charlie nos esperaba parado frente a nosotras con el rostro rojo de la ira y las manos formadas en puño.
Iba a ocurrir lo que mis hermanas y yo temíamos desde que nos enteramos de mi embarazo.
Había llegado la hora de que Charlie Swan se enterara de los futuros "Cullen Swan" que llevaba dentro de mi vientre.
De seguro, se había enterado en Seattle y viajó hasta acá a confirmarlo.
Gracias a todos aquellos lectores anónimos que leen esta historia y dejan su voto. También gracias a: Sachiko065, MayaMasenCullen, AstridCullen, BrendiTwilithg, Martha, AngelNegro, Baaarbyguffanti, NathalyR, Bechi, Robsesionada2013, Haf276, Reenes_tylor, Aylin, HindyraCullen, Monica2408, MariaGomez2312, Isabella_256, AndreAlice, Val395, NorblackdPattinson, Vale2Cullens, Ayame, BripatCullen, SablanCullen, Jaedbellsnessi, Yalexa, Honey, Priscy_Cullen, Nenamadilinda, Vikingay, Xiomy, Anayely_29, GloriaCullen, Carocruzz, PrincesaVespa, Kristy_87, SabriiCullen, Zuleidy, LoreeFernandez, Ec07, Silmo, NicoleCullenPattinso, Winney_03, Mafe, Samilan, Adrianav15Diaz@Gmail, Jemi910, ChicaEdward, Rebekah_Mikaelson, Bibi_Cullen_Swan_10, WishanDangel, BeaBell, LoreeIsaCullenSwan, SofiRojas280, Mili_Cullen, Viviana, LucyPattinsonCullen, MimaBells, AymeCullen, Crazy_Jacob_Edwuard, Isvi2507Edward, Micaela Fernandez, Karolay28, Lachopilara, Karenttz3lVulturi, Valegis, RosalieWolfVamp, SofiaCulen, Aleariass, Melii, Nicoli, Maca-c, Jesiflexer, Elenita4_Cullen, Annaris, Andrea_black, Mayita, AnarilRamirez, Hello, OswalgoMonasterius, IsabellaKriste1421, Daryanny Cullen, TikaCullen. Por sus comentarios y su voto.
Los capítulos son dedicados a ustedes espero que les gusten.
Besos desde Venezuela.
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