Mi pasión (+18)

Autor: mariu
Género: + 18
Fecha Creación: 13/03/2010
Fecha Actualización: 11/12/2011
Finalizado: SI
Votos: 44
Comentarios: 137
Visitas: 177416
Capítulos: 42

 

(FINALIZADO) Bella es una muy conocida escritora. Pero esconde otra de sus pasiones. Sin siquiera imaginárselo una noche la intriga de un desconocido cambia su destino y la lleva a conocer el amor.

 

mis otros fic:

 LA ESPOSA.

http://lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=1185

 

 

y la continuacion de este fic se llama: Las pasiones

 

http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=1401

 

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Capítulo 36: El fin

 

El celular sonaba y sonaba. Estaba demasiado cansada para levantarme. Quizás hasta que hora me quedé en el cuarto de Edward disfrutando de… él.

 

-¿Bueno?-

-Bella. ¿Qué haces dormida todavía? Te dije que hoy llevaba los papeles. Tienes que alistarte. Tenemos que salir antes de que Edward llegue-

-Alice. Edward ya está aquí- dije arrastrando las palabras todavía.

-¿que?- dio un grito que hizo que separara el aparato de mi oído. -¿y porque no me avisaste?-

-se me olvidó-

-¿Cómo se te va a olvidar eso? Si claro se te olvidó. Ya te creí. ¡Levántate ya!- ordenó

-aja- dije, colgué la llamada y deje caer el celular no se a donde y me prepare para seguir durmiendo.

 

Volvió a sonar el celular

 

-¿Qué pasa Alice?- le dije después de buscar el teléfono y contestar la llamada

-Bella te dije que ¡YA! Así que muévete. Párate de la cama-

-Si, si ya Alice ok. Ya me levanté- le dije mientras me levantaba de la cama obligada.

-Ok báñate y espérame lista. Dentro de unas horas voy-

-Esta bien- colgué

 

Me levante y mi niño seguía durmiendo plácidamente. Me metí en el baño y me alisté. Guardé todas las cosas que teníamos, en la maleta y la coloqué cerca de la puerta. Volví a la cama y le di un beso en la frente a mi ángel. Él abrió sus ojitos y me regalo mi sonrisa favorita. Lo cepille, bañe y lo alisté a el también. Bajamos a la cocina y encontré a un Edward sonriente limpiando y cortando las frutas, el pan tostado ya estaba en la mesa.

 

-Paapiii- gritó Anthony tratando de salirse de mis brazos para correr hacia donde Edward. Pude notar como una mueca de dolor se asomó en el rostro de éste.

-Buen día campeón- le contestó. Depositando un beso en su frente y ofreciéndole sus brazos. Lo cual Anthony ni lo pensó y se lanzó. Era extraño el hecho de que no lo rechazara. Con mi pequeño en brazos depositó un beso en mis labios y alguien carraspeó atrás.

-Valla, valla. Veo que empezaron el día bien. En la noche se comerán- dijo Emmett carcajeado. Si supiera que precisamente anoche su hermano me comió completica.

-Meme malo- le dijo Anthony apuntándolo con su dedito y haciendo un puchero.

-Con que en los brazos de él si hablas ¿no?- le preguntó Emmett acercando su cara a la pequeña carita del niño.

-Ti- respondió Anthony. No me había percatado de eso. Mayormente el nunca hablaba. Solo asentía, negaba o lloraba. Pero con Edward hablaba para todo. Esto no estaba nada bien. Se estaba encariñando y eso era malo. Ni conmigo era tan abierto.

-Ya veo. No es extraño que con el si lo hagas. ¿Y que dice mami? ¿Impresionada también?-

-Cállate Emmett- lo amenacé

-Tarde o temprano se dará cuenta. Por lo visto es más despistado que yo-

-¿puedo saber de que hablan?- nos interrumpió Edward

-De la nube en la que estas montado- respondió Emmett agarrando un pedazo de pan

-Umm. Están calientes. Que rico- dijo retirándose de la cocina.

-¿Me vas a explicar?- Pregunto Edward

-No- respondí seca.

-Sera- dijo alejándose con mi hijo en brazos. Se sentó en la mesa, le dio un pedazo de pan al bebé y el comió otro. Yo me dediqué a terminar de lavar y cortar las frutas en silencio. Terminé y las puse en la mesa.

 

Mientras comíamos Edward me miraba sospechoso. Entrecerraba los ojos como tratando de descifrar lo que yo pensaba. Eso no podía pasar. El jamás podría enterarse de que mi hijo también era su hijo. ¿Y si luego me lo quitaba? No. Eso nunca. El no sería tan inhumano para separar a un hijo de su madre. Pero… yo lo hice con el. Yo separe a un padre de su hijo. Es mas ni sabe que existe. O mas bien que es su hijo. Dios. Que confusión.

 

-Bella te vas a hacer sangrar el labio. Relájate- me dijo Edward sacándome de mis pensamientos

-Claro-

-¿Cómo es que Anthony hasta habla con Edward?- preguntó Rosalie muy molesta, entrando a la cocina

-¿Qué pasa Rosalie?- inquirió Edward

-Ya sabes que es lo que pasa. No te hagas el estúpido de nuevo. En serio. Dime como lo haces-

-No empieces otra vez Rosalie- dijo el padre de mi hijo

-¿Qué me estoy perdiendo?- pregunté, sintiéndome en otro mundo

-¿Por qué con Edward el si se deja tocar y hasta habla? Yo no lo he visto hablar contigo- me respondió ella

-No lo se-

-Si claro, como no. No lo sabes.- contestó Emmett. Anthony rió. –Tu no te metas pequeño tentador- Anthony le sacó la lengua riéndose. Era extraño. Como si en los brazos de Edward se sintiera seguro o protegido. Ja! ¿Quién no se sentiría seguro en esos  brazos? Por dios Bella ya. Me reprendí

-¿Y aquí que pasa?- preguntó Esme entrando a la cocina. -¿Qué es este escándalo? ¿Por qué mis niños se pelean?-

-¿Qué te parece eso?- le dijo Rosalie señalando con su blanco y firme dedo a un Edward con Anthony en brazos.

-Lo más precioso- contestó ella, dejando a todos atónitos -¿Cómo estas mi amor?- le preguntó a mi Antho acercándose a él

-yen- le respondió. -¿eles pan tao?- no puedo creer. Le acaba de ofrecer pan y con la característica sonrisa de siempre. Trágame tierra.

-Esto es el colmo- gritó una Rosalie muy alterada.

-¿pero cual es el problema Rosalie?- Le preguntó Esme

-Que yo no puedo cargarlo. ¿Por qué con Edward si se va? Eso no es justo. Además a ti hasta te ofrece pan. A los demás simplemente nos rechaza-

-Campeón Rose quiere cargarte y se va a poner triste si le dices que no- le explicó Edward al pequeño dejándonos a todos a todos con la boca abierta. Pero la baba se me salió fue cuando el niño buscó a la rubia con la mirada y le ofreció una sonrisa.

-¿Eso es todo lo que puedes sacarle? ¿Una sonrisa?- Edward se acercó mientras que Anthony lo miraba. Su padre le asintió, el niño volteó y le ofreció los brazos a Rose. No puedo creerlo. Rose lo cargó y las lagrimas casi se le salieron.

-Hay que rico. Es tan bello- decía mientras le daba muchos besos en su carita y en su cuello.

-¿eso es todo?- le preguntó Emmett al niño. -¿Qué Edward te de permiso? Valla extraño que son los dos. A veces no los soporto- y salió de la cocina.

-Es muy hermoso Bella. Parece un peluche. Por cierto ¿Quién es su padre?- inquirió Rose y sentí que en mi mundo había un terremoto.

-Eh…- ¿Qué debía decir?

-Con que aquí están todos. Buen día.- dijo una efusiva Alice. Salvándome de la pregunta más importante.-Vamos Bella. Necesito que veas algo- me arrastró fuera de la cocina. Yo solo le di una mirada a Edward y enseguida el comprendió que debía cuidar al niño por lo que me asintió.

 

-¿Lista?- me preguntó Alice

-¿lista para que?-

-Para tu divorcio-

-¿Cómo que mi divorcio? ¿De que hablas Alice?-

-¿que esperabas Bella? El está casado. ¿Qué otra opción tenía?- ya en el cuarto me entregó una carpeta con unos papeles. De una vez empecé a revisarlos.

 

Falsificó mi divorcio. Como si nos hubiésemos divorciado justamente para la fecha que yo me fui. Ahí estaba mi firma y la de Edward. En ese papel. En esa mentira. No sabía que su solución era precisamente esa. Pero claro, como ella misma dijo, ¿que otra opción tenía? Es la única manera de que Jane no se quede con las propiedades. Un divorcio antes de tenerlas. Por supuesto. Las guarderías le pertenecían a ISABELLA SWAN. Igual que mi pequeña casita y el carro que adquirí cuando me fui. Esas propiedades estaban completamente a salvo de las manos de Jane.

 

-Sigue revisándolos. Dale esta carpeta a Edward. Es la de el. Yo tengo que irme otra vez. Me faltaron otros documentos importantes. Vendré pronto- y salió apresurada sin decir mas nada ni darme tiempo a responder.

 

Me desbaraté en la cama. Ahora esta era mi realidad. Todo por culpa de Jane. Ya iba para dos años como “divorciada”. Lloré y lloré, no me había esperado esto. ¿Porque Edward no hizo nada? ¿Por qué no se divorció de ella? ¿Por qué tenía que ser yo? ¿Porqué nosotros? No se cuanto tiempo estuve llorando. Tratando siquiera de asimilar esta nueva noticia. Imagino que pasaron horas.

 

-¿Estas bien?- preguntó esa aterciopelada voz

-¿Qué haces aquí?- le pregunté tratando de contener el llanto y limpiando mis lagrimas antes de voltearme a encararlo.

-El niño pregunta por ti- me volteé, me encontré con sus cuerpos, le ofrecí mis manos a Anthony y se vino sin protestar. Agarré mi carpeta y mi maleta.

-Es tuya- le dije señalando la otra que estaba encima de la cama. Y así una vez mas dejé a mi amor en abandono.

 

Me monté en el carro de Alice sin despedirme de alguien. Y con la cara empapada de lágrimas. Mi niño también lloraba al ver que yo lo hacía. Seguro se sentía asustado. Conduje a un hotel muy lejano y pasé ahí el resto del día. Ya mañana sería otro diferente.

 

Pov Edward

 

Dormí plácidamente, no es lo mismo que dormir con Bella pero por lo menos descanse como hace mucho tiempo no lo hacia. Me levanté temprano y bajé a la cocina a prepararle el desayuno a esos dos seres que me hacían el hombre más feliz del mundo. Sentí un fuerte dolor en mi pecho al escuchar a ese niño llamarme papi. Si supera que era una de las cosas que mas deseaba. Le di los buenos días y volví a probar los sabrosos labios de la mujer que amo. Emmett entró a la cocina y como siempre hablando de ridiculeces. Bueno… por lo menos hasta que me perdí. No entendí de quien hablaban. ¿Quién podría ser mas despistado que el? Y por cierto yo no ando en ninguna nube. Es cierto que estoy un poco dormido cuando tengo a Bella cerca pero tampoco estoy volando por ahí. Y por si fuera poco Bella no me quiso explicar, lo cual me dejó muy confundido y a Bella muy nerviosa.

 

No se en que momento el desayuno se convirtió en el drama del día. Rose, Emmett, Bella y Esme hablaban o discutían de mi relación con Anthony. Que si hacia esto o aquello. No entendía porque tanto problema. Solo era un niño. Le explique al pequeño que Rosalie quería cargarlo y el cedió. Solo era eso. Tenían que hablarle. Sencillo.

 

Bella se tensó y su cara pasó de un rojo rabia a un blanco miedo cuando Rose le preguntó por el padre del niño. Me hubiese gustado saber quien era. Seguro el hombre más feliz en toda la existencia. Alice vino para llevarse a Bella y con ella esa respuesta.

 

-Ahora vengo yo- le decía Esme a Rosalie

-Dame unos minutos mas Esme ¿sabes lo que me costó esto?-

-En realidad no te costó nada Rose- le dije

-claro que si, yo peleé-

-Y pudiste habértelo ahorrado. Solo le gusta que le expliquen las cosas- volví a decirle

-Por supuesto, como si escuchara a alguien que no fuese tu- replicó Emmett –Ni a su madre-

-¿pero cual es el problema que tienen todos?-

-¿Acaso no lo ves Edward? Ese niño te reconoce-

-Deja de decir estupideces Emmett- le grite.

-Ahora si. Dámelo- seguía insistiendo Esme

-Anthony ella es Esme. Ve con ella ¿si?- el niño me miró y esperó mi confirmación, yo le asentí y le regalé una sonrisa. Después de que me pareció que Esme y Rose ya habían tenido suficiente agarré a Anthony y lo llevé para el jardín, a tomar aire fresco. Seguro estaba cansado de estar en la casa entre manos y besos. En camino al jardín nos encontramos a Benetton, Anthony apretó fuertemente mi mano y alzo sus bracitos para que yo lo cargara.

 

-No le temas pequeño. No te lastimará- le dije infundiéndole valor.

-No- dijo el con un puchero.

 

Agarré la manito del niño y la pasé por el pelaje del perro. Inmediatamente el animal cerró los ojos y empezó a lamer la otra mano de Anthony lo que hizo que el niño explotara en risas. Con sus dos manos le tocaba la cara y le hacía cosquillas. Seguimos caminando hacia el patio trasero con el perro a un lado. Me sorprendió cuando Anthony con sus pequeños pasitos caminó hasta una planta de naranja que había y se sentó frente a ella. Observándola fijamente. Estaba en posición de indio con sus manitas en las piernas y su cabecita apoyada en ellas mientras suspiraba de vez en cuando. Después desvió su mirada a la planta de rosas que sembré cuando Bella se fue y como si pudiese leer la mente me pregunto.

 

-¿y mami?-

-Está adentro pequeño. ¿Quieres verla?-

-ti- respondió. Entramos, nos dirigíamos a subir cuando siento que el niño hace presión de mi mamo para ver algo. Me volteo y lo veo observando atentamente mi piano.

-¿te gusta?- el solo asintió. Me acerqué, lo senté y me situé a su lado. Antes de empezar a tocar lo miré. El sonreía claramente emocionado. Hace tanto tiempo ya, que yo había dejado de tocar. Precisamente porque me faltaban esos hermosos orbes chocolates y ahora no tenia un par sino dos hermosos pares para poder inspirarme.  Cerré mis ojos, respiré profundo y empecé a tocar una melodía nueva. Inspirada precisamente en ellos dos. Bella y Anthony. Mis ratos de alegría después de tanto tiempo. El niño quedó fascinado igual que Esme y el resto de mi familia que ya se encontraba alrededor del piano.

 

-no sabes lo feliz que me hace volverte a escuchar tocando, cielo- me dijo Esme con lagrima en sus ojos abrazándome fuertemente.

-Gracias mamá. Yo también me sentí muy bien- todos me abrazaron y me felicitaron. No sabía que extrañaran tanto mi música. Ninguno me lo había dicho.

-No dejes que lo separen de ti hermano- me dijo Emmett mientras me apretaba en un abrazo.

-¿Y mami?- volvió a preguntar el pequeño

-Ya vamos con ella mi amor- le dije.

 

Me despedí de la familia y empecé a buscar a Bella por toda la casa, hasta que llegué a su cuarto. Abrí la puerta y ella estaba llorando. Sus sollozos eran demasiado audibles para que lo negara. Se me partió el corazón. ¿Por qué ella habría de estar llorando? ¿Qué pasó?

 

-¿Estas bien?- le pregunté. Que pregunta tan estúpida. Obvio que no estaba bien. Sino no estuviese llorando

-¿Qué haces aquí?- preguntó. Estaba acostada boca abajo en la cama se limpió su rostro antes de voltearse.

-El niño pregunta por ti- se volteó y su cara estaba totalmente descompuesta. Tenía la nariz y los ojos rojos he hinchados. Su bello rostro estaba empapado de lágrimas medio secas. Agarró a Anthony, sacó una maleta y se encaminó a la puerta.

-Es tuya- dijo señalando una carpeta blanca que estaba encima de la cama. Una de las empleadas la ayudó a bajar la maleta y sin explicaciones se fue dejándome otra vez en una habitación carente de ella.

 

Capítulo 35: Mi mejor día Capítulo 37: Son mis hijos

 
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