El corazón casi se me sale al verlo en primera plana de la farándula. Una clase de sentimiento extraño recorrió mi cuerpo al ver que notificaba que dejaba su carrera musical y empezaría a dedicarse solo a los negocios. Mis dedos recorrían su foto en aquel papel. No podía negar que aun lo seguía amando. Era el hombre de mi vida y eso no cambiaria jamás. Como tantas noches atrás las lagrimas no se hicieron esperar. Era feliz por tener a mi hijo. Claro que si. Pero aun me dolía Edward. El siempre sería la herida más grande que tendré. Recordé aquellos días que no lo sentía mío. Cuando estaba con Tanya. Cuando la soledad y el vacio era el que me acompañaba en mis noches. Cuando al despertar me daba cuenta que el estaba solo en mis sueños y su realidad estaba al lado de otra mujer. ¿Será que el nunca podrá estar en mi vida? ¿Será que ese hombre no fue hecho para mí? Al ver a mi hijo recobro todas las fuerzas que me faltan para seguir adelante. Para seguir alejada de todos. Él es mi fuente de inspiración. El amor más grande de mi vida. Aunque ya nada era igual, gracias a mi decisión hoy en día yo era el mayor milagro de la vida. UNA MADRE. Y con uñas y sangre yo defendería lo que un día cuidé con mi propia vida.

En la guardería todo iba estupendo. Teníamos muchos niños y padres felices. Había varios salones separados por ciertas edades y 3 personas que se encargaban de cada salón. Los servicios que ofrecíamos se hicieron muy solicitados y la guardería empezó a subir su nivel de ingreso. La ampliamos, colocamos más comodidades, otras actividades y más espacio. Todo iba tan bien que nos propusieron hacer extensiones. Sería una buena oportunidad tener otras guarderías en varias ciudades más. Después de 7 meses de abrir la guardería ya estábamos comprando terreno en otra ciudad, donde montaríamos dos extensiones. “Guardería’s Fabella” era todo un éxito. Fabiola estaba casada con el dueño de una empresa de bienes y raíces. Tenía dos hijas. La mayor era una niña de 12 años de edad llamada Fernanda. Y la menor llamada Génova de 8 añitos. Eran blancas, delgadas, pelirrojas y de ojos azules. Sus labios eran de un rosado claro. Y en sus mejillas se podía observar pequeñas pecas las cuales se teñían de rosa cuando ellas reían. Sus cabellos ondulados se movían libremente por sus espaldas. Muy sociales y espontaneas. Estudiaban modelaje en la agencia más prestigiosa del país. Aun así era una familia muy caritativa. Gozaban de lujos y se deleitaban con muchas cosas pero aun así eran caritativas. Siempre le daría las gracias a Fabiola por estar a mi lado en momentos tan importantes. No estaba siempre porque ella también tenia una familia por la cual velar pero en casi todos los momentos importantes donde necesitaba de alguien ahí estaba ella.

Anthony ya tenía el añito. Era un niño muy tímido y callado. Igual a mí de pequeña. No armaba berrinches por las cosas solo lloraba en silencio. El brownie con compota ya no lo comía tan a menudo pero si de vez en cuando. Creo que me quedó el gusto del tiempo que la comí. El cual por cierto era el postre favorito de Antho. Gucci y mi bebé se llevaban de maravilla. A pesar de que mi perrita era muy loca y escandalosa a Anthony le parecía graciosa. Los mejores años de una madre son todos los años de sus hijos. Ver la primera sonrisa de su hijo, su primera lagrima, la primera vez que comió en McDonald’s, escuchar la primera palabra, ver sus primeros pasos. Ver como elije según su personalidad entre un balón de futbol, un carro o un objeto musical. Todo es mágico por el simple hecho de ser mamá.

Y aquí estaba yo. Después de un año y cinco meses que mi vida cambió, con todo mi esfuerzo y amor disponía de una vida tranquila y llena de metas. Para mí y el pequeño Swan.

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Chicas disculpen el capi tan corto. Es un abuso, lo se. Pero después de este empieza el Pov de Edward. Paciencia con todo y muchas gracias por su tiempo y apoyo. Sigan votando xfis. Se les kiere. Besos a todas.