Dormí a ratos, acostada en la cama junto a Edward. Nunca pude quedarme dormida por mucho tiempo – aunque era más cómodo de lo que había sido la silla en el hospital-, los ocasionales lamentos de Edward me despertaban. Nunca grito a todo pulmón, luchando por contener los sonidos, pero tenía el presentimiento que sólo sería cuestión de tiempo.

Carlisle fue lo bastante atento para traerme comida, suficiente para alimentar a varias personas, pero estaba agradecida por cada bocado. Habían pasado varios días desde que había comido más que un mordisco aquí o allí. Aún así, era difícil sentirme cómoda o contenta cuando Edward estaba en tanto dolor.

¿Me odiaría por esto? No podría culparlo si lo hacía – su dolor era claramente terrible, y el verlo causaba un severo ardor en mi pecho. Con gusto cambiaría de lugar con él si eso pudiera salvar su vida, pero claro, nunca podría ser tan fácil. Y yo sabía lo que él pensaría de si mismo una vez supiera en lo que se convertiría… otra razón para que se molestara conmigo. Muy fácilmente podría estar arruinando todo.

Traté de imaginar lo que diría si pudiera preguntarle, pero no pude salir con nada… y detesté esa impotencia. De seguro yo debería saber lo que mi propio esposo querría. Ya sea si prefiriera la muerte a convertirse en un vampiro… ya sea si me maldijera por no prevenir todo esto… quería que mi ansiedad se terminara. Quería estar con él, aún si me rechazara al instante.

"¿Qué te preocupa, Bella?" Salté, sobresaltada. No había escuchado a Carlisle entrar al cuarto; generalmente él hacía un pequeño ruido para anunciar su presencia. Al parecer, la agitación en mi mente estaba escrita sobre mi cara.

"¿Crees que él me odiará por esto? Él siempre se ha despreciado por lo que es… ¿y si no puede perdonarme por regresar en el tiempo, saber lo que pasaría y no hacer nada para prevenirlo?"

Carlisle tomó la silla junto a la cama, frunciendo el ceño pensativamente. "Bella, he rondado esta tierra por más de doscientos años ahora, y aunque puede faltarme experiencia personal, creo que puedo decir con seguridad por lo que he observado, que la mayoría de las personas harían lo que fuera para mantener la clase de amor que tu muestras por el Edward joven. Quizás Edward venga a odiar lo que es – pero no creo que le importe mucho cuando eso lo guié hacia ti."

"¿Te sentirías tu igual?" Pregunté desesperada.

Carlisle se encogió. "He llegado a términos con lo que soy – pero ten en mente que yo ya soy más viejo de lo que tu Edward será cuando lo conozcas en el futuro. A mi no me importa mi vida. No es exactamente lo que desearía, pero acepto mis limitaciones…y espero. Espero que un día, mi trabajo sea recompensado. Que un día, tenga más de una razón para seguir viviendo, pero también una razón para disfrutar la vida."

"Lo harás," le prometí, inspirada como siempre por la historia de Carlisle. Tenía la esperanza que un día Edward encontrara tal paz, incluso si no podía perdonarme inmediatamente por mi parte en su destino.

"Gracias, Bella," suspiró. "Saber eso me sostendrá."

Entonces Edward gritó, y yo consagré toda mi atención a él.

24 horas pasaron, y él continuó luchando contra su dolor, por contenerlo, aunque no parecía tener ninguna razón racional para hacerlo. Me di cuenta que ya no me reconocía – tal vez trataba de no gritar simplemente para enfocarse en algo que no fuera el dolor.

Hice lo mejor que pude para aliviarlo con agua fría, temerosa de alejarme demasiado de su lado. Comí de nuevo y me quedé dormida ovillada contra él. Cuando casi 48 horas habían pasado, desperté por un agudo grito y un dolor en mi brazo. Me di cuenta que Edward estaba agarrando mi muñeca con toda su fuerza, sus dedos inusual y peligrosamente apretados alrededor de los pequeños huesos. Sin embargo, no podía pedirle que soltara. Esperé a que se relajara un poco, y finalmente soltó su agarre.

Apenas pude pararme a ver, pero no pude darme la vuelta e irme. Sus ojos permanecieron bien abiertos, sin ver nada y bordeados por el terror. Los tendones en su cuello y brazos resaltaban conforme se tensaba contra el veneno corriendo a través suyo. Sus uñas rasgaron huecos en el tendido bajo él.

Lo más profundo de mi ser protestó contra verlo de esta forma, pero no podía negar la pequeña y asustada parte de mí que veía esto con miedo por mi misma. Ahora sabía, sin ninguna duda, lo que experimentaría si Edward mantenía su palabra y me cambiaba. Había probado de la peor forma todo lo que Edward me había advertido – como experimentaría dolor tan profundo que desearía la muerte antes que el fin.

¿Estaba lista? Todo en mi interior se encogía ante la idea de tanto dolor, pero cuando recordé mi razonamiento –por Edward- el miedo pasó de un gruñón leopardo a un gatito intentado arañar. Fue más que manejable. Podría sobrevivir esta cantidad de dolor a cambio de una eternidad con la persona que hacía que mi mundo girara.

El último día fue por mucho el peor. Edward gritó continuamente, cada vez más ronco pero nunca cesando. Carlisle me dijo que sus órganos internos se apagarían ahora, y que eso causaría un dolor atroz.

Tomé ventaja de esas últimas y largas horas, acostándome cerca de él, sintiendo su cada vez más tenue calor conforme el flujo de sangre aminoraba, escuchando su desigual respiración y violentos latidos mientras su corazón luchaba contra su debilitado cuerpo. Aún sabiendo como sería después de la transformación, aún sabiendo que lo amaría con igual intensidad, rompió mi corazón el ver los cambios en progreso, saber que su dulce y juvenil inocencia nunca regresaría.

Los dedos de Edward se aferraron involuntariamente de mí, enrollándose dentro de los pliegues de mi ropa, apretando y soltando con dolor. Me lastimó, pero no pude moverme de mi lugar junto a él, ni me di la vuelta cuando sus gritos se convirtieron en sollozos y lloró en agonía.

Carlisle regresó a la habitación como el sol comenzaba a asentarse en el tercer día.

"Tendrás que irte, Bella," me dijo con pesar. "Sus latidos se están volviendo peligrosamente lentos. Su transformación terminará probablemente dentro de una hora o dos, y estoy seguro que sabes lo que pasará si estas aquí cuando despierte."

"Si… si, por supuesto," respondí aturdida. Sinceramente, había puesto este momento bien lejos de mi mente. Había sabido que llegaría, pero nunca había pensado en el. ¿Ahora qué? Ahora que mi tiempo con Edward estaba claramente acabado, ¿Qué haría? ¿A dónde iría? Ya no tenía un lugar para quedarme; no tenía dinero, nada…

"Todo pasará como debería," me prometió Carlisle, notando mi preocupada expresión. Tendió un montón de billetes hacia mí. "Si te encuentras incapaz de regresar a tu propio tiempo, esto debería mantenerte por varios meses, al menos. Pero creo que vas a encontrar tu camino de regreso, a donde perteneces."

"Gracias," no protesté contra tomar el dinero. Bien podría necesitarlo, y no estaba nada segura si tenía las habilidades de supervivencia necesarias para este período de tiempo. "Y gracias por todo lo que has hecho, Carlisle."

"Por supuesto," respondió con un asentimiento. "Yo debería estar agradeciéndote, creo."

"Si – si él me recuerda, cuando despierte, dile que lo amo. Que siempre lo haré."

"Lo haré," prometió. "Lo mantendré a salvo para ti."

"Gracias," me giré hacia Edward, quien permaneció ajeno a el intercambio. Presioné mis labios sobre la piel ya endureciéndose de su mejilla. "Espérame," susurré antes de situar otro beso final sobre sus labios.

Tomó toda mi fuerza el dejarlo ahí, sabiendo lo que tendría que enfrentar sin mí – los años entre nosotros, el tiempo que pasaría tratando de convivir con lo que se había convertido, el tiempo que desperdiciaría tratando de protegerme de si mismo… detesté tener que dejarlo solo por esos largos años. Odié el temor de que, si no regresaba nunca a mi propio tiempo, esta sería la última vez que vería su rostro.

"Carlisle, si no puedo regresar -" comencé a decir mientras él me acompañaba por las escaleras.

"Si todavía estas aquí en una semana, llámame," dijo. "Juntos... juntos encontraremos una solución."

"Vale," acepté, dando un paso de forma vacilante fuera de la puerta. "Supongo… si no escuchas nada de mí, este es el adiós."

"Un hasta pronto," rebatió, sonriendo. "Nos veremos de nuevo, de una forma u otra."

"Cierto. Hasta luego entonces."

Sentí sus ojos quedarse mirándome mientras bajaba por la calle. Sólo cuando estaba fuera de vista de la casa, las lágrimas comenzaron a caer. Edward… mi Edward. Humano o vampiro, él siempre sería mío, pero el final feliz siempre parecía estar a un paso de nuestro alcance. Habíamos sido tan felices antes de todo esto, directos de nuestra luna de miel, al borde de una nueva y brillante eternidad… y ahora todo fue tirado dentro de las sombras de nuevo, hecho aún más doloroso por la realidad de que él estaba fuera de mi alcance – tanto en este tiempo como en el futuro al que no podía encontrar mi camino de regreso-.

Dejé que mis pies marcaran el camino; mis ojos cegados por las lágrimas y mi mente inconsciente. Vagué perdida en mi pena. Mi escena de dolor no era nada fuera de lo ordinario en esta época, en esta ciudad, y nadie se me acercó o me estorbó.

Algún tiempo después – pudieron haber sido minutos u horas o días, por todo lo que estaba prestando atención –me sequé las lágrimas y vine a detenerme en medio de la calle.

Mientras miraba alrededor, me di cuenta que había estado aquí antes. La primera vez había estado concurrido, lleno de compradores y trabajadores. Estaba mucho más sombrío hoy, con solo la ocasional persona corriendo a toda prisa por la calle en camino a otra ubicación; nadie se quedaba aparte de mí. No obstante, reconocí los edificios, la vista exacta a mí alrededor. Estaba precisamente en el lugar al que había llegado a esta época, justo en el lugar donde me había dado la vuelta para encontrar a Edward mirándome de regreso.

¿Era el destino el que me había traído aquí? ¿Había decidido mi subconsciente regresar a este lugar? ¿O era una coincidencia que hubiera vagado de regreso al lugar donde había empezado?

¿Acaso importaba? No importa a dónde fuera en esta época, eso nunca me regresaría el 2006, al Forks que conocía, a mi Edward, a la vida que había dejado atrás y a la que estaba desesperada por regresar. No había nada y nadie que pudiera ayudarme ahora.

Me hundí en la calle pavimentada por ladrillo con desesperación, acurrucándome sobre mi misma, pasando mis brazos alrededor de mis rodillas. ¿Cuál era el punto de todo si no podía regresar ahora? ¿Realmente podría ser tan cruel el destino?

Cerré mis ojos y soñé con manos frías sobre mi rostro y unos delicados labios, con una voz como la miel y una sonrisa torcida. El pensamiento sólo me hizo sentir más dolor, atormentada por lo que no tenía.

Deseo poder regresar mi tiempo. Deseo poder regresar mi vida.

Y entonces abrí mis ojos.

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si ya se que me quiere matar por no actualizar se que lo meresco pero es que la uni me absorvio todo el tiempo pero aqui estoy otrave ya se acerca el gra final tatatatata

gracia por todo sus comentario y y votos se les quiere ya monte mi nueva histoia se llama si noeres mia nosera de nadie esta en la pag 18 y  tambien esta en fanfition aqui les dejo el link  http://www.fanfiction.net/u/2424336/Nyleve_Cullen

y tambien esta otra historia que solamente esta hay se llam "Un Amor una Obsecion" esa solamente esta en fanfition depende de su comentario si la subo o no a lunanuevameyer saludos byeeeeeeeee