Había tomado tres semana de trabajar y ahorrar, y luego rogarle a mi madre que me prestara el resto, pero lo había hecho. Finalmente tenía dinero suficiente para poner un anillo en el dedo Bella. No sería mucho, pero sabía que a ella no le importaría, y además, algún día le compraría uno mejor. Esto era sobre hacerlo oficial. Hacerla mía a los ojos del mundo. La pequeña joyería no parecía la gran cosa, pero un amigo en el trabajo me la había recomendado, y estaba dentro del rango de su presupuesto. El vendedor, un hombre de cabellos oscuros en sus treinta años con un bigote que se curvaba al final, sonrió cuando entré. Realmente no fue una sonrisa amigable; más bien fue una sonrisa de alguien que ha divisado un objetivo. “¿Cómo puedo ayudarlo hoy, joven?” preguntó. “Buscando un regalo especial para su novia, ¿tal vez?” La idea me hizo gracia. Mi novia. Bella era mucho más. “De hecho, estoy buscando un anillo de compromiso.” “Ah,” sonrió astutamente como si yo hubiera acabado de compartir algún secreto. “Tenemos un fina selección de anillos,” continuó, sacando una bandeja de un estuche para que yo mirara. “Mire si hay algo que le guste aquí.” Había diamantes, hileras e hileras de diamantes de diferentes formas y tamaños, diferentes arreglos sobre diferentes bandas, pero ninguno de ellos era el preciso. Bella no era un diamante, una reluciente, bonita y pequeña cosa que meter bajo las narices de todos en fiestas donde lo único que harían sería admirarla y envidiarla. Ella era algo mucho mejor. “¿Tiene algo más…único?” Su expresión registró sorpresa, pero no la vociferó; en cambio, buscó otra bandeja. “Tal vez uno de estos le sentará mucho mejor.” Había más diamantes, pero también otras piedras –juegos de rubís, perlas, ópalos…todos se veían demasiado chillones o demasiado…femeninos para Bella. Ella era una mujer que merecía un anillo de mujer. Cuando mis ojos se posaron sobre el zafiro, prácticamente oculto al lado, supe que ese era. Profundo y elegante, pequeño pero poderoso…era muy ‘Bella’. “Ese es.” Su aceptación del anillo había sido tan absurdamente fácil que casi me sentí ofendido…casi. Pero podía ver en sus ojos lo que mi corazón humano no quería reconocer –el miedo, la culpa, la tristeza-. Aún cuando permanecí felizmente inconsciente en el pasado, Bella sabía lo que se estaba acercando, y no se atrevería a arruinar mis últimos recuerdos humanos discutiendo sobre anillos y bodas. Estaba agradecido por ello, porque en esos recuerdos, estaba muy feliz. Casi tan feliz a como había estado cuando la vi caminando por el altar hacia mí. Me pregunté si tenía idea de cuan cerca estaba el final. Yo Había despertado como vampiro el 29 de septiembre. Nueve días, incluyendo la transformación, desde mi mejor cuenta, a menos que de alguna manera ella hubiera cambiado el pasado. ¿Pero podría? Si yo no era cambiado en ese preciso momento, ¿estaría sentándome aquí y ahora reviviendo los recuerdos? Era…imposible. Más imposible que vampiros u hombres lobos o viajes en el tiempo inducidos por deseos. Nunca antes había visto a mi padre enfermo. Hasta donde sabía, había estado saludable cada día de su vida. Mi madre estaba asustada; podía verlo cada vez que iba a revisarlos. Bella siempre estuvo ahí, sosteniendo mi mano, pero sabía que se sentía tan impotente como yo. “…él sigue preguntando por ti…” la voz de mi madre se perdió en el fondo mientras pensaba en subir esas escaleras y entrar a ese cuarto, pero de alguna forma me obligué a hacerlo. Él estaba tan increíblemente pálido, blanco como las sábanas debajo suyo, pero fingió una sonrisa para mí. “Padre…” “Edward, quiero…disculparme.” Tos. “Siempre pensamos que sabemos como debería ir la vida de nuestros hijos.” Otro tosido. “Haz lo que te haga feliz, Edward. No desperdicies ni un momento que tengas con ella.” “Vamos, Padre,” dije, tratando de aliviar el ánimo, “mañana te volverás a sentir normal y de nuevo volverás a decirme que hacer.” Su risa se volvió un largo ataque de tos. Sostuvo el pañuelo hacia su boca, amortiguando el horrible y áspero sonido. Cuando retiró su mano, la tela estaba manchada con sangre. Sólo pude contemplar con horror. “Este no es un resfrío ordinario de verano, Edward. Deberías...prepararte para lo peor.” Me sentí enfermo por todas partes por la facilidad con la que mi padre discutía su propia muerte. Era serio, y yo quería que fuera una broma. “Cuida a tu madre,” continuó. “Y aférrate a Bella. Nunca nada te ha motivado como ella lo hace. Elizabeth estaba en lo cierto…ella es exactamente lo que necesitas.” Tragué el nudo en mi garganta y las lágrimas quemaron mis ojos. “Padre…yo…” Él sonrió; se vio como un esfuerzo. “Vete ya, hijo. No necesitas quedarte y escucharme toser.” Comprendí con horror que estaba tratando de ahorrarme el dolor de verlo morir, y entonces yo tenía que huir. Esto era imposible. Él era tan joven. Era saludable. Imposible. Fue un recuerdo extraño de revivir. Desde que había sido cambiado, había luchado por recordar como se sentía llorar. Ahora, mientras volvía a experimentar el caer dentro de los brazos de Bella en pena, pude sentir las lágrimas corriendo y la maravillosa sensación de liberación y limpieza que las acompañaba. Sentí…paz. Por una enorme cantidad de tiempo, había sido dejado en la oscuridad, preguntándome cómo fueron mis padres, como había interactuado con ellos…los recuerdos que me quedaban nunca habían sido suficientes para responder por completo aquellas preguntas, y había sido dejado incapaz de llorar por lo que había perdido - ¿cómo podría llorar a gente que no conocí? Ahora podría confirmar cosas que sólo me habían dicho o que había tenido que adivinar antes – que mi madre era amable y perceptiva y que me amaba profundamente. Que mi padre aprobaba mis elecciones. Que era feliz y amado. Y ahora tenía el beneficio de saber que ellos amaron a Bella. Tuve la esperanza que ahora estuvieran orgullosos de ver que yo había tratado de hacer lo mejor de esta vida que me había sido dada, y que había encontrado a un tipo de redención en el amor. “Creo que a veces, el destino tiene algo más grande en mente de lo que la mayoría de nosotros podemos ver alguna vez, y algunas veces, estas cosas que se ven tan injustas y tan mal, pueden servir para propósitos más grandes.” Mi yo pasado no había sentido el completo significado de sus palabras, pero yo si lo hice. Había perdido mucho cuando la Gripe Española golpeó –mi familia, mis sueños- pero con el tiempo gané algo más grande. Ella. Y por primera vez, viendo mi anterior mortalidad, me sentí afortunado por intercambiar una vide humana por una eternidad con la mujer que amo. _______________________________________________________________________________________________
espero q le guste este capia va dedicado a todas la q sigue mi fic como claus/elisa, alexa_pattison, danirojas, dianapacky, mtereferrarige y atodas la demas q no nombre x no conocer su nombre o xq las pase x alto pero todas son importate para mi y para mi fac las quiero a todas y muy pronto subire mi nueva historia ya q esta esta llegando a su final, y a las q tenga historia demen sus nombre y con gusto las leere saludos y beso dejen su comentarios y votes
|