Cada vez era más difícil permanecer en los recuerdos dolorosos, pero lo hice, determinado a ver a Bella hasta que la tuviera de regreso en mis brazos. Y ella me sorprendió. Mi Bella tenía un enorme y cariñoso corazón, y se apegaba a la gente con facilidad. Sabía que mi familia no era la excepción, y esperé, conforme comenzaron a fallecer, el tener que consolarla. Pero nunca se quebró. Ella fue la que me consoló, que me calmó, que se encargó de mi madre, incluso la que cocinó cuando las criadas necesitaban el sueño. Sentí una oleada de orgullo, viéndola tan fuerte y capaz, tan…madura. Y aún así vino con un extraño malestar, obligándome a preguntarme que había inspirado aquella fuerza…y tuve que admitir que quería que me necesitara en los tiempos difíciles. Pronto mis recuerdos se volvieron a oscurecer. El cuidado de Bella había hecho mucho para mejorar mi estado mental desde la muerte de mi padre, pero todo giró 180 grados cuando entré al cuarto de mi madre para encontrarla en el estado en que mi padre había muerto. Nunca en mi vida había estado tan asustado. Odié dejar a mi madre sola en el hospital, pero los doctores no me dieron elección. Sólo podría regresar a Bella una vez más, aunque me sentí culpable por poner tanta de mi carga sobre ella. No podía evitarlo. Ella era todo lo que tenía, y necesitaba su fuerza. “…no pienses,” dijo, “sólo siente. Concéntrate en el aquí y ahora.” Y sus labios me hicieron olvidar todo. Sabía que debería detenerme; había prometido que la trataría de la forma en que lo merecía. Pero ella me estaba ofreciendo todo, y no quería dejar ir la sensación que sus cálidos besos me daban. Estaba nervioso. Mi conocimiento sobre este íntimo acto era increíblemente limitado –simplemente sabía los básicos de cual parte iba en donde-. Siempre había evitado escuchar sobre ello cuando los chicos en la escuela bromeaban y se reían de sus experiencias. Mi padre me había dicho que no era nada que necesitara saber hasta mi noche de bodas, y así se había abstenido de explicar…y ahora nunca lo haría. Bella parecía saber lo suficiente por los dos, pero no pregunté como. Si había estado con alguien más antes, no quería saber, y no sabía si había una forma de decir. Esa era una de las cosas que nunca había aprendido. Lo que importaba era que ahora ella era mía, estaba en mis brazos y usando mí anillo, y me amaba lo suficiente para quedarse conmigo en este terrible momento. Su cuerpo era la cosa más hermosa sobre la que había posado ojos, más hermoso que cualquier diosa griega, más hermoso que cualquier cuadro que un maestro italiano haya pintado. Podría deleitarme en su piel por horas, trazar las suaves curvas de sus senos y caderas, deleitarme en su temblorosa forma. Me mostró donde tocarla, y sentí la más poderosa ola de excitación al ver su reacción, su boca abierta mientras jadeaba y el arco de su espalda. Mi dedo se deslizó dentro de su entrada, y la sensación de su carne totalmente a mí alrededor me llevó más allá del punto de espera. Necesitaba estar en su interior desesperadamente, pero no sabía como expresar ese deseo. Ella pareció saber sin que le dijera, y de alguna forma, a pesar de mi tartamudeó y vergüenza, todavía me encontraba en sus brazos, en su interior, dentro de la más grande y dichosa sensación que jamás había conocido. Las imágenes en mi mente eran tan vividas, tan frescas que estaba sorprendido de no encontrarme sudando con la intensidad. Cuan ingenuo había sido, y tan condenadamente afortunado. Había sido todo lo que alguna vez pude haber querido o necesitado para perderme completamente en ella, moviendo, tocando, besando si pensar. Estaba envidioso de mi pasado. La quería conmigo aquí y ahora; quería poder sentirme de esa forma con ella. Experimentar todo por primera vez con ella en vez de presenciarlo a través de los sórdidos pensamientos de los demás. A pesar de mis esfuerzos, no podía fusionar los nuevos recuerdos colándose con mi propio pasado. No podía sentirme como la persona teniendo esas experiencias cuando estaba aquí viéndolas por primera vez. Sabía que no me volvería a sentir bien hasta que Bella estuviera conmigo, donde pudiera verla y tocarla y hablarle. Necesitaba respuestas de sus labios. Necesitaba su certeza. Necesitaba ahora más que nunca conocer sus pensamientos y sentimientos. Pero no podía debilitar el persistente miedo de que ella no volviera en estado para proporcionarme esas cosas.
_____________________________________________________disculpa la tardansa s q merezco un viaje a italia x la espera es q he tenido problema en la uni con una profesora q quiere q cambie mi forma de ser y no lo acepto x eso tuve q retirar la materia ya q mi mayor facinacion es leer y escribir horita subo otro capi para remconpesarle al espero comente y vote
|