Capítulo 46
Carlisle salió de la pequeña muchedumbre con la que había estado conversando, saludó cortésmente con la cabeza a otra pareja, cuando caminó hacia el pasillo. Por lo general estaba contento con hacer las rondas en The House, y asegurarse que sus invitados eran felices, pero en cambio Esme ocupaba sus pensamientos. Estaba ansioso por iniciar el proceso de llevar a cabo la fantasía de Esme de la casa de subastas.
Su realidad.
Cuando comenzó a ir a su oficina, vio a Jasper Hale Hudson salir de la sala de reunión y dirigirse a la salida.
—Jasper—lo llamó.
Jasper se detuvo y se volvió para mirar a Carlisle.
—Hola, tío.
— ¿Te vas tan pronto?—Carlisle hizo gestos hacia su oficina. — ¿Quieres beber algo?
Hubo un momento de duda antes de que Jasper se encaminara hacia adelante.
—Siempre y cuando tengas algo decente. Esa mierda de coñac que bebes es demasiado fina para mi gusto de campesino blanco.
Carlisle esbozó una sonrisa.
—Tus papilas gustativas podrían refinarse un poco. Déjamelo a mí.
Hizo un gesto hacia el interior, y entraron en su oficina. Carlisle encendió las luces y se dirigió al mueble bar mientras Jasper se encorvaba sobre una silla de cuero cerca del escritorio.
Jasper rebuscó en su bolsillo y sacó un paquete de cigarrillos casi vacío. Se levantó y se inclinó sobre el escritorio de Carlisle para coger el cenicero de madera que mantenía más como decoración que por un uso actual, arrastrándolo hacia él.
— ¿Te opones?—le preguntó Jasper, justo cuando ponía el cigarrillo entre sus labios y encendía el mechero.
Carlisle se encogió de hombros.
—Son tus pulmones. ¿Lo tomo por qué no has tenido suerte, dejando de fumar?
—Sólo fumo uno o dos al día—dijo Jasper con aire de indiferencia. — Charlie no para de regañarme. Dejaré de fumar. Con el tiempo.
—Entonces, ¿por qué te ibas tan temprano?—le preguntó Carlisle cuando tomaba el cuello de una de las botellas. Finalmente echó una agradable medida de un buen whisky escocés añejo. Demasiado sofisticado para Jasper, pero le daba una razón a Carlisle para burlarse de él.
Jasper gruñó en respuesta. Tomó el vaso que le dio Carlisle y movió los ojos con recelo. Antes de responder, lo olió con cautela y puso sus labios en el borde.
Carlisle se instaló en la silla enfrente de Jasper.
— ¿Y? ¿Cómo está esto?
—No tan malo—masculló cuando tomó otra bocanada de su cigarrillo.
Carlisle sonrió.
— ¿Y por qué te ibas tan temprano? ¿Alguna cita caliente?
Jasper soltó un bufido.
—Cómo si hubiera tenido una de esas en mucho tiempo.
—Por qué así lo has elegido, estoy seguro—dijo Carlisle.
Una sombra atravesó la cara de Jasper.
—Sí, hombre, por elección.
Carlisle elevó una ceja, pero no presionó. Había otras cosas sobre las que quería hablar de todos modos. Miró a Jasper inhalar, saboreando la calada un momento antes de exhalar una larga columna de humo.
—Entonces—dijo casualmente. — ¿Qué sabes sobre la amiga de Bella, Esme Platt?
— ¿Además del hecho de que es caliente?—Jasper golpeó el cigarrillo en el cenicero y tomó otro trago del whisky escocés.
—Que es caliente, es un hecho. Cualquier tipo con ojos en la cara puede determinar eso—dijo Carlisle con sequedad.
— ¿Te interesa?
—Por así decirlo.
—No es tu tipo—dijo Jasper sacudiendo la cabeza.
— ¿Qué te hace decir eso?—preguntó Carlisle con sólo curiosidad. — Creo que podría ser exactamente mi tipo.
— ¿Qué sabes que yo no sepa?—le preguntó Jasper. — Tienes una de esas sonrisas de aire satisfecho. Esme… es caliente. Infinitamente caliente. De fuerte voluntad y es muy caliente. He coqueteado con ella, y se le da muy bien, eso seguro.
—Por no mencionar que es impulsiva, inteligente, motivada, honesta y segura de su sexualidad.
—Pero no sumisa—dijo Jasper. — No vayas llamando a puertas que estén cerradas para ti, tío. ¿No fue suficiente una vez?
Carlisle sonrió.
— ¿Sabes qué clase de negocio dirige Esme?
—Sí, cumple fantasías, y no de la clase divertidas.
—Buena, ella quiere cumplir su propia fantasía. Así que vino a mí.
Jasper se inclinó hacia adelante con interés. Dejó su cigarrillo y le dio a Carlisle una mirada penetrante.
— ¿Estamos hablando aquí de una fantasía sexual?
—Ella quiere ser poseída—dijo Carlisle. — Una esclava. Quiere que haga los arreglos para ser vendida en una subasta en The House.
—Y por supuesto no pensaste en mí—se quejó Jasper.
—Nadie más la tendrá, salvo yo—dijo Carlisle en voz baja.
Jasper lo estudió durante un largo momento.
—Clavando tu reclamación, ¿¡eh!?
Carlisle asintió con la cabeza.
—Me intriga. La deseo, y ella quiere lo que puedo darle. Estoy dispuesto a ver a dónde nos lleva.
Jasper ya estaba sacudiendo la cabeza.
—No puedo creer que te comprometieras para eso. No con la manera que tú ves los juegos de rol.
— ¿Quién dice que tiene que ser un papel? Voy a darle algo real…
—Y ella te dará una fantasía—le cortó de golpe Jasper.
—Tu inquietud está anotada—dijo divertido Carlisle. — Tengo dudas que la mujer que quiero exista, o si lo hace, no tengo ninguna forma de encontrarla. Por el momento tomaré lo que pueda conseguir.
La expresión de Jasper se puso seria. Una línea de pena vaciló en sus ojos antes de que se convirtieran en fríos e ilegibles.
—Existe, Carlisle. Ahí fuera hay mujeres que anhelan lo que podemos darles. Una vez que lo pruebas, no puedes dejar alguna vez de renunciar a ella—dijo con una nota de tristeza en su voz.
Carlisl lo miro con extrañeza, pero Jasper miró hacia otro lado y se bebió el último alcohol de su copa.
—Espero que funcione para ti—dijo finalmente Jasper. — Esme parece una mujer muy apasionada. No alguien en el que me habría fijado como posible esclava, pero ella en efecto es hermosa y divertida. Sé que cuidarás bien de ella.
—Eso planeo—murmuró Carlisle.
— ¿Estoy invitado a la subasta?—le preguntó Jasper con una repentina picardía.
—Vete a la mierda—dijo Carlile con crudeza. — Sólo harás que yo tenga que sobrepujar y complicarás el asunto.
Jasper sonrió.
—Una hermosa mujer desnuda, vendida, puede llevar seguramente a la locura a un hombre.
Carlisle dejó su copa ahora vacía sobre el escritorio y vaciló antes de decidir decir finalmente la siguiente cuestión en su mente. Se inclinó adelante, y no era por lo general su estilo, el meterse en la vida de sus amigos. Pero era justo eso. Jasper era alguien que él contaba como amigo.
— ¿Cuándo vas a dejar de vivir en el pasado, Jasper?
Jasper le devolvió una mirada aguda, enojada, y justo así su humor suave y divertido, desapareció. Se transformó en una persona oscura y enfadada. Atormentada. Carlisle se arrepintió de su impulso justo cuando reconocía la necesidad de pinchar a Jasper de su status quo.
— ¿A lo mejor cuando tu lo hagas?
Carlisle sacudió la cabeza.
—Me estoy moviendo. Estoy tomando a Esme como mi esclava.
—Estás realizando una fantasía cursi para una mujer que quiere jugar a tener un amo que zurre un poco su culo y tenga a su alrededor alguna autoridad. Tú y yo sabemos que no es real, y aunque finjas lo contrario no cambiará eso.
Las palabras salieron furiosas y entrecortadas, pero Carlisle no lo tomó como una ofensa. Él era probablemente la única persona en la que Jasper había confiado alguna vez sobre los acontecimientos que lo habían traído a Houston en “primer” lugar, un hecho que posiblemente Jasper lamentaba ahora.
—Vamos a dejarlo—dijo Jasper, cuando Carlisle comenzó a responder. — Antes de que ambos digamos algo que lamentemos.
—Considera que esto no sucedió—estuvo de acuerdo Carlisle.
—Y para que valga la pena, espero que encuentres lo que estás buscando—dijo Jasper.
—He dejado ya de buscar—dijo Carlisle en voz baja. — Es un poco duro seguir buscando algo en lo que has dejado de creer.
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