MI RENDICIÓN

Autor: kdekrizia
Género: + 18
Fecha Creación: 14/08/2013
Fecha Actualización: 07/11/2014
Finalizado: NO
Votos: 47
Comentarios: 274
Visitas: 113048
Capítulos: 64

A veces el primer paso para tomar el control es rendirse.

Bajo el engañosamente suave exterior Bella Swan es una mujer que sabe exactamente lo que quiere. Un hombre fuerte que la tome sin preguntar, porque está dispuesta a darlo todo...

El policía de Dallas Edward Masen, está en una misión: encontrar el hombre que mató a su compañero y llevarlo ante la justicia. Hasta ahora, ha encontrado un vínculo entre el asesino y Bella, y si Edward ha de acercarse a ella para atrapar al asesino, que así sea.

Bella es dulce y femenina, todo lo que Edward necesita y desea en una mujer, pero sospecha que ella está jugando. De ninguna manera va a permitir que un hombre tenga la última palabra en su relación. ¿O sí?

Bella ve en Edward un hombre fuerte, dominante como ella necesita, pero él parece decidido a mantener a distancia. Entonces decide tomar el asunto en sus propias manos para demostrarle a él que no es un juego. Ella está dispuesta a entregarse al hombre correcto. A Edward le gustaría ser ese hombre. Pero la captura del asesino de su compañero tiene que ser su primera prioridad. Hasta que Bella se ve amenazada y Edward se da cuenta que va a hacer todo por protegerla.

BASADA EN SWEET SURRENDER DE MAYA BANKS

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 26: CAPÍTULO 26

 

Capítulo Veintiséis

 

 

Edward pasó una noche inquieta discutiendo consigo mismo. A primera hora de la mañana, se dio por vencido con la idea de dormir y se sentó en la cocina con una reconfortante taza de cafeína liquida.

¿Había jodido cualquier oportunidad que tuviera con Bella?

¿Y cuando había empezado el a considerar la idea de una relación real, de todas formas? ¿Relación? Tendría que estar fuera de su mente, maldita sea.

Primero estaba el hecho de que se había estado acostando con ella y usándola. Ella era un medio para un fin. Después estaba el hecho de que su vida, la poca que tenía, estaba en Dallas. Era gracioso que él no hubiera pensado mucho en su carrera desde que estaba en Houston, pero lo cierto era que él era un maldito buen policía.

No hay ninguna razón para no ser claro. Dile la verdad. Ella es una mujer inteligente. Ella no tiene nada que ver con su madre, de todas formas. Deja de poner excusas. Ella quiere las mismas cosas. Cuando lo decía así, parecía muy simple. Simplemente, le diría la verdad de porque estaba aquí. Después, y de esa forma, esperaba que ella cooperaria.

Podría investigar la participación de Vulturi en la muerte de Alex, y luego tal vez, podría explorar con Bella la atracción entre ellos. Atracción. Demonios. Esa palabra no hacia justicia a lo que había entre ellos.

Mick se le tiraría al cuello, pero tendría que hacerle frente. No era su culo el que estaba en primera línea, sino el de Edward. Siempre que se hiciera justicia, a Mick no debería importarle lo más mínimo como se había producido.

Ahora que había acabado por convencerse a sí mismo, estaba ansioso por volver al trabajo y descubrir cómo iba a recomponer las cosas con Bella. Honestamente, no sabía cómo iba a reaccionar. Pero no estaba dispuesto a tener una decepción una vez más. No cuando tenía muchas ganas de explorar esa relación sin ningún tipo de equipaje.

Allí estaba esa maldita palabra otra vez. Pero si era honesto, sabía que quería tener algo más que un polvo casual. Y el tipo de relación que ella decía que quería, era la que él quería tener, y tenía asumido que nunca la encontraría.

Recogió sus llaves y fue hacia su coche, sintiéndose más ligero de lo que se había sentido hacia tiempo. Miró hacia abajo para ver el coche de Bella aun aparcado, algo a su juicio extraño, ya que ella normalmente llegaba a la oficina antes que nadie. Un rápido vistazo a su reloj le indicó que era más temprano de la hora habitual, no obstante.

Tuvo un breve pensamiento de ir a su apartamento para hablar con ella, pero era probable que se estuviera preparando y no quería tenderle una emboscada. Él podía esperar a estar a solas en la oficina.

Cuando llegó a la oficina, se encontró con que Charlie y Jacob ya se encontraban allí. Charlie levantó la mirada cuando Edward se dirigía a su oficina y le llamó para detenerle. Edward volvió hacia atrás y asomó la cabeza por la puerta.

— ¿Qué pasa?

—Bella no va a venir esta mañana—dijo Charlie—Jacob y yo vamos a salir para una oferta, y Jasper y Emmett no llegarán hasta más tarde. ¿Puedes tu ordenar el correo y estar por aquí para una llamada de teléfono que estoy esperando? Tengo que estar de regreso para las diez, para una conferencia telefónica con un cliente importante, por lo que podrías ayudar en la oficina.

Edward parpadeó con sorpresa.

— ¿Bella no va a venir?

—Sí, lo sé. Nadie sabe en qué maldito lugar está—se quejó Charlie. —Ella lo ha echado a perder. Va a ser un perro día sin ella.

— ¿Está bien?—preguntó Edward con miedo de la respuesta. ¿Se había disgustado? Esa era una pregunta estúpida. Por supuesto que la había trastornado, era por eso que ella no estaba. ¿O no tenía relación?

Charlie se encogió de hombros.

—Dijo que no iba a venir. No me dio suficiente tiempo para preguntar después de que me lo hubo dicho.

Edward frunció el ceño y dijo.

—Claro, me puedo ocupar del correo y estar por aquí. Sin problema.

—Gracias. Estoy esperando una llamada de Sherman Winston. Cuando llame, pásame la llamada a mi móvil. En principio había planeado estar aquí, pero esta oferta se acercó y tengo que estudiarla.

Edward se despidió y fue a su oficina. Supuso que Bella había tenido suficiente de él. No la culpaba. Tenía un montón de cosas por hacer, y eso sería solo si ella hablaba después de que él le dijera la vedad sobre porque estaba allí. A las nueve, el cartero llevó una bolsa blanca llena de correo y la lanzó sobre el escritorio de Bella. Edward le dio las gracias y cogió un puñado de sobres, y empezó a ordenarlos, comprobando toda la correspondencia.

Estaba en medio de la pila cuando se encontró un sobre dirigido a Bella Martin. Frunció el ceño mientras caía en el nombre escrito y la dirección. No había dirección de retorno, y obviamente, no era de una empresa.

¿Bella Martin? Martin era el apellido de soltera de la madre de Bella. Nadie que tuviera relación con Bella la habría llamado nada que no fuera Swan.

Se le erizó el pelo de la nuca. Sin negarse a la culpa por abrir su correo, cogió un abrecartas y lo deslizó por la parte superior. No quería entorpecer en caso de que el ADN fuera analizado. Tuvo cuidado de manejar solo las esquinas del papel cuando lo abrió. Su mirada se precipitó sobre la escritura casi ilegible y cuando la comprendió, la rabia se encendió al rojo vivo en él. Danos el dinero, perra. Tu viejo tiene un montón, por lo que he escuchado, y estoy seguro de que estaría dispuesto a desprenderse de un poco para evitar que su hermosa hija sea herida. Podemos hacerlo de la manera fácil o de la manera difícil. De todas formas, nosotros terminaremos con el dinero. Tú eliges.

Edward volvió a meter el papel en el sobre, lo dobló y lo metió en su bolsillo. Maldito hijo de puta, había amenazado a Bella. Tenía que llegar a su apartamento de inmediato. Asegurarse de que ella estaba bien y luego asegurarse de que no se quedaba sola. No había un momento como el presente para tener su momento, Jesús.

 

Bella se reclinó en el asiento de cuero y perezosamente vio volar el paisaje en una nebulosa. Era una hermosa mañana. Aun no hacía calor, pero el sol brillaba, y cuanto más se alejaba de Houston, más azul se hacía el cielo.

Condujeron a través de Galveston y dirección oeste. El tráfico y la gente disminuyeron a medida que se alejaban de la isla. Finalmente, se detuvieron ante una gran casa de playa, la única casa en al menos una milla en la costa.

Ella salió y respiró el aire salado. Era perfecto. Tendría una total privacidad. Nadie la molestaría o se entrometería. Era el paraíso.

El chofer, que se había identificado como Sam, llevó su maleta los dos tramos de escaleras hasta la puerta y la abrió para ella.

Puso su equipaje detrás de la puerta y luego metió la mano en el bolsillo para sacar una tarjeta.

—Aquí está mi número. Si necesita algo, llámeme.

La tomó en su mano y sonrió.

—Gracias Sam. Realmente lo aprecio.

Asintió con la cabeza y se dirigió a las escaleras de vuelta al Bentley, dejándola sola en la amplia casa. Camino de la sala a la terraza de atrás y salió por la puerta corredera de cristal. La brisa le movió el pelo alrededor de su cabeza.

El sonido suave de las olas calmaba sus nervios. Levantó los hombros y después los relajó con un gran suspiro.

Una silla de jardín la llamó y no pudo resistirse a hundirse en ella. Apoyó los pies en alto y miro por encima de las aguas teñidas del golfo. Recordó que tenía que llamar a Charlie y darle una explicación mejor de por qué no iba a trabajar, rebuscó en su bolsillo para coger su teléfono móvil, esperando tener servicio fuera de Galveston.

— ¿Por qué llamas desde el móvil?—le pregunto Charlie en cuanto contestó.

Ella sonrió.

—Porque no estoy en casa.

— ¿Está todo bien? Asumí que estabas enferma. No sonabas enferma, pero tampoco suenas como si estuvieras bien.

—Estoy bien—logró decir con voz temblorosa—Solo necesito… necesito unas vacaciones, Charlie. Espero que no te importe que me coja unos días. Sé que lo tenía que haber planeado antes, pero…

Él la interrumpió antes de que pudiera profundizar en su explicación.

—No tienes que justificarme unas vacaciones, niña—dijo con brusquedad. —Te las mereces y las tienes que coger. No quiero verte por aquí en al menos una semana.

— ¿Estás seguro?—preguntó, aunque era lo que de hecho iba a hacer.

—Nos las arreglaremos por aquí. El café será un asco, pero saldremos adelante.

Rió.

—Gracias, Charlie. Eres el mejor.

—Cuídate. No te has estado cuidando últimamente.

—Te quiero—dijo suavemente.

—Yo también te quiero, niña.

 

Edward salió de la oficina y arrancó del parking como si él que se dirigiera a un incendio. Tenía que llamar a Mick y decirle que el asunto había cambiado y que Vulturi estaba con toda seguridad en Houston o en los alrededores, pero primero tenía que asegurarse que Bella estaba bien y aclarar las cosas con ella.

Vio su coche aún aparcado, y lo dejó al lado. Corrió hacia la puerta y llamó con fuerza. Al no obtener respuesta, volvió a llamar.

—Bella, soy Edward. Abre, es importante.

De nuevo aguardó, pero no obtuvo respuesta. El miedo se instaló en su pecho. Su coche estaba allí. ¿Por qué no abría la puerta?

Llamó una vez más, por si acaso estuviera en la ducha y esperó durante varios segundos. Entonces, hizo lo que cualquier policía haría en su situación. Pateó la puerta.

Se abrió y la puerta golpeó la pared con un gran golpe. Se precipitó en el interior, deseando como el infierno haber llevado su pistola. El apartamento estaba a oscuras. Ni una sola luz estaba encendida. El único sonido que podía percibir era el zumbido de la nevera.

Corrió por el apartamento, buscando en cada habitación, pero no encontró nada. El pánico surgió en su estómago, dejándole con una sensación de nausea. ¿Dónde coño estaba? ¿La había cogido ya Vulturi?

Corrió de vuelta a su camioneta y saco su teléfono móvil. Llamó a Mick de camino a la oficina. Esperaba que Charlie o Jacob pudieran proporcionar una razón perfectamente válida por la que el coche de Bella estaba aparcado y ella no estaba en el apartamento.

Cuando Mick descolgó, Edward le contó rápidamente la carta que había encontrado. La respiración de Mick se entrecortó varias veces.

—Él está allí. Sabía que el hijo de puta no se resistiría a golpear a la hija por dinero. Esta es una oportunidad perfecta, Edward. Podemos usarla como cebo, atraer a Vulturi y clavar su culo en la pared.

—Whoa, espera un maldito minuto, Mick. No vamos a usar a Bella de cebo. Usa la cabeza. Ella es una víctima inocente. De ninguna manera la voy a poner en peligro.

—Usa tú, tu maldita cabeza—Gruño Mick—Ella es nuestra mejor oportunidad de encerrar a ese bastardo. No debes pensarlo dos veces. Sabes que es buena idea.

Edward tuvo que tragarse la réplica enojada. Respiró hondo y trato de mantener la calma.

—Mick, estás trabajando. Necesitas calmarte y pensar racionalmente sobre esto. De ninguna manera vale poner en peligro a una mujer inocente para capturar a Vulturi.

—Estás pensando con tu maldita polla—dijo Mick con furia.

—No voy a involucrar a Bella en esto—dijo en voz baja Edward—Creo que es mejor que vaya a Charlie y le cuente todo. Obtener su ayuda. Él tiene una hija que proteger y nosotros un asesino que coger. Podemos hablar con las autoridades locales y hacer esto según el manual.

Una cadena de maldiciones estalló en la línea.

Edward apretó los dientes y contó hasta diez.

—Sabes que estoy en lo cierto, Mick. No puedo creer que incluso hayas considerado usar a Bella de esa manera. Has perdido la perspectiva. Creo que deberías dar un paso atrás y dejar que me ocupe de esto.

El silencio lleno la línea.

—No, no estás en lo cierto en absoluto. Haz lo que necesites hacer. Voy para allá. Estaré en cinco horas. Te llamaré cuando llegue.

Edward comenzó a decir que no era necesario, que era preferible que Mick se quedara en Dallas, pero Mick ya había colgado.

Edward dijo una maldición y tiro el móvil al asiento.

Lo había jodido todo. Mick estaba muy por encima de él en la investigación, y Edward lo debería de haber visto antes. Nunca debería de haber dejado que Mick lo metiera en este loco plan. Pero una pequeña voz dentro de su cabeza le recordó que si Mick no le hubiera pedido que bajara, Bella todavía estaría en peligro. Un peligro que nadie sabría si Edward no hubiera estado aquí. Si pudiera encontrarla antes que lo hiciera Vulturi, si no lo hubiera hecho ya, entonces podría hacer las cosas bien. Y estar malditamente seguro que ella estaría a salvo.

Cuando llegó de vuelta a la oficina, fue corriendo a la oficina de Charlie y al abrir la puerta, se encontró con la mirada irritada de Charlie, Jacob y Emmett.

— ¿Dónde está Bella?—Exigió Edward mientras entraba rápidamente. Charlie pulsó el botón del altavoz y levantó el auricular. Cubrió el micrófono con la mano y miró a Edward.

—Es una llamada importante—dijo Charlie en voz baja.

Edward puso las manos en el escritorio de Charlie, ignorando a Emmett y Jacob, y se inclinó hacia Charlie.

—Bella podría estar en gran peligro. ¿Sabes dónde está?

—Ahora vuelvo con usted—dijo Charlie justo antes de colgar el teléfono.

Jacob y Emmett levantaron los pies al mismo tiempo que los pies de Charlie  caían al suelo.

— ¿Qué quieres decir, hijo?—demandó Charlie. —He hablado con Bella hace un rato. Parecía estar suficientemente bien.

Edward vio manchitas en relieve. Se dejó caer en una silla y exhaló el aliento en un profundo suspiro.

—Necesito saber dónde está.

Jacob cruzó los brazos sobre el pecho y miró amenazadoramente a Edward.

—No sé en qué asunto estará metida, pero me gustaría saber en cual piensas tú que está.

—Yo quiero volver a la parte donde ella está en peligro—intervino Chalie.

En respuesta, Edward sacó la carta que le había abierto y la volcó sobre la mesa.

—Con cuidado—dijo cuándo Charlie la cogió. —Es una prueba.

Charlie frunció el ceño, pero deslizo con cuidado el papel del sobre y lo abrió con cautela, su ceño se hacía más profundo mientras leía, y Emmett y Jacob leían por encima de su hombro.

— ¿Qué coño?—dijo Emmett.

La mano de Charlie negó mientras devolvía la carta al sobre.

— ¿Qué sabes de esto y de donde lo has sacado?—le pregunto a Edward.

Edward torció los labios, sabiendo que tendría que decir toda la verdad.

—La madre de Bella le ha estado llamando pidiendo dinero—dijo, después de decidir empezar por la información más pertinente. Él iba a llegar a su engaño en un minuto.

—Maldita sea—Jacob soltó un juramento. —Sabía que algo la estaba molestando.

—Pero, ¿qué tiene que ver su madre con esto?—preguntó Emmett—Tú no piensas que ella…

Edward movió la cabeza.

—Creemos que Reneé está involucrada con un hombre sospechoso de matar a mi compañero.

Tres pares de ojos taladraron su cráneo.

—Tengo la impresión de que no me va a gustar nada de lo que voy a oír—dijo Charlie casi gruñendo.

—No, es probable que no—dijo Edward—Yo vine aquí como favor al padre de mi compañero. Alex, mi compañero, fue asesinado en cumplimiento del deber y la investigación no iba a ninguna parte. Había muchos dedos apuntando, la mayoría a mi compañero. Mick hurgó un poco por su cuenta y llego a Aro Vulturi, un hombre que estaba conectado con la madre de Bella antes del asesinato. Luego desaparecieron los dos.

—Eso no explica porque estás aquí—apuntó Emmett.

Edward se encontró con la mirada de Emmett y luego volvió a mirar a Charlie.

—La investigación de Mick también demostró que Reneé Martin se apoyaba económicamente en Bella cuando se encontraba en situación desesperada.

—Eso es cierto—murmuró Charlie. —Maldita perra. Debería haber sabido mejor que no saldría de la vida de Bella de forma permanente.

—Entonces estás aquí para estar cerca de Bella, con la esperanza de que Reneé aparezca—dijo Jacob con un tono peligrosamente bajo.

Edward contuvo el aliento y se lanzó por última vez.

—Mick me consiguió el trabajo aquí a través del conocimiento mutuo con Charlie. Pinché el teléfono de Bella de la oficina y de casa, y esperé que su madre llamara. En realidad, ella llamó el primer día que conocí a Bella, pero aún no había puesto el micrófono en su lugar.

—Hijo de perra—Jacob estaba furioso. — ¿Y no se te ocurrió decirnos nada?

—La has estado utilizando—observó Emmett tranquilamente. —Sabía que algo raro pasaba entre vosotros. ¿Cómo de cerca has estado de involucrarla en tu pequeña investigación?

Jacob dio un amenazante paso hacia él, pero Charlie le puso la mano en el brazo, deteniéndolo.

—Ahora no, maldita sea. Quiero escuchar el resto.

Edward se puso en pie, aceptando el silencioso desafío de Jacob.

—Pocos días después de la primera llamada, ella volvió a llamar, y me encontré a Bella muy molesta en su oficina. Más tarde, cuando escuche la grabación, se escuchaba la voz de Vulturi en segundo plano haciendo comentarios amenazantes a la madre de Bella. Mick me pasó el informe que habían sido vistos en Huntsville, así que pensamos que estaban por allí.

Pop soltó un inusual juramento.

—Esta mañana he encontrado esto en el correo—dijo Edward apuntando al sobre. —El bastardo está aquí, por eso debemos encontrar a Bella y mantenerla a salvo.

Jacob apretó los puños a un lado, con los músculos del cuello agitados y flexionados.

—Ella no estaría en peligro ahora si hubieras sido honesto con nosotros desde el principio. Es muy duro tratar de protegerla cuando se nos mantiene en la jodida oscuridad.

Charlie cogió su teléfono móvil y marcó un número con dedos temblorosos. Se lo llevo al oído y se levantó, con espasmos de impaciencia. Unos segundos más tarde exclamó otra maldición y tiró el teléfono encima de la mesa.

—Me sale su maldito contestador.

— ¿No sabes dónde está?—preguntó Edward incrédulo.

—No, no tengo ni maldita idea de donde está. Ella llamó y dijo que necesitaba unas vacaciones. Yo le dije que se las cogiera. Creo que ni siquiera le pregunté dónde estaba. Eso no era importante en ese momento. —Charlie se hundió en su silla y se pasó la mano por el pelo—Necesito un minuto para pensar, maldita sea.

— ¿Tienes algún contacto con el departamento de policía de Houston?—le pregunto Edward. —Tenemos que tener vigilado el apartamento de Bella. Quizá, incluso crear algún señuelo. Si Vulturi está vigilando, irá por ella allí. Bella tiene una rutina y no se desvía de ella.

—Sí, tú sabes que no lo haría—dijo Emmett con un gruñido.

—Podemos poner una trampa para el idiota—dijo Jacob. —Suena como si estuviera muy, muy desesperado.

—Eso creo—dijo Edward. —Tenemos que encontrar a Bella, contárselo todo y llevarla a un lugar seguro.

Charlie movió la cabeza.

—No.

Edward, Jacob y Emmett lo miraron con sorpresa.

Charlie los miró por turnos.

—No quiero que ella sepa nada de esto.

Edward negó con la cabeza confuso.

— ¿Cómo vas a impedir que ella lo sepa? ¿Y por qué vas a impedirlo?

—Solo dame un maldito minuto para pensar—gruñó Charlie Puso sus manos delante y las miró largo rato.

—Tengo un plan—dijo Edward mientras su ceño se iba frunciendo poco a poco mientras consideraba la idea que acababa de formarse en su cabeza.

—Tal vez deberías dejar que nosotros nos encarguemos de esto—dijo Jacob ácidamente. —No me gustan mucho tus planes hasta ahora.

Charlie levantó una mano.

—No estoy muy contento con todo esto, pero ahora lo más importante es la seguridad de Bella. Cualquier otra cosa puede esperar.

Edward se aclaró la garganta y prosiguió, incómodo.

—No puedo estar involucrado en esto, no oficialmente, quiero decir. Encontraremos a Bella e iré con ella. La vigilaré estrechamente hasta que esto se resuelva. Se puede coordinar con la policía de Houston aquí, y encontrar una manera de coger a Vulturi. Tal vez incluso con un señuelo, como hemos dicho antes. Voy a dejar que Bella sepa lo que está pasando y vosotros nos podéis decir vuestros progresos aquí.

Charlie negó de nuevo con la cabeza.

—No quiero que sepa nada de esto.

—Ella tiene que saberlo—le dijo Edward—No puedes mantenerla alejada.

—No vas a decirme malditamente lo que tengo o no tengo que decirle a mi hija—dijo Charlie en una explosión de ira. Apretó los labios intentando controlar su temperamento. —Mira, Bella es la chica más tierna que conozco. Incluso con lo que su madre ha hecho, se le rompería el corazón al saber que su madre está involucrada en esto. No puedo dejar que eso suceda de nuevo. Le ha dado muchas oportunidades a esa perra.

—No puedes protegerla de todo—arguyó Edward.

Charlie le miró fijamente a los ojos y levantó un dedo.

—Voy a protegerla de todo lo que pueda. No hay necesidad de que ella lo sepa. Está de vacaciones. Le dije que se tomara una semana. Vamos a averiguar dónde está, y entonces tu podrás ir y comprobar que es seguro.

—No me gusta—interrumpió Jacob. —No le quiero cerca de ella.

 Charlie levantó la mano.

—No soy más feliz con este maldito lio de lo que eres tú, Jacob, pero Edward tiene razón. Él no puede estar involucrado en esto y necesito que tú, Emmett, y Jasper estéis aquí si vamos a atrapar a ese hijo de puta. Alguien tiene que hacer que Bella esté a salvo—miró a Edward— ¿Puedo contar contigo para eso?

—No me gusta mentirle—dijo con los dientes apretados—No con respecto a esto.

—Pero le mentiste con todo lo demás—apuntó Emmett con el ceño fruncido.

Edward apretó los dedos en puños.

—Hice lo que tenía que hacer para encontrar al responsable de la muerte de un policía. Ese hijo de puta mató a mi compañero. Tenía la responsabilidad de hacer todo lo que fuera para llevarlo ante la justicia. No me gustó engañar a ninguno de vosotros, y no quiero mentir a Bella más de lo que ya lo he hecho. Yo…

— ¿Tu qué?—demandó Jacob.

Ignoro a Jacob y fijo su vista en Charlie.

—Me preocupo por tu hija. He intentado no hacerlo. He tratado de mantenerme alejado de ella. Soy la razón por la que se ha tomado estas malditas vacaciones. La he hecho enfadar y ahora es el momento para hacer las cosas bien. No puedo hacer lo correcto si le tengo que seguir mintiendo.

Charlie no retrocedió. Fijo su firme mirada en Edward.

—Puedes hacer las cosas bien cuando ese hijo de puta que la amenaza este entre rejas. No tiene sentido alterarla innecesariamente. Su madre le ha causado suficiente dolor. Si sabe lo que su tonta madre ha hecho, no podrás mantenerla lejos de aquí. Ella se preocupará porque Reneé esté en problemas. Podrían transcurrir varios días antes de atrapar al tipo. No tiene sentido el tenerla preocupada todo este tiempo.

—No me gusta—dijo Edward.

—No estoy loco por este plan yo tampoco—murmuró Jacob. Edward notó la mirada de reojo que le arrojó a Charlie.

—No es una niña—apuntó Edward.

—No parecías tener ningún problema en mantener la verdad alejada de ella cuando venía bien a tu propósito—elevando su voz con ira una vez más.

Edward miró al techo con frustración. Estaban perdiendo un tiempo precioso en una discusión estúpida. Necesitaba encontrar a Bella y asegurarse de que estaba protegida. Le devolvió la mirada a Charlie.

—Mira, cuando llegué aquí no sabía si Bella era inocente o no. ¿Cómo se supone que debería saberlo? Por lo que sabía, era totalmente consciente de la situación de su madre. No conocía a Bella. Tuve que tratarla como a cualquier sospechoso potencial. Ahora sé que no está involucrada y no me gustaría mentirle más de lo que ya lo he hecho.

—No quiero hacerle daño—dijo Charlie tranquilamente—Es mi hija. La amo. Si puedo evitar que sepa que su madre iba a permitir a su ultimo novio hacerle daño, por Dios que lo haré.

Edward cerró los ojos.

—De acuerdo. Está bien.

Era una situación imposible. Su mente se aceleraba buscando la manera de que todo funcionara. ¿Cómo iba a suponer que en el momento que iba a desvelar todo, Bella se iba a ir de vacaciones y actuar como si no tuviera motivos de estar allí? Dudaba que ella estuviera encantada de verle. Se imaginó que sería capaz de allanar las cosas con ella, pero en lugar de eso, tendría que engañarla más.

Pero todo lo demás podría ser normal. Tendría que enseñarle lo que era real. Y lo que era real era su atracción por ella, su necesidad de ver si tenían alguna oportunidad con el tipo de relación que querían. ¿Podría hacer pasar eso como su verdadera razón para buscarla? Esa parte no sería mentira. Había muchas cosas que allanar entre ellos, y buscar lo que había entre ellos. Solo ahora, tendría que ir con ella con pies de plomo. Proseguir, después allanar. Demonios.

Capítulo 25: CAPÍTULO 25 Capítulo 27: CAPÍTULO 27

 


Capítulos

Capitulo 1: CAPÍTULO 1 Capitulo 2: CAPÍTULO 2 Capitulo 3: CAPÍTULO 3 Capitulo 4: CAPÍTULO 4 Capitulo 5: CAPÍTULO 5 Capitulo 6: CAPÍTULO 6 Capitulo 7: CAPÍTULO 7 Capitulo 8: CAPÍTULO 8 Capitulo 9: CAPÍTULO 9 Capitulo 10: CAPÍTULO 10 Capitulo 11: CAPÍTULO 11 Capitulo 12: CAPÍTULO 12 Capitulo 13: CAPÍTULO 13 Capitulo 14: CAPÍTULO 14 Capitulo 15: CAPÍTULO 15 Capitulo 16: CAPÍTULO 16 Capitulo 17: CAPÍTULO 17 Capitulo 18: CAPÍTULO 18 Capitulo 19: CAPÍTULO 19 Capitulo 20: CAPÍTULO 20 Capitulo 21: CAPÍTULO 21 Capitulo 22: CAPÍTULO 22 Capitulo 23: CAPÍTULO 23 Capitulo 24: CAPÍTULO 24 Capitulo 25: CAPÍTULO 25 Capitulo 26: CAPÍTULO 26 Capitulo 27: CAPÍTULO 27 Capitulo 28: CAPÍTULO 28 Capitulo 29: CAPÍTULO 29 Capitulo 30: CAPÍTULO 30 Capitulo 31: CAPÍTULO 31 Capitulo 32: CAPÍTULO 32 Capitulo 33: CAPÍTULO 33 Capitulo 34: CAPÍTULO 34 Capitulo 35: CAPÍTULO 35 Capitulo 36: CAPÍTULO 36 Capitulo 37: CAPÍTULO 37 Capitulo 38: CAPÍTULO 38 Capitulo 39: CAPÍTULO 39 Capitulo 40: CAPÍTULO 40 Capitulo 41: CAPÍTULO 41 Capitulo 42: CAPITULO 42 Capitulo 43: CAPITULO 43 Capitulo 44: CAPITULO 44 Capitulo 45: CAPITULO 45 Capitulo 46: CAPITULO 46 Capitulo 47: CAPITULO 47 Capitulo 48: CAPITULO 48 Capitulo 49: CAPITULO 49 Capitulo 50: CAPITULO 50 Capitulo 51: CAPITULO 51 Capitulo 52: CAPITULO 52 Capitulo 53: CAPITULO 53 Capitulo 54: CAPITULO 54 Capitulo 55: CAPITULO 55 Capitulo 56: CAPITULO 56 Capitulo 57: CAPITULO 57 Capitulo 58: CAPÍTULO 58 Capitulo 59: CAPÍTULO 59 Capitulo 60: CAPÍTULO 60 Capitulo 61: CAPÍTULO 61 Capitulo 62: CAPÍTULO 62 Capitulo 63: CAPITULO 63 Capitulo 64: CAPÍTULO 64

 


 
14441098 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10758 usuarios