CORAZÓN IMPREDECIBLE (+18)

Autor: Isabella_256
Género: Romance
Fecha Creación: 30/11/2012
Fecha Actualización: 18/12/2015
Finalizado: SI
Votos: 30
Comentarios: 97
Visitas: 110348
Capítulos: 24

Se conocieron de forma accidental, su amistad se forjó con el tiempo y se enamoraron sin darse cuenta.

El corazón al igual que el amor son impredecibles... ¿Lograran Edward y Bella superar todos los obstáculos y alcanzar la felicidad...

 

Los personajes son propiedad de Stephanie Meyer pero la historia es escrita por mi y es producto de mi loca imaginación por favor no publicar en esta página o en cualquier otra sin mi autorización.

Las invito a pasar por mi nueva historia

SIEMPRE TUYA (+18)

 

Además les invito a pasar por mi fic (Dando clic en el título del fic)

AMOR POR CONTRATO (+18) (En proceso)

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Capítulo 9: Visitantes Inesperados

Despertar sintiendo las caricias de Edward en mi intimidad y sus labios sobre mis senos era la forma más dulce de despertar, me estremecí al sentir como introducía sus dedos en mi intimidad.

Al darse cuenta que estaba despierta y bastante excitada subió hasta mis labios besándome de forma lenta pero profunda.

– Lo siento tanto no quería despertarte, pero eres demasiado deseable para tu propia seguridad – susurró con su voz ronca por la excitación mientras mordía suavemente el lóbulo de mi oreja.

– No te disculpes… me… encanta que lo hagas – dije con la respiración entrecortada.

– No sabes como me alegra que te guste – dijo contra mis labios, su voz estaba cargada de deseo y sus ojos oscurecido de pasión.

– Pero eso… ya lo sabías – dije entre jadeos.

– Sí pero me encanta escucharlo de tus labios, me encanta saber que me deseas tanto como yo a ti.

– Pues te deseo Edward, te deseo con locura ahora mismo – dije mirándolo a los ojos, tragándome toda mi vergüenza y dejándome llevar por las sensaciones que me estaban trastornando en ese momento.

– Eso es música para mis oídos – dijo con una sonrisa ladina de lo más sexy y de inmediato reclamo mis labios con pasión y desesperación.

Se inclino para abrir el cajón de la mesita junto a su cama sin despegar nuestros labios buscando a tientas un condón, se separó un instante para ponérselo y entrar en mi de un solo empujón logrando que mi espalda se arqueara y de mis labios escapara un fuerte gemido.

Volvió a mis labios besándolos de forma demandante, mordiéndolos y tirando de ellos suavemente mientras sus profundas estocadas hacían que gimiera sin control contra sus labios.

Tomó una de mis piernas y la llevo hasta su cintura logrando una penetración más profunda.

– Edward por favor… - dije cuando el deseo me sobrepasó.

– ¿Por favor que? Pídemelo quiero oírlo de tus labios – dijo con la voz ronca.

– Mas Edward por favor más – y automáticamente el ritmo de sus estocadas se volvió frenético el orgasmo nos envolvió al mismo tiempo y tuve el inmenso placer de escucharlo gemir mi nombre mientras disfrutábamos plenamente de las últimas convulsiones de placer.

Nos quedamos abrazados besándonos tiernamente unos minutos más por desgracia el tiempo volaba estando juntos y si no nos levantábamos llegaríamos tarde a clases.

Después de ducharnos me puse mi ropa interior y una camisa de Edward mientras él se vestía se veía tan sexy en bóxers parecía sacado de un anuncio de Calvin Klein así que preferí alejarme de la tentación recoger mi ropa e ir a preparar algo para desayunar, después tendría que pasar a cambiarme para ir a clases.

Abrí el refrigerador y me incliné para ver con que ingredientes contaba para el desayuno estaba tan distraída que no lo escuche entrar.

– Tienes idea de lo sexy que te ves así – me giré y su mirada me hizo sonrojar se veía tan guapo con esos jeans y ese suéter azul marino que se adhería a sus músculos, se acerco a mi rápidamente y tomándome por la cintura me subió en el desayunador.

– Definitivamente esa camisa te queda mejor a ti que a mí – dijo con sus labios contra mi cuello haciéndome perder el hilo de mis pensamientos olvidando la ingeniosa contestación que iba a darle.

– No creo que haya nadie a quien le quede mejor esta camisa que a ti – dije jadeando.

Al darse cuenta de lo mucho que lo deseaba nuevamente Edward devoró mis labios con pasión la cual yo correspondí, me inclinó más hacia atrás sosteniéndome entre sus fuertes brazos tirando al piso el bol que había dejado allí hacía un momento.

Sus manos empezaron a acariciar mis piernas desde las rodillas subiendo hasta deslizarlas por debajo de su camisa la cual yo tenía puesta, enrollé mis piernas alrededor de su cintura, mis manos se aferraban a su sedoso cabello acariciándolo y tirando levemente de él.

Estábamos tan inmersos en nuestras caricias que no escuchamos absolutamente nada hasta que Alice irrumpió de repente en la cocina.

– Edward no sabes las… – la imagen de Edward y yo en una situación muy poco delicada la dejó milagrosamente sin palabras yo me quedé congelada y antes de tener oportunidad de ninguna reacción entraron por la puerta Carlisle y Esme, de inmediato reaccionamos y Edward me ayudo a bajarme.

– Lo siento hijo debimos avisarte antes de venir, no queríamos interrumpir – dijo Esme algo apenada pero sonriente.

– Si es cierto – secundó Carlisle – pero como Alice tiene llaves de tu apartamento salió corriendo apenas se bajó del auto, discúlpennos.

– No tienen porque – les dije intentando sonar calmada aunque mi rostro debía estar de un rojo brillante pues sentía un ardor intenso en mis mejillas – a demás yo ya me iba.

– Tú no vas a ningún lado – dijo Edward tomándome de la cintura firmemente para que no huyera él estaba de lo más sonriente y relajado – estoy seguro de que mis padres serán los más felices en saber que tu y yo somos novios.

– ¿En serio? – gritó Alice dando saltitos y yo solo asentí – felicidades.

– Si hijo no sabes el gusto que nos da al fin se hayan decidido.

– ¡Mamá por favor!…

– Por favor nada Edward – continuó Alice - habría que ser ciego para no darse cuenta de ustedes se aman aunque no lo quisieran reconocer.

– Alice por favor ya déjalos en paz – dijo Carlisle – felicidades chicos no saben cuánto nos alegra que hayan decidido empezar una relación juntos.

– Muchas gracias señor Cullen – dije tímidamente.

– Nada de señores solo Carlisle y Esme ya te lo habíamos dicho – dijo Esme.

– Está bien ahora si me disculpan me voy a cambiar regreso en un momento – salí de allí de forma precipitada hasta entrar a la habitación de Edward, me apoyé en su escritorio cubriendo mi rostro con mis manos intentando calmar el ritmo de mi respiración y asimilar lo que acababa de ocurrir.

– No hay nada de qué avergonzarse – dijo Edward dulcemente abrazándome por la espalda.

– Como dices eso Edward que no ves lo que acaba de suceder con tus padres y Alice – dije al borde de la histeria.

– Mis padres están muy felices por nosotros.

– No eso lo dijeron porque son muy lindos, educados y no querían hacernos pasar un mal momento pero ahora siempre seré la aprovechadora que se mete en la cama de su hijo.

– Escúchame bien Bella – dijo tomando mi rostro entre sus manos – tu eres el amor de mi vida y mis padres te adoran desde que te conocieron, así que vístete y te espero afuera ¿De acuerdo?

– De acuerdo.

– Te amo – dijo y dejando corto beso en mis labios salió a atender a sus padres.

Yo me vestí rápidamente y me arregle el cabello en una coleta, me mire nuevamente al espejo para asegurarme de que estaba medianamente presentable, tome aire y abrí la puerta para encontrarme con Carlisle, Esme, Edward y Alice que hablaba de lo más animados sobre la sorpresiva llegada de Alice y Emmet.

Ellos se habían puesto de acuerdo para llegar a la misma hora y sorprenderlos, claro que por Emmet no había ni que preguntar había pasado la noche en casa de Rosalie que de seguro me estaba agradeciendo por haberme quedado a dormir en casa de Edward.

Intenté integrarme a la conversación cosa que resultó muy sencilla y es que hablar con la familia de Edward era de lo más fácil recuerdo que cuando los conocí pensé que me habría gustado que mis padres fueran así.

– Bueno nosotros nos retiramos no queremos retrasarlos más – dijo Carlisle poniéndose de pie.

– Adiós hijo – dijo Esme abrazando a Edward y luego a mi – no sabes lo feliz que soy de que estén juntos mi hijo luce tan feliz – me dijo en voz baja mientras Carlisle y Edward se despedían.

– Adiós Bella – dijo Alice mientras me abrazaba – nos vemos luego.

– Ah casi lo olvido – dijo Esme – esta noche los esperamos para cenar en casa quiero celebrar que la familia está completa otra vez y además creciendo, así que no pueden faltar.

– Está bien mamá allí estaremos.

– ¿Pues decirle a Emmet y Rosalie que los estaremos esperando?

– Claro mamá yo se lo diré.

Después de que la despedida se prolongara entre más besos y abrazos Edward y yo nos dirigimos hacía mi apartamento para cambiarme e ir a clases.

Al entrar en mi apartamento Edward se acomodó en uno de los sillones de la sala mientras yo iba a toda prisa a mi habitación a cambiarme Rosalie y Emmet ya se habían ido así que busqué en mi armario y saqué lo primero que encontré para cambiarme.

Me sobresalte cuando sus manos acariciaron mi cintura, había entrado en el más completo silencio dándome un susto de muerte claro que cuando el susto pasó en lo único que podía pensar era en sus manos sobre mi piel desnuda ya que todavía estaba en ropa interior.

Me giró suavemente y estampó sus labios contra los míos en un beso suave pero cargado de deseo, pasó su lengua en mis labios invitándome a profundizar el beso que de inmediato se volvió desesperado.

Sus manos no se quedaban quietan y las mías tampoco y el hecho de que yo aun estuviera en ropa interior solo volvía todo aún más excitante pero por desgracia pese a que la temperatura subía rápidamente era hora de ir a clases a la segunda de hecho porque ya era demasiado tarde para llegar a la primera.

A regañadientes nos separamos y me terminé de vestir en un momento, acomodé mi cabello, tomé mi mochila y salimos rápidamente, después de un corto beso nos dirigimos cada quien a su respectiva clase.

Ángela que se sentaba a mi lado en esa clase estaba con una brillante y picaresca sonrisa y tal y como lo imaginé Rosalie ya le había contado lo de mi cita con Edward y que habíamos pasado la noche juntos.

Por suerte Ángela a diferencia de Rose no era exigente con los detalles.

Las horas de clases se me hicieron larguísimas pues mi nerviosismo crecía por la cena en casa de Edward.

Al terminar mi última clase me despedí de Ángela y al salir Edward estaba parado afuera del salón recostado a la pared esperándome con una sonrisa caminamos abrazados a mi apartamento y al llegar de inmediato me arrepentí de no haber ido a cualquier otro lado con Edward.

– Hermano ya me contaron que Bella y tu no pierden el tiempo eh… – dijo Emmet levantado ambas cejas.

No es que odiara a Emmet al contrario era una de las personas más agradables y transparentes que conocía pero a veces sus bromas podían resultar de lo más incomodas.

– Hola Emmet, yo muy bien gracias ¿Y tú? – dijo Edward sarcásticamente, de inmediato se puso de pie y abrazó a su hermano para luego abrazarme a mi levantándome del piso apretándome tan fuerte que me hizo crujir los huesos.

– Emmet suéltala ya – dijo Edward algo irritado al ver que su hermano no me soltaba.

– Tranquilo hermano que no te la voy a robar ella es tuya a demás yo soy un hombre enamorado – dijo mirando a Rosalie a quien los ojos le brillaban de felicidad.

– Además deben estar muy enamorados para estar montando escenitas enfrente de papá y mamá – continuó Emmet moviendo la cabeza de forma reprobatoria.

– ¿Como?.... Alice – dije contestándome a mi misma - la mataré cuando la vea.

– Emmet ya deja de molestar si… Ah por cierto mamá va a organizar una cena esta noche y los espera, quiere a toda la familia reunida.

– De acuerdo ¿A qué hora nos vamos? – preguntó Emmet.

– ¿A las siete les parece bien? dijo Edward mirándonos a ambas. Nosotras asentimos.

La tarde pasó rápidamente preparé lasaña Edward estuvo en la cocina conmigo ayudándome o mejor dicho distrayéndome con sus besos y caricias cada vez que podía, susurrándome al oído lo mucho que me deseaba, con tanta distracción fue un verdadero milagro que no incendiará todo el lugar.

La comida fue todo un éxito, como de costumbre Emmet tenía un apetito voraz y pese a sus bromas la pasamos muy bien hasta que Rosalie corrió a Emmet al apartamento de Edward para que se arreglan allá.

– Rose estoy muy nerviosa – dije cuando Edward y su hermano se fueron.

– No tienes porque Carlisle y Esme te adoran.

– Si pero ahora soy la novia de su hijo y no puedo evitar los nervios.

– Tranquila todo saldrá de maravilla y ahora vamos a arreglarnos ¿No querrás darles una mala impresión a tus suegros?

– Rosalie… Pero en fin tienes razón mejor ya vamos a arreglarnos.

 

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Hola chicas aquí les dejo un nuevo capítulo de mi fic espero que les guste porfa dejen sus comentarios y sus votos si les gusta desde ya les deseo una Feliz Navidad. Cuidense las quiero mucho porque aunque no comenten yo se que están hay hasta la semana próxima, besitos...

 


Capítulo 8: Primera Cita Capítulo 10: Cena en Familia

 
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