CORAZÓN IMPREDECIBLE (+18)

Autor: Isabella_256
Género: Romance
Fecha Creación: 30/11/2012
Fecha Actualización: 18/12/2015
Finalizado: SI
Votos: 30
Comentarios: 97
Visitas: 110346
Capítulos: 24

Se conocieron de forma accidental, su amistad se forjó con el tiempo y se enamoraron sin darse cuenta.

El corazón al igual que el amor son impredecibles... ¿Lograran Edward y Bella superar todos los obstáculos y alcanzar la felicidad...

 

Los personajes son propiedad de Stephanie Meyer pero la historia es escrita por mi y es producto de mi loca imaginación por favor no publicar en esta página o en cualquier otra sin mi autorización.

Las invito a pasar por mi nueva historia

SIEMPRE TUYA (+18)

 

Además les invito a pasar por mi fic (Dando clic en el título del fic)

AMOR POR CONTRATO (+18) (En proceso)

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Capítulo 8: Primera Cita

Después de darme una ducha Rosalie empezó a trabajar en mí, normalmente soy muy sencilla en mi arreglo personal pero hoy era una ocasión muy especial, mi primera cita con Edward y necesitaba verme hermosa para él o al menos intentarlo.

Si hoy en la mañana alguien me hubiera narrado todo lo que iba a suceder el día de hoy ciertamente me hubiera reído en su cara pero ahora estaba aquí con el corazón latiendo a mil por hora debido al nerviosismo de lo que me esperaba y es que cada vez que Edward venía a mi mente lo cual ocurría cada pocos minutos se me disparaba el pulso sin que pudiera evitarlo.

– Listo – dijo Rose – estas hermosa ahora date prisa y ponte el vestido que ya solo tenemos unos minutos.

Obedecí y de inmediato tome el vestido que descansaba sobre la cama y me lo puse era uno de los vestidos que Rose me había regalado hace un mes y que aun no había tenido oportunidad de usar.

El vestido era simplemente perfecto ni demasiado serio ni demasiado informal como lo dije antes perfecto para esta ocasión era corto pero no exageradamente, color beige, con un lazo color negro a manera de cinturón y una delicada capa de tela negra que sobresalía un par de centímetros por debajo del vestido y tacones altos.

Me giré para enfrentarme conmigo misma frente al espejo y me encantó lo que vi, el maquillaje que Rose me había puesto era muy delicado lo que me sentaba de maravilla porque vivía ruborizándome por cualquier cosa, había dejado mi cabello suelto y algo ondulado en las puntas, en conjunto con el vestido no solo me veía bien sino que me sentía bien

– Oh por Dios Bella te ves hermosa, Edward se va a morir cuando te vea.

– ¿De veras lo crees Rose?

– Claro que si Bella estas bellísima, además Edward te mira embobado lleves lo que lleves puesto y hoy se le van a salir los ojos cuando te vea ya verás.

– Pues entonces tendré que confiar en ti – le dije sonriendo e inmediatamente el timbre sonó haciéndome dar un salto y logrando que el pulso se me disparara.

– Debe ser Edward, ten – dijo Rose mientras me entregaba un pequeño bolso a juego con los zapatos – yo voy a abrir.

– Si enseguida salgo – dije mientras me apresuraba poniéndome perfume, de inmediato salí hacía la sala y allí estaba hermoso hasta lo indecible con un pantalón negro y una camisa azul claro de mangas largas las cuales había doblado un poco.

Me acerque para darle un beso corto a manera de saludo pero él no tenía esa intención y teniéndolo tan cerca su aroma y su aliento embriagador me hicieron perder el hilo de mis pensamientos fundiéndonos en un beso poco educado cuando se tiene compañía por suerte el separó nuestros labios porque yo no habría tenido suficiente fuerza de voluntad.

– Adiós Rosalie – dijo Edward – yo solo me despedí con la mano pues aun no recuperaba el aliento.

Edward me rodeo la cintura con su brazo mientras bajábamos y empezamos caminar hasta que no aguanté la curiosidad y rompí el silencio.

– ¿Y bien a donde vamos? – dije intentando sonar relajada.

– Espero que no te moleste pero hoy cenaremos en mi apartamento – dijo con cierta ansiedad – pero si prefieres cenar fuera puedo llevarte a donde tú quieras – continuó.

– Claro que no Edward tu apartamento es perfecto, siempre y cuando estemos juntos cualquier lugar lo es – se detuvo y tomo mi rostro entre sus manos para juntar sus labios con los míos en un beso lento pero profundo que de inmediato transformó mi respiración en un jadeo.

– Te amo – dijo contra mis labios.

– Y yo a ti – respondí con cierta dificultad.

– Y por cierto bella te ves increíblemente hermosa esta noche – y definitivamente fue mala idea mirarlo porque su sonrisa y la intensidad de su mirada me dejaron aturdida.

Al entrar a su apartamento casi se me desencaja la mandíbula debido a la sorpresa, la sala del apartamento de Edward estaba irreconocible llena de ramos de rosas rojas las cuales él sabía que eran mis favoritas colocadas estratégicamente en combinación con velas aromáticas de color rojo, rosado y blanco las cuales despedían un aroma exquisito.

La mesa tenía un elegante mantel blanco en combinación con otro rojo, un ingenioso arreglo de flores descansaba en el centro de la mesa, el aroma de las flores mezclado con las velas era mágico en conjunto con la tenue iluminación que aportaban los hermosos y finos candelabros que estaban ubicados en los lugares precisos.

Pero nada se comparaba con el ser que tenía a mi lado rodeo mi cintura con sus manos y atrajo mi espalda a su pecho acomodando su barbilla en mi hombro, envolviéndome con sus fuertes brazos, podía sentir la calidez y dulzura de su aliento mezclándose en mi cabello haciendo que mi cuerpo vibrara al sentir sus labios en mi cuello.

– Se que ya te lo dije pero esta noche luces tan hermosa con ese vestido… ¿Acaso intentas romper mi precario autocontrol? – dijo con una sonrisa en los labios, se veía tan sexy.

– No era mi intención pero me encantaría que ocurriese – dije sinceramente y de inmediato sentí mis mejillas arder.

El sonrió y acaricio mi sonrojada mejilla atrayéndome nuevamente hasta juntar nuestro labios en un beso cargado de deseo, nuestros labios se movían con desesperación, nuestras respiraciones eran entrecortadas, sentía mi piel arder deseaba todo de él, hasta que Edward se separó a regañadientes.

– No sabes cómo me gustaría continuar pero prefiero que cenemos antes – yo solo asentí pues ni siquiera podía encontrar mi voz.

– Ven – me dijo tomándome de la mano y conduciéndome hacia la mesa – espero que todo sea de tu agrado – dijo mientras me ayudaba con la silla.

– Todo está hermoso Edward no debiste molestarte no me gusta que gastes tu dinero en mi… – pero no pude continuar porque me silencio colocando su dedo índice en mis labios.

– No quiero que te preocupes por nada y menos por dinero solo déjame consentirte por favor – y nuevamente volcó en mí todo el poder de su mirada.

– De acuerdo esta noche todo será como tú quieras – le dije logrando que en su rostro apareciera su deslumbrante sonrisa.

– Genial ahora empecemos antes de que se enfrié espero que no me haya quedado tan mal – dijo mientras le quitaba la cubierta metálica a los platos servidos en la mesa.

– Wow... ¿En serio tu cocinaste? – pregunte y él solo asintió algo sonrojado – todo se ve delicioso.

– Espero que también te agrade el sabor – dijo sonriendo mientras entraba en la cocina y reaparecía casi de inmediato con una botella de vino tinto.

– Algo que huele tan bien no puede tener mal sabor – dije cortando un trozo y llevándomelo a la boca y no me equivoque estaba delicioso.

Edward había preparado filete miñón con papas a la francesa y vegetales salteados.

– ¿Y bien? – pregunto con ansiedad.

– Edward esto está delicioso – sabía que Edward cocinaba pero no tenía idea de que hiciera recetas como esta – no tenía idea de que cocinaras tan bien.

– Solo intenté seguir las instrucciones del libro de cocina al pie de la letra – contestó sonriente mientras servía vino en mi copa.

– No debiste tomarte tantas molestias por mi Edward no era necesario.

– Claro que si lo hice con mucho gusto, además es nuestra primera cita y quiero que sea perfecta e inolvidable – dijo mientras acariciaba mi mejilla.

– Cualquier lugar en el que nos encontremos juntos será perfecto para mí – dije mirándolo a los ojos y me encanto ver el destello de emoción en ellos por mis palabras.

Continuamos cenando entre bromas, risas y caricias, hablando de todo y nada a la vez, olvidándonos del mundo entero y concentrándonos solo en nosotros, terminamos de cenar y Edward me sirvió mas vino.

– Acaso quieres emborracharme – le dije cuando lleno mi copa por tercera vez en la noche.

– No claro que no ya sé que no estás acostumbrada a beber y no pienso embriagarte para aprovecharme de ti, prefiero que cuando hagamos el amor lo disfrutes plenamente y de forma consciente – dijo sonriendo pícaramente y logrando que mi cuerpo entero ardiera en deseo por él.

– Enseguida vuelvo voy por el postre – dijo dirigiéndose nuevamente a la cocina y regresó con dos recipientes de fresas con crema.

Continuamos platicando y Edward empezó a tomar las fresas pasándolas por la crema y dándomelas en la boca, su mirada penetrante hacía del momento algo de lo más erótico luego tomó el control de su equipo de audio y empezó a sonar la canción NEVER SAY NEVER de The Fray.

– Me encanta esa canción – dije con la respiración algo errática pues su cercanía empezaba a causar estragos en mi.

– Lo sé – contestó y se acerco más a mis labios hasta rosarlos con los suyos y besarlos suavemente pero yo no pude contenerme así que le tomé el rostro entre mis manos profundizando el beso pero él se separó de mí delicadamente dejándome desconcertada.

– Me encantaría seguir pero antes hay algo que quiero preguntarte.

– Si claro ¿De que se trata?

– Isabella Swan ¿aceptas ser mi novia?

– Sí, claro que sí – dije con mi voz quebrándose por la emoción.

El se levanto rápidamente, se inclinó hacia mí y sin decir una sola palabra estampo sus labios contra los míos el beso era lento pero profundo.

Me fui poniendo de pie y él se fue enderezando hasta estar de pie el uno frente al otro y la temperatura empezaba a subir, el beso se iba volviendo cada vez más desesperado.

Nuestras manos recorrían nuestros cuerpos con el anhelo de sentirnos más cerca, la ropa empezaba a estorbarnos, empecé a tirar de su camisa para quitarla de su pantalón y desabotonarla, para poder acariciar su pecho.

El también deshizo el lazo de mi vestido y me lo quitó ágilmente por la cabeza.

Tuve el placer y la satisfacción de ver como se le salían los ojos cuando vio mi provocativo conjunto negro de lencería que Rosalie me había obligado a usar pero que este momento le estaba profundamente agradecida por haber insistido tanto.

De inmediato me atrajo nuevamente besándome de forma ardiente y apasionada haciendo que mi cuerpo entero vibrara entre sus brazos.

Sin despegar nuestros labios empezamos caminar hacia su habitación, pero el deseo nos estaba consumiendo necesitábamos sentirnos, tocarnos, amarnos Edward se detuvo y me apoyó en una de las paredes y continuamos acariciándonos.

Sus manos acariciaban mi espalda mientras las mías se deleitaban acariciando su sedoso cabello tirando levemente de él acercándolo aún más hacia mí, con sus ágiles manos desabrochó rápidamente mi brazier y lo deslizo por mis brazos lanzándolo al otro extremo de la habitación.

Me levanto entre sus brazos para no estar agachado y yo aproveche para enrollar mis piernas en su cintura, el me sostuvo contra la pared y no pude evitar el gemido que se escapó de mis labios cuando sentí su erección contra mi intimidad, sus labios se deslizaron a lo largo de mi cuello llegando hasta mis senos besándolos, acariciándolos con su lengua, succionando, atormentándome aun más podía sentir mi ropa interior completamente humedecida.

Sin bajarme continuó caminando hacia su habitación tomo el pomo de la puerta y lo giró con algo de dificultad y la puerta la terminó de abrir de un puntapié, caminó hasta llegar a la cama donde me recostó y se retiró un poco para terminar de quitarse la camisa.

De inmediato se recostó sobre mi y continuamos con nuestras apasionadas caricias yo no pude soportar más y empecé a desbrochar su cinturón y luego su pantalón, Edward sonrió al ver mi impaciencia y aunque estaba totalmente sonrojada el deseo que sentía por él en ese momento me impidió detenerme.

El se quitó sus pantalon ayudándose con sus piernas quedándose en unos hermosos bóxers negros con los que se veía tan sexy, reclamó mis labios nuevamente y continuó torturando mis senos, luego continuo descendiendo y dejando besos húmedos a su paso hasta llegar hasta mi última prenda y me la quitó con los dientes.

Su boca continuo besando la parte interior de mis muslos hasta llegar a mi intimidad besando, lamiendo, succionando logrando que yo me retorciera de placer gimiendo fuertemente al llegar al orgasmo.

Subió por mi estómago besando todo a su paso hasta llegar nuevamente a mis senos deteniéndose a acariciarlos hasta que perdí toda vergüenza.

– Edward por favor te necesito… por favor – dije entre jadeos.

– Y yo te necesito a ti, te necesito como al aire para vivir – dijo y se inclinó hasta la mesita junto a la cama y sacó un preservativo de uno de los cajones, se lo puso rápidamente y se hundió en mí sin ninguna sutileza.

Esta vez no fue como las anteriores nos deseábamos desesperadamente está vez al igual que en las otras había mucho amor pero nos dominaba la pasión el ritmo de sus estocadas era desesperado la habitación estaba llena de nuestros jadeos y de la leve música que entraba proveniente de la sala, nuestros cuerpos continuaron amándose hasta que nuestra pasión se desbordó y nuestros cuerpos quedaron envueltos en un poderoso orgasmo.

Edward se desplomo a mi lado y me atrajo hacia su pecho sin decir nada pues ambos intentábamos recuperar el aliento y controlar nuestra errática respiración, me beso la frente y abrazo con más fuerza.

– Te amo tanto Bella, he soñado con esto tantas veces que aún no puedo creer que esto esté pasando.

– Pero está ocurriendo y te sugiero que te acostumbres porque no pienso alejarme de ti – le dije mirándolo a los ojos.

– Quédate conmigo esta noche por favor – dijo con la mirada suplicante.

– Me encantaría pero ya es muy tarde y mañana tenemos que ir a clases – dije intentando ser responsable pero deseando con todo mi ser quedarme toda la noche.

– Por favor Bella te prometo que solo dormiremos.

– Está bien – acomodé mi espalda en su pecho para dormir entre sus brazos sintiéndome segura, protegida y sobre todo amada.

– Buenas noche amor – dijo besándome sobre el cabello.

– Buenas noches – respondí sintiendo mis parpados pesados tardando muy poco en sumirme en la inconsciencia.

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Bueno chicas aquí les dejo un nuevo capítulo espero que les guste y por fa dejenme sus comentarios y gracias por leer mi historia porque se que aunq no comenten están ahí, cuidense las quiero mucho y nos vemos la próxima semana.

 

 

Capítulo 7: Al descubierto Capítulo 9: Visitantes Inesperados

 
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