Amor Oculto +18 (Terminada)

Autor: CatRussell
Género: Drama
Fecha Creación: 11/12/2010
Fecha Actualización: 08/03/2011
Finalizado: SI
Votos: 12
Comentarios: 40
Visitas: 114684
Capítulos: 32

Bella y Edward han sido los mejores amigos desde que ambos tienen memoria. Cuando ambos regresan de Vacaciones creen que será el año perfecto pero eso no será posible cuando seis chicos entran a la cafetería y uno de ellos cautiva el corazón de Bella, ¿Que pasara cuando por fin Edward se dé cuenta de que está enamorado de su mejor amiga? o ¿Que harán cuando todos se enteren de que Bella es maltratada por su novio? -Seré tu ángel guardián por siempre, te amo.

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 27: Noche Eterna +18

Bella

 

Nos observamos durante unos cuantos minutos mientras pensaba en que decir y en cómo decirle que lo amaba, ¿Qué pasaría si la voz no me salía? Dios ni siquiera sabía cómo me llamaba ahora. Estaba tan preocupada en tonterías que no me di cuenta cuando Edward se acerco a mí y me observaba, alce la mirada y ahí estaba, aquella mirada verdosa que me hacía temblar y aquellos labios que me invitaban a besarlo.

-¿Qué haces aquí?-pregunte de inmediato y me di cuenta segundos después de que había sido una idiota al preguntar eso.

-Pues estaba en el avión, decidí irme y bla, bla, ya sabes lo demás pero mientras esperaba que despegara, un chico se sentó a mi lado, si no mal recuerdo su nombre era Miguel, me conto que su novia se había ido a Italia y que iba a darle una sorpresa, le pediría matrimonio y entonces me pregunto él porque me iba-se quedo callado y suspiro-Le dije que me iba porque alguien me había roto el corazón.

-Edward yo…-Puso un dedo sobre mis labios y me impidió seguir hablando.

-Me dijo que buscara a ese alguien y le dijera la verdad, claro cuando le conté mi historia estaba sorprendió, creí que me diría que veía muchas novelas o cualquier cosa, pero no solo me dijo que el amor no se encuentra en ningún lado y si fui capaz de soportar tanto, era capaz de demostrarte la otra parte que podías tomar-me tomo de las manos y las observe unidas-Bella yo te amo, te amo desde antes de que anduvieras con el estúpido de Steve-casi gruño su nombre-Y aun te amo después de que me hicieras sentir miserable.

-Edward yo también te amo y fui una tonta por haber hecho lo que hice, enserio perdóname no quería hacerte daño es solo que Steve me beso y yo pues es que…

No me dejo continuar porque juntos sus labios con los míos. Mis labios ardieron de deseo y se desconcertaron al rose de su piel pero poco a poco comencé a seguir su paso. Enrede mis brazos alrededor del cuello de Edward y comencé a jugar con su cabello mientras él me rodeaba con un brazo y con el otro tocaba mi rostro, era asombroso estar así con él, se separo un poco de mi y lambio mi labio inferior y entre abrí la boca atrayéndolo más a mí, magnifico su sabor se mesclaba con el mío y era sensacional, cuando el aire comenzó a fallar y comencé a sentirme mareada, Edward me miro a los ojos y sonrió, después deposito pequeños besitos por todo mi rostro y me dijo que me amaba. Entonces una necesidad creció dentro de mí, haciéndome más débil y sintiendo un cosquilleo que me recorrió todo el cuerpo, quería tenerlo más de cerca, quería que solo fuera mío y quería que yo fuera de él.

-Edward quiero ser tuya-dije de repente y se detuvo en mi cuello, me miro y sonrió.

-Ya eres mía, Bella-dijo y continuo con sus besos.

-No de esta forma sino de la otra-volvió a detenerse y ahora me observo frunciendo el seño.

-¿A qué te refieres?-pregunto.

-A que quiero que me hagas el amor-dije y sentí como mis mejillas ardían.

La mirada de Edward ardió en deseo y supe de inmediato que pensaba lo mismo que yo, que al igual que yo, el también me deseaba. Me tomo de la mano y con la otra cogió su maleta y atravesamos tanto su jardín como el mío a tiempo record, hasta creí que del lugar de caminar, volábamos. Entramos a la casa y en cuanto la puerta se cerro, Edward me tomo en brazos y subió las escaleras lo más rápido que pudo, entramos a su habitación y me tumbo en la cama la cual cedió con nuestro peso, comenzó a besarme y a acariciarme encima de la ropa, las oleadas de calor que me atravesaban y me atacaban eran grandes a comparación de mi y ¡Maldición! Eran más grandes que Emmett.

Bese a Edward hasta que el aire se me y lo mire mientras desabrochaba su camisa, dios por una vez en mi vida lo había visto más guapo que nunca, sus ojos grandes y verdes con una llama dentro, su mandíbula cuadrada y sus pómulos alzados, dios la luz de la luna que entraba por la ventana ilumino su torso y tuve que contener la respiración ya que su magnífico pecho cuadrado provoco que mi corazón latirá con más ganas, Edward sonrió y siguió besándome y sin pensarlo y mas como una necesidad toque su pecho y seguí el camino de sus músculos, mi acompañante gruño en mi oído y lamio mi oreja. Me levanto aun con su rostro pegado a mi cuello y quito mi camisa sin darme cuenta antes de que había desabrochado los botones.

Edward comenzó a desabrochar mi sujetador y cuando lo quito por completo congio mis senos con sus manos y una ola de calor me inundo, nunca había experimentado nada como esto y para ser sincera era extraordinario, Edward me beso apasionadamente y deje que lengua jugara con la mía, provocándome, incitándome a seguir adelante y pidiera mas y no dejara de pensar en algo más que no fuera él. Sus manos acariciaron mis senos y bajo dejando un camino de besos hasta uno de mis senos, en el cual succiono y arque mi cuerpo sin poder hacer nada, un cosquilleo me inundo desde la punta de los pies hasta la última punta de mi cabello, tome las sabanas en mis puños y me mordí los labios cuando Edward bajo una de sus manos hacia mi zona prohibida y comenzó a jugar con mi clítoris como si él mismo supiera mis secretos, sus caricias y pellizcos me comieron por dentro y hubo un momento en el cual creí que me desmallaría. Edward volvió a subir su rostro hasta mí y nuestros labios volvieron a unirse y tuve que separarlo para poder respirar.

-Te amo-susurro sobre mi oreja.

-Y yo a ti-dije al igual que él sin aliento y volvimos a besarnos.

Entonces caí en la cuenta de que no sabía a qué hora se había deshecho de mis pantalones y de mis bragas, esto era extraño pero aun así no dije nada y ¡Dios no podía decir nada! Entonces Edward se acomodo entre mis piernas ya desnudo, me puse tensa y el retiro un mechón de mi cabello mientras me miraba a los ojos. Su sexo estaba cerca de mi entrada pero no se había atrevido aun a entrar porque yo mismo sabía que le daba miedo.

-Si te lastimo, si te duele tienes que decírmelo-dijo y asentí con la cabeza.

Edward se volvió acomodar y apreté los labios para no gritar que se detuviera, tenía miedo y al mismo tiempo quería ya tenerlo, lo apreté más a mí y Edward entro en mi interior sacando consigo un gemido de mis labios y otro de los suyos. Edward se movió bajo mis brazos mientras lograba entrar por completo y de repente se detuvo, ahí estaba aquella barrera que nos impedía estar por completo juntos y unidos, lo mire frunciendo el seño porque tanto él y yo sabíamos que yo era virgen y que si se movía mas rompería mi berrera y me lastimaría y claro obviamente Alice y Rosalie me habían explicado que dolía la primera vez así que puse una mano sobre su mejilla y el inclino la cabeza hasta tocar fundirse con mi mano, Edward siguió observándome y asintió con la cabeza, sabía que aun que no le diera con palabras que todo estaba bien y que esto era normal para todas las mujeres, Edward volvió a moverse y entonces entro en mi completamente rompiendo esa telita y provocando que enterrara mis uñas en su espalda mientras escondía el rostro sobre su pecho para no gritar, Edward volvió a mirarme a los ojos y esperamos de nuevo a que el dolor se pasara, era insoportable, era como si fuera una lombriz y le echaras sal, el dolor de algo ardiendo y quemándote en tu interior era insoportable, abrí los ojos y Edward seguía mirándome, sonreí y limpio una de mis lagrimas “¡Maldición!” había llorado. Gruñí para mis adentros por ser tan bebe.

-Puedes moverte-dije-No tengas miedo, ya ha pasado.

El amor de mi vida asintió con la cabeza y entonces se movió, primero lento y después más rápido, salía y entraba en mi interior haciéndome volar y desear mas, me apreté más a su cuerpo tocando su trasero y Edward gruño en mi labios, comencé a moverme a su ritmo, tratando de mover las caderas y subiendo una pierna a su espalda y Edward gruñía y pedía mas, pedía que no me detuviera, y estaba tan feliz conmigo misma que no había forma de que este día acabara mal, en una ocasión Edward salió casi por completo de mi y volvió a introducirse sacando un grito, un gemido con su nombre y sabía que era lo que tanto esperaba, las embestidas fueron fabulosas que creí que mi corazón no aguantaría y en cualquier momento tendría un infarto, ambos estábamos llegando a la sima y después de un rato mas llegamos al clímax de nuestro amor.

Edward salió por completo y se tumbo a un lado dejando indefensa y temblando de pies a cabeza. Lo que acababa de pasar había sido lo mejor que me pasado en toda mi vida y aun que sé que mi vida puede ser aburrida de vez en cuando, en esta ocasión estaba feliz. Edward me arrastro hasta su lado y beso mi frente.

-Eres tan maravillosa-dijo con su mentón recargado sobre la mía.

-Te amo-volví a repetir la misma palabra y Edward bajo su rostro y volvía a besarme.

-Y yo a ti y prometo que nunca me alejare de ti, eres lo mejor que me ha pasado y desde años te tenia y nunca supe apreciarte, de verdad lo siento y prometo compensar todo ese tiempo.

Volví a besarme y no fue un beso cualquiera, era un beso lleno de amor y de promesas, con ese magnífico beso que sello su promesa me quede completamente dormida y sonando con mi único ángel.

***

La arena quemaba mis pies pero aun así no me importo porque ahora estaba con la persona que tanto amaba y con el cual quisiera estar toda mi vina, nos miramos y nos recostamos sobre una toalla que gracias a dios me protegía de la arena. Entonces cuando estuvo a punto de besarme, un cosquilleo sobre mi espalda provoco que me moviera chistosa mente y Edward desapareció, grite y observe hacia todos lados hasta que alguien me hablo, yo sabía que era su voz la que me llamaba pero no sabía donde se encontraba…

Abrí lentamente los ojos y observe aun adormilada donde me encontraba, el techo era de madera y había posters de cantantes, de nuevo ese cosquilleo se apodero de mi y gire con la sabana enredada en mi cuerpo sabiendo de inmediato que eran los besos de Edward lo que me despertaban, sonreí y recordé lo que había pasado anoche, la sangre comenzó a subir hasta situarse en mis mejillas, mi novio acaricio esa parte y sonrió besándome al mismo tiempo.

-Buenos días-dijo y sonreí estirándome en la cama.

Fue hasta entonces que me di cuenta de que estábamos en su cuarto y en su casa, me puse nerviosa porque tal vez el doctor Carlisle o Nana nos habían escuchado, lo mire con miedo en los ojos y el frunció el seño.

-¿Dónde están tu padre y Nana?-pregunte.

-Mi padre está en el hospital, tuvo una cirugía y está cuidando a su paciente y Nana está en casa de su único hijo cuidando a sus nietos por un fin de semana, como mi padre sabía que me iría, decidió darle los días libres a Nana.

Vaya ahora comprendía porque Edward había decidido que lo hiciéramos en su casa y no en la mía y agradecía que su familia no estuviera sino no sabría que decir y mirar a todos a la cara con ese concierto que dimos anoche, Edward se levanto como dios lo trajo al mundo y no pude dejar de observarlo mientras se buscaba sus pantalones, “¡Dios ese si era un trasero!” me dije a mi misma y sonreí, Edward me miro mientras se ponía los pantalones sin bóxers y sonrió moviendo la cabeza, me dejo sola para que me metiera a bañar y el bajara hacer el desayuno.

-Tu ropa esta en uno de mis cajones, siempre la olvidabas así que búscala y póntela-grito desde las escaleras y me levante envolviéndome con la sabana y caminando hacia la ducha.

Me duche lo más rápido que pude porque quería estar de nuevo con Edward y mientras lo hacía trataba de concentrarme y no recordar lo de anoche aun que sabía que había sido maravilloso, aun los nervios y miedos me inundaban y sabia que de ahora en adelante las cosas ya no iban a ser las mismas. Me puse unos pantalones que creí había perdido y una camiseta morada que Edward debía de tener guardada en el fondo de sus cajones, me cepille el cabello y me hice una trenza dejando algunos mechones por mi rostro, me lave los dientes y me puse los zapatos ya preparada para bajar, Edward también ya se había bañado y estaba cambiado, ¿Dónde lo había hecho y a qué hora? No tenía idea pero así era él siempre sorprendiéndome.

Se sentó en la mesa después de que yo lo hice y tome un pedazo de tocino para meterlo en mi boca, este quemaba pero no me importo porque Edward hizo lo mismo que yo. En ningún momento nos dejamos de mirar y de vez en cuando se acercaba a mí y me besaba o me robaba un beso como si fuéramos dos niños en la escuela. Eso me encantaba.

-¿Qué haremos hoy?-pregunte con una rebanada de pan en mi mano.

-No sé, se me ocurre que llames a todos y los invites a tu casa para hacer una comida, sino te has dado cuenta hoy el día es perfecto y hay sol.

Y era cierto, por primera vez en esta mañana había mirado hacia el exterior y el sol brillaba en lo más alto como si este estuviera feliz de vernos juntos.

-¿Y porque en mi casa?-volví a preguntar.

-Porque les haremos creer a todos que si me fui, pero tu mi vida serás la niña más tranquila del mundo y harás como si no te importara eso-iba hablar para decirle que con eso no jugaba porque a mi si me dolería que se fuera, pero Edward fue más rápido y cubrió mis labios con su dedo-Entonces yo los sorprenderé-dijo finalmente.

Y obviamente el plan era perfecto, no había forma de que fallara y estuve de acuerdo a que fuera en mi casa. Después de planear todo Edward y yo lavamos los platos mojándonos todos y fuimos a  mi casa a preparar todo, según dijo el haríamos una carne asada para que pareciera una comida familiar a la cual estaba de acuerdo, llame a Alice y a Emmett, él inmediatamente se apunto a venir y dijo que él mismo ponía el asador y todo lo demás, Alice estaba preocupada y le sorprendía mi cambio de actitud pero aun así decidió venir. Rosalie y Jasper también lo hicieron sin decir nada más  y quedaron en traer ellos mismos el postre. Todo estaba saliendo tan bien que no había forma de arruinar esto.

Mis padres llegaron unos minutos después de que termináramos con el jardín y mi madre se sorprendió al ver a Edward sentado en el sillón y abrazándome. Mi padre estaba más que feliz de verlo conmigo, mi padre lo amaba y lo quería como uno más de la familia al igual que mi madre, nos felicitaron diciendo que ya lo sabían y nos reímos. Al poco rato se fueron porque según mi madre, Charlie la había invitado a cenar y así para que no nos interrumpieran, en cuanto quedemos solos Edward me beso apasionadamente que no nos dimos cuenta que mi padre estaba en la sala.

-¡Ey! chicos, chiflando y aplaudiendo, chiflando y aplaudiendo.

-Si Charlie perdón-Edward estaba un poco colorado y mi padre le sonrió cuando mi madre casi, casi se lo lleva arrastras fuera de la casa.

Fui a arreglarme y ponerme un vestido que según Edward se me veía hermoso pero claro siendo él mi novio, todo lo que me pusiera me quedaba perfecto, él no me encontraba ningún defecto. Al poco rato todos tocaron la puerta y Alice me abrazo, preguntándome si estaba bien y yo contestando con una sonrisa que lo estaba y no tenían porque preocuparse. Rosalie me entrego el postre y fue entonces cuando los conduje al jardín, todo lo habíamos decorado con luces que Edward había traído de su casa y Alice quedo encantada, entonces todos observamos a alguien sentado en la mesa con un periódico, Rosalie me pregunto muy despacio que quien era y fue hasta entonces que Edward se quito el periódico que estaba leyendo y todos sonrieron y gritaron diciéndole que estaban felices de que no se fuera.

Todo estaba saliendo perfecto, bailamos, tomamos y jugamos con las cartas hasta que la fiesta termino.

-Dios, Bella que genial que se quedara Edward-dijo Rosalie y Alice comenzó a dar saltitos.

-Tienes que contarnos todo-asentí con la cabeza y ahí comencé con todo y cuando digo todo, también les conté lo que paso la noche pasada.

Ambas estaban contentas y no podían creer lo que les contaba, Alice estaba riendo y Rosalie estaba atenta a todo, yo solo me reía igual que Alice mientras los chicos jugaban futbol Americano en el patio y nosotras los observábamos. Como dije la cosa iba bien hasta que todos se fueron a su casa y Edward y yo subimos a mi habitación, me beso apasionadamente y entonces salió por mi ventana, lo observe extraña por lo que estaba haciendo y después me dio la mano para que la tomara, lo hice y me jalo hasta el exterior, me abrazo fuertemente y nos sentamos en el techo. Las estrellas brillaban en el cielo y la luna nos iluminaba, era el momento perfecto, nos miramos a los ojos y su mirada verdosa se fundió con la mía y provoco que nos besáramos con amor.

Capítulo 26: No te Vayas Capítulo 28: Después de la Tormenta vienen los Planes.

 
14443813 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10760 usuarios