Dedico este capítulo a Elenita_4Cullen, RBBlack, EC07, chicas mil gracias por su apoyo y por tomarse el tiempo de leer y comentar no saben lo importante que es para mi saber que les gustan los capítulos y sobre todo conocer su opinión FELIZ AÑO NUEVO las quiero mucho...
Después de una ducha y un par de horas de escoger ropa y más ropa, accesorios, zapatos, maquillaje y de que Rose me torturara frente al espejo para dejarme según sus propias palabras perfecta para la cena en casa de los padres de Edward cosa que yo agradecía porque con los nervios que tenía no habría sido capaz de escoger nada apropiado para la ocasión, para ambas fue muy satisfactorio el resultado.
Rosalie se veía hermosa en un vestido negro corto pero nada vulgar, tenía finos tirantes con un trazo bajo los senos y ancho desde debajo de los senos hasta el final del vestido, resaltando su hermosa figura y destacando sus pechos y piernas.
Mi vestido en cambio era color vino sencillo y algo ajustado, también corto, con un cinturón ancho de color negro que destacaba mi busto y tacones negros clásicos, Rose opto por planchar mi cabello hasta dejarlo completamente liso y ordenado mientras ella prefirió ondular su cabello.
– Bella ya cálmate que vas a hacer un agujero en el piso – dijo cuando ya no soportó más el verme caminar de un lado a otro de la habitación mientras ella acomodaba un broche plateado en un costado de su cabello dejando que el resto de su cabello cayera en una cascada de rizos dorados.
– Lo siento Rose pero estoy muy nerviosa.
– Bella por millonésima vez Carlisle y Esme te adoran y seguramente están más que felices de que Edward y tú al fin estén juntos.
– Si pero no puedo dejar de pensar en lo que pasó en la mañana y cuando los mire a la cara lo volveré a recordar.
– Oye y hablando del tema dime qué fue lo que pasó exactamente Alice me dijo que los encontraron en una situación nada cómoda y prácticamente devorándose pero no me dio detalles cuando la vi en la mañana.
– Me extraña de Alice suele ser muy comunicativa – pensé en voz alta intentando desviar mi propia atención para no morir de vergüenza con lo que acababa de decir Rose.
– Es que ella y mi hermano tenían algo de prisa, ya sabes hacía mucho que no se veían y aunque estoy segura de que le dio gusto verme sus pensamientos estaban concentrados en otras cosas y se notaba que les urgía salir corriendo al apartamento más cercano.
– Supongo que eso lo explica todo – pero Rose no me permitiría salirme del tema.
– Y ni creas que te vas a escapar antes de que lleguen Edward y Emmet tienes que contármelo todo.
– Rose no empieces ya sabes que no me gusta hablar de eso.
– Ningún no empieces suéltalo ya y quiero detalles sucios.
– Rosalie Halle…. por favor.
– Hay ya Bella suéltalo todo empezando por tu cita de anoche, a donde te llevó, que te dijo y lo que vino… después… – dijo de forma sugerente.
– Fue todo muy romántico Rose… – empecé a contarle como Edward había llenado su apartamento de flores y velas aromáticas, la cena que preparó, la maravillosa forma en que me pidió que fuera su novia y el vergonzoso incidente con sus padres.
– Rosalie ya deja de reírte a costa mía por favor.
– Lo siento… – dijo entre carcajadas – pero es muy gracioso.
– Eso lo dices porque a ti no te ha pasado.
– Si que me ha pasado – dijo Rosalie sonriendo descaradamente.
– ¿Cuando? Eso no me lo habías contado ¿Como puedes tomarlo con tanta naturalidad?
– Porque no es nada del otro mundo.
– Son unos exhibicionistas – dije sinceramente.
– Pero cuéntame que fue lo que pasó – continué.
– Fue en las vacaciones ya sabes que Emmet y yo pasábamos todo el tiempo juntos, sus padres habían salido de la ciudad para una fiesta en casa de unos amigos y supuestamente regresarían el lunes en la mañana pero llegaron la tarde del domingo y nos encontraron a Emmet y a mi haciendo el amor en la piscina.
Rosalie se encogió de hombros como si nada y yo me quedé con la boca abierta.
– No lo puedo creer…
– Ya lo ves son cosas que a veces ocurren no tienes de que preocuparte. Yo solo asentí Rose tenía razón Edward y yo nos amamos y sus padres lo saben además si después de semejante escena en la piscina de su propia casa siguen queriendo a Rosalie porque a mí no.
– Gracias Rose lograste hacerme sentir mejor – le dije sinceramente.
– Para eso estamos las amigas… El timbre sonó y salí corriendo a abrir, Rosalie solo sonreía ante mi impaciencia y allí estaba frente a mí el amor de mi vida.
– Te ves hermosa – susurro atrayendo por la cintura hasta juntar nuestro labios besándome suavemente.
– Mejor búsquense una habitación no… – dijo Emmet rompiendo el encanto mientras entraba buscando a Rosalie.
– Hola amor – dijo mientras la abrazaba y levantaba para que quedara a su altura devorando sus labios literalmente.
– Y somos nosotros los que necesitamos una habitación… – comentó Edward en tono divertido
– Eres mi hermanito menor y solo quiero enseñarte como se hace.
– Pues yo creo que tu hermano no necesita clases de absolutamente nada – dije mirando a Edward a los ojos, quien sonreía de una forma endemoniadamente sexy, Emmet iba a contraatacar pero Edward intervino.
– No quiero ser aguafiestas pero ya es hora de irnos mamá se volverá loca si llegamos tarde.
Bajamos y Edward tenía su reluciente volvo estacionado en la entrada, el trayecto fue muy divertido porque con Emmet presente es imposible no reírse.
Cuando atravesamos el portón de la casa de Edward o más bien debo decir la mansión, no pude evitar que gran parte de los nervios que había conseguido controlar reaparecieran.
Emmet y Rosalie bajaron del auto, cuando yo me disponía a hacerlo Edward me tomó de la mano impidiéndomelo.
– Te amo Bella, todo va a salir bien no tienes nada de que temer – dijo besando mi mano tratando de infundirme valor.
– Lo sé pero no puedo evitar estar algo nerviosa – me sonrió de esa forma tan sexy que me robaba el aliento y se bajó, abrió mi puerta y me ayudó a bajar.
– Hay algo que pueda hacer para que esos nervios desaparezcan – dijo presionándome entre la puerta de auto y su cuerpo, con sus labios tan cerca de mí que su aliento acariciaba mi rostro y sus manos se aferraban a mi cintura.
– Haces… un… excelente trabajo – dije entre jadeos.
– Me encanta ser de ayuda – esa sonrisa ladeada y su voz ronca por la excitación me estaban volviendo loca.
Continuó con sus caricias pasando su nariz de un extremo a otro de mi cuello despertando cada terminal nerviosa de mi cuerpo, sus manos no se quedaron quietas y se deslizaron desde mi cintura a mis caderas y luego a mis muslos haciéndome estremecer cuando llegó al final de mi vestido.
Sus manos acariciaban mi piel desnuda introduciendo se por debajo de mi vestido mientras dejaba besos húmedos en mi cuello.
Un gemido escapó de mis labios cuando sentí sus dedos apartando mi ropa interior la cual ya estaba bastante húmeda, pero todo lo bueno dura poco.
– Hey tortolos ya dejen eso y entren que muero de hambre – la voz de Emmet nos recordó que no debimos dejarnos llevar a tal extremo por suerte estábamos por el otro extremo del auto y Emmet no podía ver en el lugar en que se encontraban las manos de Edward o no habría dejado de molestarnos en quien sabe cuánto tiempo.
– En seguida entramos le respondió Edward – me abrazó y nos quedamos así unos segundos intentando recobrar el ritmo normal de nuestras respiraciones.
Una vez que entramos la cálida bienvenida de Esme no se hizo esperar.
– Mis amores – nos abrazó como si la última vez que nos hubiéramos visto fuese hace un largo tiempo en lugar de esta mañana.
– No sabes cuánto me alegra tenerlos a todos mis hijos juntos aquí me parece un sueño – continuo con los ojos anegados en lágrimas por la emoción, de inmediato Carlisle la atrajo a sus brazos.
– Tranquila amor – dijo depositando un beso en su frente – no pueden imaginar lo felices que somos de que la familia nuevamente este unida y creciendo – dijo sonriéndonos Rosalie y a mí.
Pasamos un momento a la sala para platicar un poco hasta que Emmet empezó a quejarse de que moría de hambre, me ofrecí para ayudar a Esme a servir la cena.
Esme ya tenía todo prácticamente listo así que no fue mucho en lo que pude ayudar.
– Bella… – dijo reclamando mi atención.
– ¿Sí?
– No quiero que te sientas incómoda pero…
– Lo siento tanto Esme – la interrumpí – no fue mi intención faltarles al respeto con lo de hoy en la mañana dije atropelladamente.
– Tranquila cielo respira – me dijo en tono maternal con una sonrisa llena de ternura.
– Nada de eso no tienes nada de que disculparte – continuó tomando mi rostro entre sus manos – ustedes solo estaban disfrutando de su amor como cualquier pareja de su edad. Lo único que quería decirte era que no tenías de que avergonzarte por lo de hoy en la mañana, es que te veías tan nerviosa y apenada que quería hacerte saber que todo está bien.
– Si pero debió ser muy incómodo para ustedes y me disculpo por eso.
– ¿Amas a mi hijo? – dijo mirándome a los ojos.
– Total e irrevocablemente él es el amor de mi vida – le respondí.
– Bien pues eso es suficiente para mi, gracias – dijo mientras me abrazaba.
– ¿Gracias por qué? – dije cuando nos separamos.
– Por corresponder a mi hijo y hacerlo tan feliz, solo hay que mirarlo a los ojos para ver ese brillo tan especial que tiene sobre todo cuando están juntos.
– Gracias a ustedes por hacerme sentir aceptada y especial.
– Por favor muero de hambre – gritó Emmet desde la sala.
Ambas sonreímos pues nuestra charla nos había hecho perder la noción del tiempo y rápidamente nos encaminamos al comedor para termina de servir la cena que por cierto estaba deliciosa.
La velada fue espectacular Alice y Jasper, Rosalie y Emmet se veían tan felices con sus respectivas parejas a las que habían extrañado tanto tiempo, Carlisle y Esme estaban extasiados al ver a sus hijos juntos al fin y mi pecho sentía que estallaría de felicidad por el ser perfecto que tenía a mi lado.
El tiempo se fue volando si por Esme hubiese sido nos habría dejado a todos en su casa por tiempo indefinido pero la hora de despedirse llegó al día siguiente nos esperaba las clases y el próximo lunes los exámenes finales.
Llegamos al apartamento, tomé mi mochila y puse en una bolsa algo de ropa para el día siguiente porque era claro que Emmet y Rose deseaban pasar tiempo a solas y yo era feliz de quedarme con Edward.
Una vez que cruzamos la puerta del apartamento de Edward dejó mis cosas en el piso y me acorraló contra la puerta.
– No sabes cómo te he deseado toda la noche – dijo y sus labios reclamaron los míos.
– Te ves tan hermosa con ese vestido que en lo único que he pensado es en quitártelo y hacerte el amor toda la noche – dijo contra mis labios deslizando sus manos hacía mis caderas besándome con pasión.
Me levantó sosteniéndome aún contra la puerta enroscando mis piernas alrededor de su cintura caminó hacía el sillón más cercano y me recostó allí el deseo era tal que no llegaríamos más lejos.
Introdujo sus manos bajo mi vestido acariciando mis piernas quemando mi piel en cada caricia, quitó mi ropa interior rápidamente y nuevamente reclamó mis labios con desesperación mientras acariciaba mi intimidad haciéndome gemir sin control.
En un hábil movimiento se sentó y me llevo con él dejándome a horcajadas sobre él quitándome el cinturón del vestido sin despegar nuestros labios, bajó el cierre de mi vestido acariciando mi espalda y deslizándolo por mi brazos para tener acceso a mis pechos cubiertos por la fina tela de mi brazier el cual también quitó hábilmente.
Yo estaba ardiendo literalmente y Edward aun se encontraba totalmente vestido.
– Esto no es justo – dije de forma entrecortada.
– ¿Que cosa? – respondió él en el mismo estado.
– Aun estás completamente vestido.
– Creo que tú puedes ayudarme a solucionar eso – dijo respirando con dificultad.
Yo solo sonreí y al inclinarme para desabotonar su camisa sentí su enorme erección rosar contra mi intimidad, nuevamente un gemido se escapo de mis labios provocando que involuntariamente me pegará más a él buscando más contacto entre nuestros sexos.
Me apartó un poco para desabrocharse el pantalón y bajarlo un poco junto con sus bóxers, yo no pude más y deslicé de un solo empujón su miembro en mi intimidad era la primera vez que hacía el amor con él de esa manera pero la sensación de tener el control sobre nuestros movimiento me hacía sentir fuerte y poderosa.
El me ayudo tomándome de mis caderas para que encontrara el ritmo adecuado, sus manos acariciaban mi espalda acercándome aún más en cada movimiento haciendo que la penetración fuera mucho más profunda y placentera hasta que llegamos juntos al orgasmo.
– Te amo tanto, no me cansaré de decírtelo – dijo una vez que estuvimos en su cama abrazados.
– Ni yo me cansaré de oírlo porque también te amo. – Bella quería decirte algo…
– Si lo que quieras
– ¿Recuerdas cuando hicimos el amor en tu apartamento? Pues yo…
– Como olvidarlo – lo interrumpí el sonrió y beso mis labios antes de continuar.
– Yo no me cuidé…
– Tranquilo lo frené no creo que haya quedado embarazada, no estoy en mis días fértiles así que las probabilidades son muy pocas.
– No creo que eso fuese un problema nada me haría más feliz que tener un hijo contigo.
– ¿Quieres un bebé? – dije algo desconcertada intentando controlar la emoción en mi interior por sus palabras.
– Se que este no es el momento adecuado pero en un futuro no tan lejano nada me haría más feliz.
– ¿Y me seguirás amando cuando tenga un vientre enorme?
– Te amaré para siempre sin importar nada – dijo y me besó suavemente abrazándome haciéndome sentir la mujer más feliz, afortunada, amada y protegida del mundo.
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Hola chicas aquí les dejo un nuevo capítulo producto de mi loca imaginación espero que les guste porfa voten y comenten que me encanta conocer su opinión. Les deseo un muy FELIZ AÑO NUEVO, salud, amor y que todos sus deseos y anhelos se cumplan en este nuevo año.... hasta la próxima semana.
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