Hola chicos y chicas mil disculpas por tardar tanto en subir el capi pero he estado súper ocupada, me encantaría poder subir capítulos más seguido pero por desgracia no ha sido posible espero que sepan comprender y me sigan apoyando. No los canso más y aquí les dejo un nuevo capítulo de mi fic espero que les guste.
Los últimos meses de mi vida han sido como un sueño junto a mi esposo todo ha sido perfecto rodeada de mi nueva familia ya que nos reunimos cada domingo para comer juntos en casa de los padres de Edward o en nuestra hermosa casa en los suburbios de New York.
Nuestra nueva casa era enorme, con cinco habitaciones, una cocina amplia y bien distribuida, la sala es enorme, el comedor muy elegante, un estudio, cada habitación fue decorada con la ayuda de mi talentosa suegra y ni que decir del cuarto de mi bebé que ya estaba listo ella había concentrado en aquella habitación más atención que a cualquier otra habitación de la casa, además tenía un hermoso jardín en conjunto era perfecta.
Ahora me encontraba aun adormilada en mi cama junto a mi esposo sin querer despertar aun por completo y es que en las últimas semanas siempre estaba cansada.
Estaba cómoda entre los brazos de mi esposo con mi espalda descansando en su pecho y las cálidas sábanas a nuestro alrededor hasta que el irritante sonido del despertador empezó a sonar.
– Bueno días dormilona – susurró Edward en mi oído mientras besaba mi cuello y me atraía aun más a su pecho, acariciando mi ya enorme vientre, para luego inclinarse y besarlo.
– Como está hoy mi pequeño campeón? – dijo colocando su oído en mi vientre y de inmediato mi bebé empezó a patear a su padre logrando que el mismo irradiara felicidad al igual que cada mañana ya que todas las mañanas hacía lo mismo, nos duchamos juntos, nos vestimos y mientras yo terminaba de arreglarme él bajo a preparar el desayuno.
– Cariño el desayuno ya está listo – gritó Edward desde la cocina. Las últimas semanas no había dejado que me acercara a la cocina en realidad no me dejaba acercarme a nada, veía peligro en todas partes después de mucho discutir había accedido a que continuara en la empresa por supuesto que pasaba por mi oficina cada 15 minutos para asegurarse que me sintiera bien y ni que decir de las madrugadas cada vez que me levantaba para ir al baño cosa que sucedía bastante a menudo ya que mi vejiga no toleraba mucho últimamente, saltaba de la cama pensando que el bebé ya iba a nacer era muy gracioso verlo tan nervioso.
Apague el secador cuando mi cabello estuvo seco y liso, tomé mi bolso y mi chaqueta para luego bajar las escaleras con mucha precaución.
– Tardaste mucho ya iba a buscarte – dijo cuando entre a la cocina.
– Edward ya para de preocuparte es solo que cada día estoy más lenta – dije señalando mi vientre.
– Lo ves deberías quedarte en casa, luces cansada – dijo con el ceño fruncido.
– Es solo que ya sabes tu hijo estuvo muy inquieto anoche y me costó un poco conciliar el sueño, creo que va a ser futbolista – dije sonriendo y acariciando mi vientre.
– Lo ves Deberías quedarte aquí descansando y podría llamar a Alice o mamá para que te hagan compañía – dijo esperanzado.
– Claro que no Edward ya te dije que debes calmarte la doctora Brandon dijo que el parto podría ser en una semana o algo más, además hoy es mi último día en la constructora y hay cosas que necesito dejar en orden luego seré toda tuya – dije sonriéndole dulcemente.
Y es que hoy sería mi último día en la oficina antes de quedarme en casa esperando por el nacimiento de nuestro bebé, Edward me había rogado desde hace un mes que tomara mi permiso de maternidad pero ahora en verdad sentía que el momento de hacerle caso había llegado.
Empezamos a desayunar y como siempre yo estaba hambrienta continuamos hablando de nuestro trabajo de hoy y cuando estábamos a punto de recoger los platos su celular nos interrumpió.
– Hola Em… – contestó Edward mientras yo levantaba los platos para luego apilarlos en el fregadero.
– De acuerdo pero debes cambiar la cita con los nuevos inversionistas porque sabes que debo traer a Bella a casa...
– Emmet por favor no me hagas esto… – dijo en tono frustrado.
– De acuerdo veré que puedo hacer, mejórate – dijo y colgó.
– Le pasó algo a Emmet? – pregunté.
– Nada de importancia es solo un resfriado pero tiene fiebre y no puede presentarse trabajar – dijo claramente molesto.
– Y cuál es el problema entonces? – pregunté confusa.
– Es que hay una reunión que no puede cancelar no creo poder regresar a tiempo para traerte a casa y papá está fuera de la ciudad viendo unos terrenos así que tampoco puede – dijo contrariado.
– Puedo llevar mi auto no te preocupes – dije aunque ya sabía la respuesta.
– ¡Ni se te ocurra!... de ninguna manera vas a manejar a estas alturas del embarazo intentaré salir temprano o le pediré a Alice que te traiga – dijo dando por zanjado el tema.
– Tendré cuidado – insistí aunque sabía que era una batalla perdida.
– No Bella y fin de la discusión… me muero si les llega a pasar algo a alguno de los dos – dijo con genuina preocupación en sus ojos abrazándome y besándome con suavidad haciéndome sentir culpable por mortificarlo.
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– Preciosa ya tengo que irme – dijo Edward caminando hasta mi escritorio para ayudarme a levantar.
– De acuerdo maneja con cuidado – dije mientras envolvía mis brazos en su cuello.
– Lo haré por favor ten cuidado, intentaré escaparme a tiempo – dijo antes besarme suavemente.
El tiempo se fue volando mientras estaba absorta en el trabajo ya pasaban de las siete y Alice llegaría en cualquier momento Edward me había llamado hace un momento para decirme que aun estaba en la reunión y que tardaría un poco así que estaba organizando las últimas facturas que Sara y Claire necesitarían.
– Esto será todo? – preguntó Sara amablemente.
– Si Sara eso es todo ya te puedes ir yo terminaré con esto lo guardaré en el archivo compartido.
– De acuerdo tu vete tranquila entre Claire y yo nos las arreglaremos, ahora solo concéntrate en ti y tu bebé – dijo sonriéndome.
Sara era mi asistente y Claire la de Edward ambas eran muy eficientes y se encargarían de ayudar con mi trabajo mientras yo no estuviera.
– Gracias y ya saben si necesitan algo o tienen una duda solo me llaman o envíenme un mail.
– Claro que si, adiós Bella y mucha suerte.
– Adiós Sara y gracias por todo.
Me apresuré terminando mi trabajo, en pocos minutos deje todo listo y en orden, miré mi reloj otra vez y decidí ir al baño a refrescarme un poco antes de que llegara Alice, me lave el rostro acomode mi cabello y mi maquillaje.
– Valla señora Cullen si que está muy… embarazada – dijo Tanya quien yacía cómodamente en el sillón de mi oficina dejándome estupefacta por inesperada visita y debía reconocer que ella lucía bastante bien a pesar de haber dado a luz hace poco, tuvo una nena que hasta donde sé estaba al cuidado de Carmen y Eliazar.
– Puedo saber que haces aquí? – dije guardando la compostura aunque algo en su mirada me lleno de miedo.
– Como entraste? – pregunté.
– Mi papá también es socio aquí no se te olvide y tu puerta estaba abierta – respondió con la mirada sombría.
– Sabes llamé a Edward y me dijo que aun estaba trabajando así que decidí venir a hacerle una visita y recordar viejos tiempos pero como él no está decidí pasar a saludar a la señora Cullen – dijo intentando provocarme pero sino caí en su juego en el pasado no lo haría ahora.
– No voy a seguirte el juego Tanya y es verdad está trabajando pero fuera de la empresa y si él estuviera interesado en ti estarías enterada de ello, tu y yo sabemos bien que Edward jamás te va hacer caso así que ya déjanos en paz – le exigí.
– Como puedes estar tan segura acaso no te ves en un espejo crees que puedes complacer a Edward así como estás – dijo señalando mi vientre.
– Ya te lo dije Tanya no voy a caer en tu juego – dije y tomando mi bolso y mi chaqueta salí rápidamente de mi oficina.
Me precipité hasta el ascensor ignorando a Tanya que gritaba a mis espaldas pero este no llegaba y en un intento por alejarme de ella me dirigí hacia las escaleras.
– A donde crees que vas a mi no me dejas con la palabra en la boca – dijo tirando de mi brazo haciéndome perder el equilibrio pero por fortuna logré estabilizarme aferrándome a la barandilla y una sonrisa malévola se dibujó en sus labios.
Un escalofrío me recorrió la columna al ver la forma en que me miraba y apenas me estabilicé empecé a bajar la escalera lo más rápido que me era posible por desgracia no fue suficiente y al llegar al inicio del siguiente tramo de las escaleras ella tiró de mi brazo nuevamente.
– ¡Tanya suéltame!... acaso te has vuelto loca – dije mientras intentaba zafarme de su agarre.
– No pero desde que te cruzaste en mi camino me has hecho la vida imposible, Edward sería mío de no ser por ti y quizás si te saco de la jugada él vuelva a mi – dijo con determinación y me agarró de ambos brazos.
– Tanya suéltame por favor piensa en mi hijo él no tiene la culpa de nada y piensa en tu hija – dije apelando a su instinto maternal pero solo obtuve una carcajada.
– Si no me importa mi hija porque habría de importarme tu hijo – dijo aun riendo.
Y aun con más fuerza intentó lanzarme por las escaleras y pese a resistirme con todas mis fuerzas la carrera por las escaleras me había dejado agotada y en lo único que pensaba era en que tal vez yo no viviría para conocer a mi bebé y tampoco Edward lo haría porque tal vez mi bebé tampoco sobreviviría.
– ¡Tanya suéltala ya! – de inmediato reconocí la voz de Alice y lo siguiente ocurrió demasiado rápido.
Tanya giró instintivamente hacía Alice y uno de sus tacones resbaló haciéndola perder el equilibrio para luego caer aparatosamente por las escaleras me quedé inmóvil aferrada a la barandilla observando atónita el cuerpo inmóvil de Tanya al final de la escalera. Alice sacó su celular, llamó a seguridad y estuvo junto a mí en tiempo record y me ayudó a llegar hasta la recepción.
– Estás bien – preguntó Alice y yo solo logré asentir.
– Como me encontraste? – le pregunté.
– El ascensor no bajaba y decidí subir por las escaleras a buscarte antes de que Edward volviera a llamarme – para ese momento los paramédicos se llevaban a Tanya cuyo estado de salud era crítico.
Después de beber un vaso de agua y volverle a asegurar a Alice que estaba bien nos encaminamos hacia el estacionamiento y estando a unos cuantos metros de su auto tuve que detenerme pues un dolor muy fuerte en el vientre me impidió seguir caminando y me encorvé desesperada por encontrar algo de alivió.
– Bella que pasa? Estás bien? – preguntó Alice con la ansiedad marcando su rostro.
– No me duele mucho creo que será mejor que vayamos al Hospital.
Alice asintió y se apresuró a ayudarme a llegar al auto pero entonces abundante líquido empezó a emanar de mi interior y supe que mi fuente se había roto.
– ¡Oh por Dios!... – gritó Alice paralizada.
– ¡Hospital… ya! – le grité.
De inmediato me ayudó a subir a su auto y empezó a conducir de la forma más rápida que el tráfico le permitía, para luego tomar su celular marcando el número de Edward, lo colocó en alta voz y Edward respondió al segundo timbrazo.
– Hola Alice, estaba a punto de llamarte ¿Está Bella contigo?...
– Edward tengo algo que decirte pero por favor tómalo con calma – dijo Alice y yo guardé silencio por temor a empezar a gritar por el dolor de una nueva contracción.
– Que ocurre? Le pasó algo a Bella? – preguntó totalmente alarmado.
– Pasó algo en la oficina pero luego te cuento nos vemos en el hospital.
– Que pasó Alice? – insistió Edward.
– Estoy bien pero si no te apresuras tu hijo nacerá sin ti – grité.
– Cálmate cariño voy enseguida – dijo y lo siguiente que oímos fue el rugido del motor de su auto.
Ya en el hospital todo sucedía muy de prisa, la doctora Brandon y su equipo cerniéndose sobre mí revisando mis signos vitales y los de mi bebé, por otro lado mis nervios crecían conforme pasaban los minutos lo único que deseaba era que Edward estuviera junto a mi tomando mi mano y allí estaba de nuevo el dolor desgarrador.
– Donde está? – escuché su voz desesperada afuera de mi habitación.
– Edward – lo llamé apenas lo vi traspasar el umbral de la habitación.
De nuevo el dolor me impidió seguir hablando y me doble para esperar a que el dolor remitiera de inmediato Edward estaba a mi lado sosteniéndome y acariciando mi cabello.
– Tranquila cariño todo va a salir bien – dijo y sus palabras fueron el mejor de los calmantes para mis nervios.
La doctora Brandon entro en la habitación al tiempo que otra contracción me hacía jadear de dolor de inmediato la doctora se acerco para hacerme una revisión.
– Ha perdido demasiado líquido, el sangrado está aumentando y no hay dilatación creo que lo mejor será practicar una cesárea de emergencia – dijo la doctora relajada pero firme mientras el miedo se había apoderado de mi nuevamente.
– No quiero un cesárea – dije mirando a Edward quien intentaba mostrarse fuerte pero podía vislumbrar el temor en su mirada.
– Tenemos que practicarla antes de que al bebé empiece a faltarle el oxigeno – dijo la doctora y oír eso fue todo lo que necesité para tomar valor.
Me ingresaron al quirófano, empezaron a prepararlo todo y pese a mis esfuerzos mis nervios empezaban a salirse de control hasta que Edward llego con mascarilla gorro y una bata celeste e inmediatamente me sentí más segura y en calma.
En menos de lo que pensé escuché el llanto de mi hermoso bebé y todo el nerviosismo que habíamos pasado fue reemplazado por felicidad.
– Es un varón anunció la doctora Brandon – pese a que ya lo sabíamos.
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– Lista para ir a casa? – preguntó Edward entrando con una silla de ruedas a la habitación.
– Claro es lo que más deseo odio los hospitales, dos días aquí y ya me estaba volviendo loca – dije acomodando en mis brazos a mi pequeño.
– Como te sientes? – preguntó Edward cuando estacionó frente a nuestra casa.
– Bien aunque un poco adolorida – respondí titubeando.
– Qué es lo que ocurre? Qué está mal? – preguntó acariciando mi mejilla.
– Es sobre Tanya – dije en un susurró.
– Bella por favor no otra vez con eso – dijo exasperado.
– Los Denali y ustedes prácticamente son familia y Tanya ya tiene suficiente con lo que ocurrió.
Edward y yo habíamos estado en desacuerdo sobre el asunto de Tanya el quería ir a juicio por lo ocurrido y yo lo persuadía de retirar los cargos por consideración con los Denali además la vida de Tanya ya no corría riesgo pero los médicos le habían dado pocas esperanzas de recuperar parte de la movilidad de sus piernas y ninguna de volverá caminar con normalidad.
– Por favor – insistí – no quiero empañar nuestra felicidad teniendo que ocuparnos de embarazosos asuntos legales, por favor, además no es justo para Carmen y Eliazar ya han sufrido suficiente con todo esto.
– De acuerdo tú ganas pero hablaré con Eliazar, no quiero que ella se vuelva a acercar a nosotros – dijo de forma tajante.
– Está bien – dije resignada – aunque en su estado no veo como pueda hacernos daño.
– Mejor entremos sí – dijo mirándome con ternura y supe que su ánimo había mejorado. Me ayudo a bajar del auto y acomodar a mi bebé, al abrir la puerta todos gritaron
¡Sorpresa!... Allí estaba todos Esme, Carlisle, Alice y Jasper, Emmet y Rosalie, Ángela y Ben, Katte y Garrett, mamá y Phil, y para mi gran sorpresa también mi papá.
De inmediato el bebé desapareció de mis brazos todos estaban muy felices, las chicas estaban eufóricas incluso mi madre y Esme estaba absolutamente conmovida con mi pequeño y no quería soltarlo, prepararon la cena y organizaron todas las cosas que le habían traído al bebé.
– Al fin paz y tranquilidad – dijo Edward cuando todos se habían ido y yo me dirigía hacía el cuarto del bebé a ponerlo en la cuna.
– Si pero prometieron volver mañana – dije sonriendo al ver a mi bebé durmiendo en su cuna.
– Y no lo dudo, mañana estarán aquí a primera hora – dijo suspirando con resignación aunque la realidad era que amaba a su familia.
Edward se acercó hacía mi abrazándome por la espalda apoyando su barbilla en mi hombro observando junto a mí las hermosas y calmadas facciones de nuestro hijo durmiendo en calma y silenciosas lágrimas de felicidad empezaron a correr por mis ojos.
La felicidad no cabía en mi pecho, los sentimientos que producían el tener a mi bebé al fin, ver su carita, verlo seguro en nuestra casa bajo nuestro cuidado borraba cualquier momento de angustia que hubiéramos pasado en los últimos días.
– Todo estará bien de ahora en adelante – susurró Edward en mi oído.
– Lo sé, es solo que soy tan feliz de tenerlo al fin junto a nosotros, a salvo, a penas lo conozco y ya lo amo tanto – dije aun con lágrimas en mis ojos y él me tomo por los hombros girándome para nuestras miradas se cruzaran.
– Y nosotros nos encargaremos de que está siempre a salvo y feliz, daría mi vida por protegerlos si fuera necesario – dijo tomando mi rostro entre sus manos para luego sellar su promesa con un casto beso.
– Te amo – dije contra sus labios.
– Y yo los amo a ustedes no sabes cuánto – respondió.
Y tomados de la mano fuimos a nuestra habitación para dormir seguros de que los tres viviríamos felices por siempre.
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Chicos y chicas espero que les haya gustado el capi que como siempre escribí con mucho cariño gracias por el apoyo sobre todo ahora que está por terminar pues ya solo nos queda el epílogo, los quiero montón. Este capi va dedicado a quienes siempre me brinda su apoyo, comentarios y sugerencias HANSVULTURI_85 gracias mi amor sin tu apoyo me volvería loca EC07, NOE y sobre a todo a GINNADECULLEN quien no dejaba de insistir en que Tanya debía sufrir jajaja. Nos vemos la próxima semana, porfa dejenme sus votitos y comentarios porfa, espero poder subir el epílogo pronto. Besitooossss……
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