Bella POV
Habían pasado tres meses desde el nacimiento de mi pequeña Kristen Elizabeth, así decidimos llamarla, después de varios horas de discusión. Yo no me cansaba de contemplarla…pasaba horas y horas jugando con ella, hablándole, cantándole…jamás me podría aburrir de ser madre.
Pasaba muchas horas, sola con ella…pero una vez Alice y Reneesme salían de clases llegaban a casa…y como si mi pequeña hija supiera a la tortura que sería sometida…rompía en llanto cada vez que veía a sus tías llegar.
Hoy era un día como cualquier otro. Edward en la Universidad… yo en casa, ocupándome de las labores, de la pequeña y de mi escuela.
Aprovechaba mientras Kristen dormía para hacer mis deberes en el ordenador.
Tenía un monitor que mantenía en contacto con el cuarto de la bebé, así que cuando se despertaba yo lo sabría de inmediato.
Hacía una investigación de Filosofía…cuando escuché unos pequeños balbuceos…sin duda mi pequeña angelita había despertado…caminé hasta su habitación, y allí estaba ella, con sus enormes orbes color esmeralda heredadas de su padre tan abiertas como diciendo estoy despierta sáquenme de aquí.
Me asomé en la cuna.
Mi preciosa princesa…dormiste rico mi cielo…soñaste con los angelitos. –le preguntaba como si fuera capaz de responderme, pero ver sus ojos bailar al escuchar mis palabras era suficiente para mí
Iba a sacarla de su cunita, cuando el teléfono de la casa sonó…algo muy extraño porque casi todos me llaman al celular…
Pequeña mami ya regresa…voy a buscar el teléfono.
Fui y tomé el teléfono inalámbrico de la sala y lo traje hacia el cuarto de KRisten.
Hello. –dije pero del otro lado solo se escuchaba una respiración.
Hola, quién habla. –dije una vez más.
Me recuerdas Bonita…soy tu peor pesadilla. –musitó el hombre al cual reconocí como James.
Qué…qué quieres, cómo conseguiste mi número. –dije con voz entrecortada.
Tengo mis influencias…y cómo está tu bastardita, qué diría Charlie si se entera de que tuviste una hija fuera del matrimonio. –dijo cínicamente
Charlie lo sabe….y no vuelvas a llamar a mi hija bastarda…no vuelvas a llamar…olvídate de que existo. –grité exasperada
James chasqueó la lengua.
Eso jamás Isabella…nunca escúchalo bien, nunca serás feliz a lado de Cullen mientras yo exista…tengo además de tu número telefónico, tu dirección también, sé cada uno de tus movimientos…si no te había buscado en estos 3 meses…es porque creí que habías muerto tú y tu hija en el accidente que te provoqué, pero a falta de noticias volví a investigar sobre tu paradero y me di cuenta que ambas están vivitas y coleando…y yo no me iba a quedar con los brazos cruzados. –espetó
Muérete. –le dije y descolgué la llamada.
El teléfono volvió a sonar pero no le contesté, estaba demasiado atribulada…recordé el día del accidente…el auto negro acorralándome, el impacto que tuve contra el árbol y…la imagen de James parado en mi ventana…cómo pude haber olvidado esa parte.
Mis lágrimas corrían por mis mejillas, estaba nerviosa, asustada…no sabía si James sería capaz de venir hasta aquí y hacernos daño.
Kristen empezó a llorar sacándome de mis pensamientos, pero primero fui a la cocina y preparé 3 biberones con mis manos temblorosas y los llevé al closet de mi habitación, luego llevé pañales y demás…regresé a la cocina y tomé un cuchillo…luego fui por la bebé y nos encerramos en el armario de mi habitación.
Kristen estaba llorando, y me tenía nerviosa….tenía tanto temor, que ya escuchaba cosas…traté de consolarla pero fue vano su llanto no cesaba.
Escuché que alguien abría la puerta de mi habitación…vi el reloj, pero era muy temprano para que fuera Edward, tapé la boca de mi pequeña con una mano y con la otra tomé el cuchillo…estaba llenar de temor por lo que podía pasar, pero mi pequeña prácticamente se estaba asfixiando por culpa de mi mano y por el lugar poco ventilado que había escogido para escondernos…tuve que descubrirle su pequeña boquita, y su llanto no se hizo esperar…apreté el cuchillo ahora con ambas manos…y me quedé a la espera de que abrieran la puerta del armario…apreté mis ojos como tratando de encontrar más valor y así lo hice, una vez escuché el click de la puerta al abrirse, tomé un impulso y me dejé llevar.
Demonios Bella, qué haces. –gritó Edward exasperado
El cuchillo había rozado su brazo, pero no fue una herida profunda gracias a que se quitó a tiempo.
Edward. –grité y me abalancé sobre sus brazos a llorar.
Me puedes decir qué es todo esto Isabella…qué hacían tú y la bebé encerradas en el armario y con cuchillo…te has vuelto loca acaso. –dijo Edward un poco confundido y con justa razón.
Edward…es…es James, ha vuelto…él fue el culpable de mi accidente…y hoy llamó amenazándome, diciendo que sabe cada uno de mis movimientos…que jamás permitiría que tú y yo fuéramos felices. –dije entre sollozos.
Bella, estás segura. –preguntó Edward
Yo asentí con la cabeza…Kristen seguía llorando dentro del armario.
Tranquilízate amor…voy por la bebé. –dijo mirándome a los ojos.
La sacó de allí en sus brazos y cuando estuvo junto a mí me rodeó con uno de ellos…hizo que nos acostáramos os 3 en la cama.
Mientras yo esté aquí no les pasará nada…eso lo juro. –dijo y tomó el teléfono que estaba en nuestra habitación.
Hizo varias llamadas, y luego me habló.
He contratado seguridad. Habrán personas fuera del departamento, tendrás escoltas cuando salgas…mandé a cambiar el número telefónico, y acabo de solicitar un auto blindado Bella, y no quiero una palabra de negación de tu parte…es por el bien de ambas. –dijo y yo solo asentí
Los chicos ya están al tanto de todo…contraté también a alguien que se encargué del servicio de limpieza de la casa…quiero que de hoy en adelante, te dediques solamente a Kristen…si tienes que hacer alguna tarea…pues tres la portátil a la cama y recuestas a la bebé a lado tuyo. ¿Ok?. –dijo Edward, la verdad el pobre estaba desesperado a sabiendas de que él no podía pasar tanto tiempo con nosotras como quisiera.
Está bien…así lo haré…ahora permíteme curar esa herida, que te hice…voy por el botiquín al baño. –dije
No es nada, sólo es un simple rasguño. –musitó acercándose a mis labios
El beso cada vez se hacía más demandante…Edward besaba mi cuello con desesperación, y yo desabotonaba su camisa…Edward bajó su mano hasta uno de mis pechos y…Kristen pegó un gritito que nos hizo saltar y separarnos al instante.
Ya veo porque todos dicen que cuando se es padre, las cosas jamás vuelven a ser como antes. –musitó Edward y yo asentí mordiéndome el labio inferior, para reprimir una sonrisa.
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Lo prometido es deuda...akí les dejo otro capitulito que espero les agrade....gracias a todas las que me dejaron sus comentarios...gracias a ustedes yo sigo escribiendo porque son mi mayor fuente de inspiracion...Gracias totales!!
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