El amor de mi vida (+18)

Autor: sachiko065
Género: Drama
Fecha Creación: 04/06/2013
Fecha Actualización: 23/05/2014
Finalizado: NO
Votos: 15
Comentarios: 46
Visitas: 34008
Capítulos: 21

Bella:

Yo era una chica normal. Un poco gruñona tal vez y no la mejor en clase. Era cariñosa con mis familiares y amigos, me encantaba la música. En fin, era alguien normal como dije. Lo único que odiaba en este mundo era el amor de pareja. Me parecía algo repulsivo y bobo... Hasta que conocí a un bello italiano que llegó a mi escuela. Edward Vulturi. Él sintió cosas por mi desde que me vió, pero yo me quise resistir a lo que sentía porque... Me daba asco el amor. Pero... Terminé aceptandolo. Amandolo con toda mi alma más bien. Solo hay algo que no me gusta de su vida. Su padre es el más grande mafioso de Italia.

 

Edward:  

En mi familia había una especie de maldición, o así lo veía yo. Los hombres de mi familia solo podían enamorarse una vez en la vida y el amor duraba para siempre. Además, se enamoraban solo con ver a su chica a los ojos, aunque no se conocieran. Eso sin duda me parecía una patraña. Mi padre no lucía muy enamorado de mi madre que digamos. Por eso, dejé de preocuparme y disfruté de la vida. Tenía dinero, muchos autos, tenía a cualquier mujer que quisiera en mi cama. De repente mi padre me dió una noticia que me llenó de optimismo. Iriamos a vivir a Norteamérica. No me entristecía dejar Italia, yo no era apegado a las cosas ni había amado a alguien... Hasta que la conocí a ella llegando a mi nueva escuela. Con solo ver sus hermosos ojos chocolate supe que ya no volvería a amar a nadie más. 

 

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Capítulo 6: No quiero perderla

Aquí les dejo otro capítulo! n.n Espero que les guste :D Saludos a Vasty242. Gracias por tus comentarios :D 

Este es el último POV Edward de esta parte de la historia. Como ya mencioné, cada cuatro capítulos de Bella, vendrán los de Edward contando lo que él sintió ;) 

Saludos! 

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Capítulo 6: No quiero perderla

Edward POV:

Después de todo el escándalo ese todos me miraron mal. Isabella no volvió a mi lado. Quien se sentó conmigo fue Carlie ya que no le quedó de otra. Cuando podía volteaba para mirar a Isabella. Esta estaba abrazando a Jacob. Los miré con furia. Los celos me embargaron. Seguramente él era el novio.

 

En la clase de cálculo la profesora cuestionó a Isabella sobre su salud. Yo escuché atento a todo lo que ella pudiese decir. Isabella le contestó que estaba bien, lo cual me hizo sentir aliviado.

 

Al terminar las clases me salí inmediatamente del salón. Necesitaba respirar tranquilo. No quería pensar en nada. Ni siquiera en ella. Todo este amor y estos celos que sentía estaban abrumándome bastante. Pasé un rato tratando de calmarme cuando de repente vi que Isabella se sentaba debajo de un árbol y se ponía a escuchar música. Decidí que debía besarla. Nada iba a detenerme. Quería probar esos hermosos labios.

 

Me acerqué y me arrodillé ante ella. Le quité los audífonos y ella me miró. Sus hermosos ojos cafés me hipnotizaron. Sentía una especie de electricidad corriendo por mi cuerpo. Deseaba besarla ya.

 

-Perdóname por lo que hice hoy- imploré arrepentido-. Pero estoy desesperado, no puedo sacarte de mi cabeza desde la primera vez que te vi, y sé que sientes lo mismo, te gusto

 

De eso no había duda. La chica estaba temblorosa.

 

-No me gustas- mintió.

 

-Claro que te gusto, sé que no piensas en mi tanto como yo en ti, pero te atraigo, lo veo en tu mirada

 

-Atracción no es lo mismo que gustar- dijo con dificultad. Me atreví a acariciar su mejilla con mi mano. Era tan suave su piel. No podía encantarme más esta niña.

 

-Perdóname por lo que hice hoy- repetí-. Quise darte celos y creo que lo conseguí

 

-Eso… Es mentira

 

Miré sus labios. No me importaba cuanto lo negara. Yo le gustaba a Isabella.

 

-Me muero por besarte, no tienes una idea de cuánto deseo probar tus labios- confesé.

 

-Déjame en paz- suplicó.

 

-No hasta que me dejes besarte- la miré de nuevo a los ojos. Ella asintió. No pude evitar sentirme más feliz.

 

-Bésame- pidió.

 

Sin poder contenerme cerré mis ojos y pegué mis labios a los suyos. Joder, que labios tan suaves, tan deliciosos. Mi corazón estaba acelerado como nunca antes. Traté de hacer que ella abriera esos labios para mí. Necesitaba sentir su aliento. Me sorprendí cuando ella me respondió con la misma desesperación con la que yo la besaba a ella. El aliento de Isabella era lo más dulce que había probado. Toda ella sería mi adicción a partir de ahora. No quería dejarla ir. Era mía, Isabella Swan era absolutamente mía.

 

Isabella me empujó levemente para tomar aire. La miré extrañado y la besé de nuevo pero me apartó.

 

-Alto, no quiero que vuelvas a besarme…- jadeó.  Yo me encontraba peor que ella.

 

-Fue el mejor beso que he dado en la vida- sonreí. Era la verdad. Ella besaba mejor que nadie. Isabella me miró seria

 

-Para mí no, ha habido mejores- respondió con un tono arrogante. Me sentí lastimado. A ella le encantaba jugar conmigo, con mis sentimientos.

 

-Este es tu primer beso, no me mientas… Digas lo que digas no te creeré

 

-Piensa lo que quieras- replicó levantándose. Se sacudió la falda y yo me levanté.

 

-Sí, pienso que te gusto, al igual que tú a mí… Me tienes vuelto loco

 

-Y tú a mí porque no me dejas en paz, me tienes harta- dijo antes de correr. Llegó con sus amigos. Suspiré frustrado… ¿Hasta cuándo entendería esta mujer lo que a ambos nos ocurría? Estábamos enamorados, de eso no había duda.

 

Regresé a mi casa sin ganas de nada. Solo podía pensar en el beso que me di con Isabella. Yo no dejaría que se me escapara. Esa mujer iba a ser mía y de nadie más.

Ya habían pasado dos malditos meses. Yo no me atreví a hablarle y ella no me quería ver a mí. No soportaba la situación.  Los primeros días varias veces intenté hablar con ella pero me ignoraba como si fuese una niñita. A pesar de que la amaba también la detestaba por comportarse así. Era tan infantil todo esto.

 

Ahora estábamos en época de exámenes. En realidad estudié mucho porque no tenía nada que hacer.  Pasé todas las pruebas con la más alta calificación como toda la vida. Siempre era el mejor en clase. La que no salió tan bien era Isabella. A comparación mía, ella era pésima en los exámenes. Obtuvo uno de los más bajos promedios lo cual me resultaba extraño. Isabella era una mujer inteligente, hermosa, toda una princesa. Sacudí la cabeza. Este amor ya me había vuelto idiota.

 

Ese día en el receso Isabella se fue sin sus amigos- quienes tampoco me hablaban- a afuera. Me sentí ansioso. No quería que saliera sola. La seguí. Yo la protegería de cualquier cosa que intentase dañarla.

 

De repente se acercó a Jasper, uno de los nerds del salón. Me quedé a una distancia suficiente para oír y para que no me vieran.

 

Isabella le pedía a Jasper que la ayudase a estudiar. Este se mostró apenado y le dijo que tenía entrenamiento de basquetbol.  Mi niña le dijo que no había problema. Jasper se sintió mal y le sugirió que estudiaran en los recesos o el fin de semana. Apreté los dientes. Me encargaría de que eso  no ocurriese.

 

-O puedes pedirle ayuda a Edward- sugirió Jasper al verme detrás de Isabella. Le sonreí.

 

-No, mejor en los recesos, no me importa no sacar A, yo solo pretendo subir a C o B

 

Jasper soltó una pequeña risa. Yo quise gruñir. ¿Acaso Isabella se conformaba con tan poco? Jasper habló de nuevo.

 

-Yo estoy seguro de que podrías sacar muy buenas notas, incluso puro A, eres muy inteligente.

 

Isabella bajó un poco la cabeza… ¿Estaría sonrojada? Dios, quería matar a Jasper por esto. No quería que nadie la hiciera sonrojar, excepto yo.  Decidí intervenir

 

-Sí, yo soy de la misma opinión

 

Isabella se quedó paralizada al igual que Jasper . Como los dos estaban callados continué hablando.

 

-Yo estoy libre en las tardes, Isabella

 

-Yo no te pedí ayuda a ti- masculló antes de voltear a verme. Estaba enojada lo cual me dio un poco de miedo.

 

-Yo mejor los dejo- dijo Jasper. No le hice caso. Solo tenía ojos para la hermosura que estaba frente a mí.

 

-No quiero tu ayuda- gruñó ella.

 

-Tienes que aceptarla  te guste o no

 

-Me quedaré con la oferta de Jasper

 

Me quise reír… ¿Por qué era tan terca?

 

-Yo creo que no- respondí.

 

-Entonces le pediré ayuda a Ángela

 

-¿Por qué no quieres estudiar con el más inteligente del grupo?- la cuestioné. Me arrepentí de hacerlo. Estaba siendo presumido

 

-¿Por qué no dejas de ser tan presumido?

 

Joder. Me fue como esperaba. No se lo tomó como broma.

 

-No estoy presumiendo- repliqué-. Estoy usando mis buenas notas para convencerte

 

-Pues no lo harás

 

-¿Por qué no? ¿Acaso tienes miedo? ¿Tienes miedo de enamorarte de mi al estar tan cerca?

 

Idiota, idiota, idiota… La cagué de nuevo. Isabella se rió.

 

-Claro que no, yo ya superé eso que llegué a sentir en un principio, ya ni siquiera me atraes

 

Me sentí dolido. Parecía tan sincera.

 

-¿Entonces por qué no aceptas?- pregunté.

 

-Me caes mal, por eso no lo acepto

 

¿Y yo que mierda le había hecho? Ella me odiaba sin motivo, o eso pensaba.

 

-Yo ya te pedí perdón por usar a tu amiga, además de eso… Yo no te he hecho nada… Bueno, si, hacerte traicionar a tu novio con ese beso

 

Tenía que saber si aquella princesa era libre. Recé para que lo fuera.

 

-¿Qué novio? ¡Yo no tengo novio!- exclamó asqueada. Una sensación de felicidad me recorrió todo el cuerpo. Isabella sería mía, solo mía. No pude evitar amarla más.

 

Sonreí.

 

-Lo sabía…

 

-Bueno, no estamos hablando sobre si tengo novio o no, eso no te incumbe… De lo que estamos hablando era de que tú me quieres fastidiar la vida

 

-No te fastidio la vida, te estoy ofreciendo mi ayuda para estudiar, pero ya veo que tienes miedo de enamorarte de mi

 

“¿Por qué demonios sigo insistiendo con eso?” pregunté en mi mente. Isabella me miró enojada de nuevo. Parecía querer matarme o algo peor.

 

-No tengo miedo de enamorarme de ti- dijo entre dientes-. Porque no lo haré

 

-Entonces acepta… No tienes nada que perder, y tienes mucho que ganar, ¿No quieres sacar buenas notas?

 

-Hum, Sí, si quiero, pero no lo haré gracias a ti, estudiaré sola o con Ángela

 

-Estudia conmigo ¿O acaso quieres confirmar que si tienes miedo? Te reto a estudiar conmigo estas dos semanas  que faltan para el examen, si me demuestras esta misma actitud y no te has enamorado, te dejo en paz o hago lo que quieras

 

-Está bien- sonreí -. Si yo gano dejas de hablarme toda la vida y si tu ganas pues… Pide lo que quieras

 

¿Lo que quiera? Hum… No iba a dejarlo pasar.

 

-Serás mi novia, es eso lo que quiero

 

-Dije lo que quieras, no tienes por qué decirlo

 

-Muy bien, no vuelvo a molestarte con eso hasta dentro de dos semanas…

 

Isabella soltó una carcajada. No entendía el por qué pero no le di importancia. Se veía hermosa riendo.

 

-¿Tan seguro estás de ganar?- preguntó.

 

-No voy a decirte, ya hicimos un trato, ya no puedo hablarte de eso

 

-¿Sabes? Tal vez lleguemos a ser amigos, eres razonable en ocasiones- me sonrió. Después se fue  rápidamente al aula. Ya no la miré. Estaba pensando en que hoy la llevaría a casa para que estudiáramos y conociera a Nana. Lauren se sentó al lado de mí. Trataba de coquetear conmigo. En otro tiempo me la hubiese llevado a la cama, pero ahora ya no podía desear a otra mujer que no fuese Isabella. Me pregunté que se sentiría tenerla de esa manera… Sacudí la cabeza. Si no paraba de imaginar eso tendría una dolorosa erección.

 

Lauren me habló cada vez que podía. No quería ser irrespetuoso y a veces comentaba cosas, pero hasta ahí. Ignoraba completamente sus coqueteos.

 

Las clases continuaron pero de una manera lenta. Ya me quería largar de aquí. Sonreí al pensar en que me iría con Isabella. Claro, si ella aceptaba.

 

Cuando dieron el toque para salir, todos comenzaron a irse. Isabella se quedó más que los demás lo cual agradecí.

 

Me dirigí hacia ella.

 

-¿Qué quieres?- me preguntó malhumorada mientras recogía sus cosas.

 

-¿Se te olvidó que íbamos a ir a estudiar a mi casa?

 

¡Eres un gran imbécil Edward Vulturi! ¡Nunca le dijiste nada!. Pero bueno, ya no había marcha atrás.

 

-¿A tu casa? No, yo nunca acordé contigo eso, pensé que empezaríamos mañana y que iríamos a la biblioteca

 

-Pues ahora te digo que no, ¿Acaso quieres que se enteren de que estamos estudiando juntos?

 

Bien hecho Edward. Esta vez te felicito.

 

Vi en el rostro de Isabella que me estaba dando la razón. De repente se quedó pensativa. La llamé varias veces pero no respondía. Me preocupé. Isabella sacudió la cabeza.

 

-Isabella, ¿Qué te ocurre?

 

-Nada, te iba a decir que tienes razón, es mejor que no se entere nadie

 

Le sonreí mientras cargaba su mochila. No quería que ella cargara con ella. Isabella iba a protestar pero lo pensó mejor y me dejó hacerlo. Íbamos por buen camino.

 

Cuando salimos de la escuela vi que ya casi nadie estaba allí. Nos subimos a mi auto y partimos rumbo a mi casa. Antes de que nos fuésemos Isabella le envió un mensaje a su mamá lo cual me pareció tierno. Ella era una chica buena.

 

Todo el camino estuvimos en silencio. Después de un rato llegamos a mi casa. Isabella admiraba el enorme edificio. Le sonreí con ternura sin que se diera cuenta. Parecía una pequeña mirando por la ventana.

 

-¿Aquí vives?- cuestionó.

 

-Sí, vivo hasta el último piso… Pero solo, espero que no te moleste

 

Otra vez la había cagado. Joder Edward, ¿Por qué no dejas de ser tan idiota?

 

-¿Cómo que solo?- preguntó alterada. Sabía que estaba pensando. Ella no era una chica de esas y creía que yo la consideraba así.

 

-Mis papás viven en el piso de abajo- me apresuré a decir-. Además mi nana está en mi casa- admití. Bianca me servía de mucho en estos instantes. Me sonrojé. Seguramente le parecía ridículo que tuviese una nana.

 

Isabella suspiró con alivio.

 

-Entonces… Tienes nana- se burló.

 

-Sí, la adoro, se llama Bianca… Ha estado conmigo desde que era un bebé, ella me trata como su hijo ya que nunca tuvo los suyos propios- le dije cuando entrabamos al edificio. Isabella tragó saliva. No supe por qué.

 

En el elevador ella me sonrió con timidez. La adoré más que nunca. Ella era tan tierna, tan inocente, aunque un poco ruda. Era todo lo que yo necesitaba.

 

Al llegar a mi piso nos bajamos del elevador. Isabella se impresionó con el penthouse y de repente observó a Nana quien estaba en la cocina como siempre.

 

-Hola Nana- saludé y ella volteó.

 

-Hola, mi niño- respondió mientras me besaba en la mejilla. Luego miró a Isabella-. ¿Quién es esta hermosa jovencita?

 

Ella se sonrojó. Parecía una niña de nuevo.

 

-Buenas tardes señora, me llamo Isabella- saludó con voz amable-. Soy compañera de Edward

 

Bianca la miró con el ceño fruncido. Reí levemente al imaginar lo que diría.

 

-No me digas señora, querida, puedes decirme Bianca o mejor aun, Nana

 

Me ruboricé… ¿Cómo se atrevía a decirle eso? Seguramente Isabella se iba a ofender.

 

-Está bien- aceptó Isabella con una sonrisa-. Le diré Nana

 

Me puse más rojo que antes e Isabella me miró confundida.

 

-Y bueno… ¿Qué los trae por aquí?- preguntó Bianca. Su inglés era asombroso. De verdad que me impresionaba.

 

-Venimos a estudiar, ella necesita un tutor y yo me he ofrecido- le expliqué.

 

-Sí, es que yo no soy buena alumna- confesó Isabella. No podía darle la razón. Ella era inteligente, preciosa… Todo lo que un hombre busca. Mierda, concéntrate Edward, concéntrate.

 

-Pero eres inteligente- le dijo Bianca-. Seguramente no tienes buenas notas porque te distraes, pero la inteligencia se te nota… No eres chica sin cerebro

 

-Eso mismo digo yo- suspiré-. Pero no está mal un poco de ayuda para que mejore su promedio

 

-Eso es cierto- dijo Isabella.

 

-Bueno, vayan a la sala a estudiar, yo les prepararé algo de comer

 

Ahora que lo pensaba. Nunca había visto comer a Isabella. Estaba preocupado. Lucía demasiado delgada.

 

-No se moleste- le contestó Isabella a Nana quien gruñó.

 

-No me digas eso, no es molestia, al contrario, es un placer, Edward nunca trae muchachas a la casa, de hecho desde que nos mudamos aquí no había traído a nadie, solo a ti, pero en Italia… Llevaba a sus amigos, maleducados todos, pero los quiero y todos me dicen nana

 

Me reí recordando a Emmett, mi mejor amigo en Italia. Él era igual o peor que yo, se la vivía conquistando chicas hasta que una tal Rosalie le interesó demasiado. Eso era lo último que había sabido de él.

 

Isabella y yo nos acomodamos en mi sala para empezar a estudiar. Cálculo. Con eso empezaríamos ya que Isabella dijo que esa era la más difícil para ella.

 

Bianca nos avisó un rato después que nuestra comida estaba lista. Nos dirigimos a la cocina y ahí almorzamos. Isabella estaba encantada con la deliciosa comida que Nana me preparaba. Esto era bueno. Podría traerla con más frecuencia.

 

Nana comenzó a creerse mucho cuando Isabella la alabó por su comida. Comenzamos a bromear. Se nos pasó la tarde platicando los tres. Bianca le contó varias anécdotas de mi niñez. Algunas me hicieron sonrojar pero no le di importancia.

 

Esa tarde me di cuenta de que no quería perder a Isabella después de estas dos semanas. No me importaría ser su amigo, con tal de que no se alejara de mí. Ya no tenía la fuerza para separarme de ella.

 

De repente llegó una llamada al celular de Isabella. Era su hermana quien ya le pedía regresar a casa. Me sentí triste. Quería pasar más tiempo con Isabella.

 

-Yo te voy a llevar- le dije cuando colgó.

 

-No te preocupes, yo me puedo ir en autobús

 

-No, no vas a irte en autobús yo voy a llevarte y no pelees

 

-Está bien- respondió.

 

Minutos más tarde estábamos en camino a su casa.

 

-Nana me cayó muy bien- comentó.

 

-Lo sabía… Todos los que la conocemos la adoramos nada más verla

 

-Eso me ha pasado a mí

 

-No es raro, pero me sorprendió que le dijeras Nana

 

-¿Por qué?

 

-Es que, creí que no querías ser mi amiga, pensé que no tenías planeado acostumbrarte a Bianca

 

-Ah bueno, es que…

 

-Quisiera pedirte que seamos amigos, que olvidemos el reto de esta mañana- le pedí mientras me detenía por el semáforo.  Vi la duda en su rostro.

 

-Eh

 

-Por favor acepta, prometo ya no volverte a molestar con eso de ser novios, me di cuenta de que no quiero perderte después de estas dos semanas, nunca me había divertido tanto como esta arde, fue tan genial todo, por favor… Seamos amigos 

Capítulo 5: Es ella Capítulo 7: Confesión

 
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