El amor de mi vida (+18)

Autor: sachiko065
Género: Drama
Fecha Creación: 04/06/2013
Fecha Actualización: 23/05/2014
Finalizado: NO
Votos: 15
Comentarios: 46
Visitas: 34000
Capítulos: 21

Bella:

Yo era una chica normal. Un poco gruñona tal vez y no la mejor en clase. Era cariñosa con mis familiares y amigos, me encantaba la música. En fin, era alguien normal como dije. Lo único que odiaba en este mundo era el amor de pareja. Me parecía algo repulsivo y bobo... Hasta que conocí a un bello italiano que llegó a mi escuela. Edward Vulturi. Él sintió cosas por mi desde que me vió, pero yo me quise resistir a lo que sentía porque... Me daba asco el amor. Pero... Terminé aceptandolo. Amandolo con toda mi alma más bien. Solo hay algo que no me gusta de su vida. Su padre es el más grande mafioso de Italia.

 

Edward:  

En mi familia había una especie de maldición, o así lo veía yo. Los hombres de mi familia solo podían enamorarse una vez en la vida y el amor duraba para siempre. Además, se enamoraban solo con ver a su chica a los ojos, aunque no se conocieran. Eso sin duda me parecía una patraña. Mi padre no lucía muy enamorado de mi madre que digamos. Por eso, dejé de preocuparme y disfruté de la vida. Tenía dinero, muchos autos, tenía a cualquier mujer que quisiera en mi cama. De repente mi padre me dió una noticia que me llenó de optimismo. Iriamos a vivir a Norteamérica. No me entristecía dejar Italia, yo no era apegado a las cosas ni había amado a alguien... Hasta que la conocí a ella llegando a mi nueva escuela. Con solo ver sus hermosos ojos chocolate supe que ya no volvería a amar a nadie más. 

 

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Capítulo 17: Monstruo

Aquí de nuevo, molestándolas con un cap  jejeje. Aquí tienen otra vez un POV Alessandro jajaja bueno, Edward. Espero que les guste … Al fin pude terminarlo luego de horas de quebrarme la cabeza porque está muy largo, son 61 hojas o un poco más cuando normalmente hago de 24 a 30.. Estoy ansiosa por terminar los POV Edward para continuar con el cap de Bella, el cual ya inicié y ya llevo cuatro páginas aproximadamente y les adelanto que posiblemente tenga una escena +18 si es que no son más jejeje. Bueno, quería contarles que ya no estoy deprimida, estoy super contenta, me está yendo bien después de los días malos que había pasado, o sea mi crisis XD.  Muchísimas gracias a todas por sus opiniones. Me alegra bastante que les guste esta historia :D. Y bueno, como ya es costumbre (Y una muy genial que siempre me pone alegre), llegó la hora de responderles jaja.

 

Saludos a:

 

FABIANA:  Holaaa nena… Qué bueno que te gustó el cap y que te diese risa lo de Jacob Travesti. De hecho iba a poner a Emmett pero, no, él no sale en la historia (por ahora) y Bella pues no lo conoce jajaja, me imaginé a Jacob vestida de mujer jajaja. Y técnicamente lo he visto porque hay una foto de una chica que es igual a Taylor, no sé si sea photoshop, pero está demasiado graciosa la imagen, tanto que me hizo reír durante un buen rato jajaja. Bueno, dejando a un lado mis tonterías XD, espero que te guste este capítulo el cual fue hecho con muchoooo esfuerzo jajaja

 

KEIT: Jajajaja ayyy one-chan! Gracias a ti quedó el cap anterior. Jajaja tranqui… Ya verás más escenas como esas, ya te pasaré mis borradores para que me corrijas las porquerías que hago de escenas +18 XD. Y sobre lo que te dije de que Gianna se … (Bla, bla, bla, tú ya entiendes que) pues es algo que he considerado, no estoy segura si lo pondré o no, pero de que causará problemas, causará problemas jejeje. Algo pasará, de eso tienen que estar seguras, yo tengo una mente perversa y este problema del que ya salieron en el POV Bella, será el primero de varios sufrimientos que ya les tengo preparados (RISA MALVADA AL ESTILO KEY) hahaha. Plis ven a México, pero no me cortes mis deditos ¬¬ que con ellos escriboooo. No es que haga obras de arte con ellos PERO son útiles y los amo.

 

TIKACULLEN: Holaaa de nuevo preciosaaa… Me alegra mucho que te guste el cap así como a mí me gusta tu ficcc el cual me tieneeee demasiado ansiosaaaaaaaa!!! Jajajaja me encanta la pareja de Edward y Bella que has hechooo… jajaja. Ese fic me hizo pasar coraje- como cuando el estúpido de Edward maltrata a Bella y esta se cambia de instituto, de veras que me enojé con eso- y me ha dado risa como cuando Edward se queda babeando con Bella el día de la boda y que Emmett quiere con Rose y esta lo rechaza jajaja. Ayyy esos hombres… ajajja. Bueno, como sabes, me gustó tu fic , QUE DIGO ME GUSTO ¡MEE ENCANTÓOO! Y quiero que actualices ¬¬ por aquí te lo pido también jaja. No me agradezcas el voto y el comentariooo los dejé porque realmente lo merece, tu fic está buenísimo y allí me tendrás allí enfadándote y con la tentación de votar de nuevo aunque ya no se puedaL.

 

MEIRYCULLENBLACK:  Holaaa hermosaa. Qué bueno que te gusta el cap y el reencuentro de Alessandro y Bella (Jajaja yo ya me acostumbre a que nosotras dos le llamemos a Eddy por su segundo nombre). Sobre Esme… Pues puede parecer una maldita, pero no lo es, ella solo tuvo miedo pero ese asunto ya se verá, Carlisle no tarda en enterarse de tooooda la verdad. De hecho pienso hacer un capítulo contado por ella o por él porque pues tienen su historia y no todo pueden hacerlo frente a Aless o Bella. O tal vez haga un one- shoot sobre su historia. Jajaja Alice y Edward hablando italiano jajaja, me divirtió escribir esa parte, jajaja. Sobre hacienda Cullen, pues… Lo que se dice inspiración, no me ha llegado jaja. Bueno, si y no… Ya sé lo que quiero escribir pero no tengo idea de cómo desarrollarlo, estoy hecha un lío con eso… Puede que sea la última historia que termine de todas las que ya tengo jajaja (Que son como mil fanfics de Edward y Bella pero que nunca he publicado). Sobre los Normales, otra vez GRACIAS por pasarte, significa mucho para mí.

 

Les mando un fuerte abrazo y un beso enorme desde México… Espero que estén muy bien y que les siga gustando esta historia :D. Muchas gracias por estar conmigo en esta historia y por todo su apoyo. Las quiero muchooo!

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Capítulo 17: Monstruo

 

Edward POV:

 

Noté que mi pequeña estaba nerviosa cuando fui a recogerla por la mañana. Hoy era la entrega de calificaciones. Sinceramente yo moría por conocer los resultados de los exámenes de mi novia, pero nervioso no estaba. Muy seguro estaba de qué había sacado A, en todos pero por los nervios pudo fallar en algún examen y sacar B. Como sea, yo deseaba conocer esos resultados.

 

-Te va a ir excelente, mi amor- le dije mientras íbamos en camino al colegio. Desde que nos hicimos novios yo me había empeñado en ir a recogerla todos los días a su casa. Isabella se puso terca e intentó alegar, diciendo mil y un tonterías. La verdad es que esta chica era irritante cuando se lo proponía. Tuve que usar  mi encanto y mis besos para tratar de convencerla. Me encantaba el efecto que yo provocaba en ella. Aunque… Yo no me quedaba atrás en cuanto a estar afectado. Ella hacía que me olvidara de todo y de todos. Isabella era como mi sol y yo giraba alrededor de ella.

 

Por fortuna la logré convencer después de unos cuantos besos. Después de eso, ella tuvo que decir en su casa que estábamos saliendo. Yo no tenía ningún problema. Mi relación con Isabella no era algo que quisiera ocultar… Yo la amaba y estaba dispuesto y quería tener una relación seria con ella.

 

Cuando llegamos a la escuela los amigos de Isabella la saludaron pero a mí me ignoraron completamente. Me odiaban, podía notarlo en sus rostros a pesar de que les había dado dinero. Malditos desagradecidos. Hice una mueca cuando me di cuenta de mis pensamientos tan malos. Yo les había pagado para dejarme encontrar a Isabella, no por ese dinero me tenían que amar.

 

Bueno, al parecer seguía en mi interior un poco del antiguo Edward. Eso no me gustaba mucho. Prefería ser un marica para no perderla a ella… No quería ser odioso como lo fui en Italia, con todas las chicas con las que me acosté.

 

Las clases empezaron y en ellas nos fueron entregando las calificaciones. Yo no me fijé en las mías pues sabía que había sido “A”. Lo que me dejó muy contento fue que Isabella obtuvo las mismas calificaciones que yo.

 

-Bueno señorita Swan, lo ha hecho muy bien- le dijo el profesor de historia cuando le entregaron su examen en donde había una enorme A-. Yo sabía que podía hacerlo

 

Este profesor me caía mejor que ningún otro. Este no lucía incrédulo como los demás profesores. Él confiaba en la capacidad e inteligencia de Isabella.

 

-Tenemos que ir a algún lado para celebrarlo- le dije a mi novia a la hora de la salida. Asintió como si fuese una niña pequeña. La miré con ternura.

 

-Amiga, ¿Podemos hablar? – la llamó Carlie. Ángela se encontraba a las espaldas de esta.

 

-Yo también quiero hablar- afirmó Ángela con tono muy serio.

 

-No pienso dejarla sola- les advertí.

 

-Es solo un momento- Carlie se dirigió a mí. Miré a Isabella a la espera de una respuesta de su parte.

 

-Ve cariño, yo hablaré con ellas

 

Me sentí emocionado y gratamente sorprendido. Isabella me llamó cariño.

 

-Estaré afuera del salón- le avisé. Me salí del salón, dispuesto a escuchar lo que ellas dijeran pero mi celular vibró. Era un mensaje de Emmett.

 

“Ey, hermano… Estás metido en un buen lío con Gianna y el montón de niñas que dejaste abandonadas… Joder, todas te están buscando y no dejan de molestarme, ¿Qué carajo hago?”

 

Suspiré frustrado. Ya ni siquiera pensaba en esas niñas con las que estuve.  Contesté para dejar bien claro a Emmett que eso quedaba en el pasado.  

 

“Emmett, pensé que sería algo importante, eso que acabas de decirme es una completa estupidez… Simplemente diles que desaparecí y que no volverán a verme ¿Entendido? Ellas ya son mi pasado”

 

A los pocos segundos me llegó la respuesta.

 

“¡Ya te dije que no me hables en inglés!”

 

Me avergoncé al percatarme de que le había contestado en inglés el mensaje. Iba a contestar cuando de pronto escuché la voz de mi novia.

 

-Siempre estuviste de acuerdo- dijo irritada-. Es por eso que le dijiste en donde estaba el otro día

 

Carlie fue quien respondió

 

-Hum… Sí, además me ofreció una buena cantidad por mandarte ese mensaje y a Jacob por dejarme hacerlo

 

-¿Hizo qué?

 

Decidí intervenir antes de que me metiera en problemas.

 

-Lo puedo explicar- le dije entrando al aula-. Yo quería encontrarte

 

-¿Por eso los tienes que sobornar?

 

-Sí…- demonios. Que desvergonzado era.

 

-Eso es todo lo que hace un Vulturi, comprar las cosas, jugar sucio- gruñó Ángela. La miré un  poco enfadado. Ahora todo me quedaba claro.

 

-Tú… Hiciste que ella quisiera alejare de mí, ¿No es cierto?

 

-Sí- confesó Ángela con enojo-. Le puedes hacer daño, eres hijo del mafioso número uno en Italia

 

Noté como la amiga de Isabella se quedaba confundida.

 

-Sí, Carlie- le dijo Isabella-. Es hijo de un mafioso pero no nos hará nada

 

Carlie asintió. Me alegré de que se tomara esto con calma. Me volví hacia Ángela.

 

-Mi padre no le hará nada a Isabella- le aseguré a Ángela-. En primera porque a él le agrada y segunda porque si le llega a tocar un solo cabello yo lo mataré, sé utilizar mejor las armas que él

 

-¡¿Sabes usar armas?!- exclamó Isabella, alterada-. Edward…

 

-No te preocupes nena, no las uso, lo que más odio es lastimar a la gente… Me enseñaron a usarlas por seguridad

-Confío en ti- me dijo entrecerrando los ojos. Le acaricié la cabeza.

 

-Entonces, ¿Puedo confiar en ti?- me preguntó Ángela mirándome con recelo. Asentí 

 

-Jamás lastimaría a la persona que más amo en el mundo

 

Las mejillas de Isabella se hicieron de color escarlata. Bajó la mirada para que no la viéramos. Comencé a reír junto con Ángela y Carlie.

 

-Entonces confío en ti, espero que la cuides- me advirtió Ángela después de las risas.

 

-Te lo juro, tienes mi palabra de que la cuidaré con mi vida… Los Vulturi tenemos palabra- le aseguré.

 

Después de esa conversación fui a llevar a Isabella su casa  recordé como le decían a Isabella. Era irrelevante esto, pero yo quería conocer cada detalle de mi princesa. Cuando se iba a bajar del carro la detuve.

 

-Isabella, antes de que te vayas, quiero decirte algo...

 

-¿Sí?

 

-Soy un tonto, se me había olvidado… El día en que soborné a tus amigos para que me dijeran donde estabas, Jacob te dijo Bella 

 

-Ah- se rió-. Así me dicen, se me olvidó decirte, me gusta que me digan Bella, no Isabella

 

-¿Entonces por qué no me lo dijiste?

 

-No sé, la verdad se me olvido… Últimamente me estaba dando igual

 

-No sé porque te gusta que te pongan sobrenombres, tu nombre es precioso

 

-Lo dices porque es italiano

 

-No, de verdad es hermoso…

 

-Igual, dime Bella

 

-Creo que no podré

 

-Anda, dime Bella- suplicó. Me encantaba enfadarla un poco.

 

-Be… Isabella

 

-Ed, solo dime Bella

 

-Isabella

 

-Joder, dime Bella, ¿Qué hay de malo?

 

-¿Desde cuándo te llaman así?

 

-Desde niña, anda dime Bella, ahora que lo pienso nunca me has llamado así

 

-Isabella- dije riendo y ella me pegó en el hombro.

 

-¡Dime Bella!- exclamó.

 

-Isabella – canté pero ella refunfuñó-. Isabella, Isabella, Isabella

 

-Si no me dices Bella ahora mismo, dejaré de besarte- me amenazó.

 

Tome su rostro entre mis manos y la besé. Ella no me podía amenazar con eso.

 

-No puedes dejarme sin besos

 

-Puedo dejar de responderlos

 

-No podrás resistirte, Isabella- contesté seguro.

 

-¡Deja de molestar  y dime Bella!

 

-Lo siento Isabella- me carcajeé. Ella soltó un gruñido.

 

-Está bien Edward Alessandro Vulturi Lombardo, desde ahora te diré así, a este juego podemos jugar dos

 

-Ese es mi nombre completo, ¿De verdad me llamarás así?- pregunté enfadado. Yo detestaba el nombre de Alessandro porque mi madre me lo puso por culpa de una telenovela. Isabella sabía que me molestaba ese nombre y ahora lo usaba para vengarse. Era muy cruel.

 

-Tú me dices Isabella- se defendió.

 

-Seguiré diciéndote así

 

-Entonces adiós Edward Alessandro- se despidió. Estaba conteniendo una carcajada-. O más bien, adiós Alessandro

 

-Ya deja eso, por favor- supliqué.

 

-No, mientras tú me digas Isabella seguiré con esto,  Alessandro

 

-Ya deja eso, por favor

 

-No, mientras tú me digas Isabella seguiré con esto,  Alessandro

 

-Te amo Bella- dije sonriendo-. Haces que siempre me divierta

 

-¡Me dijiste Bella!- exclamó. Me dio un pequeño beso en los labios y acarició mi cabeza como si fuese un perro-. Buen chico

 

-¿Crees que soy un perro?- pregunté en broma. Sacudí la cabeza para ya ponerme serio-. Bueno como sea, quiero que me digas que me amas- le pedí. Ella casi no lo decía y a mí me encantaba oírlo.

 

-Eh, yo…

 

-Dímelo- le hice un puchero-. Casi no lo haces, voy a terminar pensando que…

 

-No pienses cosas así, claro que te amo- me interrumpió. Parecía ansiosa.

 

-Eso es lo que quería oír- murmuré antes de besarla. Al principio solo la besé levemente disfrutando de su delicioso aliento y del efecto que esto provocaba en mí. De repente comencé a imaginarla desnuda bajo mi cuerpo y gimiendo. Sentí como mi miembro se endurecía. Necesitaba hacer mía a Isabella, era tan sensual que daban ganas de follarla con solo verla.

 

Detuve el beso rápidamente cuando ella comenzó a gemir. Esto no era correcto a pesar de lo mucho que la deseaba. 

 

-No, Bella- mi voz estaba muy ronca-. No es tiempo aun

 

-Lo sé, lo sé- contestó respirando de forma irregular.

 

-Quiero que sepas que te deseo y mucho- le aseguré-. Si quieres ve esto

 

Señalé a mi muy crecido amiguito. Ella lo miró y en sus ojos pude ver el deseo lo cual me excitó aún más. Bella apartó la vista rápido porque seguramente terminaríamos haciéndolo si seguíamos así.

 

No era nada malo que tuviésemos relaciones pero… Quería esperar hasta que ella estuviese preparada y yo veía que no lo estaba. Yo conocía mucho de mujeres por desgracia y sabía si estaban listas o no. Si hacía que Isabella fuese mía sin duda iba a arrepentirse. Otra cosa que estaba en nuestra contra era el poco tiempo que llevábamos como pareja.

 

Nos despedimos y ella se metió a su casa con rapidez. Después de aquella tarde ya no volví a mencionar nada sobre tener sexo ni a ponernos en riesgo.

 

Ya habían pasado dos maravillosos meses. Meses en donde había sido demasiado feliz junto a mi novia a quien amaba más con cada segundo que pasaba. También las cosas estaban más que bien en otros asuntos. Ángela por fin aceptaba lo mío con Bella y se volvió nuestra amiga. Jacob y Carlie ya no me odiaban e inclusive me llevaba mucho con Jacob quien ya me agradaba más que Emmett o cualquier otro amigo de Roma.

 

El asunto que me preocupaba ahora era la salud de mi padre. Se sentía un poco raro. Le dolía el pecho. Me sorprendía ya que él era muy sano. Incluso mamá estaba muy extrañada y le pidió q ue fuese al médico.

 

-Está bien iré- había dicho-. Pero antes iré a la tintorería a recoger mi traje, necesito ir a la inauguración del hotel Cullen

 

Gruñí ante eso. Detestaba a esa familia. Papá era íntimo amigo de Edward Cullen, el dueño de allí quien era mi padrino de bautizo. Por eso me llamaba Edward, por aquel hombre. Él me caía bastante bien pero su hijo Adrián era un demonio, lo odiaba intensamente. Cada maldita vez que lo veía tenía la extraña sensación de que arruinaría mi vida en cualquier momento.  Por fortuna no había tenido que verlo ni una sola vez desde que llegué a Manhattan.

 

Hoy, no había sido un buen día. Casi no estuve con Bella por culpa del maldito festival que se hizo por el aniversario de la escuela. A Bella le tocó un puesto  y a mí en otro. Recordaba cuando Jacob me hizo una broma bastante desagradable un día antes del evento. Me dijo que Bella estaría en el puesto de besos. Me alteré demasiado pero por fortuna estábamos nada más los dos cuando eso sucedió y Bella jamás se enteró.

 

En el festival aproveché que la presidenta del consejo estudiantil no me vigilaba para poder ir un rato con mi princesa. Me había tocado muy lejos de ella y necesitaba verla aunque fuese un pequeño momento. Cuando logré llegar  hasta ella la presidenta me atrapó y me reprendió severamente. Cuando estuvimos lejos coqueteé un poco con ella para que no me pusiera una sanción. Me sentí culpable después porque no debí hacer eso. La chica se podía ilusionar. Se notaba claramente que yo le atraía. Pero bueno, solamente le sonreí y le hice cumplidos, nada más.

 

Después de ese día llevé a Bella a su casa y me fui a la mía. Me puse a conversar un poco con Nana e hice la tarea. Después comí y me duché. Cuando me dispuse a ver televisión sonó el teléfono; era Bella. Bianca y yo nos pusimos a platicar con mi novia. Mi princesa era demasiado divertida y agradable, sin duda mi amor por ella crecía a cada momento. Cada vez estaba más convencido de que ella sería mi esposa.

 

Cinco minutos después de que colgó mi nana me dio una idea genial;  invitarla al cine. Por internet busqué los estrenos de las películas y encontré una que me llamó la atención. Era de ciencia ficción pero seguramente a Bella le gustaría. Ella detestaba las películas románticas.

 

Una vez que escogí la película, decidí llamarla pero sonaba ocupado. Seguramente estaría hablando con Carlie o con su hermana así que decidí esperar unos diez minutos. Vi televisión durante unos segundos pero algo me decía que debía buscarla. Comenzaba a sentirme inquieto. Salí de mi casa y comencé a conducir hacia la casa de Bella.

 

 En el camino intenté llamarla de nuevo y ella contestó rápido.

 

-¿Sí?- sonaba tranquila. Nada le pasaba y yo estaba siendo un paranoico. Sonreí.

 

-Amor… Quería invitarte al cine, hay una película bastante buena que quiero ver y…

 

-Edward, disculpa, pero ahora no- me interrumpió. Sonaba desganada y me angustié.

 

-¿Qué sucede?

 

Oí como suspiraba

 

-Voy en camino hacia un hospital

 

-¡¿Qué te pasó?!- grité con pánico. A mi princesa no podía sucederle nada porque si no yo moría.

 

-A mi nada, pero si a mi mamá… Le dio un ataque de nervios y está internada… Voy a ir a verla

 

-Oh mi amor… ¿Quieres que te lleve?- pregunté aliviado y preocupado a la vez. 

 

-Voy en camino ya, estoy en un taxi

 

-Isabella- gruñí. No me gustaba que mi novia estuviera sola en la calle.

 

-¿En qué quedamos? Me ibas a decir Bella- intentó bromear pero no le salió. Mi pobre Bella estaba mortificada por su madre.

 

-Bueno, Bella… ¿Por qué te has ido en un taxi? ¿No te parece que puede pasarte algo?- pregunté molesto aun.

 

-Edward, no estoy para tus regaños, entiéndeme

 

Esas palabras me desarmaron. Era cierto. Debía entender su preocupación. Yo era un egoísta… Aun así seguía sin gustarme que estuviese en un taxi sola.

 

-Bueno amor, es cierto… Solo por esta vez te la paso, ¿A qué hospital vas a ir?

 

-No es necesario que vengas

 

-Claro que sí, quiero estar contigo

 

-De verdad no es necesario- insistió.

 

-Voy a buscarte en cada hospital de Manhattan si no me dices- la amenacé.

 

-Hospital Roosevelt- murmuró. Era una coincidencia. Mi padre iba a estar ahí porque iba con el médico-. Ya voy a llegar, no vivo tan lejos de allí

 

-Perfecto… Voy para allá- avisé. Sabía dónde estaba ese hospital. Quedaba un tanto cerca de la casa de Bella. Me quedaban unos veinte minutos para llegar.

 

-¿Sabes encontrarlo?

 

-Sí, estoy cerca además, mi padre iba a ir hoy a ese mismo hospital de hecho… Tiene asuntos que atender

 

-No me digas que…

 

-No, nada peligroso… últimamente se ha sentido raro, necesita revisión… Bueno amor, nos vemos en el hospital

 

-Sí 

 

-Te amo, no lo olvides, estoy contigo- le dije antes de colgar. Estaba muy preocupado por mi niña. Debía estar sintiéndose muy angustiada por su mamá y sinceramente yo también. Esme era una excelente persona. Era una señora muy dulce y muy maternal. Mejor madre no podría tener Bella.

 

Lo único que me extrañó un poco de ella fue el día en que la conocí y le dije mi apellido. Casi se muere atragantada. Seguramente sería una de esas personas que relacionan Vulturi con la mafia. Pero… Gracias al cielo, ese apellido era común y varias familias lo tenían*.  Tuve que mentir sobre el nombre de mi padre. Le dije que era Eric Vulturi, el dueño de una cadena de restaurantes en Italia. Eric Vulturi si existía para mi buena suerte y era el dueño de restaurantes en realidad, así que técnicamente no mentí.

 

Dije la mentira porque tuve miedo de que el trabajo de mi padre hiciera que Esme tomara la decisión de alejarme de ella. Yo no soportaría el estar lejos de mi niña y no me importaba mentir para conseguir estar junto a ella. mi Bella, no desmintió lo que dije lo cual fue un alivio pero al despedirnos me preguntó sobre eso y yo le expliqué la situación. Ella lo entendió y eso me hizo amarla muchísimo más. Había encontrado otra virtud más en ella. Bella era prudente.

 

Unos minutos más tarde- los cuales me parecieron una enorme eternidad- llegué al hospital Roosevelt. Estacioné el auto y llamé a Bella antes de bajarme.

 

-¿Sí?

 

-Amor, soy yo- le dije-. ¿En dónde estás?

 

-Sala de espera

 

-Perfecto, ahora mismo voy

 

-Te espero

 

Me bajé del auto para luego entrar al hospital. Al llegar a la recepción le pregunté a una enfermera en dónde estaba la sala de espera. Para mi mala fortuna ella era joven y no dejaba de comerme con la mirada e incluso me pidió mi número. Sinceramente me dio miedo y decidí preguntar a otra quien me dijo lo que necesitaba. Me largué de allí antes de que esa enfermera me alcanzara.

 

Después de unos minutos llegué a la sala de espera. allí estaba mi Bella. Corrí hacia ella y la abracé como si con eso pudiese protegerla. Mi niña enterró su cabeza en mi pecho

 

 -Siento lo que pasó… No te angusties bebé, tu madre va a estar bien- susurré en su oído, quería que se calmara. Después levanté la vista y me quedé confundido. Allí estaba mi padre; lucía demacrado e incluso lloraba-. ¿Papá?

 

-Hijo, ¿Qué haces aquí?

 

-¿No es obvio? Vine a acompañar a Bella, ¿Tú qué haces aquí? Yo pensé que estarías en consulta ahora mismo

 

-Tu padre trajo a mi mamá al hospital- me explicó Bella.

 

-¿En serio?

 

-Sí, ambos nos encontramos en la tintorería, ella se desmayó y la traje- me dijo papá.

 

-Eso puedo entenderlo porque me dijiste que ibas a ir a recoger un traje,  lo que no me explico es por qué estás llorando- le dije extrañado. Mi padre estaba muy afectado-. ¿La conoces?

 

Mi novia volteó un poco para mirar a mi papá.

 

-No quiero hablar de eso- me contestó nervioso. Los labios le temblaban y supe que algo ocultaba. Alcé una ceja y Bella me volteó a ver

 

-Familiares de la señora Platt- anunció de repente un doctor. Todos nos apresuramos a ir con él.

 

-¡¿Cómo está?!- preguntó papá demasiado alarmado. Parecía que iba a matar al doctor y eso no era bueno. Realmente debía estar angustiado para ponerse así. Quería saber de una maldita vez que estaba pasando, por qué hacía tanto alboroto. Ese viejo rara vez se preocupaba por algo o por alguien.

 

-Díganos como está- dijo Jane. Ella sonaba más tranquila.

 

-Ya está mejor por fortuna… Lo que le pasó solamente fue una gran sorpresa que hizo que se desmayara, también tuvo otro un ataque de nervios después de que despertó, pero por suerte no fue nada grave y ahora mismo podrá irse… Solo tiene que reposar un rato- respondió el médico.

 

Todos suspiramos aliviados.

 

-¿Podemos pasar a verla?- preguntó mi niña. Me alegré porque ya no estaba preocupada.

 

-Claro que si…

 

-Voy a verla- me avisó ella. Yo asentí. No quería separarme de ella pero debía dejarla ir. La esperaría.

 

-Síganme entonces…

 

-Yo la quiero ver- afirmó Carlisle. Yo negué con la cabeza. Ese cabrón tenía que explicarme las cosas y ahora mismo.

 

-No papá, tú te quedas aquí y me explicas que sucede

 

-Pero hijo…

 

-Te quedas- lo corté.

 

Mi niña me sonrió cuando Carlisle se resignó a quedarse aquí. Después de eso se fueron me puse las manos en la cintura.

 

-Bueno papá, ¿Me vas a decir qué coño te está ocurriendo?  ¿Qué diablos te ocurre? ¿Te dijeron que te vas a morir al fin o estás preocupado por la señora Esme?

 

Mi padre no se rió de mi broma. Era por Esme. Él siempre se reía cuando yo le decía cosas de su muerte.

 

-No estoy para tus bromas hijo mío, necesito verla, me muero de angustia

 

-Dime lo que ha pasado

 

-Me la encontré en la tintorería, se desmayó al verme- dijo con un hilo de voz.

 

-¿Por qué te afecta tanto?- crucé los brazos-. Sí, es la madre de Bella, ella es muy buena, pero se supone que nadie se pone así por alguien desconocido, a menos que te sientas culpable

 

-Inmensamente culpable, más de lo que imaginas- sollozó.

 

-Joder… Eres el mafioso más peligroso que hasta el FBI respeta por temor a que hagas algo, has asesinado gente sin contemplaciones, sin piedad ¿Y te sientes culpable por hacer desmayar a alguien?  No te entiendo Carlisle Vulturi, de verdad no te entiendo

 

-Es la mujer que amo- me confesó llorando amargamente. Me quedé paralizado ante su confesión. Ahora podía entenderlo-. Ella es la mujer de la que me enamoré, ahora me siento completo por haberla visto, pero le sucede algo, no hay dolor más grande en el mundo que verla mal

 

-Te comprendo- susurré.

 

-¡Voy a verla!- exclamó-. Ya no aguanto más

 

Dio media vuelta y se fue prácticamente corriendo.

 

-Detente papá, no sabes dónde está el cuarto…

 

-Eso me tiene sin cuidado- respondió bruscamente. Lo seguí tratando de ir a su misma rapidez-. Voy a buscar a Esme y ella será mía- afirmó antes de detenerse ante una puerta 

 

-¡Papá detente!- exclamé-. Es la mamá de mi novia

 

-No Edward, la veré y punto- dijo Carlisle. Abrió la puerta con brusquedad sin importarle si era la habitación de Esme o no.

 

Me sorprendí al ver que sí lo era. Mi padre y Esme se miraron a los ojos unos segundos y luego lloraron.

 

Mi papá corrió hacia Esme y la llenó de besos ante nosotros. Bella estaba alucinada con esto al igual que Jane. Yo entendía un  poco a mi padre pero me daba una vergüenza muy grande con mi novia ya que esta no debía estar enterada de nada. No miré a mi novia más. Me quedé observando la escena tan rara que estaba frente a mí.

 

-¡¿Qué ocurre aquí?!- cuestionó Jane.

 

-Mi amor- sollozó mi papá mientras besaba más a Esme-. Te encontré… Por favor dime que estás bien…

 

-Lo estoy Carlisle, lo estoy, suéltame

 

-No, nunca- contestó Carlisle.

 

-Por favor

 

Carlisle se apartó de Esme y en ese momento entró el médico a exigir que abandonáramos la habitación. Esme se negó porque tenía algo que decir, una verdad, para ser exactos. Mi padre amenazó de muerte al doctor para que se fuera.

 

Después de que salió me decidí a escuchar que tenía que decirnos pero Jane preguntó algo.

 

-Mamá, solo una pregunta… ¿Él es Carlisle?

 

Esme asintió antes de responder.

 

-Sí, ¿Por qué?

 

-Pero él es Eric, el suegro de Bella, y el padre de Edward

 

-Yo les mentí respecto al nombre de mi padre- confesé Edward. Teníamos que dejar las cosas claras aquí

 

-¿Qué?- Esme parecía angustiada.

 

-Le dije que Eric Vulturi es mi padre para que no me apartara de ella… Yo sentí que usted conocía a mi padre y que por eso se atragantó al oír mi apellido… No quería alejarme de Bella y por eso mentí…

 

-No puede ser, entonces Edward y Jane son…- susurró Esme. A la mitad de la frase se quedó y mi corazón se detuvo por un instante… ¿Ella iba a decir hermanos o solo era mi imaginación?

 

-¡¿Ella es mi hija?!- preguntó mi padre quien observó a Jane. Yo estaba boquiabierto… ¿Jane mi hermana? ¿En qué clase de mundo vivía? ¿Mi cuñada era mi hermana? ¿Qué rayos sucedía aquí?

 

Esme sollozó y asintió otra vez.

 

-Sí, Carlisle, ya no puedo más con esto…

 

-¿Por qué no me dijiste nada?- reclamó papá.

 

-Quería a mi hija lejos de todo esto- admitió Esme.

 

-¡¿Pero qué mierda pasa?!- gritó Jane-. ¿Me estás diciendo que soy hija de este señor?

 

-Sí… Eres hija de Carlisle

 

-Yo me voy de aquí- susurró Bella antes de irse. No la detuve porque apenas si podía reaccionar. Necesitaba saber todo esto, además mi niña era prudente, no saldría del hospital. Ella no querría darme un susto en un momento así.

 

-¡¿Por qué no dijiste nada Esme?!- bramó mi papá-. Yo te amaba, un hijo tuyo y mío era lo mejor que podía pasarme a pesar de ser jóvenes y lo sabías, ¿Por qué lo hiciste?

 

-Ya te dije mis razones Carlisle…

 

-Tú ibas a ser mi esposa, Esme, pero te arrepentiste, me dejaste sin más… Te busqué como loco y cuando te hallé te habías casado con Charlie Swan quien se suponía que era tu mejor amigo y esperabas un hijo, pero estabas embarazada de mí y ella- señaló a Jane-. Es mi hija y no me dijiste nada

 

-La quería lejos de ti, de tu mundo- se defendió Esme.

 

-Pero soy su padre… Yo te amaba y te amo, tenía derecho a saber la verdad

 

-¿Cuántas veces te tiene que explicar que se alejó por qué eras mafioso?- pregunté enojado. Mi papá me miró incrédulo.

 

-¿Tú soportarías que Isabella te dejara sin explicaciones y después de treinta y tres años te enteras de que tuvo un hijo tuyo?

 

-Eso es muy distinto papá, yo no soy un mafioso

 

-¡Bella no puede embarazarse nunca de Edward!- gritó Esme totalmente alterada-.No, eso nunca podrá ser, mi hija se alejará de ti, yo me encargaré de que así sea

 

La miré con pánico.

 

-No, Esme, por favor no- le supliqué.

 

-Ellos no tienen la culpa- gruñó Carlisle-. No los metas en esto, están juntos, este asunto es entre tú, yo y Jane y el nieto que va a darnos… Es muy notorio que está embarazada

 

-¡Yo no quiero estar en este asunto!- chilló Jane-. Yo no sabía nada de esto

 

Carlisle miró con cariño a su hija.

 

-Con razón sentí algo especial al verte- le dijo llorando mientras se acercaba lentamente a ella-. Tienes mis ojos también, eres muy hermosa como tu madre, tú debes ser Jane Vulturi, eres mi hija

 

-¡Yo soy Jane Swan!- gritó mi cuñada o mi hermana. Ya no sabía que pensar-. Yo a usted no le conozco de nada… ¿Cómo pretende creer que soy su hija por la simple palabra de mi madre?

 

-Se te nota con solo verte- contestó mi padre. A estas alturas deseaba vomitar. Dichosa Bella que no se dejó llevar por la curiosidad y salió de aquí a tiempo-. Además las fechas coinciden

 

-Bien, yo me cansé de esto- les dije-. Arréglense entre ustedes como puedan, me voy con mi novia

 

-¡Tú no vas a ninguna parte muchacho!- gritó Esme. La miré con los ojos entrecerrados. Lamentaba ser grosero, pero nadie me impedía ir a ver a mi princesa.

 

-No me puede impedir estar con ella, supere su miedo a la mafia por favor…Además yo no estaré allí

 

-Creo en ti Edward- me dijo Esme-. Pero… No puedes estar con Bella, no puedes… Me espanté al saber que eras hijo de Carlisle porque… Tú y mi hija son familiares

 

-¡¿Qué?!- gritamos Jane, Carlisle y yo al mismo tiempo.

 

-Ella no es mi hija- dijo mi padre-. ¿De dónde pueden ser familiares?

 

-Explica eso- le exigí.

 

-Jane se embarazó a los quince años de un novio que tuvo en la preparatoria, de hecho es el padre del bebé que espera

 

Carlisle gritó.

 

-¡¿Mi hija qué?!

 

-Me embaracé a los quince años- dijo Jane con voz baja, pero algo siniestra-. Pero no veo porque deban mencionarlo

 

-Mataré a ese tipo, ¿Cómo se atreve a embarazarte tan joven?

 

-No pretenda ser mi padre ahora- gruñó Jane-. A usted poco le importa lo que me ocurrió o no, quizás no fuese su culpa que yo creciera apartada de usted pero no pretenda ser mi padre y tú mamá, no menciones cosas que me duelen, amaba a mi pequeña y me duele haberla dado en adopción

 

-No lo diste en adopción hija- la corrigió Esme-. La hemos tenido con nosotras durante diecisiete años

 

-¡¿Qué?!- gritó Jane-. Eso es absurdo, Bella no es mi hija ¿O sí?

 

A Esme se le llenaron los ojos de lágrimas y asintió.

 

-Bella es el bebé que llevabas en el vientre, ¿No te has dado cuenta del parecido que tiene contigo y que su personalidad es algo parecida a la de Alec? Y si me preguntas sobre sus ojos, ella no los sacó de Charlie, los sacó de mi madre, tu abuela… Su color de ojos fue muy conveniente para que no te dieses cuenta de que Bella era tu bebé…

 

-¡No!- gritó Jane-. ¡No, no!

 

-No puede ser- susurré con dolor. Si Bella era hija de Jane y esta era mi hermana, entonces Bella… Era mi sobrina.

 

Comencé a desesperarme, a volverme loco.

 

-¡Eso no es posible!- le grité a Esme-. No, no lo es

 

-¡No!- dijo Jane-. Tú tuviste a Bella el quince de mayo al igual que yo… Tú fuiste quien trajo a este mundo a Bella, yo no

 

-Mi bebé se murió- confesó Esme-. ¿No recuerdas que mi embarazo era de alto riesgo y nació prematuramente?

 

-Pero tenías ocho meses mamá, un bebé sobrevive

 

-Acababa de cumplirlos, Jane- sollozó mi suegra-. Perdí a la criatura... Nació muerta pero tu bebé había nacido bien, pero como querías darlo en adopción Charlie y yo tomamos la decisión de adoptarla nosotros y le pusimos el primer nombre que tú querías ponerle a tu bebé, o sea a Bella

 

-Isabella Carlie- susurró Jane-. El nombre de mi bisabuela y el nombre de la madre de Alec, por eso quería ponerle así cuando no pensaba en darla en adopción… Recuerdo que me enojé cuando a Bella le pusieron Isabella como a mi bebé

 

Yo mientras estaba dando vueltas como loco por toda la habitación. Mi novia no podía ser mi propia sobrina… Yo la amaba con todas mis fuerzas. Mi vida no estaba siendo justa, no lo estaba siendo… ¿Esto acaso sería mi castigo por haber sido tan promiscuo, por jugar con las mujeres a mi antojo? Ahora mismo iría a una iglesia a confesarme si con esto hacía que todo fuese una asquerosa mentira.

 

-Isabella es tu hija y por lo tanto Edward es tío de ella y no pueden estar juntos- concluyó Esme.

 

-Esto es horrible- musitó Carlisle-. Hijo, lo siento…

 

-No digas nada papá- contesté aturdido. Ahora no podía llorar ni gritar ni hacer nada. Necesitaba ver a Bella y fingir que todo estaba bien, fingir que me preocupaba que ella estuviese fuera cuando era todo lo contrario y a la vez era verdad. Estaba feliz de que no hubiese escuchado esto. Ella estaba más segura afuera-. Iré con Isabella

 

-Tienes que terminar con ella rápido- me advirtió Esme-. La quiero lejos de ti así como quiero a Carlisle lejos de mí

 

-No seas insensible, Esme- la regañó Carlisle. Jane lloraba a más no poder-. Edward ama con locura a Isabella, así como yo te amo a ti… No le pidas que asimile esto tan rápido, por favor y no me alejes de ti

 

-Voy a terminar con Isabella- dije con amargura. Quería echarme a llorar pero no podía. Mis sentimientos eran tantos que me bloqueaban por completo.

 

-No le digas nada  esta verdad a Bella- me suplicó mi suegra-. La matarás si le dices esto, por favor júrame por la vida de Isabella que no dirás nada

 

-Pero tiene que saberlo- susurré. La agonía me estaba matando. No sabía que pasaba conmigo. En mi pecho se estaba formando un sentimiento de dolor demasiado grande. Pero no podía llorar, no podía hacer nada. Estaba paralizado, sin poderme creer lo que pasaba. Aturdido, así me encontraba.

 

-La matarás- me chantajeó. Yo no podía hacerle esto a mi niña así que no tuve que hacer más que jurar, pero no por su vida-. Ella sufrió cuando me divorcié de su padre… Yo no pude seguir con él porque nunca lo amé pero esperamos a que Bella creciera un poco para que no sufriera tanto, no lo logramos, sufrió… Ella es fuerte, pero te ama y la matarás si le dices que eres su tío, jura que no dirás nada de esto por favor

 

-Lo juro

 

-Por la vida de ella

 

-Nunca haré un juramento por su vida, pero tiene mi palabra de que no diré nada, lo juro por mi vida

 

-Jura por ella

 

-¡Esme!- gritó Carlisle con dureza, con su tono de mafioso. No había amor en su voz ahora.

 

-No voy a jurar por la vida de la mujer que amo, los Vulturi tenemos palabra, debes saberlo

 

Y sin más distracciones salí de esa habitación. Busqué a Bella sin querer encontrarla realmente. Si la veía me iba a destrozar. Le tenía que romper el corazón para poder dejarla y eso era horrible. Su dolor haría que el mío fuese peor de lo que ya era.

 

De repente me sentí desesperado. Deseaba acabar con esto de una vez.

 

-¡Bella, Bella!- grité cuando iba a entrar a la sala de espera. allí estaba mi niña, tan hermosa, tan tierna como siempre. Mis ganas de llorar al fin llegaron, pero me contuve por el bien de ella y de cierta manera por el mío. Quería fingir que estaba todo bien, que ella era mi novia-. Tonta ¿Por qué te has ido?

 

-Yo… No quería interrumpir, es asunto de los tres, no mío

 

-Aun así, no quiero que vuelvas a hacerme esto… No soporto que me des estos sustos- le mentí. Maldita sea, le mentí. Si fuese un día normal le estaría diciendo la verdad. Yo no soportaba tenerla lejos de mí, pero ahora la deseaba lejos por su bien.

 

-Quiero irme a mi casa, mi madre está bien, yo ya no tengo nada que hacer aquí…

 

-Está bien, vamos

 

Ambos nos fuimos sin más, sin avisar a nadie. Bella me miraba un poco  extrañada pero no me dijo nada. Seguro pensaba que estaba un poco impresionado aun por lo que su madre me dijo y tenía más razón que un santo.

 

-¿Cómo está ese asunto de que mi hermana es tu hermana también?- me preguntó Bella cuando estuvimos en mi coche. Deseaba estar en el estado de aturdimiento de nuevo. No quería explotar frente a ella.

 

Suspiré.

 

-Esme y Carlisle se conocieron cuando eran jóvenes… Se enamoraron, pero ella lo dejó cuando se enteró de que era un mafioso…  Pero Esme se quedó embarazada de él pero no se lo dijo y Charlie   quien era su mejor amigo en ese entonces  le propuso matrimonio para darle una familia al bebé y alejarlo de la mafia… Hicieron pasar a tu hermana como hija de Charlie Swan cuando nació y ese es el fin de la historia- le conté. No todo era verdad. Esme no dejó a Carlisle cuando se enteró que era mafioso, pero no contaría nada más. No me interesaba hacerlo.

 

-No puede ser- susurró ella. Moría por besarla, por decirle que estaría todo bien pero no podía-. Con razón mi madre evita hablar de los mafiosos, los detesta

 

-No, no los detesta… Le recuerdan a su pasado con Carlisle… Bella, mi padre tiene a alguien que le impide amar a mi madre… Esa mujer es Esme

 

-¿No estás enojado?- preguntó asustada. Mi niña… Siempre tan tierna.

 

-No mi amor, no estoy enojado-sonreí a duras penas-. Estoy aliviado, por fin la conozco… Mi padre no pudo haber elegido a una mejor mujer…

 

-Mi madre es una buena persona- dijo-. Y muy bonita, pero… No me imaginaba que nunca amó a mi papá… Se veía afectada cuando se divorció

 

-Por la culpa- murmuré. Suponía que Esme aun amaba a papá -. ¿Nunca te preguntaste por qué se divorciaron?

 

-Nunca hubo peleas, pero  se divorciaron porque ya ninguno de los dos se amaba

 

-Esme nunca pudo olvidar a Carlisle y por eso le dijo a Charlie que ya no podían seguir… Ya te tenían a ti pero esperaron a que crecieras un poco para que no te afectara tanto, me lo dijo Esme, cuando estábamos en el hospital

 

Me quedé sin saber que decir. Me sorprendía que Esme confesara todo. Tenía que tener una buena charla con mi padre.

 

-Entonces mamá nunca quiso a mi papá y sufrió cuando se divorciaron por la culpa que sentía- sugirió. Yo asentí.

 

-Sí… Exactamente como tú dices- o eso creía. Demonios quería explotar, no inventar mentiras sobre Esme para distraer a Bella.

 

En ese momento dejé que las lágrimas se me escaparan. No iba a soportarlo más. Le tenía que romper el corazón rápido. Tal vez se sanara con el tiempo. Si le decía que no la amaba, ¿Estaría bien? No, no le haría tal cosa. No podía mentir de esa manera. Además, descubriría fácilmente la verdad porque en mis ojos, en mis acciones se notaba que me moría de amor por Isabella.

 

-¿Qué te pasa Edward?- se veía asustada. Yo era un monstruo por lo que iba a hacerle.

 

-Ya no aguanto… Te lo tengo que decir

 

-Me estás asustando…

 

-Tu madre me quiere lejos de ti- le dije con voz temblorosa-. Después de contar su historia me advirtió que no te volviese a molestar, Carlisle protestó al igual que yo… No te quiero fuera de mi vida así como mi padre no quiere a Esme fuera de la suya

 

-Ella no va a impedirme que este contigo Edward… Mi mamá entenderá que no estás en la mafia, ¿No se lo dijiste?

 

-¡Se lo dije Bella!- grité-. Se lo dije… No me quiso escuchar, me dijo que me alejara inmediatamente de ti, que no podíamos estar juntos

 

-No te angusties, nadie nos va a impedir que estemos como hasta ahora

 

-Si tu madre no me acepta no podemos, no quiero que tengas problemas con ella… Quiero estar contigo pero si eso implica hacerte quedar mal con tu familia…

 

-¡¿Me estás dejando?!- exclamó. Me partía el alma verla así de alarmada.

 

-No lo sé

 

-Detén el auto Edward- me pidió.

 

Como ella quería. Estacioné el auto enfrente de no sé dónde.

 

-¿Me estás dejando?- me preguntó. Asentí con todo el dolor del mundo y con pánico de perderla.

 

-No quiero que tengas problemas con ella- contesté a punto de romperme en pedazos. Las lágrimas corrían ya por mis mejillas pero esto no suponía ningún alivio para mi dolor -. Si no te dejo vas a ser muy infeliz

 

-¿Y no te has puesto a pensar en que voy a ser infeliz sin ti?- gritó a punto de llorar también. Quería explotar, decirle la verdad.

 

-No creo que me ames tanto como para eso… Tú no querías enamorarte de mí… Vas a superarlo, eres una chica fuerte- le dije. Yo era un desgraciado. Ella me amaba con todas sus fuerzas ¿Y yo qué hacía? Le rompía el corazón de la manera más cruel.

 

Isabella se quedó atónita ante mis palabras. La comprendía.

 

-Dices que no te amo… ¿Verdad?

 

-Voy a decirte la verdad… Tengo una razón muy poderosa para dejarte… Lo de tu madre es solo una parte… No podemos estar juntos, pero no puedo decirte, juré callarme esto- confesé. Eso era todo lo que podía decirle. De mis labios ya no escaparía nada más 

 

-¡Dímelo!- exigió.

 

-No voy a decirte, no insistas Isabella

 

-¿Por qué me estás dejando?- sollozó.

 

-Créeme que yo no quiero, mi amor, no quiero- gimoteé. Yo ya veía borroso por las lágrimas-. Pero tengo que hacerlo… Sé que te vas a recuperar, yo no porque te amo como un desquiciado

 

Eso era más que cierto… La amaba como un loco, la necesitaba para respirar, para estar vivo. Ella era mi todo.

 

-¿Y tú crees que yo no te amo de esa forma?- me reprochó-. ¿Crees eso solo porque no me la paso diciéndotelo a cada cinco minutos como tú haces conmigo? Haces muy mal Edward, haces muy mal en pensar eso de mí…  Yo te amo como una idiota, eres lo más importante para mí y me duele mucho que dudes del amor que te tengo, por ti hice muchas cosas que juré que no haría… Vencí mi estúpido miedo al amor, el asco ¡Todo! Todo lo hice por ti…

 

-Mi amor…- susurré. No quería que pensara eso de mí. Yo no dudaba de su amor.

 

-Mi amor nada, me estás dejando

 

-Bella, por favor, yo…

 

 -Déjame en paz- dijo mientras intentaba abrir la puerta. Mi niña se había quitado el cinturón sin que me diese cuenta.

 

-No, mi amor, no te vayas, te tengo que llevar a casa…

 

-Ya no quiero nada de ti- espetó y me sentí morir-. No puedo creer lo tonta que he sido… Creí por primera vez en mi vida que amar era algo bueno, pero no, solo hace sufrir… No me detengas Edward, me quiero ir

 

-No te vas a ir sola- sollocé-. Es peligroso, mi vida

 

-¿Mi vida? ¿Cómo te atreves a decirme así cuando me estás lastimando de esta manera? Me estás terminando por una tontería

 

-No es una tontería- repliqué, aunque en el fondo estaba por mandar a la mierda esto y hacerla mía sin importarme nada. Ambos nos amábamos como dos desquiciados y nos necesitábamos. No podíamos separarnos así.

 

-Como sea, me voy sola

 

Ella logró abrir la puerta pero la sostuve por un brazo para que no se escapara. Luchó para librarse de mí y lo consiguió.  Cuando estuvo afuera comenzó a correr lo más rápido que pudo. Yo salí detrás de ella gritándole, pero a ella no le interés

 

Cuando ella cruzó la calle se tropezó lo cual me llenó de pánico y de alivio. Pánico porque se hubiese lastimado y alivio porque la alcancé. La tomé por la cintura y sentí por mi cuerpo esa misma sensación de electricidad que recorría mi cuerpo cada vez que la tocaba.  La levanté.

 

-No te vayas, princesa, no lo hagas, no huyas así de mí-susurré en su oído.

 

-Suéltame Edward- gruñó-. Lo nuestro se acabó

 

-Lo sé, pero no puedo evitar amarte de esta manera, te necesito para vivir- le dije desesperado.

 

-Eso lo hubieses pensado antes de dejarme- respondió apartándose bruscamente y me volteó a ver-. No quiero que vuelvas a hablarme Edward Vulturi, todo se acabó 

 

En ese momento perdí el control de mí mismo y exploté ante la atónita mirada de la gente.

 

-¡No Bella! ¡No se acabó lo nuestro! Eres mi princesa y te quiero conmigo, ignora lo que dije, no me puedes dejar, mi vida… Preciosa no me dejes- supliqué aferrándome a ella. bella quiso apartarse pero yo la tenía aprisionada entre mis brazos.

 

-Sueltame, me das miedo, ¿Qué ocurre?

 

-Tú no me vas a dejar- dije como un loco-. Yo no te voy a dejar, vamos a estar juntos

 

-No, yo ya no quiero nada contigo

 

-Por favor no me digas eso, por favor no… Bella por favor, yo te amo, por favor no digas eso… Si quieres golpéame por lo que te dije, yo no quiero dejarte

 

-Edward, la gente te mira- me dijo molesta-. Ya por favor, cálmate, me espantas

 

-No me pienso calmar- contesté con histeria-. ¡No me importa que me oiga todo el mundo!- grité-. ¡Quiero que sepan que te amo y que nada me importa si no estás conmigo!

 

Intenté besar a mi niña pero no sé cómo hizo que me pateó en mi parte débil y me caí al piso casi muriendo de dolor. No pude evitar que Bella escapara de mí. Tenía toda la razón del mundo en querer escapar, pero ella corría peligro en la calle.

 

Una vez que se me pasó el dolor un poco me regresé a mi coche. Seguramente Bella ya habría cogido un autobús y se marchó a casa. Cuando llegué al Ferrari me puse a llorar como un pequeño niño, descargando todo mi coraje.

 

Intenté llamar varias veces a mi preciosa pero nunca me respondió y mi angustia crecía con cada segundo. Regresé a mi casa y cuando llegué volví a llorar. Nana no estaba para colmo. Hoy era día de ir al supermercado.

 

Aproveché que no estaba para ir por vino que Nana a veces utilizaba para cocinar. Quería olvidar todo mi dolor y que mejor que el vino. Yo no había tomado desde hacía tiempo pero estaba bien tomar solo un  poco.

 

No sé cuánto tiempo después ya me había tomado una botella y media de vino. Cuando Nana llegó me regañó fuertemente y quiso impedir que tomara pero me fui a encerrar a mi cuarto a tomarme el resto de la botella.

 

Durante toda la noche llamé a mi princesa y cuando me contestó fui el hombre más feliz.

 

-¿Sí?

 

-Bella, mi amor… Contestaste- le dije-. Te amo nena, perdóname

 

-¿Qué diablos te sucede Edward? - preguntó molesta-. Son las tres de la mañana, además, ¿Por qué estás tomado?

 

-Por… Por ti- sollocé-. No te quiero lejos de mí… Eres mi princesa

 

-Mira- suspiró-. No me interesa oírte, me dejaste cuando yo te amaba, ¿Pero sabes qué? Ya no será así, voy a olvidarte muy pronto, te lo juro

 

-¡No! Bella, yo te amo… No puedes…

 

Después de eso me colgó y yo me eché a llorar como niño chiquito. En ese momento mi puerta se abrió bruscamente. Eran mis padres.

 

-¡Hijo!- exclamó papá antes de ir a abrazarme.

 

-Papá, yo la amo- le dije aferrándome a él.

 

-Eddy- sollozó mi madre viniendo conmigo-. No te pongas así, mi amor… Me preocupas

 

-¿Desde cuándo te preocupas por mí?- le pregunté enojado. Mamá sollozó-. A ti no te interesa lo que me pase así que largo

 

-Edward Alessandro, no seas grosero con tu madre- me reprendió mi padre mientras me soltaba-. Entendemos por lo que estás pasando pero ¡Ya cálmate!

 

-Claro que me importas hijo- replicó mamá-. Yo te amo a ti y tu hermana, seré una mala madre, quizás no los atendí mucho cuando eran bebés, pero eso es porque no me gusta cuidar niños… Pero los amo, son lo más valioso en mi vida, siempre estuve pendiente de ustedes, exigiendo a su nana que los atendiera como debía, siempre estaba detrás de ustedes sin que se diesen cuenta

 

-Mamá- dije con un hilo de voz-. Mami, abrázame, me siento muy mal, te necesito

 

-Aquí me tienes cariño

 

-Amo a Bella

 

-Déjame a solas con mi niño, Carlisle- le pidió mi madre a papá.

 

-Pero…

 

-Quiero estar con él- gruñó Renata-. Quiero demostrarle a mi hijo todo lo que no he podido

 

-Está bien- suspiró papá antes de salir.

 

Esa noche mi madre se quedó conmigo, consolándome, diciéndome que todo estaría bien.

 

-No renuncies a ella del todo- me aconsejó-. Haz como yo… Mantente alejado de ella pero cuídala, hazle saber que la amas y que la has dejado por su bien, ella comprenderá que la has dejado por una razón importante

 

-¿Cómo puedo cuidarla si estoy lejos de ella?

 

-Hum… Con alejado me refiero a que no la beses, no la abraces para que no comentan un incesto, pero puedes amarla, eso no está mal, tú no tienes la culpa, mi amor

 

-¿Mi papá te lo contó todo?

 

-Sí, él es muy sincero conmigo… No me ama, bueno… Lo hace, pero… No de forma intensa como a Esme… El amor que siente por mí es como el amor que se le tiene a una amiga, solo eso… Además soy la madre de sus hijos

 

-¿Tú amas a papá?

 

-Sí, lo amo con toda mi alma, pero él no lo sabe… Y nunca voy a decírselo, él ama a Esme

 

Suspiré. Ya no quería hablar de aquello. Cuando menos lo pensé ya eran las seis de la mañana.

 

-Manda un mensaje a Bella, recógela de la escuela como siempre haces

 

-¿Cómo sa…?

 

-¿No te dije que siempre estoy pendiente de ti y de tu hermana?... Parece que eres sordo- se rió-. Ahora a mandar ese mensaje… Iré a la cocina a prepararte un café, hijo… Báñate, hueles a alcohol

 

Cuando me dejó solo suspiré y comencé enviarle el mensaje a Bella

 

“Bella, pasaré por ti, no pienses que porque lo nuestro haya terminado dejaré de hacerlo. Te amo, eres mi vida.”

 

Arreglé mis cosas para ir al colegio. Cuando entré en el baño me llegó su contestación.

 

“No vas a pasar por mí, te lo prohíbo, no quiero que me vuelvas a molestar”

 

Su respuesta me llenó de dolor. Quise contestar pero no lo hice. Pararía un poco más temprano por ella. Presentía que tenía un plan para escaparse de mí.

 

Cuando me duché fui por el café que me preparó mamá y me lo tomé. Ella me exigió que comiera algo al igual que Nana pero salí de la casa, ignorándolas. Necesitaba ir a casa de Bella.

 

En el camino me crucé con papá quien me miraba preocupado.

 

-Hijo, quiero hablar contigo

 

-No creo que sea…

 

-No es sobre Bella- gruñó-. Es sobre tu seguridad, quiero que lleves un arma a la escuela

 

-¿Por qué?

 

-Me he metido en problemas con unos tipos duros, me han amenazado y mientras no los mate, no puedo dejar que te expongas, por favor llévate el arma

 

-Como quieras- puse los ojos en blanco mientras tomaba la pistola que me daba mi padre.

 

-No seas irresponsable hijo… Métela a tu mochila, por favor, no la muestres, puedes causar un accidente, solo úsala en caso de ser necesario

 

-Sí, como sea- dije antes de irme.

 

Cuando llegué a casa de Bella me encontré con algo que no esperaba para nada. Ella estaba sacando el auto de su madre. Me bajé de mi coche, muerto de miedo.

 

-Bella, baja de ahí- le ordené-. No sabes manejar

 

No me hizo caso y terminó sacando el auto. Corrí hacía la ventana para impedir que se fuera.

 

-Bella, por favor no… No manejes- le supliqué poniéndome en su ventana. Quería que se bajara.

 

-Quítate o si no te voy a lastimar

 

-Baja del auto, amor… Puedes tener un accidente

 

-No me digas así, y no… No tendré ningún accidente, déjame ir, que se hace tarde…

 

-No…

 

-Sí  

 

No me dejó contestar porque aceleró el coche y se largó. Yo corrí hacía mi coche y la pude alcanzar en un semáforo. Me las arreglé para quedar a un lado de ella.

 

-Isabella Marie Swan, es peligroso lo que estás haciendo- la regañé. Verla en un coche sola, me daba pavor. Podía accidentarse. Me retractaba de lo que había pensado… Bella no era prudente para nada.

 

-Edward Alessandro Vulturi, ¿Me puedes dejar en paz?  Tú no eres nadie para decirme que es o no peligroso, no tienes ningún derecho a…

 

-Soy el hombre que más te ama- la callé-. Por eso tengo el derecho

 

Isabella subió la ventanilla para a no seguirme oyendo. Suspiré frustrado mientras aceleraba cuando se puso en verde el semáforo. El resto del camino fui tras ella para que no le ocurriese nada. Después de un rato llegamos a la escuela. En el estacionamiento solo quedaban dos lugares libres y estaban juntos por lo tanto me pude estacionar junto a Bella.

 

-¿Por qué has hecho esto?- le pregunté matándola con la mirada. Era lo mínimo que merecía por ser tan imprudente e idiota.

 

-Porque no quiero que me traigas a la escuela, ¿Me entendiste? ¿Cómo te explico que no te quiero cerca? Me abandonaste y yo no te voy a suplicar…

 

-Be…

 

-Isabella para ti- me interrumpió. Dio media vuelta y se fue a la escuela. La seguí pero ya sin molestarla. Necesitaba su tiempo para asimilar las cosas.  

 

Cuando llegamos al aula, Bella saludó a su mejor amiga como si nada hubiese ocurrido. A mí me dolía saber que en el fondo ella estaba sufriendo mucho. Me senté en mi lugar con miedo de que Bella no se sentara junto a mí. Vigilé a Bella para ver lo que hacía, después de hablar con Carlie se fue a pedirle algo a Ángela. Seguro que era la tarea de cálculo, la cual yo había hecho ya.

 

El profesor de la primera hora Bella no se sentó conmigo y se fue a unos asientos que estaban hasta el fondo del salón. Nuestras miradas se cruzaron durante segundos y yo traté de decirle a través de la mirada lo mucho que estaba sufriendo con esta separación.

 

Al terminar la hora, Jasper fue a sentarse con ella. Los celos comenzaron a invadirme y los observé con furia. 

 

Observé como esos dos platicaban. De repente Jasper se levantó, fue a su lugar y tomó la mochila para luego sentarse junto a Bella. Lo miré boquiabierto… ¿Desde cuándo Jasper tenía tanto interés en mi Isabella? No me importaba que yo fuese el tío de ella, o incluso su abuelo. Bella era mía. Me levanté para impedirlo pero en ese momento llegó la profesora de cálculo y maldije en mi fueron interno mientras sacaba con mucha discreción el arma de mi mochila y la ponía en mi bolsa del pantalón. Quería matar a Jasper.

 

Una de mis odiosas compañeras, fue a sentarse junto a mí. Ella era igual o peor que Lauren. Esta chica se llamaba Jessica. Seguramente Bella estaría pensando cosas que no eran y estaría muerta de celos. No quería que eso pasara.

 

En esa hora ni en la que siguió volví a mirar a Bella. No quería levantarme e ir a hacer puré a Jasper

 

Cuando llegó la hora del jodido receso le dije a Jessica “Amablemente” que se largara. La chica me miró furiosa y se fue de allí. Cuando se largó me dediqué a observar a mi niña. Ella hacía la tarea junto a Jasper. No había nadie en el salón excepto nosotros tres. Esta situación era irritante.

 

Cuando faltaban diez minutos para el timbre Jasper y Bella se levantaron 

 

-Te… Te quiero confesar algo Bella- le dijo ese imbécil a mi princesa-. Pero no te lo había dicho porque estabas con Edward…

 

-¿Qué pasa?- preguntó ella… ¿Qué acaso era estúpida? ¿Qué más podía confesarle?

 

-Yo… Estoy enamorado de ti- susurró y mis deseos de matarlo se incrementaron-.Cuando me pediste que te ayudara aun no lo estaba, pero he visto cómo has cambiado, como eres ahora… También te has puesto más guapa

 

Bella se  ruborizó y yo ya estaba  que echaba espuma por la boca.

 

-Jasper, por favor…- suplicó ella.

 

-Ya sé que acabas de romper con él- el desgraciado se atrevió a señalarme. Era un desvergonzado-. Pero me esperaré un tiempo y luego haré mi lucha

 

-No puedo estar con nadie- le dijo ella. La felicité en mi mente-. No quiero estar con nadie

 

-Yo te trataría bien

 

-Entiende Jasper, no puedo sentir lo mismo que tú- no podía sentir lo mismo porque solo me amaba a mí y así sería la vida entera.

 

-Shhh… No me digas nada- contestó Jasper y sin que Bella lo esperara le dio un  beso en los labios. La furia me invadió. Ese estúpido hoy iba a morir. Nadie tocaba a Bella más que yo.  Me levanté bruscamente y caminé hacia el imbécil ese.

 

-¡¿Jasper?!- exclamó Bella, furiosa-. ¿Por qué me has…?

 

-¡Te voy a matar, estúpido bastardo!- bramé con odio. No sé qué diablos hice pero comencé a pegarle con todas mis fuerzas al maldito. Necesitaba matarlo. Nadie debía tocar a mi Bella, ella solo era mía… Era de mi propiedad, absolutamente mía… Yo era su dueño, el hombre que ella amaba. Pateé el rostro de ese infeliz-. ¡No la vuelvas a tocar, ella es mía! ¿Me has entendido?

 

-¡Edward detente!- me gritó Bella y rodeó mi cintura con los brazos.

 

-Aléjate de mí, Bella, lo voy a matar, lo voy a matar- contesté. Después me agaché y comencé a golpear la cara de Jasper con todas mis fuerzas. Casi me daba risa que el pobre no podía defenderse-. Isabella, es mía, que te quede claro, imbécil.

 

Saqué la pistola de mi bolsa. Ya lo iba a matar. Ese era el toque final para mi obra de arte. Jasper muerto en el piso como la rata que era. Yo debía eliminar a las ratas. Escuché los gritos de mis compañeras lo cual me hizo sentir bien. Esos gritos para mi eran aplausos. Me preparé para apretar el gatillo del arma.

 

-Suelta esa pistola- chilló Bella. Ella me amaba, sentía miedo por mí. Aun así mataría a Jasper.

 

-Suéltame, cuando un Vulturi dice que va a matar, va a matar

 

-Edward mírame… Por favor no lo hagas amor, no lo hagas, te amo, no quiero que te metas en más problemas, te arrestarán, suelta el arma

 

De repente reaccioné. Mi niña me amaba, no quería verme mal… La estaba asustando con mi estúpido comportamiento enfermizo. Yo estuve por matar a un compañero por celos. La volteé a ver con los ojos llenos de lágrimas. Estaba por pedirle una disculpa cuando de repente alguien me atacó por la espalda. Por el susto disparé el arma.

 

Jasper y yo nos quedamos paralizados. Al principio no comprendí lo que acababa de suceder pero después lo hice. Miré a Bella con horror.  Ella me miraba asustada y recorrió mi cuerpo con la mirada para percatarse de que no tenía ninguna herida. En ese momento me di cuenta del enorme error que había cometido. La sangre comenzó a salir por el vientre de mi niña. Le había disparado.

 

Bella pareció estar bien unos segundos e incluso me miró confundida pero después sus ojos comenzaron a voltearse

 

-Bella, mi amor- grité cuando ella se cayó y la atrapé para que no se estrellara en el suelo-. ¡Una ambulancia! ¡Una ambulancia!

 

Los gritos de los demás comenzaron a invadir el salón. El profesor de historia gritó escandalizado. Yo solo podía pensar en mi niña… Se moría, mi Bella se moría. Me mataba la angustia,  no sabía qué hacer. Mi bebé no podía morirse, no. Ella era mi vida, la necesitaba conmigo.

 

-Bella- sollocé-. No me dejes, resiste bebé, resiste mi princesa, no te mueras

 

-¡Eres un estúpido!- gritó Jasper. No le dije nada porque era más que verdad. Yo era un bastardo, un monstruo, un verdadero imbécil.

 

-¡Llamen a una ambulancia!- gritaba el maestro. Mi niña me miró con amor y con una sonrisa, parecía como si fuese a… No, ni pensarlo. Ella tenía que quedarse.

 

-Soy un miserable- sollocé-.Te disparé, soy un imbécil

 

-Te… Te amo Edward- dijo con voz débil-. No te culpes

 

-Bella, Bella, por favor no…- supliqué-. No, no mueras, mi vida

 

-Me… tengo… que ir

 

Al decir eso vi como la sangre comenzaba a salir de su boca. Grite escandalizado. Mi princesa se moría.

 

-Adiós amor…- susurró con lo último que quedaba de sus fuerzas. El corazón comenzó a latirme más rápido de lo que ya lo hacía, por el pánico. En ese momento pensé que si ella se iba yo no tardaría en irme con ella. Me dispararía enfrente de todos y me volaría los sesos sin importarme nada.  Grité con todas mis fuerzas antes de que ella nos dejara.

 

-No, mi niña, no- bramé-. No te mueras

 

-Apartartese… Tendrá que ir con la policía en este momento

 

Ahora me pude percatar de las sirenas que sirenas que ya comenzaban a sonar.

 

-¡No quiero ir con la policía!- grité mirando a mi niña quien ya había cerrado sus ojos-. Nena, por favor no me dejes, princesa… No te mueras, por favor no…

 

Besé sus labios con la estúpida esperanza de que despertara con eso, que sintiese mí amor. Sus labios sabían a sangre pero eso poco me importaba.

 

Segundos después llegaron los paramédicos. Yo me aferré a mi nena pero entre varios compañeros me apartaron. Uno de ellos me dijo que ella no estaba muerta, pero  que estaba por hacerlo. Eso me puso peor.

 

-Quiero ir con ella- dije histérico. El dolor ya no era soportable a estas alturas. Estaba por desmayarme, pero tenía que permanecer consciente. Tenía que sufrir por ser un estúpido.

 

-No Edward- me dijo Jacob. En sus ojos habían lágrimas por lo que le había pasado a Bella.

 

-¡Necesito verla!- insistí. Intenté apartarme de todos y perseguir  a mi niña pero me lo impidieron-. Suéltenme, quiero ir con ella

 

De repente comenzó a faltarme el aire. El nombre de Isabella se repetía una y otra vez en mi mente. Tenía que estar con ella, tenía que estar con ella.

 

Después de pensar en eso caí en la inconciencia. Cuando me desperté estaba en la enfermería de la escuela. La enfermera y unos policías estaban pendientes de mí. En lo primero que pensé fue en mi niña. Quise levantarme pero los policías  me anunciaron que tenía que ir con ellos a la delegación.

 

-¡Quiero estar con mi novia!- exclamé. El policía negó con la cabeza.

 

-Me temo que tendrá que acompañarnos

 

Armé un escándalo pero no conseguí que me dejaran libre. Todo el camino a la delegación sollocé. Quería estar con mi princesa, saber que estaba bien.  En el fondo sabía que ella estaba viva, mi corazón lo sentía, pero aun  así la angustia me impedía estar bien. Necesitaba estar con Bella. Ella era la razón de mi existencia, mi todo. Ahora me importaba menos que nunca que fuese mi sobrina, a la porra con eso…

 

En la delegación dije toda la verdad. Vi que Jasper también estaba detenido pero a él lo soltaron antes porque él no llevaba el arma. A mí me dijeron que estaría detenido por un buen tiempo y lo acepté de buena gana. Yo merecía estar refundido en la cárcel por lo que hice. Por esa razón les dije que me llamaba Edward Lombardo. No quería utilizar el Vulturi porque seguro que me sacarían de la celda en donde me encontraba.

 

Me otorgaron el derecho de hacer una llamada telefónica y llamé a mi madre.

 

-¿Quién habla?- contestó.

 

-Soy yo mamá- suspiré.

 

-Hijo, ¿Qué sucedió?- dijo alarmada-. Te oyes terrible, ¿Te pasó algo? ¿Le pasó algo a Isabella?

 

-A los dos- sollocé-. Le disparé mamá, le disparé

 

-¡¿Qué hiciste qué?!- bramó-. ¿Qué hiciste?

 

-Le disparé a Isabella, mamá, por favor investiga donde está internada e infórmame

 

-¿En donde estás hijo?

 

-Delegación, estoy detenido, me lo merezco por imbécil

 

-¡No!- gritó-. Le diré a tu padre

 

-No, no quiero que me saque

 

-¡Te vamos a sacar de allí! A mi hijo nadie lo mete a la cárcel

 

-Pero…

 

-Pero nada, Edward Alessandro Vulturi- gruñó-. Dime en que delegación estás

 

-No lo sé mamá, solo sé que…

 

-No importa, te encontraremos- colgó y yo suspiré con frustración.

 

No dejé de dar vueltas por mi celda. Me mataba la preocupación por mi niña. Quería verla bien, quería que se salvara. En ese momento me puse a rezar aunque no lo hiciera muy a menudo.

 

-Dios, por favor que ella esté bien- susurré-. Te ofrezco dejar de pensar en ella como una pareja o lo que quieras, pero sálvala Dios, sálvala… 

 

Media hora más tarde oí que mi padre llegaba muy enfadado.

 

-¡Quiero que suelten a mi hijo!- exclamó enfadado. Los policías se encogieron de miedo.

 

-¿Carlisle Vulturi?- preguntó uno de ellos.

 

-Sí, el mismo… Quiero que suelten a mi hijo

 

-¿Quién es su hijo?

 

-Edward Vulturi

 

-Nadie con ese nombre ha llegado

 

-Soy yo- les dije y todos me miraron sorprendidos-. Dije que me llamo Edward Lombardo, lo cual no es mentira del todo, es mi segundo apellido… Merezco estar encerrado

 

-Nada de eso hijo, ahora mismo te saco de aquí y nos vamos al hospital

 

-¿En cuál está?

 

-En donde estuvimos la vez pasada- respondió mi padre-. Pedí que la llevaran a ese hospital, conozco a un cirujano que trabaja allí y la salvarán, tenlo por seguro

 

-¿Cuándo te enteraste de lo que pasó?- cuestioné sintiéndome aliviado por lo que mi padre acababa de decir.

 

-Me avisaron diez minutos después de lo que pasó, pero yo estaba en un vuelo a los Ángeles para atender unos negocios, pero me llamaron y pedí que me dijeran el hospital en donde estaba Bella, cuando lo supe pensé en mi amigo y les dije que mejor la llevaran al hospital Roosevelt, le llamé a Peter, mi amigo y lo más seguro es que él la esté operando en este instante

 

-Quiero que se salve papá- le dije llorando de nuevo. Mi padre se acercó más a la cerca y depositó un beso en mi frente, cosa que no había hecho desde que yo era un niño.

 

-Se va a salvar, te lo juro…

 

Después de eso mi padre se las arregló para sacarme de la cárcel. Yo merecía estar refundido en ella y que me diesen pena de muerte pero mis ganas de estar con Bella podían conmigo.

 

-¿Dónde está mamá?- le pregunté a Carlisle cuando estábamos en su camioneta, la cual conducía Eleazar, su chofer y guardaespaldas. Nos dirigíamos al hospital.

 

-En casa, está aterrada por eso le dije que no viniera, insistió mucho pero no la dejé venir

 

-Quiero ver a Bella- dije desesperado y mi padre suspiró.

 

-No puedo pedir que te calmes puesto que yo estaría igual que tú si le pasara eso a Esme

 

-¿Ella lo sabe ya?

 

-No lo sé, Edward, no lo sé- admitió-. No la he visto desde ayer, pero eso no importa ahora

 

-Sí, lo que importa es Bella, la quiero sana y salva… No la puedo perder, me muero sin ella papá, me muero

 

Y me eché a llorar otra vez.

 

-No digas eso hijo, ella se salvará y le veremos bien, la está operando un buen médico

 

-Si no la salva, lo mataré- grité-. Más le vale que opere bien a mi princesa… Si no la salva, te juro que lo mato

 

-Hijo, cálmate, no le pasará nada a Isabella, por favor, que estés así no sirve de nada…

 

-¡¿Pues cómo quieres que esté?! La mujer que amo probablemente está en un quirófano debatiéndose entre la vida y la muerte y yo aquí sin poder hacer nada- gimoteé-. Papá, si ella se muere, yo ya no quiero vivir, ya no me importa nada

 

-¡No digas eso! Edward no me desesperes… No acabes con mi paciencia por favor

 

-¡Me volaré los sesos si ella no se salva!- bramé y mi padre me pegó una bofetada la cual hizo que me hirviera más la sangre-. ¡No me pegues!

 

-Pues cállate, me pones muy nervioso, tu comportamiento no ayuda en esta situación… Isabella  está siendo operada y tú estás portándote como un niño pequeño, mantén la calma… Ella no querría verte así

 

-No me puedo calmar- murmuré-. No puedo

 

Mi padre me abrazó.

 

-Llora, hijo… Pero no te pongas como loco, por favor… No me gusta verte mal

 

El resto del camino me mantuve abrazado a mi padre, llorando amargamente. Sin Bella, mi vida no tenía sentido… No me importaba ahora si ella era mi pareja o no. Yo la quería en mi vida, fuese como fuese. Si para  verla a salvo tenía que verla como lo que era, mi sobrina… Lo haría con gusto antes que verla morir. Si ella se iba de este mundo definitivamente la seguiría. Yo no podía vivir en un mundo donde no existiera.

 

Cuando llegamos al hospital me bajé ansioso de la camioneta al igual que mi padre y cuando llegamos a la sala de espera allí estaban  Esme y Jane quienes se me echaron encima. Las dos estaban furiosas porque la escuela les había informado absolutamente todo.

 

-No quiero que la vuelvas a ver- dijo Esme-. Aléjate de ella, no le haces bien

 

-Largate, maldito desgraciado- murmuró Jane-. Yo creí que la amabas

 

-¡La amo!- les dije con rabia-. Puedo aceptar su coraje, que me digan todo eso que sienten porque lo merezco, pero no me acusen de no amarla, ¡Ella es mi vida!

 

-No sean injustas con él- dijo Carlisle quien miraba con amor y pena a Esme-. Fue un accidente, y es mi culpa, yo le dije que llevara el arma

 

-¡Por eso quiero lejos a mi familia de ti!- susurró la madre de Bella-. Son unos asquerosos mafiosos, no quiero estar en su vida… Por favor, lárguense

 

-¿Ya no me amas?- preguntó mi padre. Esme se puso nerviosa. Ella amaba a mi papá.

 

-No- mintió ella-. No te amo… Yo no puedo ni quiero estar con nadie

 

-¿Sabes? Te conozco demasiado y sé que estás mintiendo… A los demás puedes mentirles con facilidad, pero a mí no- gruñó papá.

 

-No, no me conoces del todo- afirmó Esme-. No sabes hasta donde puedo llegar para proteger a mi familia

 

La miré con una ceja alzada… ¿A qué se refería?

 

-¿Qué estás diciendo?- preguntó Carlisle. La mamá de Bella negó con la cabeza.

 

-Ustedes ya saben lo que hice… Les revelé una verdad, un secreto que guardé durante años y que juré que no iba a revelar, pero como aparecieron para molestarme tuve que hacerlo

 

Yo me aparté un poco de ellos, ya no soportaba que me recordaran que Bella era mi sobrina. Esme nos pidió una y otra vez que nos fuéramos y mi padre y yo les hicimos creer que nos rendíamos cuando en realidad era lo contrario. Me quedaría aquí.

 

-Bella va a estar bien hijo, te lo prometo- me dijo mi padre. Estábamos en la cafetería. Yo no quise nada porque me sentía demasiado ansioso. Quería saber que ocurría con mi princesa.

 

-Por favor pregunta que es lo que pasa con ella, por favor- le supliqué. Papá asintió y se fue unos momentos en los cuales me dejé llevar por el dolor y volví a derramar más lágrimas. Mis ojos ardían por lo mucho que ya había llorado pero poco me importaba. Necesitaba sacar todo este maldito dolor, pero no podía…  Ese sentimiento seguía allí y no saldría hasta saber que mi niña estaba bien, que estaba viva.

 

Mi padre regresó segundos más tarde. Lo miré con pánico porque tenía una expresión de tristeza. Estaba llorando de hecho.

 

-¿Qué pasó?- pregunté alterado.

 

-Bella sigue en el quirófano, pero la enfermera me dijo algo horrible, no te mentiré

 

-¿Qué papá?- dije angustiado y con el corazón latiéndome muy rápido. Él sollozó.

 

-Papá, no me digas que… 

 

-No sé como decirte esto hijo…

 

-No papá, no se murió, ella está viva- dije desesperado. Comenzaba a sentir frio todo el cuerpo.

 

-Hijo, estás pálido, tranquilo, ella no está muerta, está en el quirófano pero…

 

-¿Pe… Pero qué?

 

-Lo más probable es que muera

 

-No, no, no- susurré-. ¡No!

 

Comencé a gritar como un loco y me levanté para ir a patear mesas y sillas. La gente comenzó a espantarse pero poca importancia le di.

 

Cuando terminé de descargar mi rabia caí al piso, llorando como un niño pequeño.

 

-Hijo, tranquilízate- escuché decir a mi padre. No respondí nada ya que comenzaba a sentirme muy mareado.

 

-Te amo Edward- me dijo mi niña. Se veía como un ángel  con ese vestido blanco y su cabello suelto. No llevaba maquillaje lo cual hacia que se viera más inocente, más natural y hermosa. Le sonreí antes de besarla con ternura. Gemí, pero no por deseo sexual sino porque disfrutaba demasiado de su dulce sabor, de sus suaves y rosados labios. La amaba como un loco y quería estar con ella para toda la vida, e incluso después de ella.

 

Cuando la terminé de besar ella me miró con los ojos llenos de lágrimas.

 

-¿Qué pasa bebé?- le pregunté.

 

-Tengo que decirte algo, cielo…

 

-¿Qué pasa?

 

-Seremos padres…

 

-¡¿Qué?!- grité lleno de felicidad. La cargué y le di vueltas; ella reía y lloraba a la vez-. Mi amor, no sabes lo feliz que me haces

 

Yo nunca había querido hijos pero… Con Isabella era distinto… Un hijo mío y suyo. En su vientre crecería el producto del amor que nos teníamos, un hermoso bebé que se parecería a ella.

 

Me alarmé al ver su expresión de tristeza.

 

-¿Qué ocurre cariño?

 

-No vamos a poder ser padres- dijo con voz baja-. Quería cumplir ese sueño contigo… Pero, la vida no me alcanzó

 

Y en ese momento cerró sus ojos y se dejó caer en mis brazos, sin vida. Mis brazos estaban llenos de sangre.

 

-Bella, ¡No me dejes!- grité-. ¡No! 

 

-Hijo, reacciona- escuché la voz de mi padre. Abrí los ojos. Estaba acostado en una camilla. Nos encontrábamos en un consultorio.

 

-¿Dónde está Bella? ¿Por qué estoy aquí?

 

-Te has desmayado… Hijo, Bella está bien, sobrevivió a la operación y ahora se encuentra en terapia intensiva

 

El alma me volvió al cuerpo en ese mismo instante. Mi niña, se había salvado.

 

-Oh, papá- dije poniendo mi rostro entre mis manos. Las lágrimas corrieron por mis mejillas-. Mi Bella está viva

 

-Sí, ella está viva, el doctor me dijo que fue un milagro porque debería estar muerta, pero, sobrevivió porque es una chica fuerte y tiene mucha vida por delante

 

-Bella vive, mi niña fue fuerte- dije feliz pero con rabia a la vez. Ella podría estar bien ahora, en su casa, sin haber pasado por todo esto. Si no hubiese sido por mí y mi ataque de celos jamás habría sucedido esto.

 

-Sí, hijo… Pero te recuerdo que es tu sobrina…

 

-No me importa papá… No estaré con ella como una pareja, pero… La amo

 

-Lo sé y siempre lo harás, querido… No te culpo, no tiene nada de malo que la ames, tú no sabías nada

-Quiero ver a Isabella

 

-Te dije que estaba en terapia intensiva, no nos dejarán verla hasta que la pasen  a un cuarto

 

-Quiero verla, he dicho

 

-Hijo…

 

-¡Quiero verla!- exclamé-. Además ¿Qué hacemos aquí?

 

-Te trajimos entre varias personas porque te desmayaste… Hiciste un desastre en la cafetería y tuve que pagar el daño- frunció el ceño.

 

-Eso no me importa, solo quiero verla

 

-Lo sé… Eres un maldito inconsciente, siempre eres así, pero… Desde que ella llegó a tu vida, me agradas

 

Suspiré frustrado.

 

-Quiero verla

 

-¡Ya! La verás… Déjame ver qué puedo hacer…

 

Media hora más tarde mi padre consiguió que yo pasara ver a Bella. Verla conectada a varios aparatos me partió el corazón y me eché a llorar. Observarla en este estado era impactante para mi.

 

-¿Qué te hice, mi amor?- le pregunté mientras llegaba a su lado-. ¿Qué demonios te hice?  Soy un desgraciado, perdóname, mi cielo...

 

Estuve con ella un par de horas, llorándole, rogándole que despertara, cosa que no hizo. También contemplaba su belleza y me preguntaba como este ángel pudo ser mío alguna vez… Tuve demasiada suerte. Suerte, que se me había terminado demasiado pronto.

 

Cuando estaba por quedarme dormido el doctor me sacó de allí. Por mi mente se cruzó la idea de hacer un escándalo, pero por mi princesa no lo hice. Ella merecía dormir.

 

Me quedé la noche entera en el hospital sin dormir. Mi padre hizo lo mismo. Estuvo apoyándome, consolándome en cada momento, diciéndome que todo estaría bien. Tenía razón. A la mañana siguiente trasladaron a Bella a un cuarto porque el peligro había pasado. Aun no despertaba pero que ya hubiese pasado el peligro era excelente.

 

Mi padre sobornó de nuevo al médico para que yo pudiese pasar a verla antes que su propia familia. Cuando pasé no puede evitar las lágrimas de nuevo. No soportaba verla así. Nuevamente me sentía un estúpido bastardo, una mierda de persona. La culpa me consumía.

 

-Bella, despierta, por favor… No me dejes, te amo, aunque no podamos estar juntos…- le dije tomando una de sus preciosas manos.

 

De repente comencé a sentir como si Bella estuviese consiente, sentía su presencia. Mi niña seguía dormida, pero ya había recuperado un poco el color. Se veía tan hermosa y sus labios me invitaban a probarlos; eran tan rosados, tan pequeños;  simplemente perfectos. No había mujer más hermosa en esta tierra que ella.

 

-¿Por qué tengo que ser tu tío?- me lamenté. Deseaba a esta chica con locura.

 

-Cálmate- me dijo mi padre entrando a la recámara.

 

-Debería estar en prisión- gruñí-. ¿Por qué me libraste de esta? Casi mato a…- no pude terminar de decirlo porque se me escapó un sollozo. La idea de que hubiese muerto me parecía insoportable.

 

-Para que estés con ella hijo… Es cierto que le disparaste pero… Si te hubieras ido a prisión ahora te estarías quejando de que no puedes estar con ella

 

-Bueno, eso es cierto pero…

 

-Pero nada hijo, no te culpes…

 

-Me culparé la vida entera por haber lastimado a mi princesa- suspiré mientras tomaba una de las pequeñas manos de Bella y deposité un beso allí-. Aunque también culpo al estúpido de Jasper, mi compañero

 

Ese estúpido se la vería conmigo. Él no podía besar a mi princesa.

 

-Los celos son malos, mira lo que pasó

 

-Sí, pero no podía permitir que la tocara, Bella es mía, solo mía

 

-No puedes pensar en ella de esa forma y lo sabes- me recordó Carlisle.

 

-¿Por qué papá? Yo la amo, es tan injusto esto… ¿Por qué tiene que ser mi sobrina?

 

-Porque es hija de Jane y de Alec… Ella es mi nieta- contestó-. ¿Acaso no lo escuchaste cuando Esme nos contó la verdad?

 

-Mi niña tiene que despertar- sollocé. Me sentía desesperado-. No ha abierto los ojos y ya lleva un día en el hospital…

 

-No te desesperes Edward, ella estará bien… No te preocupes

 

-¿Qué no me preocupe? ¡Ella lo es todo para mí! Entiéndelo… ¿Cómo estarías tú si esto le hubiese ocurrido a Esme?

 

-Te comprendo… Yo me volvería loco de dolor, esto que sentíamos hacia ellas es demasiado intenso, tanto que no lo puedo soportar

 

-Sí, es demasiado intenso- suspiré. Mi amor hacia Bella ya no cabía en mí mismo, era muy grande.

 

-Vámonos hijo, el tiempo que nos dio el doctor para verla se está acabando… Esme y Jane pueden enterarse de que estamos aquí

 

-No me quiero ir- protesté. Apenas acabábamos de llegar.

 

-Entiende, no puedo sobornar más al doctor para que nos dejen estar aquí… Deja descansar a Isabella

 

-No quiero que descanse, quiero que abra los ojos y me diga que está bien, eso es todo lo que quiero… Deseo estar junto a ella cuando despierte, cuando abra los ojos aunque ella esté molesta conmigo…- le dije. 

 

En cuanto dije eso, Bella abrió sus hermosos ojos chocolate. La alegría que sentí fue enorme. Nada me importó en ese momento.

 

-¡Bella!- exclamé y la besé por toda la cara. Mi princesa despertó-. Mi amor, te despertaste…

 

-Ed… - dijo con la voz pastosa.

 

-Perdóname mi vida, perdóname por lo que te hice, soy un desgraciado, un celoso…- me disculpé y esperaba que ella me dijera que era el ser más despreciable.

 

-¿Estás bien Bella?- inquirió mi padre y Bella lo miró.

 

-Estoy bien Carlisle- contestó y después me volteó a ver con los ojos llorosos-. Estoy bien Edward… No te preocupes

 

-¿Qué no me preocupe? Nena, ¡Te disparé!- dije desesperado.

 

-No quisiste hacerlo- suspiró-. No estoy molesta… Me sacaste de clases, gracias- bromeó y yo me 

sentí molesto con ella.

 

-No vuelvas a bromear con esto, casi te pierdo- la reprendí-. Eres lo más hermoso de mi vida, aunque no podamos estar juntos, entiéndelo

 

-Lo sé- sonrió débilmente-. Sé que me amas igual que yo a ti

 

-Gracias al cielo que estás bien-  gimoteé y le di un beso en la frente-. Me hubiese muerto si te perdía, te lo juro

 

-No, tú no te puedes morir- dijo angustiada. Después hizo una mueca de dolor-. Ay- se quejó.

 

-¿Te duele?- pregunté con pánico. Ella asintió-. No hables princesa, no hables, descansa

 

-Debemos irnos- dijo Carlisle. El miedo se reflejó en el rostro de Isabella.

 

-No me quiero ir- contesté. No deseaba dejarla sola aunque debiera. El doctor nos advirtió que hoy solo podríamos estar unos cuantos minutos porque su familia querría verla.

 

-Debes irte- me dijo-. Vete Edward… Yo voy a estar bien, me recuperaré

 

-No quiero separarme de ti

 

-Ve a ducharte, a descansar… Después vuelves, te prometo que seguiré aquí, que estaré bien- prometió. No me pude quedar tranquilo.

 

-Pero…

 

-Ve Edward

 

-Dime que me amas, por favor, una última vez- le pedí. Ansiaba escucharlo, aunque no fuese correcto.

 

-Te amo Edward, más que a nada- dijo suspirando y yo me sentí el hombre más feliz. Mi nena me amaba a pesar de lo que le hice.

 

Me acerqué a sus labios para darle un último beso. Ya no me importaba si éramos familiares o no. Antes de que pudiese besarla mi padre me tomó por la camisa para impedirlo.

 

-Debemos irnos, Edward- murmuró él y yo entrecerré los ojos.  

 

A duras penas logré salir de la habitación. Le dediqué una última mirada a Bella con el presentimiento de que no la vería en un buen tiempo. Esta sensación me destrozaba. Yo no quería dejar de ver a mi niña.

 

-Tranquilo, la verás de nuevo- me dijo mi padre cuando nos dirigíamos a casa.

 

-No papá, siento que no voy a verla mientras se recupera- dije preocupado. Él hizo una mueca.

 

-Es verdad, no querrán que te les acerques

 

-La quiero seguir viendo, papá

 

-No puedes… Por ahora no, hijo… Espera un tiempo, deja que Isabella se recupere

 

-Pero quiero estar con ella mientras lo hace

 

-No Edward, por favor, no compliques  más las cosas… Jane y Esme están enojadas contigo

 

Suspiré mientras veía por la ventana. Algo me decía que no volvería a ver a mi niña. Lo presentía… Y no me gustaba esa sensación. Aun así, debía resignarme. Ya no quería que Bella tuviese problemas por culpa mía. 

 

 

 

 

 

Capítulo 16: Culpa Capítulo 18: Dolor y felicidad

 
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