El amor de mi vida (+18)

Autor: sachiko065
Género: Drama
Fecha Creación: 04/06/2013
Fecha Actualización: 23/05/2014
Finalizado: NO
Votos: 15
Comentarios: 46
Visitas: 34002
Capítulos: 21

Bella:

Yo era una chica normal. Un poco gruñona tal vez y no la mejor en clase. Era cariñosa con mis familiares y amigos, me encantaba la música. En fin, era alguien normal como dije. Lo único que odiaba en este mundo era el amor de pareja. Me parecía algo repulsivo y bobo... Hasta que conocí a un bello italiano que llegó a mi escuela. Edward Vulturi. Él sintió cosas por mi desde que me vió, pero yo me quise resistir a lo que sentía porque... Me daba asco el amor. Pero... Terminé aceptandolo. Amandolo con toda mi alma más bien. Solo hay algo que no me gusta de su vida. Su padre es el más grande mafioso de Italia.

 

Edward:  

En mi familia había una especie de maldición, o así lo veía yo. Los hombres de mi familia solo podían enamorarse una vez en la vida y el amor duraba para siempre. Además, se enamoraban solo con ver a su chica a los ojos, aunque no se conocieran. Eso sin duda me parecía una patraña. Mi padre no lucía muy enamorado de mi madre que digamos. Por eso, dejé de preocuparme y disfruté de la vida. Tenía dinero, muchos autos, tenía a cualquier mujer que quisiera en mi cama. De repente mi padre me dió una noticia que me llenó de optimismo. Iriamos a vivir a Norteamérica. No me entristecía dejar Italia, yo no era apegado a las cosas ni había amado a alguien... Hasta que la conocí a ella llegando a mi nueva escuela. Con solo ver sus hermosos ojos chocolate supe que ya no volvería a amar a nadie más. 

 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 12: Mi novia

Aquí les dejo otro capítulo niñas... En el siguiente, como ya deben saber, avanza la historia de nuevo... Quisiera hacerles una pregunta, ¿Qué les gusta más? El POV Edward o el POV Bella? ajaja.

 

Saludos a: 

MEIRYCULLENBLACK: Hola hermosa... Muchisimas gracias por seguirme en esta historia y por dejar tus comentarios. Me alegro que te guste el POV Edward. De verdad me cuesta más hacerlos porque a pesar de que ya tengo los díalogos y todo debo pensar en lo que hace cuando no está con Bella, o sea cuando se comporta como un muchacho normal jaja. Besos! Espero que te agrade el capítulo. 

 

CARLAROBPATT4EVER: Muchas gracias por pasarte por el fic y me alegra demasiado que te guste :D Por cierto, comence a leer tu fan fic de te odio ¿Amor? Está super bueno, me encantan Edward y Bella, según se odian pero de verdad se aman un montoooon jaja. No lo he terminado de leer porque recien empiezo y soy re- lenta para leer pero ya verás mi votito y mis comentarios :D Bessooos!

_____________________________________________________________

 

Capítulo 12: Mi novia 

 

Edward POV:

 

-¿Qué rayos te ocurre?- gritó cuando reaccionó-. Es el baño de mujeres

 

 -¿Por qué te comportas así conmigo? ¿Qué te dijo esa niña para que te hayas puesto así?

 

 -Ella no me ha dicho nada- ¿Cómo se atrevía a negarlo?

 

 -Claro que lo hizo... Antes de hablar con ella estabas bien, después me trataste mal y te fuiste- le reclamé

 

 -No te incumbe, déjame en paz por favor

 

-No, nunca... Yo no voy a permitir que te alejes así de mí

 

-Pues yo quiero hacerlo, no me agradas

 

-¿No te agrado?- pregunté con una sonrisa burlona mientras me acercaba a ella. Isabella se puso a temblar-. Deberías ver cómo te pones cuando te tengo así, tengo que admitir que tú también me pones nervioso...

 

Era cierto. Yo también me encontraba nervioso al estar tan cerca.

 

-¿Ah sí? Pues no lo creo

 

-Dame tu mano, te lo voy a demostrar

 

Tomé su mano para después ponerla sobre mi pecho. Mi corazón latía muy rápido y quería que ella lo supiera.

 

-Ambos nos sentimos nerviosos

 

-Yo no- murmuró mientras apartaba su mano. Ahora yo puse la mía sobre su pecho. Su corazón latía incluso con más fuerza que el mío. Estaba nerviosa.

 

-Tú también lo estás- musité. Isabella me lanzó una mirada envenenada y me apartó la mano.

 

-¡Pervertido!- exclamó. Tomé su rostro entre mis manos y lo acerqué a mi. Me sentí emocionado. Me encantaba tenerla tan cerca.

 

-Quiero besarte- confesé-. Todas las noches sueño con eso, ya te lo dije, me vuelves loco, te amo

 

-Yo... Yo igual- soltó sin pensar. La alejé para mirarla sorprendido. Me sentí el hombre más feliz del mundo. Mi princesa me amaba. Aunque, no más que yo a ella, ¡Pero me amaba!

 

-¿Qué?- pregunté. No podía creer que me amara.

 

-Nada

 

-Tú también me amas- dije sonriendo. La felicidad me invadía. Isabella suspiró.

 

-Yo, yo no, yo no quise...

 

La callé con un pequeño beso en los labios. Dios, está niña era lo más hermoso del mundo. Si algo me encantaba hacer, era robarle besos.

 

-Me amas, no lo niegues

 

Isabella me miró molesta pero después se relajó.

 

-Bueno, si te amo, ¿Pero y qué? Yo quiero que te alejes...

 

Me iba a morir de felicidad. Definitivamente lo haría.

 

-No me vas a alejar y menos ahora, me amas princesa, me amas

 

Isabella se puso nerviosa. Se estaba mordiendo el labio y yo estaba seguro de que no se daba cuenta. Se veía tan sexy. Tenía ganas de hacerla mía.

 

-Te pido, más bien, te suplico que te alejes de mí, no quiero saber nada de ti, no quiero

 

Esas palabras me dolieron. De nuevo me di cuenta de las lágrimas que derramaba. Joder, me estaba volviendo marica, pero no era tiempo de pensar en aquello.

 

-¿Por qué Isabella? ¿Por qué? ¿Por qué me rechazas tanto? Yo te amo... Dime si algo te molesta y cambiaré, pero no me alejes, no quiero estar lejos de ti- le dije con dolor.

 

-No puedo cambiar a tu familia- contestó con un tono de voz sombrío. La miré confuso.

 

-¿Mi familia? ¿Qué tiene mi familia?- oh no, ¿Se habría enterado de lo que mi padre era?

 

Se quedó callada unos instantes como pensando si me decía o no.

 

-Mafia, ¿Te suena esa palabra?

 

La miré serio. Ahora entendía. Mi princesa tenía miedo de mi y todo por el estúpido trabajo de mi padre.

 

-Crees que soy un peligro...- lo dije más en tono de afirmación que de pregunta.

 

-Si- admitió-. Yo no sabía que tu padre era un mafioso, pero ya lo sé y sé que es capaz de matar, es uno de los mafiosos más peligrosos

 

-Sí, pero solo mata a sus enemigos- gruñí... ¿De dónde había sacado tal información? Estúpida Ángela.

 

-Yo puedo convertirme en su enemiga, si algo fuera mal entre nosotros...

 

Negué con la cabeza ¿Cómo podía pensar Isabella eso de mí? Jamás la dañaría de ninguna forma. Sin duda era una tonta por pensar eso. Tomé por la cintura a mi preciosa y la acerqué a mí, tenía que demostrarle cuanto la amaba.

 

-¿Crees que permitiría que le hicieran daño a lo que más amo en el mundo?

 

Isabella me miró sorprendida y paralizada.

 

-Pero...

 

-Pero nada, niña- la interrumpí-. Mi padre nunca te haría nada... Además si él se atreviera a hacerte el más mínimo daño, yo lo mataría con mis propias manos

 

-Por eso no es bueno que ambos nos involucremos, puede causar conflictos entre tu padre y tú-... No quiero alejarte de tu familia y si tienes intenciones de unirte a la mafia... Yo no quiero que por mi culpa tu padre se enoje conmigo porque yo no dejaría que lo hicieras, no deseo que corras peligro

 

Sin duda la amé mucho más. Ella se preocupaba por mí, era tan linda, tan tierna. La amaba con  toda mi alma. Miré a mi niña con mucha emoción. Sus palabras significaban mucho. Ella tenía que estar conmigo.

 

-¿Entonces quieres estar conmigo?

 

-No... Tú y yo no vamos a hacer nada, ni siquiera amigos, no me quiero involucrar en ese mundo... Más bien, no quiero involucrar a mi familia en esto... Ellos lo son todo para mí

 

Esta mujer iba a matarme de amor. No podía creer lo noble que era. Sacrificaba su felicidad por los demás. Sin duda tenía suerte de haber dado con este maravilloso ángel.

 

-Eres tan noble- susurré acercando mi rostro al suyo de nuevo. Noté como ambos estabamos igual de nerviosos-. Pero yo no entraré a esto, ya se lo he dicho a mi padre y lo entendió perfectamente

 

-¿Es en serio?

 

-Si mi amor, en serio- prometí.

 

-No me digas mi amor- gruñó-. Suenas demasiado ridículo, además no somos pareja

 

-Pero quiero que lo seamos, me muero de ganas de besarte, de poder abrazarte cada vez que quiera, de cuidarte, dame una oportunidad por favor...

 

Isabella se quedó callada durante un rato. Comencé a desilusionarme. En sus ojos veía que no quería estar conmigo aunque me amara. Veía más miedo que amor y yo no podía con eso. Tenía que dejarla en paz.

 

-No quieres...- dije dolido-. Me amas, lo puedo ver, pero me tienes miedo

 

-Deja de inventar cosas, idiota

 

-¿Eh?

 

-El amor me da asco, eso es lo que pasa, las cosas románticas son para bobos

 

Me eché a reír. Esa razón era demasiado ridícula y graciosa. Mi niña definitivamente era muy simpática. Isabella me miró furiosa, como si quisiera matarme.

 

-¿Qué es tan gracioso?

 

-Es tan ridículo lo que me dices, ¿Cómo puede darte asco el amor?

 

-Pues me da, y no creo que sea ridículo, el ridículo eres tú que parece ser que te encanta el romance...

 

-Solo desde que te conocí- le dije serio. Era muy cierto, a mí también me daba un poco de asco el amor antes de conocerla a ella, no podía seguir burlándome. La miré con intensidad, deseaba besarla en ese momento, hacer que fuese mi novia.

 

-Bueno, creo que no somos muy compatibles que digamos- sonrió-. Tú eres romántico y yo fría

 

-Por eso me encantas, eres la mujer perfecta y no pienso dejarte ir

 

Ya no me resistí más y la besé de forma desesperada, como si quisiera comérmela, lo cual era cierto, deseaba devorar sus labios. Ella no tardó en corresponderme con la misma intensidad. Sus labios eran lo más delicioso que había probado en toda mi vida y ya no sería capaz de vivir sin ellos. Sin duda ambos habíamos nacido para estar juntos. Yo había besado a cientos de chicas pero ni una sola de ellas provocaba la millonésima parte de lo que Isabella provocaba en mí. De repente nuestras lenguas se rozaron. Ambos gemimos al mismo tiempo y me di cuenta de que mi amigo ya se había despertado. Seguí besándola mientras pensamientos indecentes pasaban por mi mente. Deseaba acostarla en el suelo, abrir sus piernas e introducirme en ella de una maldita vez. Mi erección dolía y mucho.

 

De repente recordé que esto no era correcto. Isabella no merecía que le hiciera esto en un baño. De plano que era un imbécil. Me alejé bruscamente de ella. Ambos respirabamos agitadamente a causa de lo que estuvo por pasar.

 

-¿Qué ocurre?- preguntó confusa.

 

-No pienso hacerte el amor en este lugar, es un baño... Tú mereces que te respete

 

Isabella me sonrió ligeramente. Seguramente mi comentario le agradó.

 

-Gracias por respetarme- dijo después de estar callada un par de seundos. Me acerqué a ella de nuevo. Al fin mi erección estaba disminuyendo. 

 

-No me agradezcas, eres una princesa y no te tocaré hasta que quieras y en un lugar que sea adecuado...

 

-Hablando de lugares adecuados, estamos en el baño de la escuela ¿No te das cuenta?

 

-Sí, si me doy cuenta, debemos esperar hasta que todos se vayan para irnos nosotros

 

-¿Cuánto tiempo falta?

 

Miré el reloj que estaba en mi muñeca. Faltaban diez minutos para la salida.

 

-Faltan diez minutos para que suene la campana- respondí.

 

 -¿Qué hacemos hasta entonces?

 

-Voy a hacerte una pregunta...

 

-¿Cuál?

 

-¿Quieres ser mi novia?- pregunté con el corazón a punto de salirse de mi pecho.

 

Isabella se quedó callada lo cual me desesperó.

 

-Decide- la presioné. Me lanzó una mirada llena de odio.

 

Se quedó callada más segundos los cuales fueron eternos para mí. Definitivamente no me aceptaría.

 

-Está bien, seré tu novia- respondió sonriente.

 

Casi me desmayo por la intensidad de alegría que me dio al oír su respuesta. Isabella era mía. La besé con dulzura, transmitiéndole todo el amor que sentía por ella. Cuando paramos el beso para poder respirar ambos nos sonreímos.

 

-Al fin ya eres mi novia- dije tomando una de sus preciosas manos.

 

-Al fin dejarás de insistirme para que lo sea- reí por sus palabras. Esta chica era muy dificil lo cual me enamoraba cada vez más.

 

Los dos estuvimos en silencio hasta que la campana sonó. Salimos de donde estabamos.

 

-Las chicas van a querer entrar, el conserje va a abrir la puerta en cuanto se quejen- mi niña estaba asustada-. Vete a esconder

 

-Claro que sí, mi amor- contesté metiendome al baño de nuevo. Alcancé a ver que ella ponía los ojos en blanco lo cual me hizo reír.

 

Oí como ella quitaba el seguro a la puerta. Minutos después entraron unas chicas. Hablaban de tonterías. Sonreí. Esto tenía que contarselo a Emmett. Al fin sabiamos porque nunca las chicas podían ir solas al baño. Al fin dejaría de molestar con eso de que hacían actos lesbicos.

 

De repente se abrió la puerta. Me espanté. Me sentí furioso cuando vi que era Isabella. Me había espantado.

 

-¿Qué haces aquí?- musité furioso. Nos iban a descubrir. Me dio un pequeño beso en los labios y me quedé embobado.

 

-Quiero estar contigo- contestó en voz muy baja.

 

Estuvimos un buen rato allí. No dejé de contemplar a Isabella en todo ese tiempo. Ella salió del baño y mi novia se asomó por la puerta para ver si nadie estaba en los pasillos.

 

Sonreí. Isabella era mi novia. Este hermoso ángel era mío.

 

-Ya vámonos Edward- me ordenó Isabella y salí del baño. Cuando salimos al pasillo vi que ella se fijó por un momento en mi mochila. Eso me recordó que debía cargar la suya. Se la quité y ella suspiró.

 

Al salir del colegio Isabella me pidió su mochila para poder irse. Me enfurecí.

 

-Yo voy a llevarte, eres mi novia y tengo que cuidarte

 

-No dejarme ir en autobús no es cuidarme, es exagerar...

 

-Digas lo que digas, te vas conmigo- y ella no podía discutir. Se iba conmigo y punto. Mi princesa no volvía a irse en un autobús jamás en su vida.

 

-Muy bien, tú me ofreces llevarme, tendrás que hacerlo todos los días, incluso si llegas a faltar me tienes que llevar a mi casa

 

-Muy bien

 

Le abrí la puerta de mi carro. Ella se metió de mala gana.

 

-Ponte el cinturón- le dije algo molesto aun. Isabella me obedeció.

 

Arranqué mi auto. En el camino le pedí su número. Por alguna extraña razón nunca se lo había pedido. Me daba gusto tenerlo ahora. Ambos intercambiamos telefonos.

 

Al llegar a su casa nos despedimos.

 

-Te voy a extrañar- dije triste antes de que Isabella se bajara. Ella sonrió ligeramente, se acercó a mí y me besó. Yo emocionado correspondí. Antes de acabar el beso, ella lamió mis labios. Comenzó a darme una maldita erección. Esta chica me ponía duro con cada cosa sexy que hiciera. Le sonreí.

 

-Me encanta que me sorprendas- susurré. Me dio otro beso pero muy corto y después se bajó del auto.

 

-Nos vemos el lunes- dijo. Hice una mueca cuando cerró la puerta.

 

-Hum... No me gusta eso, tengo que verte fuera de la escuela, ¿Qué te parece si vamos mañana a alguna parte?

 

-Debemos tomarnos las cosas con calma... Claro que quiero salir, pero este fin de semana no, por favor

 

-Está bien- gruñí-. Pero te voy a estar llamando y mandando mensajes, no quiero que te olvides de mí

 

Se rió.

 

-Está bien

 

Después de eso me fui hacia mi casa. Casi me pongo a gritar de la emoción. Isabella era mi novia.

 

En ese momento quería llamar a Emmett para decirle. No me contestó. Bien, yo necesitaba compartir con alguien esa noticia. Llamé a mi papá.

 

-¿Sí?- contestó en inglés. Desde que habíamos llegado ni una sola vez habíamos hablado en nuestro idioma natal.

 

-Hola papá

 

-Hijo, que sorpresa- se carcajeó-. ¿Ahora que te ocurre? ¿En que te jodí la vida?

 

-Quiero hablar contigo, necesito decirle algo, estoy feliz papá

 

-Está bien hijo- se oía emocionado-. Me preguntó si es por la chica

 

-Si- dije riendo histéricamente-. Es ella papá

 

-Está bien, estoy en la casa, te espero aquí

 

-Está bien

 

Le colgué y conduje a casa. Cuando llegué me fui rápidamente hacia el pent-house de mi papá.

 

-¿Y mamá?- pregunté cuando vi que no estaba.

 

-Se fue a un club con unas amigas, ya sabes cómo es... Bueno, cuéntame, ¿Qué sucedió?

 

-Papá, ella aceptó ser mi novia- le dije feliz. Mi padre sonrió. Era una sonrisa franca, sincera.

 

-Ella te ama ¿No es cierto?

 

-Sí... Batallé para que me lo dijera, pero lo dijo, me ama...

 

-Estoy muy contento por ti, hijo... Me alegra ese cambio en ti, yo pensé que jamás dejarías de ser un chico maleducado... Desde que ella llegó a tu vida te has convertido en otro

 

-Sí- suspiré-. Ella es... Lo mejor que me ha pasado, pero es algo difícil, me tiene miedo

 

-¿Por qué?

 

-Se enteró de tu negocio, una chica de nuestra escuela le dijo

 

-¿Quién?

 

-Se llama Ángela Weber, es de nuestro mismo salón

 

-Familia Weber... Hum... No me suena

 

-Es amiga de Lauren Mallory

 

-¿Lauren Mallory? No puede ser, debe ser hija de Harry Mallory, mi peor enemigo...

 

-Ah- respondí secamente-. Espero que no pienses hacer nada con esa información, Isabella me odiará si haces algo

 

-No te preocupes Edward, Isabella jamás sufrirá por mi negocio, ella es una chica estupenda, me ha caído bastante bien, no pienso matarla- se rió.

 

-No hagas bromas así- le dije gruñendo-. Le llegas a tocar un solo cabello y te juro que te mato aunque seas mi padre

 

-Estoy orgulloso de ti, hijo- contestó serio-. Estás dispuesto a defender a tu amor... Definitivamente es ella... No te preocupes, esa chica es excelente, jamás se verá implicada conmigo... No debe tenerme miedo

 

-Eso espero

 

-Bueno, ya no estés a la defensiva, Edward, nada pasará, te lo juró

 

Me relajé. Si mi padre juraba algo era cierto. A pesar de ser un asqueroso mafioso era un hombre de palabra. No podía creer que él fuese mafioso. De verdad, parecía un hombre normal y buena persona. Lo era con las personas que no le hacían nada. Pero era un maldito con el que lo traicionaba. Yo solo seguía vivo por ser su hijo. Muchas veces lo he jodido.

 

Sacudí la cabeza.

 

-Solo quiero saber algo- me dijo Carlisle-. Esa tal Lauren, ¿Ha ido a la escuela?

 

-No... ¿Qué le hiciste?

 

-Nada, solo le advertí a su papi que se largaran de Nueva York, el tipo me tiene miedo - se carcajeó-. Está vivo porque me encanta pelear con él, es divertido

 

-Bueno, no puedo decirte nada, es tu negocio... Pero te lo agradezco, Lauren era una chica superficial, se me insinuaba mucho...

 

Carlisle se carcajeó. Ambos comenzamos una conversación que terminó en chistes de mafiosos. Quise reírme con él del último chiste pero un sentimiento de tristeza se apoderó de mí. No podía explicarlo. Sentí rabia, tristeza, decepción.

 

-¿Qué tienes hijo?- inquirió mi padre. Le expliqué que sentía.

 

-Llama a Isabella- me dijo serio-. Cuando te pones así sin motivo aparente es porque algo le pasó

 

-No, a ella no puede sucederle nada- contesté con histeria-. Voy a llamarla...

 

Mi padre asintió y yo saqué mi teléfono. Le marqué inmediatamente a Isabella.

 

-¿Sí?- contestó. Se oía como si acabara de llorar. Me angustié.

 

-Mi amor, ¿Qué tienes?

 

-¿Por qué dices eso?

 

-Hace rato sentí una tristeza horrible, presiento que te está pasando algo muy malo, dime que estás bien-¿Por qué dices eso?

 

-Estoy mal- dijo sollozando-. Pero no te preocupes, estoy bien, al menos físicamente

 

-¿Qué ocurre princesa?- le pregunté histérico.

 

-Me enteré de algo, por favor ven a mi casa y llévame a alguna parte, te necesito

 

-Claro que sí, mi niña, estaré allí en un rato- prometí. Tenía que estar con mi niña. Fuese lo que fuese que la estuviese pasando.

 

-Gracias Ed... Pero, no vayas a mi casa ¿Podemos encontrarnos en alguna otra parte?

 

-No, quédate en tu casa, no quiero que salgas sola, por favor hazme caso- ni loco la dejaba irse sola a ninguna parte. Me moría de dolor si algo le pasaba.

 

-Está bien Ed- gruñó-. Me quedaré en casa

 

-Voy para allá cariño, te amo

 

Le colgué rápido. Le dije a mi padre lo que le pasaba a Bella y fui a mi casa a cambiarme. Me puse lo primero que encontré y me fui. Mi princesa no debía esperar demasiado.

 

Conduje lo más rápido que pude hasta que llegué a su casa. Le marqué para decirle que estaba afuera de su casa. Me bajé del auto para ir a abrirle la puerta. Isabella salió minutos más tarde y me quedé embobado.

 

La camisa de tirantes negra que se puso hacía resaltar sus pechos y sus curvas. El pantalón se ajustaba a sus largas piernas. Además llevaba un poco de maquillaje, y era natural, como a mí me encantaba. Detestaba a las mujeres con maquillaje demasiado cargado, no me sentía cómodo por más hermosas que fuesen.

 

Pero, nadie podía ser hermosa cuando tenía enfrente a mi novia. Ella era un ángel. La más hermosa de todas.

 

Isabella me miró de arriba a abajo. Seguramente pensaba que era un fachoso. Seguí contemplando a Isabella.

 

-Estás, estás- las palabras no me salían. Ninguna mujer me había dejado así de idiota.

 

-¿Hermosa?- se rió. Esa no era la palabra. Pensaba en unas cuantas como... Buenísima, follable, sexy, pero mi niña merecía respeto.

 

-Esa no es la palabra, hermosa se queda corto...

 

Se sonrojó. Amaba que se sonrojara por mí. Como la amaba.

 

-Gracias- contestó subiéndose al auto.

 

-¿A dónde quieres ir, Isabella?

 

-A un lugar tranquilo, por favor... Una cafetería está bien

 

-Perfecto, tú me dices cual

 

Cuando me subí a mi auto y arranqué ella me indicó por dónde ir. Al final llegamos a una chica, pero agradable cafetería. Ambos pedimos una rebanada de pastel de chocolate.

 

-Cuéntame que te ha pasado ¿Por qué estás mal?- Le pregunté con interés cuando se fue el mesero.

 

-Mi hermana está embarazada, eso no me importó demasiado, bueno, si me alegró pero yo me refiero a que no me escandalicé, lo vi como algo bueno ya que ella se casará

 

Asentí y esperé a que hablara de nuevo. Todo de ella me interesaba.

 

-Mi mamá me lo dijo, ella estaba histérica y yo no entendía por qué, después llegó mi hermana y tuvieron una discusión, mamá no sabía que iba a hacer Jane con su criatura

 

-Tenerlo, ¿Qué más?- eso era lo más lógico.

 

-Yo le dije lo mismo- sonrió pero sin muchas ganas-, pero después de que llegó mi hermana, entendí a lo que mamá se refería, ella tenía miedo de que hiciera lo mismo que cuando tenía quince años

 

-¿Qué hizo?- me tensé un poco. Ya me imaginaba más o menos lo que me diría.

 

-Se embarazó, por un momento llegué a creer que...

 

-Tú eras su hija

 

Llegaba a esa conclusión porque Jane se veía mucho más grande que su hermana. Seguramente Isabella nació cuando ella era adolescente.

 

-Sí, pero eso es imposible, mi acta de nacimiento dice que tengo los mismos apellidos que Jane y aparece que soy registrada por ambos padres, ellos no cometerían ningún delito

 

-Entonces, ¿Qué pasó con el bebé de tu hermana?

 

-Abortó- masculló. Se notaba su furia-. Es inhumano lo que hizo...

 

La miré serio. No me gustaba verla preocupada. Estiré un poco el brazo para tocar su mano. La corriente eléctrica que sentía ante su contacto apareció.

 

-Estoy contra el aborto- confesó-. No me gusta que maten a bebés inocentes, puedo respetar que no los quieran, pero ¿Matarlos así porque si? Eso es cruel

 

-No es por contradecirte cariño, pero tu hermana debió tener razones para hacerlo, tal vez por su salud

 

-Según ella, lo hizo para que yo pudiera nacer, para que su hijo no fuera un estorbo y yo recibiera todo el amor, me resulta absurdo...

 

-Creo que debes entenderla, yo lo hago- yo por mi Isabella era capaz de todo.

 

-Creo que no me hace bien hablar contigo- dijo malhumorada-. Te vas a poner de su parte... No esperaba que estuvieses del mío tampoco, hubiese sido preferible que no tuvieras opinión

 

-No me estoy poniendo de su parte, yo también odio los abortos, pero... Entiéndela un poco, sacrificó a su bebé para no darle problemas a tu mamá, lo hizo por ti, créeme, yo también mato a quien sea para que tú estés bien

 

-¿Incluso a un hijo?- preguntó un poco asustad. La miré triste. Eso sería una decisión muy dificil.

 

-Eso no lo sé, es difícil, es un hijo...

 

-¿Ves?- sonrió-. A un hijo no lo puedes matar por el bien de otra persona

 

-Hum... Tal vez, espero no verme en esa situación nunca

 

-Yo podría estar en esa situación, elijo mil veces a mi bebé, pase lo que pase

 

Le sonreí. En ese momento volvía a confirmar que yo quería a esta mujer para hacer mi vida y para que fuese la madre de mis hijos. Me imaginé jugando futbol con nuestro hijito y consintiendo y celando a nuestra nena. También imaginé a Isabella siendo mi esposa. Sería hermoso y me esforzaría porque así fuese.

 

El mesero llegó, trayéndome de nuevo a la realidad. Nos trajo los pasteles y se retiró. Yo no tenía mucha hambre así que lo ignoré por el momento.

 

-Vas a ser una excelente mamá- le dije con amor.

 

-No lo creo, solo sé que daría mi vida por ellos- esta mujer iba a acabar conmigo. Me estaba matando de amor, era tan dulce, tan buena y sobre todo hermosa.

 

-Por eso eres excelente... Eres tan noble, tan tierna... Te amo Isabella

 

Isabella me miró unos segundos y sonrió solamente. Me dolía que no me contestara.

 

-Sé que tú también me quieres, es solo que te cuesta un poco decirlo... Me cuesta entenderte- admití mirándola con seriedad ahora.

 

-Yo... Siempre he tenido miedo a enamorarme- admitió-. Bueno, no miedo, terror

 

-¿Por qué?

 

-El amor me da asco, más bien, me sigue dando

 

La miré extrañada. Qué miedo tan más raro...

 

-Entonces ¿Por qué aceptaste ser mi novia?

 

-Porque te quiero, desgraciadamente no iba a ser feliz si no aceptaba

 

-Entonces, hubieses deseado no enamorarte de mí- afirmé. El dolor comenzó a invadirme. Este ángel no quería amarme.

 

-Tengo que ser sincera Edward, si, hubiese deseado no enamorarme

 

La miré con tristeza. Dolía esto aunque lo mereciera.

 

-Te diré por qué no hubiese deseado enamorarme, yo... Temo volverme una tonta, volverme romántica, eso es todo lo que me preocupa, pero me hace feliz ser tu novia, eso no lo lamento

 

-Entonces ¿No te arrepientes de haber aceptado?- cuestioné sonriendo un poco.

 

-Claro que no, tonto... Yo nunca me negué a tener novio, pero yo quería un noviazgo donde ninguno de los dos se quisiera o que solo hubiera cariño, también quiero casarme, pero sin amor...

 

-Eres muy rara- me reí.

 

-Por lo menos no es nada malo

 

-No, porque tú no puedes ser mala...

 

-¿Y tú sí?- preguntó con una sonrisa. La miré serio. Tenía que hablarle de mi pasado, no podía mentirle-. ¿Qué ocurre? Solo bromeaba

 

-Ya lo sé, pero... Es que a diferencia de ti yo si he sido malo

 

-¿Por qué lo dices? ¿Tienes que ver con la mafia o algo?

 

-Yo nunca me he metido en eso

 

-¿Entonces?

 

-Yo... He estado con muchas mujeres, y no fueron precisamente mis novias...- confesé avergonzado.

 

Vi que Isabella se tensaba solo un poco.

 

-¿Por eso dices que eres malo?- se rió. Me alegraba y a la vez me decepcionaba un poco que no estuviese molesta.

-¿No te importa?- pregunté aliviado-. ¿Puedes quererme?

 

-Claro que sí, no has matado a nadie, no embarazaste a nadie

 

-No, claro que no, yo siempre fui muy cuidadoso

 

-Eso está bien... Pero déjame decirte que conmigo no la tendrás fácil, a mí no me puedes enamorar para luego acostarte conmigo y luego dejarme, si solo quieres sexo dímelo de una buena vez

 

Me quedé boquiabierto... ¿Cómo podía pensar aquello de mí? Le demostré varias veces que yo no la quería para eso solamente. La rechacé a pesar de tener una enorme erección cada vez que nos besábamos apasionadamente.

 

-Claro que no- gruñí. Estaba enfadado con ella-. Yo te quiero de verdad, si no ya te habría hecho mía en mi departamento o en el baño de la escuela, no sé cómo puedes pensar eso de mí, o más bien dudar de mi amor... Entiende que te amo, esto jamás lo había sentido por nadie, debes creerme

 

-Está bien- gruñó-. Te creo, pero ya no hablemos más sobre el tema por favor

 

-Te has puesto celosa- la acusé divertido.

 

-¿Yo? Para nada

 

-¿Ah no?

 

Comió un pedazo de pastel y negó con la cabeza. Se veía tan linda.

 

-Está bien entonces- dije divertido por su reacción. Claro que estaba celosa.

 

Comimos el delicioso pastel sin decir palabra alguna. Cuando lo acabamos ella se puso seria.

 

-Edward, quiero darte las gracias por haberme traído aquí, por todo...- dijo.

 

-No me lo tienes que agradecer, mi niña

 

-De verdad gracias, creo que cualquier chico se hubiese aburrido con mis cosas pero tú... Eres diferente

 

-Créeme, nadie se aburriría contigo, eres diferente, especial... Por eso debo cuidarte y no dejar que ningún hombre se te acerque porque eres mía...- estaba celoso. Nadie podía tocar a esta mujer porque simple y sencillamente era mía.

 

-Edward, ¿Te has puesto celoso?

 

-¿Yo? Para nada- mentí.

 

Soltó una pequeña risa.

 

-Es mentira- la interrumpí-. Me muero de celos al imaginarte con otro que no sea yo, Isabella, ¿Tú has tenido novios?

 

-Eso es algo que no pienso responder- sonrió. La furia me invadió al imaginarla con otro.

 

-¿Qué?

 

-Esas cosas no tienen importancia, yo también tengo un pasado...

 

-Entonces has tenido

 

-Saca tus propias conclusiones- me dijo. Me sacaba de quicio que no me dijera nada.

 

-Quiero pensar que soy el primero- respondí furioso.

 

-Pues piénsalo

 

Minutos más tarde llegó el mesero con la cuenta. Isabella quiso sacar dinero pero la detuve.

 

-¿Qué te pasa? Yo te estoy invitando...

 

-Edward, pero yo te pedí que vinieras, además no es tanto

 

-Aun así, lo pagaré yo y no discutas

 

Discutimos un poco pero al final gané yo. Me tocó pagar. Luego nos fuimos y la llevé de regreso a su casa. Antes de que se bajara la agarré y la besé de una manera suave y tierna. Me hizo sentir como si hubiese tomado una droga. Me sentía en el paraíso. Sus besos eran mi adicción.

 

-Adiós mi amor- me despedí mientras me subía a mi coche.

 

-Adiós Ed, gracias de nuevo...

 

-No hay de que, siempre estaré para ti, amor, por favor ya metete a tu casa- le supliqué.

 

-Muy bien, lo haré- prometió.

 

-Quiero que entres

 

-Está bien

 

Estaba por dar la vuelta pero la detuve.

 

-Espera

 

-¿Qué pasa?

 

-Te amo

 

-Supongo que debo decirte que yo también- contestó. Después dio media vuelta y se fue a su casa. Me fui de allí con una sonrisa gigante. Mi nena me amaba. Pero... Jamás como yo a ella.

Capítulo 11: Estúpido Capítulo 13: Todo se acabó

 
14440274 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10758 usuarios