El amor de mi vida (+18)

Autor: sachiko065
Género: Drama
Fecha Creación: 04/06/2013
Fecha Actualización: 23/05/2014
Finalizado: NO
Votos: 15
Comentarios: 46
Visitas: 34010
Capítulos: 21

Bella:

Yo era una chica normal. Un poco gruñona tal vez y no la mejor en clase. Era cariñosa con mis familiares y amigos, me encantaba la música. En fin, era alguien normal como dije. Lo único que odiaba en este mundo era el amor de pareja. Me parecía algo repulsivo y bobo... Hasta que conocí a un bello italiano que llegó a mi escuela. Edward Vulturi. Él sintió cosas por mi desde que me vió, pero yo me quise resistir a lo que sentía porque... Me daba asco el amor. Pero... Terminé aceptandolo. Amandolo con toda mi alma más bien. Solo hay algo que no me gusta de su vida. Su padre es el más grande mafioso de Italia.

 

Edward:  

En mi familia había una especie de maldición, o así lo veía yo. Los hombres de mi familia solo podían enamorarse una vez en la vida y el amor duraba para siempre. Además, se enamoraban solo con ver a su chica a los ojos, aunque no se conocieran. Eso sin duda me parecía una patraña. Mi padre no lucía muy enamorado de mi madre que digamos. Por eso, dejé de preocuparme y disfruté de la vida. Tenía dinero, muchos autos, tenía a cualquier mujer que quisiera en mi cama. De repente mi padre me dió una noticia que me llenó de optimismo. Iriamos a vivir a Norteamérica. No me entristecía dejar Italia, yo no era apegado a las cosas ni había amado a alguien... Hasta que la conocí a ella llegando a mi nueva escuela. Con solo ver sus hermosos ojos chocolate supe que ya no volvería a amar a nadie más. 

 

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Capítulo 19: Acantilados

Hooooolaaaaa…. Aquí les dejo un nuevo capítulo. Creo que me tardé más días de lo normal pero aquí está jajaja. La razón es que he estado ocupada con la escuela. De verdad quisiera volver  a estar de vacaciones pero no se puede hasta diciembre :(  Bueno, ahora no quiero estar de habladora como siempre puesto que no hay mucho que contar y que estoy enferma. Espero que disfruten del capítulo.

 

Saludos a:

 

KEIT:  Aquí está el nuevo cap nena, awww te extraño, pero me da tanta flojera conectarme a Facebook, tengo varias cosas que contarte y que creo que ya lo habré hecho para cuando leas esto, así que ya entenderás. Si, Eddy sufrió MIL VECES MÁS que Bella, pobrecito.

 

MEIRYCULLENBLACK: Hola hermosa. Si, Alessandro sufrió muchísimo, él se pone muy mal al estar alejado de ella. Es un amor enfermo, lo sé, pero me encanta escribir cosas así. Y sí, jajaja él está enamorado de Bella desde pequeño solo que lo olvidó y por eso se enamoró a primera vista de ella cuando se encontraron en la prepa. Y sobre Esme y Carlisle es poco probable que queden juntos en esta historia, pero aún no lo decido. Espero que te haya gustado el cap de Hacienda Cullen, nena, ya estoy haciendo el siguiente, aunque por la escuela estoy perdiendo la inspiración, porque la escuela y los estudios te exprimen el cerebro jajaja.  Qué bueno que estés de acuerdo en el nuevo orden de los capítulos, porque así serán de ahora en adelante, esto es para no cansarme jajaj, se me hace más cómodo editar un solo capítulo de Bella y adaptarlo a Edward, en lugar de dos.

 

Besos y abrazos para todas!! También saludos para aquellas chicas que me siguen pero que se desaparecieron esta vez jeje. Espero que les guste el cap. Las quiero!!

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Capítulo 19: Acantilados

Bella POV:

 

Ese día en la escuela me sentí de la mierda pero traté de que no se me notara y lo conseguí. Alice me preguntó sobre todo lo relacionado al reencuentro.

 

-Fue hermoso, Alice

 

-¿Y pasó algo? Cuando llegamos estaban solos - dijo con los ojos iluminados. Me sonrojé.

 

-Esto…

 

-¡¿En serio?!- exclamó.

 

-Cállate- la reprendí-. Bueno, te contaré, tuve mi primera vez con Edward ¿Sí?

 

-¡Ah!, ¿Cómo fue? ¡Cuéntamelo!- exigió.

 

-Fue algo increíble, único

 

-Dios mío, que hermoso- suspiró-. Me hace recordar mi primera vez con tu primo

 

Me reí. Yo ya sabía esa historia. Daniel sorprendió a Alice con una cena romántica y después hicieron el amor. Alice soñaba despierta cada vez que recordaba aquello. Ella y mi primo estaban muy enamorados aunque no lo demostraran siempre.

 

-Bueno, pero no es de eso de lo que estamos hablando- gruñó-. Estamos hablando de ti…

 

-Ya te conté, fue mi primera vez… Alice, amo con toda mi alma a Edward y no lo quiero fuera de mi vida de nuevo

 

-Eso se te nota mucho- sonrió burlona-. Lo amas como loca y él a ti

 

-Sí- suspiré.

 

En ese momento sonó la campana para ir a las clases. Ambas nos levantamos de la mesa.

 

-Adiós- dijimos al mismo tiempo antes de irnos a nuestras respectivas clases. En el camino me sentí perseguida por alguien pero no le di importancia y seguí caminando.

 

El resto del día no paré de pensar en mi novio. Quería verlo de nuevo para estar con él. Cuando iba a comenzar la penúltima hora fui al baño a arreglarme un poco. Cuando estaba por salir alguien entró.

 

Me quedé pasmada. Era Edward quien estaba cerrando la puerta del baño con seguro. En ese momento dieron el timbre pero poco me importo.

 

-¿Qué haces aquí?- susurré.

 

-Tenía que verte, estar contigo- me dijo.

 

-¿Cómo te metiste a la escuela?- pregunté-. Hay guardias

 

-Sí, pero me encontré con tu padre en la entrada, él me permitió pasar y me dijo que me diese una vuelta por aquí… Tu escuela es realmente muy linda- contestó mientras se acercaba a mí con una sonrisa traviesa. Ambos nos acercamos y nos abrazamos.

 

-Por favor discúlpame por lo que te dije hace un rato, amor… No quería recordarte cosas malas- me disculpé.

 

-No te preocupes, no he venido a reclamarte nada, he venido a otra cosa- dijo con la voz ronca. Yo comencé a excitarme también.

 

-Quiero hacerlo- solté sin pensarlo.

 

-Yo también… Sé que habíamos quedado que hasta tu graduación, pero…

 

-Cállate- le dije antes de besarlo apasionadamente. Él me correspondía incluso con más fiereza que yo. Sus labios deseaban literalmente devorar a los míos y su enorme erección ya podía sentirla lo cual hizo que me humedeciera más.

 

Sin parar de besarnos ambos entramos a uno de los baños Edward bajó su pantalón y su bóxer. Miré a su enorme amiguito y me mordí los labios mientras me quitaba el pantalón y mi braga. Los ojos de Edward recorrían mi cuerpo con deseo.

 

Después de retirar mi pantalón y mis bragas, di media vuelta y apoyé las manos en la taza para que Edward pudiese penetrarme. Al sentirlo dentro de mí se me escapó un fuerte gemido el cual hizo que Edward gruñera.

 

-Cállate, Bella- me pidió. Su tono tan furioso me excitó aún más. Comenzamos a movernos de manera desesperada, mientras él me sujetaba las caderas.

 

-Hum… Se siente tan bien- musitó-. Eres perfecta… Me matas, ah… Te amo

 

Unos minutos más tarde,  me dejé llevar por el intenso orgasmo. Comencé a gemir desesperadamente mientras me movía con más fuerza hasta que finalmente exploté en mil pedazos al igual que Edward quien no tardó en correrse. Gemí una vez más ante la cálida sensación que me invadía.

 

Ambos nos quedamos en la misma posición unos momentos para intentar controlar la respiración.

 

-Te amo nena- me dijo jadeando.

 

-Yo también te amo- le respondí.  

 

-Nena, tengo pánico de perderte de nuevo- me dijo asustado mientras salía de mí. Me volteé hacia él y le di un beso.

 

-No volverá a pasar, tontito… Nadie puede separarnos porque nos amamos mucho

 

-Te amo por sobre todas las cosas, princesa

 

Sus palabras me emocionaron porque eran ciertas. Edward me amaba más que a nada así como yo a él.

 

Después de unos minutos nos acomodamos la ropa, limpiamos todo y nos salimos rápido del baño.

 

-Por tu culpa perdí una clase- le dije en broma mientras caminábamos por los pasillos. De repente nos topamos con mi padre quien nos miró muy serio.

 

-¿No deberías estar en clase hija?- me preguntó con el ceño fruncido.

 

-Tengo hora libre- mentí.

 

-Hum… Qué yo sepa todos los maestros vinieron

 

-Pero yo no tenía que entrar- insistí-. Ya entregué todos mis trabajos

 

-Bueno… Te creeré por esta vez- me dijo-. Bueno, como ya es casi la última hora, podemos irnos… Jane ya llegó a casa, de hecho en la mañana fui a verlos

 

-¿Cómo entraron  a la casa?- pregunté.

 

-Reneé les abrió- se rió papá.

 

-¿Pero cómo? Ustedes se van muy temprano a trabajar.

 

-Ah… Reneé no se levantó temprano hoy, ya no trabajará, está embarazada

 

-Haces bien, Charlie- le dijo Edward.

 

-Son un par de tontos sobreprotectores- murmuré con el ceño fruncido. Los dos se echaron a reír.

 

Después de eso mi padre, Edward y yo nos fuimos a casa. Yo me subía al auto con mi padre y Edward nos siguió.

 

-Ese muchacho te adora- me dijo Charlie-. Se le nota con solo verlo

 

Me ruboricé.

 

-Bueno, si me quiere- le dije.

 

-No, él no te quiere, te ama… Es un buen muchacho a pesar de ser hijo de Carlisle

 

-Carlisle ha sido muy amable conmigo, es buena persona

 

-No hija, puede que te caiga bien, pero no es una buena persona… Ha asesinado 

 

-Pero solo a quien lo traiciona, según Edward, él nunca ha matado a niños ni a mujeres

 

-Bueno, quizás tengas razón, pero… Aun así, ten un poco de cuidado con él

 

-En eso si estoy de acuerdo- sonreí.

 

Después de un  par de minutos más llegamos a la casa. Comencé a sentirme nerviosa por lo que pronto ocurriría.

 

Cuando entramos oí unas risas que provenían de la sala. En el sillón se encontraban sentados Jane, Alec y su pequeño bebé el cual era muy hermoso. Reneé estaba platicando alegremente con ellos. Cuando voltearon a verme se levantaron. Mi hermana me  miró con lágrimas en los ojos.

 

-Bella- susurró.

 

-Jane- dije y la fui a abrazar.

 

-Te he extrañado tanto, hermanita- susurró en mi oído.

 

-Yo igual, Jane

 

-Hola, Bella- me saludó Alec levantándose con su pequeño bebé en los brazos.

 

-Hola Alec- sonreí y después extendí los brazos-. Préstame al bebé

 

-Claro que sí, Bella…

 

Me entregó al bebé y me impresioné. El pequeño era hermoso. Su cabello era negro y sus ojos eran azules como los de Jane.

 

-Hola bebé- lo saludé con voz cariñosa y él me sonrió-. Qué hermoso está tu bebé, ¿Cómo le pusiste finalmente?

 

-Se llama Mike

 

-Qué bonito nombre- sonreí y miré de nuevo a mi sobrinito-. Hola mi amor, soy tu tía… Nunca le hagas caso a tu mami, está loquita- bromeé.

 

-¡Oye!- protestó Jane y después todos se echaron a reír. En ese momento vi que Edward entraba en la sala. Al verme con el bebé en los brazos su mirada se iluminó. Aparté la vista, ruborizada.

 

Entregué al bebé con Alec y me fui a abrazar a Edward quien estaba gustoso de tenerme en sus brazos. 

 

-Hola, Edward- dijo Jane con un suspiro.

 

-Hola Jane ¿Cómo estás?

 

-Muy bien- sonrió-. ¿Y tú?

 

-Mucho mejor, ahora soy feliz- respondió Edward.

 

-Todo mundo es feliz- intervino Reneé haciendo que la tensión entre Jane y Edward desapareciera.

 

-Quisiera hablar a solas con ustedes dos – nos dijo Jane a mí y a Edward-. ¿Podrían?

 

Asentimos. Reneé, Alec y Charlie salieron de la sala para dejarnos a hablar. Jane se sentó al igual que yo y mi novio.

 

-Quiero pedirles una disculpa por esa separación que tuvieron, yo… Ayudé a mi mamá con ello a pesar de saber que era una mentira

 

-¿Por qué hiciste eso? – le reclamé.

 

-¿Tú sabías que Bella no era tu hija?- preguntó Edward. Jane nos miró muy seria.

 

-Mi madre me hizo creer que Bella era mi hija, yo no estaba actuando cuando escuchaste que ella me dijo eso, una vez que  ustedes se fueron me dijo la verdad

 

-¿Y por qué no hiciste nada?- cuestioné.

 

-Porque… Me amenazó

 

-¿Cómo que te amenazó?

 

-Me dijo que si no le ayudaba,  le diría a Alec que habíamos tenido un hijo cuando yo tenía quince años, actualmente no lo sabe así que por favor no se lo digas

 

-¿Pero no vas a buscar a tu hija?- le dijo Edward.

 

-Mi hija está muerta- respondió Jane.

 

En ese momento pensé en decirle que no era cierto, que su hija vivía pero… Me abstuve, no quise causar problemas, tendría que hablar con mi padre antes.

 

-Quiero disculparme con ustedes, por mi egoísmo, por no perder a Alec tuve que apoyar la mentira de mi madre- contesté.

 

-Te comprendo- suspiré-. Tenías tus razones, tú esperabas un hijo de Alec y no te podías quedar sola de nuevo

 

-Lo amo y no quiero perderlo- susurró.

 

-Lo importante es que todo se aclaró- dijo Edward. Le sonreí-. Ya no vamos a seguir reclamando la vida entera, lo más importante es que estoy con Bella y que ya nadie va a separarnos

 

-Te perdonamos, Jane- sonreí y ella asintió.

 

-Gracias

 

Después de eso llegaron los demás.  Cuidé un rato del bebé junto con Edward. Cuando vi que él cargó al niño me puse a pensar en cómo sería nuestra vida si tuviésemos un hijo. Instintivamente llevé mi mano a mi vientre y sonreí. Sería hermoso que en él creciera un hijo nuestro.

 

Sacudí la cabeza para olvidarme de aquello. Seguramente Edward no querría un bebé por ahora. Ambos éramos jóvenes, pero sinceramente, a mí no me importaría. Amaría a mi bebé con toda mi alma y sería lo mejor que pudiese ocurrirme.

 

Después de una hora llegó Alice a estudiar conmigo. Ella, Edward y yo fuimos a mi recámara y comenzamos a estudiar lo mejor que pudimos. Cuando acabamos Alice se fue no sin antes recordarnos que el sábado teníamos lo del acantilado.

 

-Ya quiero que sea ese día- dijo Edward. Alice y yo lo miramos extrañadas-. ¿Qué? Me ha dado curiosidad

 

-Bueno, eso lo entiendo- dije sonriendo-. Saltar del acantilado es muy divertido

 

-Por cierto, quiero llevar a mi hermana a eso- dijo Edward-. ¿Puedo invitarla?

 

-Sí, claro que si- dijo Alice.

 

-¡Ya quiero conocer a tu hermana!- exclamé.

 

Mi novio sonrió.

 

-Ya la conocerás

 

Y si la conocimos el día del acantilado. Mi autoestima bajó demasiado en cuanto la vi. Tenía el cabello rojizo, era de mi estatura, buena figura, facciones perfectas y ojos verdes. Se parecía mucho a Edward.

 

-Mucho gusto, yo soy Valeria- se presentó la hermana de Edward. Le sonreí. No parecía una chica presumida. Atrás de este se encontraba un atractivo guardaespaldas.

 

-¿Quién es él?- pregunté.  La chica me sonrió.

 

-Él es Sebastián, el guardaespaldas de papá, vino conmigo…

 

-¿Guardaespaldas?

 

-Larga historia- me dijo Edward con frialdad. Me preguntaba que sucedía con él. Desde que llegó estaba muy frío conmigo-. Bueno, tenemos que irnos

 

Los cinco nos subimos en el auto de Edward. Daniel, Alice y yo atrás,  mi novio y su hermana adelante. Edward me mandó para atrás porque no quería sentarse conmigo… ¿Qué carajo le ocurría?

 

Muchas cosas comenzaron a pasar por mi mente… ¿Y si él ya no me amaba porque le había entregado mi virginidad? Sí, seguramente era eso. Los hombres cambian luego de aquello, o eso me decía una amiga que tuve en secundaria.

 

Los ojos se me llenaron de lágrimas por la decepción, pero no dejé que nadie lo notara y recorrimos todo el camino en silencio. Cuando llegamos casi me echó a reír. Mi primo nos había traído a los acantilados más altos. Allí estaban unos muchachos de la reserva, eran Sam y Paul.

 

-Estos son los más altos- gruñó Edward.  Daniel se encogió de hombros.

 

-Pues no van a saltar así que no creo que haya problema ¿O sí?

 

-Bueno, eso sí

 

Ese día en el acantilado fue extremadamente aburrido para mí y muy decepcionante. Mi novio me ignoraba, Alice platicaba con Daniel quien estaba empapado por  la caída que realizó.

 

De repente Edward me miró muy serio y se levantó. Yo también lo hice para ir tras él. Necesitaba que me explicara de una buena vez, la situación.

 

-No quiero que vengas- me dijo cortante. En ese momento me enfadé y decidí que si saltaría del maldito acantilado. Si yo ya no le importaba entonces no podía ordenarme nada.

 

Cuando él entró en su coche yo le grité algo.

 

-¡Voy a saltar!

 

-¿Qué?

 

Me quité mi chamarra, mis zapatos y mis calcetas y los hice a un lado. Di media vuelta y eché a correr hacia el acantilado.

 

-¡Bella, por favor, no!- gritó. No le hice caso y llegué hasta la orilla del acantilado ante la atónita mirada de todos.

 

-¡No me importa lo que me digas!- respondí antes de lanzarme.

 

Grité  por la adrenalina y la emoción que corría por mis venas. El aire azotaba en mi rostro y el estómago me estaba dando un vuelco. Disfruté de esa sensación hasta que entré en el agua con bastante fuerza.

 

Traté de salir a la superficie y lo logré al mismo tiempo que veía como Edward caía en el agua.

 

Cuando salió a la superficie me miró.

 

-¡¿Estás bien, mi amor?!- preguntó angustiado mientras nadaba hacia mí. Me rodeó con sus brazos y yo luché por apartarme.

 

-Estoy bien, y no me digas mi amor, que no lo soy

 

-Nena, por favor, perdóname por lo de hace rato

 

-Me estabas ignorando, y no sé por qué

 

-Porque ese era mi plan, cuando llegara del auto todos iban a irse

 

-¿Por qué?

 

-¿Podemos ir a la orilla?- me preguntó. Puse los ojos en blanco y me solté de su agarre.

 

-Vamos

 

-Yo te llevaré, no quiero que te ahogues- me dijo preocupado.

 

-Sé nadar, no soy idiota, ahora vamos de una buena vez

 

Ambos nadamos hasta que llegamos a la playa. Allí comencé a exprimir mi cabello. Edward estaba a un lado mío, muerto de nervios.

 

-¿Qué diablos te ocurre, Edward?

 

-Amor, no estés enojada, por favor- dijo abrazándome. Me aparté bruscamente.

 

-Me ignoraste el día entero ¿Y esperas que te perdone así como así?

 

-Sí, espero que me perdones fácil porque hay algo que quiero decirte

 

-Pues no me lo digas, yo seguiré enojada

 

-Por favor, es importante…

 

Lo volví a mirar.

 

-Dilo de una vez

 

-No así, primero bésame

 

-No quiero besarte

 

-Entonces tendrá que ser a la fuerza

 

-¿Qué? No creo que…

 

En ese momento él dio un paso muy grande, me agarró por la cintura, atrayéndome hacia su cuerpo rápidamente y me besó. Al principio me quedé quieta, dispuesta a no corresponderle, pero terminé rindiéndome como siempre, le respondí al beso con la misma desesperación. Simplemente lo amaba y no podía estar mucho tiempo enojada con él.

 

 De repente dejó de besarme y juntó nuestras frentes.

 

-Por favor, ya no estés enojada, mi cielo- me pidió.

 

-No, amor… Ya se me ha pasado, estaba sentida porque no me hacías caso- dije triste.

 

-Sí lo hice fue porque deseaba hacer algo en cuanto todos se fueran

 

-¿Qué  querías hacer?

 

Edward me miró a los ojos con intensidad. Después se movió un poco para luego arrodillarse delante de mí. En sus manos había una caja de terciopelo mojada. Me quedé sin respiración cuando abrió la caja y vi el hermoso anillo.

 

-Isabella Swan- dijo con voz quebrada por la emoción-. Eres lo mejor que me ha ocurrido, te necesito a mi lado por el resto de mi vida aunque no te merezca, te amo Bella, ¿Me harías el gran honor de ser mi esposa?

 

El corazón volvió a latirme pero con bastante rapidez y las lágrimas comenzaron a formarse en mis ojos. Quería decirle que lo amaba más que a nada en el mundo pero estaba bloqueada.

 

-¿Qué dices, mi amor?

 

-Levántate- le ordené y él me miró triste.

 

-¿Qué?

 

-Levántate- volví a pedirle.

 

Edward se levantó.

 

-¿No aceptaste?- cuestionó.

 

-¡Claro que acepto, mi amor!- exclamé lanzándome a sus brazos y besándolo por toda la cara.

 

-¿En serio?- preguntó feliz.

 

-Claro que sí- dije llorando-. Me quiero casar contigo, mil veces si

 

-¡Mi amor!- gritó antes de cargarme y darme vueltas. Me reí a la vez que lloraba. Estaba sumamente feliz-. Te amo, te amo, te amo

 

Ambos nos carcajeamos mientras él me bajaba. Después de eso me puso el anillo y nos besamos apasionadamente.

 

-Te amo, intentaré hacerte la mujer más feliz de mundo- prometió.

 

-Yo ya soy la mujer más feliz del mundo, mi amor- le aclaré-. Te amo Edward, eres mi vida

 

-Tú la mía… Me quiero casar contigo en cuanto antes, pero no sé si tú…

 

Me reí.

 

-No debemos darnos tanta prisa… Tenemos que hablar con nuestros padres

 

-Es cierto, después de eso, decidiremos una fecha para nuestra boda

 

Me sentí emocionada. Aun no podía creerlo, me casaría con Edward. Esto era un sueño.  Nunca había considerado casarme con él pronto, por lo menos no estaba en mis pensamientos, pero ahora, me emocionaba la idea de casarme. Amaba a Edward con locura y no me importaba casarme joven, yo solo quería ser suya.

 

Un rato más tarde, Valeria y su guardaespaldas vinieron por nosotros. Ella preguntó lo que había pasado y yo sonrojada, le enseñé el anillo.

 

-¡Ah!- gritó emocionada mientras me abrazaba-. Ya voy a tener una hermanita

 

Me sentí muy bien ante sus palabras. Ella de cierta forma ya que me quería. Estaba aliviada de que me aceptara.

 

-Gracia por aceptarme- le contesté cuando me soltó y ella me sonrió.

 

-¿Cómo no voy a hacerlo? Has enamorado a este tonto

 

-Oye- protestó Edward-. No soy tonto…

 

-Bueno, no tanto… Has elegido a una hermosa y valiosa mujer, te felicito

 

Me ruboricé de nuevo y Edward me abrazó más fuerte.

 

-Sí, ella es lo mejor que tengo en mi vida, mi mayor bendición

 

Mi rubor aumentó por la contestación de Edward. Él y su hermana se rieron por mi reacción. Hasta el Sebastián, quien era muy serio se rió un poco.

 

-¡Tenemos que ir organizando todo!- gritó Valeria. Sebastián la miró con una sonrisa. En sus ojos podía ver que ella le gustaba.

 

-Es muy pronto para eso- susurré, pero ella me escuchó.

 

-Nada de pronto, la boda del siglo tiene que planearse muy bien

 

-¿Boda del siglo?- pregunté aterrorizada. Podía imaginarme a un millón de personas y todas ellas observándome. Edward gruñó.

 

-La boda se hará como ella quiera- le dijo.

 

-Está bien, pero estoy segura de que ella querrá una super boda

 

-No, en realidad no- admití-. Yo creo que algo sencillo sería…

 

-Antes muerta que sencilla- dijo ella en un tono de niña malcriada-. Tu boda será la mejor de todas, Alice y yo nos encargaremos de eso

 

Nota mental. Golpear a Alice hasta la muerte. Si algo le gustaba a Alice más que las compras era organizar fiestas, de hecho, ella había organizado la fiesta de graduación, la cual sería espectacular. Si ella organizaba mi boda junto con la hermana de Edward, moriría. No me molestaba llamar la atención de pocas personas, pero de ¿Miles? Eso era una pesadilla.

 

-No agobies a Bella con eso- le reclamó su hermano-. Aún no vamos a casarnos, no tenemos la fecha

 

-Mejor aún, vamos a organizar más cosas

 

-Les recomiendo que vayan a Las Vegas- intervino Sebastián. Era muy buena idea.

 

-¡¿Las Vegas?! ¿Estás loco?- gritó Valeria.

 

-Relájate, solo era una sugerencia- se rió Edward-. Y una muy buena… Te subiré el sueldo por eso Sebastián

 

-Yo me encargo de que mi papi lo corra y lo asesine si ustedes llegan a pisar una capilla en Las Vegas- amenazó Valeria-. Ustedes se casarán correctamente

 

Su expresión furiosa me dio miedo. Era mejor cuidarse de ella. 

Capítulo 18: Dolor y felicidad Capítulo 20: Proposición

 
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